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RESUMEN DE NOTICIAS DE 2019
Acaba 2019 y tengo que dar las gracias a mucha gente. Tengo que agradecerle a Sebastián Mondéjar, a Miguel Sánchez Robles, a Javier Sánchez Menéndez, a Christian Nieto Tavira, Natxo Vidal, David Trashumante, Esteban Maldonado y Sergi Gros, a David Sarrión, al colectivo ‘Bálamo del arte’ y a Víctor Peña Dacosta, a Javier Gil Martín, Joaquín Juan Penalva, Antonio Aguilar, León Molina y José Antonio Martínez Muñoz, a Alberto Chessa, a Joaquín Calderón, a Paco Cifuentes y a Luis Sánchez Martín que hayan hecho aumentar mi biblioteca. Gracias de verdad.
También tengo que agradecerle a Álvaro Ruiz, a Patricia Lázaro, a Rubén Pozo y a Lichis, a Pedro Chillón y al Kanka, que hayan aumentado mi discoteca particular y que me hayan hecho partícipe de la fiesta que ha supuesto los conciertos en los que han estado.
Y por último, y no menos importante (ni muchísimo menos), tengo que agradecerle a José Antonio Martínez Muñoz y a Cristina Morano que siempre tengan abiertas para mí sus bibliotecas particulares.
El año que viene, más. Ya veremos si mejor.
Salud.
CAMPO DE MANIOBRAS
Hace mucho tiempo que quería recomendar un blog sobre poesía que me parece grandioso.
Pinchad aquí y alucinad con la nómina de autores que podéis descubrir en este ‘Campo de maniobras’.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (XCIV)
Hace poco más de una semana, el editor de Boria ediciones, Luis Sánchez Martín, tras haber publicado un libro de relatos y una novela, presentaba públicamente su primer libro de poemas, ‘Carrera con el diablo’, prologado por Abel Santos y editado por Lastura Ediciones.
Si no fuera suficiente con que me haya regalado un ejemplar del libro en cuestión, cometió la imprudencia de invitarme a presentarlo en Murcia.
En la presentación, entre otras cosas, comenté que hay dos poemas en el libro para quitarse el sombrero. Éstos:
EL DÍA QUE MURIÓ MI ABUELO
El día que murió mi abuelo
mi madre me dio una paliza.
han pasado casi cuarenta años
y sigo sin ver relación alguna
pero ella parecía convencida.
El día que murió mi madre
llevaba diez años sin verla
y aunque sabía dónde y cuándo
era el entierro
no pude ir:
tenía que hacer la compra, lavar el coche
y limpiar la casa.
¿No ves la relación?
Es el mercado, amigo.
90’s
Descubrí la existencia de Soundgarden
el día que murió Chris Cornell.
Imposible, me decían
si tenías televisión o radio
en loa noventa
seguro que has oído
‘Black hole sun’.
Tenía televisión y radio
en los noventa
pero no las usaba.
Comía y cenaba
encerrado en mi habitación
escuchando vinilos de Stray Cats
y cintas de Gene Vincent.
También tenía familia
en los noventa
pero no la usaba.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (XCIII)
Acaba de llegarme a casa el nuevo libro de Paco Cifuentes, ‘Casa en un árbol’. En cuanto pueda les cuento algo.
‘FAIRYTALE OF NEW YORK’ BY THE POGUES FEAT. KIRSTY MACCOLL
YO NO CREO EN LA NAVIDAD
DON’T BELIEVE IN CHRISTMAS
VILLANCICO DEL REY DE EXTREMADURA
(no es la primera vez que subo el vídeo al blog, pero este año era doblemente obligatorio)
FELIZ FALSEDAD
SERÁ SER MUJER
Hija, si en algún momento,
mientras estás ocupada en crecer
—dura y lícita tarea—
puedes mirarme a los ojos
hazlo.
No te dejes las preguntas
para cuando sea la misma voz
la que cuestione y la que responda.
Mira que en esta familia
tenemos la dolorosa costumbre
de conocernos mejor de muertas.
GENERACIONES
Antes de morir, mi madre dijo mamá, ven
mientras me miraba sin verme;
yo dije mamá, quédate
abrazando su cuerpo diminuto
envuelto en pañales y olor a talco;
mi hija dijo mamá, no llores
y me acarició la cabeza consolándome.
Cuando mamá murió, durante unos segundos
no tuvimos muy claros los lazos que nos unían
no supimos quién se había ido
y quién se había quedado
ni en qué momento de nuestras vidas
estábamos viviendo
o muriendo.
Entonces ¿tú también me ves así?
¿Tú también me ves fuerte?
Porque le echo cayena a la comida,
porque bebo como un hombre
(un hombre que bebe mucho)
porque me he horadado el cuerpo
—y el cerebro—
porque he parido a cuatro patas
como una hembra en su guarida
porque okupé en Londres
porque he hablado en público
y he lavado y vestido a mi madre muerta
porque me he rapado el pelo
y lo he teñido de amarillo
porque he dormido sola en el monte
y he puesto a conversar
mi oscuridad con la oscuridad de fuera.
Así que tú también me ves fuerte.
Serás de los que te sorprendas
el día en que me desplome;
insistirás en que nunca me viste
dar una señal de debilidad
o de abatimiento.
Te equivocarás como todos
y no podré culparte:
toda la vida llevo apoyándome
en esta fama de fuerte.
Sólo yo sé que la fama camina
sobre muletas podridas.
SEGURIDAD SOCIAL
Frente a las charlas siniestras
de las salas de espera siempre
levanto un libro como una muralla.
Pero hoy de repente el olor del acero
la intuición de lo frío y punzante.
La certeza de lo inútil en perseguir
la enfermedad, que conoce todos
los recovecos donde esconderse.
La anciana a mi lado ha roto a llorar.
«No llore, mujer», le digo, «¿qué le pasa?»
«Nada», contesta ella, encogiéndose.
Y se queda sin saber cuánto le agradezco
que calle y no me cuente nada.
Porque no llevo kleenex en el bolso
y estoy tan cansada que la enfermedad
me parece una tregua deseable.
Así morimos, así nos matan.
BUEYES
Si supieras del dolor en mi cuello
no dudarías de que los yugos invisibles
también pesan, y que cada día
del trabajo a casa voy trazando surcos
en los que no habrá de crecer cosecha.
SI UN DÍA ME OYES
Si un día me oyes
—después de una noche
en la que he resultado ser
encantadora:
de esas mujeres que beben
y se ponen graciosas
contando anécdotas
de bares y ácidos y viajes
y camas y cabrones
con el pelo despeinado
para mejor
y el carmín corrido
como si viniera
de morrearme en el baño
con el tío más guapo
del garito—
si un día
después de una de estas noches
en las que ejerzo
de encantadora de serpientes
al despedirme
me oyes decir
que sólo soy un fraude
compadéceme:
los adictos a los aplausos
también necesitamos testigos
cuando nos quitamos
el maquillaje.
POR QUÉ ESCRIBO
xxxxxI
este striptease que hago cada día
bailando alrededor de la barra
esx pax ciax dox ra
no es más que un truco de guerrilla
para dejar sin armas ni argumentos
a quienes pretenden atacarme
esgrimiendo mis secretos
xxxxxII
no quiero dejar que nadie
—amigos, sociólogos
parientes, ministros
reporteros o cotillas—
se invente mi vida
completado el puzzle
es el turno de las piezas
que no encajan.
ESPEJO
Con cada palabra que escribo
lo que en el fondo estoy queriendo decir
es que soy conmovedoramente igual a ti
y que a la vez me siento desesperadamente
distinta.
Y ahora deja el libro
vete al espejo
y mírame.
FUERTE
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLos días duros se abren a mi quilla.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxÁngela Figuera Aymerich
Soy fuerte. Me rompo en esquirlas.
El problema es que voy
quedándome afilada
y ya no soy más
aquella mujer
habitable
mullida
blanda
yo.
LA MUJER MUERTA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPara Arantxa
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxHoy vas a ser sabia. Mirarás al muerto.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSara Rosenberg
La última vez que te vi no subiste a casa.
Te quedaste en la calle y yo te saludé desde mi balcón.
Vivía en un primer piso
en el que entraba la luz y todos aquellos conocidos
que me distraían de las presencias importante.
Yo criaba un bebé recién nacido
y de ti se alimentaba un virus
que parecía entonces lo peor que podía pasarte
aunque tú ladeabas la cabeza
—como si la enfermedad fuera una gota de agua en el oído— y reías.
Odié aquel virus porque tú eras la cronista del verano
mi guía por las calles abarrotadas
que yo, madre reciente, no podía recorrer.
Te fuiste después de sonreír guiñando los ojos
como si me vieras a contraluz
como si el sol se pusiera en el salón a mis espaldas.
Ya no te vi más.
Tres vueltas de campana acabaron con el virus y contigo.
Moriste al día siguiente de que yo pensara
por primera vez que podías morir.
Sólo tuve veinticuatro horas para hacerme a la idea.
Antes habías dejado en cajones, diarios y fotos
pequeñas señales que de vez en cuando me guían hasta tu risa.
Todavía la oigo cuando la busco
una pequeña muesca en mi cerebro
que me recuerda que nunca se debe desconfiar
de los que son buenos y tristes por naturaleza.
LA MADRE DE CLAUDIA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPara Claudia
Agradezco que tu madre antes de morir
tuviera antojo de un plato de calamares;
así no me sorprendió tanto
que a la mía le diera por cantar coplas
dirigiendo con su mano asarmentada
su dispuesto coro de hijos.
Te agradezco que te emborracharas
con una botella de vino
junto a tu madre moribunda;
cuando yo me emborraché con ron
ya sabía que no había falta de respeto
o necesidad de huida
sino homenaje
casi —tú me entiendes— celebración
y una tristeza sin histerismos
que se parecía a la vida.
Así que aquella noche, cuando me contaste
todo esto mientras cenábamos tacos
recibí una lección magistral:
mira a los ojos de la muerte
y podrás ver lo que nunca viviste:
la infancia de tu madre
la borrachera del tiempo trastocado
la oportunidad de dar las gracias
sin pronunciarlas.
Porque para las madres
todas las palabras
están siempre dichas.
Sólo las risas de sus hijos
las impulsan a volar
hacia la muerte.
ANDAR SOBRE LAS AGUAS
La que yo era se ahogó en el mar
de las infinitas posibilidades.
No las extraño. la vida empezó
cuando aposté y perdí.
En ese momento el agua se tensa
y se convierte en camino.
Pérez Cañamares, Ana. Será ser mujer. Logroño; Ediciones del 4 de agosto, 2019.