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Archive for octubre 2012

HALLOWEEN

Hoy habrá quien celebre Halloween y yo no he podido resistir la tentación de poner la tira que hace unos años le dedicó Joaquín Secall a semejante evento y que uno tiene aún guardada en papel. Es ésta.

 

 

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BAUDELAIRE

EL GATO

xxxxxI

Por mi mente se pasea,
igual que en su aposento,
un gato hermoso, fuerte, suave y agradable.
Y si maúlla, apenas se le oye,

por ser discreto y cariñoso su sonido;
aunque ese maullido se suavice o gruña
siempre es grato y hondo.
Tal es su hechizo y su secreto.

Ese sonido se desgrana y se filtra
en mis entrañas más oscuras,
me colma como verso abundante
y como una pócima me alegra;

los peores males adormece
y posee todos los éxtasis;
para expresar frases largas
no necesita palabras.

Pero no existe violín que hiera a
mi corazón, instrumento perfecto,
y logre que de modo majestuoso
canten sus cuerdas más vibrantes,

más que tu maullido, misterioso gato,
gato seráfico, gato extraño,
y que posee, como un ángel,
¡lo sutil y lo armonioso!

xxxxxII

De su piel blonda y oscura
brota un perfume tan dulce que
embalsamado quedé una noche con sólo
acariciarla una vez.

El gato es espíritu y armonía
de la casa; juzga, preside,
inspira todo en su reino;
¿es quizá un mago, un dios acaso?

Cuando mis ojos, como atraídos por imán,
hacia ese gato que tanto quiero
con toda docilidad se vuelven,
y que interiormente me miro,

con gran asombro descubro
el brillo de sus pálidas pupilas,
fanales claros, ópalos vivos
que fijamente me contemplan.

 

 

LOS GATOS

A los ardientes amantes y a los sabios austeros,
cuando tienen muchos años, les gustan
los gatos, orgullo del hogar, fuertes y suaves,
tan frioleros como ellos y asimismo tan sedentarios.

Amigos de la ciencia y de la voluptuosidad son,
buscan el silencio y el horror de las tinieblas;
un Erebo los hubiera tomado por sus fúnebres corceles,
si, inclinando su altivez, el yugo hubiesen aceptado.

Siempre, al meditar, adoptan esas nobles actitudes
de las grandes esfinges en sus hondas soledades
y que parecen adormecerse en un sueño interminable;

de sus fecundos lomos surgen mágicos centelleos,
y como si fuese arena fina, hay partículas de oro
que siembran estrellas en sus místicas pupilas.

 

LE APLASTARÉ CON MIS VERSOS

Vuelvo a mi biblioteca particular y repaso el libro que compré hace año y medio en Madrid, en uno de los viajes que hicimos Cris y yo. Una de las noches que estuvimos allí pasamos por el Bukowski club y me hice con ‘No hay camino al paraíso‘, un libro editado por Ya lo dijo Casimiro Parker que contiene dos libros: ‘Sin frío en las manos‘ de Javier Das y ‘Le aplastaré con mis versos‘ de José Ángel Barrueco. Le tenía yo ganas al libro y no me defraudó. El libro de Javier Das es bueno, pero el de José Ángel Barrueco es genial, uno de esos libros que aguantará muchos años en mi biblioteca. Aquí les dejo unos cuantos poemas para intentar que les deslumbren y acaben haciéndose con el libro.

 

 

DIECISÉIS VELAS

las mujeres deben ser finas,
como las sardinas,

te dijo, esa noche,
el hombre al que llamabas tu padre

no sé qué haces con una gorda
ahora es el momento de elegir a una delgada
ya tendrá tiempo de engordar cuando sea mayor

el hombre que decía ser tu padre
te hablaba así, aquella noche,
de tu novia, una adolescente rubia
por la que estabas loco

habías salido para ayudarle a trabajar
ibais a poner carteles
de una película de próximo estreno

hasta entonces, tu padre no había mostrado ese rostro
saliste a echarle una mano, a acompañarle, a aprender,
a disfrutar del silencio nocturno y provinciano
de aquella ciudad solitaria en las noches de jueves

y esa fue su moneda, su pago a tu ayuda y a tu compañía

aprende de mí, coño:
mira a tu madre, ¿ves que ella esté gorda?
las mujeres deben ser flacas
¿dónde vas con una gorda?
no te pareces nada a mí, sales a tu tío,
que en paz descanse, que no tenía estómago,
que le daba igual estar con feas que con guapas

volviste a casa al borde de las lágrimas
hundido, maltrecho, fúnebre, roto
sin la brújula que te había guiado
durante tanto tiempo…
hasta esa noche,
xxxxxxxxxxxxxxxesa puta noche de decepción

y sólo tenías dieciséis años.

 

 

FINGIR EL SUEÑO

leía mucho por las noches
como ahora, como siempre

al oír el portazo de mi padre
tras regresar a casa del trabajo,
cerraba el libro, apagaba la luz y fingía el sueño

unos minutos después sentía
el movimiento de la manija de la puerta
una mano giraba el pomo:
despacio
muy despacio
en un silencio casi absoluto

abría un ojo y notaba la luz filtrándose
en el cuarto desde el exterior

en la rendija entre la puerta y la jamba
asomaba su cara como una aparición fantasmagórica

¿estás dormido?
pero yo no contestaba
fingía un sueño profundo
aguantaba la respiración

alguna vez respondí,
y eso supuso varias horas
de monólogo o, lo que era peor,
alguna bronca, algún desahogo
sobre su trabajo, su madre o la mía
y los disgustos que le daban

en la distancia,
ahora veo que
no hay nada
tan triste en la noche
como un hijo fingiendo
su sueño para no hablar con su padre

 

 

CIEN DUROS DE PROPINA

en la adolescencia
sólo les daba propina
a sus tres hijos cuando
él y la madre habían hecho las paces
tras alguna de sus guerras domésticas

el padre sonreía y era feliz
entonces el hijo mayor se acercaba
y pedía con discreción y apuro
una propina para salir por ahí con los amigos

el padre se mostraba generoso: ¿cuánto necesitas?

no sé, decía el hijo mayor, lo que tengas

le daba quinientas pesetas

un billete de cien duros para gastar
para salir una noche de juerga
como si fuera una fortuna
sus amigos llevaban mil duros en la cartera
el hijo mayor, quinientas pesetas
el hijo mediano a veces se quejaba:
la gente cree que nos sobra el dinero, pero
¿adónde voy yo con quinientas pesetas?

al salir por ahí, a los hijos les prestaban dinero
los amigos,
las novias,
los abuelos

cualquiera se apiadaba de ellos
antes que verlos llevando sólo un miserable billete de 500

en la ciudad, mientras tanto,
los habitantes pensaban que los hijos
de aquel hombre iban forrados a la calle
creían que sus retoños nadaban en oro y plata

y, sin embargo, casi siempre
la nevera estaba vacía. ya lo has oído:
vacía.

 

 

TENEMOS QUE IRNOS. 2ª PARTE

éramos amigos
por eso, cuando mi madre
dijo que nos fuéramos
por segunda vez y
de manera definitiva y
sin avisarle,
admití que no podía hacerlo
que debería decírselo
o él me lo reprocharía siempre

mi madre me aseguró que
esa solución era un error
si le decimos que nos vamos,
jamás nos dejará abandonar la casa

durante varios días
y mientras él estaba ausente
fuimos sacando nuestras cosas:
la ropa, los libros, el calzado
disimulábamos el vacío
de cajones y armarios
con el bulto de los jerseys
la tarde de la fuga
un amigo nos echó una mano
sacamos algunas estanterías
algunos objetos de valor
las últimas cajas con libros,
zapatos, abrigos y útiles de aseo

lo trasladamos en una furgoneta
mi madre dejó una nota en la cómoda
del hall de la entrada

él casi se volvió loco al llegar
y leer la nota y descubrir que su familia
había vuelto a abandonarle
sospechaba que era la definitiva:

estaba en lo cierto.

 

 

ASUNTOS PROPIOS

lo cierto es que mis hermanos y yo
no soportamos a nuestro progenitor

pero tampoco toleramos que alguien
ajeno lo insulte y se meta con él

los problemas familiares
los resolvemos entre nosotros

nadie nos ayudó entonces a odiarlo
y no queremos que nadie nos ayude ahora

 

 

PATATAS Y HUEVOS

la otra noche comíamos en casa de mi madre: ella,
mi hermana, su novio y yo, y dije que odiaba las legumbres
porque durante años habíamos tenido que tragarlas a diario,
en todo ese tiempo en el que vivimos con mi padre
y mi hermana recordó la dieta cansina de esa época:
patatas cocidas con vinagre para comer
patatas fritas con huevos para cenar
potaje por el día, huevos por la noche
arroz, macarrones, patatas a la importancia
no hubo día sin patatas y huevos
la dieta no variaba mucho
no había opciones para merendar
la nevera registraba el eco de nuestras voces
porque él compraba una vez a la semana
muchas tardes yo iba a ver a mi abuela y le pedía la llave del bar
del negocio de la familia, y cogía provisiones para la merienda:
chocolatinas, cacahuetes, palomitas
y siempre dejaba reservas en el cajón
para los días de hambre y las noches de huevos fritos
algunos jueves mi padre se iba en viaje de negocios,
sin avisarnos ni dejar dinero
todos éramos estudiantes, estábamos siempre sin blanca
mi madre no tenía una peseta ni para el pan
así que comíamos patatas cocidas con aceite y vinagre
y a veces mis tíos nos prestaban algo de dinero
pero en la calle nadie conocía esta situación
a mí me daba vergüenza decirlo por ahí
y la gente pensaba
que íbamos siempre sobrados
de lujos
de talegos
de comida
de manjares
quizá, cuando lean esto,
mis amigos sepan la verdad:
por qué no iba a los viajes ni a las excursiones
por qué alegaba excusas, por qué siempre hemos sido flacos
sólo algún sábado mi padre se mostraba generoso
llevándonos un filete de ternera que devorábamos con el hambre
propia de los perros, que ignoran si volverán a comer en el futuro.

 

EL COLOQUIO DE LOS PERROS Nº 31

octubre 28, 2012 2 comentarios

 

Quiero darle desde aquí la bienvenida al número 31 de la revista de literatura on-line de referencia en este país: El coloquio de los perros.

En la sección de poesía pueden encontrar versos de José Mármol, José Luis García Martín, Sayak Valencia, Fruela Fernández, Marcos Ricardo Barnatán, Juan José Téllez, Ginés Torres Salinas, Inma Aljaro, Elisabeth G. Pineda, Álvaro Salvador, Elise Plain, Javier Asiaín, Vicente Cervera, Jorge Ortega y Camen Piqueras.

Además, pueden encontrar textos de Alejandro Hermosilla Sánchez, Diego Sánchez Aguilar, Natxo Vidal Guardiola o Zoraida Angosto. Échenle un vistazo (como a los números anteriores), saldrán reconfortados.

 

100 ENTRADAS

Sí, 100 entradas ya en el blog y pensaba de qué hablar cuando he decidido comentar algo que hasta ahora no había siquiera mencionado.

El pasado 22 de septiembre se celebraba el recital de despedida de una cafetería-librería que ha sido mítica en la historia cultural y social de la ciudad de Murcia.

 

 

Aquel recital en el que participamos, entre otros, José Daniel Espejo, Beatriz Miralles, Eugenio Sánchez Salinas, Isabelle García Molina, Joaquín Piqueras, José Antonio Martínez Muñoz, Vicente Cervera, Antonio Aguilar y un servidor, era un homenaje a la historia de esa cafetería-librería del centro de Murcia, una cafetería con nombre mítico: Itaca. Y aquel recital era un homenaje a su historia porque desde el 29 de septiembre no abre sus puertas; la política del equipo de gobierno que sufrimos, las leyes que han menoscabado la evolución de la hostelería en este país y una gestión que ha ido empeorando gravemente durante los últimos años, han hecho que acabara por cerrar definitivamente.

Itaca fue durante años un lugar en el que ocurrían cosas: uno podía encontrarse con un cuentacuentos en plena actuación, o con poemarios colgando del techo que formaban parte de un concurso (denominado, lógicamente, ‘Poetas colgados’), o tenía que correr los primeros días de mes para no quedarse sin su ejemplar gratuito de una revista de poesía que removió esta ciudad durante casi tres años. En Itaca algunos hemos estado con poetas como Carlos Vitale, Cristina Morano, Concha García, Rosa Lentini, León Molina, Ramon Dachs, Javier Moreno, Óscar Aguado o Siracusa Bravo Guerrero. Pero es que también hemos estado con músicos de la talla de Javier Krahe, Pedro Herrero, Quique González, Carlos Chaouen, Antonio de Pinto, Joaquín Calderón, Adolfo Langa, Menso, Rebeca Jiménez, Vicky Gastelo, Alejandro Martínez, Rafa Pons, Proyecto JASS, El niño de la hipoteca, El Kanka, Izal, Javier Álvarez, Aarön Sáez, Zahara, Fede Comín, Alberto Alcalá, Patricia Lázaro, Paco Cifuentes, Funambulista, Andrés Suárez, Chiqui Calderón, Moncho Otero, Fabián, Luis Quintana, Muerdo, Rafa Toro, Jesús Garriga, María Rozalén, Elena Bugedo…

 

 

 

 

 

Ahora sólo queda un espacio vacío incapaz de albergar lo que tuvo hace años.

 

 

 

LECTURA HOMENAJE A ANTONIO GÓMEZ CANO

 

Este martes, en el Museo Ramón Gaya, se llevaba a cabo una lectura poética en homenaje al pintor Antonio Gómez Cano con motivo del centenario de su nacimiento. El poeta que ejerció como maestro de ceremonias del acto fue José Antonio Martínez Muñoz, que además de exigir que nuestros políticos deberían cuidar más a los artistas de su tierra (y curándose en salud añadió que si afirmaran que no tenemos a un Goya o a un Velázquez, ellos tampoco son Winston Churchill), fue dando a paso a los poetas que participaron en dicho homenaje: José Daniel Espejo, Antonio Marín Albalate, José Luis Martínez Valero, Ángel Paniagua y el propio José Antonio Martínez Muñoz.

 

 

 

 

 

 

Casi todos los poetas leyeron un poema escrito ad hoc. De esos poemas, algunos pensamos que el mejor fue el de José Daniel Espejo, que ha tenido a bien enviárnoslo. Disfrútenlo.

 
GÓMEZ CANO, EN LA ESTEPA

Porque somos así y solemos preguntarnos
si es posible en absoluto percibir el universo
desde la ciudad de Murcia y sin famosos al lado,
recomiendo a Gómez Cano y su poesía,
sus vistas secretas sobre espirales galácticas,
es decir, sobre una playa o una chica,
sobre la espuma de un Tiempo con grillos y cigarras.

Nunca estuvo en escenarios, ni firmó manifiestos
ni formó generación ni tuvo un color a su nombre,
fue chacal estepario, en la taiga del valor,
mas cazó cuanto quiso la belleza de su tiempo
merodeó en solitario por parajes desérticos.

Adoro a esos predadores, con nombres sin glamour:
sus obras no adornan los consejos de los bancos
ni están en colectivas con los grandes del momento.
Tampoco en su ciudad les hacen caso y sin embargo
su mirada es tan pura que enfría alrededor
su ventana se abre a las noches sin luna.

Silenciosos pero vivos, la pintura es alimento
humilde pero cósmico. Ellos acechan
y en sus manos la luz se transforma
en un fanal en la noche, una máquina del tiempo,
la brillante foto-finish del instante y el corazón.

Quién pudiera ser un artista menor,
y a cambio la valentía y la dignidad,
la paciencia y la paz del pintor solitario
que no ha venido aquí a comer carne muerta
ni a dejarse alimentar por otras manos.

De Gómez Cano aprendamos la fe,
la sublime honradez con que entra en su arte,
sigamos camino con su luz en los ojos
escojamos el lado por el que no pasa nadie.

 

Y MÁS NOTICIAS

La semana pasada la terminamos (públicamente) asistiendo al concierto que Alberto Alcalá ofreció en el Ateneo Huertano Los Pájaros. Alberto y yo nos echamos una mano mutuamente y creo que todos salimos ganando. Lo primero que hice fue encargarme de la promoción para el concierto y, excepto algún pequeño detalle que se me pasó, creo que no salió mal del todo. Para empezar, ver la reseña del concierto en los dos periódicos de Murcia fue un auténtico gustazo:

 

 

 

 

Y el concierto fue, sencillamente, un lujo. Los Pájaros es un lugar en el que uno se siente a gusto nada más llegar; la atención para con los músicos, la necesaria para que las cosas salgan bien (o mejor todavía); y la calidad de quienes llevan este lugar en lo que queda de huerta en Murcia, más que notable. Pero es que, además, Alberto se está empezando a hacer con una pequeña legión de seguidores que hacen que los conciertos sean una auténtica fiesta; y entre eso, y que nos presentó algunos temas del disco que está grabando, dan ganas de tenerlo aquí casi cada mes.

 

 

 

 

Les dejo dos de los temas que formarán del disco de Alberto Alcalá y que nos presentó en el concierto (atentos a cuando salga y a las colaboraciones de lujo con las que contará).

 

 

 

RESUMEN DE ÚLTIMAS NOTICIAS

octubre 21, 2012 2 comentarios

La verdad es que últimamente han ocurrido muchas cosas y no sabría por dónde empezar ni cómo organizarlas para enseñárselas, así que voy a hablar de ellas y espero que alguna les interese.

La huella sonora, la oficina de management de Juan Perro, ha tenido a bien invitarnos a ver a Juan Perro dos veces en apenas tres meses. La primera fue este verano en La mar de músicas, cuando actuó justo después de Vinicio Capossela y Juan Perro nos iba mostrando su espectáculo de La Zarabanda. Aquí tienen una crítica de aquel concierto, que a algunos nos pareció, sencillamente, una fiesta, un lugar donde comulgar pagana e intelectualmente, un lugar en el que Santiago Auserón fue mostrando retazos de sabiduría, de humor inteligente y de conocimiento teórico y práctico de eso que tan bien hace y que se llama MÚSICA.

 

 

 

 

 

 

 

Pero es que hace apenas unos días nos volvían a invitar a verlo con su espectáculo ‘Casa en el aire‘, donde junto a Joan Vinyals (el dimoni del barri de Gràcia) revisitan temas viejos, nuevos e inéditos con una frescura pasmosa. Recuerdo el comienzo del concierto como uno de los mejores que haya visto nunca; sin embargo, ciertos problemas de sonido hicieron que el concierto no llegara al sobresaliente. Aun así, el concierto fue de notable alto, con Juan Perro sorteando esos problemas y regalándonos un manojo de canciones difícilmente igualables, o el detalle de cantar ‘No más lágrimas‘ a capella. Altamente recomendable, se lo aseguro.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y como banda sonora este ‘José Rasca‘ (no incluido en su maravilloso último disco ‘Río negro‘)

 

 

En las dos últimas semanas, además, hemos asistido a las lecturas de dos amigos que venían a mostrar sus versos. El primero fue Andrés García Cerdán, que vino hace un par de semanas a darle un repaso a su trayectoria poética. Andrés, que es uno de los organizadores del magnífico Festival de poesía Fractal, tuvo a bien hacernos subir a leer con él a Eugenio Sánchez Salinas, a Natxo Vidal Guardiola, a José Daniel Espejo, a Antonio Marín Albalate, a Cristina Morano, a Vicente Cervera, a Ángel Paniagua, a Antonio Aguilar y a un servidor. Y la noche fue una fiesta de versos y amigos. Y Andrés sigue siendo uno de los grandes, descúbranlo si aún no lo han hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y de propina, dos poemas de Andrés.

 

LOS BUENOS TIEMPOS

Como tú no lees, Pesca, no pongo a Bukowski,
y no pondré a Sade en este poema, ni a Dios:
diré sólo –para que me entiendas– lo que importa.
Lo único que importa es salir pronto y duchado,
sentir los ojos rotos en la parte más alta
del cuerpo, sentir vértigo de sábado inútil.
Importa el color de la camiseta que llevas,
importan tres o cuatro mil pesetas, las llaves
en el vaquero, un chivato lleno de maría.
Importa dirigirse, aún dormido, a la Iguana
y decir «buenas tardes«, decir «un café solo«,
decir «¿has visto como estoy vivo todavía?»

 
STARS
xxxxxxxxxxTenemos fe en el veneno. Sabemos dar nuestra vida entera todos los días.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxArthur Rimbaud.

Todos los días das tu vida entera.
La das como quien da
por ganado su tiempo
y no regresa ya nunca a la muerte.

Quien vive como si la vida fuera
el encuentro salvaje, el veneno
fértil de una luz nunca vista
aprende a respirar en el lenguaje
de cobre de la flor de la mañana
y en el lenguaje azul
de las alturas sobre las cabezas
y en el lenguaje puro y enigmático
de la tarde que cae –nadie sabe
desde dónde– sobre la noche.

Todos los días das tu vida entera
como quien le hace al cielo
una ofrenda de estrellas extinguidas,
un sacrificio innecesario,
un altar increíble de palabras.

 

 

Esta semana la empezábamos viendo la presentación en Murcia del primer libro de Vicente Velasco, un libro que lleva por título ‘Ningún lugar‘ y que fue merecedor este verano del XVI Certamen de Poesía Pepa Cantarero.

 

 

 

 

Y aquí tienen uno de los poemas del libro:

 

EL MERCADO

Esta mañana he ido al mercado, una calle cualquiera.

Me he detenido y observado el precio de la vida.
Leí atentamente todos los carteles
y las bocas profundas de los huérfanos.
Ellos no estaban allí. Sólo los carteles.
Se vendía el presente entre tantas cabezas
que hipotecaban su ineludible vacío.

Me miré las manos y me fui.
Miré mis manos invisibles de futuro.

 

 

 

Pero es que además nos regalaron una plaquette que surge de una idea del propio Vicente Velasco y que es un homenaje a Ángel Paniagua publicada por Huerga y Fierro y que lleva poemas de José Alcaraz, Natalia Carbajosa, Juan de Dios García, Antonio Gómez Ribelles (autor también de la portada), Antonio Marín Albalate, Joaquín Piqueras y Vicente Velasco. Dejo el primero de los poemas del libro, el magnífico poema que escribe José Alcaraz para este homenaje que lleva por título ‘Endecasílabamente nuestro‘.

 

A ÁNGEL PANIAGUA

No volverás a ser joven. Y qué,
si no has abandonado aún la escuela
de calor, los amores intrigados,
el deseo egoísta de gustar;
si tiemblas de emoción como una niña
al leer estos versos –y no puedes
engañarnos–. Agrego, entenderás,
la acostumbrada lista de atributos
en homenajes y semblanzas: ínclito
consejero, poeta de legados,
cazador de miradas, obsesivo
del orden cuando la realidad
no parece ajustarse a nuestra métrica…
Quisiera preguntarte si le falta
algo a este poema. Di que sí,
que faltan muchas cosas todavía,
y todo lo que quieras, menos tú.

 

ALEJANDRO FILIO & PEDRO GUERRA

octubre 11, 2012 2 comentarios

Necesito un par de días más de descanso después de todo lo que ha sucedido últimamente, así que hoy voy a dejar una canción de un cantautor mexicano, Alejandro Filio, que en su momento me parecía grandioso pero que hace ya una temporada se me está cayendo. De todos modos, aún quedan algunos temas que salvo de su extensa discografía; uno de ellos es este ‘Habrá que creer’, y sobre todo en esta versión con Pedro Guerra (perteneciente al disco ‘Un secreto a voces’).

 

HABRÁ QUE CREER

De niño pensaba que el cielo
bajito esperaba por mí
y fue despidiéndose siempre más lejos
que un día pensé en desistir.

Después el ratón de los dientes
y magia cada Navidad,
aquel Santa Claus que bajaba sonriente
pero nadie le pudo mirar.

Habrá que creer, habrá que creer
en Cristo, en la paz o en Fidel.
Habrá que creer, habrá que creer
en algo o en alguien tal vez.

Un beso me puso en la boca
y dijo soy tuya lo ves
después en la prepa pasó por la tropa
pero fue mi primera mujer.

El patio, la gran ceremonia,
la patria la luz tricolor,
después la traición de quien roba, deshonra
y nos vende el derecho y la voz.

Habrá que creer, habrá que creer
en Cristo, en la paz o en Fidel.
Habrá que creer, habrá que creer
en algo o en alguien tal vez.

 

ELEGÍAS Y OLVIDOS

Termino hoy con el repaso a José Barroeta con su último libro, ‘Elegías y olvidos’, publicado en 2006.

 

 

HUESOS DEL REINO

Agradezco el descenso.

Resucito una tarde entre maderas
al pie de una casa de cáncer
de muerte accidental de vejez
Me sirvo de clavos y vinagre.
Agradezco ofensas
incomprensión ajados balbuceos
de mi lengua.
Agradezco el día de ayer el de hoy
mi indefensión
mi tierra.
Agradezco mi depresión
la luz vacía mis pedazos en el
olvido.
Agradezco mi cara
mi muerte continua donde no falta nada
los huesos del reino
mi oro de la sequía.

 

 
FILO DE ESPADA

Algunas veces paso volando
desnudo de cuerpo
sobre ventanales y espaldas negras
apurado por drogas de un
reino inexistente.
Escupo mi realidad
con gestos insaciables
lejos del filo de espada
que convierte lugares
en costras.
Creo que una sola noche
basta para vivir.

 

 
LÚDICO

Me cuesta bajar el poema del aire
allí donde me hundo con el plumaje vertical
de las palabras.
Rozando el infierno y el invierno
el poema es un dios de pies ligeros
apaleado por las estrellas.

 

 
SALTO AL VACÍO

Amo
a quienes jugaron la vida
en una soga
en un disparo
en un salto al vacío
en la profundidad de un oleaje
invencible.
Amo y me contradigo frente a
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxesos dioses
de la nada.
Amo.
Corto mis ataduras.

 

 
CERCANÍAS DE ITACA

En el patio muere Razón.
Nada queda de mi cuerpo orgulloso
de mi mano de leche
contra el universo.
Bebo el placer del cielo enfermo
atado a una migaja de amor
disuelta por el agua.
Sé que puedo llegar a Itaca
desde toda intemperie.
Me importa la lluvia
la razón sola de la lluvia.
Itaca queda en mis zapatos.
Odio el camino.
Sirenas y ocio flotan
sobre el poema.

 

 
POÉTICA DEL CAMINO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Carlos Vitale

Construir el poema
de mi casa a tu casa
cuesta pavor.

 

 
DIÓMEDES

Recordaremos siempre a Diomedes
el hijo de Tido y Deípile
ofuscado por la raptada hermosura de Helena
por el coraje griego de la guerra.
Recordaremos al otro Diomedes
Rey de Tracia
de crímenes dementes
carne y miseria de hombres
y caballos.
Recordaremos a Diómedes Cordero
hijo de Atilio y Elba
mi amigo de esta nueva Troya
con lanzas de algodón paterno
con lengua de horno y desenfado
inquieto en los codos del día
con fragmentos de libros y encendidas
parodias.
Recordaremos a Diómedes Cordero
pobre y atormentado
guardado en los ojos de Mery
hoja de lluvia y salmo
mapa de los vientos soñados.
A mi Diómedes
terco sencillo vulnerable
no lo cambio por sus viejos homónimos
por noches o por agua de mar.
Lo cambio por adjetivos y utopía
en mi vaso de whisky
moviendo y removiendo el hielo
de nuestro pobre infierno.

 

 

 

BARROETA, José. Todos han muerto. Poesía completa (1971-2006). Barcelona: Editorial Candaya, 2006.

 

CULPAS DE JUGLAR

El quinto libro de José Barroeta, ‘Culpas de juglar’, vio la luz en 1996. De ese libro dejo aquí los siguientes poemas.

 

 

FRAGMENTOS

xxxxxI

Me gusta perder el cuerpo
xxxxxxxxxxxxxxxy soñar.

xxxxxII

Quiero un lugar
donde nada persiga
donde sea rey
xxxxxxxxxxxxxy siervo.

xxxxxIII

Mis campos y mi muerte
van quedando
xxxxxxxxxxxxxxxxcomo yo quería
xxxxxxxxxxxxxxxxsolos-conmigo.

xxxxxIV

Amo más la tristeza
que la palabra.

xxxxxV

Me gusta la lengua castellana
una mujer con nombre
xxxxxxxxxxxxde cinco letras
xxxxxxxxxxxxcomo el cielo.
Me gustan los senos
la lengua de esa mujer
y el paraíso perdido.

 

 

TERCETO

I

Un sitio donde confunda mi prisión
donde pueda llegar herido.

II

Que me apaleen, que me tiren piedras y palabras
que me quiten los ojos
mi terrible corona de espinas.

III

Un día me voy a ir con tus senos a esperar que pase
El Arca de Noé. Me voy a montar encima de mi tristeza
encima del Reino de Dios y del Juicio Final.

 

 

HOSTIL

Escribo por roto.
El poema sirve de guarida
a mis escombros de espejo perverso
de transparencia de sueños dibujados
con debilidad
por el alfabeto hostil.
El poema ha sido rama
trampa del viaje.
Cuando quiero hablar conmigo de verdad
me emborracho
anoto en frentes de penumbra
fracasos y ganancias.
Olvido.
Escribo con letras grandes mi nombre,
lo piso.
Hago un mapa de silencio
enfermo.

 

 
SOLO

Al final soy testigo de qué.
Si quiero decir
si quiero palpar
imagino
tropiezo con instantes
restos que sólo sirven
de olvido.
Testigo de nada me debería llamar.
Lo que he visto sorprende mi fulgor
de puerta cerrada.
Nadie sabrá qué vi
qué dije.
La muerte borra.
La vida ¿comprendes?
tiene sentido.

 

 
BROTHER DELUXE 1350

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAl poeta Rafael José Muñoz

La máquina de escribir va soñando y aparecen
cosas: ºº » Bs$%&()=¿?#1/2. Tú sabes como noche de
nadie
y la máquina empieza. Wqjketrxhyv.
EL PÁJARO Y LA MEMORIA ERA IGUALES A TU
CUELLO:
un capitán de tierra firme: mi desespero semejante
al tuyo: un cuerpo solo: un poeta sin ojos.
EL OCHO ESTÁ SEPARADO DE LA NUCA POR EL
AMOR.
Mi ejército es ambiguo
retroceder
xxxxxxxxxxxxxxsin embargo
tiene oro.
LA SERRANÍA COMPONE EN EL CIELO TUS
MUSLOS.
I no parece nada y el OCHO vuelve a viajar
con su neumonía del diez por ciento.
TÚ ERES MÁS LOCA QUE YO DEL UNO AL DIEZ Y
QUIERO DARME GOLPES

xxxxxxxxxxxxxxEN SEÑAL DE CARIÑO.

Las comillas y las aves odian los cuerpos.
Estoy seguro de que tu hijo se llama PEDRO
de que eres fértil yerma o amante mía.
ESTOY SEGURA DE QUE NO VENDRÁS.
Yo soy la máquina y te amaré desnuda
mano a mano
DESNUDA
xxxxxxxxxxxsin la amarga tapa de los poetas.
Nunca seré sincera: tendré tabuladores
letras juntas (frkjñjkkixqyrt) delirios y comas
de terror. Te llevaré siempre al vacío de un alfabeto
de unas teclas donde el amor es desamparo
precipicio.
A LA UNA Y CUARTO SALGO PARA BAGDAD
CON UN POETA ENFERMO EN LOS OJOS.

 

 
HOMENAJE A VALLEJO

Yo quería escribir pero no pude
tenía la voz cerrada VALLEJO. Me había metido
en una cantina sucia como la madre
nada ni el corazón ni los huesos podían decir.
Me preguntaban y respondía con lágrimas
con cabezas rojas, celestes.
Yo quería dar y jugar y soñar un mano a mano
con la muerte
y me gustaba más la nada que el olvido.
Yo no te pregunto cómo será tu muerte de poeta
enterrado entre nosotros.
No puedo y me cierro en los huesos de esa mujer
tan larga
tan extensa y tan vieja en los cielos de uno.
La tierra no ha comenzado todavía, POETA,
tú te pareces a la muerte y a lo que viví.

 

 

BARROETA, José. Todos han muerto. Poesía completa (1971-2006). Barcelona: Editorial Candaya, 2006.

 

FUERZA DEL DÍA

Aquí les dejo algunos poemas del cuarto libro, ‘Fuerza del día’, de José Barroeta.

 

 
DILUVIOS

Fuimos derrotados por puestas de lluvia
impresionantes.
Escondidas las aguas era necesario salir,
hacer hogueras.
Con el agua el perfume de estar solos
desaparecía
y apenas el olor de la tierra mezclada
adquirió sentido de lo efímero.
Derrotados por la guerra fluvial creamos un poderío
inalcanzable
y ni siquiera la audacia de destruirnos albea.
Hay que comenzar por tres hombres, por tres rosas
o por tres conejos.
No podemos seguir con el hombre de barro
y con la rosa cursi.
En alguna parte una mujer debe tener
costillas
para que salga un hombre.
A lo mejor el día tiene reveses y solo no me
basto.
A lo mejor he dejado fuera del cuchillo mi cuerpo.
Soy el paraíso,
el que tuvo velas de pieles de serpiente
para montar,
dos a dos,
en el arca.

 

 

1653

Fundamos un hogar.
Fundamos una compañía de
xxxxxxxxxxxxxxxxxtabaco.
No acudimos a la cita con Mary,
la hija del vidente.

Poco a poco nos acercamos a la costa
y tú olías.

Fui a ver el sol.
Recuerdo que Liverpool
era una extensa mosca.

Me acosté contigo
el dos de junio.
Fundamos otra plantación
en Brasil.
xxxxx(El sol era de oro,
xxxxxxxxxxxxrecuerdo.)
Tú asesinaste a Mary.

Tuvimos dos hijos.
Leopoldo,
el mayor,
murió de tristeza en Bélgica,
en Alemania, en Rumanía.

Tú tenías los senos altos
y nos alegrábamos.

Después de muerta me hacías
xxxxxxxxxxxxxxxxxxixxfalta.

Ahora que comienzo
no entiendo.

 

 

COSTUMBRE OCCIDENTAL

Debes comenzar por donde te enseñaron.
Lo recomendable es que no pierdas nunca el sistema
de horario:
xxxxxxxxxxxxxcomer cada tres o cuatro horas
dejarte bañar por otras o por tus propias manos una
si es posible dos veces al día.

No descuides tu horario en el momento de crecer
fíjate que hay relojes carteles caras
que anunciarán tu llegada e impedirán el extravío.

En el intermedio de las horas puedes si la vida
te ha dotado de ello
xxxxxxxxxxxxxxxxxxdesayunar almorzar
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcenar
xxxxxxxxxxxdetener tu cuerpo y otros en la cama
y debes si te gusta mirar de vez en cuando los pájaros
y las nubes si te queda tiempo.
No olvides ser formal: en dos minutos la camisa, en dos el
pantalón, en dos los zapatos y los calcetines; en cuatro
minutos has debido disponer de maneras para la corbata,
la ropa íntima y los requerimientos de la cara. Tienes pues
diez minutos para hacerlo todo:
para enfermarte, llorar, reír y hacer con un poco sin deseo el
amor.

Con tales atavíos llegarás a la urna, a la dolorosa trampa
del día y trabajarás contando el tiempo y contarás tiempos,
objetos noches mujeres que te amaron un día decenas de huevos
kilos de carne ahorros piedras recogidas a la orilla del mar
y abordarás el cielo solo porque la muerte de tanto contar
te ha abandonado y te colocará lo blanco y lo negro de la vida
en los ojos.

 

 

OTRA EDAD

Luego de beber,
de dar duro a los ojos,
a los huesos, al porvenir,
pusieron rostro de hombres buenos,
de desapasionados
y se dejaron llevar a un sitio
de oro.
Cambiaron la noche.
Cambiaron el no hacer, vivir,
morir entre miserias,
por la historia y costumbres
de sus enemigos.
Cambiaron aldeas,
lluvia y camino reales,
por un estar presentes en la infamia,
por no saber dónde está
la edad de día en los ojos.

 

 

FESTEJOS

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Antonia Palacios

Anda un momento y mira al pájaro.
Fíjate si tiene los colores del día,
si las flores del patio
y los alrededores del mundo están en sus
alas.
Revisa la postura de sus patas sobre la
rama,
mira si hay rocío y sonidos arqueados
en las hojas
y ruido de tu corazón.
Celebra
porque este amanecer no se repetirá,
porque este instante es tuyo,
porque ese pájaro es irremediable,
porque el sol es tu muerte
y tu rosa del porvenir,
porque aquellas casas son los lugares
de los hombres
y aquellas tierras borrosas sus comarcas.
Celebra la mañana,
luego verás si has muerto
o si el ángel guarda aún su poderío.
Si puedes esconde la memoria
y hallarás detrás de ti el amanecer.

 

 

HISTORIAS

Qué de designios para este día que ahora
toco.
Mi suerte
como la tuya
dispara en la montaña.

Somos dioses nacidos para resistir.
Basta de historias tristes, de afables palabras
ridículas,
basta de intención.

Sólo esta guerra hecha en la tiniebla
hará sangre.
Sólo este miedo escondido tiene razón.

 

 

 

BARROETA, José. Todos han muerto. Poesía completa (1971-2006). Barcelona: Editorial Candaya, 2006.

 

ARTE DE ANOCHECER

Del tercer libro de José Barroeta, ‘Arte de anochecer’, publicado en 1975, dejo tres poemas.

 

 
DE MUTACIÓN

Un caballero siniestro atraviesa
los árboles.
Sus vestimentas
de pura piel de hombre
han sido curtidas por los campos.
Al caminar,
los tesoros de los antepasados,
puntos de sol que van y vienen
a la tierra,
desaparecen.
El caballero conoce lo siniestro:
cuando toca la lira
las piernas de su mujer lucen
mortajas,
los siervos de la casa que lo vio
nacer,
aullan,
y la vida se vuelve loba.

 

 
JUEGO DE ROSAS

Eres la que confundes.
De quien dijimos
mientras vaciábamos y volvíamos a llenar las botellas.
Tú eras total. En aquella ronda de noches
y días interminables
todos llevábamos una mujer como tú,
hecha de adolescencia y de paisaje,
perdida para siempre,
desaparecida y posesiva.

 

 
DE AMOR

Nos hemos quedado debajo del sol
frenéticos.
Es de tu corazón de donde sale el mar,
la música de agua que nos asombra.
Hay un navío,
boca sellada sobre otra boca como un anillo.
Hay tesoros
algas extendidas
olor a cuerpos de hombres que descargan
la vida y la muerte entre los muelles.
Allá quedaba el horizonte,
justo en el punto donde la ficción boga
hasta deslumbrarnos.
Algo de seda de tu cuerpo vuela en las gaviotas
y nos amamos como el primer día
fuertes y en el cielo.

 

 

BARROETA, José. Todos han muerto. Poesía completa (1971-2006). Barcelona: Editorial Candaya, 2006.

 

TODOS HAN MUERTO

No recuerdo cómo llegó a mis manos la obra completa de José Barroeta, editada por Candaya en 2006, lo que sí tengo presente es que es un libro al que volver repetidas veces. Si no conocen al autor, o sus poemas, durante los próximos días daré buena cuenta de algunos de sus versos. Hoy comenzaré con unos cuantos poemas de su primer libro, que lleva por título ‘Todos han muerto‘.

 

 

 

ESCALAS

xxxxxV

Una mañana ya no existirás;
te habrás colgado apasionadamente del árbol.
Irreal,
la luz de tu cerebro alumbrará los campos.
La lengua lúcida y azul de tu memoria girará presionada
por un deseo de muerte.
Ya no serás quien vivió fluctuando entre horrores y droga,
serás libre y feliz como huracán de otoño.

 

 
COMPLICIDAD

Es mejor destruir el pasado
que no quede imagen
que no haya siluetas
y seamos tú o yo fuera de todo círculo.
Que exista sólo una maniobra
una razón que nos parta
una multitud que nos reproche
sin sabernos los escogidos.
Que la pasión se borre girando
y no sepa de su derrota.
Que no exista una queja
o una bóveda acallando tu cuerpo.

 

 
REFLEJO

Tu dureza y tu enajenación
no dejarán que duerma. Mi juventud quisiera ahogarte,
quisiera hacer de ti el terrible y súbito cadáver.
Ni la piedad ni el perdón
calman mi ira. Mi juventud exige que te metamorfosee,
que te cambie.

 

 
HOY QUE COMIENZO A VIVIR

Algo marchará mal
para que sea así la vida. Algo que no es el resplandor
ni el Cristo.
Un brebaje,
ansioso como el rocío en vuestros campos de sangre,
lleva lo que no siendo música del espíritu, arrástrame
piadoso a la muerte.
Qué bello es el mal de hoy. Cuando la caída de sus pestañas
no regocija.
El viento adulto me festeja entre árboles grandes.
Precisamente hoy que comienzo a vivir
otro fracaso me aguarda.

 

 
ELEGÍA

Mientras haya muerte viviré cantando,
errando en una onda de música desesperada. En los inviernos,
en cualquier estación, son muchos los que han muerto por mí.

Siempre deseo dejar la vida sin amargura,
dejarla como yo la he visto. La esperanza que me da la noche,
quizá la obsesión de estar muerto, han impedido que me sepulte,
que vuele sobre el hilo de mi alma solar.

Me gustaría vestirme con el color de la muerte,
llevar en mí la rigurosa fantasía. Querer a una mujer pálida que tenga
las alas como nunca.

Mi deseo no es huir de la vida sino fijarla en lo que
arrebata. Esta luz de hoy nada cubre y sólo el sueño del cadáver
invita a viajar.

 

 

BARROETA, José. Todos han muerto. Poesía completa (1971-2006). Barcelona: Editorial Candaya, 2006.

ALBERTO BARBERÁ

octubre 4, 2012 2 comentarios

Además del libro del que les hablaba ayer, tengo la suerte de tener unos cuantos textos inéditos de Alberto, y hoy quiero dejar unos cuantos aquí. Disfrútenlos.

 

 

EXISTE el rumor de que la belleza
invadirá los ritmos
poblará los días-pantano de luces que lavan la cara,
de acantilados que hormiguean al más hombre
a la más mujer.
Lo dice el río sibilante que engañó a Siddharta,
lo dice un espejo que sabe ser el sol
lo escribió una mano cortada en las manchas de la pared.
Está en todos los libros como una amenaza.
Agazapada, la palabra espera en la garganta.

 

 

EL horror es el espejo que los demás llevan dentro.
Toda esta imaginación atroz, ofensiva
que echa para afuera la mueca
del asco del dolor del hastío la puta leche que mamé.
En mis sueños me defiendo
de quien soy y, bueno,
de día, pues eso,
no.

 

 

NO se habla de otro tiempo,
el aire que se levantó a media tarde como para marcharse,
que desquicia las hojas de los árboles
y deja batiendo las puertas de los días que terminan.

Algo más se ha puesto en movimiento, yo mismo, quizá…

 

 

EL que se suicida
da fin a una persecución,
elige el lugar donde se detienen
sus pasos extraviados.
El tiempo no lo alcanza.

 

 

UNA parte de ti se ha tomado vacaciones,
lo estaba pidiendo a gritos desde hace tiempo,
tenía la cara blanquecina, tenía que tomar el aire,

después, bueno, todo el mundo sabe
cómo es un payaso triste.

 

 

LA memoria mínima
habita el revuelo de los párpados,
es contemplar la luz vertida
en las paredes, de espaldas a la ventana
decir
esas sombras son mi casa
esa sombra soy yo.

 

 

DE aquellos días, de aquellos tragos
yo me quedo el café recién hecho, el pisco y la cazaya,
ardores para un cuerpo congelado.
Herbie Hancock, Madness el último domingo del año,
el quinteto de Miles Davis en 1965 volviendo del frío, el deseo inofensivo y pacífico
de pensarte desde lejos, literatura.
Por las mañanas, un mundo imposible me esperaba,
el inicio desde el suelo de la cama, celdas como ésa
para iluminación de los sabios y pérdida de los inocentes.

 

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