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Archive for enero 2015

CÁNTICO

Andrea

 

EL MANANTIAL

Mirad bien ¡Ahora!
Blancuras en curva
Triunfalmente una
‒¡Frescor hacia forma!‒

Guían su equilibrio
Por entre el tumulto
Pródigo, futuro,
De un caos ya vivo.

El agua, desnuda,
Se desnuda más.
¡Más, más, más! Carnal,
Se ahonda, se apura.

¡Más, más! Por fin… ¡Viva!
Manantial, doncella:
Escorzo de piernas,
Tornasol de guijas.

Y emerge, compacta
Del río que pudo
Ser, esbelto y curvo,
Toda la muchacha.

 

 

 

 

PASMO DEL AMANTE

¡Hacia ti que, necesaria,
Aun eres bella! (Blancura,
Si real, más imaginaria,
Que ante los ojos perdura
Luego de escondida por
El tacto.) Contacto. ¡Horror!
¡Esta plenitud ignora,
Anónima, a la belleza!
¿En ti? ¿En quién?… (Pero empieza
El sueño que rememora.)

 

 

 

 

PARAÍSO REGADO

Sacude el agua a la hoja
Con un chorro de rumor,
Alumbra el verde y moja
Dentro de un fulgor. ¡Qué olor
A brusca tierra inmediata!
Así me arroja y me ata
Lo tan soleadamente
Despejado a este retiro
Fresquísimo que respiro
Con mi Adán más inocente.

 

 

 

 

DINERO DE DIOS

¡Tres, cuatro, cinco, seis, siete!
Una mano de Hacedor
Supremo palpa el Billete
Con júbilo creador,
Que va a sentirse muy digo
Del Poder en cuanto el Signo
De la Posibilidad
Se cierna sobre el papel
Hasta convertirse en… el
Más allá. ‒¡Dioses: gastad!

 

 

 

 

LAS OCHO DE LA MAÑANA

Y otra vez se despereza
La Mancha Inmortal… que un hombre,
Para que nadie se asombre
Demasiado, con llaneza
Silba. Tiene ligereza
De Gloria hallada en la calle.
Dios es quien propone el talle
De Europa: de esa muchacha
Que así pisando despacha
La Mancha. ¡Nada la acalle!

 

 

 

 

SIEMPRE AGUARDA MI SANGRE

Siempre aguarda mi sangre. Es ella quien da cita.
A oscuras, a sabiendas quiere más, quiere amor.
No soy nada sin ti, mundo. Te necesita
La cumbre de la cumbre en silencio: mi estupor.

 

 

 

 

AFIRMACIÓN

¡Afirmación, que es hambre: mi instinto siempre diestro!
La tierra me arrebata sin cesar este sí
Del pulso, que hacia el ser me inclina, zahorí.
No hay soledad. Hay luz entre todos. Soy vuestro.

 

 

 

 

EL HORIZONTE

Riguroso horizonte.
Cielo y campo, ya idénticos,
Son puros ya: su línea.

¡Perfección! Se da fin
A la ausencia del aire,
De repente evidente.

Pero la luz resbala
Sin fin sobre los límites.
¡Oh perfección abierta!

¡Horizonte, horizonte
Trémulo, casi trémulo
De su don inminente!

Se sostiene en un hilo
La frágil, la difícil
Profundidad del mundo.

¡El aire estará en colmo,
Dorado, duro, cierto:
Transparencia cuajada!

Ya el espacio se comba
Dócil, ágil, alegre
Sobre esa espera, mía.

 

 

 

 

LAS LLAMAS

Las llamas buscan noche,
La noche atesorada
Más allá, la muy noble.

¡Con qué avidez indagan
Avanzando por ámbitos
Desolados! ¿No hay nada?

Tanto se obstinan, tanto
Que asciende a sus desiertos
Otro maravillado.

¿No basta el oro? ¡Viento:
Aparece, socorre
Con tu forma al deseo!

…Y creándose, torpes
Manos palpan un cuerpo:
Toro aún y ya noche.

 

 

 

 

MUERTE A LO LEJOS

Je soutenais l’éclat de la mort toute pure
Paul Valéry

Alguna vez me angustia una certeza,
Y ante mí se estremece mi futuro.
Acechándole está de pronto un muro
Del arrabal final en que tropieza

La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza
Si la desnuda el sol? No, no hay apuro
Todavía. Lo urgente es el maduro
Fruto. La mano ya le descorteza.

…Y un día entre los días el más triste
Será. Tenderse deberá la mano
Sin afán. Y acatando el inminente

Poder, diré con lágrimas: embiste,
Justa fatalidad. El muro cano
Va a imponerme su ley, no su accidente.

 

 

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LA VOZ A TI DEBIDA

Hace unos días pasé por casa de L, le eché un vistazo a la biblioteca que tiene y me dio por llevarme algunos libros que leí hace mucho tiempo para revisitarlos.

El primero de los libros fue ‘La voz a ti debida’ de Pedro Salinas.

 

Matthew Woodson

 

NO, no te quieren, no.
Tú sí que estás queriendo.

El amor que te sobra
se lo reparten seres
y cosas que tú miras,
que tú tocas, que nunca
tuvieron amor antes.
Cuando dices: “Me quieren
los tigres o las sombras”
es que estuviste en selvas
o en noches, paseando
tu gran ansia de amar.
No sirves para amada;
tú siempre ganarás,
queriendo, al que te quiera.
Amante, amada no.
Y lo que yo te dé,
rendido, aquí, adorándote,
tú misma te lo das:
es tu amor implacable,
sin pareja posible,
que regresa a sí mismo
a través de este cuerpo
mío, transido ya
del recuerdo sin fin,
sin olvido, por siempre,
de que sirvió una vez
para que tú pasaras
por él ‒aún siento el fuego‒
ciega, hacia tu destino.
De que un día entre todos
llegaste
a tu amor por mi amor.

 

 

 

 

LO que eres
me distrae de lo que dices.

Lanzas palabras veloces,
empavesadas de risas,
invitándome
a ir adonde ellas me lleven.
No te atiendo, no las sigo:
estoy mirando
los labios donde nacieron.

Miras de pronto a lo lejos.
Clavas la mirada allí,
no sé en qué, y se te dispara
a buscarlo ya tu alma
afilada, de saeta.
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar.

Y cuando deseas algo
no pienso en lo que tú quieres,
ni lo envidio: es lo de menos.
Lo quieres hoy, lo deseas;
mañana lo olvidarás
por una querencia nueva.
No. Te espero más allá
de los fines y los términos.
En lo que no ha de pasar
me quedo, en el puro acto
de tu deseo, queriéndote.
Y no quiero ya otra cosa
más que verte a ti querer.

 

 

 

 

AYER te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, ya no
‒¿adónde se me ha escapado?‒.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.

 

 

 

 

IMPOSIBLE llamarla.
Yo no dormía. Ella
creyó que yo dormía.
Y la dejé hacer todo:
ir quitándome
poco a poco la luz
sobre los ojos.
Dominarse los pasos,
el respirar, cambiada
en querencia de sombra
que no estorbara nunca
con el bulto o el ruido.
Y marcharse despacio,
despacio, con el alma,
para dejar atrás
de la puerta, al salir,
un ser que descansara.
Para no despertarme
a mí, que no dormía.
Y no pude llamarla.
Sentir que me quería,
quererme, entonces, era
irse con los demás,
hablar fuerte, reír,
pero lejos, segura
de que yo no la oiría.
Liberada ya, alegre,
cogiendo mariposas
de espuma, sombras verdes
de olivos, toda llena
del gozo de saberme
en los brazos aquellos
a quienes me entregó
‒sin celos, para siempre,
de su ausencia‒, del sueño
mío, que no dormía.
Imposible llamarla.
Su gran obra de amor
era dejarme solo.

 

 

 

 

TÚ no puedes quererme:
estás alta, ¡qué arriba!
Y para consolarme
me envías sombras, copias,
retratos, simulacros,
todos tan parecidos
como si fueses tú.
Entre figuraciones
vivo, de ti, sin ti.
Me quieren,
me acompañan. Nos vamos
por los claustros del agua,
por los hielos flotantes,
por la pampa, o a cines
minúsculos y hondos.
Siempre hablando de ti.
Me dicen:
“No somos ella, pero
¡si tú vieras qué iguales!”
Tus espectros, qué brazos
largos, qué labios duros
tienen: sí, como tú.
Por fingir que me quieres,
me abrazan y me besan.
Sus voces tiernas dicen
que tú abrazas, que tú
besas así. Yo vivo
de sombras, entre sombras
de carne tibia , bella,
con tus ojos, tu cuerpo,
tus besos, sí, con todo
lo tuyo menos tú.
Con criaturas falsas,
divinas, interpuestas
para que ese gran beso
que no podemos darnos
me lo den, se lo dé.

 

 

 

 

SE te está viendo la otra.
Se parece a ti:
los pasos, el mismo ceño,
los mismos tacones altos
todos manchados de estrellas.
Cuando vayáis por la calle
juntas, las dos,
¡qué difícil el saber
quién eres, quién no eres tú!
Tan iguales ya, que sea
imposible vivir más
así, siendo tan iguales.
Y como tú eres la frágil,
la apenas siendo, tiernísima,
tú tienes que ser la muerta.
Tú dejarás que te mate,
que siga viviendo ella,
embustera, falsa tú,
pero tan igual a ti
que nadie se acordará
sino yo de lo que eras.
Y vendrá un día
‒porque vendrás, sí, vendrá‒
en que al mirarme a los ojos
tú veas
que pienso en ella y la quiero:
tú veas que no eres tú.

 

 

 

 

ENTRE tu verdad más honda
y yo
me pones siempre tus besos.
La presiento, cerca ya,
la deseo, no la alcanzo;
cuando estoy más cerca de ella
me cierras el paso tú,
te me ofreces en los labios.
Y ya no voy más allá.
Triunfas. Olvido, besando,
tu secreto encastillado.
Y me truecas el afán
de seguir más hacia ti,
en deseo
de que no me dejes ir
y me beses.
xxxxxxxxxxTen cuidado.
Te vas a vender, así.
Porque un día el beso tuyo,
de tan lejos, de tan hondo
te va a nacer,
que lo que estás escondiendo
detrás de él
te salte todo a los labios.
Y lo que tú me negabas
‒alma delgada y esquiva‒
se me entregue, me lo des
sin querer
donde querías negármelo.

 

 

 

 

NO preguntarte me salva.
Si llegase a preguntar
antes de decir tú nada,
¡qué claro estaría todo,
todo qué acabado ya!
Sería cambiar tus brazos,
tus auroras, indecisas
de hacia quién,
sería cambiar la duda
donde vives, donde vivo
como en un gran mundo a oscuras,
por una moneda fría
y clara: lo que es verdad.
Te marcharías, entonces.
Donde está tu cuerpo ahora,
vacilante, todo trémulo
de besarme o no, estaría
la certidumbre: tu ausencia
sin labios. Y donde está
ahora la angustia, el tormento,
cielos negros, estrellados
de puede ser, de quizás,
no habría más que ella sola.
Mi única amante ya siempre,
y yo a tu lado sin ti.
Yo solo con la verdad.

 

 

 

 

TÚ no las puedes ver;
yo, sí.
Claras, redondas, tibias.
Despacio
se van a su destino;
despacio, por marcharse
más tarde de tu carne.
Se van a nada; son
eso no más, su curso.
Y una huella, a lo largo,
que se borra en seguida.
¿Astros?

no las puedes besar.
Las beso yo por ti.
Saben; tienen sabor
a los zumos del mundo.
¡Qué gusto negro y denso
a tierra, a sol, a mar!
Se quedan un momento
en el beso, indecisas
entre tu carne fría
y mis labios; por fin
las arranco. Y no sé
si es que eran para mí.
Porque yo no sé nada.
¿Son estrellas, son signos,
son condenas o auroras?
Ni en mirar ni en besar
aprendí lo que eran.
Lo que quieren se queda
allá atrás, todo incógnito.
Y su nombre también.
(Si las llamara lágrimas,
nadie me entendería.)

 

 

 

 

NO en palacios de mármol,
no en meses, no, ni en cifras,
nunca pisando el suelo:
en leves mundos frágiles
hemos vivido juntos.
El tiempo se contaba
apenas por minutos:
un minuto era un siglo,
una vida, un amor.
Nos cobijaban techos,
menos que techos, nubes;
menos que nubes, cielos;
aún menos, aire, nada.
Atravesando mares
hechos de veinte lágrimas,
diez tuyas y diez mías,
llegábamos a cuentas
doradas de collar,
islas limpias, desiertas,
sin flores y sin carne;
albergue, tan menudo,
en vidrio, de un amor
que se bastaba él solo
para el querer más grande
y no pedía auxilio
a los barcos ni al tiempo.
Galerías enormes
abriendo
en los granos de arena,
descubrimos las minas
de llamas o de azares.
Y todo
colgando de aquel hilo
que sostenía, ¿quién?
Por eso nuestra vida
no parece vivida:
desliz, resbaladora,
ni estelas ni pisadas
dejó detrás. Si quieres
recordarla, no mires
donde se buscan siempre
las huellas y el recuerdo.
No te mires al alma,
a la sombra, a los labios.
Mírate bien la palma
de la mano, vacía.

 

 

 

 

¿QUIÉN, quién me puebla el mundo
esta noche de agosto?
No, ni carnes, ni alma.
Faroles, contra luna.
¿Abrazarme? ¿Con quién?
¿Seguir? ¿A quién? Veloces
coincidencias de astro
y gas lo suplen todo.
Sombras y yo. Y el aire
meciendo blandamente
el cabello a las sombras
con un rumor de alma.
Me acercaré a su lecho
‒aire quieto, agua quieta‒
a intentar que me quieran
a fuerza de silencio
y de beso. Engañado
hasta que venga el día
y el gran lecho vacío
donde durmieron ellas,
sin huellas de la carne,
y el gran aire vacío,
limpio,
sin señal de las almas,
otra vez me confirmen
la soledad, diciendo
que todo eran encuentros
fugaces, aquí abajo
de las luces distantes,
azares sin respuesta.
No, ni carnes, ni almas.

 

 

 

 

¡QUÉ cuerpos leves, sutiles,
hay, sin color,
tan vagos como las sombras,
que no se pueden besar
si no es poniendo los labios
en el aire, contra algo
que pasa y que se parece!
¡Y qué sombras tan morenas
hay, tan duras
que su oscuro mármol frío
jamás se nos rendirá
de pasión entre los brazos!
¡Y qué trajín, ir, venir,
con el amor en volandas,
de los cuerpos a las sombras,
de lo imposible a los labios,
sin parar, sin saber nunca
si es alma de carne o sombra
de cuerpo lo que besamos,
si es algo! ¡Temblando
de dar cariño a la nada!

 

 

 

 

¿LAS oyes cómo piden realidades,
ellas, desmelenadas, fieras,
ellas, las sombras que los dos forjamos
en este inmenso lecho de distancias?
Cansadas ya de infinidad, de tiempo
sin medida, de anónimo, heridas
por una gran nostalgia de materia,
piden límites, días, nombres.
No pueden
vivir así ya más: están al borde
del morir de lasa sombras, que es la nada.
Acude, ven conmigo.
Tiende tus manos, tiéndeles tu cuerpo.
Los dos le buscaremos
un color, una fecha, un pecho, un sol.
Que descansen en ti, sé tú su carne.
Se calmará su enorme ansia errante,
mientras las estrechamos
ávidamente entre los cuerpos nuestros
donde encuentren su pasto y su reposo.
Se dormirán al fin en nuestro sueño
abrazado, abrazadas. Y así luego,
al separarnos, al nutrirnos sólo
de sombras, entre lejos,
ellas
tendrán recuerdos ya, tendrán pasado
de carne y hueso,
el tiempo que vivieron en nosotros.
Y su afanoso sueño
de sombras, otra vez, será el retorno
a esta corporeidad mortal y rosa
donde el amor inventa su infinito.

 

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MAL

Ya está disponible el tercer número de la colección de poesía de la editorial Balduque. Esta vez han publicado un libro al que muchos le teníamos ya muchas ganas, el nuevo libro de José Daniel Espejo.

 

'Mal' José Daniel Espejo

 

Y aquí tienen una de las joyas del libro.

 

ESTADO DE GRACIA

El Estado de Gracia es un país de la frontera,
nación de la aduana favorable, de la risa
que cursa pasaportes de todos los colores
y ofrece café gratis en las salas de espera.

El Estado de Gracia se extiende a las puertas
del Estado de Gracia: dulces brisas, y luz de la mañana,
los cordones de las botas como cables eléctricos
encendiendo el corazón al ponerse en camino.

 

SCHATTENBOXEN

No me resisto a dejarles tres poemas más de ‘Schattenboxen’.

 

Schattenboxen'

 

Aquí tienen uno de los poemas de la quinta parte del libro, la que lleva por título ‘Por el foramen de Cimavilla’.

 

RELAJO

Y habría que hacer las cosas despacito,
como antes,
escoger la mejor barbada y potarros;
y cocer bien la patata vieja de la ensaladilla,
sin despejar el yo,
de la incógnita urgente de este hambre.

 

 

Aquí tienen otro poema, éste perteneciente a la penúltima sección del libro, la intitulada ‘Seis seres seis’.

 

(Ejem, ejem)

Al aborrecer los uebos del andar la loza adherida al paramento que es mi piel, mascando espuria retama, yo revoco a ti consignatario el saber de la cisura escrita; el dengue te posee.
Lapo en tu muceta yerta, ¡calandrajo! Despunta a esto la verbena de las malas hijas del Rey Leer en letanía: “vanidosa, vanidosa tu prosa, rebuscona, poco animosa y puta en tono seco”. Prosigo en mi tintada urna hialoidea sin reflejo, decaigo en clarividencia y rebano unas anémonas floridas de interior. Me rindo expuesto. No soy poeta.
Ni vosotros merecéis hijos.

 

 

 

Y, de propina, aquí tienen el poema con el que se cierra el libro.

 

AFTERMATH

Plúmbeo se precipitó el mosquito moribundo
en el vacío que hereda la atmósfera viciada
con brisas de intersticios que con desdén agitó
el hombre cansado de estar en el equivocado lado
del espejo de una vida que soñó más pura.

 

LEO DEL MAR

Ya está disponible el número 2 de la colección de poesía de la editorial Balduque. En este caso el libro es ‘Schattenboxen’, de Leo del Mar.

 

Schattenboxen

 

Aquí tienen un par de poemas de la primera parte del libro, que lleva por título Romántico drama por Carnaby Street.

 

 

xxxxx2

Las líneas horizontales se paran horizontalmente

Vuélvese cuerdo el demente
del fino orvallo de Mayo
a un crisantemo ya bayo.
¿Hay alguien ahí, Valente?

 

 

xxxxx3

El agua que recircula es la fuente, es eso

Narrar no es necio ni loco:
¡Mayor Tom cierra navetas,
enfila el sol de poetas
y que ardan poco a poco!

 

 

 

Y aquí tienen una selección de poemas de la segunda parte del libro, la que lleva por título Área de descarga y alguna palilalia.

 

OH, JOTA

El segundo premio de la Copa de Europa consistió en ver Los Simpson cada día a las dos desde esta cárcel, tan cárcel al fin. Es tanto el rencor.

 

 

 

 

CARTA A JANK

Hay un carta rodando
de oficina de correos en oficina de correos. Nadie conoce su destinatario. Nadie conoce su remitente. Nada escrito al frente. Nada escrito al dorso. Ni falta que hace.

 

 

 

 

PALINSQUEMÁTICO 2
(A los 40 principales ladrones de Babilonia)

A vuestras deflagraciones
de materia positivada M
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxIacob responde con vientos E
xxxxxxxxxxde Radio Dos veces Absolutas

 

 

 

 

SIDI BOU SÄID
(Continuación)

Pudo haber sido una versión pesimista y musicada
de lo nuestro,
más bien mío, en menos de ochenta minutos,
esto:

The Ramones, “I wanna be your boyfriend”
The Killers, “Somebody told me” y “When you were young”
B-Movie, “Nowhere girl”
Joy Division, “She’s lost control”
Kase. O & Kami, “Quieres”
El Bicho, “De los malos”
Nick Cave and the Bad Seeds, “Bring it on”
The Doors, “Roadhouse Blues”
The Strokes, “Take it or leave it”
Tonino Carotone, “Me cago en el amor”
Nacho Vegas (versión), “Bravo”
Mª Dolores Pradera (versión), “En el último trago”
Extremoduro, “Salir”
Bunbury y Carlos Ann, “Hoy me dejaré”
Los Suaves, “Siempre igual”
Stereophonics, “Maybe tomorrow”
Frank Sinatra, “My way”.

 

 

 

 

MIENTRAS TANTO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxRELEYENDO EN SOSIEGO…

Se recordaba segando prados ladeados con el sol sobre su oreja, admitiéndose mejor que hoy en la rasante humana. Los renglones torcidos al leer contrastaban con su mirar reposado; en líneas y oblicuas los dos horizontes celestiales zigzageaban sin competir. Nunca darase el caso, y atañe apenas, o a ratones u hombres. No hay, cómo explicarlo, dioses.

xxxxxxxxxxxxxxx*

Que la mosca proviene de las inmensidades del infierno es cosa sabida; que los hombres entienden el cielo, es la verdad. Si la mosca alcanzara el cielo a hombres de verdad, yo no permanecería en el infierno de ser un hombre más con tanta verdad que dar
y con las moscas.

xxxxxxxxxxxxxxx*

Una condena se exculpa tras un salto al vacío, mas ¿cabe una traición leal sin preveer los tales palos, los del padre?
Habría que hoy en día considerar epistolar, pues encolar sale caro, visto desde ayer, Max.

xxxxxxxxxxxxxxx*

Antaño las hojas segaba también junto a lo de los perros, deshecho, aun también, pero luego no corresponde ese paisaje pixelado al trabajo que fue ciencia espontánea: las ramitas trituráronse siempre y ardían bien, por lo general, y de aquella, es verdad. No por ello la argamasa por muy única que fuera dejaba de ser un verde compacto de material memoria.
Da igual, hoy, porque otra vez sois ayer. Os amo.
Lo probo del hombre.

xxxxxxxxxxxxxxx*

La arena es pirámide y libro,
y hasta entrealgo brizna de hierba y poliformes piedrecitas.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(y tres)

xxxxxxxxxxxxxxx*

En contar se encuentra al mundo, id lejos, a Orión si gustáis, a explicárselo a vuestras almas androides que en el crash big bang de entonces, hubieran cabido bien, y todos, y aun así, y aun así, es bueno amaros a todos.
También a ti vi allá.

xxxxxxxxxxxxxxx*

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxVolveremos de las ciudades quemadas
y seremos los fantasmas de nuestras propias
palabras
.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLeopoldo María Panero

 

 

 

 

SIETE NOCHES TORMENTOSAS POR EL MARE NOSTRUM O CERCA DE LA SALIDA A TREBLINKA

Rojas, Machado, Unamuno, Espronceda, Alberti, Pérez Galdós, Larra (¿era Larra?), Valle-Inclán (era Valle-Inclán), Salinas y el fracaso de leer a Marías, Jota, o la inconcebible a priori para ufanos sodomización de Reich-Ranicki, allá voy, palinsquemáticamente hablando, claro:
La proa suspendía el vómito. A ratos.

 

 

 

 

CUAL ASPERGERIANO LÚCIDO
(¿Puede remitirse uno a Asperger dos veces en una unidad literaria?)

¿Sabes parar los impulsos?

Deteneros ahí, en ese punto en el cual inicias un viaje hacia…
Es difícil, lleva años de locura conseguirlo.
Hoy por primera vez lo has logrado.
Has parado y el afinado piano que sonó te recompuso en el camino,
en el que debes seguir. Sigue el camino.
Tu polla, tanto camino.

 

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