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Archive for mayo 2019

MAÑANA, PRESENTACIÓN DE ‘POBRE TRIUNFADOR’ EN MURCIA

Mañana, Pedro Chillón estará presentando su nuevo disco, ‘Pobre triunfador’ en Murcia. Háganse el favor y vayan a verlo.

Aquí están los dos cartelitos que le he hecho para la ocasión.

 

 

 

PRESENTACIÓN DE ‘YO SOY EL POEMA DE LA TIERRA’ EN MURCIA

 

Este viernes se presenta en Murcia ‘Yo soy el poema de la Tierra’, selección de la poesía sobre naturaleza de Whitman. La recopilación, espléndidamente traducida por Eduardo Moga, incluye una introducción a cargo del propio Moga y un emotivo prólogo —»W.W., el poeta piel roja»— de Manuel Rivas.

En la presentación estaremos unos cuantos para leer poemas del libro en cuestión. ¿Se animan?

 

DE TODO CORAZÓN

 

A TU ALBEDRÍO

xxxxxen tus manos está:

xxxxxte presento, primero,
xxxxxuna mejilla,
yxxxxluego xxxxixxxla otra:

xxxxxpuedes besarme
oxxxxpuedes pegarme:

en tus manos está:

 

nadie, ni siquiera la lluvia, tiene unas manos tan pequeñas:
e. e. cummings

 

 

 

 

ECO

xxxxxChica tiene más hambre
xxxxxpero menos dientes:
xxxxxChica tiene menos vista
xxxxxpero más recuerdos:
xxxxxChica tiene 59 canas
xxxxxpero de su vientre ningún hijo:
xxxxxChica tiene también
xxxxxun espejo de mano
yxxxxotro de pared:

xxxxxpero ya no pregunta:

 

no tiene sentido golpear tu propio cadáver:
john fante:

 

 

 

González, David. De todo corazón. Logroño; Ediciones del 4 de agosto, 2016.

 

MUJER QUE SOY – ANGELINA GATELL

 

FUSILAMIENTOS
xxx(Posguerra)

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Meliano Peraile, años después

No, no puedo olvidarlo. Es en la linde
aún indecisa de la aurora. Siento
como si fuera ayer la voz del viento
—¿es voz o alfanje?— que mi sueño escinde.

Mi sueño roto en el perfil del día
una vez y otra vez. Y allá, en la arena,
madruga ensangrentada la azucena
y exhausta besa la ribera fría.

Oigo la muerte. Ocupa mis oídos
la trágica manada de estampidos
que al alba irrumpe cotidianamente.

Viene del mar. Mis días infantiles
son un duro horizonte de fusiles
que me persigue encarnizadamente.

 

 

 

 

DESPUÉS

Cuando todo termine,
cuando llegue ese tiempo
que la ilusión anuncia
—y que a veces parece
tan infinitamente lejos—,
¿dónde estarán los ojos que ahora miran
insistentes y amargos,
secretos, clandestinos,
lo invisible?
¿Dónde el perfil sombrío
de esas manos que exigen, golpeando, muriendo,
lo que un día,
inesperadamente,
les fue arrebatado?

Cuando todo termine
y la senda gastada
por la fiera andadura del hombre
desemboque de pronto en un valle distinto,
¿dónde estará la alegría sin pausa asfixiada?
¿Qué escombros,
qué informe y podrida materia
tendrán que apartar nuestras manos?
¿Qué habrá debajo de tanta ceniza
una vez apagadas las brasas?
¿Qué fétidas flores, qué horribles insectos?

Cuando todo termine,
¿quién podrá levantarse
sin mancha
de en medio del caos y la larga tiniebla?
¿En qué frente
no habrá un mapa de oscura inmundicia?

¿Dónde hallar una sola pupila
sin rabia encharcada,
sin odio en el fondo;
unos labios que no hayan tocado
palabras impuras, sonidos crueles
impulsados por miedos,
naufragios, codicias…?

Y si fuera posible
todavía ese ser luminoso,
—¿de qué nueva injusticia nutrido,
salvado por qué privilegio?—
¿quién podría aceptar sin rencor su presencia,
el naciente linaje
que otra vez marcaría a los hombres?

Cuando todo termine,
cuando todo el trabajo esté hecho:
sembrados los campos,
ordenada la luz, los caminos
trazados y firmes,
orientadas las aguas, tranquilas las brisas,
será mejor que nosotros partamos
sin otro equipaje que el sueño cumplido,
sin otra tarea
que borrar, una a una, las torpes señales
que vamos dejando.
Que no quede en la tierra memoria de lucha
ni cantos triunfales.
Que nadie
evoque las tristes victorias
con uñas y dientes logradas.

Luchemos ahora,
tiznemos de furia total nuestras manos,
lleguemos al límite, a la curva sangrienta,
al filo que marca
un fin y un principio.

Y después, cuando todo termine,
no toquemos el pan, ni la rosa, ni el aire.
Partamos. Que nadie nos vea
sin paz, perseguidos por tantos fantasmas.

Que nadie recuerde
que estuvimos aquí, que pasamos.

 

 

 

 

GENERACIÓN

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA mi hermano

Nada está hecho y ya nosotros
abandonamos la tarea.
Más que luchar, hemos soñado.
De nuestros sueños poco queda.

Más que cantar, es el silencio
nuestro destino y nuestra meta.
Más que vivir, hemos pasado
sobre el cansancio de la tierra.

Más que sembrar, hemos dejado
henchido el surco de tristeza.
Más que morir, hemos vivido
con tanta oscura muerte a cuestas.

Más que llorar, hemos sufrido
nuestra gran lágrima secreta.
Más que los hierros, es la noche
la interminable cárcel nuestra.

Más que el dolor, es la amargura,
el fruto cruel de la impotencia.
Más que trazar nuestro camino
es el camino el que nos lleva.

Desde el principio comprendimos
que era imposible la luz nueva.
Sombras tan sólo, se apagaba
nuestra hermosura en la tiniebla.

 

 

 

 

DESTINO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Blas de Otero

Sólo sombras me dieron.
Con semillas de sombra fecundaron el vientre,
la cárcava sumisa
donde tuve mi origen de sombra.

Me arroparon con sombra. Me dieron
pan de sombra amasado
por manos de sombra y condena.

Fui creciendo anegada de sombra,
ahogándome en mares de sombra,
pisando caminos de ira y de sombra,
llevando en los labios
una dura consigna de silencio y de sombra.

A mi voz opusieron densas sombras, cegando
la plural hermosura que a mi boca afluía.
Largo trago de sombra acudió a mi garganta,
a mi sed insaciable.

Con pedradas de sombra derribaron mis manos,
abatieron mis ramos celestes.
La sombra de un látigo golpeó mi alegría,
dejó el aire desierto de rosas,
apagó las estrellas, el beso, la sangre.

Con un lienzo de sombra envolvieron la clara,
rebelde sonrisa.
Me poblaron de sombra la frente y los párpados.
Una llave de sombra cerró para siempre
las puertas del alba.

Y con muros de sombra me hicieron la casa.
Y amueblaron de sombra y espanto
la alcoba nupcial
asediando mi cuerpo,
cercando de sombra furiosa mi vientre…

Y vinieron, cubiertos de sombra,
mis hijos.

 

 

 

 

LOS VENCIDOS

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx…con los pies rotos
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxentre polvo y piedra,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpor el duro camino catalán,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxbajo las balas últimas
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcaminando,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxay, hermanos valientes,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxal destierro.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPablo Neruda

Yo estuve allí también.
Era tan sólo
una mínima hoguera donde ardía,
sin que yo lo supiera,
mi esperanza, mi fe, mi dignidad futura.

Todo fue consumiéndose y consumándose
bajo el crepúsculo de enero,
sobre la tierra helada,
allá, en los campos míos,
entre las viñas que mostraban
sus oscuros muñones como indomables puños.

Los vi pasar con los pies rotos
entre polvo y piedra.
Nunca he visto otros ojos
más arados por el dolor,
más transitados por la pesadumbre.

Bajo la tarde, hambrientos
de pan, de muerte, de soledad,
fueron pasando.

Los pies
calzados con la sangre
que caía
por el duro camino catalán,
condecorando hermosamente
la tierra aquella donde yo nací
y donde
mi corazón se cubre de hojas verdes
todas las primaveras,
como si fuera un árbol,
una vid,
o acaso
una gota pequeña
de aquella sangre
que iluminó mi patria.

Los vi pasar. Llevaban
apagadas las frentes,
las manos señaladas
por la costumbre del fusil;
sus ojos
eran como náufragos en el crepúsculo
que, cómplice, caía
solapadamente, borrando
los últimos caminos.

Uno de aquellos hombres
—casi blanco el cabello—
tocó con un temblor
mis trenzas,
que fueron en sus manos
como un presentimiento
de cadenas futuras,
y dijo,
con una voz que nunca
podré olvidar:

xxxxxxxxNina, no’m donaries
xxxxxxxxun tros, solament un tros
xxxxxxxxde pa?

Le di mi pan, las rubias
avellanas del huerto,
el agua…

Le di, definitivamente,
un lugar en mi vida:
un pequeño recinto
donde su voz me dura,
donde sus ojos
hallaron estadía,
donde sus labios
alguna vez me hablan
con nuestro dulce acento inolvidable,
con las bellas palabras
que los vencedores quisieron
borrar…

Y aunque la muerte
rondara sus cabellos,
con aquel mismo gesto largo y torpe
con que él rozó los míos,
y no sé dónde yace
su cuerpo desgarrado
por la derrota,
no he podido olvidar su sombra triste
que cruzó mi niñez
y acuñó en ella, para siempre,
la ira y la impotencia.

Desde aquel día
—25 de enero de 1939—
el pan sabe a vergüenza y a cobarde
consentimiento,
y cuando acerco
un pedazo a mis dientes,
en vez de iluminarse se me tiñen
de un rubor infinito.
Y me acude a recuerdo, inevitablemente,
aquel pan y aquel hombre.

Fueron pasando, uno tras otro, los vencidos
por mis ojos de niña,
bajo las balas últimas
que partían
de los avellanos,
de los bosques fríos,
de la tarde…

Los vi pasar —eran los míos—
caminando,
ay, hermanos valientes, al destierro.

 

 

 

VV. AA. La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta (Introducción, selección y notas de Angelina Gatell). Madrid; Bartleby editores, 2006.

 

DESPUÉS DEL CONCIERTO DE RUBÉN POZO & LICHIS EN MURCIA

Lo de ayer fue una de esas cosas que aún no sé cómo agradecer.

Si siguen el blog, ya sabrán que hay entradas que titulo ‘Los regalos de los amigos’, pero es que lo de ayer sobrepasó los límites que yo utilizo para titular así esas entradas.

Yo he tenido la suerte de ver a Miguel Ángel Hernando con La Cabra Mecánica y en solitario. Lo había visto cuatro veces, y había podido hablar con él un par de ellas. Ayer le mandé un mensaje para preguntarle si nos podíamos ver hoy un rato y hablar, porque mi economía no me da para asistir a conciertos, y su respuesta fue: ‘tienes una invitación para venirte al concierto’. De verdad que aún no sé cómo agradecerle la invitación, ni lo bien que me lo pasé con él y con Rubén Pozo anoche.

Del concierto que dieron saqué dos cosas magníficas: la primera es que rescaté canciones del último disco de Lichis que no me habían gustado al escucharlas y, sin embargo, en directo me parecieron magníficas; y la segunda es que asistir al concierto me hizo interesarme por las canciones de Rubén.

Y aquí algunas fotos del concierto:

 

 

 

 

 

Y aquí, dos de los ocho vídeos que alguien grabó anoche en el concierto y que ha subido a Youtube:

 

 

 

ESTA NOCHE: RUBÉN POZO & LICHIS EN MURCIA

 

Esta noche estarán Rubén Pozo y Lichis en Murcia, dentro de la gira ‘Mesa para dos’. Si pueden, no se la pierdan.

 

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EPÍLOGO PARA PUPITRES

 

EPÍLOGO PARA PUPITRES

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSomeday my pain
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSomeday my pain will mark you
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxHarness your blame
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxHarness your blame, walk through

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxBon Iver – The Wolves

xxxAnne Mendiburu ha aceptado tu solicitud de amistad. Ahora eres amigo de Anne Mendiburu. ¡Envía un mensaje para saludarla!
xxxLa primera vez que te vi fue a la salida de misa de doce. La última, a cuatro patas, arañando el suelo con los dientes. Y jadeabas. Y tu espalda se retorcía como el cuello de un cisne. Y resoplabas. Y tus uñas, de polvo acrílico, se destruían. Y decías: «Ah». Y decías: «Uff». Y decías, naturalmente: «Dime cosas sucias».
xxxDetrás, Gonzalo Montelongo, ¿recuerdas?, el puto Dinamito y su sonrisa de hereje, mecha en tu culo, con los ojos en blanco.
xxxVeo, por tu foto de perfil, que no has cambiado nada. Muy elegante lo del plátano. Bonito juego óptico. Me preocupa lo que queda fuera de campo, dentro de la garganta. ¿De verdad es el plátano entero?
xxxTal vez me recuerdes, me sentaba a tu lado en Historia del Arte, cuando intercambiábamos el aula con los de Ciencias Mixtas. ¿No? Es cierto. En C.O.U. Teníamos de profesor al Pumuki y el tipo de las arregló para que todos acabásemos el curso queriendo ser profesores de Arte. Aquella voz tan envolvente, el sonido metálico de las diapositivas al pasar, la penumbra, Botticelli, tus manos, Gauguin, Bernini, tus piernas, Franz Marc y sus caballos azules… en fin, no creo que olvide, jamás, aquellas clases. Ni yo, ni el puto Dinamito, claro, que desde el otro lado se ponía las botas bajo tu falda, sin prisas. Cómo pudisteis hacerme algo así. A quemarropa. No creo que ignorases lo que me hacías sentir.
xxx¿Acaso no recibiste aquella nota con esa canción que te escribí?
xxxDe tanto morderme la palabra
xxxpara no besarte
xxxme quedé mudo.
xxxPara después seguir tu boca como un mapa
xxxdeseando que mi lengua
xxxgeográfica
xxxy la Historia de tus labios,
xxxfueran una misma asignatura.
xxxClaro que la recibiste, te la dejé en la mochila, mientras tú preguntabas las dimensiones de aquel cuadro, el Matrimonio Arnolfini. «¿Tan pequeño?», dijiste, y te echaste a reír.
xxxAhora creo que tiene varios críos, un lémur de cola anillada como mascota, una foca por mujer, está gordo, calvo y trabaja en una inmobiliaria. Gonzalo, digo. Y te aseguro que yo no he sido.
xxxReconozco que durante años coqueteé con la idea de querer ser yo el último que lo viese con vida. Robarle los cordones a sus J’hayber Olympo —esos jodidos cordones extra largos, que se ataba a la pantorrilla como una sandalia romana. Y ahorcarle. Especialmente, cuando fanfarroneaba. «No sabes cómo la come Anne», decía. «Cualquiera diría que es vasca», decía. «No me imagino ninguna situación, por buena que sea, que no mejore con una mamada de Anne», decía.
xxxEn fin, te escribo para pedirte perdón por lo que voy a hacer. El caso es que tengo fotos. Fotos de aquella noche. Fotos de la fiesta en casa de los Montelongo. Fotos de la habitación. Fotos de tus rodillas, juntas, sobre el parqué. Fotos de cómo te atragantabas. Y las voy a publicar. Os etiquetaré a los dos y a todo el que fue a nuestro instituto, familiares, amigos, uno por uno, sin prisas. Y arruinaré vuestras vidas. Acaso por unos días. Pero así estaremos en paz. Espero que lo entiendas. Por mí no te preocupes, no me puede ir peor.

xxxEnviar xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxNo enviar

 

 

 

Torrero, Carlos. Lejos del champagne. Palma de Mallorca; Ed. Sloper, 2019.

 

MUJER QUE SOY – AURORA DE ALBORNOZ

 

xxxxxxxxxxxxxMADRID:
MUERE DE HAMBRE UNA ANCIANA

No sabemos quién eras.
Sabemos
que moriste de hambre.
Y nada más.
La noticia la dicen los periódicos:

xxxxx«En .la .casa .número 5 de la calle del Doctor Albiña-
xxxxxna ha fallecido .una .anciana .de .inanición. Los veci-
xxxxxnos estaban alarmados .porque .el .matrimonio ocu-
xxxxxpante de una vivienda .del .tercer .piso .no salía a la
xxxxxcalle desde hacía algún tiempo. Llamaron al 091 y al
xxxxxentrar .en .el .departamento .presenciaron, en unión
xxxxxde .los .inspectores .de .un .coche-radio .patrulla, un
xxxxxespectáculo tristísimo: .la mujer estaba muerta en la
xxxxxcama, y junto a ella, .el marido, también anciano, se
xxxxxhallaba muy .grave .a .consecuencia .de .la debilidad
xxxxxque .padece .por .falta .de .alimentos. xLos xdos xse
xxxxxencontraban enfermos desde .hacía .dos meses y no
xxxxxrecibían ninguna asistencia. El esposo fue llevado en
xxxxxuna ambulancia al .Gran .Hospital. .Se .llama Domin-
xxxxxgo Fernández Ballesteros.»

Ni nos dicen tu nombre siquiera.

¿Qué fuiste?
¿Qué sentías?
Sabemos sólo
que moriste de hambre,
según nos dice el ABC de hoy, diciembre, ocho,
y ayer el Pueblo.

Te he visto muchas veces.
Vendías cigarrillos por las noches
junto al escaparate de «Alexander»,
plaza de Canalejas.
O a la puerta del «Abra»,
o de «Chicote».

O eras, acaso, la mendiga aquella
que pedía limosna a los turistas
(el restaurante estaba siempre lleno).
No sabemos quién eras.
Ni siquiera tu nombre.
La caridad organizada llegó tarde.
Ni siquiera hubo tiempo de hacer un té benéfico,
o una partida de canasta.

Te moriste de hambre.
¿Quién eras?
¿Qué sentías?

De seguro que estabas resignada con tu suerte
—te lo dijeron tanto—.
Eras pobre y tu función era ser pobre.
¿Cómo, si no;
cómo, sin ti va a entrar el rico
en el reino de los cielos?
Ésa era tu función y la cumpliste.
Pero llegaste lejos.
Llegaste demasiado lejos.
Anacrónicamente lejos.
Porque vivimos en Madrid.
En España.
A ocho de diciembre
de 1960.

 

 

 

VV. AA. La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta (Introducción, selección y notas de Angelina Gatell). Madrid; Bartleby editores, 2006.

 

LOS SEIS DEDOS DE UNA MANO

 

JOSÉ CARLOS VELÁZQUEZ

ZAPICO Y PALA

xxxxxxxxxxx«La trinchera avanzada es en la estepa un barco al abordaje
xxxxxxxxxxxcon gallardetes de hurras
xxxxxxxxxxxmediodías estallan en los ojos»
xxxxxxxxxxxxxxxxJorge Luis Borges

xxxxxxxxxxxA Felipe Zapico

xxxxx1

La mayoritaria pobreza
sufragando los vicios
de la opulenta minoría
(¿Será eso lo que llaman
el sufragio
universal?)

 

 

xxxxx2

xxxxxxxxxxxxxxxSi invocan al cielo, es para usurpar la tierra.
xxxxxxxxxxxxxxxRobespierre

ZÁs, PICO y pala,
pico y pala,
pico
y pala
construimos sus palacios
y excavamos
nuestras fosas.

Ni me gusta el cuento,
ni las cuentas me cuadran.
¡Que suba al cuadrilátero
Monsieur Robespierre!

 

 

xxxxx3
Anarquiasmo

Lo bueno
es que nosotros sabemos
que solo muertos
nos callarán.

Que también
lo saben ellos
es lo malo.

 

 

 

 

ANTONIO GÓMEZ

xxxxxII

Sin haberme abandonado
la vida reaparece,
resurgen las costumbres
y retorna mi destino incierto,
el que me mantiene en pie
atado a la luz
y las raíces de esta ruina.

Otra infancia
espera encubierta
detrás del horizonte.

 

 

 

 

RAIMON BLU

PRECAVIDO

No llueve
pero la hierba reverdece entre adoquines
los escolares guarnecen al sol sus feromonas
y en las escombreras vigoroso brota el estramonio.
Yo precavido
acopio toneladas de sal para desleír tu piel de nieve.

 

 

 

 

J. RICART

xxxxxxxxxxixxxxPOLIGRAFÍA
DE SU EMINENCIA EL CARDENAL BEMBO
xxxxxxxxxxxxxxVENECIA 1564

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx«Derrita el sol las atrevidas alas
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque no podrá quitar al pensamiento
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxla gloria, con caer, de haber subido».
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxConde de Villamediana

Ponemos xgranos xde xsal xen xla .herida .de .la página, ámbar
transparente de los días pasados. Poco importa que la añoranza
sea .cierta .o .aprendida, .porque .la memoria es la elegía de la
ausencia. xA xpartir xde xcierta .edad .vivir se convierte en una
costumbre, .más .o .menos domesticada. El tiempo resbala por
las .manos .como .un .pez de invierno y las ideas caen lentas y
silenciosas .como .la .alopecia. .Las .cuerdas .de .tu .laúd están
hechas xcon xtripas xde un pájaro que ya no vuela. La raya del
horizonte inclina su trazado a pesar de los titubeos del cartabón
y .de .la .regla. El coral de tanta sed se ramifica en piedra. Toda
promesa .es .blanca xhasta xque xel xtiempo xla mancha .como
algodón en rama. .Enterramos los días detrás de los azogues en
un tiempo sin agujas, .sin .aguas, .ni .arenas, .en un silencio de
galeones hundidos xcon xtodo xsu xoro .y toda su plata. Arde el
fósforo xen xlos xhuesos .como si fueran fuegos fatuos, y en los
ríos sonámbulos suenan voces nunca dichas. .Quita .la .cera .de
tus .alas. xTraga .tus .miedos .como .un .faquir .engulle .sables.
Acepta por fin la derrota.

 

 

 

 

ESTEBAN MALDONADO

CIGARRO

Apuras tu vida
calada tras calada.
Mañana serás ceniza.

 

 

 

 

ALFONSO AGUADO ORTUÑO

xxxxxI

Estas estrofas
son escaleras
por las que bajo poco a poco.
Los versos son como peldaños
que construyo poco a poco para poder
llegar al fondo de todas las cosas buenas
y malas que analizo al cabo de los días. Todos creemos
que al final de toda escalera hay una puerta de salida.

 

 

 

VV. AA. Los seis dedos de una mano. Málaga; Ed. Corona del sur, 2018.

 

MUJER QUE SOY – JULIA UCEDA

 

CASAS BAJO LA LLUVIA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx¡Oh pobres campos malditos,
xxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxxxxxpobres campos de mi patria!
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA. M.

Ciudad, tienes mil caras
en cada gota de agua.

De infinitas ciudades,
cercanas o lejanas,
de pueblos infinitos,
de infinitas Españas,
se rompe esta espaciosa
y triste piel exhausta.
Una por cada gota
de lluvia. Una por cada
lágrima.
Una ciudad por cada cerviz
ensangrentada.
Una ciudad distinta
por cada voz que clama
distintas cosas. Una
por cada
pupila sorprendida
desnuda frente al alba.
Todas bajo la lluvia,
en marcha
por silenciosos túneles
de estrellas apagadas.
Mudas y divididas
bajo la misma agua.
Todas vueltas —posturas
distintas de esperanza—
hacia la voz. ¿Sonido
de ayer o de mañana?
Casi sueño, luz casi
sin llama.
Ciudad bajo la lluvia.

Pueblos bajo las lágrimas
silenciosas de España.

 

 

 

 

VED A UN HOMBRE

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxUna esperanza se ha ido del mundo,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxuna soledad ha comenzado para cada
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxhombre libre.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA. C.

Ved a este hombre.
La sombra de su cuerpo cubre todo el camino
y oscuros pájaros sin voz,
sin música, se estrellan, hojas solitarias,
a sus plantas. Lutos que giran
muy cerca de sus ojos arruinados,
de su mirada antigua que lucha contra el musgo
por seguir contemplando más belleza.
En su fondo se alzan
gestos purificados a través de los tiempos.
Mirad. No espanta
su postura de herido en pie, ahuyentando
los violentos plurales en acecho.
Pasa la cinta presurosa
de muchos que sonríen con labios estrenados,
agitando la ropa que, en serie, echaron fuera
de algún laboratorio, o sus gestos de eslogan
—todos iguales. Como en un espejo—.
Y le dicen adiós con muecas, apretándose
las caderas impuras.
No, no. No espanta.
Dan deseos
de caer de rodillas,
de acariciar sus pies casi raíces
y su inocente sangre
antes que cualquier bota lo derribe.

 

 

 

 

UN SEGURO APELLIDO

El mundo es de los otros.
Se hizo para ellos y ellos lo poseen.
Cantan y se apacientan
dulcemente contentos.
Tienen mitos y dioses,
tienen hogar y hermanos
y un seguro apellido
y una calle con nombre.
Pueden tenerlo todo.
Todo pueden quitarnos:
hasta el silencio breve
que madura los versos;
hasta el Dios que se asoma
temblando en nuestro fondo
(ese Dios al que obligan
a ser inteligente).
Guardan en el bolsillo
su entrada para el Cielo
—un lugar elegante,
de «gente conocida»—,
mientras otros estamos
de pie, haciendo cola.
Mientras nos empujamos,
mudos, ante la puerta.
Y hemos perdido todo,
y estamos como ciegos
frente a los luminosos
que anuncian la película.
Nadie nos mira nunca,
pero nos da vergüenza.

 

 

 

 

ESPERANZA

Aunque estoy de rodillas ante los Grandes Ídolos
y digo amén a todas sus palabras
con la boca de hiel, tratando
de resistir los golpes
de la sabia experiencia,
puedo alargar la mano hacia una rosa.

Aunque mi cuerpo, al fin de todo,
borrado quedará como ese rastro
de un avión entre las nubes, miro
sin miedo ni rencor el ancho cielo
donde me perderé
con un rumor agradecido.

Aunque huyo de los sueños
que me acompañan cada noche —robo
cartas, hablo con seres
casi imposibles por su lejanía
y lucho con las sombras—, cada noche
espero al sueño confiada
en su desdén hacia los hombres.

Ningún prodigio intento: oigo
puertas batidas por el viento
y trato de ajustarles sus pestillos.
Figuras de soledad ya no me asustan:
lo informe y los largos caminos
sin andar, me preocupan.

Los ídolos seguirán presidiendo
el limitado devenir, pero he luchado
contra ellos: cuando niña
matamos una Mantis Religiosa
y creo que me atrevo con los mitos.

Un hombre libre hay en algún lado
aunque yo no lo sepa.

 

 

 

 

HAY UN ROSTRO DETRÁS DE LA SOMBRA

Señor, si eres, yo sé cómo no eres.
Si juzgas, yo sé cómo no juzgas.
Si amas, yo sé cómo no amas.
Y no sé nada más. Y nada más deseo
saber: no siento
necesidad de ir a parte alguna.
Veo la muerte en los caminos.
Y algo peor: el vacío y el polvo…

No sé si para alguien
es útil este mundo
al que pude amar tanto.
(Pobre gloria Tu gloria si lo hiciste
para ella.) Debes de sentir náuseas
profundas de ese vaho
que sube hasta Tus círculos.
¿Reconoces Tu obra? ¿Firmarías
Tus palabras: esas
que dicen que Tú has dicho?

Quieren que imaginemos
a un Felipe II entre papeles,
organizando, dispensando
órdenes y más órdenes…
Rodeado de negros secretarios
que guardan tus secretos
celosamente —¡cuán celosamente!—;
alzando cárceles, corriendo
cerrojos,
frunciendo el ceño, dando,
indolente,
Tu mano al beso del vasallo.
Para ese Dios burócrata
no merece la pena
el dolor de este mundo.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxY sin embargo
de nada sirve lo que yo sospeche:
ellos dicen que hablan por Tu boca.

 

 

 

 

DEFINICIÓN

Hormiga: insecto
himenóptero. Su cuerpo
se estrecha por dos veces:
unión de la cabeza con el tórax,
de éste y abdomen.
Antenas acodadas, patas largas.
Viven en sociedad,
con sus soldados y sus basureros,
machos, hembras y agrícolas obreras
organizadas hitlerianamente.

El niño mira sorprendido
en las veredas pardas,
la hilera decidida,
el idioma que late en las antenas,
suponiendo el cansancio,
el temor a los dioses,
a las leyes no escritas
y a los ciegos destinos.

El niño mira a las hormigas
y las ve detenerse
y proseguir. Y no se explica.
El niño, el hombre, se levanta
irritado, ignorado por el mundo
que transcurre a sus pies, y bruscamente
rompe la hilera que supone un cosmos
que se esparce, deshecho, sin motivo.
Después se va, olvidándolo,
a buscar la merienda y los deberes.

Hombre: animal solitario
que vive en sociedad.
Extremidades, tronco
doblado poco a poco por el tiempo.
Tiene leyes, idiomas y ciudades.
Con frecuencia
extermina a otros hombres.
Cree poseer un alma,
pero no sabe dónde
ni por qué ha de morirse.
Machos, hembras y obreros
también privados de las alas.
Se dice que no existen
variedades notables entre ellos,
pero vemos que algunos
huyen de la manada y se destierran
con gritos de dolor que no se oyen.

¿Dónde está el niño que nos mira
y piensa: «De qué extraña
manera se comportan…»
y va a pisarnos y a correr riendo
a buscar su merienda y sus deberes?

 

 

 

 

UNA PATRIA SE VE DESDE LA CUMBRE

Lo que os voy a decir es como un grito.
Y es urgente esta forma entrecortada
—para que oigáis los golpes
de un corazón oculto—
porque responde a una pregunta
que no sé si me han hecho.

No puedo precisar en dónde
comenzó todo: hace edades o siglos
(siglos o edades
de irrompibles silencios).
Para mí sobrevino
en un lugar inesperado:
París, mil novecientos
cincuenta y nueve. La frontera
me había desnudado de la firme
protección de la patria
y sus conceptos nunca comprobados.
Ya no tenía
visillos de humo
para mis ojos: Carlos V
murió efectivamente; Don Quijote
era un libro
hermoso. Yo vivía, por fin,
no en el pasado, no
sobre el colchón de plumas
amargas, sino
en París mil novecientos
cincuenta y nueve.
Ardían
mis ojos nuevos, arrasados
de un aire de otro mundo.
Inesperadamente había
encontrado mi tiempo.

Allí, en París, vi
por primera vez al enemigo
de Don Quijote,
de toda la cultura
occidental. No hablaba
como en el cine
de mi país.
xxxxxxxxxxxSu voz
me recordaba aquellas voces
que levantaron Grecia.
Su rostro, rudo,
puro, de campesino cordobés
y su viejo uniforme (había
olvidado decir que la película
narraba una sencilla historia
rural,
de la última guerra),
velaban por completo
sus oscuros propósitos
contra mí —contra el espíritu
occidental y sus valores
eternos…—. Sólo
supe la historia de un soldado,
de su hogar entre campos
de trigo —¿Ucrania? ¿Andalucía?—,
de su madre, arropada en lutos
y viuda como
las mujeres de Lorca.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSi me hubiese
tapado los oídos; si la lengua,
extraña, melodiosa,
se hubiera dejado oír, aquella dulce
historia, aquel
paisaje, los soldados,
rotos, alegres,
habrían sido
los de la patria; aquellas
estaciones, el trayecto
desde Sevilla a Córdoba,
no de Ucrania, no
de donde fuesen.
xxxxxxxxxxxxxxxxxY aquel amor
entre dos seres casi niños,
habría merecido
un 1 a la censura.
xxxxxxxxxxxxxxxxxNo podía
a través de la húmeda cortina
de mis ojos, adivinar
los oscuros propósitos
contra mí.
xxxxxxxxxxEntonces supe
que no era libre;
que nunca nadie
había sido libre.

xxxxxxxxxxxxxxxxSi yo fuera
filósofo extraería
consecuencias, tal vez heterodoxas,
sobre el dolor del mundo, sobre
cierto pecado del mundo y algo
no sólo del país que vi desde la cumbre,
sino del hombre contra el hombre.
Probablemente haría
un estudio científico
de ciertos individuos
borrachos de poder.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxY es posible que entonces
hubiésemos llegado
a la raíz del pacto de silencio
entre los siglos.
xxxxxxxxxxxxxxxxPuede
que entonces comprendiéramos
que la manzana sigue y sigue
rodando sobre
nuestras cabezas erguidas de
miembros de la cultura
occidental.
xxxxxxxxxxxPero eso
tal vez no es cosa mía. Os cuento
en forma de poema, un poco
entrecortadamente para
que oigáis los golpes
de un corazón oculto,
esto que sobrevino
contra mí
en un lugar inesperado:
París mil novecientos
cincuenta y nueve. Era
mirar desde la cumbre
una imposible patria.

 

 

 

VV. AA. La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta (Introducción, selección y notas de Angelina Gatell). Madrid; Bartleby editores, 2006.

 

LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (LXXXI)

 

Quiero agradecerle públicamente a Patricia Lázaro que hace un par de días me invitara al concierto de Leiva en Murcia.

 

 

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QUE LA TIERRA TE SEA LEVE, CAPITÁN VENENO

Ha fallecido Juan Carlos Aragón, también conocido como el Capitán Veneno. Pueden buscar en internet toda la información que quieran sobre él. Yo sólo diré que es uno de esos tipos que han conseguido que muchos nos hayamos hecho fanáticos del Carnaval de Cádiz sin ser gaditanos, ni falta que hace.

Algunos, sé que no soy el único, tenemos clavada esta participación de hace 20 años:

 

 

Pero en este día tan estúpido en el que un puñetero cáncer se lo ha llevado, quiero dejar aquí uno de los poemas que aparecían en 2010 en el libro ‘La risa que me escondes’, publicado por La Isla de Siltolá.

 

 

TESTAMENTO
i(BORRADOR)

A mi muerte, que nadie toque mis cosas.
Que se queden como están para cuando vuelva.
Como yo las he dejado.
El vino fuera de la nevera.
La cejilla en el última traste.
El teléfono sonando.
El calentador encendido.
El niño en el colegio.
Las cartas sin abrir.
El despertador a las siete.
Las cuentas a cero.
Las persianas hasta arriba.
Si me matan sin dolor quiero el número del asesino.
Que alguien me grabe el entierro.
Cómprame tabaco y el diario.
No me esperes despierta.
Déjame atún por si vuelvo en los huesos.
Y este verso no lo guardes,
que le quiero cambiar el final.
Ah, y baja la basura.

 

ENCUENTRO AMOROSO

 

ENCUENTRO AMOROSO

Tras los atentados de Oklahoma City,
perros de búsqueda y rescate
fueron traídos con sus adiestradores
de todas partes de Estados Unidos.

Pero cuando los perros no pudieron encontrar
ningún superviviente
les venció el desconsuelo,

y tras otro día de nada
excepto cadáveres,
si llegaban a reemprender la búsqueda
ésta era, en el mejor de los casos, inconsistente.

Así que los adiestradores comenzaron a hacer turnos
escondiéndose entre los escombros,
dejando que los perros los encontraran vivos.

 

 

 

Dodge, Jim. Lluvia sobre el río (Trad. Antonio Rómar y Pablo Mazo Agüero). Madrid; Ed. Salto de página, 2017.

 

STARDUST, ARTE Y CONCLUSIONES

 

ARTE

Entre el despegue y el recelo
el minuto que tarda la noche en transformarse.
La realidad que acostumbras.
La sensación de estar perdido
en más de cien universos distintos.

Si nacieras de nuevo, te dicen,
lucharías por cometer idénticos errores.

Un sin fin de obras de arte, piensas.

 

 

 

 

STARDUST

Olvidó su devenir.
Acampó a sus anchas en el castillo.
El otoño le obligó a tragar carbón e incluso ascuas.

Desplegó su dualidad como si fuera un abanico alado.
Organizó bacanales y orgías (Imaginarias todas ellas).

Su confusión fue tan grande que en un estornudo desbordó el mar
y las dudas quedaron al fondo.
Pero intentó luchar.
Fue el único ejemplar digno de una especie efímera.

Desfiló por las calles vestido de Ziggy Stardust.
Bajo la influencia de susurros cósmicos llegó a la cama.
Space Oddity, pensó, y un mundo nuevo.

El espacio en que todo humano podría vivir a salvo.

 

 

 

 

xxxxxxxxxxxxCONCLUSIONES
LOS DOCE MANDAMIENTOS DE MI ABISMO

xxxxxI

Limítate a tenerlo todo y cuando lo tengas, limítate a perderlo.

 

xxxxxII

Estar dispuesto a perder todo puede darte mucho.

 

xxxxxIII

Vive como si fueras a morir mañana.

 

xxxxxIV

La única verdad que existe es la niñez o la locura.

 

xxxxxV

El futuro se vive no se escribe.

 

xxxxxVI

Cada vez que me despierto amanezco en otra vida.

 

xxxxxVII

Realidad, tú que me miras,
¿no te das cuenta que vivo en un lugar mejor?

 

xxxxxVIII

Tanto ahora y tan poco mañana.

 

xxxxxIX

Que no hayas elegido el camino fácil
no significa que seas incapaz de caminar.

 

xxxxxX

La única droga verdadera se llama música
y es más fuerte que el amor.

 

xxxxxXI

Pienso en ti cuando jamás pensaba volver al pensamiento.

 

xxxxxXII

FIN

 

 

 

Sarrión Galdón, David. Geometría del abismo. Madrid; Huerga & Fierro editores, 2017.

 

SIN MIEDO NI ESPERANZA

 

GILGAMÉS Y LA MUERTE

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxa Fernando Lanzas

Temí a la muerte más de lo que nadie
la haya temido nunca, y fui al extremo
del mundo en busca de la medicina
que me hiciese inmortal. Y fracasé
porque así estaba escrito.
Pero cuando volví, ya no temía
a la muerte, y cuando alguien ya no teme
a la muerte, ésta deja de existir
para él.
xxxxxxxxDe manera que no temas,
compañero, a la muerte. Te lo dice
el que perdió la planta de la vida
por bañarse en el río,
el amigo de Enkidu,
Gilgamés.

 

 

 

 

EL ROCE DE SU MANO

El roce de su mano, iun leve y casi imperceptible contacto de
su imano iderecha con el imuslo iizquierdo ide iella, estuvo a
punto de desencadenar iun iconflicto ique ihundía sus raíces
en ila iguerra ide iTroya y se proyectaba, como la seta de una
bomba de hidrógeno, hacia las expectantes estrellas. Pero no
pasó nada. iLa imano ibelicosa iencendió un cigarrillo. Y el ol-
vido siguió reinando.

 

 

 

 

ABRE TODAS LAS PUERTAS

Abre todas las puertas: la que conduce al oro,
la que lleva al poder, la que esconde el misterio
del amor, la que oculta el secreto insondable
de la felicidad, la que te da la vida
para siempre en el gozo de una visión sublime.
Abre todas las puertas sin mostrarte curioso
ni prestar importancia a las manchas de sangre
que salpican los muros de las habitaciones
prohibidas, ni a las joyas que revisten los techos,
ni a los labios que buscan los tuyos en la sombra,
ni a la palabra santa que acecha en los umbrales.
Desesperadamente, civilizadamente,
conteniendo la risa, secándote las lágrimas,
en el borde del mundo, al final del camino,
oyendo cómo silban las balas enemigas
alrededor y cómo cantan los ruiseñores,
no lo dudes, hermano: abre todas las puertas.
Aunque nada haya dentro.

 

 

 

 

BÉBETELA

Dile cosas bonitas a tu novia:
«Tienes un cuerpo de reloj de arena
y un alma de película de Hawks.»
Díselo muy bajito, con tus labios
pegados a su oreja, sin que nadie
pueda escuchar lo que le estás diciendo
(a saber, que sus piernas son cohetes
dirigidos al centro de la Tierra,
o que sus senos son la madriguera
de un cangrejo de mar, o que su espalda
es plata viva). Y cuando se lo crea
y comience a licuarse entre tus brazos,
no dudes ni un segundo:
bébetela.

 

 

 

 

OTELO, MOSCA Y GLORIA

Había una vez dos gatos persas que se llamaban
Otelo, como el moro que estranguló a Desdémona,
y Mosca, igual que el pícaro criado de Volpone.
Los dos eran de un negro subido, como bolas
de azabache o así, y tenían los ojos
azules, de un azul eléctrico y celeste
que no era de este mundo. ¡Qué fácil parecía
para Mosca y Otelo la difícil tarea
de estar vivos! Ni un músculo se les movía cuando
se quedaban dormidos, y no se adivinaba
en su sueño el más leve recelo, la más mínima
inquietud, la menor angustia. Era felices
porque estaban al cabo de la calle, de vuelta
de todo lo que puede amargarles la vida
a dos gatos como ellos.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLo que más les gustaba
a nuestros dos minúsculos tigres era posarse
en el tibio regazo de su dueña, una niña
que se llamaba Gloria y que emanaba gloria
por los cuatro costados. De manera que Otelo
y Mosca se pasaban la vida ronroneando
por ella y para ella, como dos zascandiles
partidarios del dolce far niente.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLa muchacha
se dejaba querer y soñaba que Mosca
y Otelo, más que gatos, eran dos caballeros
a los que alguna Circe había reducido
al estado felino, porque Gloria leía
sin parar esos cuentos fantásticos en los que
todo puede ocurrir, y era muy natural
para ella que hubiese gatitos disfrazados
de héroes, como podía haber leones parlantes,
dragones voladores, sirenas o vampiros.
A sus casi once años, Gloria estaba segura
de que aquellos dos gatos eran sus paladines
y de que, si no había más remedio, darían
la vida por su dama (que, por cierto, era ella).
¡Qué estupendo triángulo amoroso formaban
Gloria, Mosca y Otelo: ellos ronroneándole
a su niña adorada, ella loca por ellos!

Pero el tiempo pasó, que es lo que siempre pasa,
y Gloria fue perdiendo su condición de niña
gloriosa y convirtiéndose en una damisela
curvilínea, pragmática y adicta al maquillaje.
En cuanto a Otelo y Mosca, fueron envejeciendo
poco a poco, sin prisa, pero también sin pausa,
y en sus ojos azules ya no había aquel brillo
que no era de este mundo, y turbaban sus sueños
terribles pesadillas, y ya no eran las bolas
de luciente azabache que fueran el orgullo
de su dueña y la envidia de todas sus amigas
cuando los dinosaurios habitaban la tierra.
El día en que murieron,
Gloria no estaba en casa.

 

 

 

 

LA NOCHE MADRILEÑA

Recuerdos de la noche madrileña, en agosto,
cuando todos se habían ido de veraneo,
y no había mensajes en el contestador,
y no llegaban cartas de nadie (ni siquiera
sueltos de propaganda), y el calor invadía
tu casa como un brote de cáncer incurable
(no habías puesto aún aire acondicionado),
y ella estaba con otro en el sur o en el norte
(nunca supiste dónde), y de repente echabas
a andar, sin rumbo fijo, por las calles desiertas
con ganas de morirte, pensando que la vida
era un cuento de Kafka o de Edgar Allan Poe
(por lo menos), y entonces, sin que supieras cómo,
más allá de las tiendas cerradas y los bares,
veías un espectro de luz que se acercaba
y, una vez junto a ti, te decía: «Muchacho,
soy tu ángel de la guarda. Dios dice que te diga
que te envidia: tú solo, y en Madrid, y en agosto,
sin novia y sin amigos, con calor y sin cartas,
¿no deberías dar gracias al Rey de Reyes
por tanta dicha junta?», y desaparecía,
y a la noche siguiente volvía a aparecer,
diciéndote lo mismo, y tú estabas a punto
de morirte de risa, y una vez más la noche
madrileña lograba liberar tu cerebro
de ansiedades estúpidas.

 

 

 

 

SÓLO EL SILENCIO SALVA

Sólo el silencio salva, compañero.
Sólo el silencio salva. Si has tenido
una noche gloriosa en que Afrodita
te ha sonreído y Baco te ha llenado
la copa sin cesar, piensa que luego,
cuando la oscuridad se desvanezca,
tus amigos se marchen a sus casas
y empiece a amanecer, sólo el silencio
va a salvarte, muchacho. Tenlo en cuenta.

 

 

 

 

PELIRROJA FANTÁSTICA

Ni un temblor, ni una arruga en el vestido,
ni una ojera de más: la pelirroja
del poema presenta el formidable
aspecto de quien ha dormido al menos
diez horas, y lo cierto es que ha pasado
toda la noche en vela y no se tiene
en pie. Pero resiste, porque sabe
que es una de las chicas que iluminan
la oscura galería de mis sueños.

 

 

 

 

EL ENEMIGO OCULTO

Cómo quisieras despertar del sueño
que te sepulta en la desesperanza.
Buscas culpables en el territorio
desolado y sombrío de tu alcoba,
y golpeas la nada. Al fin y al cabo,
qué otra cosa es la vida sino dar
palos en el vacío, herir el polvo,
apuñalar el aire y dejar suelto
al enemigo oculto que nos ronda.

 

 

 

 

IMÁGENES

Imágenes, imágenes, imágenes.
Idílicas, obscenas, horrorosas.
Más veloces que el viento, más heroicas
que una canción de gesta, más estúpidas
que el dolor, la piedad y la traición,
más lentas que la espina que atraviesa
el corazón del pájaro, más locas
que el amor, más sutiles que el deseo.
Conmigo vais y moriréis conmigo.

 

 

 

de Cuenca, Luis Alberto. Los mundos y los días. Poesía 1970-2002. Madrid; Ed. Visor, 2007.

 

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