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SIETE POEMAS DE ‘EL CIELO’

septiembre 30, 2019 Deja un comentario

 

AIRE DE TORMENTA

Desde hace diez años duermo de día y también de noche.
He venido a la Costa intentando despertar, me quedé solo en la vida,
mi mujer me abandonó por otra mujer y no lo supe hasta el último día,
me quedé con mi perro Trajano, otro bello durmiente, la herencia que me dejó
mi abuelo Valero la gasté con golfas valencianas, catalanas,
andaluzas, vascas y africanas, y luego empecé con las francesas,
con las chinas, y las peruanas, y me dediqué a viajar como una tormenta,
dejando agua y nubes negras, lluvia y granizo, rompiendo las cosechas
y mojando a los novios que se besaban en el parque o en las afueras.

Vivía aquí y allá, paseaba por ciudades como Roma o París,
solo, rico, lo suficientemente rico, ocioso, disfrutando de mi herencia,
mirando las casas, los bares, los hombres, los restaurantes y las tiendas.
Sin trabajo y con dinero, y hermosas calles de París ante mi vista.
Pecados negros, pecados blancos, callejones, orillas del Sena,
el teatro, el veneno, las copas ya bebidas, la luz de Gabriela,
una amante que tuve, su piso viejo, un exorcismo, un milagro,
la luna arriba, la inmensa tormenta que descargó aquel verano;
Gabriela que hablaba de su padre,un argentino muerto
en Alemania, pisado por un tren, un fantasma que la visitaba,
una licantropía rigurosa, nietzscheana, el horror y el fervor de vivir.

He sido el ser más inocente, el más viajero, el más silencioso,
Retrataba las habitaciones de los hoteles donde dormía,
la cama, el escritorio, la ventana, la alfombra, la ducha,
luego dejé de hacerlo, eran tantas las fotografías que no sabía
dónde guardarlas, quizá en una caja fuerte de la diplomática Suiza.
Pedía la llave 224 de mi habitación y un conserje me atendía
con mucha ceremonia, subía en el ascensor, abría la puerta
y estaba solo, y ponía la tele y me pasaba la noche viendo
un programa de la televisión francesa, profundamente solo,
y luego un telefilme, y luego una película, El turista accidental.
Nadie sabía dónde estaba, nadie ya me conocía.

A veces me enamoraba de alguna mujer apenas entrevista en la mesa
de un restaurante, una mujer con vestido blanco, de unos treinta años,
quizá treinta y cinco, otras veces me refugiaba en los museos de arte,
me quedaba horas enteras delante de lienzos de Delacroix, o iba
a los cementerios donde enterraron a los poetas de la pasada centuria,
siempre solo, siempre deseando estar aún más solo, soñando
una soledad más dura, más grande, y con ella una perfección imposible.
Los hombres fueron ingratos conmigo, y las mujeres imagino que también.

 

 

 

 

EL ÚLTIMO HOMBRE

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxVuestra Merced escribe se le escriba
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLazarillo

Sentados en una terraza veraniega de Mallorca,
le digo a un amigo, inspirado por una ginebra blanca:
«El hambre de los niños es la única gravedad
de la historia, del estado y de la filosofía.
De los hambrientos son las guillotinas del futuro.
Dios es el ídolo de los pobres».

No sé por qué pienso estas cosas ni por qué escribo de ellas,
cosas tan poco brillantes, tan de seminarista de aldea
que no ha visto las capitales de Europa donde viven
las novicias jóvenes,
esas que se pintan y salen a bailar por la noche,
esas de labios nuevos, sin estrenar, y carnes duras
porque tienen veinte años y muy mojadas las bragas.

Bebí otra vez de mi ginebra y supe que ya estaba solo,
en Mallorca, en una plaza con iglesia, llena de guiris,
acariciaba mi cartera, mordía mis gafas, acariciaba a Trajano,
y proseguí: «Si tuviéramos vergüenza nos haríamos misioneros
y tú, Trajano, llevarías en tu espléndido lomo un botiquín de la Cruz Roja.
Soy un seminarista ocurrente, un lobo marcado en la oscuridad,
soy un predicador del desierto, que se ha quedado sordo,
un teólogo retirado, un chamán ilustrado,
una celestina beata, un lazarillo tuerto,
una concha de mar ascendida de lo Alto,
un ser encendido que arde solo para él,
una velada con un único invitado,
aburrida, geométrica, lunar,
el hijo de Dios, el último que tuvo.
No dedicaré mi vida al servicio de la verdad.
Nací en julio del sesenta y dos, soy un hijo del verano
de España, un verano con sol y noches de fiesta
para el cuerpo, para la boca, para los pies,
para el culo de la mujer madura, para los muslos
de la mujer pagada donde se quema un tatuaje,
una boca abierta, el verano se muere de hambre.
Mes de julio, España, la sed, la moderna sed de no hacer nada
sino tomar el sol, desnudarse, estar desnudo,
muy empalmado, bebiendo todo el día cerveza y vino.
Mes de julio, España, los ricos, incompetentes y vagos,
los pobres, pobres y tristes».

 

 

 

 

CAPRICHOS DEL QUE NO DUERME

Por las noches, cuando no puedo dormir de tan feliz que soy,
me levanto de la cama y me pongo a escuchar música y a escribir,
repaso muy vagamente recibos que me llegan del banco,
compruebo la marcha de los relojes de mi casa, mi casa está llena
de relojes, me plancho alguna camisa si estoy inspirado,
contemplo el sueño doméstico del gran Trajano y me ordeno
la mesa del despacho, me abrillanto los zapatos y escribo
con poca fe y me acuerdo de todos mis amigos de la infancia
y pienso en un acantilado frente al mar, y en el mar veo un barco
donde están mis pequeños amigos, navegando como valientes.

Encima de la mesa de mi despacho están las fotos de Kafka,
(a la señora que limpia mi casa le dije que era mi bisabuelo
y le pareció muy guapo y comentó que mis ojos eran los suyos),
un destornillador que compré en una oferta y que ahora empleo
para matar transparentes insectos del buen tiempo que se meten
en mi casa atraídos por la lámpara de mi mesa, una calculadora
Firstline con la que saco las tristes y baratas cuentas de mi vida,
un sello de caucho con mi nombre y dirección, una grapadora
negra con los bordes dorados, muy bonita, las gafas
de mi discreta miopía, las gafas de sol que no deberían
estar aquí, y una agenda con teléfonos y direcciones inútiles.

Y en la gaveta guardo una navaja preciosa, con la que, de vez
en cuando, amenazo, en extravagancia lúdica, al gran Trajano
y éste me reprende con algún ladrido de enfado melodramático.
Por la noche, mientras dura mi vigilia, repaso los rincones
de mi casa, a oscuras, descuelgo el teléfono y oigo la voz
grabada del contestador diciéndome que no tengo mensajes
ni nuevos ni antiguos, temo abrir las puertas de los armarios,
me gusta el contacto frío de los picaportes de las habitaciones
de mi casa, y luego, después de esta ronda noctívaga,
regreso a la cama, me quito las zapatillas, me arreglo con la almohada,
y mientras me duermo rezo un Ave María, un Credo y un Padre Nuestro.
Y aún me queda tiempo de que me resbale una lágrima azul
por las manos cerradas, por el pecho abierto, por la mejilla húmeda.
El verano es la estación en que me enamoré de ti
y conocí lo que la vida entrega, íbamos juntos al río,
España era una dictadura cayéndose sobre nosotros.
Y sólo sé decir, como esos seres obsesionados por algunas palabras
que difícilmente representan los hechos, el verano es la estación
en que me enamoré de ti, y sólo me faltaría añadir «Sabedlo».
Pero ¿sabedlo?, no es ese sabedlo una señal de presumida retórica,
si nadie supo nunca nada de nosotros, ni nadie sabrá cómo te quise,
porque los amantes como nosotros no dejan rastro, no dejan nada.

 

 

 

 

RECUERDOS DEL QUE NO DUERME

Qué maravillosa estabas aquel amanecer, tumbada en el sofá
de la habitación, desnuda, fumando, leyendo una revista,
con los labios rojos, con la sonrisa de quien tiene una fortuna,
—mucho dinero he heredado de mis tíos suizos, dijiste en la cena.

Una mujer que recorre el mundo, amiga de las playas y del buen tiempo,
toda luz, espantosamente joven, no envejecerás nunca
le dije, bésame aquí, entre las manos, entre los rubíes de los dedos,
así lo haré, le contesté, es enorme esta suite, qué bello está el mar
cuando amanece, me gusta el Sur, aunque de todo me canso,
y lo hicimos un rato más, junto a la ventana, con las manos pegadas
en el alféizar, y yo cogiéndola por detrás, ¿cuántos años tienes?
Te gustaría que dijera dieciocho, pero tengo más de treinta.
Estaba sonando Cabaret en el hilo musical, y ya hacía calor.

Luego, aún desnuda, te miraste en el horrible espejo de la suite
y me dijiste ven acércate, elige una parte de mi cuerpo,
elige lo que quieras, acércame un cigarrillo, llama al servicio
de habitaciones, telefonea al aeropuerto, quiero irme a París.
Es mejor que viajes a Estocolmo, quizá a Helsinki, un lugar frío,
alejado de la impaciencia del verano, ven, elige una parte
de mi cuerpo, elige una parte del mundo, bésame despacio.

Una vez maté a un hombre, podría matarte a ti también.
He deseado que me mate una mujer como tú, ya he vivido
bastante, puedes hacerlo ahora mismo, no me moveré,
de verdad, planéalo mientras me ducho, planea un buen crimen.

Y ella me volvió a besar. Mátame tú, ya he tenido mucho amor,
mátame con tus manos, tampoco he de sacar nada ya de ti,
pero yo podría ser tu esclavo, estás tan hermosa a veces,
ese labio, esa mano, ese gesto tan noble, esa alma dura,
ese silencio, te hacen muy codiciable. Codicias lo que yo
de ti, el secreto de lo que fuimos, con ese secreto hemos amado
esta noche, márchate ya, ojalá no nos volvamos a ver nunca.
Ojalá, así sea, déjame contemplarte una vez más, ya no puedo tocarte,
estoy arruinado, yo podría hacerlo con otro hombre ahora mismo,
¿te das cuenta?, la vida nos dio una naturaleza inagotable,
márchate ya, quiero dormir un buen rato y olvidarte.

Imagínate que sólo estuviéramos tú y yo sobre la tierra,
que el mundo volviera al año mil antes de Cristo,
que no hubiera caminos ni ciudades ni estados ni gobiernos,
sino cuevas y aldeas, casas de cañas junto al río, y una luna
enorme en las noches de verano, piénsalo mientras te duermes.

 

 

 

 

EL ENAMORADO

Toda la noche soñando contigo, me he pasado la noche entera
soñando que te besaba en el patio de una iglesia junto al mar.
Qué enamorado estuve de ti, y no te lo dije nunca.
¿Lo adivinaste? ¿Lo deseaste? ¿Lo suplicaste?
Tenías seis años más que yo, estabas más hecha a la vida,
no te ibas de la cabeza como yo, sino que eras moderada y prudente,
aunque llena de amor por dentro, amor hacia mí,
hacia mí, que era un tipo de lo más perdido, y eso sí
se notaba a la primera, y cómo me acuerdo de tus manos
y de tu sonrisa, todos los amantes se acuerdan de lo mismo,
sólo que yo no me metí nunca en tu cama, un día me la enseñaste,
pero nada más. Y ahora me despierto y he soñado que te besaba,
y son las diez de la mañana de un verano monumental
y ya estoy bebiendo una ginebra, así, en ayunas, y salgo
a la terraza de mi habitación y veo a las turistas tumbarse
sobre la arena, y pienso que tú podrías estar aquí conmigo,
qué enamorado estuve de ti y cómo lo estuviste tú también,
y qué mal hicimos en no habernos revolcado mil veces
por mil camas, o qué bien hicimos, porque, conociéndome,
igual te hubiera pedido en matrimonio y tú hubieras aceptado,
y borracho como estoy todo el día, cuando me hubiera cansado
de joder todas las noches, a lo mejor me daba por darte un puñetazo
o tirarte a un río, o a ti por pegarme un tiro,
o envenenarme o pegármela con otro.
Cómo puedo decir todo esto de ti, que eras un ángel
y lo sigues siendo, y de mí, que te quise con inocencia.
Será mejor que siga bebiendo hasta que te borres de mi memoria,
y esto sí que me hace llorar, y soy un tipo que está llorando
a las diez y media de la mañana, sentado en la terraza de una habitación
para turistas, con una ginebra caliente en la mano —son los restos
de la noche—, llorando porque si te echo de mi memoria,
verdaderamente entonces sí que ya no me quedará nada.

 

 

 

 

EL DESCONOCIDO

En una noche de agosto, en Cadaqués, empecé a beber con un desconocido.
Se hicieron las seis de la mañana, nos fuimos con una botella de ginebra a la playa,
ya hacía ese maldito calor del que no ha dormido, esa vejez del deseo.
El desconocido miraba las luces de las estrellas y divagaba, había una barca
en la arena y le tiraba pequeñas piedras mientras bebía y fumaba.
El desconocido me había acompañado de barra en barra, con muchas ginebras
en el cuerpo, presos los dos del mar y de los barcos del acabamiento físico,
hablando de mujeres y de fútbol, contando chistes y moviendo el pie
en señal de ritmo, cogiendo con la mano un mechero Bic y con la otra la copa.
El desconocido me dijo ya está amaneciendo, ahora refrescará, una vez
tuve un buen trabajo, ganaba bastante dinero y mi madre estaba orgullosa
de mí. Yo era bueno en mi oficio y le dedicaba mi vida entera. Un día mi madre
enfermó, y los médicos me advirtieron que iba a morir, pero de una muerte
larga y lenta, impredecible. Me ausenté de mis obligaciones todo lo que pude para cuidarla,
mis jefes me preguntaban por mi madre casi todos los días, pero me di cuenta
de que no podía faltar a la oficina por más tiempo y busqué una enfermera.
Una noche mi madre empeoró terriblemente, pero a la mañana siguiente
me dijo que estaba mejor y yo me fui a trabajar, y mientras estaba trabajando
en mi despacho, mi madre murió. Yo no la vi morir ni estuve con ella en ese instante.
Llegué a casa y ya estaba muerta. A los seis meses me despidieron del trabajo
porque mi departamento ya no era rentable y yo mucho menos que mi departamento
porque me había vuelto melancólico, intratable, perezoso, alcohólico, violento.
Me dejé la piel y la piel de mi madre por ese curro y luego me mandaron al limbo.

No me vas a dar lástima, le dije. Si no tienes donde dormir, duerme en la playa.
Yo ya te he pagado quince ginebras y seis paquetes de Marlboro, y yo sí
tengo donde dormir, en un hotel de tres estrellas, que no está mal, el chorro de la ducha
es potente y las toallas y las sábanas están mucho más limpias que tu alma.
No obstante, si te sirve de algo, te diré que siento lo de tu madre, y si tuviera
una edición de las poesía de Jorge Manrique te la regalaría ahora mismo,
porque Manrique fue un tipo que perdió a su padre como tú a tu madre,
pero él no tenía un mal curro como tú, y desde luego, bebía mucho menos que tú.
Y Manrique, el poeta y el guerrero, hubiera sabido degollar
a todos esos jefes tuyos que impidieron que le cogieras la mano
a tu madre cuando se fue de este mundo.
Eso es lo que te está matando, que no hayas tenido el valor
de matar a quienes te confundieron y te indujeron a una vida falsa, sin honor.

El desconocido se levanta y arroja al mar una botella vacía de ginebra,
se quita la camisa, se queda desnudo y entra en el agua con gesto decidido,
adiós, me dice, me marcho al fin del mundo, y se cae en mitad de una ola.
Está tan borracho que, al caer, se ha abierto la cabeza contra una roca del fondo.
Cuerpo inerte, la ropa en la orilla mojada por las olas, la cabeza y el pelo lleno de sangre,
la ginebra que se mezcla con la sangre y la sangre con el agua, llamo a la policía
y un médico dice que el desconocido acaba de palmarla, que estaba tan borracho
que el golpe lo ha asfixiado, y le miro a la cara y sí, tiene cara de faltarle el aire.
Me llevan a comisaría y regreso al hotel a las siete de la tarde, cansado, sucio,
con cien declaraciones firmadas, con un cheque de cuarenta billetes extendido
a un joven que ha hecho las veces de mi abogado, harto de cafés y subcomisarios,
me echo en la cama del hotel y me quedo dormido pensando en la madre del desconocido,
en el encuentro de los muertos, de la madre muerta, el hijo muerto, todo muerto,
y mientras los vecinos de mi habitación toman el sol en la terraza
y la orquesta del hotel —un hotel de turistas— empieza a montar el escenario
al lado de la piscina, y yo estoy perdido en este mundo como una bestia
sin corazón, como un capitán de infantería de la Gran Guerra con el pecho
cosido a balazos, con un bigote grande, con cejas negras, ancho de hombros,
un capitán que parecía muerto, pero que de repente sale de la trinchera
y comienza a disparar a todas partes, y resulta imposible que un hombre
que lleva tantas balas dentro pueda seguir empuñando una pistola.

 

 

 

 

LA LUZ

Entraba la luz de la tarde, posándose en las pequeñas botellas
del minibar de la habitación de mi hotel, una luz de montaña
—estábamos en el hotel más caro de los Alpes—, que traía el frío
de finales de agosto. Desde la terraza, ponte un jersey si sales
a la terraza, se podía ver esos pinos enormes, religiosos, fragmentos
de la carne de un dios inocente, ¿por qué no quieres ver a nadie,
cabrón antisocial, te pasas los días aquí metido, bebiendo
y mirando los pinos?, me preguntaste, y yo te lo dije bien claro,
estoy jodidamente muerto, soy sólo un cadáver que viaja
por el mundo, un cabrón de vacaciones eternas, un asaltador
de minibares de hoteles de lujo, un consumidor de minibotellas,
y sólo me importa esta luz, esta luz que ilumina la habitación
porque esta luz es lo más misterioso que he visto nunca,
parece como si en ella cupiese la vida que he vivido
y la que no podré vivir, todo mezclado, claro fantasma.

Tu falda y tus bragas negras estaban en la silla, y tú sentada en el suelo
bebiendo un gintonic, si no me gustases tanto, dijiste, ven aquí,
volvamos a la cama, y empecé a comerme tus brazos,
tus manos, tus uñas bien cortadas, y la luz seguía entrando
y resplandecía en las etiquetas de las pequeñas botellas
del minibar. Eres un guarro, hijodeputa, no me lo hagas así,
eres un guarro, seguías diciendo, pero la luz no se marchaba nunca.
Y ella que hablaba de su vida y de sus ilusiones,
y su ropa interior esparcida por la habitación,
decentemente esparcida, y quejándose
de que, en vez de salir por ahí, nos quedásemos jodiendo
toda la noche, y luego, colmada, diciéndome eso
de erres un guarro, hijodeputa, te he dicho que no me lo vuelvas
a hacer así, toda la noche llamándome, repitiendo lo mismo.

Me quedé dormido un rato, me levanté de la cama, desnudo,
fui al minibar, cogí el último botellín y me lo bebí de un trago,
fui al lavabo y dejé correr el agua hasta que salió fría
y luego bebí, y mojé mi boca y mi lengua mucho tiempo,
tú seguías durmiendo, aún tenía líquidos tuyos por todo mi cuerpo,
saliva tuya y aguas de tu sexo y de tu boca, escociéndome,
y la luz ya se había ido, trayendo una paciente oscuridad.

 

 

 

Vilas, Manuel. El cielo. Barcelona; DVD ediciones, 2000.

 

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CINCO POEMAS DE ‘LOS DÍAS FELICES’

septiembre 26, 2019 Deja un comentario

 

ROMA TERMINI
(RUMBO NORTE)

esta lluvia
no va a detenerme

yo sólo estoy de paso

esta lluvia
no es mía

 

 

 

 

SOLUCIÓN SUR
(TU AMIGO TENÍA RAZÓN)

si bastara con vivir
metro arriba
metro abajo
de una línea imaginaria

pero seguimos muriendo

con otro nombre
en diferentes ciudades

 

 

 

 

TRES

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEl verano era ya como tu casa,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxdentro sabes que están todas las cosas.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxRainer Maria Rilke

se aleja el verano
sin sombra
que confirme nuestra existencia

 

 

 

 

FALLING

nada
ni miedo siquiera

 

 

 

 

VERTICAL SIN SOMBRA

no hay planes de futuro

sin él
mis sueños viajan por raíles oxidados

 

 

 

Bono, Isabel. Los días felices. Salamanca; Ed. Celya, 2003.

 

SEIS POEMAS DE ‘LA SECCIÓN RÍTMICA’

septiembre 25, 2019 Deja un comentario

 

CHARLIE PARKER

No vais a ser como yo.
No lo intentéis.
No os lo recomiendo.

No aprendí nada de la heroína.
No aprendí nada del alcohol.
No aprendí nada de las mujeres.
Lo aprendí todo de Lester Young.

Allá donde voy
que no me siga nadie.

Parad el tren: yo me bajo.

 

 

 

 

JOHN COLTRANE

Mirad: aquí ha comenzado la canción.

La canción no avanza, aunque parezca mentira.
No avanza porque nos está esperando, espera
a que nos incorporemos,
a que entendamos.

¿Un minuto? ¿Tres minutos?
Ya no importa en el centro del abismo.

Ahora entro yo, persiguiendo a Dios.
Eso que suena ahora es mi aliento de buscador,
mi aliento de detective
mi aliento de asesino de la razón.
Pero como Dios no escucha sigo tocando.
Una hora, dos horas, veinte horas,
hasta que el saxo se me despega de las manos,
hasta que el saxo se desprende de mis labios,
el aliento se extingue
y me quedo dormido en la melodía.

Sueño que la canción resuelve en el sueño.

A la mañana siguiente vuelvo a comenzar.

Pero sería absurdo continuar donde lo dejamos ayer,
así que me pregunto:
¿dónde estará Dios?
¿En qué escala secreta?
¿En qué nota?
¿En qué sucesión de acordes?

El resto de los músicos me abandona.

Hacedme caso: no encontraréis a Dios en las palabras,
ni en el espacio exterior,
ni en el interior de los átomos.

Yo sigo buscando.
Comienza la canción.

 

 

 

 

ORNETTE COLEMAN

Has pulsado el fondo
y en el fondo no había abismo
sino alegría.

Te habría gustado encontrar desesperación, ruptura.
Incluso la negación del yo.
¡Pero no alegría!
¿Quién podía esperar alegría allá abajo?
¿Quién iba a imaginarlo?
¿A quién se le ocurre?

Si fueras musulmán.
Si fueras budista.
Si fueras siquiera católico.

Pero sin fe en nada,
encontrar la alegría conduce a la perdición.

No volverás al fondo.
Prefieres la superficie.
Te quedarás aquí hasta que termine todo.

Que alguien nos avise.

 

 

 

 

KEITH JARRET (REPRISE)

Comienzan las variaciones:

Hay que llenar las salas y el espacio: lo sabes.

Lo de menos es la música,
La espalda es lo único que importa,
La letra.

No la sintaxis,
acabemos con la sintaxis.

Excesivo en los desarrollos
Libre
Libre como el contrapunto
Libre como las cadenas

Nos duelen los estribillos

Desarrollemos una frase

Alguien sale del concierto
camina a oscuras por el pasillo
pide perdón
se fuma un cigarrillo
lentamente en una esquina
vuelve a entrar
a tientas
pero tú sigues allí

sigues allí

Alguien, un hombre delgado
sale del concierto
camina a oscuras por el pasillo
tanteando
pide perdón
sale de la sala hacia la noche
se fuma un cigarrillo
(puedes imaginarlo)
lentamente en una esquina
sin dejar de escucharte
vuelve a entrar
tarda en encontrar su sitio
a tientas
se frota las manos de frío
pero tú sigues allí

Sigues allí

¿Has escuchado el rumor de la gente,
el roce de las telas,
el murmullo del desierto?

No hagas caso, sigue.
Continúa, no hagas caso.

Alguien entre bastidores comenta
el diluvio universal
Los millones de víctimas
amontonados en las orillas del mundo

Desalojen la sala por los altavoces

Alguien está gritando en la sala,
que se calle.

Sólo soy yo, yo

Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante
Adelante

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxadelante
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAdelante
xxxxxxxAdelante
Adelante
xxxxxxxxxAxxxxxxxxxxxdexxxxxxxxxxxxxlanxxxxxxxxxxxxxxxte
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAdelante
Adelantexxxxxxxxxxxxxxadelante
Adelante
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAdelante
Adelante
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAdelante
Adelante
Axxxxxxxxdxxxxxxxxexxxxxxxxlxxxxxxxxaxxxxxxxxnxxxxxxxtxxxxxxxxe

Sólo eres tú y no queda nadie

Un
Hombre
Sale
Del
Concierto
Se
Fuma
Lentamente
Un cigarrillo
Hasta
Consumirse

x

No tengas miedo:
eras tú.

 

 

 

 

MILES DAVIS

Aquí abajo hay demasiados hijos de puta.
Y demasiados blancos.

«Raphèl maí amèche zabí almi»
He visto la voz del demonio:
se parecía a mí.

El día que me dé por resucitar
vais a cagaros de miedo.
(Búscate el cuello y hallarás la soga).

Podéis ir practicando con mis discos
(pero sólo los de 1967 a 1975).

Os contaré mi secreto:
soy un pésimo trompetista.

No, en serio: mi padre, Nemrod,
domador de caballos,
era dentista.

 

 

 

 

CHARLES MINGUS

Al principio fue el grito.
La jungla se abrió paso (lo que otros llaman paraíso).
Llegó el sexo, y desde el sexo bombeó la sangre
que inundó generaciones sucesivas
de hombres sin alma.
Algunos individuos degeneraron, palidecieron,
construyeron empalizadas afónicas.
El resto siguió con lo suyo, el ritmo,
la tristeza de la intemperie.
Vino el blues a rescatar a las panteras.
Con el verbo se desmoronó todo:
trataron de explicarse.
Si hubierais visto sus labios cerrados,
cómo lloraban,
mientras se establecían prioridades, juzgados
donde construir los barcos
en que desplazarnos.
Alguien inventó el pentagrama y la historia.
Enseguida los ángeles, y yo junto a ellos.

 

 

 

Serrano Larraz, Miguel. La sección rítmica. Zaragoza; Ed. Aqua, 2007.

 

MUJER QUE SOY – CRISTINA LACASA

septiembre 23, 2019 Deja un comentario

 

HOY ME SIENTO…

Hoy me siento venir de un extraño sonido
de voz humana.
De una nube prehistórica de sangres
luchando por su brava hegemonía
con un sílex caliente y rotatorio.
De un surco atroz, de un ala de centellas,
de una orfandad nevada.
De una trémula gota de rocío
o de un fiero huracán hendiendo dólmenes,
ajustándose piezas o armaduras.

Hoy me llamo a mí misma por las ánforas
de los museos arqueológicos
y me responde un eco de ola antigua,
una mordiente herrumbre de algas fósiles,
un polvo sideral.

Yo sufro en mí del peso de otros cuerpos
que fueron mies; yo avanzo hacia la estrella
con una carga en haz de viejas sombras,
con un río de labios dando el beso
supremo, entre una ronda de invasiones
incendiarias; abriéndole al silencio
sus venas primitivas; (la palabra,
un borbotón de aire milagroso
alzando torreones, puentes, lazos).
Sobre mi anchura de mujer, manzana
de elástica raíz, tersura tibia
cubriendo enigmas, orlas de relámpagos
han esculpido el barro primordial
con su fuego sagrado.

Y hay una voz de musgo desdoblándose
en cada gota de sudor arcaico
en mi frente y un pez entre mis ojos
reclamando extensiones oceánicas.
Hoy me llamo a mí misma y me responde
todo el mundo en un eco.

 

 

 

 

ME REBELO

Me rebelo
todos los días, ola aherrojada,
mano sin su motivo, pulso que no tiene
espacio suficiente
para latir.
Tengo un nudo de gritos
en la garganta.

Me rebelo
aun con los párpados perdidos
en quietudes forzosas,
cuando lo oscuro impera y han caído los pájaros
heroicamente en el silencio.

Me rebelo entre muertes y entre vidas
que en el misterio hunden su estructura
inasible.
La garganta se estrecha
para guardar atados tantos gritos
que piden libertad.

Libertad para horadar el aire
y denunciar las manos que están sucias
de holganza o de apilar
las hogazas y el sueño de los otros.
Para mostrar los ojos de los niños
perdiendo su inocencia entre mendrugos
y harapos. Grito, grito
por todos los que van por los caminos
del mundo en busca de agua
limpia; en busca de pan
amasado de amor, de harina, de esperanza.
Por los que dejan recorrer su piel
al río del sudor, por los que dan
el pecho descubierto en las esquinas
de las diarias acechanzas.

Suelto este grito, uno solamente,
del manojo apretado que se anuda
en mi garganta, suelto esta demanda
de justicia. Escuchadme:
Todos los que habitáis forzosamente
en la herrumbre, cadena que se aferra
siempre al sudor del pan;
todos los que tenéis el labio ancho
en la dádiva;
los que dejáis brotar las manos
y el corazón junto a la pena de los otros.
Escuchadme vosotros, los heridos
por la impiedad y el egoísmo
del monstruo que mora en tantos ojos
y en tantas cajas fuertes,
que sustituyen pechos, su posible
pálpito de hermandad, oh, escuchadme:
Rompo mi lengua en este grito,
lanza teñida en sangre de su herida;
levanto hasta la voz vuestra sangría anónima
y vuestro llanto, centro de los míos,
y en el cohete que asciende extiendo la bandera
de la rebelión. Por todos,
voy gritando incansable.

Pido a la rosa el pétalo, a la arena
su peso, al huracán su ímpetu
y suelto el mundo de los gritos:
¡Me rebelo, oh hermanos, me rebelo!

 

 

 

 

SI HE DE TOMAR PARTIDO

Si he de señalar algo
señalo el día;
me acojo a su estallido
de luz, me desabrocho
todas las sombras de que fui investida;
todas las convenciones, las raíces
que uncieron a la rueca
mi más secreto rayo.

Lanzo mi no a lo oscuro, a la bandera
agrupadora de desesperanzas,
salpicada de sangre
de todos los soldados inocentes,
empapada de llanto y de bocas hambrientas;
mi no hacia toda bota
brutal; mi no a la inercia;
ahí van mis noes
hacia el muro, la bomba, los cerrojos,
el miedo y la injusticia;
mi no y mi no
abrupto, terco, cónico;
mi no-saeta; y suelto
un torrente de síes que me llevan
no barca a la deriva, sino remo insalvable
a rescatar orillas y canciones
olvidadas, semillas o sonrisas
de dicha o de esperanza;
estoy comprometida hasta los huesos
con aquel niño que no tiene escuela,
con la mirada blanca de aquel negro;
con cien, con mil, con todos los andamios;
con las luciérnagas que laten en el fondo de las minas
(hombres-chispa-carbón, sudor heroico);
con la música ronca
de la mano-herramienta,
sea red de la mar, sea taladro,
máquina de escribir o microscopio;
con el perro perdido,
el pájaro o la hierba
que alguien derriba y pisa con desprecio.

Si he de señalar algo,
será la libertad, el pan, el día.
Si he de tomar partido,
lo tomo, sí, lo tomo
ya para siempre y de una vez por todas
hacia los indefensos.

 

 

 

VV. AA. La voz femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta (Introducción, selección y notas de Angelina Gatell). Madrid; Bartleby editores, 2006.

 

LGC5 – POETAS CANARIOS

septiembre 19, 2019 Deja un comentario

En el número 5 de La Galla Ciencia, además de la antología de poesía afrobrasileña, aparecía una selección de poetas canarios que prologaba el magnífico Pedro Flores. En ese prólogo, Flores mostraba el fogonazo que le habían producido estos poetas y recordaba que «un poeta puede escribir un «mal» poema, pero en este puede vivir el misterio, y [que] siempre será eso preferible a un poema «correcto» en el que no anida esa larva, no siempre bella, del enigma«, añadiendo que «es un poeta aquel que nos da el enigma y desconoce su resolución, entre otras cosas porque no existe«. De la selección de los poetas que hizo La Galla Ciencia, decía Flores: «estos poetas saben —o intuyen, lo cual es incluso preferible— dónde está la poesía, cada uno a su manera, cada uno desde su atajo» y que «saben que no han de ser siquiera verosímiles, sino que han de ejercer cierto tipo de magia, mostrar y no explicar«.

 

 

De la selección que aparecía en la revista dejo aquí una docena de poemas.

 

 

AGUSTÍN HERNÁNDEZ

LA NOCHE
me alcanza
en la
arboleda,
de niño
creía
que
los cipreses
nacían
entre
las costillas
de los
muertos,
el mineral
de haber
llevado
millones
de veleros
en el
pecho:
Si tuviese
el valor
del agua
para perder
su forma
le diría
que su sombra
fueron
las flores
que no supo
tratar
el invierno.

 

 

FUI
al bosque
a recuperar
mi reflejo,
allí
la frontera
del mar
me fue
enseñada
como
el miedo
al corazón
de la ballena.
Me pregunto
qué hará
la montaña
con mis huellas.

 

 

LAS CASAS
vacías
a media tarde
poseen
la virtud
de lo que orbita
con la Tierra
y sus imanes
apenas
descubiertos.
Debe de ser
valioso
esto
de ser
humano,
ver
las cosas
y crear
las cosas,
como
si fuera fácil
entender
el trigo
y la vista
que añora.

 

 

LOS MESES
me harán
la sed
pero
no giraré
a mirarlos.
Sólo
hallaría allí
la noche
igualando
al tigre,
los pájaros
que siempre
fueron
más lejos
que su nombre.
También yo
perdí
el naranja
por amar
los días
que atardecen.

 

 

 

 

DANIEL MARÍA

GARABATO DE LUCÍA

xxxxxI

Serás la misma niña
en otro espejo
cuando la fauna te rodee
no sea de plastilina.
Te encogerá el corazón
el sollozo de los perros.

 

 

xxxxxII

Nacemos
para morir.
Despertar
es el milagro.

 

 

xxxxxIII

Será ternura
aprender lo que sé
cuando lo expliques.
Ansía tus lecciones
mi corazón en blanco.

 

 

xxxxxIV

Hazme caso:
los boleros
lo han dicho todo.
Busca los vinilos del abuelo
y hallarás el mundo.

 

 

xxxxxV

La casa de la abuela
siempre ha andado moribunda.
Pregúntale a abuela lo demás:
ella vio nacer la casa.

 

 

xxxxxVI

Debe existir el primer amor.
Debe doler.
Debe irse.
Debes pensar que no habrá otro.
Debes guardar esa inocencia
para aprender a recordar.

 

 

xxxxxVII

Ojalá
nunca
lo
preguntes…
No sé cuándo dejamos de morir.

 

 

xxxxxVIII

No temas a la oscuridad.
Puede ser
una nube de paso,
una nueva estación.

 

 

xxxxxIX

A fuerza de llover
brota la hierba.
Llorar es otra cosa,
xxxxxxxxxxxxxxxxxpero florece.

 

 

xxxxxX

Si fuera posible,
permanece lejos
cuando el día
amanezca
de tal modo
que quisieras
no haber llegado.
Si fuera posible,
permanece.

 

 

 

 

RAMIRO ROSÓN

PENNYROYAL TEA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxHomenaje a Kurt Cobain

Desde tu adolescencia,
apenas encajabas en el mundo
que habían inventado tus mayores:
un orden ideal en apariencia,
detrás del que moraban, en la sombra,
los perros aulladores de la angustia.
Un día, inesperado,
el trueno de una música rabiosa
te humedeció los tímpanos en sangre,
poniéndote en la mano
las armas de la cólera y el grito.

Sobre los escenarios
encarnaste la furia, la insurgencia.
Sonó la batería
y el bajo dio sus notas
como desgarraduras en un velo.
Sobre lechos de ciénagas hirvientes
nacían tus aullidos
como fatales ecos de las grutas,
como voces de un réprobo que gime
fuera del mundo, fuera de los hombres.

Y al fin de los conciertos
golpeabas, furioso, la guitarra
contra los altavoces,
con la misma violencia que mostraron
las ménades salvajes con Orfeo.
Pero moriste demasiado joven,
hermoso favorito de un demonio
que te consumiría con su hoguera.
Nadie supo jamás lo que decías
ni descifró los signos de tu rabia.

Ahora, bajo un tiempo de grisura,
el mundo se congela de fatiga;
los últimos rebeldes van muriendo
sobre los adoquines del presente.
Con herida nostalgia,
miro atrás, a las aguas del pasado,
y adoro tu memoria procelosa,
bebiendo solamente
una infusión oscura de poleo,
Kurt Cobain, en tu nombre.

 

 

 

 

COVADONGA GARCÍA FIERRO

xxxxxxxxxxxxxxx¡El beso es inmortal! Va de labio en labio, de siglo en siglo, de
xxxxxxxxxxxxxxxépoca en época. Los hombres lo recogen, lo dan y mueren.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxGuy de Maupasant

YO NACÍ PARA TUS LABIOS

Yo nací para tus labios.
Para recoger el beso y llevarlo conmigo a todas partes.
Sí. Yo nací para encontrarte
y vencer al tiempo, tantas veces renacido.
Pero si algún día yo besara otras bocas,
si yo diera ese beso a otros labios,
no blasfemes, amor mío;
no me culpes.
Llora la pérdida irremediable,
porque habré muerto para ser ya otra.
Sólo el beso permanece
cuando el amor termina.

 

 

EL EXTRAÑO VIAJE

Nos sentamos en andenes distintos,
con las espaldas muy juntas.
Esperábamos los tranvías para verlos partir
en direcciones opuestas.
Al caer la tarde aprendimos la lección.
Nos levantamos despacio,
sin mirar atrás,
y ya nunca quisimos volver.

 

 

EL LUTO DE LOS LIBROS

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Gabriel García Márquez,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxin memoriam.

Existe en las bibliotecas y en los cementerios
un latido mortuorio que sepulta las palabras.
Quisiera que los libros rompieran filas,
jubilados ya de su soporte,
para peinar el canoso polvo de su sabiduría.

 

 

 

 

MARÍA HELENA DEL PINO

LAS NIÑAS repetían una y otra vez
que no merecía trenzas
tampoco las quería,
me contaban secretos
y no los quería.
Me decían que niño.
Los niños me decían
que para mí el boliche rosa
la pelota rosa, el coche rosa
y yo siempre respondía que los libros.
Sé que yo estoy a salvo.
Pero no quiero hijos
si nacen aquí.

 

 

EL BESO DE KLIMT

A renacer en el filo de una boca
y saltar por el abismo
que supone sentirse
en otra lengua
lo llaman besar.
Yo no sé cuándo es el beso
ni cuándo se besa
y lo confundo
con la rabia,
la pasión,
con el sexo
y la desesperación
y nunca sé si es a eso
lo que llaman amar.

 

 

SUEÑO DE LA MEMORIA

Una luz de realidad alumbrando
el libro de mis manos.
Yo tumbada en los
brazos-cama de mi madre.
Alguien más aparecía,
rostros desfigurados
voces conocidas.
Me preocupaba el desprendimiento de la piedra.
Y entonces su despertar.
Salir de entre las grietas
es equiparable
a cavilaciones de años.
La llamada.
Fingir que tu bondad es innata.
Aparecer directamente en el mar
salvar del hundimiento
a la niña que una vez fuiste.
Advertir en el manejo de las olas.
Salir a tierra para cumplir los caprichos
y entonces
la absoluta tristeza empañando
la mente.
Despertarse
y elegir el destierro de la memoria.

 

 

TODO LO QUE SERÍA SI SIGUIERA SIENDO YO (2)

Cuando esto estalle va a salpicarlo todo.
A veces se me taponan los oídos y me oigo a mí misma
gritándole la culpa a ese hombre,
gritándole la culpa a esa mujer.
Siento sobre mis hombros el peso mudo
de toda una generación indeleble.
Yo no soy todo eso que sembraron
yo no soy vajilla, yo no soy mantel.
Queréis que sea yo misma
poniéndome una soga en el cuello
y haciendo como que salto.
Porque yo no saltaría…
Y no queréis ver que yo soy
quien se tira detrás de otro cualquiera
por un barranco
cualquiera.
Cuando esto estalle voy a inundarlo todo
de sangre y tinta.
Quedarme sola
conmigo misma
es una ficción.
Nada más llegar a casa
me desabrocho el sostén
con la esperanza
de mitigar
la presión,
pero
continúa.

 

 

 

 

ANDREA ABREU LÓPEZ

MUTISMO SELECTIVO

Camino vulnerable, como se camina con la luz apagada en una
casa que no es la propia. Solo habla una voz que no es la mía.
Los sonidos los articulan mis labios. Pero otra cara toma mi
apertura para salir de su escondite. Nadie me conoce. Nadie
ha oído nunca lo que digo. Yo no existo. Me limito a morir.
A no nacer aún. Y aquí: solo habla una voz que desconozco.

 

LGC5 – POESÍA AFROBRASILEÑA

septiembre 17, 2019 Deja un comentario

 

MEL ADÚN

IDENTIDAD(ES)

Soy dos mundos.
Eso ya quedó acordado.
Una yo soy leve, alegre, amiga, dispuesta…
Pero mi otra yo,
aquella que raras personas conocen,
aquella que muchas veces enloquece
y desvela en los textos verdades incuestionables,
deseos embarazosos, secretos solo suyos;
esa ya no es tan feliz.
No, no es feliz.
No a la manera convencional establecida.
No en el sentido común.
Es cualquier cosa menos sonrisa,
menos fachada, menos hombro amigo.
Está sola, pero a veces sonríe, sí.
Sonríe cuando proclama aquellos disparates
que todos deben pensar,
pero no llegan a verbalizar.
Perder el control.
Mi yo desencuadrado se permite el lujo de perder el
control.
No se avergüenza de posibles pensamientos
ni piensa en servir de ejemplo a nadie.
¡Allá se las vea nadie!
Ella es libre, tan feliz como a mi yo
le gustaría ser.
La libertad inexistente sin la limitación necesaria
para vivir en sociedad.
A veces, como hoy, por ejemplo,
acomete una tristeza tan grande,
un deseo tan desesperado de llorar
y gritar y aullar mis penas…
Pero no es posible. No puedo asustar a los que me rodean.
No hay nadie aquí que me pueda consolar
sin cobrarme la alegría tan propia de mí.
Solo existen esas peleas de yoes,
donde no importa quién gane,
yo siempre pierdo.

 

 

GENEALOGÍA

Cuando era pequeñiñita
Y me gustaban las princesas
Sabía que los cabellos de las futuras reinas
Pasarían de la cintura.
Imaginen la frustración
con un cabello que seguía la curva
del hombro
y ni siquiera danzaba
con la llegada del viento.

Cuando era pequeña
y me gustaban las princesas
pasaba horas con la toalla a la cabeza
a modo de peluca para satisfacer mi deseo.
Quien es mujer negra conoce
la sensación que una simple toalla proporcionaba.

Confiando en los cuentos de hadas,
Todas las noches antes de dormir eran cien cepilladas.
Cómo dolía cepillar el cabello seco.
Al día siguiente, ninguna novedad,
Amanecía con la misma longitud.
No de princesas. No de reinas.

Entonces, ¿de qué sería?
Cuando era pequeñiñita
Y me gustaban las princesas
Sabía que el cabello de las futuras reinas
En nada se parecía al suyo.

No existían en los libros de historia
ni siquiera en los ilustrados,
las princesas y reinas que sólo más tarde conoció.
Aquellas cuyos cabellos crecían hacia arriba
pretendiendo alcanzar el cielo
o se entrelazaban construyendo trenzas.
Majestuosas.

Cuando era pequeñiñita
Y no se veía princesa,
No sabía que venía de un linaje de reinas
de cabellos crespos.
Igual que el suyo. Igual que el mío.

 

 

 

 

BRUNO GABIRU

CIUDAD SENZALA

Mientras seamos la mayoría en:
Cárceles,
Drogodependientes,
Víctimas del genocidio,
Suicidio,
Viviendo en medio de la basura,
Cuidado de la fachada
Y del jardín de Su Excelencia
Habrá revuelta
De los desfavorecidos
Por el capitalismo.

Los latigazos vienen de otra forma
Somos excluidos
De las facultades
Somos exiliados
En los márgenes
Con destreza
Modificaron el apartheid.

Esta ciudad nos odia
Esta ciudad es racista
En ella las personas son frías, están hechas de piedra
Sostenemos la base
Y tenemos que aguantar el peso de la ignorancia.

 

OTRA MALDITA TARDE DE DOMINGO

septiembre 16, 2019 Deja un comentario

 

MEMORIAS DEL TIEMPO PRESENTE

Cuento mis días por los libros
que no he escrito, las mañanas de derrota,
los paraísos siempre artificiales.
Voy calmando mi sed de plenitud
acrecentando mi sed de vanidad,
vivir un día más
para tener un cigarrillo menos.
Vamos. Date prisa. Te espero
para subirnos a la monotonía.

 

 

 

 

HABLEMOS DE POETAS

xxxxx1

En una sonrisa
cabe un mundo de infidelidades:
esta es la mía.

 

 

xxxxx2

Extraños
lugares.
Notables
aplausos…

Inciertos
temores.
Lectores
borrachos…

Envidia,
sequía,
engaño…

Paleta
completa:
po-e-tas-tro.

 

 

xxxxx4

No existe la obra perfecta,
tan sólo el reconocimiento
de una obra perdida.

 

 

xxxxx5

Jamás miente la tinta
que se apoya sobre una estufa rota.

 

 

 

 

TARDE EN UNA TERTULIA POÉTICA

Qué cerros tan altos
y qué mujer tan basta
rumor de pasos
de poesía rumor de libros
tertulia vecina Drummond
de Andrade alguien
dice «yo» las
horas golpean la
noche y «yo»
sigo aquí que sí
te estoy escu-
chando vecino
sacando la basura
qué asco de tarde
acércame ese libro

 

 

 

 

EL OLVIDADO

No añores tu patria, hazte fiel
sin ser de ella. Y así, recuerda aquellos gritos
que amansaron este momento.
Piensa en quiénes los hicieron.
Piensa que sólo es eco
de lo que otros querrían haber sido.
Piensa cuál es tu grito y cuál es tu lamento.
Piensa en lo que te han ordenado ser y por qué debes gritar.
Piensa en aquello que eres.
Y grita.
Mañana hablaremos de quién escucha.

 

 

 

 

NO CREO que haya nada más triste
que mirarte a los ojos
y no verte en ellos.

 

 

 

Villazón, Néstor. Otra maldita tarde de domingo. Madrid; Ediciones Vitruvio, 2012.

 

ESA BELLEZA

septiembre 15, 2019 Deja un comentario

Es este uno de esos libros que uno no sabe por qué no se ha detenido antes a leerlo, a disfrutarlo. La mezcla de escultura, fotografía, filosofía y escritura lo convierte en uno de esos libros que hace que la propia biblioteca aumente unos cuantos enteros de calidad.

En el prólogo del libro, escrito por Jaime Priede -autor también de la traducción-, podemos leer:
xxxxx«A partir de las fotos de las esculturas de Giacometti, Berger reordena su apariencia basándose en un principio de colaboración, el mismo que persigue Trivier. La cámara de Trivier quiere encontrar la cara de lo que busca, persigue su expresión, que la escultura le devuelva la mirada. Berger considera que el artista no es un creador, sino más bien un receptor. «La creación no es sino el acto de dar forma a lo que se ha recibido». Es uno de los principios que rigen el devenir de este libro, en el que la vista llega antes que las palabras.
xxxxx«La escritura, tal como yo la concibo, no tiene un territorio propio. El acto de escribir no es más que el acto de aproximarse a la experiencia sobre la que se escribe; del mismo modo, se espera que el acto de leer el texto escrito sea otro acto de aproximación».
xxxxx(…) Trivier se plantea fotografiar las esculturas de Giacometti con la paciencia de un pintor. Cuando Trivier tenía seis años, Berger miraba la foto de Paris Match y anotaba: «Pensemos en una de sus esculturas. Delgada, irreductible, inmóvil, aunque no rígida; imposible de pasar por alto pero, al mismo tiempo, sólo es posible observarla, mirarla. Al hacerlo, la figura nos devuelve la mirada».

 

 

Y aquí dejo algunos textos del libro.

 

 

xxxxxEscribe Gilles Deleuze a propósito de los filósofos estoicos: «Entre la profundidad de las cosas físicas y la superficie de los fenómenos metafísicos hay una estricta complementariedad».

xxxxxDamos un salto desde los estoicos a los que se refiere Gilles hasta la piscina municipal. No la de Eastbourne sino otra en el suburbio parisino de Fresnes, donde se encuentra la célebre Maison d’Arret.

xxxxxViene a la piscina gente de todas las edades. Los padres traen a sus hijos. Muchos de los habituales vienen solos. Puede que se saluden con un gesto. A veces hay siete nadadores, a veces setenta. Depende del día de la semana, de la hora, de la estación. Los niños se dirigen a sus padres. Cualquier otra voz se considera innecesaria.

xxxxxLa mayoría de los nadadores llevan gafas oscuras para protegerse del cloro. El gorro es obligatorio, incluso para los calvos. Todo el mundo se concentra en el acto de nadar. Algunos se sumergen, otros descienden lentamente por la escalera. Nadan para mantenerse en forma, para perder peso, para fortalecer el corazón, por el placer de sentirse en el agua o por el íntimo y singular placer de llevar a cabo algo privado y solitario en compañía. De vez en cuando, hay un nadador que sueña con llegar a ser campeón local. Todo el mundo nada de lado a lado, largo tras largo, cada cual siguiendo su propia calle no señalada.

xxxxxCuando sales del agua, si has nadado sin gafas como yo, percibes un ligero halo alrededor de los que aún nadan o salen del agua para ducharse antes de vestirse y secar el pelo. El halo es fruto de la irritación de los ojos pero me gusta creer que sea también obra de la mente. Nunca he aceptado la idea de que el pensamiento clarifica sin más; llena un vacío también. El pensamiento tiene su propia opacidad.

xxxxxCuando las observo, las figuras que están quietas o moviéndose en la piscina de Fresnes son tan difusas como las figuras quietas y en movimiento de Giacometti en una de las fotos de Marc.

xxxxxUn hombre joven y alto enjabona bajo la ducha sus largas piernas. Una mujer madura se agarra al borde y mira atentamente el agua que le llega hasta la clavícula, como si fuera un libro que está leyendo. Un hombre de mi edad nada en estilo crol lentamente hacia su pasado. Una adolescente de once años camina por el borde de la piscina gozando del tesoro de sus caderas.

xxxxxNo hay cabida para el sexo aquí, el lugar no lo permite. Es un sitio con mucho deseo, gran cantidad de deseos, pero el sexo está de más.

xxxxxImagino al hombre joven, la mujer corpulenta, el septuagenario, la adolescente de once años que acabo de describir, volviendo a sus vidas privadas, reconocidos, recibidos por alguien con quien comparten la intimidad.

xxxxxEsa belleza.

 

 

 

 

xxxxxEl deseo sexual, si es recíproco, origina un complot de dos personas que hacen frente al resto de complots que hay en el mundo. Es una conspiración de dos.

xxxxxEl plan establecido es ofrecer al otro un respiro ante el dolor del mundo. No la felicidad sino un descanso físico ante la enorme responsabilidad de los cuerpos hacia el dolor.

xxxxxEn todo deseo hay tanta compasión como apetito. Sea cual sea la proporción, las dos cosas se ensartan juntas. El deseo es inconcebible sin una herida.

xxxxxSi hubiera alguien sin heridas en este mundo, viviría sin deseo.

xxxxxEl cuerpo humano realiza proezas, posee gracia, picardía, dignidad y otras muchas capacidades, pero también resulta intrínsecamente trágico como no lo es ningún cuerpo de animal (ningún animal está desnudo). El deseo anhelaproteger al cuerpo amado de la tragedia que encarna y, lo que es más, se cree capaz.

xxxxxLa conspiración consiste en crear juntos un espacio, un lugar de exención, necesariamente temporal, de la herida incurable de la que es depositaria la carne. Ese lugar es el interior del otro cuerpo. La conspiración consiste en deslizarse al interior del otro, allí donde no se les pueda encontrar. El deseo es un intercambio de escondites (hablar de «volver al útero» es una vulgar simplificación).

xxxxxTocar una pierna con mano de amante. Que sea para excitar o para relajar no supone diferencia alguna. El tacto aspira a alcanzar, más allá del fémur, la tibia o el peroné, el propio corazón de la pierna, y el amante al completo espera acompañar ese gesto y habitar en él. La pierna de Giacometti, la de la piscina de Eastbourne, tiene que ver (entre otras cosas) con el deseo.

xxxxxNo hay altruismo en el deseo. Al principio están implicados dos cuerpos y la exención, siempre y cuando se logre, les protege a ambos. La exención es inevitablemente breve y, sin embargo, lo promete todo. La exención suprime la brevedad y con ella las penas asociadas a la angustia de lo efímero.

xxxxxAnte la mirada de una tercera persona, el deseo es un breve paréntesis. Desde dentro, una inmanencia y una entrada en la plenitud. Normalmente la plenitud se considera una acumulación. El deseo revela que es un despojamiento: la plenitud de un silencio, de la oscuridad.

 

 

 

 

xxxxxUna vez hice un retrato de Andrei Platonov a partir de una fotografía en un periódico. Puede que surgiera también de alguna de sus palabras. Palabras que tuvieron que traducirme porque escribía en ruso, una lengua parecida al murmullo de las primeras horas del día. Nació en Voronez en 1899 y murió en Moscú en 1951. Al fondo del dibujo pegué un billete de tren y anoté una frase de uno de sus relatos: «Se marchaba lejos por mucho tiempo, quizá para siempre».

xxxxxAhora Andrrei se ha unido a la fila india y Katrin se vuelve para escucharle.

xxxxxEn un libro titulado «Djann», cuenta la historia de un grupo de nómadas varado en un desierto de sal (de desolación) en alguna parte cerca del mar de Aral en Uzbekistán. Lo han perdido todo: instinto de supervivencia, pertenencias, ganado, cualquier noción de futuro y toda ilusión.

xxxxxEscribió ese libro en 1935 y fue el primero en publicarse tras su muerte, en los sesenta. Andrei Platonov era un caballero andante del compromiso y de la miseria. Compartir, dijo una vez, te devuelve el sentido de la realidad. No puedo oír lo que le dice a Katrin. Él creía que los perdedores eran amados sin saberlo y que en esa ignorancia había algo más sagrado que en cualquier otra cosa sobre la tierra.

xxxxxHacia el medio del relato, una de las noches previas a la llegada del crudo invierno, el protagonista oye por casualidad el susurro de un hombre y una mujer en su desvalida choza.

xxxxx«Ya no servimos para nada, dice la mujer, tú estás delgado y débil, en cuanto a mí, me languidecen los pechos y siento dolor en la médula de los huesos.
xxxxxNo dejaré de amar lo que queda de ti, dice él.
xxxxxNo se dijeron más. Sin duda se tendieron abrazados en el lecho para tener en las manos su única dicha».

xxxxxNo dejaré de amar lo que queda de ti.

xxxxxLo extremo de esas ocho palabras se aproxima a la pose extrema de Annette.

 

 

 

 

xxxxxNo hace mucho estuve en Florencia. La nieve caía sobre el Duomo y el Arno fluía bajo los puentes con el color de una vieja calavera. La ciudad estaba tan fría como una fortaleza en invierno. Normalmente el tiempo y las colinas sembradas de Toscana encubren el hecho de que Florencia haya sido (es) la más afilada y menos complaciente de todas las grandes ciudades italianas.

xxxxxEn un momento dado, me refugié de las calles heladas en el Museo del Bargello y allí me topé con la cabeza de porcelana de un joven santo —¿o sería un ángel?— de Luca della Robbia. Andaba por los sesenta cuando la hizo. Utilizó solamente tres colores. Un ocre pajizo para el cabello, un verde de acedera para el cuello de la túnica y el inimitable azul de Della Robbia para la propia túnica y la capa. La piel, el blanco de la porcelana. ¿Cómo describir el azul de Della Robbia? Combinar el mar Egeo con el vestido de la Madonna, atrae a la memoria; es el azul de la música. Los colores no tienen vida pero el ángel parecía estar vivo.

xxxxxCuando Luca era joven, antes de ponerse en marcha el negocio familiar de producción de bustos coloreados, relieves y medallones para que la ciudad pareciera más inocente de lo que en realidad era, le consideraban un escultor del bronce a la altura de Donatello. Su tribuna de la Cantoría, una serie de altorrelieves que representan a músicos, cantores y danzarines haciendo música, es asombrosa. No conozco otra obra que muestre con tanta precisión el poder de la música para arrebatar a los músicos y a quienes les escuchan. Observándoles, llegas a pensar que Elvis, Morrison, The Bird, Ferré o Piotr ya han sido anunciados en bronce a principios del quattrocento.

xxxxxLuca se ha unido a la fila y Andrei le explica que su padre trabajaba en el ferrocarril como maquinista y que él mismo, antes de convertirse en ingeniero, realizó sus estudios en la Escuela Politécnica.

xxxxxLuca della Robbia fue contemporáneo del pintor Masaccio. Éste murió a los 29 y él vivió 82 años. El fresco de Masaccio sobre Adán y Eva en la iglesia de Santa María del Carmine, a diez minutos andando del Museo del Bargello, es uno de las más bellas evocaciones de la tragedia inherente al cuerpo humano.

xxxxxAhora Luca está hablando con Katrin. Ella tiene los ojos verdes.

xxxxxEl ángel era bello. Me refiero a su presencia, no al resultado como obra de arte. Hice un dibujo para intentar entender la expresión de su rostro. Y mientras dibujaba esa expresión, me di cuenta de algo muy distinto.

xxxxxSu rostro afirma que es él quien te está mirando. La belleza no procede aquí del placer de mirarle, sino de la necesidad de que te mire. La belleza procede de la esperanza de que te reconozca, y te incluya, la existencia de lo que estás mirando.

xxxxxEsa esperanza de ser mirado y reconocido no se da solamente ante los retratos de los florentinos con su erotismo. El trazo de un león sobre la oscura pared de una cueva hace treinta mil años ofrece, además de la elegancia de su silueta, una inclusión en su propio mundo. Y quizá sea válido igualmente para la belleza que no es obra del hombre, la belleza presente en una puesta de sol, una planta, un animal o una montaña. Todas estas cosas son bellas cuando responden a la misma esperanza que el rostro del ángel parece colmar.

xxxxxEstamos esperando que Annette nos mire.

xxxxxDeja de leer. Busca la foto. Su cuerpo nos mira directamente a los ojos.

 

 

 

Berger, John; Trivier, Marc. Esa belleza (Trad. Jaime Priede). Madrid; Bartleby editores, 2005.

 

QUÉ SERÁ SER TÚ

septiembre 14, 2019 1 comentario

Hará un año y medio, más o menos, salió a la calle este ‘Qué será ser tú’, publicado por la Universidad de Sevilla y en el que aparecen Begoña Abad, Matías Escalera, Isla Correyero, Conrado Santamaría, Isabel Pérez Montalbán, David González, Marta Navarro, Begoña Paz, Inma Luna, Cristina Morano, Mª Ángeles Pérez López, Enrique Falcón, Nuria Ruiz de Viñaspre, Gsús Bonilla, Eva Vaz, María Eloy-García, María García Zambrano, Alicia Es. Martínez Juan, Txus García, Miriam Reyes, José Daniel Espejo, Iván rafael, Jorge M. Molinero, Deborah Vukusic, Olalla Castro, Alberto García-Teresa, Andrea Mazas, Carmen Beltrán, Alba González Sanz y María Sánchez.

 

 

Y aquí dejo algunos poemas del libro.

 

 

DAVID GONZÁLEZ

EN BANDEJA DE PLATA

xxxxxPor la subida
xxxxxde juan bautista
xxxxxuna detrás de otra
xxxxxcargadas como burras
xxxxxcon bolsas de la compra
xxxxxdos en cada mano
xxxxxasí suben cada mañana
xxxxxlas mujeres de mi barrio
xxxxxmuchas de mi edad
xxxxxpor la cuesta
xxxxxde juan bautista

xxxxxlenta
yxxxxpenosamente:

xxxxxburras de carga
xxxxxcon bolsas de la compra
xxxxxcuyas asas de plástico
xxxxxse clavan en la carne
xxxxxcortándoles la respiración
xxxxxde la sangre de los dedos
xxxxxasí suben cada tarde
xxxxxen fila india
xxxxxpor la cuesta
xxxxxde juan bautista
xxxxxlas mujeres de mi barrio
xxxxxalgunas del tiempo de mi madre:

xxxxxlenta
yxxxxtrabajosamente:

¿xxxxdónde
¿xxxxdónde están
¿xxxxdónde están los hombres
xxxxxxxxxxxxxxxxxxsus hombres

xxxxxes lo que me pregunto
xxxxxmientras les doy alcance
xxxxxcon mis largas zancadas
yxxxxlas adelanto
xxxxxcargado yo también
xxxxxcon mis propias bolsas de la compra:

¿xxxxdónde
¿xxxxdónde estaba yo cuando Chica
¿xxxxdóndexxxxxxixxxxcuando Manuela:

¿xxxxdónde:

 

 

 

 

BEGOÑA PAZ

SEMÁFORO EN ROJO

Semáforo en rojo. Miras al frente. Al otro lado de
la vía la valla está cambiando. No es difícil imaginar
a qué. Una mujer desnuda anunciando un
detergente, una mujer desnuda anunciando una
aspiradora, una mujer desnuda anunciando un
perfume. Aciertas. Poco a poco se va formando
la imagen de una mujer desnuda dentro de un
coche. La mujer eres tú.

 

 

 

 

GSÚS BONILLA

UN CACHO TELA

Un pingo
oxxxxxuna rodilla

ése era el útil
que mi madre
usaba a la edad
de 9 años
para que reluciera
el suelo de la casa
en la que empezó
a asistir

Asistir:
así se denominaba por la
gente sin recursos
a quitar la mierda de la
gente pudiente,
ahora, viejita ya
le ha dado por llamar
a las cosas por su nombre

y me lo cuenta.

Así está ella
que vuelve a ser joven,

como un trapo.

 

 

 

 

EVA VAZ

EL LABERINTO DE LAS HERENCIAS

Madre, de los cuatro hermanos,
yo heredé el menor número
de centímetros
y la mayor resistencia
para tumbarme, dejar de sonreír,
contener el miedo, estirar los brazos y
mirar dentro del cielo
o del botiquín.
Pero ando derecha por el mundo, madre,
y por la izquierda, como el padre.
Heredé la misma forma de tu risa
y la misma textura de tus lágrimas.
No heredé tu gusto por el victimismo,
pero sí tu tendencia natural para manipular
de forma invisible.
Heredé un trozo de vuestras casas
de protección oficial,
los balcones, supongo,
y tu entusiasmo por aprender.
Y no sé si fueron aquellas tardes
de plancha, con la abuela,
cuando hablabais de «la vida»
como una enfermedad incurable.
El caso es que dejaste para mí la peor
de tus herencias.
Este cortocircuito en el cableado
de mis neurotransmisores,
este nudo en las venas,
esta maraña de nervios
mal ordenados hacia mi cerebro,
estas ganas horrorosas
de llorar
o morir
a cualquier hora.
Esta vida sentida como
un clown ciclotímico.
Si no te hubieras muerto, madre,
compartiríamos benzodiacepinas
y platos pequeños para nuestro
fino esqueleto.
Si no te hubieras muerto,
te habría gustado mi vida,
mi hombre y mi hija.
Y habrías llegado a quererme.
Y puede, incluso, que algún neurotransmisor
hubiera recuperado su dirección.
Pero aquel quirófano
hizo realidad tu sueño
de aliviar el peso de tu vida.
Y tuve que heredar, también,
el mismo psiquiatra.
Él me ha enseñado a perdonarte
la herencia,
a emocionarme con lo pequeño,
a ingresar en la vida
con el mundo en las neuronas
y la serotonina inservible.
Y no te apures, madre,
si me tocó a mí
tu desarraigo crónico,
la fatiga de mis venas
huérfanas.
Tengo el corazón de hueso
y aprendí a flotar
antes que a nadar.
Madre, también he heredado
tu botiquín
y las mismas drogas que
te calmaban
tres veces al día.
Todavía tengo fuerza,
madre,
para darte
LAS GRACIAS.

 

 

 

 

TXUS GARCÍA

COSTILLA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLa mujer es una burra tozuda, un gusano terrible
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxen el corazón del hombre, hija de la mentira,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcentinela del infierno, ella ha expulsado
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxa Adán del Paraíso.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSan Juan Damasceno

Hembra monstruosa
belleza repulsiva
gorgona medusa
Edith estatua salina
Ártemis descabezada
Venus sanguinaria
defecto de la naturaleza
hombrecillo defectuoso mutilado*
apóstata impura gentil
sucia infiel prostituta
bruja víbora mala bestia
egoísta mezquina hipócrita
maldita malvada neurótica
súcubo mal espíritu lamia
triste Perséfone estúpida
cabeza del crimen
arma del diablo**
esperpento cíclope aberración
residuo Lilith clandestina
aprovechada furia sádica
mentirosa histrión arbitraria
pestilente ponzoña sicaria
inmunda Circe histérica
soberana peste
dardo del demonio***
viciosa sibila Salomé
morbosa arisca corrupta
oculta indigna pérfida

mujer quimérica
diosa

te amo.

 

*Santo Tomás de Aquino
**San Antonino de Florencia
***San Juan Crisóstomo de Antioquía

 

 

HAY DÍAS QUE APESTAN…

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAlors, ô ma beauté! Dites à la vermine
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxQui vous mangera de baisers,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxQue j’ai gardé la forme et l’essence divine
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxDe mes amours décomposés!
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCharles Baudelaire

Hay días que apestan a calcetín sudado a colcha de pensión barata
a moho en el pan bimbo a nevera mal cerrada a basura del vecino
a cenicero abarrotado a cebolla frita a cal viva
a carne en descomposición a perro sucio mojado
a cuero cabelludo a ropa vieja a sudor a rancio
a lumpen hembra
a brutal patriarcado
a asco
a gouffre ennui abisme
a spleen de París
hay días.

Otra
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxmujer
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxmuerta.

 

 

 

 

JOSÉ DANIEL ESPEJO

SOBRE LA MADRUGADA EN LAS PROVINCIAS

Mirando un documento aún en blanco
mi hijo y yo esperamos la primera luz del día
guardando todo el silencio de que somos capaces.
No estamos aprendiendo nada
produciendo nada
ni siquiera ordenando o limpiando la casa
y el aire que respiramos
está bastante sucio. Vivimos
la leve madrugada en las provincias,
Siberia de los barrios dormitorio
la tele está encendida sin volumen
qué habrá de distinguirnos a nosotros
de todo el ruido blanco.

Mirando un documento aún vacío
qué raro el pensamiento de que ahí
arranca algún camino y que en él
podría reencontrarme con vosotros
pisar algún espacio hecho de música
bailar foxtrot vinícola sudar
y no tener más sueño.

 

 

CLAVOS

A Conchi la sacaron de su casa
después de separarse. No pidió
ayuda ni contó lo que pasaba,
cogió a sus dos niñas de las manos
y despareció. Muy pocas cosas
quedaron en el piso tras su marcha:
dibujos en la puerta del armario empotrado,
los clavos del salón, ya sin los cuadros.
La luz del extrarradio atraviesa las rendijas
de las persianas bajadas, y los roza
como relojes de sol, de un tiempo perdido
en un espacio desierto, comido por el polvo.

¿Alguien las echa de menos? y ¿dónde están?
son preguntas que este poema
no puede contestar. Nadie lo sabe,
y los clavos desnudos
no ofrecen muchos datos
a la investigación. Sobre todo
porque no existe en absoluto
ninguna investigación. Perdurar, dejar huella,
ser recordados no son cosas
al alcance de todos. Los cuadros de Conchi,
al igual que sus niñas,al igual que su amor
dejaron una sombra en la pared
y luego fueron nada. Poemas.
Frases de pasada de vecinos cansados.
Cartas devueltas. Clavos
y gracias.

 

 

 

 

IVÁN RAFAEL

EL TRONO

Si no reconozco como legítimo ningún trono
es por culpa de mi madre.

Ella
colocaba en la mesa de luis catorce
la mantelería isabelina,
la porcelana ming
y los cubiertos de plata de cuando carolo
o del regalo de boda,
por lo menos.

Ella ordenaba según derecho hereditario
las sillas protocolarias en orden de jerarquía
comenzando
por las acolchadas y tapizadas del salón,
siguiendo por las de madera
rechapada de la cocina,
para terminar,
solo si el número de comensales lo exigía,
por las de plástico plegables del trastero.

Por eso,
si no reconozco como legítimo ningún trono
es por culpa de mi madre,
de ella
la Reina que se sentaba
siempre
la última
y en un taburete.

 

 

 

 

CARMEN BELTRÁN

POLÍGONO

Las ocho menos diez
siempre cinco minutos tarde
enfilo al polígono
está hacia el este
siempre es de luz el camino
a la espalda
mis hijas duermen
mis sueños también.

 

 

¿CÓMO SUENA UN SER HUMANO

¿Cómo suena un ser humano
al romperse?
una mujer que quisiera
que el estruendo
no desmereciera a su dolor
que quisiera por un momento
que ese terrible ruido
lo comentaran en las tiendas
lo buscaran con los ojos los niños
obligara a los vecinos a
levantarse y asomarse
por la ventana
¿cómo suena una persona
al quebrarse?
¿qué sonido produce
desear terriblemente
la propia muerte?
¿cómo suena un hombre
que olvida la esperanza?
¿cómo es?
¿quién lo sabe?
¿quién lo traducirá?
¿quién lo convertirá
en la canción más terrible
esa que todo el mundo oye
y finge no entender?

 

‘POESÍA COMPLETA’, DE THOMAS MACGREEVY

septiembre 13, 2019 Deja un comentario

6 años hace que la editorial Bartleby publicó la poesía completa de este poeta irlandés, con traducción de Luis Ingelmo.
De Thomas MacGreevy, uno de los firmantes del manifiesto ‘La poesía es vertical’ en 1932, dice Anthony Cronin en el epílogo que se puede leer en el libro: «Escribió no menos de diez poemas que sobrevivirán a toneladas de productos que han recibido mucha más publicidad que ellos. Son, a mi juicio, algunos de los mejores poemas que nadie haya escrito en inglés durante el siglo XX.»

x
Y aquí dejo algunos poemas del libro.

x

 

 

OTOÑO DE 1922

El sol se consume,
el mundo se marchita

y el tiempo se amedrenta ante el triunfo del tiempo.

 

 

 

 

HOMENAJE A JACK YEATS

Más gris que la marea allá abajo, la torre;
el día se presentaba gris por encima;
en torno a los muros
volaba un zarapito, reclamaba:
amenazaba lluvia por el oeste;
en aquellos momentos,
conduciendo,
pensaba que aquella tierra, tan desolada,
tiempos atrás tuvo abundancia de vida,
fue más temeraria, a sabiendas, en los conflictos,
más consciente en la delicada audacia
del amor.

Entonces el gris dela torre
viró hacia mí,
pasó de largo…
Medité,
temí,
las ideas que la experiencia me deparaba,
que la edad de oro
de la vida en Limerick
no fueran sino un embuste
consagrado,
que las vidas heroicas
fueran poco más que
el necio valor de los soldados,
el necio orgullo de sus esposas.

 

 

 

 

DECHTIRE

No te amo como amé
a los amores que he amado,
o a los que pueda amar;

sé que no eres tan bella
como algunas a las que amé,
como otras tal vez sí lo sean;

tus consejos no me son gratos,
como lo fueron los de otras
como algunos aún lo son;

aun así
no hay más verdad que la tuya
más belleza que la tuya
más amor que el tuyo.

Y, ¡oh!, no hay más dolor
que el tuyo y el mío.

 

 

 

 

EXILIO

Sabía que tu muerte era la mía
mas mi corazón te quería muerta.
Nos amamos con locura. Dolor
sentía al partir y miedo de verte

otra vez. Nos unía un falso lazo.
Dolían encuentros y despedidas.
Pudimos disfrutar de la inocencia
natural de nuestro amor. Cometimos

un error: presente o no, al otro siempre
atormentar pedía el corazón.
xxxxxxxLa muerte sola —senil, eso dices—
nos podrá apaciguar. Aquí la espero.

 

 

 

 

LA GLORIA DE CARLOS V

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Joan Junyer

Ahora que regresamos de la primera muerte
a nuestra actual segunda vida
ya no puede ser la misma noción de cristiandad.
Ahora son Orient Express aéreos,
cuernos de oro
y cornucopias de plata dorada:
Cons-
tantinopla.

Allí fue bermellón y negro,
verde y negro,
blanco almidonado cubierto de negro cadavérico.
¡Oh, Grünewald!
¡Oh, Picasso!

Aquellos sin máscaras antigás estaban perdidos.

En mi vida, mi rosa de Tralee se tornó gris,
un gris sepulcral,
desnacarado.
Mas por un instante, supongo, ahora,
puedo suponer que, por un instante,
brilló con resplandor azul,
argénteo,
dorado,
rosado
y con la luz del mundo.

 

 

 

 

NOCTURNO DE LA PRESENCIA EVIDENTE

Afortunados,
al no poder expresarse,
estos alpes
se yerguen
congelados
hasta las alturas
bajo las otras alturas
de las estrellas grandes
y pequeñas;
hasta cortes
bajo otras cortes
amuralladas con blanco fulgor estelar.
Las aceras son de estrellas,
el valle es un patio,
y yo un siervo,
un siervo de siervos,
con desgarradores dolores metafísicos
y la vista fija en lo alto
sumido en tinieblas.

No veo pies inmaculados por esas aceras,
ni figurillas aladas
escorzadas
al estilo de Rubens o Domenichino,
salpicando el aire de plata,
ni oigo carros,
ni el de Elías ni el de Apolo
yendo de acá para allá
por las alturas.
Veo alpes, hielo, estrellas y blanco fulgor
en un silencio seco, elevado.

 

 

 

 

PROMENADE À TROIS

Por la tarde me vigilaron muy de cerca.
Él tenía los ojos negros,
azules, ella:
los elementos naturales de la tarde.

Ahora soy azul y negro por entero.

 

 

 

 

HOMENAJE A LI PO

Combatí la fiebre,
compuse un poema,
creí poder dominar mi corazón, en exceso inmaduro:
hay que ser clásico.

Me dispuse entonces, sereno,
a gozar del claro día,
mas nos cruzamos de nuevo,
nos vimos de nuevo,

he vuelto a caer enfermo.

 

 

 

 

NOCTURNO

Por fin la tierra, anegada y cubierta de árboles,
respira mansamente.
En el hogar
todos reposan.
Solo yo me quedo
al fuego
leyendo…
el periódico…

Me entero
de que los políticos se pelean,
de que, en China,
los obreros hallan paz
en el opio.

Atizo el fuego.

Los lares de Pompeya,
vacíos

 

 

 

 

INVIERNO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA R. A.

En el agua plomiza los cisnes
se asemejan a espectros hostiles
de reyes
ofendidos por nuestra presencia.

¿Y no tienen razón?
Si nuestros corazones moran entre los muertos,
¿cómo osamos
venir aquí
y no morir?

 

 

 

 

DUBLÍN, ENERO DE 1920

¿Por qué habría de quedarme en un lugar insensible
en el que ni siquiera las mujeres son comprensivas,
ni se expresan con dignidad, ni son hermosas
ni dejan traslucir un mínimo destello de compasión
por las insensateces propias del amor?

 

 

 

 

CON MOTIVO DE LA MUERTE DE JOSEPH DJUGASHVLI, ALIAS STALIN

De los tres que lanzaron la bomba
a ninguno le creeríamos capaz
de envenenar un pozo.
E incluso nos podríamos plantear
que de sobra uno de ellos lo sabe,
ya sea partidario de Lázaro o de Creso,
que las opciones están limitadas
a Pedro, que lloró amargamente,
o a Lucifer, que no tiene lágrimas.

 

 

 

MacGreevy, Thomas. Poesía completa (Trad. Luis Ingelmo). Madrid; Bartleby editores, 2013.

 

A VECES ME SIENTO UN EXTRATERRESTRE

septiembre 12, 2019 Deja un comentario

 

A veces me siento un extraterrestre. Y digo a veces porque, acto seguido, sólo he de mirar alrededor y ver cómo esto es moneda de cambio normalizada en esta región.

Ya hay quien está pensando que de qué demonios estoy hablando. Me explico: hace dos meses aparecía este artículo en la prensa regional, en el que se contaba que artistas y gestores culturales llevaban nueve meses de retraso en cobros por parte del ayuntamiento de la ciudad de Murcia tras la celebración de uno de esos eventos en los que el grupo político de turno saca barriga pero los que llevamos años viendo cómo funcionan estas cosas sabemos que no lleva a ninguna parte.
A ese artículo añadía mi compadre José Daniel Espejo un magnífico comentario en su página de facebook, un comentario en el que se leía:
«Murcia es tan smart city y tan be a hero y tan, pero tan creativa, que le paga a sus artistas de formas súper creativas como:
– Así te promocionas
– Capital simbólico
– Date de alta como autónomo y te metes en el programa y te dan un código y entonces vas a pagos y ya allí pues les haces tu número y ellos te dan un número
– Ocho meses de silencio administrativo, que eso forja el carácter
– ¿Pero tú de quién eras colega?
– Búscate un trabajo de verdad, joder, ¿no te da vergüenza?«

Bien, pues resulta que esto no es una excepción, que el trato a quienes hemos peleado por la cultura en este región es absolutamente vergonzoso (salvo muy honrosas excepciones). Os cuento:
A principios de mayo se ponen en contacto conmigo para dar una charla en la Fundación Casa Pintada – Museo Cristóbal Gabarrón de la ciudad de Mula. Además, se plantea la posibilidad de que mi charla/lectura no sea única y se organice un ciclo de lecturas poéticas en la Fundación/Museo. Cuando pregunto si se paga me contestan, obviamente, que no, a lo que respondo que si no se paga no voy. Tras unas gestiones por parte de quien me invita, consigue que a cada uno de los que pudiéramos ir se nos pagaran 100 euros (!!), que me parecía lo mínimo por que alguien se preparara una lectura, fuera hasta allí y diera algo de su tiempo.
Con todo esto, yo decido ponerme en contacto con unos cuantos autores, les propongo el proyecto y muchos de ellos deciden apuntarse, ya que la idea les parece magnífica. De hecho, más de uno me da las gracias por haber conseguido que a los poetas que fueran a ir se les pagara, demostrando un poco de respeto por su oficio.

 

Se va a cercando el día y aparece información en internet sobre el evento.

 

 

 

 

(Yo decido darle publicidad por redes sociales, pero no tiro las campanas al vuelo porque uno ya ha recibido unas cuantas cornadas.)

Total, que llega el día. M y yo vamos en coche hasta Mula. Llegamos a la Fundación/Museo, nos muestran el edificio, vemos exposiciones permanentes y temporales. Va pasando el tiempo. Seguimos observando el edificio y nos cuentan detalles de su historia. Continúa pasando el tiempo. Casi hemos sobrepasado en cuarenta y cinco minutos la hora prevista de comienzo y no ha llegado nadie. Nos cuentan que hay una pelea entre alguien de cultura del pueblo y la fundación, y que no se le ha hecho nada de publicidad por parte de los organismos públicos, que ellos sólo pueden hacer lo que pueden hacer… Hace ya una hora que debería haber comenzado el evento, pero no ha ido nadie. Entonces, una de las dos personas que está trabajando esa tarde en la Fundación/Museo me dice que uno de los miembros de la Fundación la ha llamado y que, como no ha ido nadie, no me paguen lo que habíamos acordado. Le digo que se cague en sus muertos de mi parte por la demostración de falta de palabra y el exceso de canallismo paleto, y me dan 20 euros (para la gasolina, me dicen) mientras me invitan a que recorra y disfrute del pueblo.

Se imaginan lo que tardamos en irnos de Mula ¿verdad?

 

Sólo hay una cosa que agradezco de la ostia que me dieron: que me la dieran a mí, porque si eso ocurre en un ciclo que he organizado yo, con alguien que ha ido porque lo he invitado yo, ya les digo que edificio está reducido a cenizas…quizá lo que le debería haber ocurrido en su momento.

 

Ya sabéis, si os invitan allí, tened cuidado con lo que os digan, que luego hay miembros de la Fundación que hacen lo que les sale de los cojones, demostrando cuál es el respeto que tienen hacia los demás. Eso sí, luego exigirán respeto público e institucional hacia lo suyo como buenos tipos faltos de la más mínima empatía. Claro que sí, guapi.

 

RAZONES

septiembre 11, 2019 1 comentario

 

Ha sido un poco de agotamiento, un poco de frustración, un poco de hastío y un poco de necesidad.

Tras siete años, los últimos publicando (casi) a diario, llegó un momento en el que me vi leyendo para el blog y perdiendo el disfrute de leer un libro. A eso se le podría añadir que, por un exceso de querencia, me avergüenzo de haber publicado textos de algunos conocidos que no merecían la pena; y, si eso fuera poco, la desfachatez de algunos esos poetas de los que he publicado versos suyos por darle algo de bombo a sus libros desde este pequeño blog, me han respondido públicamente: ‘qué buena selección’, y uno, que es como es, no ha respondido: ‘no me jodas, he seleccionado lo único salvable del libro’.

Pero es que, además, uno se ha creado enemigos porque se le ocurre opinar. La última ha sido muy divertida: a alguien se le ha ocurrido decirme: ‘tengo muchas ganas de verte leyendo; ya que criticas tanto, a ver cómo escribes’, y no ha dejado de rondarme la idea de que alguien le dijera a un ingeniero que trabajara en la Fórmula1 que, como sabe tanto de motores, se pusiera a conducir uno. En fin…

Pues nada, que vuelvo al blog, que como las críticas de los suplementos culturales sirven, esencialmente, para pagar favores o para dejar constancia de que se quiere un favor futuro, y como me he dado cuenta de que me gusta mucho mostrar libros que me parezcan buenos, vuelvo por estos lares.

 

Aquí sigo.

 

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ADIÓS A ÍÑIGO MUGURUZA

septiembre 10, 2019 1 comentario

 

Tenía pensada otra manera de volver al blog, pero me parecería traicionarme a mí mismo si la primera entrada de esta vuelta no se la dedicara a la memoria de Íñigo Muguruza.

Joder, se te va a echar de menos porque, aunque no lo sepas, has formado parte de nuestra formación musical, ética y vital. Aquí, José An. Montero cuenta algo que supongo que ocurría en muchas partes del país.

Nos quedan, no lo olvidamos, varias joyas musicales para la historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

P.D. Estoy ahora mismo poniéndome al día con la discografía de Joxe Ripiau y Sagarroi.

Agur. Bidai ona Iñigo.

 

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HE VUELTO

septiembre 7, 2019 Deja un comentario

 

 

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