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AHORA NO
NO ME GUSTARÍA QUE ME VIERAN AHORA. Ni mis amigos, ni mi mujer, ni por supuesto mi editor. Porque ahora sencillamente no sé qué coño hacer. No sé por dónde ir. No sé cuánto he andado y no sé lo que me queda.
xxNo sé si se puede decir algo acerca de los sitios o las personas que no sea un juego al que ya hemos jugado todos.
xxNo sé si tratar de dejar de beber sirve para algo.
xxNo sé si beber era un asunto serio o sólo una de esas cosas que hago, como vestirme de estrella del rock and roll, por ejemplo.
xxNo sé por qué hasta hace nada estaba tan seguro de acertar, ni sé por qué ahora estoy absolutamente convencido de haberme estado equivocando.
xxSólo estoy seguro de una cosa.
xxDos días distintos te convierten en una persona diferente.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
ESCRITORES MENORES, PERO FELIZMENTE CASADOS
NO CREO QUE TENGA NADA QUE VER con el amor cuando vienen todas esas ideas a mi cabeza acerca de mi propia mujer. Y algunas, las mejores, traen pollas que no son la mía y todo se vuelve complicado y, por qué no decirlo, un poco sucio, bastante sucio en realidad, aunque es algo de lo que no quiero hablar aún, a lo mejor porque es un tema sobre el cual no tengo control o a lo mejor es por esa vieja idea de pudor que convierte a muchos escritores en escritores menores pero felizmente casados. En discretos contadores de historias ajenas que aún reciben regalos de sus madres por Navidad y que bajan la cabeza cada vez que Celine se baja sus propios calzoncillos.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
JURO QUE LO ESTOY INTENTANDO
POR SUPUESTO QUE QUISIERA SER MEJOR ESCRITOR. Lo intento todo el tiempo. ¡No te jode! Tiene que ver con algo que me dijo una chica, una chica fea, ya lo he contado en otro sitio, pero es igual, sigue aún por aquí, dando vueltas; ella, la fea, me dijo: «¿No puede usted escribir mejor?»
xxDios, te juro que lo estoy intentando.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
LA TRANQUILIDAD DEL QUE SABE QUÉ PINTA TIENE EL DÍA
VOY A INTENTARLO como si fuera el que ya no recuerda las veces que no ha podido. Lo que no tenía sentido puede tenerlo subido a una torre más alta, mirando desde un campanario mejor, cambiando la hora del reloj con las manos, escribiendo mi nombre en sus posos de café.
xxPor las mañanas, si no has dormido, puedes salir de casa muy temprano y dar una vuelta por la calle con la extraña sensación de tener alguna posibilidad. Cuando amanece, si no has dormido, tienes la sensación de que aún están escribiendo las reglas. Puedes tener cierta influencia en el orden de las cosas.
xxLuego vuelves a casa, duermes una hora y te levantas con la tranquilidad del que ya sabe qué pinta tiene el día.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
HARTO
ESTOY HARTO DE LOS DESAFÍOS, de los retos, de las mujeres que se mueven como ciervos delante de un fusil, harto del esfuerzo, del empeño, de los castillos, los fosos y las trampas para ratones.
xxEnséñame un camino fácil que me lleve donde he querido estar desde el principio.
xxSácame de encima todo el peso que podría hundirme en el río.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
NO HAY PORQUÉ
UNO NO TIENE PORQUÉ SENTIR NADA mirando las fotografías de sus viajes, las fotografías de los suyos o las fotografías de si mismo.
xxNo estás obligado a sentir nada cada vez que la memoria reconozca una imagen o un olor. No hay porqué emocionarse, no hay porqué llorar o alegrarse, no hay porqué cambiar de ánimo con las cartas guardadas ni con las comidas que se repiten, con el mismo sabor, durante años. Uno no tiene porqué acordarse de los niños al mirar a los hombres. No hay ninguna buena razón para que una playa nos recuerde a otra playa, y esto sirve igual para dos autobuses o dos trenes.
xxEs mejor aceptar que algunas cosas sencillamente se pierden.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
PARA DISIMULAR
MIENTRAS VENÍAMOS EN EL TREN, más y más hacia el sur, el calor iba aumentando, como si el verano viajase en nuestro mismo vagón.
xxBebíamos a morro de una botella de whisky para no olvidar nuestros orígenes, Born to run, la Velvet y todo lo demás y no decíamos en voz alta nada de lo que pensábamos por miedo a parecer estúpidos.
xxCada media hora pasaba un tío empujando un carro lleno de bocadillos que podían andar solos. Miraba por la ventanilla los poblados de las casas de adobe y me sentía como si estuviera andando por encima de postales. Muy a mi pesar tenía toda esa lista de pensamientos extranjeros como: dios mío qué pobre es esta gente, y hay que ver qué bonitos son los niños y también: ese hijo de puta no deja de mirarme la cartera. Para disimular nos dábamos besos y bebíamos más whisky.
xxTodos los libros de viajes deberían titularse DIARIO DE UNO QUE YA NO SABE POR DÓNDE SE ANDA.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
LAS IDEAS DE «ANTES» Y LAS IDEAS DE «DESPUÉS»
CUANDO ESTÁ TUMBADA de medio lado, desnuda, intento pensar en todas las cosas hermosas del amor y sobre todo intento no buscar marcas de neumáticos en sus curvas. Pero de hecho no puedo pensar en otra cosa que no sean marcas de neumáticos en sus curvas. Si esto es ser un miserable, que me den el uniforme y a la mierda con el mar y el sol aplastando nuestra terraza en Essaouira, al sur de Marruecos. Y a la mierda también con casi todos los poetas y con algo que leí sobre el santo grial antes de quedarme dormido para despertarme frente a la autopista del deseo llena de manchas de grasa. Por supuesto que cuando ella abre los ojos sólo ve al genio de la imitación con su disfraz de QUÉ FELICES SON AQUÍ LOS DÍAS, que ya ha empezado a preparar las cosas para irse a la playa o a cualquier otro sitio donde pasar la tarde con nuestros libritos de poesía.
xxNo te pierdas esto tan bonito que dice Eliot. Y así pasamos las horas, mientras el capitán miserias corre por debajo de la arena como una serpiente subterránea cantando canciones muy graciosas que se llaman todas «Piedras contra mi propio tejado». Después de cenar nos volvemos al hotel y vamos riendo todo el camino y por un rato, con el vino y la cerveza, la miro y no me siento como si estuviese andando descalzo por encima de chinchetas. Cuando se desnuda y se mete en la cama hago como que soy otro y machaco un poco más mi propio territorio.
xxHay mañanas en las que no encuentro las nefastas ideas de «Antes» por ninguna parte y entonces paso a concentrarme en las ideas de «Después». No sé de dónde salen ni las unas ni las otras, pero puedo jurar que antes de enamorarme era una buena persona.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
COMO EL QUE SACA UNA NAVAJA AUTOMÁTICA
NO ODIO A MIS PADRES. La mayoría de la gente odia a sus padres pero no lo dice. La gente no puede aceptar la idea de odiar a sus padres. Son el pasado y la memoria. No tienen gran culpa de nada pero estaban allí mientras todo sucedía. Los padres generalmente hacen lo que pueden.
xxSólo son gente que lo intenta, en el mejor de los casos.
xxEsta mañana ella ha vuelto a hablar de tener hijos. Estaba tumbada encima de la cama y ha sacado el tema como el que saca una navaja automática.
xxLa idea de un hijo bebé y hasta de un hijo niño me gusta, es como tener el mejor perro posible, con todas sus gracias y esas cosas que te hacen sentirte bueno. La idea de un hijo persona ya no es tan agradable.
xxUn hijo persona terminará por odiar a sus padres o al menos terminará por esquivarlos.
xxHemos hablado un poco de eso y luego ella ha guardado la navaja.
xxCreo que estaba tan asustada como yo.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.
NADA DE ESTO TIENE SENTIDO
NADA DE ESTO TIENE SENTIDO. Los días se torcerán de mil maneras distintas. Se inclinarán a un lado y a otro. Tendrán todo tipo de formas y estarán llenos de cualquier cosa. Billetes de lotería premiados, accidentes aéreos, agujeros en el cemento de mi calle, remedios para las nuevas enfermedades, enfermedades aún más nuevas, un nuevo zoológico con animales salvajes dentro y edificios altos de cristal de espejo, de esos que sólo sirven para que los vecinos vuelvan a meterse en sus propias vidas, perros vivos, peces muertos, amor, bibliotecas, un circo, presentadores de programas de radio nocturnos asesinados, espero que haya algo de esto, billetes de lotería sin premio, venta por catálogo, neveras sin ruidos y vida informática.
xxLos días serán mil cosas y las noches seguirán siendo lo mismo.
Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.