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LAS ÚLTIMAS FOTOS DEL AÑO

diciembre 31, 2015 Deja un comentario

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POEMAS DE AMOR

diciembre 30, 2015 Deja un comentario

Cara en amarillo

 

UN HUÉSPED

No sos mío
no estás
en mi vida
a mi lado
no comés en mi mesa
ni reís ni cantás
ni vivís para mí.
Somos ajenos

y yo misma
y mi casa.
Sos un extraño
un huésped
que no busca no quiere
más que una cama
a veces.
Qué puedo hacer
cedértela.
Pero yo vivo sola.

 

 

 

 

LA PIEL

Tu contacto
tu piel
suave fuerte tendida
dando dicha
apegada
al amor a lo tibio
pálida por la frente
sobre los huesos fina
triste en las sienes
fuerte en las piernas
blanda en las mejillas
y vibrante
caliente
llena de fuegos
viva
con una vida ávida de traspasarse
tierna
rendidamente íntima.
Así era tu piel
lo que tomé
que diste.

 

 

 

 

ENTRO EN EL JUEGO

Entro en el juego
juego
hago de cuenta
voy
te sigo me sonrío
me desentiendo me
abandono me olvido
cuando estás
cuando me amas
pero cuando ya no
aún no
qué difícil
quererte.

 

 

 

 

ESCRIBO PIENSO LEO

Escribo
pienso
leo
traduzco veinte páginas
escucho las noticias
escribo
escribo
leo.
Dónde estás
dónde estás.

 

 

 

 

EL TESTIGO

Yo no te pido nada
yo no te acepto nada.
Alcanza con que estés
en el mundo
con que sepas que estoy
en el mundo
con que seas
me seas
testigo juez y dios.
Si no
para qué todo.

 

 

 

 

LA NOCHE

La noche no era el sueño
era su boca
era su hermoso cuerpo despojado
de sus gestos inútiles
era su cara pálida mirándome en la sombra.
La noche era su boca
su fuerza y su pasión
era sus ojos serios
esas piedras de sombra
cayéndose en mis ojos
y era su amor en mí
invadiendo tan lenta
tan misteriosamente.

 

 

 

 

TE ESTOY LLAMANDO

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.

 

 

 

 

UN VERANO

Hago muecas a veces
para no tener cara de tristeza
para olvidarme
amor
para ahuyentar mis duros
mis crueles pensamientos.
Cómo he de hacer
amor
para vivir aún
para sufrir aún
este verano.
Pesa mucho
me pesa como si el mar pesara
con su bloque tremendo
sobre mi espalda
me hunde
en la más negra tierra del dolor
y me deja
ahí deshecha
amor
sola ahí
tu abandono.

 

 

 

 

NO TE AMABA

No te amaba
no te amo
bien sé que no
que no
que es la luz
es la hora
la tarde de verano
lo sé
pero te amo
te amo esta tarde
hoy
como te amé otras tardes
desesperadamente
con ciego amor
con ira
con tristísima ciencia
más allá de deseos
o ilusiones
o esperas
y esperando no obstante
esperándote
viendo
que venías
por fin
que llegabas
de paso.

 

 

 

 

DÓNDE

Dónde el sueño cumplido
y dónde el loco amor
que todos
o que algunos
siempre
tras la serena máscara
pedimos de rodillas.

 

 

 

 

ENTRE

Entre tus brazos
entre mis brazos
entre las blandas sábanas
entre la noche
tiernos
solos
feroces
entre la sombra
entre las horas
entre
un antes y un después.

 

 

 

 

NADIE

Ni tú
nadie
ni tú
que me lo pareciste
menos que nadie

menos que nadie
menos que cualquier cosa de la vida
y ya son poco y nada
las cosas de la vida
de la vida que pudo ser
que fue
que ya nunca podrá volver a ser
una ráfaga
un peso
una moneda viva y valedera.

 

 

 

 

ESTOY TAN TRISTE

Estoy tan triste como
si te hubieses muerto
no puedo sonreírme
pues
contigo
ni hablar de qué sé yo
ni dar detalles.
Puedo sólo sufrir
por los días perdidos
por lo imposible ya
por el fracaso.

 

 

 

 

TANGO

Yo vengo por la calle
compro pan
entro en casa
hay niebla y vengo triste
tu amor es una ausencia
tu amor digo mi amor
amor que quedó en nada.
Subo las escaleras
repasando esa historia
y me quedo en lo oscuro
tras de la puerta
amarga
pensando no pensando
en tu amor
en la vida
en la soledad que es
única certidumbre.

 

 

 

 

YA NO

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

 

 

 

 

PUEDE SER

Puede ser que si vieras Hiroshima
digo Hiroshima mon amour
si vieras
si sufrieras dos horas como un perro
si vieras
cómo puede doler doler quemar
y retorcer como ese hierro el alma
desprender para siempre la alegría
como piel calcinada
y vieras que no obstante
es posible seguir vivir estar
sin que se noten llagas
quiero decir
entonces
puede ser que creyeras
puede ser que sufrieras
comprendieras.

 

 

 

 

VIVE

Aquel amor
aquel
que tomé con la punta de los dedos
que arrastré por los suelos
que dejé que olvidé
aquel amor
ahora
en unas líneas que
se caen de un cajón
está ahí
sigue estando
sigue diciendomé
está doliendo
está
todavía
sangrando.

 

 

 

 

COMPARACIÓN

Como en la playa virgen
dobla el viento
el leve junco verde
que dibuja
un delicado círculo en la arena
así en mí
tu recuerdo.

 

 

 

 

CANCIÓN

Quisiera morir
ahora
de amor
para que supieras
cómo y cuánto te quería.
Quisiera morir
quisiera
de amor
para que supieras.

 

 

 

NO MIRASTE

Es verdad que entendés
o ése es tu juego
comprender
ver
saber
o de verdad podés ver con mis ojos
y si ves con mis ojos
cómo no lo ves todo
no seguís hasta el fondo
no llegás hasta el fin
hasta tocar la nada
y si ves con mis ojos
y si tanto entendés
cómo no viste en ellos
cómo cómo no viste
no miraste
un pequeño animal que pedía aire
que ardía
se asfixiaba
se moría.

 

 

 

 

QUÉ LÁSTIMA

Qué lástima
que sea sólo esto
que quede así
no sirva más
esté acabado
venga a parar en esto.

Qué lástima que no
pudiéramos
sirviéramos
que no sepamos ya
que ya no demos más
que estemos ya tan secos.

Qué lástima
qué lástima
estar muertos
faltar
a tan hondo deber
a tan preciada cita
a un amor tan seguro.

 

 

 

 

O FUERON NUEVE

Tal vez tuvimos sólo siete noches
no sé
no las conté
cómo hubiera podido.
Tal vez no más que seis
o fueron nueve.
No sé
pero valieron
como el más largo amor.
Tal vez
de cuatro o cinco noches como ésas
pero precisamente como ésas
tal vez
pueda vivirse
como de un largo amor
toda una vida.

 

 

 

 

CARTA III

Querido
no te olvides
de que te espero siempre
cada noche te espero
estoy aquí
no duermo
no hago nada sino eso
te espero
te espero.
Da la una.
Cierro entonces la puerta
el amor
la esperanza
y en la sombra
en la noche
con los ojos desiertos
miro sin ver
sin quejas
sin pena
la pared.
Duramente la miro
hasta que viene el sueño.

 

 

 

 

ADIÓS

Adiós.
Salgo como de un traje
estrecho y delicado
difícilmente
un pie
después despacio
el otro.
Salgo como de bajo
un derrumbe
arrastrándome
sorda al dolor
deshecha la piel
y sin ayuda.
Salgo penosamente
al fin
de ese pasado
de ese arduo aprendizaje
de esa agónica vida.

 

 

 

 

ADIÓS

Adiós
no quiero nada.
Adiós adiós. No puedo
repetir más los gestos
las palabras.
Adiós.
Ni siquiera tu vida aceptaría.
Menos esa difícil
sonrisa
que me muestras.

 

 

 

 

DESPUÉS

Es otra
acaso es otra
la que va recobrando
su pelo su vestido su manera
la que ahora retoma
su vertical su peso
y después de sesiones lujuriosas y tiernas
se sale por la puerta entera y pura
y no busca saber
no necesita
y no quiere saber
nada de nadie.

 

 

 

 

VERTE REÍR

Verte reír tocarte con las manos
vivir contigo un día un año tres semanas
compartir vida seria vida mansa contigo
encontrarte en la cama
vistiéndote en el cuarto
oliendo a alcohol fumando
sudando en el verano
o en el amor cerrando
tus ojos distraídos.

 

 

 

 

SABÉS

Sabés
dijiste
nunca
nunca fui tan feliz como esta noche.
Nunca. Y me lo dijiste
en el mismo momento
en que yo decidía no decirte
sabés
seguramente me engaño
pero creo
pero ésta me parece
la noche más hermosa de mi vida.

 

 

 

 

POR QUÉ

Por qué
aún
de nuevo
vuelve el viejo dolor
me rompe el pecho
me parte en dos
me cubre de amargura.
Por qué
hoy
todavía.

 

 

 

 

NO ES ESO

Si te digo que lo que añoro no es eso
que un cuerpo vale otro cuerpo
que cualquier abrazo sirve
que no me acuerdo cómo era.

 

 

 

 

SUEÑO

Qué estás haciendo vos
gastado y destrozado
por todas las materias desgarrantes
el pelo encanecido
miope el ojo
repitiendo mi nombre siete veces
abrazado a mi espalda
como un náufrago.

 

 

 

 

LA METÁFORA

Quemame dije
y ordené quemame
y llevo llevaré
‒y es para siempre‒
esa marca
tu marca
esa metáfora.

 

 

 

 

NO HAY NADIE

No estoy
no esperes más
hace tiempo me he ido
no busques
no preguntes
no llames que no hay nadie.
Es una loca brisa de otros días
que gime
es un pañuelo al viento
que remeda señales.
No llames
no destroces tu mano
golpeando
no grites no preguntes
que no hay nadie
no hay nadie.

 

 

 

 

EL AMOR

Amor amor
jamás te apresaré
ya no sabré cómo eras.
No habré vivido un día
una noche de amor
una mañana
no conocí jamás
no tuve a nadie
nunca nadie se dio
nada fue mío
ni me borró del mundo con su soplo.
Lo que hubo fue dolor
lo solo que hubo
que fue colmado atestiguó fue cierto
pero dónde quedó
qué consta ahora.
Hoy el único rastro es un pañuelo
que alguien guarda olvidado
un pañuelo con sangre semen lágrimas
que se ha vuelto amarillo.
Eso es todo. El amor
dónde estuvo
cómo era
por qué entre tantas noches no hubo nunca
una noche un amor
un amor
una noche de amor
una palabra.

 

 

 

Vilariño, Idea. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2008.

 

DOS POR LA MAÑANA

diciembre 27, 2015 Deja un comentario

mellizas

 

Hizo de todos sus tropiezos una bella coreografía.

 

*

 

Esa feliz casualidad de encontrarse, después de tantos años, con uno mismo.

 

*

 

Se le subió tanto la fama a la cabeza que ya no deja de morderle las orejas.

 

*

 

Los niños de ahora no aprenden a aburrirse.

 

*

 

No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú para no salir corriendo.

 

*

 

Donde muere lo obvio nace el poema.

 

*

 

Patriota, ese hincha con un estadio un poco más grande.

 

*

 

Ay…, si la H hablara.

 

*

 

Ante el molinillo de café me siento un pequeño Don Quijote en zapatillas.

 

*

 

A la tentación no se la vence. Sólo nos da treguas más o menos largas.

 

*

 

El dipsómano es un borracho muy leído y elegante.

 

*

 

El humor da color a la materia gris.

 

*

 

El exceso de sobriedad también deja resaca.

 

*

 

El verdadero poeta nunca sabe muy bien lo que dice.

 

*

 

La edad no cura la estupidez, sólo la arruga un poco.

 

*

 

El amor es la perdición del cínico.

 

*

 

Esas cosas que se dicen de pasada y se quedan para siempre.

 

*

 

Nunca hay un momento bueno para dejar de beber.

 

*

 

Para algunos tu amistad vale exactamente lo que llevas ese día en los bolsillos.

 

*

 

Me provocan inquietud esas casas donde no cambian el calendario desde hace años.

 

*

 

El aforista no escribe corto y breve por pereza. O no sólo por pereza.

 

*

 

¿Para cuándo las gafas de no ver?

 

 

 

Uría, Juan Manuel. Dos por la mañana. Bilbao; Ediciones El Gallo de Oro, 2015.

 

PELIGROSO COCKTAIL

diciembre 26, 2015 Deja un comentario

Paula

 

AUTENTICIDAD

xxxxxxxxxxxxxxxAs I began to love myself I found that anguish and emotional
xxxxxxxxxxxxxxxsuffering are only warning signs that I was living against my
xxxxxxxxxxxxxxxown truth.

xxxxxxxxxxxxxxxToday, I know, this is «AUTHENTICITY»

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCharlie Chaplin

Se hace la vida
de otras formas,
vapor que flota
desde el Pasado
‒todo tiene uno‒
todo es pasado.

Helados jardines
que sin color
muestran un rostro,
unos ojos caoba
que leen a Camus
‒¿cómo decirlo?‒
con la luz de aquel octubre ingenuo
en que decidí apearme
de la Realidad.

 

 

 

 

EN LA SOLEDAD DEL CAFÉ

xxxxxxxxxxxxxxxxEn los poemas del siglo XVI nunca llovía
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxJuan Andrés García Román

¿Eres mi rehén o amiga
en la soledad del Café?

Nada quiero contigo
si no estás bien,
hablar me agrada,
saber que no te drogas,
que te gusta leer.

Has pasado los 30,
tu vida es un remake,
el eco de otra vida
que quedó en el ayer.

Te place hablar conmigo,
contigo es un placer…

Susurras gratamente
en el eco vacío del Café…

¿Te gusto
o me hablas robotizada
porque está lloviendo a mares,
se ha ido la luz,
me aceptas como amigo,
cito a Cohen
y han dado ya las tres?

 

 

 

 

LA CIUDAD OLVIDADA

En mal instante descargó la lluvia
y un piano se oía,
una voz negra azulaba,
un portazo rompió el corazón
de la tristeza.
xxxxxHuía un taxi
xxxxxdel ruido de la soledad
xxxxxcon la fragancia del miedo.
xxxxxUna mujer gritaba sobre la Libertad
xxxxxentre las notas de un Saxo
xxxxxDesesperado…

El olvido es la lluvia.

 

 

 

Gadea Escudero, Sergio. Peligroso cocktail. Alicante; Letra de palo ediciones, 2015.

 

CUANDO DIJISTE NO, ¿QUERÍAS DECIR NUNCA?

diciembre 25, 2015 Deja un comentario

fani papageorgiou bartleby

 

xxDice Agustín Fernández Mallo en el prólogo de este primer libro de Fani Papageorgiou en España, traducido por Luis Ingelmo, con portada de Cristina Morano, e impecablemente editado por Bartleby editores: «Fani Papageorgiou recoge [un] pulso [que] suma a la complejidad de nuestra época: conjunción de discursos que van de los cuentos clásicos a las teorías acerca de la materia, de los instrumentos domésticos a los materiales propios de la sublimación. Para ello se vale de un estilo sintético, nada sobra y nada falta, y al mismo tiempo una sensación de despreocupación que, por paradoja, acerca lo abstracto a la escala humana. En los poemas de Cuando dijiste no, ¿querías decir nunca? ‒primer poemario de la autora‒, se concitan multitud de elipsis conceptuales que no llaman a la fractura sino todo lo contrario, a su entrelazamiento en una vasta red, a la visión de una complejidad: como un De rerum natura en miniatura, o como si de La soñadora materia que nos dejó Francis Ponge se tratara.
Como toda buena poesía, no busca cosas extrañas sino lo que de extraño hay en las cosas. Una intención de narrar la sentimentalidad del mundo desde el punto de vista de la anomalía, intención que por un breve instante de tiempo une la intención de la poeta con la del científico.»

 

Y aquí tienen algunos poemas.

 

EL ACERTIJO

Allá por la década de 1840, un viajero danés, el Conde Schimmelmann, se topó de camino a Hamburgo con una pequeña colección itinerante de animales salvajes y quedó prendado de ella. Un día, el Conde Schimmelmann se hallaba absorto contemplando la hiena, cuando el dueño de la colección se le acercó para hablar con él:
xx‒Su Excelencia hace bien en mirar la hiena ‒le dijo‒. Es extraordinario contar con una hiena en Hamburgo, donde hasta la fecha no se había disfrutado de ninguna. Ha de saber que las hienas son hermafroditas y que en África, de donde proceden, en las noches de luna llena se agrupan y ayuntan formando un círculo en el que todas copulan, adoptando cada individuo el doble papel de macho y hembra. ¿Lo sabía usted?
xx‒No ‒dijo el Conde Schimmelmann con cierto gesto de disgusto.
xx‒¿Consideraría su Excelencia, así pues ‒dijo el empresario‒, que, de acuerdo con estos hechos, debería resultarle menos soportable encontrarse enjaulada en soledad a una hiena que a otros animales? ¿O por contra, ya que reúne en sí misma las cualidades complementarias de la creación, se satisface consigo misma y se encuentra en armonía?
xx«En otras palabras, puesto que no somos sino prisioneros en vida, a mayor número de talentos que disfrutamos, ¿somos más felices o más desgraciados?

 

 

 

 

OVIDIO

Se cuenta la historia
de que un día le visitaron sus amigos
para suplicarle que borrara
tres versos infames de su extensa obra.

«Así haré», les dijo,
«mas hay tres versos
que jamás borraré»
y los que escogió,
por descontado, fueron los mismos.

No preguntes cuánto camino has recorrido.
En su lugar, pregunta cuánto te resta.

 

 

 

 

HÁPAX

Una palabra que aparece una sola vez
en los registros escritos de una lengua
o en el conjunto de la obra de un autor.

«Estoy a la espera de que algo suceda»,
pensó Cordelia,
y entonces sucedió.
Lear menciona un bosque umbrío y ríos en abundancia
mas nunca revela dónde encontrar su palacio.
Nos imaginamos la leña recién cortada,
un cielo azul de porcelana.

Siempre hay alguien que busca tu rendición,
pensó Cordelia,
siendo ella incapaz de abandonar su caminata.

Oh cielos, dadme paciencia,
tanta como sea preciso, dice Lear,
todo un rey de los pies a la cabeza.
«Venga, hagámonos la vida imposible»,
dice Cordelia.

 

 

 

 

SEÑALAR LO EVIDENTE

El cielo es de color azul durante el día debido a un proceso conocido como dispersión de Rayleigh. Llega hasta nosotros mayor cantidad de luz azul que de cualquier otro color del spectro.

La gente ve lo que siente reflejado en aquello que les rodea: en las casas y los árboles y los postes y los cables de la luz y sobre todo en el cielo.

Casi todo ocurre en el lenguaje.

 

 

 

 

MANCHAS DE TÉ EN LAS TAZAS

Sal espolvoreada en un trapo,
eso es todo lo que necesitas,
le dijo a la chica su abuela.
Algún día tendrás que aprender a limpiar la casa.

No dejes manchas en los objetos.
Recuerda Virgilio, le dijo su madre,
que hay lágrimas en las cosas.

 

 

 

 

RAZONAMIENTO VERBAL

¿Qué es lo que va cuesta arriba y cuesta abajo
pero no se mueve?
Vamos, no te des por vencido tan pronto.
Un camino.

Los puentes se alargan ligeramente
al calentarlos la luz del sol.
El calor puede volvernos locos.
Los que tienen ojos marrones
pueden tener hijos de ojos azules.

Este es el dolor que nos saca a todos de quicio.
Una vida es una vida es una vida.

 

 

 

 

REDUCCIÓN

En química sucede
cuando una sustancia pierde oxígeno.
En cualquier otra circunstancia
se da cuando algo disminuye en tamaño
o en cantidad.

Al amor se le aplican los dos.

 

 

 

 

CÓMO PLANCHAR UNA CAMISA

Cuello, canesú, puños, mangas, espalda y pecho.
Cuándo aprenderás a ser una buena esposa, le preguntaron.

Tenemos un riñón de más,
un pulmón de más,
dientes de más
pero una sola
forma de ser.

 

 

 

 

MEJOR CON LAS GRIETAS

Los virus de la gripe proceden de las aves, no de los humanos;
incluso los lagos helados enferman por su culpa.

El hombre que fue por el periódico
y ya no regresó a casa
vive en nuestro interior.

 

 

 

 

LA MANIOBRA DE HEIMLICH

Ponte detrás de la persona
y rodéale la cintura con los brazos.
Cierra un puño y ponlo por la parte del pulgar
contra la región superior del abdomen de la persona,
por encima del ombligo y por debajo de la caja torácica.
Es entonces cuando puede pasar de todo.

Agárrate el puño con la otra mano
y dale un fuerte empujón ascendente.
Repítelo hasta que expulse el objeto que le bloquea
las vías respiratorias.

La única forma de ir a casa es anhelándolo
así que bien podría ser de este modo

No nos invaden confusión y desorden
hay un lugar que nunca abandonamos
nada de esto nos agota
y estás hablando conmigo.

 

 

 

 

¿CÓMO TERMINA EL AMOR?

Con cientos de bolsas de la compra llenas de aire.

El aire helado que dicen que las ballenas llevan en la cola,
arrastrando el frío con ellas desde el océano Ártico.
El apretar de una mano,
la rodilla que no se aparta.

Demócrito de Abdera se arrancó los ojos en un jardín
para que el espectáculo de la realidad no le distrajera.

La lluvia
guardar la bicicletas
cerrar la puerta del garaje
llamar a los niños para que entren.
Todo lo que sucede pero no permanece.

 

 

 

 

LA CICATRIZ

Juntos buscamos oro en el lecho del arroyo.
Me dijiste que en invierno no hay truenos,
que los baobabs almacenan agua en el tronco
yo dije que veo una hondura alicatada en los sentimientos,
de un azul muy intenso.

Dijiste que el calor hace crecer el maíz y yo dije
que dedicaría el resto de la vida
a observar cómo crecían las cosas
y porque estaba contenta
dijiste que el ahogo me abultaba
en los ojos hasta hacerse un adusto pinar.

Cuenta los días de mi ausencia, replicaste.
Traté de deshacer el tiempo
mientras la luz caía sesgada sobre el hielo.

Estos días has estado diciendo
que tú y yo somos imperfectos
que haremos lo que sea para seguir viviendo
y eso me anima, cariño,
eso me anima.

 

 

 

 

ADIÓS, KAREN

Óscar, Yanqui, Eco
Charlie, Alfa, Romeo, India
Yanqui, Alfa
Noviembre, Óscar
Papa, Uniforme, Eco, Delta, Óscar
Sierra, Eco, Golf, Uniforme, India, Romeo
Charlie, Óscar, Noviembre
Eco, Sierra, Tango, Óscar

 

 

 

Papageorgiou, Fani. Cuando dijiste no, querías decir nunca? (Trad. Luis Ingelmo). Madrid; Bartleby editores, 2015.

 

EN LA NOCHE DE LUNA

diciembre 24, 2015 Deja un comentario

Tolky Monkys 4

 

En medio de esta enorme noche blanca
entre pinares médanos y luna
‒hoy llegaron los hombres a la luna‒
frente al mar que otra vez acuesta su ola
formidable en la playa abandonada
‒hay miedo en Almería dice el diario
no encontraron aún las bombas hache
caídas en su mar por accidente‒
en el silencio blanco y estruendoso
de esta soledad plena y una y pura
‒ochocientos vietcongs muertos anoche
hambre en la India hambre en el Brasil‒
en la melancolía y la belleza
de la noche de luna entre los pinos
con la luna ocupada y el miedo en Almería
y la aldea arrasada y con el hambre.

 

 

 

Vilariño, Idea. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2008.

 

LA BALADA DEL PRÍNCIPE KROPOTKIN

diciembre 23, 2015 Deja un comentario

Bunbury - Radical sonora

 

xxxxx1)

El autobús que nos llevaba por las pistas al avión
en el aeropuerto de Bruselas,compañía
Sabena (me acuerdo
que estaba el aeropuerto en obras,
línea Edimburgo Bruselas Edimburgo)
iba atestado de obreros con corbata,
tenías que haber visto qué cara de trabajo,
qué honrado cerrar los ojos y apoyarse
sobre el lluvioso temblor del ventanuco, apoyar
sobre la noche afuera la cabeza
y pensar oh dios cómo me gustaría estar en casa,
el maletín sujetado con desgana entre las piernas,
las legítimas ojeras del trabajo bien hecho,
aquella cuadrilla de vuelta del trabajo
llevaban en el maletín de pronto también la vida
junto con su almuerzo, oh sindicato de impresores de Trolinjka,
1912, entre cartapacios y el detallado
borrador del asunto entre manos
llevaban la antorcha del trabajo honrado y hecho, había
uno, recuerdo, con falda escocesa,
me lo había encontrado en el avión en el avión de ir por la mañana,
y había uno que no dormía, minucioso
introdujo en una bolsita las últimas monedas belgas, introdujo
el billete en la bolsa de gastos en belga
y sacó otras dos bolsas más pequeñas,
oh qué proletario detallismo, qué eficiencia,
últimamente se viene observando…, y guardó la nueva calderilla en el previsto
monedero y en la otra cartera el otro billetamen introdujo
y luego cerró el maletín sobre sus piernas
y se quedó mirando las luces rojas, blancas, moradas
de la actividad que sudaba el aeropuerto,
aviones y coches y autobuses y camiones y trenes de panza en panza
con un algo de película de guerra y emergencia
y también él cerró los ojos y parecía de pronto
un chotis aquello, costumbrismo local,
una zarzuela con tipos pintorescos y humanitario
tratar de personajes, parecía
el sabor a vida que rezuman los tranvías,
qué verde era mi bache,
y yo cerré luego los ojos también, estaba muy cansado,
había tenido una muy importante entrevista para un puesto
en Europa importantísimo y había salido
con palpitación de día laboral escaqueado
y había acabado en la Gran Plaza, no serían todavía
ni las once de la mañana,
viendo desde una estratégica maravillosa mesa
a los turistas, la gente, el cartero mayor con gafas de abuelete,
el grupo de escolares, la romántica pareja
de elegantes jubilados con las manos cogidas
y pedí una cerveza
y no era para menos
y volví a fumar, me trajo el camarero
todo un paquete con la segunda cerveza de Marlboro
y ¡oh, sí! sentí con la primera calada una indescifrable comunión
con el más profundo y certero espíritu de la vida,
con la plaza, la mañana, las personas,
los carteles sobre la chimenea enfrente de mi mesa
(que decían Segunda Feria Municipal de la ciudad de Bruxelles,
1923, u otro año parecido, no me acuerdo),
el humo del café de la mesa de al lado
se hacía uno con el de mis volutas,
los adoquines brillantes de la lluvia tan tenue…
y me había venido un ramalazo de olores, de vibraciones
de hacía un montón de años, que viniera otra vez
(¿mochila, dedo, parques públicos, pintorescos detalles?)
y me había quedado enganchado con la plaza mucho rato
y al fin me levanté, no sin desgana,
y encontré una tienda de viejo
y me regalé dos libros, uno de Stendhal
y otro de cocina chipriota
y luego busqué dónde comer y acabé en un snack bar, los dueños
se sentaban con otra pareja de gente en sus cincuenta
(porque era ya tarde y al despedirse se besaron todos con todas
y seguía lloviendo detrás de los provincianos visillos
pero empezaba a tener un tono melancólico
la calle que si uno se descuida…)
y nos quedamos solos yo y los dueños
y pedí otro cuartillo del vino del patrón
y alargué la comida hasta que pude y luego
busqué la Estación Central para coger el tren entre la lluvia
al aeropuerto y fui al mostrador y enseñé varias veces mis papeles
y pasé al duti free y compré cigarrillos
y me gasté mis últimos francos belgas en un
periódico español y un chocolate
(en la hilera de abajo, las revistas de nenas
hacían tener que doblar con disimulo el gaznate a más de uno
que compraba al final empalmado Financial Times y el Soir)
y me senté a esperar el proteico canto de la sirena del Monsacro llamando de la mina
y cuando llegué a Edimburgo caminé por las solitarias calles hasta casa
(oh, yo caminé por las solitarias noches de Edimburgo hasta mi casa)
mientras cantaba entre dientes la canción de aquel año
(I don’t know if you can see…)
hasta subir por Grass Marquet y ver ya desde lejos la luz en la ventana
del salón y decirme en voz alta «estamos
por fin en casa estamos por fin en casa».

Yo aquel año vivía de entrampiar la cosa pública extranjera
siguiendo inversamente al índice de precios al consumo mi nostalgia;
libre de la avaricia del tiempo
a la dolorosa luz de las grandes bombillas de la trasera de la Escuela de Artes
tenía siempre unas décimas y me superaba a mí mismo y leía a Pessoa y
escribía,
con mis malignos ojos recreados
en el aire atento de los congregados,
con la pericia a humos de un decoroso intérprete
había empezado a querer escribir unos versos realmente simpáticos,
que desconociesen por completo los antiguos,
quería hablar muy claro de los búcaros y las navegaciones,
de si en sueños vio realmente el líder del piquete
la imagen de Dios con aguacero,
quería hablar en un tono novedoso, acaso un poco épico,
no alzar los planos exactos de ningunos crepúsculos,
no catalogar los innumerables crepúsculos,
sino abrasarme casi en inexactas metafísicas,
huracanes del miedo ante la libertad… y al poco
de esto una tarde llamaron a la puerta…………………….
………………………………………………………………………………………………..
………………………………………………………………………………………………..
………………………………………………………..pero el inspector del House
Benefit
cuando iba a descubrir el pastel
olió que salía un olor del horno y me miró
interro
xxxxxxxgativa
xxxxxxxxxxxxxmente a los ojos. Kavas, le dije,
a Cyprus speciality,
y era de los barrios portuarios de Larnaca,
su padre era de allí, y luego
cuando terminó de comer (le habíamos invitado)
gritó entre lágrimas que no problema con la pequeña trampa
y saqué el malta, la máquina de hacer amigos,
«el vino del patrón de mis viñedos»,
y brindamos varias veces por la liberación del yugo turco
de las tierras ocupadas de la República de Chipre,
me gustaría haber terminado cantando juntos el himno
nacional de algún sitio pero no lo sabíamos,
viva, viva la cosa pública y el fomento de la inmigración,
hurra hurra hurra por la comida regional,
hola, cheque del subsidio, no sabes qué alegría me da verte,
y escribí esa noche un soneto muy bonito
clamando por la liberación del yugo turco,
al aguerrido modesta contribución,
quedó muy bien, pueblo chipriota,
en justa recompensa.

 

 

xxxxx2)

…y pasó el tiempo pasó el tiempo pasó el tiempo
me hice poeta de escalafón y una gran tonelada de semen…

 

 

xxxxx3)

dijo:
el ruidito que hacen en la noche las pistolas al montarlas
casi llamó la atención de los guardias
pero estaban a dios gracias achispados,
había sido la fiesta del pueblo,
y siguieron tras un momento su camino;
así pude escapar por el oscuro bosque
y me escondí hasta que volvieron a recuperar el color las rosas
y esa noche me acordé mucho de la ciudad de V…,
tuve una floristería allí hasta el 19,
me parece que fue el año que se llevó el río el puente de los Camboyanos,
y en la mañana salí del bosque
cual rico cazador recorre el soto
e inicié una nueva vida y en los astilleros de mi memoria
me hice por un tiempo, como dice el cantar,
de páramos experto.

 

 

xxxxx4)

dijo:
existen personas absolutamente honorables
que marchan con terror de los jueces,
otros con terror de los bandidos,
no sé si entiendo su confusión,
…el sabor metálico en la boca de la mensualidad del crédito
que parece definitivo que no podrás pagar,
habrá que hablar con Chema,
y en medio de la oscuridad una luz una luz una luz,
con ese comienzo a solidificarse de incipiente,
de prometedora, esperanzada y bien pensante fuerza viva
que te jode el cogote,
racionalísimos planes de tacón para arreglarlo todo
y te quedas dormido contando reformas sociales,
¡ay, si a mí me dejaran…! ¡¡pero yo no me pringo!!,
te cabe en el cogote la ciudad ideal pero el malvado
especulador planeaba destruir las casuchas del barrio de la atalaya
para construir un centro comercial,
decidieron los afectados constituirse en asamblea,
exigieron una cuota mínima en los empleos a generar
y tras unas horas de gran tensión llegaron todos a un…
…muérdago y espinacas en los confusos páramos del norte
de los parroquianos…
…vivan, vivan los grupúsculos disolventes…
…siempre plomizo populacho…
…chusma casi vinculada al índice del coste de la vida…
y unas espinacas con azafrán,
que se hunda el mundo
mientras yo coma
¡oho! ¡oho!

 

 

xxxxx5)

Esto era la época en que fueron algo leídos Julian Beck y el maestro Zitarrosa
‒»cuando yo era pequeño (mi madre me contó cuando era joven)
mi padre escardaba un poco de tabaco de Virginia,
machacaba nuez moscada,
la mezclaba con clandestinos cañamones
en polvo jachisero
en a modo de cigarrilos,
lo entrompetaba  con los dedos con un papel adhoc y un cartoncillo
y fumábalos luego y ponía discos y escribía
poesías,
versos,
y tararea ensimismado la sonata del futbolín del Berlín o algo así,
me parece que lo llamaban trasponerse,
mi abuela se ponía de los nervios»‒,
yo imaginaba de aquella que tenía un alma proletaria,
me gustaban las liturgias ‒abramos otra liturgia,
otra cerveza,
otro cutre petardo‒
y el redil se llenaba por momentos de inteligentes camaradas en el redil metidos,
con gran clarividencia sabían dónde estaban,
si tocase la loto me salía,
hagamos poesía lírica mientras tanto,
elogiemos con sutiles matizaciones la liberación individual,
citemos a Pessoa, a un oscuro poeta brasileiro
que muriese de hambre
en París o de aguacero,
hagámonoslo de honrados,
abonos, trilladoras a vapor, progresos dela agricultura,
la poética hoz y el martillo poético
en medio de la chusma,
una vacaciones en la costa,
los fines de semana yo creí que era virgen,
una revolución que ni con lupa,
una revolución de andar por casa,
un blues hablado,
una mezcla de miedo y meretrices, el doctor dice que me curaré seguramente
y alabó un rato mi enorme inteligencia
mientras yo seguía erre que erre con mis treinta y siete horas del convenio
‒…en las noches de abril
me gustaría clavarla con la secretaria de mi magistratura de trabajo;
luce tan bien, la amo tanto‒,
con la revolución del pleno empleo y enormes vacaciones
grabadas en umatic,
vuestras bodas de doscientos cubiertos,
vuestras farturas dignas de la gripe del catorce,
qué ingenuidad,
es verdad que casi hasta dan ganas de escribir, de
ponerse a escribir con ternura,
de estas fiestas paganas,
de estas listas de boda dionisíacas
y una salida los domingos,
tantas muertes inútiles
y ahí están, ¡aún, todavía! cada siete exactos días
los mismos domingos
(aquí hay un buen verso: «…y los mismos domingos en que tanto te quise»
(¿o los mismos domingos en que casi te quise))
del Don Pedro Kropotkin, del amigo Bakunin
y el lunes al trabajo (por un casual, por cierto,
¿qué tal en el trabajo,
ese honrado sudor de la camarada arcilla,
proletaria, eficiente,
esa buena conciencia que dan las pagas extras?)
y el resto es historia,
leed en mis labios,
el-resto-es-historia.

 

 

xxxxx6)

dijo, el hombre que se sentaba en el sillón de raso dijo:
tío, tú has estado bebiendo,
con la exacta intensidad de quien quiere ignorar el reproche lo dijo;
yo, es cierto, estaba extraordinariamente concentrado
esos días en cierto asunto familiar desagradable,
se puede decir que no salía del hospital
con cierta desgracia familiar,
y me comportaba con gran entereza proletaria,
con aplomo, responsabilidad, un paisano mayor,
buscaba el tono exacto de la voz, la intensidad exacta
del solidario apretar el antebrazo de mis deudos,
parecía un dominico o un médico de Dickens,
yo hubiese estado orgulloso de mí,
así que hice una escapadita
y acabé con mi complejo de responsabilidad
en un bar cualquiera de la esquina de abajo,
no es bueno que el hombre…
de responsables están los consejos de administración encarecidamen…
a mi modo de ver no sería conveniente…
y escribí de un tirón tres poemas, ES-
CRITO A LÁPIZ EN GRASS MARQUET,
A UNA MUJER CON UN PAR DE VASOS DE MÁS
y LINES WRITTEN ON A BANK-NOTE,
y empecé la oda de aquel bienio de a seguidas,
jeremiadas de un agrimensor,
fanfarrias de vendetta de los dueños del quiosco,
¡vamos, vamos como si fuésemos a ponernos ciegos!

 

 

xxxxx7)

No hay trabajo, no hay tierra,
si quieren los chingados que se vengan de una vez.

 

 

xxxxx8)

dijo:
me acuerdo también mucho de La Increíble Banda de Cuerda,
yo solía oírlos en los mediodías clarísimos de los campanarios de diciembre
en que me lo hacía de que me lo hacía
de trapichero a muy definitivamente baja escala,
all right,
me emocionaba también mucho con la Velvet y con Silvio Rodríguez,
y llenaba mis días el olor de mis guantes al salir,
el perfecto compartir de un chirri mañanero en cualquier escalinata,
lo que figura passim en todos mis conciertos,
véanse para más detalles otros poyos
all around the rolling rolling rolling sea now.

 

 

xxxxx9)

Pero yo escribía, escribía,
aplicado a la labor procuraba hacerlo bien,
de la última agonía que se puede cantar,
de la circunstancia que inunda todas las gramáticas,
de hablemos del alcalde, oh alcalde de provincias,
cómo se escupe tu nombre aproximadamente,
o hablemos de los crepúsculos donde se enmogollonan los drogadictos
y prometen curarse
y luego vuelven a la ciudad,
vuelven en la hora más desapacible de la desazón,
hoy salieron al campo,
y se apresuran a buscar un bar amigo donde meterse un botellín,
buscar su dosis
justo a la hora en que se llenan los bares de la pequeña burgue…
justo a la hora más plomiza de un innoble domingo
víspera de lunes
y buscan luego a su hombre, los buscan por las esquinas más cochambrosas de la desapacibilidad,
chusma casi vinculada al coste de la vida,
y lo encuentran, ¿lige
ramente al menos no miserablemente y un huevo
abur
xxxxxxxxgue
xxxxxxxxxxxxxxxxxsados?
poéticos como puesta de sol, no más
de diez minutos
como
mucho
cuando
empiezan
a su vez
a contarte las culpas de la sociedad, la relación
extraña que existe entre la ineficiencia del gobierno y su problema,
yo era bueno, mi padre era prostituta y mi madre camionero,
siete hermanos, señor, y ninguno trabaja,
ninguna formación, sólo me quedaban los establos,
voces angelicales de Vivaldi,
castrati del Angelus en la emisora de música clásica,
té y simpatía, sonrisas a la vuelta del trabajo
en la lluviosa parada de autobús,
café y magdalenas
y algún chismarraco de los que dan calor,
olor de cuero, de azafrán, las calizas tan blancas,
el olor de la plancha después de haber planchado,
el mono, el chándal de trabajo,
la chaqueta que no llevamos ni él ni yo sino con rabia
y Rita y José Luis
y por todos nuestros muertos,
¡oídme, pueblo!,
y-por-todos-nuestros-muertos,
nervios y venas y soledad obrera,
revolución detrás del iris de esos ojos tan tan…,
compartida trinchera.

 

 

xxxxx10)

oh!, creo que vuelvo a tener esa sensación
romántica, casi detergente,
de minoría étnica.

 

 

xxxxx11)

como si hubiese…
como si hubiese sido verdad que definitiva,
inapelablemente era verdad que había que acabar con todos,
con todos los, los, los…¡cabizbajos cuervos en mi volcánico espíritu!

 

 

xxxxx12)

¡¡¡Quitad de mi vista esta basura!!!

 

 

xxxxx13)

dijo:
luego se especializó en las citas sacadas de contexto
(«‒qué cerca de tierra hemos pasado»),
asiduo de cierta biblioteca, de cierta casa del pueblo
del sindicato obrero minero…
…la última sirena del crepúsculo…
…casi me pierdo pensando en qué significa todo esto…
…qué confusión más chula…
…la ropa blanca con la blanca…
…guerra de guerrillas… señor, otro telegrama.
¿De dónde procede?
De Tomsk; más allá nuestras líneas están cortadas.
¿Alguna noticia?
Señor, lo rojo,
lo rojo ha anochecido en nuestro volcánico espíritu…
…esquiroles de las propias huelgas cuarteleras
de los frenéticos precipicios de la clase en el poder…
…nos comieron, nos dejamos comer…
xxxxxdemasiado…
xxxxxtarro…xxxxxestimado camarada: te escribo con la
xxxxxlucha de clases en los ojos,
hablemos un ratín los dos a flor de porro…
xxxxx…luchando por la vida sin dios y sin dinero
en sintonía casi con el tembleteo metálico
del profundo, esdrújulo, vibrante zumbido de la vida,
oh paisanos y paisanas como robles, eruditos honrados,
¿dónde, dónde se quedaron los sabios despitados,
existieron de verdad alguna vez los obreros de Marx del sindicato de impresores?
anarquistas legales en los barrios antiguos de todas todas todas las ciudades,
peligro global elevado a cero
sobre la distancia vertical de la sangre de mis hermanos,
de la sangre vertical de la distancia de mis hermanos,
de la sangre de las distancias volcánicas,
peligro en suma vertical
y falto de plomada… o dijo:
pero de lo que más me acuerdo últimamente es de mi tía,
estaba muy bien saber que después de las mañanas habría caldo de gallina,
ahora está bastante mala,
algo del corazón bastante serio,
se acabaron los asaltos cerveceros a la hora de poetizar del mediodía,
se acabaron tantas cosas
y lo siento por ella
porque siempre ignoró queriendo el índice de precios al consumo,
tenías que ver qué bloques de viviendas habitaba,
pero no nos pongamos melodramáticos tan temprano,
le importaban muy poco tantas cosas…
y le gustaban las poesías de Gabriel y Galán,
hacía bien, el siguiente punto será la mención del azafrán,
por qué tal detallismo, mi madre preparaba el azafrán, lo tostaba
encima de la tapa de la cazuela, ponía
una papelina de rojos filamentos
y luego los echaba a la paella;
en aquel arroz proteico
nos acordábamos de las farturas del ochenta y uno,
de cierto corderamen, particular lubina
con que tanto gozamos,
sería el siete o el ocho de setiem…
y no bajara la ginebra de Bifíter, jó jó,
jo jo, o hablemos de la peña y de uno
estilo ruleta rusa,
lucha y cebolla,
y entonces se rompió la amarra y se dio un gran trompazo,
lo grabé todo (en mi videoteca consta
la tarde que te grabé
ante aquellas palomas),
poesías de verbo y predicado,
la misma distancia que del dadaísmo al posmodernis… (acor-
darse de cambiar por «ciertas tardes»),
la misma distancia,
estribillo y sujeto
y verbo y predicado,
escribe tan bien,
qué gran fotografía
en varios sabores, pues se puede elegir,
pero no me venga usted con poesía incomestible,
cabizbajo me apoyo en dos o tres árboles,
no aceptaré nunca más ningún consenso
con quien diga lo contrario,
dijiste, rotundo en tus entrañas……………..
…………………………………………………………..
…………………………..y luego más dijiste: «y
tú, que estuviste, que te fue dado vivir en el templo por un tiempo,
no me saques, por favor por favor,
no me saques de mis cábalas,
sudor obrero hizo
donde tú ahora te chuleas
y hablemos claro…» ……………………………..
…………………………………………………………..
… esta noche te preguntaré porqué te quise tanto
pero rehusará mi imaginación acompañarte,
oh alma proletaria
con que sueña mi yo obrero y proletario,
sonámbulo horror
xxxxxentre luces
xxxxxxxxxxque se encienden,
revolución casposa,
obreros viperinos,
poesía aguada, de la que pierde uno
la ilusión por lo bajini, cava cava
hacia la línea de flotación de esta civi…
…descampados cuarteleros más baratos que colarse en el bus…
…respetando las convenciones del género…
cuentos chinos
xxxxxpaños calientes
xxxxxxxxxxdorar la píldora
de plagiario tocatas morrocotudas,
el rolsrois del panfleto………………..
………………………………………………..
………………oh cuántos árboles tiene una civilización que gastar en panfletos…
…preguntas que se quedan sin contestar
en el cerebro vendado de las clases del prole
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxta
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxriado
burgués, la imperante gandaya tecnológica,
predominantes ideas con marchamo global,
aldeanas definitivamente de caciques muy brutos,
caeréis inapelablemente
de acuerdo con el teorema de las trompetas de Jericó,
no consta su enunciado… y tú, Kropotkin ‒he wrote on
anarchism,
the French Revolution, Russian literature,
Asia, mutual aid in evolution and Memoirs
of a Revolutionist‒ los siervos,
los siervos que liberaste gozan de bona salude…
clase trabajadora de las rupias de los sueños…
xxxxx
…campanarios mañaneros de la moral de los esclavos
en un tugurio abierto…
xxxxxxxxxx…formatos de ponerse ciego derramando…..
xxxxx…hablando hasta que sea de día…
…están cayendo los andamios…
xxxxxxxxxxxxxxx
xxxxx….
xxxxx…eiooo! eiooo!!!
…hablando… no,
xxxxxxxxxxno, no,
xxxxxno arrojaré este pergami-
no al keroseno!!!

 

 

xxxxx(FINAL

Al conductor del autobús, al lechero,
a la panadera del panadero de los cromos
el señor cartero les ha traído un folleto
con los nuevos poyos del Estado.
Silenciosos, se esmeran en las cuentas;
papa oso, los triunfadores de la hidra proletaria
de mi volcánico espíritu
se afanan en extraer dos decimales.

 

 

 

Norio, T. S. Tres poemas. Tenerife; Ed. Baile del sol, 2009.

 

CUERPOS POLIÉDRICOS

diciembre 21, 2015 Deja un comentario

Javier Temprado'

 

xxxxxIII

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx«No es por follar/ sino para escribir sobre ello
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy ser alguien en la vida/ y poder mirar atrás»
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxManuel del Barrio Donaire

Bukowski escribe y me dice:
All poets die in steaming pots
of shit.

Y no puedo dejar de estar de acuerdo.
Todos morimos rodeados
de la mierda producida.
Callamos entre legajos de papeles
que sólo nos gritan lo que nunca debimos escoger.
Toda esta basura que la vida nos salpica,
toda la pornografía que no sabemos ocultar,
toda la gente que se escarcha sobre nosotros,
esta hambre, sobre todo este morir de hambre
una y otra vez,
en brazos del sexo, de tu sexo, del sexo de tu boca,
de tu boca en mi sexo, una y otra vez,
y siempre con esta hambre de morir.

Aquí, hacernos daño,
demostrar que lo único real
son las heridas que planeamos
minuciosamente
escribirnos en la piel.

Y morir siempre en la noche.

En la comida podrida de nuestros cuerpos,
en lo animal de la cama
de los poemas manchados,
de las fotografías, de los condones derrotados.

Del choque de los impulsos,
de las embestidas desvestidas,
de los chillidos que acuchillan
de los gritos que rajan el silencio.

El silencio.
xxxxxxxxxxLa calma.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxTus manos.

 

 

 

 

xxxxxVII

El sístole de la puerta cuando te marchas.
Lenguaje común
en las entrañas de mi teléfono.

Un sonido sordo,
el reptar de lo cotidiano
que arrastra saliva y silencios enclenques
en un borde de tu vientre.

Con mis manos desnudas
reescribo la luz desvestida
de un mes de marzo.

Destapo una nube de amoniaco
sobre recuerdos caducos
y me pienso en ángulo recto.

Tumbado frente a tus gemidos
y esperando a que te desplomes.

Única forma de escapar de la geometría.

 

 

 

 

xxxxxVIII

Espío
con voraces ojos
el baile de tortugas
que me ofrecen los barcos.

Los anhelo.

Me cuelgo en sus mástiles,
bailo desaforado en sus cubiertas,
invento un nuevo nudo,
piloto los vientos hacia otro cielo.

Y aún en puerto.

Alzo las manos
y descubro un nuevo mar
cuando una mirada encalla
bajo tu falda.

 

 

 

Temprado Blanquer, Javier. Los vértices del tiempo. Sevilla; Ed. La Isla de Siltolá, 2015.

 

20-D

diciembre 20, 2015 Deja un comentario

Yo no voto

 

 

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SÓLO PARA DECIRLO

diciembre 19, 2015 Deja un comentario

Dark Spiderman

 

Qué hijos de una tal por cual
qué bestias
cómo decirlo de otro modo
cómo
qué dedo acusador es suficiente
qué anatema
qué llanto
qué palabra que no sea un insulto
serviría
no para conmoverlos
ni para convencerlos
ni para detenerlos.
Sólo para decirlo.

 

 

 

Vilariño, Idea. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2008.

 

LA VIDA EN LAS CUNETAS

diciembre 18, 2015 Deja un comentario

Ariadne Artiles - Nude - Elle

 

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx‒¿Te acuerdas de mí, capitán?
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx‒¡Eres Williams el Bailarín!
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx‒Perdí el compás en Nantucket.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxDylan Thomas

xxxxxI

Cuando yo era pequeño sobre las colinas
de la edad más oscura que lamentar se pudiera,
los ríos se discernían, sabíamos que había un cielo,
yo era un cero a la izquierda muy competente,
yo era un vago a la antigua muy eficaz,
pero en el redil de la clarividencia la coherencia es trivial
así que salí pitando de aquel agujero
demasiado rápido para tan poca carretera
y me pasé el invierno descargando camiones sin un solo problema de faldas
y cuando me llegó mi oportunidad me lancé por ella a tumba abierta
‒una bronca al otro lado del paraíso en el idioma del coraje‒
y mis ilusiones se hicieron obsoletas y acabé
en este promontorio de occidente,
por estas tierras altas,
en aquellos días pensando
y con mando en plaza en estas mañanas.

 

 

xxxxxII

Las turquesas azules, las verdes esmeraldas.
Con los oídos atentos
en el espejo miras el inseguro aspecto de uno mismo
‒el mundo hostil, el hogareño mundo,
a gusto con dos copas sentirse‒
y haces dos cosas: descubrir la piedad
y crear un estilo. Por las bordas de los barcos
tú, yo y el tío abuelo de un amigo mío
cuando la niebla sea roja encargaremos voladores
‒y esto puede ser considerado prácticamente el estribillo‒
y bailaremos claqué sobre las más desdeñosas calles
de las calles de mi barrio.

Por las bordas de los barcos
como estaba la mañana proletaria
y sumido en el vértigo del polvo todo
en plan lo comido por lo bebido
decidimos que no valía la pena meterse con finanzas;
tú te pusiste la cara de los buenos momentos para cruzar fronteras
y yo estuve mezclando los discursos
mientras en los cenáculos de los gobernantes jugaban sus bazas los mayoristas
en plan tienes que ser un bastardo para conseguirlo,
y los dos hicimos voto de desgana
porque tu chica se había dado a la bebida
y la mía se había fugado con uno de asuntos internos del Soma Ugeté
con lo cual mi sentido del humor no daba para mucho
en el chamizo del ojo del huracán
donde estábamos trabajando el año pasado.

Mira cómo se acerca el huérfano con su pistola,
mira al violinista cojo hacer su numerito,
a toda esa gente de bar en bar en plan it’s all over now mira.
El tipo del quiosco de hamburguesas que había hecho su agosto con la carne de gato,
«aquel que ejerció en Atenas el cargo de arconte anónimo»,
mira cómo piensa en regalos de amor para su chica,
una mezcla exacta de dama de los pantanos y puta del Adriático.

Por las bordas de los barcos
o en las verbenas más hondas donde se está solo
no entres ciegamente en la noche callada,
la espantosa mediocridad de haberse marchado a los infiernos
y haber vuelto en el balance con ganancias
o bien en cualquier lugar nunca pisado
donde inhóspito el lenguaje y el pensamiento inhóspito
no acordarse más de pronto de todo lo dejado,
tener dos novias, un disfraz y el discreto
de no escribir ya versos
‒pocas horas antes había susurrado dulcemente «casa» y «viejos padres»‒
o dedicarse si no a citar, en una debilidad no renegada
‒comprad, comprad mis hermosos jabalíes‒
las anécdotas propias, triviales circunstancias
(yo he jugado al pimpón en un eslipin de Holanda,
yo recorrí descalzo entre Aviñón y mi patria,
en el sueño de mírame y no me toques de cualquier barriobajero
también la ganancia es para alguien),
pan para hoy y hambre para mañana,
si temidas, queridas, si dichas, no gozadas;
dedicarse a charlar, a echarse un cable con ventanas a la calle,
acudir a una cita que luego no resultó tan deplorable,
«el alegre borboteo al servirse en el vaso»,
desde la plataforma del tragante donde se da la vida por un solo beso
pensar, tomándose a broma, que esto no estaba preparado
‒respira, imagínate cualquier mundo más siniestro‒,
conducir, chaval, toda la noche
por autopistas lógicamente interminables.

O bien en las dudosas playas si había xMediterráneo
ser escritor, decir con una seguridad más arraigada
«mañana bajaré a comprar la península,
iré por el correo», con camisas amplias de verano
de artistas recibir muchas visitas,
escuchar ‒¿por la noche?‒ en viejos discos
milongas que sonaban familiares.

Mira cómo los santurrones están desentrañando
las que fueron trampas a la vez que verdades,
las sombras delas cosas, los ingenios del azúcar,
tu amor silbido montado en zapatillas
tras los embusteros pasos de cualquiera.

La fidelidad, la vida, cualquier sitio en rescoldo de 1983
y la pasajera brillantez de quien se aprestó un día para la lucha
y luchó como si ya fuera noviembre en las huellas de la historia,
el entusiasmo de las tribus de cada primavera.

El hombre de más edad dela reunión, el que se sentaba en el sillón de raso,
nos estuvo hablando de jesuitas y chivos expiatorios
y de lo que era evidente sin que se le cayeran los anillos.
El hombre de más edad de la reunión,
aquél que se sentaba en el sillón de raso,
se descartó de varias malas bazas, desplegando su habitual cortesía
mezcló trigo con paja en un descuido nuestro.

Taba pensando, Diosh!, taba pensando
que las cosas van a ir a mejor,
que aunque haya demasiadas maneras de irse al garete,
demasiados canallas, demasiados principiantes,
no es tampoco esa la cuestión, decir
‒apretando los puños‒
«estoy de regreso en casa, estoy de regreso en casa»,
enrabiado dale que te pego con la vida
en el susto del borde de la mala suerte
(«¿güela, qué quies, champán o sidra?»)
o hablar de las personas por sorpresa
fingiendo una decencia de pa ti la perroña de castaño oscuro.

Y hablando de la gente que conozco,
los amigos de la gente que conozco,
ya sé que hay palabras que nunca hemos dicho,
«jamás», «de una vez por todas»,
nunca hemos dicho ‒a la luz de demasiadas velas‒
«¡oye!, pero tú quién te has pensado tú que eres?»,
«¿Dios, pero qué me has hecho?»,
ni tampoco verdades hemos dicho,
pero qué para las entrañas había en eso
si yo no me metía con nadie
a pesar de tanto amor, o de la lluvia,
si me quedaba quieto, mirando, pensando en las canciones
y no importaba nada que alguien de repente se marchase,
alguien también sin un secreto,
dando un portazo o en un momento de descuido
y aún no importa, todavía.

Y qué importa tampoco
‒porque claro, ahora es domingo por la tarde,
saludan ruborosos en los bares los novios a las novias,
parece que atardecerá bonito
y definitivamente se estaría mejor en casa‒
ponerse perfectamente culto y hablar de Miguel Ángel
como en una parodia un poco más terrible
pero malamente instalado
y un poco nebulosamente triste.

Eso es lo malo, que te pones a acordarte
y te acuerdas de todo.

Nos hemos sentado a la sombra de todos los muros
y limpiando el gollete con la mano
hemos pasado la botella a cualquiera que estuviese a nuestro lado
(«venga, pégale un trago a ver si somos capaces de entre los tres entender algo»),
¿pero dónde hay que golpear, con cuánto llanto,
para dejar de sentirse tan solo?
Es verdad que podría haber renunciado a alguna copa;
no sé, quizá me sobraban las bromas,
pero en realidad ese es el rostro que prefiero,
la mitad de todo lo que tengo,
además de que era honrado mostrarse desenvuelto,
gandulear con las palabras y jurar un otoño cualquiera
que nunca más, mirándome al espejo, me enfadaría con nadie.

Fíjate en mi mano, me parece
que estoy empezando a tener la temblorina.

Era fácil ir por ahí canturreando
y asomarse curioso en todas las esquinas
diciendo para sí qué te parece,
trasteando los bordillos sin un miedo principal
atentos a que el tiempo manase su sustancia de gozo su dosis de intemperie, su pena imprescindibles.

Era fácil no ser feliz; importaba tan poco.

Tal vez tendría que haber mirado sin tanto espanto,
con más melancolía,
los campos de centeno, la sombra de la luna,
el despreocupado guiñoteo del día recién nacido.
¡No debería de haber llamado a la luna tantas veces cabrona e inclusera!

Y sin embargo, ¡las calles estaban tan vacías!

Yo he escuchado los cánticos de las cadenas, los anhelos de la gente
mientras miraba cara a cara a los testigos
y lo he sentido y ese día no he bebido demasiado,
y luego, al siguiente, más tranquilo,
al día siguiente he ordenado mi casa
cosa que no hacía desde hace meses.

Así pues, como ven,
me dejo pillar los dedos, legal con mis chanchullos,
el chantajista en el desierto o el rey de los barullos
‒holgazán a bocajarro que suele estar borracho‒
diciendo a cara de perro lo decible, poético
en pleno desatino, como si uno estuviera queriendo
felicitar a alguien, un encajador nato
de a peseta el silbato que andase,
anduviese de puntillas
maricando por entre las últimas murallas de la noche,
deseando que fuese la hora de volver a casa,
la hora de cepillarse los dientes y con un ágil brinco
meterse en la cama y estar a gusto,
estar a gusto con mucha maestría
al servicio de quien más te pague1.

Mecachis en la mar, yo no me arroncho;
qué me voy a arronchar, un tipo distraido
aunque de ideas fijas (cínico, cansado
y competente ‒dijo él,
en una acotación bastante maliciosa‒)
que se va de ronda
y no hace fechorías, contento
con sus cosechas mudas
que arduamente sonsaca
‒porque nada es fácil‒
entre los resquicios y punto,
entre los resquicios neutrales de antemano.
(Por lo menos hay frescor,
manifestó a este enviado
uno de los supervivientes
a la orilla del río
entre los resquicios neutrales de antemano,
y me han echado el lazo falso,
el lazo que me echaron era falso,
así que no hay color
con tanto requisito inconfesable).
Pido más. Y no me arroncho. Gruño,
lo paso mal; a veces me divierto
y guardo el secreto igual que las chisteras
por no sacar más trapos,
me acobardo,
me equivoco con todo lujo de detalles,
dándole caña a una farsa por las rutas,
los desmanes, las correspondientes quejas del domingo;
lo intento sin ganas ‒jalepata kalá‒, tengo prisa
o vivo en gran peligro, respectivamente; incluso
puedo a veces sobrepasarme en una fiesta (anoche
volví a casa esta mañana) (oye, y si quitan a los curas que los quiten),
o me falla el asidero, ¡Dios!, mientras mi madre
llora de todas las maneras como en los bailes por sevillanas
‒un jaleo vicioso que rezuma cualquiera‒
y digo, puedo decir entonces, en una escena nada dramática,
«chaval, tranqui, cuidado,
que yo he sido feliz
todas las veces que ha hecho falta»,
decirlo entre guitarras con un bordón saltado
y humo y pequeñas confidencias
de a quién quieres tú realmente,
con quién te irías a una isla desierta
(con una apóstata mascullando pecados)
o bien después, si el tiempo falla
y ya es primavera (lo cual no es triste,
cuando menos), me monto con gran despliegue de alharacas
un chamullo pistonudo, una martingala
bastante canalla que me permite
‒a la sombra de recuerdos y cipreses a montones y gajes
del oficio‒ hacer un buen papel
y poder besar el santo requerido pasando de peana
‒contigo las cosas tienen su precio
por haber sido amor lo que tuvimos‒
o insultar a la luna, cantarle las cuarenta
meticulosamente.

Lejos de esta ciudad
a la que también perseguí por la cintura
(dichoso amor, dichoso oficio,
dichosa luna de plata)
y olvidados ya los besos del verano
en los malentendidos de la boca arisca del deseo mal satisfecho
sonará un silbido de garita a garita que anime a tirar palante sin reparar en gastos
ni poner tierra por medio como si uno fuese uno de esos
‒todo ha sucedido como yo esperaba‒
que con frases perfectas construyeron sus bálsamos.

Desde los matorrales por donde hocea la luz de la mañana
ahora tengo una casa, me ordené el mes pasado,
por fin mis libros caben en mis estanterías,
una lámpara halógena, los cuadros enmarcados
y unos nuevos vecinos que nunca me denuncian
porque ya nunca hay fiestas ni noches de guardar.

A la caída de la noche
en el palacio enfrente de mi barrio
donde los jerifaltes se habían subido al barco para lucir la cara
han tomado las riendas y discuten qué partido tomar
una soga tendimos sin ingenios mecánicos
y aunque las manos desolamos al trepar en la huida
en el balance hacido no salimos con pérdidas
que aunque muchas las heridas, también el horizonte mucho:
en esta guerra propia donde no hubo batallas
que parezca que fuimos el no va más de nada:
en aquel gueto de jipis, en aquella ignorancia
yo le gané al nipón que al pimpón me retaba.

Charlar, echarse un cable con ventanas a otras celdas,
tanta quincalla artística, tantos excesos de balde,
tantas noches zamoranas y mañanas tristes,
la ciudad que tanto amaste, una tarde ida al cine,
todas las mieles de luna que te sacaron sobre el quicio
‒borrones y cuentas nuevas en barbecho‒,
suculentas parodias sin comprender que era un alivio ser tan informal,
juramentos indecisos, indecisos cinismos
y el privilegio vulgar de poder ser vulgar sin estar afligido,
gente condenada a madrugar de un vistazo,
cohibidos y manirrotos
‒las penalidades más inamovibles, más usuales‒
con una furia preocupante, con un débil desdén,
con unas relaciones entabladas enfermizas
‒¿es sólo una cosa temporal?‒,
las espinan que tienen las rosas
o el mejor amigo que pudiste tener.

O bien dedicarse, en las tardes de verano dedicarse,
que te quedas en casa diciendo qué tranquilo,
diciendo, tú solo, qué apacible
estar a la sombra de todo este calor,
de todo esto,
a la búsqueda de contraejemplos
de cualquier remordimiento todavía no asentado,
a la estricta godelización de todo lo que ocurre
(desconocido remarca la palabra godelización delante de tribunal opositor y sale en los periódicos),
intentas ordenar en vano
(orden que no hay pasma déjalo correr,
orden con galones
menún paripé)
tus diez últimos ratos de autolástima,
de echar la culpa a otros,
intentas colocar en vano con cuidado la vajilla,
las copas de Murano de la fiesta de anoche
que duró, estás pensando, demasiado a lo mejor,
que se acompañó a la puerta muchas veces
porque los amuletos de cada uno los elige cada cual.

Están pintando los pasaportes, ya sabes,
y Casanova con sus mogollos.
Con los oídos atentos
formada a buen seguro en la escuela de la vida
‒uno al menos alcohólico de sus progenitores‒
y con una vocación insostenible por lo trágico
en silencio escucha la mujer, ensimismada,
como los días uno a uno
en un abrazo eterno hacia la muerte van pasando.

Cuando crezcan las noches por las bordas de los barcos
y ya no haya que preocuparse bajo este cielo del Cantábrico
demasiado por todas aquellas cosas que nos han no bastado
será cosa de en un último acto de fe intuis immanibus poculis
volver la vista atrás en un giro muchas veces tramado
con la cara ponida de lo tomas o lo dejas en un descuido nuestro
y encerrarse en casa luego ligeramente plasta
con los discos antiguos de a ver si entras en trance,
los aperos ligar ‒¡fuerza, Canejo!‒¡
y ponerse a escribir en vez de estar contento,
os meteré a todos en un cuento
en cuanto pueda.

 

1 Así que no hay que disgustarse
haciéndose mediana o enteramente el tonto
(y yo te llamará y estarás con nosotros)
si pasa, por ejemplo, que de pronto te sorprendes
mirando a escondidas a través de los visillos
repitiendo en voz alta una mentira
que aprendiste de mis labios con calma y con fatiga
cuando fuimos vecinos,
amor puerta con puerta,
como suele decirse.

 

 

 

Norio, T. S. Tres poemas. Tenerife; Ed. Baile del sol, 2009.

 

NO

diciembre 17, 2015 Deja un comentario

Idea Vilariño'

 

xxxxx1

Ni con delicadeza
ni con cuidado.
Acaso
tiene delicadeza
vivir
romperse el alma.

 

 

 

 

xxxxx2

Uno siempre está solo
pero
a veces
está más solo.

 

 

 

 

xxxxx4

Quiénes somos
qué pasa
qué extraña historia es ésta
por qué la soportamos
si es a nuestra costa
por qué nos soportamos
por qué hacemos el juego.

 

 

 

 

xxxxx5

Alzar los ojos
al misterio abismal de las estrellas
que será a no dudarlo
algo tan sucio
tan mezquino y tan sucio
como esto.

 

 

 

 

xxxxx7

Cómo olvidarse cómo
desalojar el crudo
recuerdo de la muerte
esa desgarradora memoria
esa herida.
Si es el precio increíble
el altísimo orgullo.

 

 

 

 

xxxxx8

Es mentira.
Sin duda.
Pero qué
pero cómo
pero de qué otro modo
con qué cara
seguir vivo
seguir.

 

 

 

 

xxxxx9

Tuve que ir
sin dudas
sin reproches
sin asco
y entregada
sin nombre
ya sin mí
ya sin nada
poner de buena gana
la cabeza en el tajo.

 

 

 

 

xxxxx10

Decir no
decir no
atarme al mástil
pero
deseando que el viento lo voltee
que la sirena suba y con los dientes
corte las cuerdas y me arrastre al fon-
do
diciendo no no no
pero siguiéndola.

 

 

 

 

xxxxx11

La vergüenza
el bochorno
de no tener excusas
porque esto esto
maldita sea
esto
es gratuito
gratuito.

 

 

 

 

xxxxx12

Por ahora
en lo oscuro
como un perro despierto.
Por ahora.
Después
igual
sin mí
seguirá hacia su fin
la larga historia.

 

 

 

 

xxxxx14

Sólo esperar que caigan
que se gasten
que pasen
los días
los minutos
los segundos que quedan

 

 

 

 

xxxxx16

Qué asco
qué vergüenza
este animal ansioso
apegado a la vida.

 

 

 

 

xxxxx19

Alguno de estos días
se acabarán las bromas
y todo eso
esa farsa
esa juguetería
las marionetas sucias
los payasos
habrán sido la vida.

 

 

 

 

xxxxx22

Si te murieras tú
y se murieran ellos
y me muriera yo
y el perro
qué limpieza.

 

 

 

 

xxxxx23

Si solos
qué
estemos solos.
Estemos solos
pues
dejémonos de cosas.

 

 

 

 

xxxxx24

Y diré que estoy triste
qué otra cosa decir
nada más
que estoy triste.
Estoy triste.
Eso es todo.

 

 

 

 

xxxxx25

Estoy
y arrecia el viento
y truena
y llueve
y canta el mar
y estoy aquí
nadie
sin nadie.

 

 

 

 

xxxxx26

Quiero morir. No quiero
oír ya más campanas.
Campanas ‒qué metáfora‒
o cantos de sirena
o cuentos de hadas
cuentos del tío ‒vamos‒.
Simplemente no quiero
no quiero oír más nada.

 

 

 

 

xxxxx27

Qué gran cosa la vida
qué gran cosa qué don
qué carga qué viaje
de arena gruesa qué
roca de Sisifó
por emplear alguna
aunque mal acentuada
‒la métrica la métrica‒
metáfora elegante.

 

 

 

 

xxxxx28

Ya no tengo
no quiero
tener ya más preguntas
ya no tengo
no quiero
tener ya más respuestas.
Tendría que sentarme en un banquito
y esperar que termine.

 

 

 

 

xxxxx29

Que no sirve para nada
ni tiene pies ni cabeza
que no quiero
que no acepto
y que no hay obligación
y qué me importa.

 

 

 

 

xxxxx32

Qué horror
si hubiera dios
y si esas dos estrellas
pequeñas parpadeantes y gemelas
fueran los dos ojitos
mezquinos
acechantes
malévolos
de dios.

 

 

 

 

xxxxx34

No sé quién soy.
Mi nombre
ya no me dice nada.
No sé qué estoy haciendo.
Nada tiene que ver ya más
con nada.
Tampoco yo
tengo que ver con nada.
Digo yo
por decirlo de algún modo.

 

 

 

 

xxxxx35

xxxxxYO

Yo quiero
yo no quiero
yo aguanto
yo me olvido
y digo no
yo niego
yo digo será inútil
yo dejo
yo desisto
yo quisiera morirme
yo yo yo
yo.
Qué es eso.

 

 

 

 

xxxxx36

Se cerraron las puertas
sin ruido se cerraron
sonaron las trompetas
o sólo un bocinazo
y nos quedamos fuera
arañando sin fuerzas
dando débiles golpes
con las frágiles uñas doloridas.

 

 

 

 

xxxxx37

En el fondo del pozo
oliendo el agua sucia
los miasmas nauseabundos
con la cara pegada
a las últimas heces
sin más remedio que
comerse la resaca
que dejó al retirarse
la espléndida marea.

 

 

 

 

xxxxx38

La miel amarga
el cielo blanco
el mar asqueante
el perro
desgarrándome el cuello
y tú
un hacha en la mano
amenazándome.

 

 

 

 

xxxxx39

Me cortan las dos manos
los dos brazos
las piernas
me cortan la cabeza.
Que me encuentren.

 

 

 

 

xxxxx40

xxxxxLa metamorfosis

Entonces soy los pinos
soy la arena caliente
soy una brisa suave
un pájaro liviano delirando en el aire
o soy la mar golpeando de noche
soy la noche.
Entonces no soy nadie.

 

 

 

 

xxxxx42

Llueve a cántaros
llueve
tantos años
que llueve
que en la habitación triste
sin luz
escucho
miro.

 

 

 

 

xxxxx43

Como un jazmín liviano
que cae sosteniéndose en el aire
que cae cae
cae.
Y qué va a hacer.

 

 

 

 

xxxxx44

Como un perro que aúlla interminable
que aúlla inconsolable
a la luna
a la muerte
a su tan breve vida.
Como un perro.

 

 

 

 

xxxxx45

Como el que desvelado
a eso de las cuatro
mira con ojos tristes
a su amante que duerme
descifrando la vieja eterna estafa.

 

 

 

 

xxxxx46

Como aquel que se saca los zapatos y suspira
y se deja caer con ropa y todo
y sin mirar
sin ver
fija en el techo
anchos ojos vacíos.

 

 

 

 

xxxxx47

Como un disco acabado
que gira y gira y gira
ya sin música
empecinado y mudo
y olvidado.
Bueno
así.

 

 

 

 

xxxxx48

Cómo aceptar la falta
de savia
de perfume
de agua
de aire.
Cómo.

 

 

 

 

xxxxx49

Uno vive
con los muertos
que están ahí
con los sufrientes vive
y con los despistados
y con los presos
vive.

 

 

 

 

xxxxx50

Pasa se va se pierde
no se detiene
fluye
mana incansablemente
se escapa de las manos
corre vuela a su fin
se desliza
se apaga
se aniquila
se extingue
se deshace
se acaba.

 

 

 

 

xxxxx51

xxxxxEpitafio

No abusar de palabras
no prestarle
demasiada atención.
Fue simplemente que
la cosa se acabó.
¿Yo me acabé?
Una fuerza
una pasión honesta y unas ganas
unas vulgares ganas
de seguir.
Fue simplemente eso.

 

 

 

 

xxxxx52

Silba y silba
hilo de oro
¿de plata?
silba y silba.
Y los oros la luz
y el sol se van
se van.
Silba feliz.
No sabe.

 

 

 

 

xxxxx57

Tanto que estuve amando
tanto tiempo
tanto que amé
que tuve
y que ya dejo
porque este mundo mío
ya no es mío
porque ahora abandono
y resigno
y me voy
y doy la espalda.

 

 

 

 

xxxxx58

Inútil decir más.
Nombrar alcanza.

 

 

 

Vilariño, Idea. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2008.

 

LA CANCIÓN DE AMOR DE LOS CHAVALES

diciembre 16, 2015 Deja un comentario

bar

 

¿Pero adónde vamos ahora
si del tanto parvulear por los caminos
nos ha ardido toda la vida entre las manos
y ya no hay paso que dar
donde no engañe una quimera?
¿Adónde vamos ahora, a ver nuevos paisajes
y rostros y ciudades y amigos con los que irse de juerga
si en cada curva o cada esquina, al trasdoblarla,
al girar la cabeza para decir con una voz peliculera:
«¡vamos por aquí, hay un tugurio que es demasiado!»
se nos ha hecho la encontradiza nuestra vida,
nos ha dado un codazo de compinche
y con un gesto perezoso ha preguntado si realmente,
si en verdad era aquello lo que estábamos de hacer?

Por el lado de la noche
los chavales se atusan el cabello
mientras el hombre asomado a la ventana
renegaba de Dios o fumaba un cigarrillo.
¡Qué demonios!, el gran libro no podía tener
una columna para los amores y otra para las mesnadas,
no estaría de más sumar, en buena aritmética,
tres guijarros con cinco jilgueros
«y rostros y ciudades y amigos con los que irse de juerga».

Y por el otro lado del delito, bajo un cielo soleado,
los mejores corazones de mi generación
escuchaban cantar a las sirenas entre ellas
con los oídos bien abiertos, el cigarrillo
apoyado en el borde de la mesa,
más tranquilos que el silencio;
yo los he visto
y eran casi la sombra de una oración suya
medio sonriendo o amando a bulto a su pareja
por el lado de las juergas de la noche.
¿Pero ahora adónde iremos,
qué haremos entonces por el lado de la noche,
a quién deberemos sonreír por el otro lado de las juergas?

¿Cuántas noches nos hemos pasado de esta estrella,
en una esquina de la barra,
dejando pasar el tiempo con un brillo en la mirada entre burlona y somnolienta
dedicados a echarle una mano a nuestra suerte que vendría?
Nos hemos dedicado a oficiar nuestros misterios
al tiempo que nos preguntábamos por la próxima coartada,
el derrotero que bastase por una vez para que nuestro dolor,
ya que no escuchado,
pudiese al menos ser señalado por un dedo no culpable
que dijese: ¡mira!, esto no es miedo
«ni tampoco un puñado de polvo»,
sino un coraje hecho trizas al mando del timón por sus derrotas,
el principio celebrado de un gozo azul y oscuro
que está descansando de su oficio,
oficiando su trabajo.

Hemos curioseado como casualmente
por entre todos los rincones de las horas que se iban,
nos hemos dedicado a besar unos labios, mirar una mirada,
o luego le hemos preguntado a las muchachas
si realmente era verdad que habían hablado alguna vez de Miguel Ángel
en una habitación muy clara
mientras bebían té frío y caía la tarde.
¿Pero cuánto vale un piropo bien dicho
ahora que todavía no nos fatigamos por las cuestas?
¿A quién, a quién deberemos amar entonces
si ya le hemos tirado los trastos a todas las noches,
si ya se los hemos tirado a todas las mujeres?

Vivamos, puesto que nada ocurre,
están diciendo ‒una pizca enfurruñados‒ los chavales,
y que en nuestros actos todo sea honrado y un poco distraído,
que nuestro amor sea el descaro de un abril al que e faltasen los mendigos
cada vez que escuchemos cantar a las sirenas entre ellas
y que sea un temor turbado y mozo, casi una herida
(pues yo me atrevo, me atrevo realmente)
cuando nos duela abril
del otro lado del descaro de las juergas.

Nuestro amor será una broma dicha con verdades
deslizándose por entre una letanía de hermanos.

Y tú, que ahora ya has hecho añicos todas tus vibraciones contra el suelo,
como una buena baza que se te hubiese escurrido de la manga,
se te hubiese escurrido de la manga contra el suelo,
las has desparramado sobre un montón de rostros honestos, sosegados
(pero tú tienes mucha suerte de ser mi amigo,
habrá pensado más de uno),
quizá te has dicho, con un descaro mozo,
«¡venga!, olvídate de ese asunto
y vamos a tomarnos una copa»
al tiempo que arruinabas tu última sonrisa en un cariño ajeno;
te has preguntado si habría algo, Dios santo, alguna copla
con la que mereciese la pena medir tu vida,
una retahíla de incredulidades que en un instante,
aunque sólo fuese uno,
estallase en un esplendor al que podemos llamar
‒ahora que todavía no nos fatigamos por las cuestas‒
nuestro triunfo,
nuestro rostro, nuestro amigo;
tú, yo digo, debes entonces ahora señalar un lugar
en el que hubiesen podido ser redimidos tus reproches,
verdaderos o falsos,
debes decir ‒una vez inclinado levemente el espinazo‒:
«celebro o maldigo este tiempo y sus testigos»
(¡pero este chorvo se ha equivocado de noche!,
están diciendo ‒una pizca divertido‒ los chavales),
debes, en suma, porque has visto el paraíso
y estaba lleno de cercados,
dejar que al menos una brizna de amor
haga cabriolas por entre los búmerans de tu no entender

«Supongo que sería esto lo que quería decir»,
están diciendo ‒una pizca resignados‒ los chavales.

Por el lado de la noche
a lo largo de los desaires que van dejando las palabras
nuestro amor será una guerra sin nombre y sin batallas
y aunque sea verdad eso que dicen
de que ya saben cuál fue nuestro en pecado
no por eso dejarán de cantar en nuestro sueño las sirenas.
Nos acordaremos de una cita,
nos citaremos,
compartiremos los momentos de una charla,
de una tarde que se hubiese tendido contra el cielo
como una mentira profanada por dos a un tiempo,
lloverá, tendremos un amor al que decirle cosas,
podremos reconocernos en el destino de los otros
pero cuando la suerte ya haya sido al fin echada
y llegue el alba y amanezca
habrá tiempo para ponerse de milagro y tristes:
nos alzaremos las solapas,
pararemos si hay un puente a liar lo que tengamos
y perdidamente solos, perdidamente tan campantes,
nos iremos dándole patadas a las piedras.
Luego la mañana vendrá,
como una herida.

 

 

 

Norio, T. S. Tres poemas. Tenerife; Ed. Baile del sol, 2009.

 

LEJOS

diciembre 15, 2015 Deja un comentario

Pintada casa okupa Amsterdam

 

LEJOS

xxxxxxxxxxxxxxxxxxx[Antonio Rodríguez y José Antonio Ramírez]

Vuelves ahora al libro y al momento en que abriste,
entre desorden y ambición, el fruto del tiempo
que sólo existe en la lectura. Viajas a muerte.
Viajas hacia el fondo de ti mismo, y lo haces
ganando en un instante lo que pierdes después.
Entre una estación y otra apenas quedan
los países que el tren de tu poema ha escrito,
los santuarios donde depuso su coraza
un héroe, las palabras que fueron el deseo
de amar una ciudad y luego abandonarla.
Lees en el silencio intenso de un vagón
sin rumbo y a tu encuentro viene la voz total
de aquellas estaciones donde fuiste feliz:

el velo de la reina Mab y su luz de sueños
en el acto primero de Romeo y Julieta,
de las manos de un William Shakespeare demoledor;
la idea mágica de Dylan Thomas: alzar
hasta más allá de la muerte una columna
viva, donde el dominio de la muerte acabe
muerto; la travesía transiberiana de Blaise
Cendrars, que apura la nieve en su viaje
al este de todas las tierras, todos los mares;
el desencanto erótico de Anaïs, que peina
sus cabellos ante un espejo, vuelve a mirar
su rostro y sólo halla la nostalgia de un dios
parisino al que llamaremos Henry; la herida
descomunal que don Quijote clava en los ojos
de lo real, que ya nunca será lo que era;
el regreso de Modigliani y Jeanne a un cuartucho
que los espera ardiendo ‒como un sol de verano‒
entre pinturas, elegancia y vasos de vino
y dolor y desdicha y sangre; el delirio azul
de Jean Michel Basquiat, que duerme en Central Park
entre cartones, discos, caballos y graffitis,
y se pierde como una burbuja en una copa
por la boca negra del metro, siempre downtown;
la canción de Anne Sexton, la sed de Massachusetts,
que desea morir en los brazos del gas ‒
cualquier día de éstos‒ y que habla con ángeles;
el silencio en una película de los Cohen
y después la devastación y el ruido del odio;
el fatum de Lou Reed, dormido en la película
de Warhol, y su larga noche de terciopelo
en la otra orilla; el salto a los andenes helados,
al mundo de la ofensa y la ignominia, al raíl
desencajado de Dostoievski, el jugador;
ese tránsito absurdo y salvaje de Machado
cuando llora cantando su balada del tren,
la tos ferina y la esperanza de otra vida
mejor, lejos, muy lejos de España y su indecencia.

 

 

 

García Cerdán, Andrés. Carmina. Murcia; Ed. Nausícaä, 2012.

 

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VÉRTICES

diciembre 14, 2015 Deja un comentario

Javier Temprado

 

xxxxxIX

Una sospecha en la taza de té.

Mi pasado aprecia su rostro.
Desconoce sus manos afilando
la punta insondable del miedo.
Que agrieta las heridas de los vértices.
Que muerde las venas del veneno.
Vive en un estúpido estado de traslación,
configurando galaxias que no son mi cuerpo,
ni el tuyo.

Un alambre de Giacometti
en plena persecución.

Hoy, me he prometido pensar
en absolutos,
rodear de círculos azules
los hematomas de las piernas.
Aplastar el último pretérito imperfecto.
Abandonar esta ciudad.

Llegar intacto a mi próximo presente.

 

 

 

 

xxxxxXII

La memoria son fotografías
en blanco y negro.
Una Polaroid, una Leica.
Un mapa de cicatrices
que no queremos olvidar.
Como haciendo rehén del tiempo
una piel fronteriza
un momento de silencio
una polifonía de rostros.

Un par de segundos
que noquean al invierno.

 

 

 

 

xxxxxXIV

Volvías a ser un crío,
te tartamudeaba el corazón y la mirada
pero volvías a hablar el lenguaje del deseo.
Sentías la caricia y el pecho hinchado de luz.

Y todo aquello era un juego.

La mirabas. Y eras torpe.
Como quien comienza a andar
sobre una nueva piel.
Como los dedos que hablan de la nostalgia
agitándose frenéticos.
Como los desiertos que atraviesas lento
bocado a bocado.

Como los labios que hablan del amor
cuando todo era sombra.

 

 

 

Temprado Blanquer, Javier. Los vértices del tiempo. Sevilla; Ed. La Isla de Siltolá, 2015.

 

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Literatura, música y algún vicio más

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