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CÓMO ATAR LOS BIGOTES DEL TIGRE ESTANDO SOLA EN LA SALA
LA HUÉSPEDA
Sin comerlo ni beberlo
nos han encerrado en el Cuarto Oscuro —¡la vida!—
(¡Qué cuarto de hora tan pequeño!)
¡Qué cuarto tan pequeño sin ventanas!
El mío tiene dos puertas eso sí,
una cerrada, —¡Y sólo Dios sabe dónde está la llave!—
y la otra de par en par…
Por ella entra y sale la fulana de la angustia…
…La dejé entrar en casa,
y me pidió quedarse,
me pilló en mal momento,
y la di manta y todo.
Vino para una noche,
y ya va a hacer dos años;
…empezó a meter muebles,
y a adularme los versos…
Otras veces intenta matarme con su vino,
o con su droga barata de tristeza…
¡Voy a hacerlo!
¡Quiero deshacerme de ella…
…El Abogado dice que no tengo derecho,
que ha pasado el período…
y que ha metido muebles…
y sigo con la Huéspeda.
La zorra de la angustia
anoche llegó mala…
¿Y cómo voy a echarla
si me vino preñada de esperanza?
GATO ESCALDADO
El gato, escaldado, del agua, huye;
así nosotros señores espectadores,
huimos de cualquier bacanal.
No es que el dolor te cape,
es que te copa,
te capicúa,
te hace igual al principio que al final;
te quedas como un niño inofensivo, pero cruel y cobarde.
(Esto lo digo después de cuarenta y ocho años,
de navegación solitaria
en mi cuaderno de horas.)
CUANDO AQUÍ
Cuando aquí da el horror la media noche,
allí sólo son las siete de la tarde;
—siete puñales si voy a Andalucía—
—siete gaitas si voy al aquelarre—.
Siete letras tu nombre —se me clavan—
siete por siete llagas graves.
…No sé nada de ti…
Si yo supiera escribir
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxtelegramas en el aire,
levantar tu tristeza,
acribillar mi fraude…
No sé
xxxxxxpero yo quiero aprender,
a dejar todo y marcharme,
a donde aún no hay noche,
a donde aún es media tarde.
LA SOLEDAD
La Soledad, atroz pelotillera,
te invita a trabajar
—mientras te mata—
y te invita a llorar
—mientras te seca—.
La Soledad nos limpia, sí, nos limpia,
—hasta dejarnos mondos y lirondos—;
nos acompaña, sí, nos acompaña,
—pero nos cobra bien la compañía—.
La Soledad es ese mal criado
que está solo esperando el testamento,
atisbando,
poniéndose nerviosa si mejoras,
si por fin llega carta o llega cita…
¡qué asco de soledad!
YO, EN UN MONTE DE OLIVOS
Como un volcán dormido de mentira
—parezco al parecer tan descansada—.
Un ocio agotador que así me enciende,
brotan de mi costado las palabras.
Sudo tinta y tengo sed, sed tengo,
mucha sed de manos enlazadas.
Por la punta del monte de mis senos
por la punta del lápiz va la lava.
Va balada a tus pies o bien protesta,
en una piedra al sol, arrodillada
y la pasión del hombre se me representa:
veo celdas con rejas, hospitales sin camas
sabios con atómicas, analfabetos con ayuda de cámara,
viudas con marido, casos sin casa,
niños crueles, perras apedreadas,
la traición de un amigo, la destrucción de un alma.
¡No puedo más! …Me levanto y dicen:
—Ahí va Gloria la vaga.
—Ahí va la loca de los versos, dicen,
la que nunca hace nada.
FUMANDO
Me pasó como con tanta gente;
se me cayó ceniza del cigarro,
apresurada la cogí con estos dedos
para que no quemase el tapete,
y nada cogí —algo frío grisáceo que ni quemaba ni era—,
me pasó como con tanta gente.
EXAMEN DE PREUNICEMENTARIO
1.º— ¿Hasta cuánto y hasta cuándo puede durar un sufrimiento?
2.º—¿Qué largura de meses años siglos puede tener un dolor?
3.º—¿Cuántos grados bajo cero de desamor aguanta un ser humano?
4.º—Si usted es amorlófilo, explique cómo reaccionaría ante el desvío de quien ama.
5.º—El quinto es no matar. ¿Qué haría usted con usted en la anterior circunstancia?
LA LINDA TAPADA
No te tapes Poesía
te reconozco en las cosas pequeñas
y en las casas grandes,
allí donde estés, daré contigo.
Te huelo poesía,
te presiento en el alto y en el bajo,
en el monte y en el burdel,
en el mar y en el borracho,
en la alegría del mar
y en el dolor del mal.
No te tapes poesía que te veo,
no me tientes a retóricos sonetos,
vamos a hablar como siempre,
¡o te mando a paseo!
PIRULÍ
De fresa, limón y menta
Pirulí.
Chupachús hoy en día
«lolipop» americano.
Pirulí.
Cucurucho de menta,
caviar en punta de mi primera hambre,
primer manjar de mi niñez sin nada,
juguete comestible
cojeando cojito por tu única pata de palillo de dientes,
verde muñeco azucarado indesnudable
—te devoraba entero
metido en tu barato guardapolvo de papel—.
Tú mi primer pecado de carne,
caperuzo imposible,
…robé para comprarte,
fantasmita pequeñito
penitente de dulce
de mi primera Semana Santa
¡Pirulí!
Triste ciprés si estabas
en la mano de otro.
LOS PECES SE JUNTAN PARA MORIRSE.
Los hombres se esconden para matarse.
Los peces se juntan para morirse.
CASTILLA
Yo pido pan y vino
para el que hace el pan y el vino.
DESDE OTROS MUNDOS NOS LLAMAN A LA TIERRA
Desde otros mundos nos llaman a la tierra
«planeta azul».
Desde el Galaxio
la tierra es niño
vestido de azul
con su metralleta
y su canesú.
COLADA
Hay personas,
que después de intentar lavarlas,
más que tenderlas,
—en la cama—
hay que colgarlas
de un árbol.
SIGO EN GERUNDIO
Una gente se muere poco a poco,
otra se mata poco a poco.
Yo pertenezco a…
Ustedes pueden adivinar.
Por eso sigo en gerundio
andando
xxxxxxxxcantando
xxxxxxxxxxxxxxxxxodiando
y,
xxdisimulando.
LOS ILUMINADOS
Espíritus oscuros
intentan destruir la luz de los luminosos.
¡Pobres de los iluminados
que en pleno siglo XX
siguen siendo quemados!
¡Gustavo!
¡Qué solos se quedan los buenos!
15 DE MAYO
San Isidro, estoy cansada,
yo te dejo mi herramienta,
Tú, que nunca fatigado estuviste
—ni en tormenta—,
tú, que todo lo rezabas
xxxxxxxxxxxlo labrabas
xxxxxxxxxxxlo sembrabas
tú, que hablabas
xxxxxxxxxxxcon los santos
xxxxxxxxxxxcon el trigo
xxxxxxxxxxxcon el ave.
Toma, planta mi bolígrafo,
xixa ver qué coño nos sale.
San Isidro, estoy cansada.
A LOS HOMBRES QUE RÍEN CON TRISTEZA
A los hombres que ríen con tristeza,
a los otros alegres que sollozan,
a los presos con vocación de santo,
a las putas que iban para monjas,
a los ricos que nacieron nada
y a los gusanos con motora,
dedico
mi vasito de leche
y a dormir…
Fuertes, Gloria. Obras incompletas. Madrid; Ed. Cátedra, 1975.
TODO ASUSTA A UNA POETA DE GUARDIA QUE TODAS LAS NOCHES SE SUICIDA UN POCO
¿SUICIDA?
Le hacían mucho daño los conflictos,
las listas de muertos le enfermaban.
Las pequeñas insidias que veía
le lanzaban al pozo del insomnio.
Le estaba grande el mundo,
le sobraba.
Recibía regalos mortales de los compañeros,
de los amigos palabras venenosas,
risas, que casi no eran.
Le fuimos suicidando poco a poco,
y era buena persona.
MIEDO DA A VECES COGER LA PLUMA
Miedo da a veces coger la pluma y ponerse a escribir,
miedo da tener miedo a tener miedo,
yo por ejemplo que nunca temí nada,
pudiera ser que un día sintiera frío,
un frío nuevo que no le da el invierno.
Es malo que te corten las alas con un palo.
Es duro que los niños no te entiendan.
Es bastante difícil ser feliz una tarde
y lo mejor para sufrir es tener una viña.
Qué mal sienta la angustia si estás desentrenado.
Cómo te quema el pelo la gente que te grita.
Es lamentable y cruel que te roben el aire.
Afortunadamente esto durará poco
y lo otro, lo otro puede ser infinito.
FICHA INGRESO HOSPITAL GENERAL
Nombre: Antonio Martín Cruz.
Domicilio: Vivía en una alcantarilla.
Profesión: Obrero sin trabajo.
OBSERVACIONES: Le encontraron moribundo.
Padecía: Hambre.
RESULTA, QUE DIOS ESTÁ DESNUDO
No puedo dejaros así,
dejaros de la mano tan a oscuras,
por aquí,
seguid a mis palabras, un momento…
Los que echáis un borrón de tinta sobre la estampa de una muchacha
con los senos al aire;
mis religiosos murmuradores,
dejad de tejer vuestro ganchillo de censuras.
Oh mis venenosas y dulces viejecitas beatas,
ya tenéis edad para comprender.
Qué fácil es verle cuando no se hace daño.
Resulta, que Dios está desnudo
el que no quiera verle que no mire.
HAGO VERSOS, SEÑORES!
Hago versos señores, hago versos,
pero no me gusta que me llamen poetisa,
me gusta el vino como a los albañiles
y tengo una asistenta que habla sola.
Este mundo resulta divertido,
pasan cosas señores que no expongo,
se dan casos, aunque nunca se dan casas
a los pobres que no pueden dar traspaso.
Sigue habiendo solteras con su perro,
sigue habiendo casados con querida
a los déspotas duros nadie les dice nada,
y leemos que hay muertos y pasamos la hoja,
y nos pisan el cuello y nadie se levanta,
y nos odia la gente y decimos: ¡la vida!
Esto pasa señores y yo debo decirlo.
AQUEL SILENCIO
Cuántas veces Dios se acordará
de aquel Silencio de antes,
de aquel silencio que hubo que ni Dios aguantaba,
—el silencio culpable de que estemos ahora—,
cuando perdió su calma y arañando la tierra cogió barro y nos hizo,
y se acabó el silencio,
y empezó el alarido
sólo a veces variado por un piar muy leve
cuando amamos dormidos.
LA FÁBRICA Y SU PUERTA
Esta primera puerta que cruzamos
pintada está rojo.
Por honda herida salimos
de las profundidades de una cueva,
donde el amor el asco o la costumbre
de dos obreros tristes nos fabrican
en una agotadora jornada de segundos;
salimos con defectos
estamos hechos trozos
estamos hechos trizas
y estamos hechos
a veces deprisa,
que no dio tiempo a rasparnos la rebarba,
a definirnos bien…
a cortarnos del todo
el cordón umbilical de la tristeza.
VOCES ME LLAMAN…
Voces me llaman y piden que ande
dentro de un silencio macizo.
Camino por un estrecho camino.
Peligroso de lados peligroso.
(Hay que estar en lo que estamos)
Si no miro dónde piso
puedo poner un pie en el vacío,
y si miro, para poner el pie adonde debo, me mareo.
Haga lo que haga todo es expuesto.
¡Ah! Puedo hacer otra cosa,
sentarme,
montarme en el camino
con as piernas colgando a cada lado…
¡Qué va! Tampoco puedo,
—no está permitido dejar de caminar—,
me pisarían la cabeza los que vienen detrás,
con sus botas de Fuego.
Esto de vivir es tan estrecho
que sólo cabemos uno.
¡Es la fila!
Por eso voy detrás de alguien,
o alguien viene detrás de mí.
¡Firmes!
¡Formen fila!
¡Arrestado el que rompa!
¡Marchen!
Toda la humanidad en línea
y a tu lado no hay nadie,
vamos solos.
NACÍ PARA POETA O PARA MUERTO
Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.
Nací para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a los clientes deshauciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.
Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.
MINIPOEMAS x-selección-
Te quiero tanto
—que si me quieres seré demonio—,
si no me quieres seré santo.
* * *
…Parece que han llamado…
—Ah, ¿eres tú?
…Pasa Dolor,
toma una copa…
(Qué vamos a hacer,
por lo menos no estoy sola.)
* * *
Si un potro nace
para correr, saltar, ágil y bello
es cruel romperle el cuello
enganchándolo al carro de basura.
EL CIPRÉS DEL CEMENTERIO
Yo no soy triste,
es que estoy en un sitio
que nadie viene con sonrisas.
Yo no soy triste,
es que todo el que viene aquí
parece como si le faltara algo.
Yo no soy triste
y si no que lo digan los pájaros,
a ver
¿qué tienen otros árboles que no tenga yo?
Yo no soy triste,
lo que pasa es que todos me miráis con tristeza.
VERSOS QUE ESCRIBÍ DORMIDA
Bebo porque la gente no me gusta,
porque a la gente la quiero demasiado;
las cosas cambian y el ímpetu se enferma,
sé lo que dan de sí los hombres;
sé que hay pocos que prestarían sangre,
sé que hay muchos que me encarcelarían.
Bebo para olvidar que estoy bebiendo.
Porque la noche es larga y tiene seres,
la vida es corta en cambio y tiene prisa,
la alcoba es grande y el sereno bizco
y un chinche flaco trepa por el techo.
Bebo para acordarme de estas cosas.
Bebo para olvidar que estoy bebiendo.
Fuertes, Gloria. Obras incompletas. Madrid; Ed. Cátedra, 1975.
HOY ES EL DÍA: ALBERTO ALCALÁ EN ITACA
Yo no dejaré de repetir lo grande que es este tipo. Escuché que un grande le decía hace tiempo a un músico que a lo que uno debe aspirar es a ser respetado por sus compañeros de profesión. Ése es el caso de Alberto Alcalá.
Si quieren ver a alguien que se ha peleado consigo mismo hasta descubrir su vocación y que pone todo el empeño posible en mejorar la manera de tocar la guitarra y el mimo que pone en sus letras deberían acercarse a verlo.
Ya saben, si quieren nos vemos esta noche en Itaca disfrutando del buen saber hacer de Alberto Acalá.
‘MEMORIAS DEL SUBSUELO’ (de FIÓDOR M. DOSTOIEVSKI) -extracto-
Hasta tal punto estamos desligados de la vida, que hasta sentimos aversión hacia la auténtica ‘vida viva’ y no soportamos que nadie nos la recuerde. Hemos llegado al extremo de tomarla por un trabajo, como si de un servicio se tratara, y en nuestro fuero interno nos persuadimos de que es mucho mejor vivir conforme a los libros. ¿Y qué andamos escarbando frecuentemente por ahí, de qué nos encaprichamos, y qué es lo que pedimos? No lo sabemos ni nosotros mismos. Y todavía sería peor para nosotros si se cumplieran todos nuestros deseos y caprichos más remotos. ¡Inténtelo!, ofrézcanos más autonomía, desaten las manos a cualquiera de nosotros, amplíen el campo de nuestras actividades, debiliten la influencia de la tutela, y… les aseguro, que al instante pediríamos ser protegidos nuevamente por la tutela. Sé que ustedes probablemente se enfaden conmigo y griten dando patadas al suelo: ‘¡Hable usted de sí mismo y de sus miserias del subsuelo, pero no ose decir todos nosotros!’ Permítanme señores pero no me estoy disculpando con esta generalización. Respecto de mí, he de decir, que he llevado hasta el último extremo lo que ustedes no se han atrevido a llevar ni a mitad del camino, y por si fuera poco, toman por cordura su propia cobardía y se tranquilizan engañándose a sí mismos. ¡Hasta posiblemente resulte que esté yo más ‘vivo’ que todos ustedes! ¡Vayan con más cuidado! ¡Ni siquiera sabemos en qué consisten las cosas vivas, ni qué es lo vivo, ni qué nombre tiene! ¡Déjenos solos y sin libros, y al momento nos extraviaremos, nos perderemos, no sabremos qué hacer, ni dónde dirigirnos; qué amar y qué odiar, qué respetar y qué despreciar! Nos pesa ser hombres, hombres auténticos de carne y hueso. Nos avergonzamos de ello, lo tomamos por algo deshonroso y nos esforzamos en convertirnos en una nueva especie de seres omnihumanos. Hemos nacido muertos y hace tiempo que ya no procedemos de padres vivos, cosa que nos agrada cada vez más. Le estamos cogiendo gusto. Pronto inventaremos la manera de nacer de las ideas…
OBRAS INCOMPLETAS
LOS PÁJAROS ANIDAN
Los pájaros anidan en mis brazos,
en mis hombros, detrás de mis rodillas,
entre los senos tengo codornices,
los pájaros se creen que soy un árbol.
bajan y beben todos cuando hablo.
Las ovejas me pisan cuando pasan
y comen en mis dedos los gorriones,
se creen que yo soy tierra las hormigas
y los hombres se creen que no soy nada.
MAL SUEÑO
Yo,
con estas manos que pueden hacer hijos,
que pueden portar almas,
que pueden pastar flores,
que pueden zurcir telas,
que pueden mover lápices
y escribir crisantemos.
Yo,
que detesto la pena de muerte,
no sé lo que haría, no sé lo que haría.
Sí,
media humanidad es la que sobra:
Los fríos,
los Samueles,
los sabuesos,
los adustos,
los contables,
los machos,
los guerreros,
los pedantes,
los que dicen:
—la mujer mi esclava.
Yo,
los miraría
por los rayos esos que he inventado
para el pecho,
y a todos los con manchas,
con cavernas,
los iría a gusto eliminando,
para nada nos sirven los perversos,
los canijos,
—son los envidiosos!
Yo,
que prefiero
monja morir
antes que asesinar un simple pájaro.
Yo, con estas manos blancas y callosas,
yo,
que detesto la pena de muerte,
no sé lo que haría.
ORACIONES GRAMATICALES
Yo tengo esperanza.
El perro tiene hambre.
El banco del jardín respira mal.
La niña se peina.
La vaca se lame.
Las cosas me miran,
es peor si me hablan.
En el suburbio hay flores maleantes.
Las macetas son botes,
los hombres son tigres,
los niños son viejos,
los gatos se comen,
las mondas también.
Los huérfanos huelen a madre.
Los pobres a humo.
Los ricos a brea.
LA IDA DEL HOMBRE
Setenta años es mucho,
muero viejo,
cansado de trabajar,
dieciséis horas últimamente,
y no he ganado en toda mi vida
lo que gana un jugador en una tarde
dando patadas a un balón.
Por este bienestar, y esta armonía,
que me sube del pie a la garganta
sé que muero,
y esta tonta mujer anda llorando,
nunca tuvo idea de los acontecimientos.
Buena vida para los dos se abre.
Noto empiezo a encogerme;
he de nacer de nuevo parido de esta madre que es la muerte;
ya no te despertará mi tos de madrugada,
ya no pasaré más frío en la obra,
se cicatrizarán mis sabañones,
podrás desempeñar las mantas
con lo que te dé el Montepío,
mujer, hazte cargo, no es motivo que llores por tan poca cosa.
NO DEJAN ESCRIBIR
Trabajo en un periódico
pude ser secretaria del jefe
y soy sólo mujer de la limpieza.
Sé escribir, pero en mi pueblo,
no dejan escribir a las mujeres.
Mi vida es sin sustancia,
no hago nada malo.
Vivo pobre.
Duermo en casa.
Viajo en Metro.
Ceno un caldo
y un huevo frito, para que luego digan.
Compro libros de viejo,
me meto en las tabernas,
también en los tranvías,
me cuelo en los teatros
y en los saldos me visto.
Hago una vida extraña.
CUESTIONES FÚNEBRES
¿Quién regará mis huesos con su llanto?
¿Quién tocará mi pelo, seco y rubio?
¿Quién irá a ver caer las paletadas
sobre mi caja de tercera?
¿Quién de vosotros cantará mis líneas?
¿Quién por la noche me arderá una vela?
Quién pudiera saber con adelanto,
quién coserá mis senos entre tanto.
LA ÚLTIMA VISITA
Yo la vi vestida de cuervos
La Muerte
iba por el hospital
afilando narices,
hundiendo ojos,
secando pechos,
poniendo al bueno malo,
haciendo al malo bueno.
La Muerte,
matando muertos.
NO SABEMOS QUÉ HACER
A veces el poeta
no sabe si coger la hoja de acero,
sacar punta a su lápiz y hacerse un verso
o sacarse una vena
y hacerse un muerto.
Fuertes, Gloria. Obras incompletas. Madrid; Ed. Cátedra, 1975.
LA MAGIA DE UN CAOS ELÉCTRICO
RAMONES
LO ÚNICO que queda de aquella edad de oro,
de los años sin borde, cuando
vivir no era una pregunta
sino una respuesta
dada en la plenitud de la inconsciencia,
el deseo de ir
más lejos, más rápido a todo,
sin pensar demasiado, lo único
que queda
es esta camiseta negra de Ramones,
desgastada hasta el fondo,
de letras cuarteadas
como piel de unas manos
que hubieran
enterrado y vuelto a desenterrar
entre las piedras
la juventud,
con el cuello raído,
muy rota,
mi camiseta favorita, destruida
hasta caerse a trozos
como aquella canción que sonó en el vinilo
mil y una noches, mil
y una mañanas de septiembre,
hasta romper los surcos,
hasta saltar ardiendo por los aires.
Ahí esta, latiendo
callada en el armario, su noticia
del tiempo. Apenas
se intuyen
las letras —ya lo he dicho—, pero aún
se puede leer,
si pones toda tu atención,
su magia:
Hey Ho Let’s Go!
I WANNA BE ADORED
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(Ian Brown)
ALGUNOS de nuestros amados ídolos
se enrollaban alrededor del cuello
los micrófonos, dándose dos vueltas,
en un gesto suicida entre los láseres,
o enfrentaban la cámara de cine
esnifando, una y otra vez, la lente
hasta saciarse de provocación.
Y cantaban I wanna be adored,
y ellos mismos, lascivos, se adoraban
y se erguían sobre sutiles pies
por encima del barro, más allá
de las burbujas de la noche, haciendo
de la inmortalidad y el lujo algo
sin importancia, puro azar, despojos
de una grandeza azul y psicodélica.
Las chaquetas de plástico temblaban
a la luz indolente de los focos
y los fans, con los puños contra el cielo,
en comunión con tanto amor terrible,
asistían en éxtasis al show
y a la verdad de ser —aunque ese fuera
el ultimo momento sobre el mundo—
testigos de tanta divinidad.
Ante ella elevábamos los salmos.
Ungidos de caos eléctrico,
flotábamos como ángeles de nadie.
García Cerdán, Andrés. Puntos de no retorno. Madrid; Los versos de Cordelia, 2017.
LA GUERRA DE INVIERNO
LA GUERRA DE INVIERNO
xxxxxx(1939-1940)
xxxxxI
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxFrente de Kollaa.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxIstmo de Karelia
Simo Häyha no es un francotirador corriente. Los rusos lo
apodan «La muerte blanca». Su nombre está en la lista de
soldados a los que buscar para su ejecución. Su certeza en el
tiro merma al Ejército Rojo. Elimina a los hombres y des-
uella la moral de la tropa. Ha sobrevivido a varios intentos
de asesinato, a la caza salvaje de otros depredadores. Pero
aún no existe la bala que se cobre su pieza. Ahora está tum-
bado sobre la nieve. Su mano derecha acaricia el gatillo de
un fusil H-28, el arma con que cada verano salía al monte
con su padre, antes de que Stalin invadiese su mundo. Tam-
bién pescaban en los lagos de Karelia. Y a la noche, encen-
dían un fuego que convocaba a su alrededor a toda la familia,
e incluso a los amigos. Allí cenaban, al calor de las llamas y
de la compañía, como si nadie en la Tierra estuviera de paso.
Donde había canciones, hoy ruge el tableteo constante de las
ametralladoras. Por eso «La muerte blanca» clava la vista en
el lago congelado, por donde espera que aparezcan las orugas
soviéticas que huyen de las carreteras llenas de minas. No
trata de defender una frontera, sino su propia infancia.
xxxxxIV
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxFrente del lago Ladoga.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxIstmo de Karelia
El palacio de hielo es un clamor cuando se anuncia mi nom-
bre por la megafonía: Birger Wasenius. Yo no miro a las gra-
das, xdonde xsé xque xmis xcompatriotas xagitan xbanderas,
recuerdan mis medallas en los Juegos Olímpicos de Invierno
del año 36 (en Alemania), y sienten un vínculo especial con-
migo, con mis gestos y músculos, con cada una de las letras
que contienen mi nombre; un afecto que ignoro si sabré co-
rresponder. Yo ime icentro ien ila ipista. iMe iaíslo. No existe
nada fuera de mi cabeza. Ni siquiera mis rivales: el resto de
patinadores. Cierro los ojos. Veo mi carrera. Los abro. Me
mido con el hielo. Lo Desafío. El hielo y yo. El frío contra
mi potencia. Un disparo. Explotan las voces de la gente, y el
cuerpo sale en busca del destino. Por delante, 1500 metros,
un futuro de gloria hacia el que avanzo. Las aspas de mis
brazos me propulsan a gran velocidad. Tomo distancia. Soy
un poderoso molino de tendones y sangre. Me persiguen.
Escucho los jadeos a mi espalda, la cuchilladas que los pa-
tines infligen al suelo, las órdenes en ruso, los ladridos. Pero
no me detengo. El sol arde en mis piernas. Me deslizo más
rápido. Una vuelta. Faltan 500 metros. Dejo atrás una granja
de renos, un río helado y una pieza de artillería; rota e inútil
como un cadáver. Otro tiro. Sobre la superficie, el reflejo de
mi figura. Dos patinadores. La misma fuerza. También el
mismo miedo. Ya no escucho las voces de las gradas. Sólo el
sonido de mi respiración. Todavía me buscan. No distingo
la meta en este bosque. Un árbol sigue a otro. Me he perdido.
Con los disparos se desprende la nieve de los árboles. Gano
segundos que no sé de qué me servirán en esta huida. Co-
rrespondí al afecto de mis compatriotas. Seguro que se sien-
ten orgullosos de mí, que sueñan con mi vida, con este
cuerpo ágil y veloz que está siendo abatido en este instante.
xxxxxV
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxMar Báltico
Varios minadores finlandeses salen del archipiélago de
Turku. Se dirigen a mar abierto, donde se libran dos com-
bates. Hay dos guerras en una. En el nivel superior: destruc-
tores, icargueros iy icorbetas iemulan ial isol ia icañonazos,
incendian el aire, toda forma de vida humana o animal. Bajo
la superficie líquida: la guerra es silenciosa, parece que trans-
curre como a cámara lenta, en un mundo dotado de otras
leyes marciales. Cientos de submarinos se evitan en el agua.
Su misión no consiste en lanzar torpedos. El juego es más
sutil debajo de las olas, más elegante, incluso: consiste en
poner trampas. A la suciedad, el ruido, el olor nauseabundo
de la pólvora mezclada con la sangre y el fuel, en el piso de
arriba, se contrapone abajo la limpieza de las operaciones, el
mutismo de los tubos lanzamisiles, acallado en ocasiones por
los coros solemnes de las tripulaciones de ambas flotas. Un
par de sumergibles avanzan en dirección opuesta. Son cetá-
ceos de acero. Uno pertenece a la Flota Roja del Báltico. Un
S-2 comandado por Gavriil Nikolajeritj. El otro es un im-
ponente minador finlandés de la clase Vatahinen. Ochenta
soldados hunden sus vidas bajo toneladas de agua. La oscu-
ridad y el frío los envuelven. A varias millas de Tallín, Esto-
nia, icomienzan ia iascender, icomo imedusas, ilas iboyas
explosivas finlandesas. El hielo las detiene. Allí se quedarán,
pequeños globos, hasta que un leve peso las detone. En el
mar de Aland, el submarino ruso realiza tareas de reconoci-
miento. Busca bases secretas frente a la costa sueca. Su mi-
sión es sencilla. A bordo de la nave, varios jóvenes aprenden
el oficio de la guerra, el manejo de la maquinaria y de sus
emociones. Controlan la presión del casco con la misma efi-
cacia que dominan sus nervios. Por eso, cuando la hélice roce
la mina que parta el sumergible en dos, no maldecirán ni llo-
rarán su suerte. Pensarán, con orgullo patrio, que se les ha
otorgado un gran honor: el descanso perpetuo en una tumba
helada.
xxxxxVI
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxFrente de Tolvajärvi.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxIstmo de Karelia.
El deshielo del lago, en primavera, humillará a las aguas, que,
con pudicia, como si traicionasen el secreto de un niño o la
confesión de un sicario, desvelarán los horrores de la guerra.
Esto que flota inerte entre cascotes de hielo es un cadáver.
Cantarán de plano al mundo. Y estos bultos de aquí, que la
corriente mece bajo la niebla helada, son los restos de miles
de ilusiones que duermen boca abajo.
G. García, Ariadna. La Guerra de Invierno. Madrid; Ed. Hiperión, 2013.
SOMBRA EN LOS CANTOS
esta noche he visto
pero no.
nadie es del color
del deseo más profundo.
LOS PEQUEÑOS CANTOS
xxxxxI
nadie me conoce yo hablo la noche
nadie me conoce yo hablo mi cuerpo
nadie me conoce yo hablo la lluvia
nadie me conoce yo hablo los muertos
xxxxxII
sólo palabras
las de la infancia
las de la muerte
las de la noche de los cuerpos
xxxxxIII
el centro
de un poema
xxxxxxxxxxxxes otro poema
el centro del centro
xxxxxxxxxxxxes la ausencia
en el centro de la ausencia
mi sombra es el centro
del centro del poema
xxxxxIV
una muñeca de huesos de pájaro
conduce los perros perfumados
de mis propias palabras que me vuelven
xxxxxVI
grietas en los muros
negros sortilegios
frases desolladas
poemas aciagos
xxxxxVII
Cubres con un canto la hendidura.
Creces en la oscuridad como una ahogada.
Oh cubre con más cantos la fisura, la hendidura, la desgarradura.
xxxxxVIII
en el mediodía de los muertos
princesa-paraje-sin-sol
come cardo
come abrojo
xxxxxXIII
una idea fija
una leyenda infantil
una desgarradura
el sol
como un gran animal oscuro
no hay más que yo
no hay qué decir
xxxxxXIV
qué es este espacio que somos
una idea fija
una leyenda infantil
hasta nueva orden
no cantaremos el amor
hasta nuevo orden
xxxxxXVIII
palabras reflejas que solas se dicen
en poemas que no fluyen yo naufrago
todo en mí se dice con su sombra
y cada sombra con su doble
EN ESTA NOCHE, EN ESTE MUNDO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Martha Isabel Moia
en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerte
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la resurrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se pueda decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe
no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible
sombras
recintos viscosos donde se oculta
la piedra de la locura
corredores negros
los he recorrido todos
¡oh quédate un poco más entre nosotros!
mi persona está herida
mi primera persona del singular
escribo como quien con un cuchillo alzado en la oscuridad
escribo como diciendo
la sinceridad absoluta continuaría siendo
lo imposible
¡oh quédate un poco más entre nosotros!
los deteriores de las palabras
deshabitando el palacio del lenguaje
el conocimiento entre las piernas
¿qué hiciste del don del sexo?
oh mis muertos
me los comí me atraganté
no puedo más de no poder más
palabras embozadas
todo se desliza
hacia la negra licuefacción
y el perro de maldoror
en esta noche en este mundo
donde todo es posible
salvo
el poema
hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
hoy ayúdame a escribir el poema más prescindible
xxxxel que no sirva ni para
xxxxser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo
entrar entrando adentro de una música al suicidio al nacimiento
No [poder] querer más vivir sin saber qué vive en lugar mío ni escri-
bir si para herirme la vida toma formas tan extrañas.
La noche soy y hemos perdido.
Así hablo yo, cobardes.
La noche ha caído y ya se ha pensado en todo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSeptiembre de 1972
Pizarnik, Alejandra. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2015.
INFIERNOS EN LA NOCHE DEL MUNDO
COLD IN HAND BLUES
y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo
LA PALABRA QUE SANA
xxEsperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien
canta el lugar en que se forma el silencio. iLuego icomprobará ique ino
porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso
cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.
cuidado con las palabras
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(dijo)
cuidado
xxxxxxxxte hundirán en la cárcel
cuidado
no despertar a las palabras
acuéstate en las arenas negras
y que el mar te entierre
y que los cuervos se suiciden en tus ojos cerrados
cuídate
xxxxxxxno tientes a los ángeles de las vocales
no atraigas frases
xxxxxxxxxxxxxxxxpoemas
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxversos
no tienes nada que decir
nada que defender
sueña sueña que no estás aquí
que ya te has ido
que todo ha terminado
los ojos
hablan o justo
ojos que se abren
arrojan lo sobrante
ojos
xxxxno palabras
ojos
xxxxno promesas
trabajo con mis ojos
en construir
en reparar
en reconstruir
algo parecido a una mirada humana
a un poema de hombre
a un canto lejano del bosque
SE PROHÍBE MIRAR EL CÉSPED
xxManiquí idesnudo ientre iescombros. iIncendiaron ila ividriera, ite
abandonaron en posición de ángel petrificado. No invento: iesto ique
digo es una imitación de la naturaleza, una naturaleza muerta. Hablo
de mí, naturalmente.
BUSCAR
xxNo es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir
ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene.
PEQUEÑOS POEMAS EN PROSA
xxSe cerró el sol, se cerró el sentido del sol, se iluminó el sentido de
cerrarse.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx*
xxLlega un día en que la poesía se ihace isin ilenguaje, idía ien ique ise
convocan ilos igrandes iy ipequeños ideseos diseminados en los versos,
reunidos de súbito en dos ojos, los mismos que tanto alababa en la fre-
nética ausencia de la página en blanco.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx*
xxEnamorada de las palabras, que crean noches pequeñas en lo in-
creado del día y su vacío feroz.
MEMORIAL FANTASMA
xxNoche ciegamente día. Sueño del cuerpo transparente como un ár-
bol de vidrio.
xxHorror de buscar tus ojos en el espacio lleno de gritos del poema.
AFFICHE
me esforcé tanto
por aprender a leer
en mi llanto
Pizarnik, Alejandra. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2015.
ALEJANDRA PIZARNIK Y JANIS JOPLIN
PARA JANIS JOPLIN
xxxxx(fragmento)
a cantar dulce y a morirse luego.
no:
a ladrar.
así como duerme la gitana de Rousseau.
así cantás, más las lecciones de terror.
hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
me pregunto si eso no aumentó el error.
hiciste bien en morir.
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx1972
Pizarnik, Alejandra. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2015.
EXTRACCIÓN DE LA PIEDRA DE LOCURA
VÉRTIGOS O CONTEMPLACIÓN DE ALGO QUE TERMINA
Esta lila se deshoja.
Desde sí misma cae
y oculta su antigua sombra.
He de morir de cosas así.
LINTERNA SORDA
xxLos ausentes soplan y la noche es densa. La noche tiene el color de
los párpados del muerto.
xxToda la noche hago la noche.i Toda ila inoche iescribo.i Palabra por
palabra yo escribo la noche.
EN LA OTRA MADRUGADA
xxVeo crecer hasta mis ojos figuras de silencio y desesperadas. Escu-
cho grises, densas voces en el antiguo lugar del corazón.
FIGURAS Y SILENCIOS
Manos crispadas me confinan al exilio.
Ayúdame a no pedir ayuda.
Me quieren anochecer, me van a morir.
Ayúdame a no pedir ayuda.
RESCATE
xxY es siemprei eli jardíni dei lilasi deli otroi lado idel río. Si el alma pre-
gunta si queda lejos se le responderá: del otro lado del río, no éste sino
aquél.
A Octavio Paz
ESCRITO EN EL ESCORIAL
te llamo
igual que antaño la amiga al amigo
en pequeñas canciones
miedosas del alba
CAMINOS DEL ESPEJO
xxxxxXII
xxPero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No,
no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.
xxxxxXVI
xxMi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues
al mirar quién me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.
Pizarnik, Alejandra. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2015.
1958 – 1965
LA JAULA
Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.
Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.
Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.
Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.
FIESTA EN EL VACÍO
Como el viento sin alas encerrado en mis ojos
es la llamada de la muerte.
Sólo un ángel me enlazará al sol.
Dónde el ángel,
dónde su palabra.
Oh perforar con vino la suave necesidad de ser.
LA DANZA INMÓVIL
Mensajeros en la noche anunciaron lo que no oímos.
Se buscó debajo del aullido de la luz.
Se quiso detener el avance de las manos enguantadas
que estrangulaban a la inocencia.
Y si se escondieron en la casa de mi sangre,
¿cómo no me arrastro hasta el amado
que muere detrás de mi ternura?
¿Por qué no huyo
y me persigo con cuchillos
y me deliro?
De muerte se ha tejido cada instante.
Yo devoro la furia como un ángel idiota
invadido de malezas
que le impiden recordar el color del cielo.
Pero ellos y yo sabemos
que el cielo tiene el color de la infancia muerta.
TIEMPO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxA Olga Orozco
Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.
Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.
ARTES INVISIBLES
Tú que cantas todas mis muertes.
Tú que cantas lo que no confías
al sueño del tiempo,
descríbeme la casa del vacío,
háblame de esas palabras vestidas de ferétros
que habitan mi inocencia.
Con todas mis muertes
yo me entrego a mi muerte,
con puñados de infancia,
con deseos ebrios
que no anduvieron bajo el sol,
y no hay una palabra madrugadora
que le dé la razón a la muerte,
y no hay un dios donde morir sin muecas.
AZUL
mis manos crecían con música
detrás de las flores
pero ahora
por qué te busco, noche,
por qué duermo con tus muertos
EL MIEDO
En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tú del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
MUCHO MÁS ALLÁ
¿Y qué si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?
¿Y qué?
¿Y qué me da a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?
¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
«¿es que yo soy? ¿verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?».
Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.
Pues eso es lo que hacemos.
nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.
ÁRBOL DE DIANA
xxxxx1
He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.
xxxxx3
sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra
xxxxx7
Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.
xxxxx11
ahora
xxxxxxen esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada
xxxxx13
explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome
xxxxx16
has construido tu casa
has emplumado tus pájaros
has golpeado al viento
con tus propios huesos
has terminado sola
lo que nadie comenzó
xxxxx23
una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos
DESTRUCCIONES
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx…en besos, no en razones
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxQuevedo
Del combate con las palabras ocúltame
y apaga el furor de mi cuerpo elemental.
LOS TRABAJOS Y LAS NOCHES
para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor
he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos
para decir la palabra inocente
INFANCIA
Hora en que la yerba crece
en la memoria del caballo.
El viento pronuncia discursos ingenuos
en honor de las lilas,
y alguien entra en la muerte
con los ojos abiertos
como Alicia en el país de lo ya visto.
SILENCIOS
La muerte siempre al lado.
Escucho su decir.
Sólo me oigo.
LOS OJOS ABIERTOS
Alguien mide sollozando
la extensión del alba.
Alguien apuñala la almohada
en busca de su imposible
lugar de reposo.
Pizarnik, Alejandra. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2015.
TIERRA E INOCENCIA
UN BOLETO OBJETIVO
xxxxx1
entre los soplos de tantas arterias
hurgo agazapada en los bolsillos de
xxxxxxxxxxxmi campera
tratando de hallar algo que haga
xxxxxxxxxxxflotar mi destripada
xxxxxxxxxxxaurora
xxxxx2
miro rostros busco rostros hallo rostros
la imagen de su igualdad enfría la
xxxxxxxxxxxestética
desde la ventanilla tranviaria mi
xxxxxxxxxxxasiento es la cima
xxxxxxxxxxxdel mundo
xxxxx3
vuelan uñas brazos anillos peces
vienen sonidos azules rojos verdes
desfile que hierve en tremendos
xxxxxxxxxxxborbotones
mas nada altera la insinuante la
xxxxxxxxxxxseguridad en mi
xxxxxxxxxxxasiento
IRME EN UN BARCO NEGRO
las sombras escudan al humo veloz que
xxxxxxxxxxxxxxxxdanza en la trama de
xxxxxxxxxxxxxxxxeste festival silencioso
las sombras esconden varios puntos oscuros que
giran y giran entre tus ojos
mi pluma retarda el TÚ anhelante
mi sien late mil veces TU nombre
si tus ojos pudieran venir!
acá si amor acá
entre las sombras el humo y la danza
entre las sombras lo negro y yo
ALGO
noche que te vas
dame la mano
obra de ángel bullente
los días se suicidan
¿por qué?
noche que te vas
buenas noches
ORIGEN
Hay que salvar al viento
Los pájaros queman el viento
en los cabellos de la mujer solitaria
que regresa de la naturaleza
y teje tormentos
Hay que salvar al viento
LA ENAMORADA
esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues.
hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió
enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado
oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú
te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada, ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!
CANTO
el tiempo tiene miedo
el miedo tiene tiempo
el miedo
pasea por mi sangre
arranca mis mejores frutos
devasta mi lastimosa muralla
destrucción de destrucciones
sólo destrucción
y miedo
mucho miedo
miedo.
NOCHE
xxxxxxxxxxxxxxxxQuoi, toujurs? Entre moi sans cesse et le bonheur!
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxG. de Nerval
Tal vez esta noche no es noche,
debe ser un sol horrendo, o
lo otro, o cualquier cosa…
¡Qué sé yo! ¡Faltan palabras,
falta candor, falta poesía
cuando la sangre llora y llora!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Si sólo me fuera dado palpar
las sombras, oír pasos,
decir «buenas noches» a cualquiera
que pasease a su perro,
miraría la luna, dijera su
extraña lactescencia, tropezaría
con piedras al azar, como se hace.
Pero hay algo que rompe la piel,
una ciega furia
que corre por mis venas.
¡Quiero salir! Cancerbero del alma:
¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Aún quedan ensueños rezagados.
¡Y tantos libros! ¡Y tantas luces!
¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?
La muerte está lejana. No me mira.
¡Tanta vida Señor!
¿Para qué tanta vida?
SOLAMENTE
ya comprendo la verdad
estalla en mis deseos
y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios
ya comprendo la verdad
ahora
a buscar la vida
BALADA DE LA PIEDRA QUE LLORA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Josefina Gómez Errázuris
la muerte se muere de risa pero la vida
se muere de llanto pero la muerte pero la vida
pero nada nada nada
POEMA PARA EMILY DICKINSON
Del otro lado de la noche
la espera su nombre,
su subrepticio anhelo de vivir,
¡del otro lado de la noche!
Algo llora en el aire,
los sonidos diseñan el alba.
Ella piensa en la eternidad.
Pizarnik, Alejandra. Poesía completa. Barcelona; Ed. Lumen, 2015.
B MINOR
B minor
EN AQUEL TIEMPO, Kurt enchufó la guitarra,
se inclinó hacia su izquierda, habló
con el lenguaje de los ángeles
y, de un zarpazo,
cambió el curso del río Wishkah.
Cayeron catedrales. El mundo fue vendido
como si no importara nada.
Nosotros aprendimos a no pedir perdón,
a no tenerle miedo al ruido,
a revolcarnos en el suelo eléctrico.
Y aprendimos a enloquecer con calma
y a amar a aquella chica rubia
que —como todo— aún estaba por llegar
y ya se había ido.
García Cerdán, Andrés. Puntos de no retorno. Madrid; Los versos de Cordelia, 2017.