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TIEMBLA, PALABRA
Esta noche, en la Asociación Artísitca y Cultural ‘La Azotea’ se celebrará la noche del alboroque con una lectura de microrrelatos de miedo.
Además, si vas y lees un microrrelato de miedo, te invitan a una bebida.
Yo, de vosotros, iría.
El cartel del evento es de Cristina Morano.
Ah, y si os estáis preguntando qué es la noche del alboroque deberíais investigar un poco, así podríais cerrarle la boca a todo aquellos que celebran Halloween…
EL VENENO Y LA PIEDRA
NOS CONFRONTA áspero
acaricia despacio los hombros
baja hasta las rodillas
como si nunca lo hubiéramos
inventado y en vez de ello
el dolor descubre el invierno
embozado en los huesos
y nosotros recibimos su queja
y escribimos su viaje
SENOS desgarrados
que acarician barbas de bosque
nacidos
del cieno colosal de la memoria
de ceniza amontonada
EN UNA mirada
desde el cortejo
todos los lugares del dominio
son bordes o acantilados
el deseo ocupa el cielo
y luego cae
vienes de lo que has sabido
coser a la noche
redes de la infancia
YA ES un ángel por
por error
los que esperaba
liban de su fisura
mira morir
mira dejar hacer
jornada tras jornada
EL COLOR de los vitrales
la única evasión
mientras el suero gotea
a la izquierda la caricia del sol
y la risa obscena
EN la campana
busca la copa
en el fiel
el peso
más acá
la nervadura
en el pulso
adelgazado
su transparencia
DECIR «dos cuerpos»
patria en el otro talle
que hinca
como una bandera
una rara imagen
y así el aliento y el peso
el veneno y la piedra
ALGO DE PAÍS tiene
el voluntario errar
sin morada
su solemne festín
que a voluntad come y bebe
PERSISTE EL EMPEÑO en su nada
pero hay medios de permanecer
del lado
que invita al cese
de ofrendarse sin nadie
¿QUÉ HILAN entre sí los días?
Mortaja o capullo
obligan a cambiar el sentido
del camino y su noche
Miento si digo que no he aprendido
pero miento igualmente
si digo que ya sé.
Lentini, Rosa. El veneno y la piedra. Barcelona; Editorial Icaria, 2005.
DANIEL LEBRATO
LOS MÍOS
Si se burlan será porque no me conocen.
París, ocho de mayo del cuarenta y cinco.
Vuelan la penicilina, la vanguardia y las canciones.
Risas y escotes internacionales saludan a la cámara.
Juntos han conocido el miedo y los piojos.
Entrar en la asamblea no era un juego, camaradas,
ni la lucha de clase. Burgueses por destino,
lo que sigue es el final de su propia burguesía
y a ver cómo se lo decimos a papá.
Elogian mi corbata, se fuman mis cigarrillos.
Y los tuyos, qué tal, chaval. Son los míos.
TODO A CIEN -extractos-
00 Años, votos, monedas, cuentos, versos, todo a cien, elecciones generales, maneras de contarlo.
15 Manual de campaña: a unos la tierra y a otros la mierda, bienaventurados.
16 En aquel tiempo pidió el carné, se hizo la foto con Dolores, emigró al partido mayoritario y se salió tanto que todavía lo busca la Interpol.
29 De las obras públicas, le encantan los detalles del cojín y la tijera, coleccionar los recortes de cinta roja y amarilla. Dedicaba esas labores a su madre: mi niño, mujer, que no servía para nada.
30 Alcohol y tabaco le pasaban factura. Demasiado depender de los otros. Demasiada vida social. Para acostarse a las nueve, se le ve últimamente mendigando un escaño al parlamento europeo.
31 Por épocas reaparecía en mi buzón increíblemente rejuvenecido entre la propaganda y las cartas. Yo evitaba mirarle a los ojos al tirarlo a la basura y le deseaba como papel reciclado.
40 Bajan de coches que no son suyos y un jardín se insinúa en sus andares. Te dirán guapo, muchacho, chiquillo a tu edad. No las quieren en el barrio pero alguien las quiere. Suben en coches que no son suyos.
42 Pidió una cosa normalita. Pagó con Visa. Se despidió de mí hasta las siguientes erecciones generales.
48 Mujeres, negros, maricas o ciclistas: entre cuotas y obamas y orgullos y carriles, milenios llevamos que los últimos serán los primeros.
49 Derecho al voto da uno en abstenerse de cuanto está por ver al otro lado de la edad que llaman dieciocho.
59 Autor de su propio libro de texto, sacaba un sobresueldo imponiendo aquel mamotreto a generaciones de estudiantes. Aquí les pongo, aquí les digo. Se jubiló don Aquiles.
72 En la Ruanda del cólera, telediario de las tres, un niño iba a ser enterrado vivo cuando en un toque de nuestro mando a distancia, telediario de las nueve, se vio que el niño respiraba y fue noticia con pantalla súper plana y repetición de las mejores jugadas.
73 Hijos o nietos del mayo del 68 quieren verse por mayo marineritos y monjas de comunión. Evitan por mayo sus padres madres la acera de las iglesias, se fatigan por mayo en teologías de andar por casa y acaban pagando, en efectivo o con tarjeta, por mayo el silencio de los traidores.
75 No exagerar conviene, querido Paco, esa noche desde la Puerta de Brandenburgo ni tu alegría internacionalista en la foto cogiéndole a una niña su par de tetas como si nadie por Alexander Platz.
96 Foto de generación. Después se dijo rompan filas y sálvese quien pueda.
Lebrato, Daniel. Elecciones generales / Todo a cien. Sevilla; Ed. SIM libros, 2009.
CHRISTIAN LAW PALACÍN
DOBLE INVIERNO
Extraño es que la nieve dé plenitud al frío.
Pero aún lo es más que el blanco boreal
desentierre el pasado. Una mañana
regresa y un invierno en un jardín
inglés y, netamente, los juegos y las voces
de algunos que hoy ya han muerto
rompen el aire. La constancia
del vivir, aun tan frágil, tenía en el olvido
aquella nieve. Vuelve
ahora en esta otra, y es muy honda
la tristeza por ser inesperada.
NORMANDÍA
Julie, con un instante debería bastarnos:
los dos en la escalera riendo hacia la lluvia.
(Es como Normandía,
dijiste en un idioma apagadizo
al sentir el nublado sobre el rostro.)
¿No es esto suficiente? ¿Es más perfecto un sueño?
Cuando arrastren tormentas
los años, ¿imaginas
en tan breve aventura hallar refugio?
MADRE
En las tardes oscuras y difíciles,
cuando pienso que no podré acabar
sin lágrimas ninguno de mis días,
y siento cómo crece con las horas
y cómo es insalvable la distancia
que nos separa, y nada me hace fuerte,
ni siquiera el amor de quien más quiero,
sólo busco el descenso de la noche
sobre mí con tu cuerpo y que tu abrazo
me entregue todavía ese universo
en el que no ha triunfado aún el frío.
LOS MIEDOS DE LA ESPECIE.
Te llegarán, mi amor, como los lobos:
invierno, fronda, aprisco, a cielo abierto…
Law Palacín, Christian. Algo menor que el corzo. Valencia; Editorial Pre-textos, 2009.
CUENTOS SIN HADAS
CAPERUCITA ROJA
Caperucita
con falda corta
en los ojos del lobo
el lobo
con destreza
maniobra su ganzúa
mientras
ruedan manzanas desde la canasta
días después
vuelven al bosque para mantener el cuento
LA SIRENITA
Enfiestado
el capitán acaricia a Sirenita
pero su cuerpo lo desconcierta
de modo que
la levanta por la cola
y le corta la cabeza
y
con el mismo cuchillo
la desescama bajo el sol
EL GATO CON BOTAS
El gato se deja de cuentos
y empuña el látigo
suenan cintarazos
acto seguido
el Marqués de Carabás
sin chistar
relame el cuero de sus botas
EL PATITO FEO
El pequeño pato inclina la cabeza
sobre la superficie del lago
y se contempla
un eco de risotadas apresa su mente
palidece
temblequea
cuenta hasta tres
y se zambulle hasta el fondo
con una piedra atada a su cuerpo
HANSEL Y GRETEL
Solos
en el bosque
hallan la casa de chocolate
Gretel se embadurna toda
Hansel
no le quita la mirada de encima
y en silencio
se muerde la lengua
LA LIEBRE Y LA TORTUGA
Suena el silbato
y la liebre deja una estela de polvo
corre
da la vuelta a la granja
y se aproxima a la línea de meta
divisa a la tortuga sobre la misma
y da por perdida la carrera
su rival permanece inmóvil
Laignelet, Sergio. Cuentos sin hadas. Islas Canarias; Colección Tres Orillas, 2010.
VIDA Y MILAGROS
APUNTE
Una tarde en Los Cárabos.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSeptiembre.
Los cuetos, las gaviotas, el orbayu
como un velo de gasa en el paisaje.
Todo reunido, afín.
xxxxxxxxxxxxxxxxxTodo perfecto
salvo que a ti, qué lástima, te falta
la ciencia necesaria –la inocencia–
para no estropearlo con tus versos.
CONDICIONES
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPara Amaia
Que estemos tú y yo aquí.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxQue, poco a poco,
se apague la ciudad en un paisaje
de rumores lejanos.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxQue mis labios
encuentren en los tuyos su respuesta
como un buque que avista el salvamento
en medio del naufragio.
Que vea frente a mí tu rostro
resuelto, innegociable,
idéntico a ninguno de mis sueños.
Que no exista otro tiempo ni lugar.
Que no te pueda confundir con un poema.
ADMONICIÓN
A menudo sucede que un momento
–un aroma, un lugar, un rostro hermoso–
te distrae de ti mismo y de las cosas
que componen tu vida.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxDe pronto, como un niño
que por primera vez mirase el mundo,
se iluminaba ante ti lo que era oscuro
y sientes que esa gracia, que creíste perdida,
bien pudiera ser cierta y te prometes
no dudar nunca más.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxAunque te digan
que nada dura el brillo de un instante,
que es escasa esa luz, que vale poco
su alegría de anécdota imprecisa,
tú no hagas caso.
xxxxxxxxxxxxxxxxOlvida cuanto has sido
y júzgate dichoso de haber gozado, al menos,
ese tesoro efímero.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxAprovecha.
Deja que viva en ti.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxSabes que nada
te podrá devolver, por más que quieras,
la pura claridad de este momento.
LECCIONES DE ASOMBRO
Aquel cerezo,
¿es el mismo o es otro
cuando lo digo?
¿Quién se ha olvidado
la hermosura que encuentras
por el camino?
De orilla a orilla,
el vuelo de la garza
dibuja un puente.
Dónde has estado,
empiezas a saberlo
cuando regresas.
Acaso eres,
después de tantas cosas,
lo que te falta.
Insausti, Gabriel. Vida y milagros. Valencia; Editorial Pre-textos, 2007.
TREMENDA LA BANDA
KARL KRAUS
NEGATIVA
Donde las máquinas pelean con el hombre,
y pérdida de sangre significa ganancia económica,
donde el hambre reina y la riqueza compra la alimentación
¡No tengo nada que ver con esta humanidad!
Donde los hombres proscriben sus deseos
y donde los sentidos alcanzan el pecado,
donde el amor es fuente de oprobio y la naturaleza se deshonra.
¡Nada puede unirme a estos hombres!
Donde los hombres libres atienden al bullicio
mientras apariencia y miedo eterno conspiran
para, como tiranos, seguir siendo esclavos;
nada se me ha perdido en tales reinos.
Donde la presión en todas sus formas paraliza el espíritu
y la palabrería se enciende a sí misma,
donde la técnica se acomoda a la muerte,
¡no puedo fundar mi dicha en un mundo así!
Donde la magia impura alquiló secretamente
todos los fines de la vida al medio infame.
¡Cómo deseo irme lejos de este apartamento
en el que una escoba me hace frente!
Donde arbitrariedad, usura, enfermedad, odio y bajeza
se muestran como aliados de la gloria en el combate,
quiero audazmente, por oposición a la patria,
¡que se me tenga por uno de sus mayores cobardes!
Donde la ciencia inventó la muerte del héroe
y la gloria se renueva mediante gas y veneno,
porque la guerra es la guerra, la onerosa patria
se ha encarecido significativamente para mí.
Donde en lugar de campanas los cañones
llaman a los devotos cristianos a oración,
el diablo no tiene nada que ver con estos
que ya han creado un infierno en la tierra.
Donde cae el honor y la deshonra está en alza,
donde hoy es valioso quien ayer robaba,
con gusto hubiese mostrado el camino
a quien pudiese restituir el antiguo orden.
Donde ellos frente a cada puesta de sol
mediante palabras y hechos maldicen su salvación:
toda mi vida vivida y por venir
¡nada habré de buscar entre los iluminados!
Kraus, Karl. Palabras en versos (trad. Sandra Santana). Valencia; Ed. Pre-textos, 2005.
JAAN KAPLINSKI
ESTOY AQUÍ de nuevo
en Olevimägi sin dejar
de sentir la irrealidad: la ciudad duerme
este ser grande
que llamamos ciudad y nosotros
con empresas tiendas almacenes tertulias
no somos más que imágenes en complejos paisajes
callejones sin salida entre paredes
de su cerebro dormido
su rostro verdadero se revela
en un fondo interior y calizo donde
seres y cosas han llegado a hacerse realidad
y me hablan en una lengua comprensible
para mí un estonio del sur para quien
la historia es tan efímera que
no voy a los cafés y me quedo dormido
leyendo sobre el heno del pajar
Psychologische Typen de C. G. Jung
PALABRAS
líneas
estrofas
levantan el vuelo
y sus alas abigarradas suenan al batir
llega la primavera es
un pellizco de signos de puntuación
queda
en el folio blanco
,.;:¿?¡!
UNA VEZ RECIBÍ una postal de las islas Fiji
que mostraba la zafra. Entonces me di cuenta
de que lo exótico no existe. No hay diferencia
ninguna entre recoger patatas en la huerta
de Mutiku y la zafra en Viti Levu.
Todo es como es, vulgar y corriente o,
para ser más preciso, ni corriente ni extraño.
Los países lejanos y los pueblos ajenos
son apenas un sueño que se sueña con los ojos
abiertos, del que algunos no despiertan jamás.
Lo mismo es la poesía: para el ajeno
tiene algo especial, místico, festivo.
¡Oh, no!, la poesía (y el poeta) apenas
se distinguen de la zafra o de la tierra donde
crecen las patatas. La poesía es como el serrín
que produce la sierra, o las virutas blandas
y pajizas que surgen del cepillo carpintero.
La poesía es como lavarse las manos
al acostarse o como el pañuelo limpio
que mi difunta tía nunca se olvidaba
de meterme en el bolsillo cuando iba a salir.
DESTRUKTIVITÄT ist das Ergebnis
ungelebten Lebens
El deseo de destrucción es el resultado
de la vida no vivida.
Lo que no puede crecer hacia afuera crece
hacia adentro, las uñas y el pelo de la barba
en el cuerpo, los deseos no cumplidos en
la cal de las paredes interiores de las venas,
la envidia en las úlceras de estómago,
la mente deprimida en los piojos, la suciedad
en las moscas. Somos como caballeros andantes,
no dejamos de preguntarnos por qué y contra qué
luchar, a quién odiar en justicia. Esta vida
no vivida es como una jarra de agua caliente
que queremos soltar cuanto antes, de modo que
no estamos para nada más y sentimos rencor
por quienes permanecen sentados tranquilamente
a la mesa del comedor y hablan de Erich Fromm y
de que el deseo de destrucción es el resultado
de la vida no vivida.
LOS NIÑOS no están en casa, por un momento
se ausentan su miedo y sus celos inexplicables,
esa lucha incesante por reclamar la atención
de su madre. Los niños no están en casa,
vuelven a oírse otras voces, que llegan
lentas: chirridos, susurros, crujidos.
El silencio va cambiando de tono, se hace
más profundo y más sordo. Los pensamientos
abatidos sacan la cabeza de debajo del ala,
se desperezan y miran a su alrededor, como
pensando (escribe ¡qué pensamientos piensan!)
si vale la pena alzar el vuelo, emprender un
viaje e ir en pos de algo sublime y majestuoso
o bien aprovechar este silencio del tiempo
y del espacio domésticos, zambullirse en él,
dejarse llevar por el flujo de este día
invernal y nuboso y así redescubrir la ventana,
las paredes, el techo, las sombras y la luz, el
propio cuerpo y la voz de uno mismo y la mujer
y los niños ausentes en algún lugar, en la misma
ciudad, en esa misma luz de un día de invierno.
Lo omniexpresable y lo que permite expresarlo
todo, equiparados a lo inexpresable, como una
concepción sustancialmente incomunicativa del
lenguaje, han convertido la última poesía de
J. Kaplinski en una fuente de ‘incomprensiones’
y al autor mismo en un cantor desértico en el
que la diferencia entre el reconocimiento y la
comprensión ha llegado a un límite crítico.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLinnar Priimägi
EN EL LÍMITE de la diferencia entre el reconocimiento
y la comprensión, ora a un lado, ora a otro,
se mece J. K., como una rama seca de celidonia.
Cuando escribe, lo hace desde el otro lado
de la comprensión.
Cuadno cocina unas gachas,
lava la ropa o se lava la cabeza
lo hace desde este lado. Al acercarse al límite
las medidas, las distancias y los valores cambian.
Las cosas se confunden, el jabón no hace espuma,
el agua hierve a temperatura ambiente,
los helados no se derriten, la comadreja es blanca
también en verano y el arte parece tan artificial
que J.K., cuando escribe, se quiere desprender del arte,
quiere desprenderse de sí mismo –las hojas, los niños,
los libros–, todo se vuelve menos suyo; lo lejano
resulta cada vez más claro y diáfano, y lo próximo,
en cambio, se vuelve más borroso, las letras son
apenas legibles, lo más cercano se difumina
y si estiras el dedo y tanteas
el lugar del espacio donde debería estar
tu cuerpo o tu alma, no encuentras nada de ellos.
Es obvio que la poesía ha alcanzado su meta.
Kaplinski, Jaan. Nada más que Algo más (trad. Jüri Talvet y Albert Lázaro Tinaut). Zaragoza; Casa del traductor, 1999.
BAHÍA DE LAS BANDERAS
FUEGOS
xxxxx4
Al despertar
cuervos y gaviotas
juegan al ajedrez
sobre la hierba.
Habitaciones, sábanas,
lenguas y dientes.
El museo donde vivo
es idéntico
a los jardines de Marienbad.
Un crimen
sin culpables
y que secuencia el tiempo
en imágenes perdurables
sin principio ni fin.
xxxxx5
Zurich es el Museo Ritberg
y nuestra casa la Villa Wessendonck.
Hay nieve neoclásica sobre el césped
cerca del lago que refleja montañas.
La silla de Wagner
en la habitación de Shiva
contempla yates
convertidos en patos.
En el sótano,
Utamaro:
miembros enormes
sobre los que se sientan las geishas.
Un mundo de seda lenta
y sonidos alámbricos.
Luego, pinturas indias.
Árboles y plantas
como signos
en habitaciones transparentes
y geométricas.
Hay tórtolas,
monos,
elefantes.
El agua de las fuentes
dirige la música de los cuerpos.
Sólo para los griegos
el sexo es una competición.
Tu cuerpo
destruye
todo paradigma histórico.
DESPUÉS DE VER 2046
Una idea de la felicidad:
Oppiano Licario
dirigida por Wong Kar-Wai.
AUTOBIOGRAFÍA
Jalsaghar, Satyajit Ray
In the Mood for Love, Wong Kar-Wai
La Notte, Michelangelo Antonioni
Le dernier anne a Marienbad, Alain Resnais
El silencio, Ingmar Bergman
Ugetsu Monogatari, Kenji Mizoguchi
Intimate Lighting, Ivan Passer
Eyes Wide Shut, Stanley Kubrick
La niña santa, Lucrecia Martel
Yeleen, Souleiman Cissé
High and Low, Akira Kurosawa
Ordet, Carl T Dreyer
Yellow Earth, Chen Kaige
La Dolce Vita, Federico Fellini
Hable con ella, Pedro Almodóvar
Blow-up, Michelangelo Antonioni
Solari, Andrei Tarkovsky
Un Chambre en Ville, Jaques Demy
Dogville, Lars Von Trier
The Trouble with Harry, Alfred Hitchcock
L’Avventura, Michelangelo Antonioni
Happy Together, Wong Kar-Wai
To Have and to Have Not, Howard Hawks
The Dead, John Houston
Keep Cool, Zhang Yimou
Cyclo, Tran Ann Hungh
Stalker, Andrei Tarkovsky
La reina de la noche, Arturo Ripstein
Uzak, Nuri Bilge Ceylan
A boute de souftle, Jean-Luc Godard
Le Samurai, Jean-Pierre Melville
Exotica, Atom Egoyan
La maman et la putain, Jean Eustache
Modesty Blaise, Joseph Losey
Partner, Bernardo Bertolucci
Days and Nights in the Forest, Satyajit Ray
Shakespeare Wallah, James Ivory
Touch of evil, Orson Welles
Chinatown, Roman Polanski
Days of being Wild, Wong Kar-Wai
Las amargas lágrimas de Petra von Kant, Rainer Werner Fassbinder
L’homme blessé, Patrice Chéreau
Last Life in the Universe, Pan Renteneurang
Bad Guy, Kim Ku-juk
Farenheit 451, François Truffaut
El manantial de la doncella, Ingmar Bergman
Aguirre, der Zorn Gottes, Werner Herzog
The French Lieutenant’s Woman, Karel Reisz
The Night of the Hunter, Charles Laughton
Teorema, Pier Paolo Pasolini
The Party, Blake Edwards
Werkmeister Harmonies, Béla Tarr
La mujer de las dunas, Hiroshi Teshigara
Tokio Story, Yasujiro Ozu
Cenizas y diamantes, Andrej Wajda
Rocco e i suoi fratelli, Luchino Visconti
El amigo americano, Wim Wenders
Mouchette, Robert Bresson
Stromboli, Roberto Rosselini
Dillinger e morto, Marco Ferreri
L’home qui ment, Alain Robbie-Grillet
Un chant d’amour, Jean Genet
El joven Törless, Volker Schlondorf
The Servant, Joseph Losey
Babette’s Feast, Gabriel Axel
Three Times, Hou Hsiao-Hsien
Apocalypse Now, Francis Ford Coppola
CHACRA PARADISO
Despertar
en Patagonia:
los ñandúes
beben
bajo los álamos.
El perro juega
con un armadillo muerto
mientras los patos y los ibis
revolotean
sobre las charcas.
La mañana es gélida
pero el cielo
está completamente
azul.
Volcanes negros
y glaciares de plata.
Los caballos relinchan
cerca del bosque
petrificado.
Sólo estamos nosotros.
Lejos de las grúas
y de los automóviles furiosos.
El desorden no se impone
y las palabras son muestras del placer.
Juncosa, Enrique. Bahía de las banderas. Valencia; Editorial Pre-textos, 2007.
LA TRISTEZA DE LOS SABIOS
COMO LOS GATOS
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxComo en los perros,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxtocados por su amo,
xxxxxxxxxvaga todo lo amigo de la tierra…
xxxxxxxxxxxxxxiLeopoldo Panero Torbado
Todos los gatos,
para la hora de su muerte,
eligen un lugar tranquilo y apartado,
íntimo, oculto, necesario,
donde entregar su último aliento.
Pocos llegan a la edad
en que podrían acudir
a su secreto,
pocos apuran
la séptima de sus vidas
(sí, también los gatos,
como los árboles,
mueren de pie),
pero, cuando perecen luchando,
bajo las ruedas de los coches,
en las fauces de los perros,
huyendo de los niños,
su mente fija un último recuerdo:
aquel lugar,
refugio de la noche,
descanso del guerrero,
fin de la jornada.
LA MACCHINA INFERNALE
Modelo escultural:
Plymouth Fury
del 58, dos puertas,
pintura metalizada,
rojo con banda blanca.
Me llamo Christine
y me encantaría conocerte,
¿te atreves?
Interesados llamar,
entre las 10 y las 13,
a las puertas del Averno.
LA CAJA CHINA
En el barrio de la Ópera,
la distinguida clientela
del número 11
de la Cité Jean de Saumur
echa en falta a la más
atractiva de las chicas
de Madame Anaïs,
la joven Séverine.
Era única en todo París:
vestía de Yves Saint-Laurent
y se dejaba azotar el trasero
con inigualable complacencia.
¿A quién regalará hoy
con sus encantos?
Sólo ella se atrevía a probar
los más depravados placeres
de la práctica oriental
y conocía el secreto
de aquella enigmática caja
de música y dolor.
La discreta perversión
de la burguesía
era su cualidad
más apreciada.
¿A quién regalará hoy
sus secretos?
Todos la llamaban
Belle de Jour.
HAY FRASES
Hay frases que sólo suenan bien
con la música de Vangelis Papathanassiou
en primer plano;
como, por ejemplo,
«con esperanza en sus corazones
y alas en sus pies».
Lo demás,
ustedes ya lo saben,
sólo es cine.
MUÑECA ROTA
Te encuentro preñada,
vieja (a tus diecisiete)
y ya no nínfula.
¿Quién te ha hecho así,
me pregunto,
por qué no volviste a mí,
por qué no una llamada,
una carta temprana,
un grito de auxilio?
¿Dónde estás, Lolita,
no más Lo,
sólo Dolly Schiller,
dónde estás?
El vello erizado de tu espalda,
la lengua roja por los caramelos,
los dientes desordenados,
las joyas de plástico,
las revistas de música,
los cómics atrasados,
los chicles mascados,
tu ropa interior de niña,
tu insolencia desmedida,
tu inocencia disimulada,
tu crueldad preadolescente…
todo se ha esfumado.
Clare Quilty debía pagar por aquello,
pero, ¿qué es lo que yo merezco,
Lolita,
por haberte robado la vida?
Dímelo, por favor,
y verás finalmente cumplidos
todos tus sueños.
AQUEL QUE NO DUERME…
…acecha en tus sueños,
te espera en la vigilia,
frecuenta todas las pesadillas
y te abre la puerta
del miedo.
En ese preciso momento,
debes recordar las palabras
de Lillian Gish:
«El viento sopla
y la lluvia es fría,
pero los niños resisten».
I NEVER MET ELMO
Ahora que ya he olvidado
los sabios consejos de Coco,
los viajes de Don Pimpón,
la cara de Txema,
la voz de Espinete,
la inquietante mirada
del Monstruo de las Galletas,
la risa del conde Draco,
las discusiones de Epi y Blas,
las canciones de Rosa León
y el dulce sabor de las tardes
vacías,
una imagen de Ruth Gabriel
pervierte mi sueño
y envenena mi nostalgia:
«Todos tenemos la infancia contada»,
me dice.
LA TRISTEZA DE LOS SABIOS
¿Cuántos de los libros
que hoy me acompañan,
recopilados a lo largo
de una vida,
dormirán inmaculados,
inleídos,
más allá de mí?
¿Quién, cuándo
los leerá por vez primera?
Ahora comprendo
en qué consistía
la tristeza de los sabios:
habían leído todos los libros.
Juan Penalva, Joaquín. La tristeza de los sabios. Valladolid; Academia Castellana y Leonesa de la Poesía y Editorial Azul; 2007.
JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO
CIGARRA
Los antiguos creían
que la cigarra se alimentaba de rocío,
porque ¿acaso no alza en la canícula
su burla de los humanos suplicantes
a la rueda del sol? Los dientecillos
del rocío ¡qué frescor y qué alegría
críticos!
CISNE NEGRO
El cisne negro,
entre patos blancos,
es una gran interrogante
oscura.
THE LITERARY LIFE
No vives en la parte oeste
de la ciudad, ni en otra parte alguna
de ella, y, auqnue velas cuando
la mayoría duerme, no eres tampoco
de los cuatro mil del gran mundo
de los que habla Lord Byron.
¡Tranquilo!
Tampoco has perecido de una crítica,
ni de las pisadas de los paquidermos
sagrados de la casta ínclita
de los de la altivez de oficio y los desdenes,
Hamlet dixit.
Ningún respeto te merecen, pero
no dejes de saludarlos, cuando
van con seis caballos en su carroza de oro,
ni tampoco luego, por mor de la verdad,
como Monsieur Pascal aconseja
y es justo,
dejes de llamarlos por su nombre
exacto,
que no precisa pronunciarse.
HONORES
Tiembla ahora para cuando llegue el día
en que tu corazón no sufra, contemplando
las hojas envejecidas del otoño, el perro
cojo callejero, gorrioncillo muerto, mendiga
tiritando en la mañana fría. Porque entonces,
cuando ya no te quede corazón ninguno,
te nombrarán poeta, arconte, genio
universal; los honores
no los soporta un corazón doliente.
OCTUBRE
Sol pálido de octubre,
sobre el aparador de la cocina azul frutero,
compota de manzana. Icono;
no naturaleza muerta.
HUELLAS
Huellas de los pájaros
como las de los pobres,
siempre se pierden, o resultan
inexplicables, enigmáticas,
antiguos jeroglíficos.
ESPARTILLO
¡Es tan pura
la criatura del esparto!
Y, como todo amor profundo,
áspera dulzura.
INCERTIDUMBRE
Esfera del Mundo,
canica insignificante,
¡quién sabe hasta qué agujero
irá rodando, tan redonda! Pero
¿y si alguien ganara con ella
una partida?
PRECAUCIÓN
Cuando Pascal se sentaba
en aquellos dorados sillones de su tiempo,
o en una simple silla,
los corría un poco porque
le parecía estar sentado al borde de un abismo,
y oír a la Muerte trabajar en el sótano.
Tenía un fino oído, verdaderamente.
COMENTARIO DE TEXTOS
Rayas de sol en la pared subrayan
las sombras de las tablillas de persiana,
como un comentario luminoso
a un texto antiguo, oscuro.
Quedaron en tu corazón el texto,
y la penumbra de la estancia.
CÁNTARO
Cántaro roto
sexo y agujereado,
¿recordarías tu historia,
si alguien te pidiera agua?
PÍTACO
Al mal nacido Pítaco,
dice Alceo que eligió el pueblo por tirano,
y que a grandes voces fue aclamado.
¿Merecía un poema tal noticia, Alceo?
¿Tanto te extrañó el suceso
de que el pueblo ame a los tiranos,
y él mismo quiera serlo?
REGATO
Regatillo seco,
pero un día llevó agua.
Es un recuerdo cierto,
primaveral, lejano.
BLANCOR
Has creído ver entre la nieve
una amapola o sangre.
Tanto
blancor te ha trastornado tanto.
Es herrumbre, paso de hombre,
solamente.
CIRCE
¿Es que Circe ha tocado,
ahora mismo, a los hombres,
y convertido en vil ganado?
¿Habrá escapado Ulyses?
¿Habrá esperanza?
REVISITACIÓN
Revisito mi infancia,
mi adolescencia y juventud, los otros
tramos y descansaderos de mi vida,
mas no me atrevo a detenerme.
Parecían recién pintados.
Había incluso susurros
de voces muy queridas,
muertas.
NIEBLA
Niebla obstinada envuelve
al mundo en una blonda.
¿Ha habido una subasta, es un regalo?
¿O mortaja? Con la niebla,
no se ve a dos pasos, y dudo.
UN GATITO
¡Qué ceremonioso y versallesco
es un gatito! Dale
las más rendidas gracias. Hace
que te sientas persona. Ya no existe
cortesía en el mundo como ésta.
CATEDRAL SUMERGIDA
Tal vez es construcción severa
de un invierno antiguo, pero
¿cómo es que hay tanta
claridad y umbría, tan sonoro
silencio, y pájaros dormidos,
en esta sumergida catedral
de mi infancia? ¿Nadie
va a abrirme?
Jiménez Lozano, José. Elogios y celebraciones. Valencia; Ed. Pre-textos, 2005.
ELOGIOS Y CELEBRACIONES
QOHÉLET
Sorprendí a Qohélet en el paso de peatones.
¡Cuidado, amigo! dije.
No todo es niebla y humo, hay coches.
Pero miraba a una muchacha.
Y no debió de oírme.
OTO
Cuando vuelves a casa como Ulises,
sólo sabes que no te has vendido,
si Oto, el perro, te saluda, contento.
Le has tenido en vilo. También Argos
temió a veces que Ulises traicionara,
creyó que nunca volvería del mundo.
CUADRANTE
Pasamos como sombras los humanos,
y, a mediodía, ni damos sombra.
Mas pasamos igualmente.
OVIDIO
Como en tiempos de Ovidio,
ladran los perros a la luna, cuando se alza,
al crepúsculo; mas la melancolía
de tu noche está cavada
en dos mil años, y la luna
es una hoz de plata muy delgada.
No la ven los perros.
JANE AUSTEN
Cuando Jane Austen salía a los Oficios
Litúrgicos, o a la Oficina de Correos,
salía al mundo, y volvía a casa,
un poco fatigada,
se descalzaba, y escribía.
SAFO
Amaba las rosas Safo,
los jacintos,
el ruiseñor de dulce canto,
el viento que, furioso, en la noche,
hacía platear a los olivos,
y su corazón trizaba.
Tanto amaba todo eso,
que vive aún, aquí vecina,
y es una niña apenas.
PREGUNTA
Si el humo de Auschwitz,
y el fiemo de Kolymá,
no cegó la luz del mundo,
ni acalló a la alondra
¿qué esperan
conseguir los verdugos?
HERMENÉUTICA
Siempre llamó Homero a la Aurora
la de los rosados dedos. Pero
¿es que no había visto amaneceres
de plata, palidez de muerte,
o de púrpura oscura?
¿O contaba con la sangre lavada,
que da un tono rosado?
Éste es el punto decisivo.
PRECAUCIONES
¿Todavía te quejas de la idiocia del mundo?
¿Aún te extraña, te irrita, te desasosiega?
Recuerda que es redondo, y hace ruido desde siempre,
da vueltas, y está más viejo y herrumbroso.
Alza las tapias de tu jardín un poco, simplemente.
CARTA A LOS ROMANOS
¿Has ido a ver a un místico, a un filósofo
ateo? ¿Para qué? No creas una palabra
de hombre. Todos mienten.
Lee a Pablo: οὐκ ἔστιν ἕωζ
ἑνὀζ. Ni uno bueno
entre los hombres. Enciende
tu piapa, aspira el humo, y ríe.
El mundo pasa.
POZO
Un pozo bien cavado
es un lugar muy fresco,
y ves el mundo como por un tutilimundi.
¡Hazte pocero!
LOS DOCE CÉSARES
Lees a Suetonio, La vida
de los doce Césares, para enterarte
de los Doce Imperios de tu alma,
mucho más corruptos y crueles.
Nerón y Calígula asombrados.
Simplemente,
tú no tendrás un Suetonio que lo cuente.
ESCRITURA INMORTAL
Escribió unas palabras,
y luego las tachó. Pero
Dios vio su villanía o su belleza.
Permanecen.
ENDECHA
Aldea destruida, un asno
clamaba con voz recia y dolorida.
Fui a auxiliarlo. Era
un profeta antiguo
que ya no tenía voz humana,
y endechaba.
LIBERTINO
El viejo libertino,
en el café sentado frente aun alto espejo,
desnuda a las mujeres
con su mirada lánguida, despacio;
y sueña, se sonríe, pero
las vuelve a vestir aprisa luego,
como si le hubieran sorprendido amortajando.
CASA
Cuando la melancolía habita en una casa,
comienza a derrumbarse.
La casa de mi ánima
resiste con puntales.
PLACER DE DIOSES
¡Ojalá no sepas nunca
qué placer de dioses es la sangre
derramada, la burla, la mentira,
la violación, la agonía
de hombre bajo la sandalia poderosa!
Ruega
que se te ahorre este sabor espléndido.
Si lo pruebas,
por nada cambiarías tal goce y tanta gloria,
¿sabes lo que un hombre siente
ante Maidanek, Auschwitz, Kolymá,
viendo allí su obra? Ríe
en su triunfo, ya es un dios. ¿Y acaso
no te tienta serlo? ¿No te brillan,
con sólo escucharlo, tus ojos de codicia?
LA ESFINGE
Leyó la Esfinge en un periódico,
se hizo una idea
de lo que era un hombre ahora,
tuvo un ictus de risa,
y murió.
JUAN DE LA CRUZ, DE MODA
Juan de Yepes, pobrecillo
mudéjar y sin zapatos,
cavando en tu conventillo:
Que tu nombre
no se nombre
en estas ferias y tratos.
NOVIEMBRE
¿Qué va a pasar ahora
con estas nubes cárdenas de sangre?
Es que es otra vez noviembre,
y avisan.
Jiménez Lozano, José. Elogios y celebraciones. Valencia; Ed. Pre-textos, 2005.
ALOJZ IHAN
ESCÁNDALO
Se produjo un gran escándalo
cuando un cirujano, por exceso de trabajo,
se negó a operar
a un niño enfermo;
los padres, desesperados, fueron a verlo a su casa
y lo sorprendieron
cortándole el pelo a su caniche en el jardín
con sus precisos dedos.
Llamaron a los periodistas,
los periodistas llegaron corriendo y sacaron fotos.
Como el cirujano siguió cortando dos horas más
pudieron fotografiarlo desde todos los ángulos.
Al día siguiente, los periódicos publicaron en primera página
las fotos de un caniche blanco
y todos los que las vieron tuvieron que reconocer
que el corte era realmente espléndido.
EL PROCESO
De aquel asunto hicieron un proceso grande y sonado.
En todos los periódicos salieron las fotos de un árabe
moreno y agresivo con una mirada tan aviesa y sanguinaria
que a todo el mundo le helaba el corazón. El hombre era
un violador típico, eso era obvio, y el proceso suponía,
según la opinión general, un despilfarro absurdo
de tiempo y de dinero. Después
aparecieron también en los periódicos fotos de la víctima,
una joven negra somalí de labios gruesos
y la gente de repente no supo qué pensar de todo aquello;
no es que dudaran de que el hombre fuera de verdad un violador
y un asesino, de ninguna manera, eso era obvio,
pero es que la negra con su lasciva mirada
y sus esbeltas piernas no podía haber sido del todo inocente
y la gente se vio ante un verdadero dilema:
cuál sería el juicio justo.
Por supuesto que nadie creía que había que absolver al hombre
o tratarle con benevolencia.
Lo más justo sería, de ser posible,
condenar a los dos,
decían, y estaban cada vez más seguros
de que el sistema judicial era poco flexible
y que urgía cambiarlo después de las próximas elecciones.
EL ENTIERRO
Sé
que desde arriba sólo somos un montón de hormigas negras
alrededor del ataúd. Todos
y cada uno nos fijamos en el cielo y observamos los aviones
que despegan del aeropuerto;
cuando se pierden de vista, seguimos fijándonos,
inmóviles, en el vacío,
como si buscáramos en algún lugar aún más alto,
aunque sabemos
que desde mayor altura dejamos de ser hormigas
y no somos más que un solo punto minúsculo
y después ya ni siquiera somos.
Desde allí sonríe Dios.
ACERCA DE UN RINCÓN SEGURO
Después de mucho tiempo de rehuir la poesía
volví a acudir a una velada literaria
por solidaridad con los poetas bosnios,
que venciendo múltiples dificultades habían salido
de las ciudades hambrientas, asediadas,
de los sótanos de las casas derruidas, de las trincheras,
de las noches de Sarajevo, luminosas de explosiones e incendios.
Me senté en la última fila
porque tengo una larga experiencia de veladas literarias,
después oí lo de las muchachas violadas, los gulags,
los montones de calaveras y huesos
que se acumulaban como residuos industriales
en los basurales
por todas partes;
no tardé en escabullirme sigilosamente de la sala.
Fuera caía una nieve seca, eran quince bajo cero,
el aire helado me invadió los orificios de la nariz
como un aguardiente abrasador,
dejé pues de respirar, y llevado por la impotencia,
me puse a pensar en el esquí por los glaciares
y en el silencioso deslizamiento entre
abetos y nieve en el monte Grintovec;
tras esos momentos de placer celestial
entré en una taberna a tomar un té y un aguardiente de miel.
Mientras bebía, le comenté a la camarera
la monstruosa arrogancia
que tan desvergonzadamente domina nuestras vidas
que tiene la culpa de que no haya garantía en el mundo
para la buena poesía;
el sufrimiento de una víctima agonizante, por tremendo que sea,
no asegura ni un solo verso inspirado,
y el vuelo desorientado de una mariposa sobre el rostro
de un poeta borracho
puede ser más conmovedor para la poesía
que los ojos de los niños
arrancados en presencia de las enloquecidas madres.
Tuve la impresión de que
la camarera habría llegado a comprenderme perfectamente
si justo antes del punto final
no me hubiera vencido el sueño;
la camarera, una vieja y buena conocida, me buscó
un rincón seguro
y me adormecí dulcemente sabiendo
que me despertarían
cuando a las dos de la madrugada cerrasen la taberna.
Ihan, Alojz. Acerca de un rincón seguro (trad. Francisco J. Uriz). Zaragoza; Casa del traductor, 1999.