CUOTA DE MAL
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PARTENOGÉNESIS
Pasan sin detenerse
en los palmerales.
Las vimos alzar el vuelo
antes de que llegara
el tiempo de las lluvias.
Hoy recordamos
que tenían alas
y que nosotras
parimos a los cazadores,
que nuestro cuerpo
es útil para ellos,
que nuestras criaturas
corretean sin sentir
todo lo que hemos perdido.
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ACRE
Las preguntas que te haces
con el paso de los años
son apenas certezas, pensadas
y reabiertas como si hubieses
encontrado alguna vez
una perla. Tantas cosas
existen fuera de tu mente
que no concibes
mundo menor.
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CARMESÍ
Amada orilla del mar
cuando contemplo tu extensión
no miro hacia atrás
la hilera de rascacielos
ni los hombres peleándose
por sus posesiones
sangrando
a las órdenes
de otros.
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ASFALTO
En esta ciudad, donde la gente
abraza las calles y siente los sonidos
dulces de los árboles,
permanecemos en grupo
esperando el autobús.
Tenemos la ilusión,
—seres amorosos—
de querer llegar.
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BEIGE
Si me coloco donde ayer estuve
no coincide la silueta ni el instante.
Si me acerco donde quiero estar
armoniza el sueño con el malestar.
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MATINAL
Aborrezco que el cobertor huela a húmedo
y que holgazanees durante todo el día
para proseguir con esa monserga
sobre tu inclinación a las ciencias
y lo frustrado que está tu padre
porque n consiguió plaza fija.
Las ideas que tenías sobre la poesía
cayeron de golpe, ahora te sostiene tu fe
en algunos seres humanos que hacen el bien,
aunque todos tengamos la misma posibilidad
de ser tan violentos como la furia.
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MUDEZ
No se puede demostrar que algo tan pueril
como pensar en la justicia te convierta en justo.
Sobrecogía ver al poeta recitar una serie
de endecasílabos encadenados cuyo tema
no se apartaba un milímetro del discurso
que alinea sílabas y ordena el mundo
en un sinfín de dictados aprehendidos
apresados por el peso de la inacción.
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ANAQUEL
Leo las referencias bibliográficas
acerca del suicidio de Silvia Plath
que me conducen
a las de otra poeta que se tiró
de un espigón en Mar de lata,
Alfonsina Storni y su bello perfil
y Anne Sexton, en una cocina,
también Pizarnik, la enterradora de palabras
donde ocultaba como diamantes
varias clases de silencios,
su fulgor recorre los días abarcables.
Con ellas leo que la poesía
puede ser un enigma cuando
no sabes qué decir y lo somatizas
en tu cuerpo. Hace un tiempo
albergaba una honda satisfacción
que no era producida por nada.
Abro la ventana, noto aire,
el sol de la calle deja ver
millones de motas
que se dibujan flotantes
en el haz de luz.
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OPACO
Dos leones sintiendo en su dentadura
la sabrosa presa,
las nubes que se cuelan sin hacer ruido
desde el día
en que una tormenta cambió
y se hizo mar el desierto.
Hoy, aquí, en la cocina
troceamos el queso, hervimos la verdura
nos adelantamos con el cuerpo
donde ya estuvimos y en el abrazo
nos devolvemos algo que perdimos.
Estuviste toda la tarde
al alcance de mis ojos
te quería tanto.
Devorándonos.
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García, Concha. Cuota de mal. Madrid; Ed. Huerga Y Fierro, 2022.
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