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Archive for enero 2018

CANTOS DE FUTUROS

 

oración del nanotecnólogo

xxxxxxxxxxxxxxxxxThere’s plenty of room at the bottom.
xxxxxxxxxxxxxxxxx(Título de la conferencia de Richard Feynman
xxxxxxxxxxxxxxxxxen 1959 sobre la nanomáquina)

a ti nanotecnólogo
a ti para quien en el fondo hay espacio de sobra
a ti que das golpes ligerísimos en tu cantera de molécula
que llevas el tiempo a lo casi detenido
para quien la soledad es muchedumbre
para quien el susurro es todo el grito
tú que puedes sacar toda la belleza del carbono
que reubicas los átomos del grafito
para hacer todo un diamante
a ti indiscreto de lo cuántico
potenciador de la chispa
un solo dios bioquímico
verdad es lo que tú quieras
reubícame desde dentro
invéntame la disposición de los átomos
y conviérteme en lo que no se me parezca
haz de mí otra cosa pero déjame poder
pensar en ese cambio
mantén mi unidad para dsgregarme
y siendo caja de cambio
o etérea solución en un laboratorio
déjame pensar mientras en lo que se barre
en lo que sobra de las cosas
dime qué te sobra de mí para hacer otro yo conmigo
dime adónde van las cosas juntas para nacer otras
dime qué se piensa qué sucede cuando uno dice luz
y la luz se hace

 

 

 

 

código fuente

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPara Coco

voy a sacar el código fuente de la vida
la brutalidad entre paréntesis es mayor que la ternura entre paréntesis
verdad es el elemento separado por paréntesis para ser uno
es la unidad de las cosas disgregadas por el medio
también se tiene nostalgia de código de barras
tristeza de número
me duele la previsibilidad del teclado
siempre la k junto a la j
lo peor de la sensibilidad es el dolor
el dolor de lo simbólico y el dolor de lo real
siento la vigilia del electrodoméstico
sueño con artefactos
estoy que me atristo que me alimento
estoy con la matriz llena de niños
con el labio fracturado por el aire
soy el conjunto insustancial del azar
haciéndose la digna
haciéndose el logo corporativo de estar siendo
y su eslogan de todo para qué
raquítica de alt rápida de enter
botón derecho y crear alias
la esperanza es el juego comprimido en la pantalla morir
que solo puede instalarse
si pirateas el programa de la vida
me bajé una demo
jugué solo una hora
así sigo

 

 

 

 

pensar moléculas

pienso en la molécula
a toda hostia para ser luz encendida
para ser el negro del vestido
de la señora en el sillón
pienso en el choque momentáneo
del protón haciendo su labor
para dar abismo al cabizbajo
pienso en el tierno decaimiento
de un isótopo para hacerse radioactivo
se me ofrecen las cosas en balcón
las miro ser desde dentro
la tristeza también es la cuerda que forma
una macromolécula para dar contenido a un suicidio
pero lo posible no tiene composición química en sí mismo
por favor dadme un poco de albedrío libre
para poder olvidar el prediseño del mundo

 

 

 

 

los hombres patrocinados

los hombres patrocinados
llevaban una vida normal
hasta que emplazaban el producto
podías tener una larga conversación
acerca de todas las cosas del mundo
y sin darte cuenta llevabas hablando
de un producto lácteo casi dos horas
yo los admiraba
eran los nuevos oradores
los profetas de un dios pequeño
sabían hablar de todo sin mostrar emoción
a uno de ellos le pregunté una vez
cuál era su marca
—ninguna— me dijo
—no soy patrocinado
y cuál es la tuya—
me quedé pensando un momento
llevaba siglos haciendo anuncios yo sola
yo era el anuncio y el producto y la patrocinada
la mía soy yo
y sigo aún buscando la razón de por qué debes comprarme
y peor la razón
de por qué estoy en venta

 

 

 

Eloy-García, María. Los cantos de cada cual. Madrid; Arrebato libros, 2013.

 

DISPÁRAME VIDA

 

METAMORFOSIS

Desnuda bajo la pura luz de la luna,
emblanquecida por ella;
pulida por el áspero viento del norte,
roma y alisada.
Sumergida en el gélido río,
limpia y purificada;
embellecida con las guedejas
de la raíz del árbol.
Más espectro que mujer.
Preparada para dirigir batallas,
para capitanear barcos,
para mandar.
Ha de enterrar,
bajo un fuerte raciocinio,
la empatía, la ternura,
la piedad y la capacidad de amar.

 

 

 

 

CANTO

«No me encantes
—dijiste—
con tu canto de Sirena».
Y me di cuenta.

Estaba desnuda,
apoyada sobre un pie,
acentuando
la dulce curva
de la cadera praxiteliana.
Con el largo cabello,
caído
a un lado.
Húmeda.
Y tú me observabas,
dándome un halo intrigante.

Me siento tan hermosa,
que soy la misma emergente
Venus del cuadro de Botticelli.
Entiendo que es peligroso
oírme en estas horas,
porque veo en tus ojos
el miedo de Ulises.

 

 

 

 

AMANDO

En el nido blanco nos estudiamos,
lamiendo, babeando, mordiendo;
nos faltaba piel.
Los envites se devuelven
en ecos por las paredes de la casa.
Gritamos, jadeamos,
en el anisa de entrar en el otro,
en la batalla triunfal.
Con el último estentor, entramos victoriosos,
de la mano, en la oscura noche.

 

 

 

 

DESPEDIDA

La lluvia ceba la noche
en gruesos goterones
que caen sobre el asfalto,
resueltos en pompas sonoras.
¿Por qué corren tanto los coches?
¿De qué tienen miedo?

Ante los faros,
está el gris más iluminado.
Bajo oscuros paraguas,
peatones esperan el turno del verde
al borde de las aceras.

Entro en un bar de jóvenes,
oyen música en directo.
Parece de un grupo
que estuviera en su primer concierto.

La gente se habla a gritos:
unos empiezan a conocerse
con una ronda de copas,
otros bailan o ríen.
Una pareja se comunica con besos.
Delante se agolpan ante el escenario.
Fotos, vítores, manos alzadas.

Pido un tercio helado
que bebo, me relajo, olvido.
Tuve una mala noticia
que me hizo bajar al infierno.
Hoy empiezo a despedir mi pecho derecho.

 

 

 

Vicente, Teresa. Dispárame vida. Sevilla; Ed. Renacimiento, 2013.

 

SOBRE TUMORES MALIGNOS Y MUDANZAS

 

canto a las señoras irreales con tumor maligno que me habitan

a todas mis señoras irreales con tumores malignos
que me habitan
a todas aquellas de la danza de la prueba de orina
del baile del análisis box 4
a las amantes de las agujas hipodérmicas
que manchan en un punto un solo apósito
a todas vosotras tiroteadas en cuanto nacidas
diseñadas para la muerte lenta
para el tormento interior
a vosotras que lleváis un látex para tomar
mis huellas como un guante perfecto
no para tomar de la mano
no para la caricia
no para el amor ni la ternura
para la violencia para el desorden
a vosotras os canto en este horizonte de sucesos
del agujero negro de mi vida
la gigante roja ha perdido energía
y en su auto atracción gravitatoria
atrae más luz de la que sale
perdonadme en todos los recovecos
que mi alma puede
perdonadme en el mar y en los días de sol
perdonadme que no os ofreciera nunca
la felicidad de los paisajes
y perdonadme que para hablar de todas vosotras
tenga solo que hablar de mí

 

 

 

 

mudanza

me mudé con él
el posesivo
el traficante el temerario
se vino con toda la familia
colon
tiempo
crisis
lágrima
me quise separar porque mi suegra
viuda del espanto
dormía entre nosotros
pero con hábito recién nacido y la pequeña neura
no podía sencillamente no podía
pasaron dos años y los niños crecieron vigorosos
tuve abortos de por medio
agorafobia hipocondría
xal final le dije al miedo cara a cara
abandono la casa familiar
ya no puedo más
he conocido al más perfecto de los seres
tiene todo el tiempo del mundo
se llama conformismo
tiene mi misma edad y un piso en todo el centro

 

 

 

Eloy-García, María. Los cantos de cada cual. Madrid; Arrebato libros, 2013.

 

THIS IS YOUR HOME NOW

 

El Abuelo

Palabras de dolor
caen bajo sus dientes,
empiezan a fallar
como bailarinas en una línea.

Luz de julio alta y dura cruzando cenital
desde lo alto, atravesando bloques
amarillo verde, mordedores
de las moscas de verano.

Un mundo en emisión constante
de agrias verticales al espacio,
proyecciones de vejez en un cegador ámbar,
sugiriendo soledad y cigarrillos.

¿Vendrías?
Debes decidirlo justo ahora
entre dos llamadas de trabajo,
como decide la cabeza del conductor
en un cruce desconocido
en ruta a la conexión tal desde la vía cual,
treinta o cuarenta.

A mí, las letras también se me desligan
como basura desperdigándose
en un luminoso halo solar,
sus formas equívocas
como siameses en juego.

El que divide la luz soy
en el lado izquierdo queda
lo que nunca antes dijimos
(he estado esperando demasiado)

A la derecha, fuera de mi alcance,
la brillantez parpadea perpetua
calculando la distancia
entre los huecos.

Vendrás,
a llevarte esta mente
de modo sigiloso y extraño, como un bolígrafo lleva dentro su
sangre de mensajes.

Del córtex se escurren los nervios,
los axones detienen la entrega,
el rostro se distiende.
Una vida desenhebrada:
la máquina avisa a las enfermeras.
(Aquella revisión de los vínculos
y el recuerdo de una mujer
que cose a máquina
como un último crucigrama)

y
entre las distintas partes de su cabeza
la conversación frena.

 

 

 

Las Cosas

Desbordada
como el tanque de agua del municipio
(el día de la inauguración, es cierto,
con las autoridades vestidas de domingo
vomitó todo el sulfuro, el agua,
dejando tras de sí un rastro
de hojas lavadas sobre las mantas).

Y éste es nuestro teatro del verano:
Desierto bajo una luz desgarradora
de anomalía.

Sea lo que sea que se acerque
a este entorno pasivo
sé que cuidarás de mis notas en esta casa
sacarás la basura, comprobarás el hornillo
xcerrarás la pasta
y repartirás
los pedazos de carne
en porciones de hambre cotidiana.

Sé que quedarás guardando
cada momento discreto y concatenado,
el pan
las dos vueltas a la llave,
la factura del agua.

 

 

 

 

El Fin

En 1985
los crímenes no se resolvían como ahora,
sin pistas sin pruebas y sin sospechosos.

Su desaparición surgió durante mi turno
en otra jurisdicción,
a cincuenta kilómetros.

La joven empleada de diecinueve años
conoce a un tipo en el aparcamiento
y le lleva a la oficina de correos,
son vistos por un agente de policía
dirigiendo el tráfico
ella aparece a cuatro coma ocho
kilómetros de la tienda.

La policía de Amarillo envió a la científica
un kit de violación,
que incluía hasta muestras de las uñas
(fuentes de luz
que tornan el ADN fluorescente,
la mínima cantidad de materia genética,
un perfil femenino, otro masculino)
pero olvidaron analizar los calcetines.

De las pruebas biológicas tomadas del coche
el test roería espantosamente la muestra.

Él entró sobre lasa diez y se dio cuenta
de que era el último cliente
apagó las luces del establecimiento
y la retuvo a punta de cuchillo,
luego usó los calcetines
para atarle las muñecas
sacó las cosas del maletero
condujo hasta el bosque y dejó el cuerpo.

El cuerpo, con los calcetines en su sitio,
fue encontrado entre ciervos, en el barro.

 

 

 

 

(En Amarillo, Texas,
la mañana tras San Valentín
se ha encontrado a una joven en su domicilio.
En el tocadiscos sonaba sangre,
había una gran cantidad de canciones
alrededor de la cabeza)

 

 

 

Díaz Villarías, Mercedes. This is your home now. Ed. de autor, 2013.

 

LOS CANTOS DE CADA CUAL

 

lo reconozco

sí reconozco esto no pensar
le dimos al grito un efecto murmullo
para el tímpano de los niños
y después nunca nadie supo decir a gritos
reconozco la prisa no pensar
consumo libre de todo lo que existe
con los roles siempre vivos
mientras tengamos videojuegos
de disparos en primera persona
habrá humanidad viva
reconozco esto no pensar esto
lo hemos creado también para los sordos
que con un batir de manos entienden
la palabra existencial
lo dominamos todo
la clase social la chatarra el azul
lo limpio que sale del chasquido de la máquina
que retractila la portada de un ser uno
mirando también en punto muerto
ese sueño vago de otra cosa
reconozco esto he crecido con esto
nos quieren a todos integrados
qué triste qué miedo
dan pena y miedo limpios parkings con casas limpias
limpios mandos con teclados limpios
reconozco esto por fin del todo no pensar
el sueño al zulo la idea cualquiera
lo que se dice nada lo que se escucha respetable
reconozco esto sí lo reconozco
pero no pensar esto tampoco
aunque el tiempo vaga a su manera
solo si son naturales a los desastres le ponen alarma
y nadie silba contra el miedo
nos venimos a la cueva
y seguimos dando a las teclas de deshacer
lo reconozco no pensar pero
ante un mundo bulímico compulsivo
siempre queda la anoréxica idea de uno atónito
lo reconozco

 

 

 

 

contra europa

hoy me siento demagoga
la poeta expatriada de mi casa
la presa política sin ideas de cambio
ante un mundo fanático y playero
exilio de interior y de montaña
hago mi bodegón con los extractos de la saliva
hay algo tan de ikea
en el estudio de san jerónimo
que con mi maltrecho latín
monto en tres veces la biblioteca
inmensa de occidente
me siento enviada especial
en el epicentro de la tragedia
pero no siento mi miseria
es la del otro la que me excita
me siento hombre con una orden de alejamiento del mundo
cuando me acerco a más de 500 metros de lo obligado
comienza a sonarme la pulsera
me siento pederasta y su niño
mimando siempre lo que no debo
me siento turista en su resort clavado
como un cadáver que retrata cataratas
me siento la catástrofe natural
de un país en vías de desarrollo
entre las cinco de la tarde del aquagym
y hasta las siete y media del shiatsu
me he sentido burka con su mujer dentro
no hay límites para mi exorcismo beligerante
con derecho humano
cambio si es posible
criterio por idea respetable
y sueño por experiencia real
soy una civilizada europea y occidental
me aglutino las deudas históricas
de otra gente en mi banco rencor
hablo bien mis cinco idiomas de no decir
qué interesante mundo este para los que estamos
en el cineplex de dentro dolby sonido envolvente
mientras la realidad de estéreo a mono
estrena documental
donde la injusticia digiere lentos y apilados
los cadáveres de siempre

 

 

 

 

la franquiciada de la ira

yo el estimado cliente
la distinguida señora
la señora doña
la receptora de afectuosos saludos
de los abrazos
de los felices años
de las felices fiestas
de las condecoraciones
y de los accésits
estoy cansada de los gestos blancos como las marcas
de las opiniones neutras
de los saludos tibios
estoy cansada de que abismo
sea una plácida tiniebla con pedagogía
muerte al pedagogo y al psicólogo
muerte al sociólogo y al payaso sin fronteras
cansada de la tierna tinta sobre el mundo
quiero situarme frente a frente
levantar las manos hartas de lo supuesto
reventar el instante de toda dinámica tranquilizadora
darle photoshop a la memoria
vectorizar mi miedo en dos líneas solo
inventar luego su textura
y drogarme con la idea de la guerra abierta
de ser infeliz a todas horas
que os den por el culo miserables
porque la estimada la distinguida la señoradoña
piensa clama y ruge
no me daréis más tranquimazin para la calma
os lo digo para que podáis entenderlo
soy una franquiciada de la ira
porque sé que el estrés es la esquina
donde partís nuestra espalda nueva
nos llenáis de cadenas de alimentos
nos llenáis de cadenas de moda
nos llenáis de cadenas
pero a todos en nuestro diagnóstico soledad
nos duele el alma a la altura de su vacío

 

 

 

 

los mayoristas del cielo

os canto a vosotros mayoristas del cielo
que reponéis la estrella
que encendéis el temblor en todas las cosas
solo para que lo quieto prevalezca
a vosotros escaparatistas de la memoria
mirad sucede que canto sin sentido
a las cosas pequeñas de la tierra
la cerveza se sabe mundo centellea
la ironía es tan natural
como la salamandra
os canto a la chapuza de inventar sobre contrarios
qué triste casa de goteras
pero por uno de los agujeros que hizo el agua
entró un rayo de sol
inventar es sencillo un hombre puede hacerlo
mayoristas cuando sois aire todo es soplo
entonces el vendaval es azul y la casa devastada es de un verde claro
qué bien se está frente a vuestra casa olímpica patrocinada
mayoristas tercos en la tierra
no penséis más árboles ni cosas que resistan
lo pequeño no se os da tan bien
mientras creáis los grandes rayos yo pienso
en la tristeza de los tiestos rotos en el suelo
creáis timidez y yo miro la tenue grieta que derribará el edificio
decís alma y yo anoto las veces que he pensado
en lo humano de un camión de reparto
os ocultáis solo para que os rindamos culto
os mostráis para que los animales sepamos
inventar el miedo y protegernos de estar vivos
mayoristas si queréis de verdad ser útiles
de par en par os pregunto
¿tenéis alguna droga de diseño para mi envejecido y sofisticado dolor?

 

 

 

 

el canto de cada cual

cada cual gestiona su abismo
se recupera de su ozono
se calma en su herida momentánea
se nutre de tiempo
se desborda
cada cual mece sus cicatrices
y mueve los dos brazos al andar
cada cual habla de su centímetro cuadrado
y es libre de sentirse atado
cada cual es piscis y cuaternario
es gente que trafica que investiga
que acaricia al pájaro y que desdobla la ropa
cada cual piensa en todas las teorías
y solo se queda con las útiles
cada cual se baña y escupe
se desviste y se viste
llega tarde al umbral y pronto al lugar mismo
a cada cual le crecen las uñas
y se dignifica con ser humano y razonable
cada cual es una multitud de cuerdas tensadas
es subatómico y decisivo
cada cual se viste y se desviste
mientras la gravitación hace lo suyo
la oxidación hace lo suyo
el cáncer hace lo suyo
cada cual muere en su núcleo
es enterrado y recordado
cada cual estuvo una vez hecho de hábitos
pero lo bonito de la historia
lo verdaderamente interesante
es que cada cual no supo nunca
si era mejor la memoria o el olvido

 

 

 

Eloy-García, María. Los cantos de cada cual. Madrid; Arrebato libros, 2013.

 

LA OSCURA VOZ DEL CISNE

 

LA OSCURA VOZ DEL CISNE

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Teresa Núñez

I

Dicen que el cisne xal barruntar su muerte
emite un ruido extraño, indefinible.
Nace de su mudez y se extravía
calcinado en el viento. Como el trueno.

No es reclamo amoroso. No es congoja.
No es cántico ofrecido
al signo inapelable del augurio.

Ni es —menos aún—,
desesperado intento de ser oído.

Es intuición tan sólo. Vislumbre de la ausencia.
De esa absoluta, irreversible
condición de no ser que se aproxima.

Pero eso el cisne
no sabe precisarlo.
xxxxxxxxxxxxxxxxxSólo siente
la insondable advertencia del abismo
y da su grito al viento como una
llamarada orgullosa transmitiendo
la convicción atávica
de durar en la especie.

 

II

Yo sí sé que mis días, los que fui bordando
puntada tras puntada
en mi tapiz, están palideciendo.
Se difuminan sus colores,
asumen
mansamente el requisito
inexcusable de la ausencia.
Sus líneas se deforman
como huyendo de sí mismas, buscando
nocturnidad, sosiego.
Incluso se apacigua la figura
que siempre tuve de la muerte
y miro,
con cierta complacencia,
la sombra de los árboles filtrando
esa luz imprecisa que dibuja el vacío.
De ella no fluye ya sangre,
sí un agua que se aleja arrastrando
la desazón de los residuos
y deja
ardiendo en mi saliva,
la voluntad, el impulso de gritar
al viento oscuramente,
igual que el cisne en su agonía.

 

 

 

 

IMAGEN

xxxxxxxxxxxxxxx…laboriosamente absorta ante los vientos…
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLeón Felipe

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Luis Fernando Muñoz

Me miro en el espejo, me escudriño
en esa imagen confusa que ante mí comparece
solicitada aún por la memoria.

Pero ya nada en ella es como fue.
El tiempo
ha ido trabajando sobre su piel el frío,
la extinción de la luz, la afrenta
inopinada de los días.

Por sus manos gastadas cruzan
prominentes arroyos por donde va la sangre
en busca de la muerte.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEn sus ojos
persisten las imágenes
que habitaron el llanto de dos siglos,
las guerras, el derrumbe de los sueños,
el nunca ya posible claror de lo olvidado.

Y sin embargo, cuánta vida
queda detrás, fluyendo hacia el mañana,
atestiguando que ella también estuvo aquí
y a fuerza de dolor fue construyendo
su pálida figura, todavía
xxxxxxxlaboriosamente absorta ante los vientos.

 

 

 

 

RETRATO DE FAMILIA
(Mirando una fotografía tomada de 1932)

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Antonieta y Jordi

Todos decimos algo.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxEn ese espacio
donde el silencio es en sí mismo
una revelación, una conducta,
suena un rumor profundo: el eco
primordial de las palabras.

xxxxx(Aunque parezca extraño
xxxxxlas viejas fotografías
xxxxxnos hablan,
xxxxxnos anuncian incluso
xxxxxlo que va a suceder.)

Nuestras voces —en esta imagen que contemplo—,
percuten contra el muro
donde se apoya la humildad que somos;
se coagulan
en la luz demacrada
que se va apoderando de nosotros.

Hablamos sin duda de un futuro
intuido en el orden de las cosas
que, minuto a minuto, se suceden.

Mi madre, mal vestida y triste,
sostiene entre sus brazos a mi hermana
y dice:
La vida es peligrosa, entra en ella
con sigilo.
xxxxxxxxxxMi padre
pugna por sonreír desde una arista
de sus cuarenta años.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxTodo irá bien, murmura
muy bajito, tal vez para no oírse
y lograr que el oráculo,
constantemente hostil, no oiga tampoco
y Delfos siga siendo una crueldad remota.

Mi hermano anuncia suavemente:
Me marcharé a la guerra
cuatro años después de estos catorce
que traigo aquí conmigo y ya me duelen.
Ocurrirá tan pronto como Tebas
reúna, en dos de sus siete puertas,
a todas las criaturas ofrecidas
a la ferocidad del minotauro.

Mi hermana aún no sabe que está ahí
pero algo en ella,
—o quizá en la ternura de los lazos
que iluminan su pelo—,
promete acompañarme hasta el final,
darme su mano.
xxxxxxxxxxxxxxxY yo,
con mis trenzas deshechas, reclamadas
por los dedos del aire,
mis labios dulces y carnosos,
mis ojos ya tan tristes,
proclamo con firmeza: Soy mujer
y gritaré mi historia al viento.

Los cinco estamos contra el muro
como a la espera
de que alguien grite ¡fuego!

 

 

 

 

GIOCONDA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Conchita Garrote

Muchas veces intento alcanzar el prodigio
de sonreír así, como si no sonriera;
latir en el fulgor, apenas insinuado,
del labio en su hermetismo
al igual que si echara esa cortina
que cela el corazón para que nadie
advierta que es únicamente un cántaro
de soledad infinita.

 

 

 

 

EL RAYO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Eduardo Bernabéu Toroba

Es un instante sólo. Es una herida.
Marca en tu anchura, ay aire,
su cicatriz, la deposita
tentacular, efímera,
en la incorporeidad que eres.
Roza tu piel ambigua y te percute.

¿Qué sería de ti
extraviado en el vacío,
ay aire, ay intemperie,
que sería de ti si te cesara
esa enjundia que el rayo comunica
a tu materia informe y clandestina?

¿Qué sería de ti
sin las púas del fuego que señala
la vacuidad donde resides,
invisible contorno de la nada,
cántaro
de esa polifonía
que es tu voz expandiéndose
por la extensión del lienzo que te hace
versión de lo imposible?

¿Qué sería de ti, ay aire,
sin el trago de luz que se desliza
hacia tu sed y se dibuja
fugaz en tu garganta y la traspasa
de líquido fulgor hasta llegarte
a la avidez nunca extinguida?
¿Qué sería de ti sin esa sangre
que súbita te ocupa,
te imbuye su poder, se domicilia
en tu abstracción, te nombra
ocasión inmediata de su trazo
de lacónica furia?

¿Qué sería de ti, ay aire, ay intemperie,
sin la inflamada rúbrica
que al pie del documento certifica
la realidad que es, que eres?

x
¿Y qué sería
de mí, ay soledad, ay sueño,
qué sería de mí, criatura
sin más destino que la muerte,
desvalida, olvidada
en los parajes de la noche,
en las abruptas
cordilleras del llanto,
del desamor?
¿Qué sería de mí, ay soledad, ay sueño,
si de pronto cesara
el grito lacerante del poema?

 

 

 

 

CANCIÓN DE DESPEDIDA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Ricardo Zamorano

Píntame un cuadro.
Busca en el ritmo de tus colores,
en lo más sabio, en lo más hondo,
el tiempo mío que ya no es mío.
Se llama olvido.

Detén la noche,
su perfil mudo, sus crueles pájaros.
Detén sus alas. Detén el miedo,
el que me busca, el que me cerca.
Se llama augurio.

Detén la rosa
que aún finge aromas entre mis manos.
Detén su argucia. Déjame sólo
el clavo oscuro de la palabra.
Se llama fuego.

Píntame un cuadro.
Un mar al fondo. Temblor de espumas.
La rota efigie de aquellos sueños
(los que tenía cuando soñaba.)
Se llaman llanto.

Pinta un camino.
Detén el frío de los relojes.
Detén su paso. Tengo que irme
y no sé por dónde. Pinta un camino.
Se llama huida.

Pinta señales.
Que no se pierdan mis descalzos.
Mis pies que sangran. Es noche casi.
Pinta un camino que me conduzca
a mi destino.

Se llama nada.

 

 

 

 

PARÁFRASIS

xxxxxxxxxxxxxxxxxPor favor, por amor, por caridad:
xxxxxxxxxxxxxxxxxque alguien me diga quién soy,
xxxxxxxxxxxxxxxxxsi soy, qué hago yo aquí…
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxJosé Hierro

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Antonio Leyva

Sin favor, sin caridad. Por amor,
tan sólo por amor,
decídmelo.

He querido saberlo muchas veces.
Desde esa arista
de la interrogación; desde esa
baranda de la incertidumbre;
desde ese puente sin farolas
en donde a diario se acentúan
las sombras de mis ojos,
he suplicado y sigo suplicando
que alguien me diga por amor
—tan sólo por amor—,
quién soy, si soy, qué hago yo aquí.
Pregunto
si no seré más que una
suposición, una sospecha, algo
apenas insinuado en la penumbra
equívoca de un sueño.
Por amor, tan sólo por amor,
sin favor, sin caridad,
decídmelo.

 

 

 

SALA DE ESPERA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Emma de Salgueiro

Dentro de mí, como en la fría
sala de espera de una estación desierta,
alguien me está llamando.
Pregunto quién es, qué es.
Nadie responde. Nada.

Las vidrieras,
donde la tarde esboza sus figuras,
dejan pasar un sol casi tan frío
como mi desamparo, tan usado
como fue mi amargura.

Se oyen, lejos, campanas ateridas
y un humo muy antiguo se entremete
en la luz de mis ojos.

Alguien insiste en su llamada…
¿Quién es? —pregunto—.
Silencio.

Porque no hay nada. Nadie.

 

 

 

 

URGENCIA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Pepo Paz

Tengo que darme prisa
no vaya a ser que alguna de esas sombras,
ectoplasmas furiosos que crecen en el tiempo,
me borre las palabras
igual que en las pizarras del colegio
se borran las lecciones del día antes.

Las palabras son gotas
de luz que nos proyectan más allá de nosotros,
enarbolan consignas, se empecinan
en hacernos posibles, darnos forma,
y con frecuencia
lamen la soledad del olvidado
como lamen los perros sus heridas.

Si de repente mis palabras fueran
sólo rastros de tiza en la memoria,
¿qué hacer, de qué manera
imaginarme viva?

No puedo entretenerme.
No vaya a ser que ocurra cuando menos lo espere
y no tenga ya nada que llevarme al poema.

 

 

 

 

DECEPCIONES

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Arturo del Villar

El aire siente el roce de unas alas
que han alzado sus plumas y jadean
convulsas.
xxxxxxxxxxAbanico
sin apenas idioma.
Tan sólo el estertor de sus varillas.

Siente también el fuego y la violencia
destruyendo a su paso, minuto tras minuto,
lo que fue inmutable o parecía serlo,
en el ámbito
de mi fe sin fisuras.

Ahora,
cercada por mí misma, sometida
a mi propio dominio,
me pregunto
qué va a ser de mí si alguien,
curioso, imprudente, embebido
en su crueldad, abre el cuaderno
en el que anoto, desde hace tantos años,
creencias, esperanzas, certidumbres…
y cae, volátil, corrompido,
un puñado de polvo.

 

 

 

 

BUSCÁNDOME

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Manuel Rico

Por mí pregunto.

Ni las fotografías, ni la luz implacable
que ronda los espejos, me devuelven
las imágenes múltiples,
superpuestas que fueron sucediéndose,
una y diversa, igual y otra,
sobrellevando el tiempo, la mutación,
la injuria, el desafecto.
Y hasta aquí llegaron.

No sólo me refiero a las distintas
maneras de mostrarme,
de estar en la apariencia, en la figura
que todavía pugna para salir del mármol.

También pregunto
por algo más. Por lo que pocos
supieron advertir.
xxxxxxxxxxxxxxxxPor lo que estaba
emboscado en el pasmo, en el estruendo
de lo abolido.
Debajo de una muerte prematura.
O de un asesinato.

 

 

 

Gatell, Angelina. La oscura voz del cisne. Madrid; Bartleby editores, 2015.

 

EL CICLO DE HIPERMURIEL

 

LA CAJERA MURIEL

estoy pensando en la cajera sedente
ella es lo verdadero de la sincronía del mundo
con su rayo láser ávido de códigos
me murmura complacida las ofertas
y cómo suma los dígitos arrastrando
entre lo dócil y el hastío
el tesoro precioso de mi dulce integral
a través de la máquina que le computa
el precio exacto de toda mi tarde
dice tres
y nunca nunca fue este número más mágico
la cajera extraordinaria teclea el sumatorio
de la monotonía y dice tres
y mira entonces justo antes de que se produzca
el cotidiano milagro de que mi dulce integral
sea mío para siempre
de repente ella mira otra tarde
sale de lo mío a lo del otro
le susurra las mismas ofertas
le marca el tetrabrik con el ojo de su láser
abriendo en fin el cajón místico del hiper
con un movimiento suyo de mercado
los billetes ordenados repiten la cara de ella sin gestos
y me voy por esas puertas
que se abren sólo con el aura
dejándola mientras su láser que suena
va marcando otra tarde

 

 

 

 

LA REPONEDORA MURIEL

sólo tú haces de un día vacío todo el día
eres el demiurgo sencillo de un universo diminuto
arrastrando en el círculo sexto sección láctea
todo el palé de la tristeza
repones el ansia con el ansia
y el tiempo con el tiempo
sólo tú tienes la contradicción misma
de los dioses
te vanaglorias de un orden
que será siempre destrozado
y al levantarte con el cuerpo tan antiguo
miras los pasillos inexactos
sección deseo llena de realidad
sección verdad llena de historia
a una simple voz tuya todas las bandejas dicen carne
los mostradores revelan la verdad subconsciente de sus 10ºC
se alinean las hileras
surgen anaqueles rebosantes de todo lo que pueda desearse
sólo tú tienes como todas las mañanas
tres horas justas para crear un día

 

 

 

 

LA CARNICERA MURIEL

entre las vísceras y los tendones de la carne
me rompes la cadena de frío
me aplicas a los ojos hinchados
la sanación de tu ternera de primera
respiro sólo si me dejas
con las costillas puestas en tu bandeja terrible
haces de mis entrañas la más fina casquería
y buscarte
buscarte
entre las piezas retiradas del mercado
en ese contenedor de recortes y de restos
que conforman tu yo hecho pedazos
pero en el que adivino exquisito
el cadáver de tus ojos
la línea desigual de tu cuchillo
y el golpe seco de un tórax recién abierto

 

 

 

 

LA CHARCUTERA MURIEL

yo te cedí mi ansia vital
pero tú la pasaste por el cortador en el que los clientes
quieren el pavo muy fino
no hubo gestos ni palabras
sé que sabes detectar la muerte
porque eres experta en el fiambre
experta en desnudar la pieza hasta el final
para luego seccionarla
eso mismo hiciste con tus manos fragmentadas
las líneas de la vida como tiras de salami
hacia ninguna parte
nunca un queso fue tan blanco
ni una pieza fue tan digna
como cuando la pesabas tú
en tu balanza egipcia hacia el más allá
sabías el peso exacto de las cosas
con tan sólo mirarlas
pero justo cuando el turno se hizo mi número
tu hora ya había llegado
no miraste
pero mi corazón embutido ya estaba en el vaso
donde te dejaste el alma

 

 

 

 

LA ENCARGADA MURIEL

con el gesto decidido pones cara de importancia
sabes que eres un atlas con un mundo hecho de equívocos
tu trabajo es contentar a los que compran
cambiar los precios hacerte oferta
en la punta de la pirámide de tu sistema
tan templo palacial eres la sacerdotisa
adivinas qué se esconde tras los dioses
con tu nombre destellándote en el pecho
alguien te llama en off desde la altura
voz impersonal que sólo tienen
las encargadas tristes de la megafonía
tu cara se adivina religiosa
llegas al departamento nivel alto
a la capilla sixtina del consumo
el dios acerca su índice euribor
a tu índice machacado por todos los trabajos del mundo
te toca con su verdad y los precios tiemblan
el suavizante marca tan blanca
sube cincuenta
tu pistola que dispara los precios se carga de nuevo
con una tinta más nueva que nunca
sobre el pecho indefenso de las botellas

 

 

 

 

LA PESCADERA MURIEL

vives del hielo para conservar lo que muere fácilmente
en tus manos se deshacen las espinas dorsales del mundo
me sacaste del océano
capté el anzuelo de la muerte
comí el gusano que me diste
en el cubo en el que iba sedal al cuello
tan invertebrada por tu mano
otros gemían en estertores finales
golpeaban con todas las aletas
pensaban en sangre sólo en sangre
nos pusieron en el hielo mostrando abiertamente
el espectáculo subacuático del desastre
pasamos a ser ya muertos los tan perecederos
y con esa misma mano que cortó la cabeza
y que arrastró nuestra espina tan frágil
ofrecías gentilmente la terrible mercancía
porque la muerte reciente es para ti
una garantía de la máxima frescura

 

 

 

 

LA PANADERA MURIEL

sólo discutimos el precio de la barra
—una baguette es como el alma —dijiste
se despedaza por la mitad con sólo mirarla
por eso siempre es mejor integral
—¿el alma? —dije yo
—la baguette —dijo ella
su cara llevaba toda la temperatura del horno
el delantal reflectaba el blanco todavía no inventado
en ninguna cosa blanca
a la temperatura justa en la que se hacen las palmeras
yo ya pedía los trozos que ella dejaba
para internar en su bosque a todos mis pulgarcitos
pero cuando llegaba a la casa de lo eternamente dulce
chilló el horno sus trescientos grados
de repente
yo era un cruasán recién nacido
levantado sólo por su propia levadura
tranquilamente me tapé de azúcar glaseada
y olvidé que un día para hacerme
me pusiste en bandeja
los trescientos grados de tu tristeza

 

 

 

Eloy-García, María. Cuánto dura cuanto. Almería; El Gaviero ediciones, 2010.

 

EL LIBRO DE LAS CONJUGACIONES

Escribe Marta Agudo en el prólogo que abre este ‘Libro de las conjugaciones’: «Sin ser una obra metalingüística, la poesía de Julieta Valero tiene uno de sus cimientos constructivos en la conciencia de que todo sujeto es «un exilio, un empeño en mil direcciones», en la medida en que la mirada ajena da forma a nuestra «masa famélica de carne». «Nunca sabrás el rostro que llevas cuando nadie te mira», escribe la poeta, nunca sabremos todos los que pudimos ser de cruzar aquel día la calle un poco antes e intercambiar la mirada con esta o aquella persona. Nunca sabremos todo lo que podemos enunciar si el interlocutor participa de manera activa en el acto de leernos. Tarea de permanente construcción vital en la que se implican un «tú-yo», «ella» o más adelante la firme empatía con «los otros» que culmina, sin que ninguno excluya al resto, en ese «otro» por excelencia que es «uno» y que toma la forma de un bebé nacido «in vitro».
Así, y en palabras de Jordi Doce: «Todos los libros de Julieta Valero (…) subrayan el latir de lo colectivo, la malla de lo público como telón de fondo del acontecer individual». Red que nos constituye y filtra lo ajeno…».

 

 

 

Y aquí dejo algunos poemas del libro.

 

 

DÓNDE PUEDE SER VISTO. QUÉ LUGARES FRECUENTA

Transcurres en todo lo que queda innombrado.
Sucedes en la arena que a la mano del tiempo se escapa.

Ocurre tu sexo mientras nadie lo mira,
florece y se licencia
en un triste saalón
y nadie va a verle.

Tienes lugar en los ojos de tu madre,
en la boca de amigos, sastres y tenderos,
en el silencio de los contables,
en todas las palabras, comidas y siniestros
a los que renunció tu memoria.

Pero aconteces como nunca en las aceras
cuando libre de vigilias irrumpe
tu sola forma oceánica.
Tu sola forma oceánica,
los modos del mercurio.

Eres un exilio, un empeño en mil direcciones,
la fuerza del viento y su mal maridaje.
Parece que tus ramas brotaran alianzas,
que todo fueran signos de un íntimo
alzamiento. xxxxxY caen
las hojas, y no hay estruendo,
sinfonía ni conclusión.

x
Aunque exactamente hermoso, un instante.

x
Nunca sabrás el rostro que llevas cuando nadie te mira.
Es un pez del abismo, es un cuento hecho carne,
lo que dicen los dioses cuando está amaneciendo,
lo que piensa un atlante cuando ve que le acechan.
Don del errante, gran dignidad y un lecho para la dulzura.

Pero tú nunca sabrás de ti en tesoro.

x
Los días cabalgan en los días,
porta un recuerdo de sí todo lo que se rompe,
la ciencia del collar rige a los mortales.

x
Pero tú nunca, únanime nunca, nunca cielo de ti.

 

 

 

 

CANCIÓN DEL EMPLEADO (FRAG. III)

¿Por qué yo?

¿O por qué no yo exenta de este desgarro por un golpe de azar?

x
Sólo es hermosa la salvación del que casi está desconsolado.

Sólo entiende la salvación el Herido Grave.

Yo respondería con la alegría sin gusano del padre primerizo
xxxxxy del patrón que halla peces

la del que expulsa su fluido y se ignora un instante

la del reo amordazado y todo era un simulacro

la del minero que reconoce de nuevo el sol

la alegría abisal del animal en su siendo.

x
Esta bula que pido no le vale al atleta del oro es despreciada
xxxxxpor quien cree en la obra de los hombres y es ignomi-
xxxxxnia para los próceres del progreso.

Todos ellos tienen la ira y la razón, su reino en este mundo
xxxxxy su razón.

Si algo me salva, prometo el agradecimiento del niño por su
xxxxxcastigo, de los límites por el tahúr, del loco por la ca-
xxxxxlefacción.

Pero sé que nada me absuelve; mis padres no son patricios y
xxxxxmi alma recela del vicio fingido y de la quietud de los
xxxxxyates. Nadie va a absolverme.

x

Y no vengo como la Princesa de los Placeres.

No conozco ingenios para volar más alto y hay días en que
xxxxxapenas puedo moverme.

No vengo a segregarme de mi prójimo ni a que ponga su
xxxxxmedida a avergonzarse ante las perlas de mi sangre.

Sólo tengo la sangre de una edad y su color promete can-
xxxxxsancio y fluye a la caza de ternura.

x
Perdonadme. Mi delito es haber comprendido cómo dibu-
xxxxxjaron este infortunio.

El rostro es una enfermedad, la conciencia una pandemia
xxxxxy yo sólo pido morir de mis males.

Pido espacio para fallecer.

Pido que vacíen la habitación de los juegos, que entre la
xxxxxluz y nadie distraiga el pánico de las paredes.

Pido domicilio para la transfiguración porque sólo en ella
xxxxxaprecio la palabra casa, satisfago a la semilla del si-
xxxxxlencio y cojo cariño a la impasibilidad de los árboles.

Si alguien me salva de esta muerte por jornadas, prometo
xxxxxconfundirle con la salud.

Si algo me libra del evangelio de la utilidad, prometo lla-
xxxxxmarle.

x

xxxxxxxxxxxxcausa de los colores
xxxxxxxxxxxxdominio de la imaginación
xxxxxxxxxxxxpan de lo ausente

xxxxxxxxxxxxlibertad.

 

 

 

 

DESEO

I
TRANSCURSO

Provienes de una raíz de ausencias, de un último verano de
xxxxxausencias.

y eres suma de tristeza común como hueso.

Tienes la materia de los astros, de aquello tan grande y mine-
xxxxxral tan puro que han de pesarlo niños desaparecidos.

Por eso tu efecto es devastador al modo de los pájaros.

x

Ay de mí que asomé sonriendo por todo lo minúsculo.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

El deseo te dio alcance por la espalda mientras tú hacías
xxxxxver que eran las palabras las que abrían tu cuerpo.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

Yo leería tu cuerpo bajo una luz de bondad de no llevar
xxxxxestas sandalias pesadas de circunstancia.

Te pienso porque sufres de un mal que conocí y porque
xxxxxdintingo en ti la belleza que sucede a todo lo ulce-
xxxxxroso.

Yo también fui tan alta.

En los Heridos Graves hay una belleza redonda hasta
xxxxxhacerme llorar.

Tratáis a la vida de un tú neonato y vuestra piel es con-
xxxxxtinua ante las horas.

Tu dolor es el espectáculo donde pueden verse más des-
xxxxxnudos y más sangre blanca. A tu lado es fácil ser
xxxxxbíblica y beneficiosa.

A tu lado pernocto en mis conclusiones, en todo cuanto
xxxxxacerca a la evidencia de las higueras.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

No podemos tocarnos pero los insectos están en contac-
xxxxxto con las sagradas escrituras y con lo que dicta ese
xxxxxvientre.

Cantar de los Cantares, vivo en tu boca. Nadie me alimen-
xxxxxta y en las noches al raso me pregunto acerca de una
xxxxxhuida hacia las tierras prohibidas.

Tu garganta, tu hígado, los vapores que se desencadenen
xxxxxen torno a nuestras cinturas me aterran.

Pero sólo puede haber victoria en el suicidio.

Los grabados antiguos muestran príncipes victoriosos y
xxxxxsiempre se ve sangre.

Eres una deflagración; no debo tocarte y sin embargo vivo
xxxxxen tu boca y trabajo en tu recuerdo.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

Nos encontramos en la heráldica de todo lo que no puede
xxxxxexistir; ése es nuestro pan.

Si te besara, ya estaría besando menos; me crecería una car-
xxxxxta de navegación en la mano.

Y no debo encontrarte; he perdido todo lo que rodeé con
xxxxxmis pasos. Ahora sólo me aplico en la cábala de an-
xxxxxdenes y estaciones.

x

Pero yo también fui tan alta.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

Tu amor, tu amor de médula y salas cerradas.

Tus ojos de ósea tristeza, tu mano de noble camino del
xxxxxcadalso.

Pero nadie puede hacerte reír los ojos.

Fracasaron juglares sin hambre llegados de muy lejos.

Nada pudo el polvo de la ironía extendido por las calles.

Tus ojos, tus ojos, emblema de desgracias que acaso ig-
xxxxxnores.

Tu amor de patio prolongado en las caderas, en la sole-
xxxxxdad.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

Si te besara retrocedería en el conocimiento de tu saliva,
xxxxxde los grados en que habita esa carne roja.

Y no quiero que te integres en el género de los mercados.

Hay especies innombradas, intocadas, insepultas.

No quiero que existas, Tierra a dos, transcurso, agua
xxxxxsubterránea.

No quiero, es verdad lo que digo.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

Pero estás vigente.

x

Y no tienes vergüenza ni límites en tu expansión, pará-
xxxxxbola de renuncia,

x

rebosas los muros, la hidra, todo impedimento, golpeas
xxxxxcuanto construyo.

Cubres mi cuerpo con tu piel, tu monarquía.

x

Nunca debí abrirte la puerta.

Nunca debí pensar que ya la casa, ya el corcel.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

La tienes.

Es su olor aún más amplio de lo que imaginaban tus
xxxxxarterias.

Se ha instaurado la esperanza como punta de ola, su-
xxxxxsurro de otra orografía; suma de ramas de a sa-
xxxxxber qué selva.

¿Coincide ahora el espacio que regla tu mirada con
xxxxxaquello que humedece tu aliento?

¿El aliento que entona tu boca con el que gritan tus
xxxxxcabellos más tímidos?

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

Te he herido. Te he herido, no escondas la sangre —al-
xxxxxgo aprendí del hermano lobo—, puedo oler las fa-
xxxxxllas, la carne que se abre sonriendo, te he herido.

Te he infligido no sé qué sustancia, bocado o paisaje.

No de muerte, no de otra ciudad, otra vida, pero estás
xxxxxsangrando.

Y en mi rostro la sorpresa del homicida adolescente.

x
Es tu dolor, sus señales que crecen en cuanto pozos y
xxxxxen cuanto ángel caído al reino más animal los
xxxxxhabito y decoro: mi antojo de artes primitivas.

Mírate la línea que hermana vientre y consentimiento.
xxxxxHay un latido, un aviso, hay muebles en desor-
xxxxxden.

«¡Pero cómo, quién, por dónde esta agua y su ausen-
xxxxxcia de ruido!»

Yo te dije. Yo me presenté con el grito que se exhala
xxxxxante la belleza.

Con insignias, con pavor, con armas en la mano.

x
II
MEMORIA

El otoño es una promesa de sucesos y barcos, una Je-
xxxxxrusalén de noches dislocadas.

x
Tiene carreteras solitarias como muslos y una luz que
xxxxxinvita a la ferocidad y a creer en la belleza de
xxxxxrectas y precipicios.

Es mentira su sinfonía de pérdidas verticales, el acuer-
xxxxxdo general para el llanto.

En verdad se reconoce a octubre por la máscara vene-
xxxxxciana y el sexo frotándose las manos.

x

Te hice el amor en cada instante despoblado de cuer-
xxxxxdas y deber.

Te hice el amor en cada ocio y cuando no lo tuve te
xxxxxhice el amor en atascos y rutinas, por calles en
xxxxxlas que, inmóvil, corría tras la súbita herida en
xxxxxel pecho, tras el desmayo.

Te hice el amor cuanto monte soy capaz y fue mi fren-
xxxxxte un universo que dejaba al Pacífico en relato
xxxxxde ciclos sencillos, de agua y cantidad.

Hice cuanto pude por arruinarme.

El deseo es un hueso al que nadie puso nombre.

x

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx***

x

Cuando encontraba una ruta (de las que confieren cien
xxxxxaños más de vida), la frecuentaba hasta ser re-
xxxxxprendida por los ángeles, de una parte, y por ex-
xxxxxpertos criadores de mapas y arrojo, de otro mar.

Eran mis maestros y querían que frecuentara los cami-
xxxxxnos descubiertos por civilizaciones antiguas.

x

El objeto de mis viajes era multiplicar el aire de aquel
xxxxxotoño.

x
El objeto de mis viajes era encontrar el espejo que de-
xxxxxtiene al hombre y su triste proliferación de célu-
xxxxxlas.

No. Mi aventura consistía en retroceder y encaramar-
xxxxxme a la cima de mi alma; iallá ilos iaños iveinte
xxxxxcuando amar devenía en unidad y desayuno.

Porque yo también fui tan alta…

Pero no. En verdad partía para salvar la vida.

x
El deseo es un órgano vital, como el arpa en las batallas.

 

 

 

 

SIDDHARTA EN GOOGLE

La historia del joven príncipe que sale de palacio
y descubre de pronto la enfermedad y la muerte,
la estafa. Todo ha sucedido tan rápido… La frustración,
encantadora, como el sexo. Y necesaria. Debemos
tomar mucha fruta y comprender el islam
y que el día también desearía tener veinticuatro horas
para nosotros. Pero hay, no sé, un error
de estructura; afuera y adentro, quizá.
El más grave de todos la mirada.
La piel el más delicado.

x

Y hay una forma de aburrimiento
saludable, la ausencia de drogas.

Aquí premian el final de la juventud con un ático.
Hoy he visto una cigüeña anidar en la punta
de una grúa desmesurada y he visto
la diagonal de la necesidad trazada por un galgo.
Nunca sabré de qué huía el jurado
no tendrá en cuenta mi conmoción pero sí
el modo en que explico la afición a atar gente.

Con tiempo y una habitación más
o menos vacía muchos de nosotros no decepcionan.
Los que tienen hijos acceden a formas netas de desesperación.

Los del hemisferio Sur no tienen problemas con lo abstracto.
Sí desconfían de los huracanes.

 

 

 

 

UN DIVORCIO

Detengámonos en el portento de la mutilación, su instante:

x
el aire gira sobre sí, palpa su camisa, busca lo que falta.

x
La ausencia es una succión sin pecho

x
encuentra leche detenida.

x
Suceden las horas abiertas como rosas de Jericó.

x
Es la pastoral del silencio, nuestro amor, una civilización
xxxxxextinta, alejándose en el espacio.

x
Y yo que salgo de tu portal cuchillo en mano y pensando
xxxxxen la cena… Es para volverse loco. Es para llegar
xxxxxpuntual al trabajo.

x

He hecho un pacto con las estrellas y otros prodigios de
xxxxxla desproporción,

x
nos ignoramos armoniosamente sin embargo

x
lo que tú estés comiendo y esos fármacos repentinos me
xxxxxpreocupan.

x
No se deja de amar lo que un día…

x
Lo pienso yo y asiente el cuchillo de mi mano.

x

Solo que los cuerpos se dilatan.

x

Me ocupo de ti pero mi voz es audible para presos y de-
xxxxxmentes, nada más.

x
Diga lo que diga hablo de una tierra maldita. Deben que-
xxxxxmarla.

x
Da igual. Por tus ojos ilesos, por tu pelo extraño, creo en
xxxxxtu deserción y te ruego:

x

Deja de dar golpes, deja de hacerte sangre.

x
Esta voluntad de fricción, su proa contra el tiempo nos
xxxxxdará la respuesta que ahora encuentras envuelta
xxxxxen cuarzo.

x
Para entonces la llaga azulada sobre tus muslos parece-
xxxxxrá la fotografía de un aniversario que vagamente
xxxxxse recuerda.

x

x
Primero te diré lo que en verdad quieres oír hoy: Cuán-
xxxxxto nos hemos amado.

x
Y ahora lo único que importa:

x
El número de metamorfosis bajo las aguas que con pla-
xxxxxcer y dolor nos permitirán descansar sobre la tela
xxxxxde la melancolía y comentar, entre naranjos, los
xxxxxincendios de otro presente.

x
Amor después del amor. Apenas sabremos explicar de
xxxxxdónde este vino espléndido que envidian peque-
xxxxxños, díscolos dioses.

 

 

 

Valero, Julieta. Libro de las conjugaciones. Logroño; Ediciones del 4 de agosto, 2016.

 

CUÁNTO DURA CUANTO

 

DE CUANDO DESCUBRÍ QUE LA VECINA DEL TERCERO B ES LA FILOSOFÍA

hoy me he levantado tan preclara
tan nítida en la posible arborescencia de los días completos
tan exacta en la permutación que de doscientas cosas me pasen
tan ciega de mundo tan sutil
tan abismo en la sima
tan horizontal en la cama
tan vertical en todo lo que haré vertical
tan agotada de haberlo visto todo
que puedo decir sin mucho esfuerzo
que llegué a entender por fin a la vecina del tercero B
cuando todas las mañanas dice
con ese tono de primer alumno de la escuela de platón

—aquí estamos, tendiendo

y pensé xxxxxx
tendiendo todos con nuestro propio peso
dejando que las cosas sean
entonces
ella cerró su ventana que chirría como una negación
y yo me dispuse a ser de nuevo tiempo
cerré también mi ventana
y nada nuevo sucedió en el interior

 

 

 

 

EL BIEN INMUEBLE

la nostalgia vive en el sexto piso
tira un papel por la ventana
y por un segundo
se confunde con el vuelo migratorio
de un pájaro que quiere aparearse
la mierda que lanza desde su arriba
cae sobre la raya en medio
de un preso en libertad condicional
que no recuerda cómo se iba a su casa
aquí el niño que lo ve todo
crea en ese momento en la parte izquierda del cerebro
un comienzo de neura
que asociará a la placidez veinte años más tarde
la bondad vive en el tercero
tiene una casa confortable pero incómoda
el odio tiene siempre un perro en la puerta del cuarto
pero la decoración de su casa es impecable
la timidez que vive en el quinto
ve por la mirilla de su puerta blindada
la cabeza distorsionada de un gordo que es el mundo
en el noveno vive la veneración
la soltera que comparte piso con la envidia
el del octavo que es el tiempo
se quedó justamente encerrado en el ascensor
aquel día que viniste a mi casa
y yo soy ese edificio
pero nunca subo al décimo
la casa de la perfección que es una déspota
suelo sin embargo quedarme en el primero
del que nunca sé salir
allí vive el hastío que nunca pagó la comunidad
la memoria
que vive en el segundo
tiene el síndrome de diógenes
todo lo que sube a su casa
es digno de ser guardado
cualquier tontería tiene la dignidad de un tesoro
pero nunca recuerda al que se olvidó de ella
ese día subiré al séptimo
porque es justo allí donde habita el olvido

 

 

 

 

LA PELUQUERA

en la peluquería se desentraña el cardado de la soledad
el pasador de la tristeza sujeta
con los bigudíes del olvido
la permanente rizada del tiempo
entonces las peluquera que no pudo cepillarse
al encargado de la pequeña empresa de su vida
y que bajó en la próxima parada
pasa como de puntillas por el escaparate abierto
de productos suavizantes
el tiempo deviene devenga intereses al olvido
bajo el secador de pie la señora
rebaja las canas a la muerte
una abogada penalista con las puntas abiertas
diluye la pena
en el tinte caoba que le trae diligente
la mano imperfecta de la manicura
pienso en la tibia tristeza de cada día
mientras el peluquero desliza las tijeras abiertas
por la nuca rasurada de la nostalgia
respondo a la pregunta fotocopiada de mi deseo
dije lavar cortar y marcar
pero podía haber dicho
estar mirar y acabar

 

 

 

 

LA RANURA

las ranuras existen para que podamos inventar
el todo por la parte
en cada ranura hay un intento de compensar el universo
de habitar como minúsculo paraíso
lo que hubiéramos querido que fuesen
los inmensos puntos cardinales
me gusta lo que hay entre el norte y el sur
pueden ser kilómetros o milímetros
es como si yo dijese que vivo en el sur del sur
y mis cosas están orientadas al norte
y miro al oeste y cada cosa que hago es una línea
y miro una distancia y calculo una capacidad
y estoy compuesta de una serie infinita
de microorganismos que se reorganizan
en el espacio que les doy para ser
las ranuras
son la metáfora del resto del paisaje
su insinuación
y mi primera idea de cómo son las cosas
tras la ranura no hay nada verdadero
porque lo completo es un engaño
y las verdades no son una usted los puntos numerados
para hallar la figura del siguiente dibujo
la verdad es que el dibujo es
invéntelo

 

 

 

Eloy-García, María. Cuánto dura cuanto. Almería; El Gaviero ediciones, 2010.

 

LA CÉLULA DE ORO

 

SOLSTICIO DE VERANO, CIUDAD DE NUEVA YORK

Casi al final del día más largo del año no pudo soportarlo,
subió las escaleras de hierro a través de la azotea del edificio
y sobre la mullida superficie alquitranada
del borde colocó una pierna en la cornisa de estaño verde
y dijo que un paso más y se habría acabado.
Luego la gran maquinaria terrestre se encendió para salvarle la vida,
los policías llegaron con trajes azul grisáceo como el cielo de una tarde nublada,
y uno se puso un chaleco antibalas, un
caparazón negro alrededor de su propia vida,
vida del padre de sus hijos, por
si el hombre estuviera armado, y uno, colgado
de una cuerda como signo de obligación necesaria,
surgió de un agujero en la parte superior del edificio de enfrente,
como el agujero dorado que, según dicen, se encuentra en la parte superior de la cabeza,
y comenzó a espiar al hombre que deseaba morir.
El policía más alto se acercó hasta él directamente,
con suavidad, muy poco a poco, hablándole, hablándole, hablándole…
mientras la pierna del hombre colgaba sobre el borde del otro mundo
y la multitud se reunía en la calle, silenciosa, y la
red peluda con su implacable cuadrícula se
desplegaba junto a la acera y se estiraba
y extendía como sábanas preparadas para un parto.
Entonces todos ellos se acercaron un poco más
hacia donde él permanecía en cuclillas junto a la muerte, su camisa
refulgía un fulgor lechoso como algo
que ha crecido en un plato por la noche en la oscuridad de un laboratorio y después
todo se detuvo
mientras su cuerpo se sacudió
y descendió del parapeto y se dirigió hacia ellos
y lo rodearon. Pensé que iban a
golpearlo como la madre al hijo
perdido, la que grita al hijo cuando lo encuentran, lo
tomaron de los brazos y lo levantaron y
lo apoyaron en el muro de la chimenea y el
policía alto se encendió
un cigarrillo, y le ofreció, y
luego todos encendieron cigarrillos, y el
rojo refulgente de los extremos ardía como las
hogueras pequeñas que encendimos en la noche,
al principio, en el origen del mundo.

 

 

 

 

LA NIÑA

La persiguieron a ella y a su amiga por el bosque
y las atraparon en un pequeño claro, helechos
rotos al azar, un par de viejos colchones,
el ocre seco de la goma espuma,
como si el lugar hubiera estado preparado.
El flaco de pelo negro
comenzó a violar a su mejor amiga,
y el rubio se puso encima de ella,
le metió los pulgares hasta el fondo de las mandíbulas, ella tenía 12 años,
le clavó el pene en la boca y en la garganta
más rápido y más rápido y más rápido.
Después el de pelo negro se levantó;
yacían por el suelo como raíces arrancadas,
dos niñas de 12 años desnudas, él dijo
Ahora te vas a enterar de lo que significa
que te disparen 5 veces y te maten como a un cerdo,
y cambiaron los colchones,
el rubio estaba violando y apuñalando a su mejor amiga,
y el del pelo negro se la metía dentro
en un sitio y luego en otro,
la punta de la pistola presionaba en profundidad su cintura,
ella sintió un pequeño clic en la columna y una
punzada como de 7-Up en la cabeza y entonces él
arrastró la rama del árbol cubriendo su garganta
y todo se volvió oscuro,
el gimnasio se oscureció, y la cocina de su madre,
incluso los globos de luz en los redondeados
pliegues de los cuencos de anidación de su madre se apagaron.

Cuando se despertó estaba tumbada sobre el frío
de la tierra con olor a hierro, estaba bajo el colchón,
arrastrado sobre ella como una
manta en la noche,
vio el cuerpo de su mejor amiga
y empezó a correr,
llegó al límite del bosque y salió
de la arboleda, como el desbridamiento de una herida,
atravesó el campo hasta las vías
y dijo al guardafrenos del tren Por favor, señor. Por favor, señor.

En el juicio tuvo que contarlo todo;
su hermana mayor le enseñó las palabras;
se tuvo que sentar en la sala con ellos y
señalarlos. Ahora va a fiestas
pero no fuma, es animadora,
lanza su cuerpo al aire
y da patadas y al volver a casa limpia los platos
y hace los deberes, se tiene que esforzar mucho en mates,
la noche sobre el techo de su habitación
está repleta de planetas blancos. Todas las noches
reza por el alma de su mejor amiga y
a continuación, da gracias a Dios por su vida. Sabe
lo que todos nosotros no queremos saber
y hace la voltereta, la apertura de piernas, agita
los pompones trizados en los puños.

 

 

 

 

VUELVO A MAYO DE 1937

Los veo en pie, en la puerta principal de sus universidades,
veo a mi padre saliendo
bajo el arco de arenisca ocre, los
baldosines rojos brillando como
placas de sangre dobladas detrás de su cabeza, veo
a mi madre con unos cuantos libros ligeros junto a la cadera
en pie ante una columna hecha de ladrillos diminutos,
la puerta de hierro forjado está todavía abierta detrás de ella, las
puntas de flecha brillan en el aire de mayo,
están a punto de graduarse, están a punto de casarse,
son unos críos, son tontos, todo lo que saben es que son
inocentes, jamás harían daño a nadie.
Quiero alcanzarlos y decirles Parad,
no lo hagáis; ella no es la mujer adecuada,
él no es el hombre adecuado, vais a hacer cosas
que no podéis imaginar que haríais,
vais a hacer cosas terribles a los niños,
vais a sufrir de maneras completamente desconocidas,
vais a querer morir. Quiero llegar
hasta allí con esta luz de finales de mayo y decírselo,
la cara bonita y hambrienta de mi madre volviéndose hacia mí,
su lastimoso cuerpo precioso y puro,
la cara arrogante y bella de mi padre volviéndose hacia mí,
su lastimosos cuerpo precioso y puro,
pero no lo hago. Quiero vivir. Los
alzo como muñecos de papel
macho y hembra y los junto
por las caderas, como pedacitos de sílex, como si
fueran a salir chispas de ellos, y digo
Adelante, hacedlo, que yo lo contaré.

 

 

 

 

SATURNO

Se tumbaba en el sofá por las noches,
con la boca abierta, la oscuridad de la habitación
llenando su boca, y nadie advertía
que mi padre se estaba comiendo a sus hijos. Parecía
descansar tan tranquilo, cuerpo enorme
inerte en el sofá, mano grande
caída lejos de la copa.
Qué puede resultar más pasivo que un hombre
inconsciente todas las noches. Y sin embargo, mientras yacía
sobre su espalda, roncando, nuestras vidas
se perdían por el agujero de su vida.
El brazo de mi hermano entró hasta el hombro
y él se lo arrancó de cuajo, mordió y chupó en la herida
igual que se chupan las articulaciones de una langosta. Tomó
la cabeza de mi hermano en los labios
y la arrancó como una cereza de su tallo. Tú solo hubieras visto
un hombre alto, guapo
profundamente dormido, inconsciente. Y todavía
en algún lugar de su cabeza sus ojos color barro
estaban abiertos, los círculos en blanco resplandeciendo
mientras masticaba el torso de su hijo con las mandíbulas,
trituraba los huesos como blandos caparazones de cangrejo
y las exquisiteces de los genitales
enrollados a lo largo de la lengua. En los nervios de las encías e
intestinos sabía lo que estaba pasando y no fue
capaz de detenerse, como en el orgasmo, los
pies del hijo crepitando como dos pescados crudos
entre sus dientes. Eso era lo que quería,
llevarse esa vida a la boca
y mostrar lo que un hombre es capaz de hacer: enseñarle a su hijo
lo que era la vida de un hombre.

 

 

 

 

¿Y SI DIOS?

¿Y si Dios se dedicaba a mirar cuando mi madre
entraba en mi cuarto por la noche, para tumbarse junto a mí
y rezar y llorar? ¿Qué hacía Él cuando su
largo cuerpo de adulta caía sobre mí
como lava desde la cima de la montaña
y el magma surgía de sus conductos, y mi cama
se sacudía con temblores agrietando
mi naturaleza?
¿Qué era Él? ¿Era Él un bisonte que agachaba
la poca cabeza que le quedaba
y se chupaba Su puritano falo mientras llorábamos
y le rezábamos a Él, o era Él una ardilla
que se colaba a través de su agujero en mi caparazón, Su brazo
hasta el codo en la yema de mi alma
removiendo, removiendo el oro? ¿O era Él
un chaval en clase de biología, que me diseccionaba
mientras ella me sujetaba con el caparazón
para que Él me robara los huevos, o era Él un hombre
que entraba en mí mientras ella fisgaba en mi espíritu
abierto a una noche llena de estrellas;
ella dijo que todo lo que hacíamos lo hacíamos bajo Su mirada
así que Él probablemente la vería llorar, en mi
pelo, y dejaba que mi alma se resbalara por las
costillas como un diminuto jabón de hotel, Él
se lavó las manos conmigo como yo
hice con él. ¿Anda Dios por la casa?
¿Anda Dios por la casa? Entonces que baje
y separe el cuerpo de esa niña de la madre,
que la tome por el cuello como a un gatito,
que la levante, y me la entregue a mí.

 

 

 

Olds, Sharon. La célula de oro (Trad. Óscar Curieses). Madrid; Bartleby editores, 2017.

 

DOS POEMAS DE ‘DE REGRESO A NOSOTROS’

 

EN silencio siento el agua
acumularse gota a gota
para la próxima ola

también el amor
xxxxxxxdescansa del amor.

 

 

 

 

VIAJAR hasta el pasado
volver, pongamos, a los veinte

follarte con la piel nueva y el descaro suicida
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxque disimula la timidez
follarte con la energía de una abducción
con la ferocidad de un secuestro

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxa punta de navaja

y mientras duermes dejarte esta nota:
«volveremos a vernos
xxxxxxxxxxxapenas en dos décadas
disfruta mientras ardes
xxxxxxxxxxxpero desconfía de apariencias:
ese par de cuarentones
xxxxxxxxxxxtan fácil de ignorar ahora
seremos nosotros un día
xxxxxxxxxxxdespués de pasear normales
tendremos la misma hambre
xxxxxxxxxxxy nos engulliremos
como adultos que de niños
xxxxxxxxxxxconocieron la guerra».

 

 

 

Pérez Cañamares, Ana. De regreso a nosotros. Madrid; Ed. Ya lo dijo Casimiro Parker, 2016.

 

DE BANQUETES Y CUENTOS MÍSTICOS

 

7

A veces desconcierta
la espera estéril.
Nos cuesta recordar que no hay ninguna otra,
que es estéril y es ésta,
que es por su condición de insoportable
por lo que nunca perecemos.

 

 

 

 

2

Yo sé que das patadas a las piedras
que los demás tiramos.
Es tu entretenimiento favorito.

 

 

 

 

4

No supiste hacer daño al enemigo.
Sin embargo qué fácil
partir en dos el cráneo de quien ama.
Haya guerra, mi amor, de ahora en adelante.

 

 

 

 

5

La araña que hirió a Peter Parker
tenía esperanzas.
Jor-El, padre de Kal-El
tenía esperanzas.
La familia de murciélagos del Sr. Wayne
tenía esperanzas.
La niña que lanza las tetas de Afrodita A
tenía esperanzas.

Y el mundo cada vez más hecho mierda.
Todos eran poetas.

 

 

 

 

6

A ti,
pretendido instrumento de Dios mismo,
a ti,
a ti te digo
que eres proclive al mal
—dijo el estalinista a la poeta.

 

 

 

 

8

Con voz tan suave y firme,
tan dócilmente casi evanescente
dicen así los héroes que me gustan:
«I would prefer not to».

 

 

 

 

9

En Madrid, donde campan los impunes,
donde abundan los frunces y los ceños,
donde se hunden el metro y los demás abismos,
ora Scorsese, ora Tarantino,
me pregunto qué ha sido del respeto,
qué de la cortesía coppoliana.
Y ante el primer codazo imperdonable
volverme tal vez uno de los nuestros,
ser Bill y el Señor Rubio al mismo tiempo,
gritar: mamá, yo quiero ser yakuza.

 

 

 

 

10

Desalmado el poeta.
Desalmadas también todas las bestias
que afrontaron de espaldas el abismo
y cayeron de pie.
que en su camino abajo entre nube y penumbra
vieron luz y riéronse de ella.

 

 

 

Giménez, Esther. Lamento por un ángel caído. Madrid; Amargord ediciones, 2008.

 

EL MAYOR DESTIERRO

 

La soledad no deseada es el mayor destierro al que estamos condenados en el instante de nacer. Nos olvidamos de ella cuando estamos (entre)tenidos, cuando creamos lazos afectivos o familiares, cuando comenzamos trabajos y terminamos una obra. La soledad está ahí, latiendo, presente, con aspecto cadavérico; a veces un gesto de alguien que te arranque de cuajo de este sitio vale lo suficiente como para continuar en «este mundo». (Un recuerdo)

 

‘LO SECO’, DE ISABEL BONO

 

los buenos salvajes

nos dolía el vientre de tanto pensar

sólo pensábamos en hacer daño
en llamar a los timbres
en levantar las faldas de las niñas
en tirarles los altramuces
en saltar tapias para robar limones
y después arrojarlos al suelo con desprecio

yo era el peor de todos
aunque llevara un lazo atado en la melena
yo sabía a qué hora jugaban a los cromos
y en qué portal

yo incitaba a los niños a las mayores fechorías

así perdí la posibilidad de tener amigas
y gané fama de salvaje
la niña con gafas que no le temía a nada

 

 

 

 

nadie dijo que escapar fuera fácil

aprendíamos sin querer
a vivir con lo puesto
la piel las uñas los sentidos

con los años aprendimos
a vivir con lo impuesto
el miedo el dolor la pena

 

 

 

 

nido de abeja

éramos uno a la hora de la siesta
el grito ahogado
un enjambre de malas intenciones

nos unía la monotonía de la luz

morían las farolas a pedradas
morían los insectos, morían los perros
pero nunca relacionamos aquello con la muerte

murió una niña

supimos de golpe
que un día estaríamos todos muertos
que un día se acabarían las ganas de hacer ruido
y el vértigo de no saber, de no entender
qué era la vida

al salir de la iglesia
fuimos uno a la hora de reír, y reímos
el resto del verano
sin mirarnos a los ojos

 

 

 

 

nostalgia de futuro

nos alimentaba la luz de las farolas
nos alimentaba el dolor
de no saber qué predecir qué sería de nosotros

si las casas seguirían en pie
y nosotros sentados,
si debíamos o no apuntalar cada recuerdo

nos alimentaba el desconcierto
y la tierra negra de las uñas
ya para siempre en el estómago

veranos de escalones
donde se gestaba el futuro
y el futuro no llegaba,
llegaban las tardes
escupiendo a nuestros pies
las cáscaras del tiempo

nadie notaba que crecíamos
al margen de los días

 

 

 

 

nunca supe donar sangre sin temor al desmayo

jugábamos a apedrear a las niñas
para ver manar su sangre de una ceja

jugábamos a comer tierra
a descabezar escarabajos
a perseguir murciélagos
a escondernos en armarios ajenos
y en portales muy oscuros

la luz nos dolía

jugábamos a pincharnos
con hierros oxidados
para demostrar nuestro valor
y a quedarnos muy quietos
frente a un espejo
que nos devolvía a la nada

jugábamos a estar muertos
jugábamos hasta morir

 

 

 

 

qué poco hemos cambiado

xxxxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxxxxy agosto era invierno
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxFernando Fernández Freijo

ya no te acuerdas
pero siempre hacía frío

se nos helaban las rodillas de esperar
se nos helaban las palabras en la punta de la lengua
porque a nadie interesaba nuestro miedo

crecíamos a lo loco, en silencio

éramos zarzas en los descampados
éramos zarzas en los escalones
el mármol nos alimentaba

éramos zarzas entre las zarzas

y las palabras ahí, detenidas
y el frío ahí, para siempre

 

 

 

 

qué tarde fue siempre para todo

pasado era los restos del desayuno
sobre la mesa del patio a merced de las hormigas

presente no había
la vida era flotar,
el murmullo sólido del agua
rozando las púas moradas de los erizos

futuro era la ducha en el jardín
antes de la merienda

el agua nunca volvió a ser más limpia
ni mi cabeza tan hueca

con el tiempo, aprendimos
a guardar las distancias
a guardar la ropa, a no nadar
a hundirnos con prudencia
sin sobresaltos sin drama
sin tiempo para tomar aire

a partir de ahora
cada uno será responsable de su dolor,
oímos decir

 

 

 

 

quiero despertar ahora, pensaste

alguien gritó tu nombre
y al volver la cabeza, comenzó a llover

 

 

 

 

si el miedo era el mismo, ¿qué nos separó?

para sacudirnos el miedo
hablábamos de otras calles
del tiempo que tardaríamos
en conquistarlas

ahogábamos la risa
en portales oscuros y ajenos
después de apedrear una farola

adivinábamos el futuro
en el eco del ladrido de los perros

 

 

 

 

todo ahora ya (y para siempre)

alguien me oyó decir
quiero ser ese niño
que limpia sus labios de arena
en los puños del jersey

ese otro
que abandona sus zapatos en la orilla
despreocupado

esa niña, vestido al viento
que no sabe de modales
que grita incansable

quiero ser esos niños
que corren por la playa

no uno, todos

 

 

 

 

una tarde cualquiera

llegó el futuro

y eché de menos la tierra
bajo mis pies

 

 

 

Bono, Isabel. Lo seco. Madrid; Bartleby editores, 2017

 

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GEOGRAFÍA HUMANA Y OTROS POEMAS

 

Comienzo a leerme el prólogo que Luis Antonio de Villena escribe para este ‘Geografía humana y otros poemas’ y me acuerdo del novelista y columnista que hace apenas unos meses menospreciaba la figura de Gloria Fuertes y se preguntaba si los homenajes se le hacían sólo por ser mujer (en vez de porque se conmemoraba el centenario de su nacimiento). Entonces me ha venido a la cabeza aquello que escribía Ray Loriga en ‘Días extraños’: «Un premio Nobel que dice tonterías. Nada te salva de decir tonterías, eso es seguro. Las tonterías tienen vida propia, vuelan por donde quieren y aterrizan en la cabeza de cualquiera.».
Todo esto en unos segundos, mientras leía en el prólogo: «Comprendí a Pepe Hierro, que siempre la quiso, y entendía también a Jaime Gil de Biedma, quien sostuvo siempre que una antología bien hecha de Gloria mostraba a una poeta admirable.. (Él mismo en los años sesenta —1964— y en la muy prestigiosa y pequeña colección Colliure de Barcelona, hizo, pero no la firmó, una pequeña y buena antología de Gloria Fuertes, titulada Que estás en la tierra). […] Es cierto que Gloria no iba de intelectual ni de exquisita (nada más lejos de ella), pero era poeta de verdad, como la copa de un pino. […] Y, por lo demás, si todos los poetas —todos— estamos venturosamente condenados a una antología, podemos estar muy ciertos de que la de Gloria Fuertes no será pequeña.».

 

 

Y aquí dejo algunos poemas de la antología.

 

 

NOTA BIOGRÁFICA

Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores
—no digo nombres—,
gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta
—pero Dios y el botones saben que no lo soy—.

Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.

 

 

 

 

NO PERDAMOS EL TIEMPO

Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en las bocas del túnel
y no decir lo íntimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina,
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.

Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.

 

 

 

 

MAL SUEÑO

Yo,
con estas manos que pueden hacer hijos,
que pueden portar almas,
que pueden pastar flores,
que pueden zurcir telas,
que pueden mover lápices
y escribir crisantemos.

Yo,
que detesto la pena de muerte,
no sé lo que haría, no sé lo que haría.
Sí,
Media humanidad es la que sobra:
los fríos,
los Samueles,
los sabuesos,
los adustos,
los contables,
los machos,
los guerreros,
los pedantes,
los que dicen:
—la mujer mi esclava.

Yo,
los miraría
por los rayos esos que he inventado
para el pecho,
y a todos los con manchas,
con cavernas,
los iría a gusto eliminando,
para nada nos sirven los perversos,
los canijos,
—son los envidiosos!

Yo,
que prefiero
monja morir
antes que asesinar un simple pájaro.
Yo, con estas manos blancas y callosas,
yo,
que detesto la pena de muerte
no sé lo que haría.

 

 

 

 

YO, EN UN MONTE DE OLIVOS

Como un volcán dormido de mentira,
—parezco al parecer tan descansada—.
Un ocio agotador que así me enciende,
brotan de mi costado las palabras.
Sudo tinta y tengo sed, sed tengo,
mucha sed de manos enlazadas.
Por la punta del monte de mis senos
por la punta del lápiz va la lava.

Va balada a tus pies o bien protesta,
en una piedra al sol, arrodillada
y la pasión del hombre se me representa:
veo celdas con rejas, hospitales sin camas,
sabios con atómicas, analfabetos con ayuda de cámara,
viudas con marido, casos sin casa,
niños crueles, perras apedreadas,
la traición de un amigo, la destrucción de un alma.
¡No puedo más!… Me levanto y dicen:
—Ahí va Gloria la vaga.
—Ahí va la loca de los versos, dicen,
la que nunca hace nada.

 

 

 

 

SOY SÓLO UNA MUJER

Soy sólo una mujer y ya es bastante,
con tener una chica, una tartana
un «bendito sea Dios» por la mañana
y un mico en el pescante.

Yo quisiera haber sido delineante,
o delirante Safo sensitiva
y heme,
aquí,
que soy una perdida
entre tanto mangante.
Lo digo para todo el que me lea,
quise ser capitán, sin arma alguna,
depositar mis versos en la luna
y un astronauta me pisó la idea.

De PAZ por esos mundos quise ser traficante
—me detuvieron por la carretera—,
soy sólo una mujer, de cuerda entera,
soy sólo una mujer y ya es bastante.

 

 

 

 

VERANO 1992

Llevo seis semanas mirando al mar.
Leo, escribo algo,
—paz, silencio—.
Mi habitación sobre el mar
parece un barco.
Voy sin nadie.
Navego a la nada.

 

 

 

 

CUANDO RELEO MIS POEMAS

Cuando releo mis poemas
—que no conocéis—
lo paso bien.

 

 

 

 

EPITAFIO

Ya no toso.

 

 

 

Fuertes, Gloria. Geografía humana y otros poemas. Madrid; Nórdica libros, 2017.

 

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