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ES ESTE MI SITIO
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xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpara Mada
VINE a quererte adonde el agua
llama luz a la luz y la redime,
alas le da a lo que no era fuente,
y a los que somos como ella, cosa
que corre y pasa y cuando pasa llora,
una razón para seguir pasando.
Vine a quererte, y es este mi sitio.
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ALBADA
Haces de luz filtrados, levemente entrevistos,
iluminan la casa, y conjuramos
así, cada mañana, la muerte con la vida.
Se hace la luz, se hace
la vida somnolienta y lenta-
mente los músculos se estiran
y se estiran las ganas de vivir,
y de vivirnos
haciendo nuestro el nido en el que a veces
hacemos el amor, o no lo hacemos
y miramos sin más por la ventana.
Basta con no tener que darnos cuenta.
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Gil Martín, Javier. Museo de la intemperie (II). Canarias; Ed. Cartonera island, 2022.
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‘SALMO’, DE GEORG TRAKL
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SALMO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxDedicado a Karl Kraus
Hay una luz que se extinguió con el viento.
Hay una taberna paisana que un borracho deja por la tarde.
Hay una negra viña quemada con huecos repletos de arañas.
Hay un aposento que blanquearon con leche.
El demente ha muerto. Hay una isla de los mares del Sur,
para recibir al dios Sol. Suenan los tambores.
Los hombres ejecutan danzas guerreras.
Las mujeres balancean las caderas entre enredaderas y flores de fuego
al tiempo que canta el mar. Oh, nuestro paraíso perdido.
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Las ninfas abandonaron los dorados bosques.
Entierran al extranjero. Entonces se desata una lluvia rutilante.
El hijo de Pan se aparece bajo el aspecto de un jornalero
que se echa a dormir al mediodía sobre el asfalto quemante.
Hay niñitas en un patio con vestiditos de lastimera pobreza.
Hay aposentos colmados de acordes y sonatas.
Hay sombras que se abrazan frente a un espejo cegado.
En las ventanas del hospital buscan calor los convalecientes.
Un barco blanco remonta el canal portador de sangrientas pestes.
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La extraña hermana reaparece en las pesadillas de alguien.
Mientras reposa bajo los avellanos ella juega con las estrellas de él.
El estudiante, o tal vez un doble, la sigue con la mirada desde la ventana.
Detrás de él está su hermano muerto, o desciende la vieja escalera de caracol.
A la sombra de pardos castaños palidece la figura del joven novicio.
Cae la tarde en el jardín. Los murciélagos revolotean por el claustro.
Los hijos del portero dejan de jugar y van en busca del oro del cielo.
Últimos acordes de un cuarteto. La cieguita corre temblorosa por la alameda
y más tarde pasa su sombra tanteando los fríos muros rodeada de cuentos y santas leyendas.
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Hay una barca vacía que al anochecer desciende por el negro canal.
En las tinieblas del viejo asilo languidecen despojos humanos.
Contra el muro del jardín yacen los huérfanos muertos.
De grises cuartos salen ángeles con alas salpicadas de inmundicias.
Se derraman gusanos de sus párpados amarillentos.
La plaza frente a la iglesia está tan sombría y silenciosa como en los días de infancia.
Calzadas con sandalias de plata se deslizan vidas anteriores
y las sombras de los condenados descienden hacia aguas quejumbrosas.
En su tumba se entretiene el mago blanco con sus serpientes.
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Silenciosamente se abren sobre el Calvario los ojos dorados de Dios.
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Trakl, Georg. Poemas (Trad. Aldo Pellegrini). Buenos Aires; Ediciones Corregidor, 1972.
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MUSEO DE LA INTEMPERIE (II)
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TODO lo que hemos hecho ha sido
no hacer cosas,
no plantar un árbol, no
tener un hijo, solo
estériles libros
no leídos por nadie, algo así
como pecios
en un mar impasible.
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MADRID
Todas las noches
alzo mi vista la cielo.
Ninguna estrella.
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MUSARAÑAS
Habrá más peajes y nos harán más pobres.
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Hemos leído por encima de nuestras posibilidades.
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En un mundo sin épica, la épica última es el dolor
personal, que siempre acaba llegando.
* * *
Tantos libros y no has entendido nada.
* * *
Como el sismógrafo,
la agujas no escriben si no se tiembla.
* * *
Si te digo la verdad,
no soy hombre de provecho,
y nunca lo seré,
he visto mi reverso.
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POESÍA: cantar para la nada, pero al fin cantar.
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Gil Martín, Javier. Museo de la intemperie (II). Canarias; Ed. Cartonera island, 2022.
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JARDÍN BOTÁNICO
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ÁRBOL DE SABIDURÍA
Cada palabra vale su peso en oro,
su sombra en oro,
su sueño en oro.
Labran las palabras los labios
de aquellos que las besan;
sacian la sed oscura de los ciegos,
la blanca sed de los niños
que despliegan el día con sus ojos,
la sed con alma de medusa
de los enfermos en los hospitales
y, mientras llega la noche,
la sed salobre de los enamorados
y la sed infinita de quienes no tuvieron
ni sed, ni compañía, ni olvido en que anegarla.
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PERISTILO
¿Por qué no pensar que al fin seremos árboles,
por qué no desearlo,
por qué no confiar en la misericordia del destino?
Árboles firmes soportando el viento,
despertando a los pájaros al alba,
recogiendo las nubes cada tarde
antes de repartir
el violeta preciso a cada una.
Árboles infinitos confortando en su duda
a la tímida luz de las estrellas,
saludando en su tránsito a los paisajes viajeros
con un gesto común a todos los idiomas.
Árboles felices sin temer a la vida,
preservando a los tigres del furor de los hombres,
preservando a los hombres del furor de los hombres,
árboles sin conciencia, sin pecado, sin miedo,
regalando su sombra a las hormigas,
dueños de la certeza de lo inútil,
hermosos como amantes en silencio
ardiendo dulcemente en el ocaso.
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Gallego Ripoll, Federico. Jardín botánico. Madrid; Ed. Cuadernos de la errantía, 2021.
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EXPANSIÓN
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EXPANSIÓN
Las galaxias se alejan cada vez más de nosotros
y las unas de las otras
xxxxxxy nos alejamos también nosotros
en nuestro universo en dispersión.
xxxxxxY estaremos cada vez más aislados.
El espacio más vacío cada vez.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxY cada vez más frío.
Cuando toda galaxia quede sola
xxxxxxxxxxxxxxxxxsin vecino a la vista,
en ellas las estrellas se extinguirán una a una,
cada vez con menos estrellas para reemplazarlas.
xxxxxxxxxxxHundiéndose una a una en hoyos negros.
Y todo el universo se hundirá en hoyos negros.
¿O se juntarán otra vez todas las galaxias
cada vez con más fuerza como se separaron,
hasta mezclar sus gases,
hasta que todos los átomos se compriman
y el cosmos vuelva al calor y al caos
del que salió?
xxxxxx¿Y después? Hay astrónomos que dicen
que no se volvería a salir de ese estado.
xxxxxxxxxxxOtros especulan
que explotaría de nuevo una nueva creación,
universo nuevo sin traza del antiguo.
Y así el cosmos no termina nunca,
xxxxxxxxcon infinitas creaciones,
eterno ciclo de nacimiento y muerte y nacimiento.
Ningún descubrimiento ha sido más grande
que el de la expansión del universo.
xxxxxxNebulosas lejanas desplazándose hacia el rojo.
El gran disco cóncavo de los radiotelescopios escuchándolas.
xxxxxxxxLos «cielos inmutables»…
xxxxxxxxxxxxxContinuamente cambiando.
Y lo que hay allí donde no hay estrellas
allí donde el cielo es oscuro.
xxxY aquellas que ya consumieron su energía
xxxxxxxxy vagan por el espacio oscuras y muertas.
Y la cantidad de materia que es tal vez invisible.
xxxxxxY si existen otros universos
xxxxxxxxxxxxxxxen otros espacio-tiempos.
Los elementos encontrados en los meteoritos
xxxxxxxxxxxxxxx(Museo Geológico de South Kensington)
venidos de estrellas lejanas
xxxxxxxxxxxxson los de nuestro planeta.
Todos los cuerpos celestes sólidos o gaseosos
están compuestos de carbono, oxígeno, nitrógeno y metales en
la misma proporción que la tierra.
xxxxxx¿Son sólo para mirarse las estrellas?
Tanta materia extraterrestre ha caído sobre la tierra
que tal vez el suelo que pisamos es extraterrestres.
De las profundidades del cosmos.
Ciudadanos del universo por nuestra tierra
que es un cuerpo celeste entre los otros.
Y la conciencia en incontables puntos del universo.
1.000.000.000.000.000.000.000 de estrellas
en el universo explorable.
xxxxxxxxFiesta de fuegos artificiales
tal vez un millón de sistemas planetarios.
Nuevas estrellas naciendo de la tenue nube de hidrógeno.
xxxxxxxxxxxxxxxSoles con su tierra.
Un universo común.
Uno, sin compañía, en un punto de la superficie
de un planeta pequeño
de una estrella modesta en las afueras de una de las galaxias.
xxxxxxxxxxxxOtean los telescopios el remoto universo,
xxxxxxxxxxxxy gigantescas antenas tratan de escucharlo.
¿Un espacio carente de sentido? ¡Un
xxxxxxxxuniverso común!
La seguridad de no estar solos en el cosmos.
La luz cambia de color hacia el rojo
mientras se alejan más y más aprisa las lejanas galaxias
y las ondas de radio se alargan y alargan
como se hace más grave
xxxxxxxxxxxxxxxel silbido de un tren alejándose.
Y mientras más lejana una galaxia mayor
su cambio hacia el rojo y por tanto
mayor su velocidad de retroceso.
Este retroceso de las galaxias
más y más hacia el rojo en el espectro,
mayor y mayor longitud de onda
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(tren que se aleja)
sugiere una explosión primordial,
indica
una unión primordial, y una
explosión común.
xxxxxxxxExplosión hace 20.000 millones de años.
Aún ha quedado un vago rumor de esa explosión,
ondas de radio venidas de las profundidades del espacio,
algo que se percibe en la televisión, dicen,
cuando está a todo volumen sin ningún canal.
Como mil millones de galaxias han visto los telescopios
en un área de mil millones de años luz.
xxxxxxxxTrenes en la noche alejándose de una estación.
El silbido es más agudo al acercarse
y es más grave cuando se va alejando.
Primero una infinita condensación de la materia.
Y del matrimonio de protones con neutrones
se produjo la vida.
¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos.
Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta
estuvieron en las entrañas de una estrella.
xxxxxxxxSomos polvo de estrellas.
Hace 15.000.000.000 de años éramos una masa
de hidrógeno flotando en el espacio, girando lentamente, danzando.
xxxxxxxY el gas se condensó más y más
xxxxxxxcada vez con más y más masa
xxxxxxxy la masa se hizo estrella y empezó a brillar.
Condensándose se hacían calientes y luminosas.
La gravitación producía energía térmica: luz y calor.
Como decir amor.
xxxxxxxxxxxxxxxNacían, crecían y morían las estrellas.
Y la galaxia fue tomando forma de flor
como hoy la vemos en la noche estrellada.
Nuestra carne y nuestros huesos vienen de otras estrellas
y aun tal vez de otras galaxias,
somos universales,
y después de la muerte contribuiremos a formar otras estrellas
y otras galaxias.
xxxxxxxDe las estrellas somos y volveremos a ellas.
xxxxxTren más agudo al acercarse.
Y los objetos celestes más azules al acercarse
xxxxxxy más rojos si se alejan.
xxxxxxxxxxxxxxxxxPor qué es negra la noche…
Es negra por la expansión del universo.
Si no, todo el cielo brillaría como el sol.
Y no habría ninguno para ver esa noche.
xxxxxxxxxxxx¿Y las galaxias hacia dónde van?
En expansión como el humo dispersado por el viento.
xxxxxxLa segunda ley de la termodinámica:
Este constante fluir de la luz a las tinieblas:
xxxxxxDel amor al olvido.
Él tenía 20 años, ella 15 o cumpliendo 16.
xxxIluminación en las calles y en el cielo. El cielo
xxxxxxxel de Granada.
xxxxxxxxxxxxFue el último adiós,
y fue cuando él le recitó a Neruda:
xxxxxxxxxxxxxx«…los versos más tristes esta noche».
«La noche está estrellada
xxxxxxxxxxxy tiritan azules los astros a lo lejos.»
Dos seres se separaron para siempre.
xxxxxxxxxxxxxxNo hubo ningún testigo en aquel adiós.
xxxxxxLas dos direcciones cada vez más divergentes
como estrellas desplazándose hacia el rojo.
He pensado otra vez en vos, porque la noche está estrellada
y miro temblar los astros a los lejos con su luz azulosa.
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Cardenal, Ernesto. Cántico cósmico. Madrid; Ed. Trotta, 1992.
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ESTA ATENCIÓN TARDÍA
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EL gato emite silencio. Miro la avispa, al mediodía, serrando un milímetro de carne con sus dos serruchos laboriosos. Se lleva una tajada minutísima, por el aire, hacia el sol secreto de las avispas, y vuelve a por más. Ya le he dado destino a su día. El gorrión se baña en su fuente, se refresca, y luego sale huyendo hacia lo azul. El gorrión es ladrón de agua, robador del frescor del día. La paloma es poesía y resorte. Abierta y volando es un ave modernista. Caminando, o parada en una rama, es un juguete mecánico. Los perros puntean el silencio y lo dejan cruzado de mensajes, que son sus ladridos correspondientes y correspondidos.
xxLa babosa viene a veces adherida al periódico que tiran sobre la hierba, por encima de la tapia. A la babosa la pongo en mi mano y se abre paso entre el vello con ilusión de manigua. Cuando le hablo, mínima, eriza sus dos cuernos blancos y finísimos, sus antenas/ojos, se orienta y sigue, hasta que la deposito en una hoja verde, que supongo es su hábitat, donde se hará caracol.
xxDe dónde esta atención tardía a los animales, a los bichos, este descubrimiento espléndido y pequeño de su lucidez, su afán de vivir, su presente redondo. El hombre ha levantado mitologías en el cielo, dioses grandes, de una musculatura retórica, o ha erigido a otros hombres en esfinges con magia y destino, pero raramente ha descubierto esta mitología breve y populosa de los animales, que cuando son grandes se combaten y cuando son pequeños se ignoran.
xxEn mi afán por huir de lo humano peor, de los destinos consabidos, he venido en descubrir que la verdadera y realísima mitología son los animales, del tigre de Borges a la babosa que transita mi mano, como un continente, mientras leo el periódico. Sí hay vida feliz en la tierra, sí hay una manera compartida de crear el presente duradero y es la de las fieras, los insectos, las aves, los peces, los felinos, los cánidos, esa hermosa y presentísima verdad hecha de fuerza egregia, minucia alfabética, gladiolo del cielo, ave, chispazo del mar, pez, musculatura de oro, pantera, humanidad cabizbaja y sentimental, perro.
xxTodos ellos siguen en el paraíso terrenal, que es el mar con la selva, y lo traen hasta nosotros en el hocico húmedo, en el mosconeo de oro, en las alas tendidas, —ah Virgen desplegada—, sacratísimas.
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Umbral, Francisco. Un ser de lejanías. Barcelona; Ed. Planeta, 2001.
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REVELACIÓN DE LAS FORMAS
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MARTA AGUDO
CERO: muro gris que busca una superficie, explanada del
colmo.
Uno: un neceser lleno de cachivaches que revelan una vida
con miedo, y su libretita donde anotar el vértice de todas las
playas.
…soy una mujer y avanzo por una calle de niebla…
Dos: sujetarse en los colores; un abrigo morado que se
transforma en pantalón y todo ello bajo un suelo de piedra
que seguirá en forma de mar porque nada es sostenible.
…y si resisto es sólo por constancia, por la certidumbre de lo
dislocado…
Tres: padre, madre y ella formando la verdad de las
metamorfosis.
El mar, su laberinto
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MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
¿Qué se ausenta de ti en las fotografías?
¿La sustancia evasiva de las nubes
xxxxxxposándose desnudas
xxxxxxxxxxxxen los párpados?
¿El viento que despeina a las iguanas?
¿La síntesis y el cielo de la boca?
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¿Qué se borra de ti en las fotografías?
¿Tu alarido caliente
xxxxxxsosteniendo
el lastre enrojecido en los riñones?
¿El dedo cercenado con violencia?
¿La tierra en los zapatos de la infancia?
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Siempre hay una carencia sobre ti.
Con ella pulsas el temblor,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxel día,
la fórmula sagrada de la altura.
Incluso si no hay luz, hay grumo y hay vigencia.
Incluso en la consumación del sacrificio.
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VVAA. Revelación de las formas. Madrid; Ed. Galería Luis Burgos, 2022.
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COMO UN JARDÍN
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EN la fiesta ciudadana, en la noche cortés, si hay muchas mujeres jóvenes, sólo percibo como un jardín de coños, una evidente floración de sexos femeninos que están ahí, al final de la seda y la piel, tras la gracia leve de una lencería, vivos o adormecidos, unánimes como las rosas, perfumando el pensamiento más que la carne.
xxNo puedo pensar en otra cosa. Hablo, bebo, río, juego, me comporto con «maneras delicadas» (de un cronista), pero la presencia de los sexos femeninos es fehaciente y amarga como la presencia de las estrellas o las joyas. ¿Sentimos todos lo mismo? No hay urgencia ni violencia en este sentimiento. Sólo una verdad poética y clínica que es el fondo o la superficie de la fiesta.
xxLa vida social es una congregación de coños que llegan a mi indiferencia por muy habituales o por muy incógnitos.
xxNuestra realidad siempre nos traiciona.
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Umbral, Francisco. Un ser de lejanías. Barcelona; Ed. Planeta, 2001.
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NUBES. FINES. POEMAS.
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NO HAY MUERTE
No hay muerte ni principios.
Sólo hay un mar donde estuvimos y estaremos,
un mar de peces que son como nosotros,
que vuelan cuando nacen,
que se hunden cuando mueren;
peces voladores
que saltan a la luz
sin llegar a ser ángeles.
Sólo hay un mar
y los alegres saltos de la vida.
Esta curva en el aire,
tan lenta a veces,
sobre ese mar tan codicioso,
no es un arco iris
después de la tormenta,
no es un puente
por donde pueda pasar nadie.
Nuestra vida dibuja
su ascensión y descenso
sobre ese mar humano,
donde la humanidad
realmente vive.
No hay muerte ni principios.
Sólo hay un árbol grande
que sacude sus hojas
para nutrirse de ellas
cuando caigan al suelo.
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NUNCA MÁS
Las ausencias,
los grandes huecos,
el enorme vacío dibujado
por los recuerdos insistentes,
todo está aquí
como cenizas de un gran fuego.
Y dudo de mi vida,
temo ser un rescoldo,
entre tantas miserias
que ni siquiera existen.
Mi soledad,
en esta luz de espanto,
es un nuevo fantasma
sin materia;
es un simple contorno
sin un mínimo alambre o esqueleto.
Todo es gris.
Nada existe.
Las míseras ruinas
de una triste memoria
que se pierde,
están ante mi vida sin futuro.
Dice una voz remota
que borra el panorama
con su niebla:
«Nunca más. Nunca más.»
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ELEGÍA A FEDERICO GARCÍA LORCA
Me olvido de vivir si te recuerdo,
me reconozco polvo de la tierra
y te incorporo a mí, como lo hace
las parte más cercana de tu tumba,
esa tierra insensible que suplanta
el amoroso afán de tus amigos.
Acabada tu vida, permanece
con su total contorno dibujado:
no hay puerta que te lleve a lo futuro.
El árbol de tu nombre ha florecido
en una incalculable primavera.
La muerte es perfección, acabamiento.
Sólo los muertos pueden ser nombrados.
Los que vivimos no tenemos nombre.
Los míticos honderos de la fama
tiran los cantos de tu nombre al mundo
y el lago de la vida abre sus ojos
con párpados de vidrio interminable:
No hay montaña, no hay cielo, no hay llanura,
que en círculos concéntricos no agrande
el eco de tu nombre esclarecido.
No es dolor fraternal, no es pena humana,
es parte, mi pesar, del sentimiento
que hace de las estrellas pensativas
flores sobre la noche que te cubre.
Te escribo estas palabras separado
del cotidiano sueño de mi vida,
desde un astro lejano en donde sufro
tu irreparable pérdida llorando.
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MEMORIA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Juan de la Cabada
¿Dónde están los recuerdos si has quedado
como un desierto olvido, tú que eras
vergel o bosque, campo de batalla?
Si hay ojos que te vieron, que guardaron
la imagen de tu muerte y tu ruina,
derramen su memoria en las arenas:
sangre, metal y fuego confundidos.
Escenario de muerte condenado
a no gozar futuras primaveras,
al menos reproduce la agonía
de tanta juventud sacrificada.
Memoria: labra en aire las figuras
de los enardecidos combatientes,
y las antiguas frondas sean rivales
de este recuerdo, en tan desierto olvido.
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HERIDO EN EL BOSQUE
Te pregunté por mí, parado río,
agua muerta, dormida;
te pregunté por mí, cuando cansado
me liberté del bosque en tus orillas,
yo que sobre tus aguas, tantas veces,
alegre juventud multiplicaba.
¿Has podido olvidarte de aquel tiempo
para pintarme así bajo otras nubes?
Mi nueva edad y el cielo gris me dicen
que olvida el agua tanto como el hombre.
Aunque temo que no, que ya no olvides
esta mi nueva forma ensangrentada.
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ES LA TIERRA DE NADIE
No es color turbio, ni perdida forma,
ni luz difusa, débil, la que parte
la inmensidad del campo, su hermosura.
No es un otoño entre el calor y el frío,
no se ve ni se siente, no se sueña
la fatídica franja divisoria.
Pero allí está, como un reptil, inmóvil:
es la tierra de nadie, de mi España.
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MI VOZ PRIMERA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Pablo Neruda
Entre alaridos se sostiene
su débil rama,
entre escombros de guerra,
viva en mi corazón endurecido,
como una flor sencilla
entre las piedras del pasado,
está mi voz primera,
la inocente palabra de mis versos,
esperando que se retiren los fantasmas,
se ordenen los quebrados edificios,
se cierren las trincheras.
Hoy la flor del almendro
conoce las abejas de la muerte,
el insecto que anida en los fusiles,
y el agua del remanso, que se daba
a la caricia de algún pie desnudo,
sufre durante todo el largo día
un desfile de botas militares.
No buscan los tesoros de las minas
los insistentes golpes de los picos,
ni los profundos cráteres, abiertos
por los disparos de la artillería,
son para repoblar de selva el monte.
Es la guerra, mi voz acostumbrada
a cantar el amor y el pensamiento,
llora esta vez el odio y la locura.
Fuera de sí mi voz llora el ardiente
delirio de un incendio apasionado,
llora su rojo fuego vengativo.
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VOCES
Oigo en sueños palabras defensoras
del daño que a mi vida sigo haciéndole,
mi vida, que tal vez no sea tan mal
como me dicen mis remordimientos.
No es maternal la voz que me defiende,
ni es infantil la voz de mi conciencia;
es el amor el campo de esas voces,
las de mi confesión y tu consuelo.
La voz que me defiende es de unos labios
que me han besado mucho. ¡Quién pudiera
besarlos y olvidarme de mi vida
para poder seguir viviendo!
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EL POLVO
Porque estamos distantes,
nos sentimos pequeños.
Camina hacia ti, hombre,
camina más adentro.
Cuando te des alcance,
tendrás entre tus dedos
una leve arenilla
de verdades y sueños.
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EL HOMBRE
Mide la sal nuestro gusto,
mide el temblor nuestra oreja,
mide el calor nuestra mano,
miden mis ojos tu ausencia.
Eso es ser hombre: medir.
¿Para quién toda esta cuenta
de distancias? ¿Para quién
esta división de fechas?
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PARA ALCANZAR LA LUZ
Dicen que soy un ángel
y, peldaño a peldaño,
para alcanzar la luz
tengo que usar las piernas.
Cansado de subir, a veces ruedo
(tal vez serán los pliegues de mi túnica),
pero un ángel rodando no es un ángel
si no tiene el honor de llegar al abismo.
Y lo que yo encontré en mi mayor caída
era blando, brillante;
recuerdo su perfume,
su malsano deleite.
Desperté y ahora quiero
encontrar la escalera,
para subir sin alas
poco a poco a mi muerte.
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DOLOR
Tras unos ojos negros,
dentro de una mirada,
ira y desorden ciegos
deseaban volcarse
para dañar mi vida.
Pero ¿qué son los sucios
charcos de otras conciencias?
¿Qué son y adónde alcanzan?
Yo, que hubiera querido
sentirme niño siempre
bajo la protección de aquellos ojos,
ahora sólo me importa
no pisar su destello
entre tanta miseria
como a mis pies existe.
Crecí sin saber cómo.
Hay dolor en la altura
del bien y el desengaño.
Hubiera preferido,
a esta soledad fría,
una ignorancia cómplice,
al nivel de la tierra.
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PIEDRAS
Ya sé por qué estoy contento:
alguien le dijo a mi alma
que los malos pensamientos
no nacen en mí, que vienen
contra mí desde muy lejos.
Son piedras contra la luz,
contra el amor que te tengo.
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EL BOSQUE ALEGRE
Árbol que me señalas
el lugar de la cita,
te recuerdo no tanto
por tu sombra y tus luces,
cuanto porque señalas
el sitio en que ella estuvo.
Árboles crezcan siempre
donde el amor no puede
dejar signos de tránsito.
Aquí fue, porque el árbol
lo grita hoja por hoja,
se lo dice a los vientos
con sus verdes palabras.
En mi memoria, un árbol
en cada sitio en donde
la tuve entre mis brazos.
Y en este bosque alegre
cuando cierro los ojos
multiplico la dicha
que ahora con ella tengo.
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VEN A BUSCARTE
Tiene mi amor la forma de tu vida.
Nunca el olvido le cerró los labios
a la estela ni al cauce, ni a la gruta
que atravesabas tú; límite era
que se quedaba estático afirmando,
contra el tiempo engañoso, una perenne
honda oquedad tan fiel a tu persona
que más que ausencia un alma parecía.
Ven a buscarte. Tengo yo la entrada
de tus recuerdos, quietos, encerrados
en mis caricias:
tiene mi amor la forma de tu vida.
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FIN DE UN AMOR
No sé si es que cumplió ya su destino,
si alcanzó perfección o si acabado
este amor a su límite ha llegado
sin dar un paso más en su camino.
Aún le miro subir, de donde vino,
a la alta cumbre donde ha terminado
su penosa ascensión. Tal ha quedado
extático un amor tan peregrino.
No me resigno a dar la despedida
a tan altivo y firme sentimiento
que tanto impulso y luz diera a mi vida.
No es culminación lo que lamento.
Su culminar no causa la partida,
la causará, tal vez, su acabamiento.
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SONETO A UN CÁNTICO ESPIRITUAL
Cruzó el césped tu sombra y presuroso
alcé la vista por seguir tu vuelo,
mas la alegría del azul del cielo
me hizo olvidarte, pájaro piadoso;
hasta que arriba comenzó armonioso
tu canto a dar señales de tu celo,
notas tan dulces y amorosas que lo
hicieron ser el centro de un glorioso
ámbito de cristal, donde domina
más que la luz la música extremada.
Alcé la vista para oír tu canto
que en el azul alegre me ilumina.
Sombra y canto movieron mi mirada
y la movieron largamente al llanto.
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CONTIGO
No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tú ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?
Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
a ti y a mí nos separan.
¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?
En mis labios los recuerdos.
En tus ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.
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MARIPOSA
En el fuego o en la rosa
estás perdiendo la vida.
Buscas la luz
y te vuelves ceniza.
Vas por aroma
y te hiere la espina.
Abre tus alas
que quiero leer tus heridas.
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ELEGÍA AL POETA ANTONIO MACHADO
Dejé la vida y me vestí de olvido
recorriendo la muerte por buscarte
sin que tu sombra hundida en otras sombras
reconociese mi furtiva noche.
En el dolor de España te he sentido
confundiendo mi llanto con tu llanto
en el aire tu voz sobre la mía
dándose sombra y luz, y un mismo fuego.
Suspiro, llanto, ardor, bien se acordaron
no el polvo que seré con tus cenizas.
Falté a la cita con la madre patria
donde tantos valientes te acompañan.
Los numerosos muertos que oscurecen
el presente pasado ignominioso
montañas son de luto para el hombre.
Desde sus negras cumbres se divisa
un ayer y un mañana diferentes.
Pecho alterado que hasta el cielo gimes
vientre fecundo, puente clamoroso
de la garganta oscura, frente altiva,
son mi suelo de sangres y tinieblas.
Ellas me elevan para ver el día.
Pronto seré vencido por la aurora.
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ELEGÍA A MIGUEL HERNÁNDEZ
A contra vida, remontando el fuego,
voy por tus años entre dos riberas,
hasta llegar a la soberbia encina
que aun llueve ramos para la victoria.
Por ser breve tu edad quedó ese río
hecho puñal, no espada, ante la muerte,
mas sus lentas orillas tan delgadas
he de cruzar despacio, recordándote.
Quisiera ser el mar que tu agua hiere
y el cielo que acaricias con tus nubes,
ser de tu cuerpo tumba y ser la gloria
de tu alma grande como la de un niño.
Pero tan sólo soy un navegante,
a contra fuego, de tu hermosa vida,
bajo la luna que verá tu cauce
como un rayo tendido que no cesa
de dar su lumbre y señalar caminos.
Bajo la luna llegaré hasta el prado
donde fuiste pastor, niño yuntero,
donde cambiastes un sudor por otro
como se cambia el rico sus vestidos.
Voy por tus años entre dos riberas
las anchas alas de tu fantasía
quemándome la fe de tu memoria
su duro fuego ya cristalizado.
Y me detengo ante la luz primera
de tu rebelde juventud nacida
para ejemplo de tantas juventudes.
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POEMAS CUBANOS
XII
EL BAILE
Cante la luz, que la forma
un ritmo oculto insinúe,
que la voz pinte, que tome
cuerpo, figura, dibujo;
que yo perciba la línea
secreta de los sonidos
y que mis ojos escuchen
músicas claras, visibles.
Esto es vivir y temblar,
temer, esperar, sentir,
hasta que el sueño o la muerte
borren música y contorno
porque todo lo profundo
se haga ciego y sordo en mí.
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Altolaguirre, Manuel. Poesías completas. Madrid; Ed. Cátedra, 1982.
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CIEN AÑOS. O LOS QUE SEAN.
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CIEN años de Borges, o los que sean. Borges nos fascina porque le resta toda utilidad a la cultura y la deja en juego, lo que realmente es. Se soportan las erudiciones de Borges porque no pretenden probarnos nada, sino resolverse en una sonrisa.
xxBorges ha escrito uno de los mejores castellanos del siglo, pero siempre en contra del castellano. Es una contradicción dandy que los opacos le rechazan. A uno le apasiona asistir a la lucha de Borges contra un tigre de palabras que pretende desbaratar, pero que le hechiza como todos los tigres. Su lirismo es tan intenso que hace pasar por narración lo que no son más que metáforas. Así cuando crea ciudades imaginarias: «Torres de sangre, tigres transparentes.» No ha construido nada sino dos hermosas metáforas, que yo prefiero, desde luego, a la épica de los constructores de ciudades y los constructores de novelas.
xxBorges es un escéptico irónico y dicen que el escepticismo es de derechas. Pero lo contrario del escepticismo, el fanatismo, es fascista. Borges es un genio absoluto porque es capaz de quemar un concepto en una sonrisa. Esto cabrea mucho a los filósofos de escalafón, pero es lo que el escritor —Voltaire, Montaigne, Cocteau, D’Ors, Borges— tiene sobre los demás hombres: la caligrafía de la sonrisa.
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Umbral, Francisco. Un ser de lejanías. Barcelona; Ed. Planeta, 2001.
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POEMAS DE MANUEL ALTOLAGUIRRE
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LAS ISLAS INVITADAS
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HOMBRES INMÓVILES
Hombres inmóviles
decorando jardines junto al mar,
y flores paseantes,
árboles de negocios
y plantas comerciales
recorriendo el asfalto
en confusa rutina;
tropel que perseguía
a un árbol grande en fuga,
acusado de no sé qué delito
contra la propiedad.
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ESPEJO Y ECO
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¿POR QUÉ?
¿Por qué no tiene memoria
el acantilado aquel
que tan bien me repetía
tus gritos de colegiala?
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VIAJE
xxxxxI
SU MUERTE
¡Qué golpe aquel de aldaba
sobre el ébano frío de la noche!
Se desclavaron las estrellas frágiles.
Todos los prisioneros percibimos
el descoserse de la cerradura.
¿Por quién? ¿Adónde?
El sol su página plisada
entró por la rendija oblicuamente,
iluminando el polvo.
Descorrió su cortina el elegido,
y penetró en los ámbitos sonoros
del Triángulo y la espuma.
Nos dejó la burbuja de su ausencia
y la conversación de sus elogios.
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xxxxx2
EL AGUA
El agua se borraba de la tierra
—aviadora y subterránea,
alma y cuerpo—
después de reflejar lo transeúnte
y el árbol florecido a su derecha.
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xxxxx3
DUARNTE TODA LA MAÑANA
Durante toda la mañana estuve
delante de su espejo.
Yo esperaba que apareciera su figura
tan acostumbrada a verse repetida
en la realidad de ella,
inexistente ya.
(El pez chino en la fuente,
entre las verdes piedras de corazón mojado
se ocultaba y no salía.)
Y yo sí estaba allí,
dentro del agua clara del espejo.
Ese yo ahogado,
cuando yo al irme lo deje en libertad,
buscará loco
en el mundo sin tacto del espejo,
la imagen deseada,
alborotando todo lo reflejado.
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HISTORIAS
CALLE
Tu casa frente a mi casa.
Tu balcón frente al mío.
Entre tu casa y mi casa
una página del frío.
Mi mirada cose al viento
estancado de la calle.
Tu aliento empaña el cristal
cuadrado de tu ventana.
Entre tu aliento y mis ojos
encuadernamos la página
amarilla y fría del viento.
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FUERA DE MÍ
Cuando volví de acompañarte,
en el lugar de nuestro encuentro
me vi aislado, hecho luz.
Me tropezaban personas sin espíritu.
Los planos de mi esencia navegados
por la compacta multitud.
Me recogí a mí mismo
aprisionando con mi forma
lo derramado y olvidado,
antes de verte,
y me fui a casa
donde volví a probarme
el amplio traje de mi soledad.
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POEMAS DE ASEDIO
xxxxx8
SEPARACIÓN
Mi soledad llevo dentro,
torre de ciegas ventanas.
Cuando mis brazos extiendo
abro sus puertas de entrada
y doy camino alfombrado
al que quiera visitarla.
Pintó el recuerdo los cuadros
que decoran sus estancias.
Allí mis pasadas dichas
con mi pena de hoy contrastan.
¡Qué juntos los dos estábamos!
¿Quién el cuerpo? ¿Quién el alma?
Nuestra separación última,
¡qué muerte fue tan amarga!
Ahora dentro de mí llevo
mi alta soledad delgada.
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xxxxx9
DESVELO
Imposible se alzaba
la negación austera.
Esperaba tu voz entre las voces
múltiples que se oían,
tus bajos pasos
o tu elevada risa.
Fuera del cuarto todo podía pasar.
Mas no fue fuera donde al fin te halle.
Yendo al pasado,
que a tan poca distancia
se encuentra de mi vida,
íntimamente te volví a ver.
Y un yo dentro de mí contigo hablaba.
Y al veros a los dos en el diálogo,
me transformé en estancia silenciosa.
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ESCARMIENTO
xxxxxI
FUGA
Al ver por dónde huyes
dichoso cambiaría
las sendas interiores de tu alma
por las de alegres campos.
Que si tu fuga fuera
sobre verdes caminos
o sobre las espumas,
y te vieran mis ojos,
seguirte yo sabría.
No hacia dentro de ti,
donde te internas,
que al querer perseguirte
me doy contra los muros de tu cuerpo.
No hacia dentro de ti,
porque no estemos:
tú, pálida, escondida,
yo como ante una puerta
ante tu pecho frío.
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xxxxx2
SOLEDAD SIN OLVIDO
¡Qué pena ésta de hoy!
Haberlo dicho todo,
volcando por completo
lo que pesaba tanto,
y ver luego que todo
se queda siempre dentro,
que las palabras fueron
espejos engañosos,
cristales habitados
por fantasmas sin vida;
que todo queda dentro
con sus negras presencias,
insistentes, doliendo.
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LO INVISIBLE
xxxxx3
NO ME HAS QUERIDO
No me has querido y huyes por tus años,
dejándome el recuerdo permanente
de una durable juventud perfecta.
Otros verán tu vida deshacerse.
Yo conservaré siempre en mi memoria
lo que mis ojos no tendrán en suerte.
Dejarás de ser tú aunque no mueras;
aunque no vivas te tendré en mi frente.
Siempre joven serás en mi recuerdo.
Esto gané, mi vida, con perderte.
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xxxxx4
SOMBRAS
No te puedo ver. Me engañas.
Te encubres. No te puedo ver.
Quítate esas sombras, quítate
eso que enturbia tu piel,
que me hace odiarte, que hace
que ahora no te pueda ver.
Navegué mucho contigo,
y no eres quien debes ser.
No es el sol quien te ha quemado,
ni el mar quien doró tu tez.
Esa oscuridad te nace
de adentro. No eres ya aquel
claro amigo iluminado
con quien tanto navegué.
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xxxxx15
HELADA CÁRCEL
Helada cárcel mi silencio tuvo
en tus palabras. Prisionero y triste
contra los límites de vidrio
apretaba su pecho agonizando.
Su mano en el cristal liso se abría
como un párpado de cinco largas flechas.
Te desmentí por fin. Todo era falso.
Sólo existía tu desconfianza.
Y esas palabras tuyas, cárcel fría,
urnas de mi silencio y de mi espanto,
como globos de espuma se extinguieron.
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A UNA MUCHACHA QUE SE LLAMABA NIEVES
Rojo dará su luz cuando la aurora
negra de tus miradas ilumine
tu bello despertar de primavera;
cuando tus grandes ojos sean las nubes,
tu corazón un sol, tu piel la tierra
sonrosada de un mundo de rubores;
cuando el amor tu nombre frío deshiele
sin que por eso pierda su blancura;
cuando un hombre te quiera y tú, queriéndole,
escuches su silencio con tu boca.
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UN DÍA
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MUJER SOLA
No querías dar a luz. Te ensombrecías.
Ni alimento ni sol dabas al cuerpo.
La rienda larga que te unía a tu ausente
se atirantaba a punto de quebrarse.
El fecundo reflejo que en tu carne
honda maternidad de ti imploraba,
otra rienda interior, firme tirante,
con igual fuerza íntima gemía.
Amante ausente. Hijo abandonado.
Entre los dos caminos de aire y sangre
tu soledad tristísima dudaba,
y para quedar libre de este sueño,
rompiendo los cordeles lastimosos,
madre no fuiste, mientras te borraban
tus padres de la vida, injustamente.
Sin oriente, sin sur, sin norte alguno,
sin amante, sin hijo, como huérfana,
sola en la blanca soledad desierta,
maldecida, maldices, calumniada.
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RECUERDO
La tierra te devuelve a mí.
Si tú no hubieras muerto,
ni las aguas sin venas,
ni las frutas con piel,
ni los volcanes,
en su frescor, sabor y fuego,
me darían tu presencia.
Me sería indiferente
este globo erizado
que expulsa de su entraña
las vidas y los árboles,
para que lo rodeen
de color y ternura.
La tierra sabe bien
que el sol y las estrellas
son miradas de seres que no existen.
Sólo creo en ti, planeta donde muero,
donde murió quien siempre me acompañaba.
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LA VOZ CRUEL
xxxxx2
LA VOZ CRUEL
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Octavio Paz
Alzan la voz cruel
quienes no vieron el paisaje,
los que empujaron por el declive pedregoso
la carne ajena,
quienes debieron ser almas de todos
y se arrancaban de ellos mismos
cuerpos parásitos
para despeñarlos.
Mi muertos de sus vidas brotaban,
mil muertos solitarios
que miraban desde el suelo,
durante el último viaje,
la colosal estatua a la injusticia.
No eran muertos,
eran oprimidos,
seres aplastados,
ramas cortadas de un amante o de un padre,
seres conducidos por un deseo imposible,
topos del vicio
que no hallarán la luz
por sus turbias y blandas galerías.
Alzan la voz cruel
quienes no vieron este paisaje,
los que triunfaron
por la paz interior de sus mentiras.
¡Oh mundo desigual!
Mis ojos lloren
el dolor, la maldad:
la verdad humana.
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Altolaguirre, Manuel. Poesías completas. Madrid; Ed. Cátedra, 1982.
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EL ROBO COMO ADORNO DE LA VIDA
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«EL robo es la contestación al trabajo», escribe Lefebvre. (Al trabajo alienante, se entiende.) Siempre me ha fascinado el robo, en el sentido de Lefebvre y en otros. Por ejemplo, el robo como acto gratuito, gideano. El robo innecesario (tampoco el robo cleptómano, enfermo). El robo como adorno de la vida, como voluta de la vida social.
xxDe pequeño robaba fruta, calderilla, libros, como todos los niños. Y hubiera seguido robando toda la vida, hasta que tomé conciencia de que eso era peligroso, delictivo, incómodo. Hace pocos años escribí una novela sobre el tema, La forja de un ladrón, para ganar un premio, para «robar» un premio. Y lo robé. Es uno de los premios profesionales que más quiero, no por razones literarias sino biográficas. Fue una modesta manera de dar forma a la fantasía infantil del robo.
xxEl robo, como acto gratuito, nos lleva al suicidio, que es el acto gratuito por excelencia. El suicidio inexplicado e inexplicable, no el suicidio por miedo, enfermedad o dolor, pues aquí la muerte se torna utilitaria como consuelo, remedio o punto final que se pone a lo que no lo tiene. He conocido escritores que robaban. En una sociedad más abierta, al escritor debiera permitírsele robar. Todo lo que hace el escritor es literario y el robo es literatura «concebida» o literatura vivida.
xxAmo el robo limpio, escueto, nocturno. La noche es la patria de los ladrones. No me interesa, ya digo, el robo vindicativo ni el robo por necesidad. El robo debe ser poesía en acto. Mejor que cantar una joya en un poema, robarla. Viene a ser lo mismo. El artista sólo sabe moverse por razones artísticas. No sé si esto lo entienden los jueces.
xxSuicidarse es robarse la propia vida. En el robo hay una suerte de dandismo. El robo, además de lo que dijo Lefebvre, es la contestación a la norma. A la Norma. Se roba por alterar la Norma, por contrariar la vida, por interrumpir la corriente tediosa de lo razonable.
xxRobar como roban los niños, sin hambre, ni gula ni avaricia. Ellos roban fruta y uno quisiera robar manzanas de oro y plata, ésas que veo todas las noches alumbrando una cena. El robo del niño es un acto lírico. Roba por inercia y por etnia. El hombre lleva quizá millones de años robando. El chimpancé, nuestro prólogo antropológico, toma las cosas directamente. Ignora lo tuyo y lo mío. Y el robo, hoy, tiene la poesía que le viene de la gratuidad del mono. Todo robo no utilitario es un poema que está entre el mono y el dandy.
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Umbral, Francisco. Un ser de lejanías. Barcelona; Ed. Planeta, 2001.
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INVIERNO
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EL ÚLTIMO DÍA DE VERANO
En los vertederos .encontrarás personas y en las playas
grúas levantando casas que, frente al mar, .pasan .casi
todo el año vacías.
xxxxxxxxxxEl mosquito borracho de sangre humana se
duerme sobre .la .piel .de .una .pera y, envenenado por
el sulfato, muere junto a ella.
xxxxxxxxxxY bajo el sol la gente que se deja la piel apu-
rando el último día de verano.
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EL DÍA QUE CAÍ EL MAR
Pensando .que .las .luces .de .los .camarotes .de .los
barcos .en bajamar eran mi faro, me eché al mar. Las
ventanas brillaban .como .velas puestas en una mesa
sin comensales. El mar leía .en .la noche los nombres
de los barcos. El mar es sencillo como un hombre. Le
es más fácil matar que amar.
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xxxxxxxxxxxxxxxxxxxx¿Ya murieron todos los gallos?
Me dieron las alas quedé y para siempre helado.
No comparto la maravilla de un verso, de dos versos…
No, los versos no marcan los ritmos de mis días.
¿Qué voy a escribir viendo mi abrigo en el perchero
y el amarillo sucio de estas paredes? Agota pensar en un verso
que puede ser ese verso que me dé el sueño.
En un mundo de conserjes y vigilantes de obras,
pienso en un verso y no me avergüenzo de ello.
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Algora, Sergio. Celebrad los días. Poesía completa. Albacete; Chamán ediciones, 2017.
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