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PUNTOS DE NO RETORNO
1995
EN ESTA FOTO inesperada eres
el hermano pequeño de Bob Dylan,
el hijo de Joey Ramone.
Sostienes un cigarro entre los dedos.
Miras a la pantalla de un ordenador
donde estás escribiendo algo.
Sobre tus hombros
cae la tarde. Pareces Eddie
Vedder recién salido de la ducha .
No faltan la tabla de surf
ni la guitarra eléctrica a tu lado.
Eres Antonio Vega en el perfil
de un sueño. El sol
se va por los naranjos de la huerta
y tú, desconocido,
eres Jeff Buckley, Jim Morrison, Kurt
Cobain, Josele, todos a la vez.
Tal vez sea 1995.
Ajeno a la inmortalidad,
vistes de negro y fumas.
Este es tu retrato ecuestre:
cabalgando a lomos del humo,
en las volutas yéndote
al cielo.
Hoy también —tanto tiempo después— fumas,
miras a la pantalla
como pidiéndole una explicación.
Aún arde en tus labios
aquello.
Aspíralo hasta el fondo —como entonces—,
retén su oscura letanía.
Suéltalo todo al aire
y otra vez vuelve a sostener
en tus palabras
la radiante revolución del mundo.
Así brilla la luz de nadie
que llevas dentro.
CORRIENTES
QUE LAS CORRIENTES desbocadas
de los ríos del norte
escriban en mi nombre este poema.
Que lo hagan por mí
con su furia,
xxxxxxxxxxxxa su antojo.
Que en su descenso
precipitado, en su furiosa espuma
y en sus rápidos contra las rocas,
arrastren las cosas que soy
y he sido,
las canciones que prefería,
mis años.
Que lo conviertan todo en otra cosa más noble.
Ojalá este deshielo
de las altas montanas de la noche
me lleve —como
lijando mi mala fortuna—
y me destroce
y me arranque de cuajo
y me destine al mar por ríos y barrancas,
a las playas desiertas y remotas,
hacia ese otro deshielo último
que espero
y que me nombra.
García Cerdán, Andrés. Puntos de no retorno. Madrid; Los versos de Cordelia, 2017.
JOSÉ ALCARAZ, PREMIO DE POESÍA ‘ANTONIO GALA’
Ayer nos enterábamos: José Alcaraz (una de las dos cabezas visibles de la editorial Balduque) acaba de alzarse con el Premio de poesía ‘Antonio Gala’. Pueden leer la noticia aquí y aquí.
Espero poder mostrarles algún poema del libro pronto.
Pero desde aquí lo que quiero hacer es felicitarlo, que es lo que se merece.
NI MUSA NI PRINCESA
Hace nada les decía que me acababa de llegar a casa el primer libro de Andrea Mazas (libro que va acompañado por el nuevo trabajo discográfico de Antonio de Pinto, en el que éste musica poemas de Andrea).
Hoy quiero dejar aquí uno de los poemas del libro, el que da título al blog de Andrea (que pueden ver aquí).
NI MUSA NI PRINCESA
la poesía, según Nicanor Parra, es llamar a las cosas por su nombre
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpues venga
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxGonzalo Escarpa
antes de que me digan princesa
antes todavía de que algún
poeta cantautor pintor peón de construcción camarero
actor teleoperador adolescente etcétera
me intente embaucar
haciéndome creer que yo soy su nueva musa,
quiero advertir, si es que sirve de algo,
que yo no quiero ser como raquel ni leonor,
no quiero tener sus bocas carnosas y rojas
ni que me queden tan bien como a ellas sus faldas
no quiero las curvas de infarto de silvia,
ni la melosidad de marta,
ni las dulces formas de ángeles
ni ser risueña como patricia
no envidio los buenos modales de ana
porque no los necesito,
ni aparentaré más la inocencia de rebeca,
la picardía de laura, la rebeldía de clara
ni el modernismo de maría
ni, por supuesto, intentaré ser tan fina como su hermana
porque nunca seré como ellas
no aspiro al máster de carmen
ni a tener el sentido del ritmo de paloma:
nunca he sabido bailar ni hacer un striptease
no voy a tatuarme una mariposa en el culo
ni una araña en una teta
ni diablo ni guarra ni amor en japonés,
no quiero un piercing en la lengua
para poder prometer algunas noches
la mejor mamada de su vida
a ningún chulo de discoteca
como nunca quise convertir
en el amor de mi vida
a ningún rubio de ojos azules
con mi amor único y redentor
no quiero las medidas de marilyn
ni los ojos de greta,
no tengo el descaro de mae west,
no aspiro a ser ninguna yoko
ni ser de nadie la maga que busca
reconozco que no quiero la tristeza de alejandra,
aunque a veces me arrastre de los pies,
ni los colores de frida,
aunque siempre salga a la calle manchada de ellos
no quiero apoyarme en las ventanas como gala
para ver cómo se pelean por mí jules y jim
porque no me suicidaré con ninguno de ellos
no voy a aprender a fumar
como fumaba mi madre a mi edad,
ni pretendo volver loco a mi padre
porque ya lo hice
no me voy a casar
en las vegas con lennon
disfrazada de gioconda
ni en iglesias ni en juzgados
con ningún hombre de provecho
no quiero hacer lo que hicieron
las vanessas que enamoraron a todos mis amantes
ni llorar como lloran las vírgenes
ni ser en la cama más puta que la magdalena
ni más señora que las putas en las tiendas
ni más falsa que las señoras en la calle
quién es Andrea
Mazas, Andrea. Mi columna vertebral. Tenerife; Ediciones de Baile del Sol, 2017.
‘NIÑOS’, DE JORGE GUILLÉN
Acabo de leerme esa joya que pueden ver en la imagen: ‘Niños’, de Jorge Guillén, una antología realizada por el propio autor, publicada en Begar ediciones en 1983, colección dirigida por Dionisia García y Salvador López Becerra. Antes de esta antología habían publicado ya ‘Dos Fragmentos sobre el amor’, de María Zambrano; ‘Nueve Enunciaciones’, de José Ángel Valente; ‘El Ocio y sus Mitos (I)’, de Juan Gil-Albert; y ‘Selva’, de Julia Castillo; y tenían en preparación ‘Del Diario’, de Carlos Edmundo de Ory y ‘Tratado de Ipsidiades’, de Jaime Siles.
No digan que la colección no era una joya.
Aquí tienen una selección de poemas de este ‘Niños’.
NIÑO
Claridad de corriente,
Círculos de la rosa,
Enigmas de la nieve:
Aurora y playa en conchas.
Máquina turbulenta,
Alegrías de luna
Con vigor de paciencia:
Sal de la onda bruta.
Instante sin historia,
Tercamente colmado
De mitos entre cosas:
Mar sólo con sus pájaros.
Si rica tanta gracia,
Tan sólo gracia, siempre
Total en la mirada:
Mar, unidad presente.
Poeta de los juegos
Puros sin intervalos,
Divino, sin ingenio:
¡El mar, el mar intacto!
EL NIÑO DICE…
¿Qué dice? Ni un balbuceo.
Sólo un susurro en apunte.
Basta que a los labios junte,
Aguzándose en deseo.
Este espíritu que veo
Pendiente de mi respuesta.
Él es quien se manifiesta
Sin palabras, de tal modo
Jovial que lo dice todo
Con una salud en fiesta.
NENE
xxxxxxxxNada sabe.
Y toda su torpeza se convierte en un guante
xxxxxxxxQue acaricia,
Mientras por todo el cuerpo circula una sonrisa
xxxxxxxxQue alabanza
Su candor animal como celeste gracia.
xxxxxxxx¿Hay malicia
Cuando el instinto al vuelo con lo más dulce atina?
xxxxxxxx¡Qué mirada
La criatura asesta de súbito! Ya manda.
NIÑEZ
Disparada inocencia de albor animal,
Destello de joya en bullicio,
Diamante impaciente que canta.
Pájaro nítido:
Llévanos tú bajo los soles
Que te descubren y dan sus dominios,
Arrebátanos en tus ráfagas
De paraíso,
Elévanos.
A la alegría sin tacha de tu infinito.
PLAYA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxx(NIÑOS)
Este sol de la arena
Guía manos de niños,
Las manos que a las conchas
Salven de los peligros.
Conchas bajo la arena
Tienden hacia los niños,
Niños que ya hacia el sol…
Pero el sol rectilíneo
Viene. Los rayos, vastos
Arriba, tan continuos
De masa, deslizándose
Llegan aunque sus visos,
Sin cesar rebotando
De ahincos en ahincos
De ondas, se desbanden.
Aquí, por fin, tendidos
Se rinden a las manos
Más pequeñas. ¡Oh vínculos
Rubios! Y conchas, conchas.
Acorde, cierre, círculo.
TRÉBOL
Lloraba una criatura.
Y en el día, tan hermoso,
Brilló la existencia impura.
MANERA ACTUAL DE SER NIÑO
Antonio viaja que viaja
Por tierra, por mar, por aire,
Va de un continente a otro
Porque el mundo ya no es grande,
Mira desde su avión
Cordilleras y ciudades
Como si, soñando aún,
Sobre algún mapa trazase
Con el dedo rutas, rumbos.
¿Ser hombre es estar de viaje?
TRÉBOL
¿Por qué tanta infancia exquisita?
¿Porque ingenuamente se ignora,
Y a su presencia se limita,
Y todo el niño ocurre ahora?
APERTURA DE CURSO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxPara Jacques Deguise
No te equivocas, niño. La fuerza de tus pocos
Meses —robustos meses—
Te empuja hacia una incógnita. ¿No hay cocos
En la noche del cuarto? Mira bien y no ceses
De querer con afán
Descubrir este mundo por la senda
Terrible donde van
Amor y destrucción, el odio, la alegría.
¿No es un lote de Cid aunque nadie lo entienda?
Tu puño dice ya: La vida es mía.
EL MÁS PUERIL
¿Quién más pueril que este gato pueril,
Quién sin cesar más niño?
Triscador, caprichoso, zahorí,
¡Cómo saca partido
De cualquier elemento que pueda remover,
Bola, flor o cordel!
Criatura inocente
Creando paraíso,
¿Quién con más absoluto no saber de la muerte?
Juega, mortal sin dios: tu cielo es el olvido.
LA NIÑA Y LA MUERTE
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(A. G.)
Todo su ser irradia luz de vida,
Una vida animal
Llameante de espíritu,
Espíritu invasor que, de repente,
Descubre la gran sombra.
¿Tan pronto se da cuenta
De verdad aquella alma tan minúscula?
Una obsesión de sombra se interpone
—Revolviéndose hostil—
Entre el mundo y la niña.
Respirando se alumbra el alma nueva,
Que un mundo inmenso para sí reúne,
Sin cesar más inmenso.
Y la niña clarísima respira,
Devora trasparencia, más entiende.
Un árbol. «Seco», dice.
«No tendrá primavera. Moriremos
Tú y yo. Nos moriremos todos. ¡Todos!»
Morir es un escándalo
Para la vida ingenua.
Y esa niñez, que de repente sabe…
SOLEDADES
xxxxxxxxxxxxxxx(1958)
xxxxxxxxxxxxxxxxxxLa Lola…
La niña
Se va muy lejos,
Anita,
Por el aire, sobre la ola
Se va a su puerto,
La niña,
Lejos, muy lejos
Con su gracia tan chica,
Y Europa
Se queda,
xxxxxxxxxse me queda
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxsola.
PRIMERA NAVIDAD
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(A. G. 1959)
Dice nerviosa, la niña:
«¡Santa Claus! No habrá venido».
Expectantes, vamos todos
A descubrir el prodigio,
Y ante ella, que nos precede,
Surge el Árbol, encendido,
Con sus tesoros. ¡Son muchos!
Y la niña queda en vilo,
Gravemente inmóvil bajo
La amenaza de un peligro.
Es imposible afrontar
Sin terror el Paraíso.
LAS GAVIOTAS INNUMERABLES
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Isabel y Anita
Inmensa entre mar y dunas,
No se veía la playa
Bajo los blancos inmóviles
De tantas aves posadas.
Dos niñas, rubias al sol
Suyo que las alegraba,
De pronto corrieron, no,
Quietas ya: maravilladas
Ante la brusca ascensión
Unánime de las alas.
EN ESTOS AÑOS DE TORMENTAS
Niños desnudos por las carreteras
Huyen enloquecidos. Las hogueras
Bajo las bombas arden al servicio
Del hombre occidental: negocio, vicio.
«Ellos mueren. Yo, Jefe, mientras, hablo.»
¿Se destruye también el blanco diablo?
ARTE RUPESTRE
De la guerra civil no sabe nada.
Él era entonces niño inocente
Sin odio ni retórica de espada.
Ni heredero ni juez. —¡Adán!— Presente.
Guillén, Jorge. Niños. Málaga; Begar ediciones, 1983.
GIACOMETTI MIRA ESTRELLAS PENSANDO EN ALEJANDRO
TESELA
ENCERRADO en sí mismo, Giacometti
esculpe,
con su delicadeza hecha de sangre y vísceras,
un piélago de amor
en las médulas de la noche.
ESTRELLAS
MÍRALAS, siempre ahí.
Son las estrellas extinguidas.
ALEJANDRO
ALEJANDRO de Macedonia, arúspice,
dormía con la espada de los días
bajo la almohada persa, abrazado
como un dios a una Ilíada. Él fue
por solo esto un héroe. Muy lejos
de las guerras, muy dentro de la noche,
un héroe. En su nuca recogía
la suavidad terrible del papiro
donde alguien dejara escritas
las luchas entre el dánao y el teucro.
Con la ajena docilidad de un perro
de nadie, en su secreto protegió
la memoria del hombre y su hermosura.
Como a él, como entonces, llegan hoy
a mis sienes los sueños, el metálico
golpe y el lamento de quienes doblan
las rodillas tras recibir la flecha
de Apolo. En su honor, muerden el polvo.
Lo muerdo yo también mientras espero
noticias de otro invierno en la ciudad.
García Cerdán, Andrés. Puntos de no retorno. Madrid; Los versos de Cordelia, 2017.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (L)
Hace apenas unas horas me ha llegado a casa este regalo, ‘Mi columna vertebral’, libro de poemas de Andrea Mazas y que, además, contiene el octavo disco de la carrera de Antonio de Pinto.
Comentaba Antonio de Pinto hace poco en su facebook que había desmontado los poemas para poder rearmarlos después en forma de canción.
Voy a leerme el libro y a escuchar el disco (unas cuantas veces más). Ya les contaré.
Mientras tanto, aquí tienen algunas de las canciones que Antonio ha subido ya a su canal de Youtube.
MANIFESTACIÓN EN APOYO DE LOS TRABAJADORES DEL MUSEO ‘RAMÓN GAYA’
Esta tarde, a las 20:00 h, se llevará a cabo una manifestación en la plaza de Santa Catalina de la ciudad de Murcia, para apoyar a los trabajadores del Museo Ramón Gaya.
La inciativa, que ha partido de José Cantabella, lleva por nombre ‘6×5’ en referencia a las cinco nóminas sin cobrar que tienen los seis trabajadores de este referente cultural de la ciudad.
Aquí tienen la noticia en prensa.
¡Allí nos vemos!
ARTE SOTERRADO
Esta tarde hay un evento en Murcia al que no deberían faltar. Los artistas plásticos, como parte activa de la sociedad civil, quieren expresar su solidaridad con las reivindicaciones de la Plataforma Pro soterramiento del Ave a su paso por la ciudad de Murcia. Y quieren expresarlo con la voz de su obra a través de esta exposición pública.
La nómina de artistas es: Tatiana Abellán, Claudio Aldaz, Carmen Baena, Eduardo Balanza, Juan Mariano Balibrea, Antonio Ballester, Manuel Barnuevo, José Luís Cacho, Esteban Campuzano, Carmen Cantabella, Dora Catarineu, Ángel Mateo Charris, Joaquín Clares, Juan de la Cruz Megías, Juan Manuel Díaz Burgos, Ricardo Escavy, Ángel Fernández Saura Alejandro Franco, Jorge Fin, FOD, Miguel Fructuoso, Pepe Gómez, Mercedes Gonzalez Alberdi, Pedro Guirao, Ángel Haro, Abraham Hurtado, Esteban Linares, Lolo, Alfonso Martínez Escudero, Vicente Martínez Gadea, Juan Martínez Lax, Antonio Martínez Mengual, Nicolás de Maya, Marta Menacho, Chelete Monereo, José Luís Montero, Sonia Navarro, Pedro Noguera, Katarzyna Rogowicz, Carlos Pardo, Manolo Pardo, Emilio Pascual, Manuel Pérez, Eduardo Pérez Salguero, Marcos Salvador Romera, Pedro Serna, Alberto Sevilla, Gonzalo Sicre, Pepe Yagües, Joaquín Zamora, Rubén Zambudio.
INAUGURACIÓN: Miercoles 21 de Junio de 2017, a las 20.30 h.
Calle Orilla de la vía 8,12 y 14. Murcia
(Junto al paso a nivel de Santiago El Mayor)
La columna de Ángel Montiel sobre la exposición que se inaugura esta tarde, aquí.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (XLIX)
Hará un par de meses, Ángel Mateo Charris nos envió un correo electrónico a una serie de escritores porque se le había ocurrido una locura maravillosa. Nos decía que se ponía en contacto con nosotros porque quería que escribiéramos textos basados en las imágenes que nos proponía a cada uno, y que el resultado no tenía por qué estar relacionado directamente con la imagen. Quería que entre todos construyéramos un pictionary.
Yo me planteé hasta el último momento colaborar o no, porque estaba convencido de que la idea que yo tenía en la cabeza la tendrían más escritores, y con mejor resultado que la mía.
El caso es que el último día de plazo le envié el texto.
Y ahora está aquí el catálogo.
Y aquí mi colaboración.
Hace un mes y medio se inauguró la exposición en Fuente Álamo de Murcia, pero la única oportunidad que tenía de ir a verla no salió porque quien me dijo que me acercaría a verla al final no lo hizo (en este momento, la exposición ya está en Bilbao). Ahora sólo me queda observar la pieza en el catálogo. Y reírme porque, como me decía uno de los compañeros de proyecto y catálogo, es magnífica la mala baba que destila lo que escribí, porque al final nadie hizo lo que yo creía que repetiríamos más de uno y porque ha sido un honor -aunque no haya podido verlo en vivo- colaborar con alguien a quien admiro tanto como Ángel Mateo Charris.
Por si no ven bien la imagen del catálogo:
ESTA NOCHE: JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ EN ‘LOS LUNES LITERARIOS’
Esta noche presenta José Óscar López su nuevo libro ‘Fragmentos de un mundo acelerado’ en Los lunes literarios. Y además lo hará acompañado de Miguel Ángel Hernández Navarro, con quien conversará sobre este libro lleno de historias lúcidas y desasosegantes.
Y, por supuesto, aquí tienen una selección.
LA MÁQUINA
Al final del verano, empezamos a construir una máquina. Nos sentíamos muy inspirados, quizás por el buen tiempo; tanto, que trabajamos febriles y con gran aplicación, pero sin plantearnos en ningún momento para qué podía servir. La terminamos pronto, a finales de septiembre, y una gran alegría nos embargó. Solo entonces nos preguntamos, perplejos, para qué demonios serviría. Dudamos antes de encenderla, pero había sido un trabajo apasionante y sentíamos urgencia por comprobar el resultado.
Encendimos la máquina. Funcionaba a la perfección. Nos felicitamos, estábamos exultantes. Creo que con ningún otro de nuestros trabajos habíamos obtenido una satisfacción así. Pero quedaba sin resolver el problema de su finalidad. Le dimos muchas vueltas, pero nos esperaban más trabajos. Casi todos nosotros debíamos colaborar con otros equipos, cambiar de compañeros, y no sabíamos cuándo iríamos a coincidir todos de nuevo en otro proyecto. Así que decidimos guardarla —¿esconderla, olvidarla?— bajo tierra.
Yo aún trabajo aquí, muy cerca del lugar que elegimos para enterrarla. A veces paso sobre ella, caminando, y la sé ahí abajo: perfectamente operativa, aunque la tierra no deje escapar de su vientre su ruido, su pequeña música repetitiva y mecánica. Me basta con saber que sus motores y engranajes insisten dando vueltas, y arrastrando sus correas y los émbolos. Me basta con saber que van a hacerlo siempre. Ya no me proporciona solamente alegría, al pensarlo, sino también seguridad. De hecho, saber que esa máquina funciona todavía es lo único que me hace sentir seguro, la única garantía de que la realidad va estar ahí cuando despierte, cada mañana.
Sé que los otros constructores, desde sus rincones respectivos del planeta, también piensan en ella en estos términos. Sospecho que, como yo, tienen miedo. Miedo de que, alguna vez, la máquina se pare. Que deje de funcionar. Y que el resultado sea impredecible, desastroso.
LOS MALOGRADOS
Entré en la enorme sala y vi a esos seres terribles y perfectos, observándome en silencio. Tuve miedo. Me di la vuelta hacia unos ventanales por los que pude contemplar las montañas que yo había atravesado para llegar aquí, a este lugar que había confundido con el pajar de la granja de al lado. Y vi a alguien, normal en apariencia, saliendo de la granja y acercándose.
—Seres igual a dioses —dijo cuando entró—, es lo que he estado construyendo desde el albor de las eras.
Traté de enfrentarme a él sin enfrentarme a esos seres. Notó mi pánico. Seguía acercándose.
—Comprendo tu temor —continuó—. Son lo que tú jamás podrás llegar a ser. He logrado tan solo dos decenas, a lo largo de milenios. En cuanto a los seres fallidos…, debo contarlos por millones. Por miles de millones.
—¿Y qué hace con ellos?
—Los he ido soltando. Se han extendido por la Tierra —respondió mientras recogía una pala del suelo, ya junto a mí—. Al principio, los enterraba tras sacrificarlos. Pero sentía lástima y decidí dejarlos que escaparan, que se reprodujeran lejos. Son los que tú llamas tus semejantes, ni más menos que la raza humana.
Había alzado la pala sobre su cabeza, tensando sus ancianos músculos.
—Es extraño, ninguno supo hasta ahora desandar el camino de vuelta —añadió antes de golpearme.
AMBICIÓN
xxxxxxxxxxxxxA Manuel Moyano
—Todos nuestros esfuerzos son inútiles —dijo a su ayudante, y ambos dejaron de pedalear a lomos del nuevo ingenio que habían terminado de construir esa misma tarde; efectivamente, el Sol y la Tierra continuaban su marcha sin apartarse un ápice de sus senderos prefijados: el astro se escabullía bajo una de las lindes del planeta, y él y su ayudante contemplaron impotentes cómo retornaban alrededor de ellos las sombras.
LA DESAPARICIÓN DE KELLERMANN
El cosmólogo Thomas Kellermann recibió una visita inesperada la noche del tres de diciembre de 1974. Su sirvienta habló de unos bisbiseos demorados, que ella pudo oír desde su dormitorio, muy cerca de la entrada. Tras media hora oyó también que la puerta de casa se cerraba y no le dio más importancia, entendiendo que el viejo profesor regresaba a su dormitorio. Así les explicó a los investigadores del caso. Dos semanas después, el anciano seguía sin aparecer. Solo entonces, los medios empezaron a prestar atención a una carrera menor, y muchas de sus teorías empezaron a discutirse por primera vez en las universidades y en los medios.
Cuanto más lo hacían, más conspiraba el cosmos por adecuarse a ellas. Ahora que todos leían sus principios y teorías, por fin se entendían muchos movimientos misteriosos de la materia que no habían logrado ser explicados hasta entonces. Todo encajaba en los papeles del desaparecido Kellermann. Las estrellas y todo el universo se movían en homenaje a él.
Pero el investigador apareció una buena noche en un descampado a las afueras de su ciudad, sin guardar recuerdo de los meses que había sido dado por desaparecido. Parecía con buena salud. Los distintos patrones y sistematizaciones que poblaban sus libros y apuntes dejaron de encontrar reflejo en el funcionamiento de la realidad. Nuevas apreciaciones y consideraciones devolvieron sus diagramas, ecuaciones y concepciones a su diminuta condición previa.
Todos abandonaron y olvidaron sus teorías. Ignorante de que durante un breve espacio de tiempo sus estudios habían determinado la gran sinfonía del universo, Kellermann vivió bastantes años más en su modesta laboriosidad y la felicidad de su vida solitaria y tranquila, inofensiva, perfectamente anónima e irrelevante.
POLICÍACO
El hombre que inventará el futuro sigue en busca y captura en el pasado.
BIG BANG
¿Fue con un estallido, que comenzó el universo, o terminó con él y nosotros tan solo somos su demorado eco?
LA TORRE
Querían construir una torre, la torre más alta jamás construida, una que llegara hasta el cielo. Pero apenas empezamos a trabajar en ella, comenzaron los problemas económicos. Nos pagaban cada vez menos y había meses que ni siquiera nos pagaban. No paramos de trabajar, pues hacerlo estaba castigado con la muerte; pero perdimos el miedo a desentendernos de quienes nos dirigían: no solo fingíamos no entender, sino que respondíamos al azar, frases cualesquiera y sin relación alguna con las preguntas o las órdenes de nuestros patrones.
La verdad es que empezó a parecernos divertido, tanto que jugamos a hacerlo entre nosotros. Pronto probamos a inventar palabras, y de ahí a tratar de crear idiomas nuevos había un paso. Imposible el acuerdo para un proyecto tan fenomenal, y antes de que ese monstruo de piedra crezca amorfo y en todas direcciones, hemos sido todos devueltos a nuestras casas. Un ejército de albañiles y obreros, decenas de miles, volvemos al hogar con una sola idea: enseñar a nuestras familias cada una de nuestras nuevas lenguas, únicas e intransferibles, y seguir con esta broma magnífica que supera, sin duda, en fantasía y en fenomenal al proyecto de esa torre insensata.
López, José Óscar. Fragmentos de un mundo acelerado. Cartagena; Ed. Balduque, 2017.
EL DESTINO
Durante siglos los hombres y los dioses fueron representados con una ausencia total de expresión, como si el trasvase de la carne o la energía hacia la dura piedra no pudiera contemplar la inclusión de emociones o gestos propios de la materia viva. Esto pasó en Egipto o en la Alta Edad Media, por ejemplo. Las formas se geometrizan y se busca una pátina de hielo que induzca a la veneración y al terror, a la certeza de que no vemos un objeto animado sino un receptáculo de piedra para una idea que transita fuera. Más allá de nuestro horizonte. Esa expresión vacía de expresión recibe el nombre de hieratismo. El hombre o dios representado es al mismo tiempo todos los hombres o todos los dioses. Imposible penetrar en sus adentros: su rostro es un muro infranqueable. De igual modo ese muro dimana hacia el exterior, quien mira uno de estos rostros hieráticos en busca de signos de lo humano, de un camino hacia lo vivo, acaba perdiéndose en un laberinto helado.
xxxUn paso intermedio entre la carne viva y la matemática. La cabeza del apóstol en la talla bizantina. El rictus del jugador de póquer durante la mano decisiva.
xxxExactamente. El jugador de póquer tiende a abolir su condición de carne y busca volverse abstracto, geométrico. Cualquier señal que denote sus emociones puede ser fatal para sus intereses en la partida. La cara de póquer actúa bajo el mismo mecanismo que los rostros esculpidos babilónicos, busca construir un muro que oculte el interior y que provoque desconcierto laberíntico en el que observa. Por eso el buen jugador de póquer anhela la hibridación de su carne con la pura matemática. Ganar o perder depende en gran medida de lo alto y profundo que sea ese muro. De lo perfectos que sean los ángulos y las líneas. Entendemos entonces que el mejor jugador es aquel cuyo cuerpo más se acerca a un maniquí construido a base de módulos poligonales: su cabeza es una esfera, sus brazos varios cilindros articulados, su torso una pirámide truncada, etc. Como los jugadores de cartas que pintó Cezanne, pero vivos.
xxxPodríamos decir que el rostro del jugador es un reflejo de la naturaleza misma del juego. Es de carne, con todas las limitaciones humanas que ello conlleva, pero al mismo tiempo tiende irremisiblemente a la cifra abstracta. Oscuro polinomio que respira. El jugador, como el póquer en sí, se debate constantemente en el umbral entra lo incontrolable y lo exacto. El azar y la estadística. El vaivén emocional y la máscara de piedra.
xxxObservemos una partida. La mesa es un óvalo, los naipes son pequeños rectángulos y las fichas circulares están marcadas con números múltiplos de diez. Los jugadores son de carne, seis cabezas, doce manos, sesenta dedos. Un crupier, dos manos, diez dedos, cincuenta y dos cartas. Si entornamos los ojos no podremos distinguir un rostro de otro. Lo humano apenas insinuado, como una máscara bajo la máscara. A esa inmutabilidad se le llama disciplina: que ni tu expresión ni tus movimientos delaten tu jugada.
xxxEl crupier es un autómata, un médium. Poco menos que una sombra o un susurro. Reparte dos cartas a cada uno tras haber quemado la primera del montón. Quemar: ceniza sin retorno: arden los vasos sanguíneos que alimentan el ojo que mira las dos cartas en la mano. Procesa y calcula. Observa y espera. Apuestan. Cien. Doscientos. Sube. Iguala. Abandona. Estás en el reino de las estatuas, el blanco nuclear de los naipes es el blanco del mármol que cbre tu rostro.
xxxTus cartas: K♥ y 10♥.
xxxLas leyes de la probabilidad auguran muchas opciones de ganar. Pareja, trío, póquer, doble pareja y ful bastante altos. Proyecto de escalera. Proyecto de color. Doblas tu apuesta y esperas reacciones. Tres abandonan, dos igualan sin inmutarse. Lees en sus gestos un laberinto confuso de hielo. No han dudado ni un instante. Procesas: por lógica los tres que se han tirado no deben poseer ninguna figura, como mucho una J. Aumentan tus posibilidades. El crupier recoge las fichas, quema otra carta y muestra tres cartas boca arriba.
xxxThe flop: 7♥ 7♦ 4♥
xxxEl primer jugador pasa. El segundo eleva tu apuesta anterior cinco veces. Va fuerte. Quiere intimidar. Dos posibles lecturas: va de farol y quiere que todos abandonen ante tal agresividad, o bien, lleva uno o dos 7, pareja de 4 o una pareja alta y quiere que alguien muerda el anzuelo para arrancarle una buena suma. Es nuestro turno. No llevamos nada. Sólo humo, pilares de agua para un futuro castillo de nieve. Nada. La matemática ahora empieza a servir de poco, la carne va agrietando el velo de escarcha que la cubría. La duda corroe desde la punta de los dedos hasta el centro del cerebro. Nada de esto debe transparentarse, si antes se tardó diez segundos en subir la apuesta ese es el tiempo que se tiene para actuar. El pensamiento es una dinamo enloquecida. Por dentro. Fuera debemos seguir siendo una figura de Cezanne, un faraón de alabastro. Decidimos comprobar hasta dónde nuestro rival puede llevar su supuesto farol. Doblamos su apuesta. El tercero en discordia abandona abrumado por nuestra escalada febril. Quedamos dos. Ahora el nudo gordiano se estrecha en el corazón del otro. Las mismas dudas y ansiedades que antes nos atenazaban son ahora el ejército que puebla su cuerpo. Sin embargo: disciplina, ni un gesto trasluce su lucha. Decide igualar la apuesta. Disciplina: que no note que nuestra jugada era un farol. Hieratismo. El crupier recoge las fichas. Quema otra. Muestra una nueva carta boca arriba.
xxxThe turn: A♠.
xxxSeguimos sin tener nada. El As añade más incertidumbre y posibilidades de perder. Esperamos el movimiento del contrario. Un par de suaves golpes con la palma de su mano sobre el tapete. El As lo ha amedrentado, seguramente contempla la posibilidad de que tú hayas ido subiendo las apuestas con una pareja de ases que sería difícil de batir. Él debe tener alguna combinación ganadora con las cartas del flop. Estamos perdidos. Sólo nos queda encomendarnos a la lotería, al puro azar de la última carta en juego. Nuestro destino está en las manos del crupier. Pasamos. Enfermo terminal, moribundo, cadáver. Nos agarramos con fuerza a ese mínimo aliento que nos regalan. El crupier quema una carta y coloca boca arriba la última y definitiva.
xxxThe river: J♥.
xxxLa fortuna sonríe en tu espejo con sus dientes de oro. Color a la K. Pocas jugadas mejores. La disciplina te obliga a que no note tu alivio. Estatua griega arcaica, casi un ídolo cicládico, así debes ser. Su turno. Apuesta un triple. Ni mucho ni poco, como una leve tentación. Esa apuesta no dice nada. De repente un brillo desconocido en sus ojos, como una grieta en la porcelana. Algo hay. Tienes diez segundos para descifrarlo. Nueve. Ocho. Nuestra jugada es brillante e inesperada, casi nadie habría aguantado un proyecto de color hasta la última carta, subiendo tanto la apuesta. Siete. Seis. Pareja alta pierde. Doble pareja pierde. Trío pierde. Cinco. Cuatro. Ful gana. Póquer gana. Tres. Subamos la apuesta hasta el límite y que la cuerda de su jugada se rompa de tanta tensión. Llevémoslo a la frontera donde el hielo se derrite ante el miedo. Dos. uno. Apuesto todo. Doble o nada. Pronuncias esas palabras y entonces es cuando consigues traducir el brillo extraño de su mirada. Has caído en la trampa. Eres una estatua rota.
xxxSus cartas: 7♣ y 7♠.
xxxPóquer de 7. Tu cuenta a cero. El azar y la matemática, las leyes de la carne. Has sido derrotado en todos los ámbitos. Kurós griego mutilado, bajo la arena del desierto. Algo así, bajo la rígida máscara del dios no había nada, sólo humo, proyectos de lodo bajo la lluvia. Las leyes divinas son papel mojado. Nada. La ley no escrita de la sangre acaba definiendo el lugar que ocupa nuestro cuerpo en el espacio. Lo dijo Mallarmé: una tirada de dados nunca abolirá el azar.
Quinto, Raúl. Idioteca. Almería; El Gaviero ediciones, 2010.
NUEVA ETIOPÍA
Esaten du ene hiztegi batek
desolamendu hitza latinezko
desolatio hartatik datorrela,
jenitiboz desolationis;
Dio abita ere mila seirehun eta
Hamaikagarren urtean sortu eta
idatzi zela lehenengo aldiz
antzerra txhuri baten lumaz;
bere esanahiak direla
bakardade, ruina, hondamen.
Baina ez dio ezer
kaletik doan
jendearen
bihotzetaz;
Ez dio ezer,
zutaz eta nitaz,
gartzela edo
koarteletako
patiotaz…
Dice mi diccionario
que la palabra desolación
proviene del latino desolatio,
genitivo desolationis;
Y que fue en mil seiscientos once
cuando alguien la escribió
por primera vez
después de afilar la pluma
de una oca blanca.
Dice también
que soledad, ruina y destrucción
son sus significados principales.
Pero nada dice el diccionario
del corazón de la gente
que marcha por la calle;
nada dice de nosotros,
nada dice de los patios
de la cárcel o del cuartel…
Egun finlandiar bat
Egun finlandiar luze bat
Berrogei egun arrunten
luzerakoa behar dut
Egun finlandiar bat nahi nuke
zurekin hizketan jarraitzeko
zure hitzek on egiten didate
lasaitu egiten naute barren barrendik
Parabisuaren gaia atera nizun
eta zuk erantzun, bai, parabisuan…
Parabisuan fruitu eder asko daude
baina ifernua ere hantxe egon daiteke.
Aldatu al liteke bizimoduz erabat
zenbat aldiz hasi liteke zerotik
galdera zailak ziren, baina ez zuretzat
zu nire laguna zara, maite zaitut.
Mintzatu gara hamaika gauzataz,
mintzatu gara drogaz, antsiedadeaz
mintzatu gara askatasun pertsonalaz
libreak izan behar dugula, libreak.
Finlandiako zerua udako aldean
beti egoten da urdin, apal eta urdin,
eta eguzkiak laranja bat ematen du
eta ilargiak ere bai, laranja bat
Egun finlandiar bat nahi nuke
zeruan bi laranja dituena beti
zurekin hizketan jarraitu ahal izateko
zu nire laguna zara, maite zaitut.
UN DÍA FINLANDÉS
Un día finlandés,
necesito un largo día finlandés;
tan largo
como cuarenta días corrientes.
Quiero un día finlandés
para seguir hablando contigo;
tus palabras me hacen bien,
me tranquilizan por dentro.
Te comenté algo del paraíso
y tú me dijiste, sí, en el paraíso…
en el paraíso hay frutas bellísimas,
pero también el infierno puede estar allí.
¿Es posible cambiar radicalmente de vida?
¿Cuántas veces se puede empezar de cero?
Son preguntas difíciles, pero no para ti.
Tú eres mi amiga, te quiero.
Hemos hablado de tantas cosas,
de la droga, de la ansiedad;
hemos hablado de la libertad personal
de que tenemos que ser libres, siempre.
El cielo de Finlandia siempre es azul
en verano, suavemente azul,
y el sol parece una naranja
y la luna lo mismo, otra naranja.
Quiero un día finlandés
con dos naranjas en el cielo.
Quiero seguir hablando contigo,
tú eres mi amiga, te quiero.
xxxxx1
Etxean eta bakarrik uzten dudan bakoitzean,
berak, bi urteko umearen buruaz,
paseatzera noala pentsatzen du,
eta baita borroka egitera ere,
adibidez parkera,
adibidez ahate harroekin
zalapartaka iturri ingurutan.
Baina halere, inork ez luke esango
juzku txarrerako joera duenik,
berak ez baitaki ezer,
esate baterako lanaz
esate baterako medikuetara,
buruko minez dabilelako edo,
joan beharra daukanaren kezketaz.
xxxxx2
Ez dio heriotzari batere beldurrik,
ez da arduratzen bonba edo poliziez,
ez da larritzen, are gutxiago, nonbait
adibidez Espainian
adibidez hogeigarren mende bukaeran,
ixiltasunez inguratuta dauden
esterminiozko gartzelak direla eta.
Baina halere, inork ez luke esango
bihotz gihartsukoa denik
dardar batean jartzen baitute
esate baterako petardoek
esate baterako gazte batzuk
gorriz pintatutako porteriarantz edo
bere gainetik bidaltzen dituzten baloiek.
xxxxx3
Eta jan, lehertu arte jango luke,
haragia, gazta eta berriro haragia
bere plateratik edo nire eskutik
eta baita zabor poltsetatik ere
adibidez Bilbon,
adibidez eskale batekin lehian
hotzak patata azal artean sartuz.
Baina halere, inork ez luke esango,
jatun baldarra denik
instantera galtzen baitu gogoa
esate baterako zapuzten denean
esate baterako norbaitek hitz txar bat
inolako arrazoirik gabe edo,
oihuka esaten dion bakoitzean.
xxxxx4
Duela gutxi, zahartu egin zen
goizetik gauera, bapatean,
eta galdu egin zuen bizitasuna
eta baita estimazioa ere
adibidez eder zaleena
adibidez aurreko garaietan,
eskilaretan aurkitzen zutenean edo,
agur egiten zioten auzokoena.
Baina halere, inork ez luke esango
munduak erabat ahaztu duenik,
ni akordatu egiten bainaiz berarekin
esate baterako gau batzuetan
esate baterako autopistatik noala
eta gogoratu beste batzuk, jakintsuagoak edo
beren semealabekin gogoratzen diren bezala.
ADIVINANZA
xxxxx1
Cada vez que lo dejo solo en casa,
él, al igual que un niño de dos años,
piensa que he salido a pasear
y a pelear,
por ejemplo al parque
por ejemplo con los orgullosos patos
bulliciosamente, junto a la fuente.
Y sin embargo, nadie diría,
que es un mal pensado
pues él, qué sabe
por ejemplo del trabajo
por ejemplo de las preocupaciones
del que por tener dolor de cabeza
debe ir al médico.
xxxxx2
No le teme en absoluto a la muerte
no se preocupa de las bombas ni de los policías
y no se altera si en algún lugar
por ejemplo en España
por ejemplo a finales del siglo veinte
hay cárceles de exterminio
rodeadas de silencio.
Y sin embargo, nadie diría
que es duro de corazón
ya que enseguida se pone a temblar
por ejemplo con los petardos
por ejemplo cuando unos jóvenes
tiran balones a las porterías rojas
o por encima suyo.
xxxxx3
Y comer, comería hasta reventar
carne, queso y más carne
en su plato o de mi mano
y hasta de las bolsas de basura
por ejemplo en Bilbao
por ejemplo en pugna con un mendigo
metiendo los dientes entre las cortezas de patata.
Y sin embargo nadie diría
que es un tragón
ya que inmediatamente pierde el apetito
por ejemplo cuando se disgusta
por ejemplo cada vez que alguien
sin ninguna razón
le dice algo desagradable a gritos.
xxxxx4
Hace poco, envejeció de repente
de la noche a la mañana
y perdió su vitalidad
y con ella la estimación
por ejemplo de los estetas
por ejemplo de los vecinos
que antes lo saludaban
al encontrarse en la escalera.
Y sin embargo nadie diría
que haya caído en el olvido
porque yo me acuerdo de él
por ejemplo algunas noches
por ejemplo cuando voy por la autopista
y me acuerdo como otros, quizás más listos,
se acuerdan de sus hijos.
Non ote daude gure
aspaldiko lagunak
gu baino lehen sortutako
trikitilari onak
kantuz bizi izan eta gero
kantuz joan zirenak.
Ez dut ikusten inon
haien oroigarririk
ez dago haien izena
daraman plazarik
eskerrak gure bihotzak
ez dauzkan ahazturik.
Gure bihotzak badaki
gure eskuak ere bai
lehengoak nor ziren eta
noraino genituen gai
zenbat jende jarri zuten
dantza egiten alai.
Kolorezko soinu txiki
bizi-bizi kuttuna
ez da zun-zun ez da ttun-ttun
pandero aireduna
ez zaizu inoiz faltako
gu denon maitasuna
NUESTROS TRIKITILARIS
¿Dónde están nuestros amigos de entonces, los
trikitilaris que tocaron antes que nosotros,
aquellos que vinieron y murieron cantando?
Ninguna placa los recuerda, ninguna plaza lleva su
nombre, pero nosotros no les hemos olvidado.
Nuestro corazón lo sabe, nuestras manos lo saben,
lo bien que tocaban, cómo hacían bailar a la gente.
Pequeño acordeón de colores, pandero que vas en
su compañía: nunca os faltará nuestro amor.
CRÓNICA PARCIAL DE LOS SETENTA
CRÓNICA PARCIAL DE LOS SETENTA
Fue cuando la vida cotidiana derramaba
Cucarachas sobre la gente sin cesar,
Y se lloraba por todas las habitaciones
Bien al estilo Snif, bien al estilo Buá;
Fue cuando se pasaba miedo y se gritaba
Si de madrugada sonaba un timbre o un tiro
Allí por el tercero A, o B, o por error.
Fue cuando nosotros, la juventud en general,
Leíamos pornografía frente a las blancas
Baldosas de los urinarios públicos
Donde, a veces, sangrábamos por la nariz;
Fue cuando el invierno se iba aproximando
Y prometía muertes, no todas ellas naturales;
Cuando en el fondo del corazón, todos deseaban
Una llamada o una carta, y yo también.
……………………………………………………………..…/…
Y fue efectivamente el invierno, y hubo ocas
En el cielo volando en forma de uve doble,
Y fue el frío y la lluvia y la huelga general
En medio de una epidemia de gripe asiática;
Y recuerdo un bar que alegó razones comerciales
Para impedir la entrada a dos homosexuales;
Que los mendigos reforzaron sus casas de cartón,
Que las ardillas bajaron del bosque y atracaron
Un supermercado diciendo, Alto, Manos Arriba,
¿Dónde está la caja fuerte de las nueces?
Y después llegaron vagones llenos de silencio
Para luchar calle por calle, casa por casa,
Contra los Sustantivos, contra los Adverbios,
Y yo estuve allí, y fue terrible, qué horror;
Y los dispensarios recetaron píldoras anti,
Los bancos repartieron prospectos de colores
Con el lema de Ora, sí, pero sobre todo Labora;
Y una tarde, por fin, ella hizo una llamada
Desde muy lejos, y me pareció que sus palabras
Eran de amor y con una pizca de sabor a miel;
En aquel tiempo, cuando la vida cotidiana
Derramaba cucarachas sobre nosotros sin cesar,
Y se lloraba por todas las habitaciones,
Bien al estilo Snif, bien al estilo Buá.
Atxaga, Bernardo. Nueva Etiopía. Madrid; Ediciones Detursa, 1996.
TIERRA DEL MAR
TIERRA DEL MAR
Habitaba conmigo allí en la colina espaciosa.
Vivíamos sobre el mar.
Y muchas veces me había dicho:
«Oh, vivir allí los dos solos,
con riscos, verdad desnuda, lumbre del sol.»
Y pude llevármela. Una casita colgaba
como despeñada, suspensa
en algunos poderosos brazos que nos amasen.
Allí habitábamos. Veíamos en la distancia
trepar a las cabras salvajes contra los cielos.
El rumor de la trompa lejana
parecía un trueno que se adurmiese.
Todo era vida pelada y completa.
Allí sobre el granito dorado por el sol bondadoso
su forma se me aquietaba, permanecía.
Siempre temía verla desvanecerse.
Cuando la estrechaba en mis brazos
parecía que era sobre todo por retenerla.
Ah, cómo la comprobaba, suavidad a suavidad,
en aquel su tersísimo cuerpo que la ofrecía.
Lo que más me sorprendía era su dulce calor.
Y el sonido de su voz
cuando yo no la veía
me parecía siempre que podía ser el viento contra las rocas.
No había árboles. Apenas algún pino, algún olivo.
A veces se templaba una loma con un morado sofoco.
Pero el cielo poderoso vertía luz dorada, color fuerte, templado hálito.
Lejos estaba el mar: añil puro.
Los cantiles violentos parecían cuajados, petrificados de resplandor.
En la amarilla luz todo semejaba despedazado,
rodado, quedado
desde un inmenso cielo de júpiter.
Pero en la cumbre todo poseía templanza. Y ella
hablaba con dulzura, y había suavidad,
y toda la exaltación terrestre
se aquietaba en aquel diminuto nudo de dicha.
Había días que yo estaba solo.
Se levantaba antes que yo, y cuando yo me despertaba
sólo un viento puro y templado penetraba mudo por la ventana.
Todo el día era así silencioso,
eterno día con la luz quedada.
Vagaba quizá por la altura y cuando regresaba había como una larga fatiga en sus ojos.
Como un ocaso caído,
como una noche que yo no conociese.
Como si sus ojos ahora no viesen toda aquella luz que nos rodeaba.
Por la noche dormía largamente, mientras yo vigilaba,
mientras yo me detenía sobre su velo intacto,
mientras su pecho no se movía.
Pero amanecer era dulce. ¡Con qué impaciencia lo deseaba!
Ojos claros abiertos sonrientes vivían.
Y besos dulces parecían nacer, y un sofocado sol de lirio puro
penetraba por la ventana.
Siempre ida, venida, llegada, retenida,
siempre infinitamente espiada,
vivíamos sobre la colina sola.
Y yo sólo descansaba cuando la veía dormir dichosa en mis brazos,
en algunas largas noches de seda.
Isla del mar que bogaba sin peso,
llevando un infinito miedo del amor
y una apurada dicha hasta sus bordes.
Aleixandre, Vicente. Historia del corazón. Madrid; Diario El País S.L., 2005.
ESCRIBO EN UNA LENGUA EXTRAÑA
ESCRIBO EN UNA LENGUA EXTRAÑA
Escribo en una lengua extraña. Sus verbos,
la estructura de sus oraciones de relativo,
las palabras con que designa las cosas antiguas
—los ríos, las plantas, los pájaros—
no tienen hermanas en ningún otro lugar de la Tierra.
Casa se dice etxe; abeja erle; muerte heriotz.
El sol de los largos inviernos, eguzki o eki;
el sol de las suaves y lluviosas primaveras,
también eguzki o eki, como es natural;
Es una lengua extraña, pero no tanto.
Nacida, dicen, en la época de los megalitos
sobrevivió, lengua terca, retirándose,
ocultándose como un erizo en este lugar
que ahora, gracias precisamente a ella,
muchos llamamos País Vasco o Euskal Herria.
Sin embargo, su aislamiento no fue absoluto:
gato es katu; pipa es pipa; lógica es logika.
Como concluiría el príncipe de los detectives,
el erizo, querido Watson, salió de su madriguera
y visitó muchos lugares, y sobre todo Roma.
Lengua de una nación diminuta,
lengua de un país que no se ve en el mapa,
nunca pisó los jardines de la Corte
ni el mármol de los edificios de gobierno;
no produjo, en cuatro siglos, más de un centenar de libros:
el primero en 1545; el más importante en 1643;
el Nueva Testamento, calvinista, en 1571;
La Biblia completa, católica, allá por 1860.
El sueño fue largo, la biblioteca breve;
Pero en el siglo veinte, el erizo despertó.
Atxaga, Bernardo. Nueva Etiopía. Madrid; Ediciones Detursa, 1996.