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xxSe me acerca Rafa, me dice: te he visto pasar vertiginosamente, pateando veloz los cuatro garitos que siguen abiertos. Parecía que buscabas lo que yo vendo. Pues no. Pues qué ansiedad. Pues sí. Pero. Pero lo que yo busco, que yo busco, busco, busco, busco, vosotros, oh dioses. Oh dioses de la coca, dioses de la juventud, oh dioses de la noche, vosotros no podéis apaciguarlo. Vosotros, oh dioses, no podéis domesticarlo.
Morano, Cristina. Hazañas de los malos tiempos. Murcia; Ed. Newcastle, 2015.
SERIE (NEUROPOEMAS)
SERIE (NEUROPOEMAS)
9 x 9
Ya no puedo diferenciar
‒dice‒ entre el sueño y la vigilia:
pues todo aquello que ilumina
no puede ser iluminado,
se alternan realidad y ensueño.
Qué suerte tienes ‒le respondo‒,
yo sí distingo el resplandor:
a veces sufro cuando sueño,
despierto es cuando duele siempre.
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
LOS VIAJES DE SAASBEIM
LOS VIAJES DE SAASBEIM
9
Se acuerda Saasbeim
de Maarzenugsten,
habitado por seres colosales
que se alimentaban
de sí mismos.
Nacían con cuerpos
de doce metros de alto,
y a lo largo de su corta vida
iban masticándose
a pedazos.
Se recortaban hasta quedar
inmóviles, apenas
pulmones, corazón, sistema
gástrico y boca.
Cuando se devoraban el cerebro,
comenzaba su alzheimer
y ya no recordaban ni su nombre.
A uno sin un brazo
y con mermadas piernas,
preguntó Saasbeim
este planeta tiene vegetales
y fauna generosa,
¿por qué debéis comeros
a vosotros mismos?
«Es nuestra tradición», le respondieron.
¿Acaso no sois libres
de cambiarla?
«Ésta es la vida,
tal como la conocemos,
siempre ha sido así,
¿para qué cambiar?
¿Qué ganaríamos?»
Más tiempo de vida.
«Esa de la que hablas
no es nuestra vida,
es la tuya, respetable,
pero ajena. Aquí
tenemos la nuestra».
Esa imagen
de unos seres
recortándose a sí mismos
sus expectativas,
le resultó al anciano,
al leer el informe,
significativa.
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
RÉQUIEM POR VENECIA
RÉQUIEM POR VENECIA
xxxxx6
En el siglo XVI había once mil putas
ejerciendo el mester en la ciudad. Ya sabéis
del Puente de las tetas y los príncipes.
Hoy la prostitución
se ha hecho general:
Venecia es un mercado del deseo,
y un cuerpo se ha vendido: el tuyo,
y se vende de nuevo cada día;
Venecia es una tienda derruida,
es el supermercado de los símbolos
donde alguien vende trajes de Arlequín
y máscaras de luna y luego escapa.
Esto que lees fue escrito en un cuaderno
comprado a precio de oro en sus callejas.
Por las noches no hay sino turistas,
aguardan la subasta de mañana
donde serán comprados o vendidos.
A pesar de los carteles en las obras
de propaganda del ayuntamiento,
ya no hay futuro para Venecia.
Sólo supervivencia.
Como el cuerpo corrupto del tirano
atado a la existencia por los cables,
mil canales la unen a una máquina
de transfusión de mar,
pero la sangre azul
siempre está enferma.
Venecia se derrenga, desgastada.
Ella querría descansar en paz,
pero allí vienen
más autobuses llenos de clientes.
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
VISIÓN DEL GRILLO
VISIÓN DEL GRILLO
xxxxxII
En el silencio
de la noche
tan sólo el grillo
y lo oscuro
abarrotan la calle
por completo.
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
ECDÓTICA DE LA IMAGEN
ECDÓTICA DE LA IMAGEN
xxxxxIV
LA ESPALDA DE LA IMAGEN
Tocar los labios en pantalla,
escalofrío, ver acercarse la boca
abierta de ella,
notar que el cuerpo
instintivamente se mueve y se prepara
porque no distingue
la imagen real de la emitida,
el cuerpo de los píxeles
(la mente aprecia una distancia
invisible para el cuerpo);
aproximarse sin pensarlo
cada vez más a su rostro
porque al verla más grande
tus ojos la sienten
como más cercana,
tocar la parte
posterior del portátil,
cálida y suave,
como si fuera la espalda
de la imagen.
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
DIALOGÍAS
DIALOGÍAS
xxxxxIV
CORAZÓN
Yo le di mi corazón. Saqué mi corazón y se lo puse en la mano. Ella lo tomó feliz. ¡Es tu corazón!, me respondió. Nunca se lo diste a nadie. También sonreía yo. Ella lo cogió con suavidad. Es fuerte. Lo era. Ella probó a apretarlo. Resiste, dijo alborozada, es muy, muy fuerte. Quédatelo, le respondí. Ahora es tuyo. Ella se lo metió en el bolso, para llevarlo, me dijo, siempre conmigo. Lo miraba fascinada por las noches. Los mostraba en el café a sus amigas, para presumir. Mirad qué fuerte es, les decía. Sonreía con ojos golosos mientras le clavaba tenedores. Luego iba a casa de su madre, y le enseñaba mi corazón. Se ponía encima de él y saltaba clavando los tacones. No se rompe, mamá. Y su madre reía, asintiendo. Llegaba a nuestra cita por la noche, y lo ponía sobre la mesa; sus uñas intentando desgarrar la carne. He descubierto que resiste el fuego. Mira, y le pasaba una llama por debajo. Y también se puede tirar desde un tejado. ¿Cómo lo sabes?, le pregunté. Muy fácil, lo he probado. Yo callaba. Mañana, me dijo, voy a probar a sumergirlo en agua, a ver cuánto aguanta.
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
VISIÓN DEL VASO
VISIÓN DEL VASO
xxxxxII
Y sin embargo, vaso,
hay cosas que nos unen:
mis ácidos nucleicos
y las escasas proteínas
que la escritura indulta
se forman en compuestos cristalinos.
Y el sílice lejano del que vienes
es anisotrópico,
de modo que sus propiedades
fluctúan ‒como yo‒
según la dirección
en que se observen.
En un cristal de cuarzo la luz
no puede propagarse
por igual. Ése es mi caso:
la sombra es mucho más espesa
percibida en dirección
de dentro a fuera.
A los mil grados ambos
dejamos de ser lo que ahora somos:
tú que naciste del fuego
te vuelves líquido viscoso,
yo que vengo de ese líquido
me envuelvo en llamas.
Y, sobre todo,
lo más importante:
yo, sin sentido
y tú, sin relleno,
somos idénticos:
dos formas de vacío
en el espacio.
Basta un rayo de sol
para cambiarnos.
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
ÉPICA DE LOS GASES CONSTRUCTORES
Éste es el poema con el que se abre el nuevo libro de Vicente Luis Mora.
ÉPICA DE LOS GASES CONSTRUCTORES
xxxxxxxxxxxxxxxxxxMegaparsecs: unidad de medida estelar equiva-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxlente a unos 3.26 millones de años luz.
xxxxxxxxxxxxxxxxxx¿Por qué hay algo y no, más bien, la nada?
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxG. W. Leibniz
El universo expande sus dominios.
Pensemos la galaxia más lejana,
la que habita en el borde más remoto
de la aceleración sin freno.
Concéntrate en la estrella más al límite
de esa galaxia,
la estrella más distante del lugar
en el que comenzó el Big Bang.
Imagínate el borde de esa estrella,
esa aleación de hidrógeno y de helio,
esos pioneros gases nucleares
lanzados contra el muro del vacío,
que forman lo primero
que podrías llamar la realidad.
Hacia delante, nada. Todo es negro.
Megaparsecs de hueco por cubrir.
El borde de esa estrella
llena de ser lo que antes era nada,
en donde, por no haber, ni había tiempo.
Interpela con síes
al negror que responde con sus noes.
Arrójate al vacío, crea mundos,
convierte en ser la nada que te aguarda.
Así debiera ser la poesía,
así debiera ser
el último poema:
hacia delante, nada: todo en blanco
Mora, Vicente Luis. Serie. Valencia; Ed. Pre-textos, 2015.
JOYAS EN CASA
Ahora que los dos autores ya han hecho pública la aparición de sus respectivos libros, ya puedo decir que han llegado estas dos joyas a casa: ‘Serie’, de Vicente Luis Mora y ‘Hazañas de los malos tiempos’ de Cristina Morano.
Podría haber llamado al post, como ya he hecho otras veces, los regalos de los amigos, pero estos dos libros significan mucho más.
Gracias a los dos por hacer que mi biblioteca sea mejor. El resto es mío.
Los próximos diez días del blog están dedicados a ellos dos.
DESPUÉS DEL CONCIERTO DE MUNDO CHILLÓN EN ITACA
El concierto de ayer fue, sencillamente, un regalo; intelectual y emocionalmente. Si ustedes no conocen a Mundo Chillón no entenderán el placer que es verlo hacer crítica con una sonrisa utilizando las mejores de las ironías, cómo es capaz de llevarlo a uno por los caminos que él decida acompañado de música francesa, mexicana, brasileña o cantautoril y todo con cierto aire canalla, festivo, alegre, optimista y evocador. Y es que Mundo Chillón es un reflejo onírico, vibrante, bizarro, elegante, decadente, sarcástico, contradictorio, tierno y visceral de uno mismo.
Pero si a todo so le unen que disfrutamos de su ‘Qué bonito es ser un loser!’ (casi) íntegro, de algunos temas de su próximo disco (que tiene dos o tres temas que se convertirán en auténticos pelotazos para quien quiera escucharlos) y un buen puñado de canciones que aún permanecerán inéditas y que son parte de su repertorio, el concierto de ayer fue -vuelvo a repetirlo- un regalo.
Esperemos volver a tenerlo aquí pronto con su nuevo disco: ‘De Madrid al suelo’.
ESTA NOCHE: MUNDO CHILLÓN EN ITACA
Pues sí. Esta noche, despidiendo su ‘Qué bonito es ser un loser’, estará Mundo Chillón en Itaca. Si quieren ver a uno de esos tipos que manejan la ironía como pocos, acompañándose de todos los estilos musicales que puedan imaginarse, no duden en pasarse esta noche a verlo.
PASIÓN Y MUERTE DE IOSU EXPÓSITO
xxxxx21
No importa con qué medios, no importa con qué fines, los niños son corrompidos. Los niños han crecido y envejecido viviendo en el engaño. Yo noté sus cuerpos pútridos y me pregunté si acabaría igual. Traga saliva y escupe, en esta vida tendrás lo que te mereces. Los pacifistas nos dan pena. Eskorbuto somos realistas y violentos cuando hay que serlo, porque violencia es todo. Hace falta violencia. Cada día estoy más seguro. Eskorbuto es un personaje al que nosotros damos vida, pero cuando uno de nosotros deje de estar vivo Eskorbuto dejará de existir. Eskorbuto ya no tiene amigos, ni en Bilbao ni en Santurce ni en ningún sitio, ningún amigo. Conocidos sí, tramposos, mentirosos… esperan de nosotros que les demos el cielo, pero ¿de qué vais? Nosotros somos gente como todo el mundo. La muerte siempre ha bullido en nuestras cabezas. Es como un presagio, creo que pronto vamos a acabar con nuestras vidas. Nos hemos dado cuenta y no nos sirve el haber vivido. Hay algo que algunos llaman destino, el ayer, el hoy, el mañana, parecen escritos. Algunos lo llaman casualidad, nosotros lo llamamos tragedia. Vamos creciendo y nos van limitando, acaban con todo lo que has soñado, y eres lo que te queda. La realidad es una broma, una broma de Satán seguramente. Joder, la muerte es terrible. Antes no estaba tan asustado con respecto a la muerte, ahora le tengo miedo. Quisiera saber cosas sobrenaturales o algo así, tener una esperanza. Yo no siento odio, yo no siento amor, no siento nada. Ya no soy ni la sombra de lo que era. Las cosas se han complicado, quizá por pensar más de la cuenta, por pensar demasiado. Pero soy como un niño, tengo rabietas pero no tengo maldad. Me molestan las cosas pero yo no odio. Yo mismo me he complicado la vida y ahora me siento tan enfermo, tan mal…, y ahora que quiero curarme ya no puedo hacerlo, ya no hay posibilidades. Este es un mundo enfermo pero hay que aportar algo, no aportes la maldad de dejarlo peor. Déjalo un poco mejor, aunque tú no lo vivas. Hay que seguir con la moral alta aunque nosotros estamos ya contagiados, y aún hay quien dice que nos lo merecemos, pero los chavalillos todavía no. Estamos acabados pero en su día pudimos hacer algo, siempre esperé morirme antes de hacerme viejo, pero luego llega la muerte y déjate, la muerte es algo muy real.
xxxxx31
Yo nací un buen día en la margen izquierda del Nervión. Antes aquí en Santurce se podía vivir, estaba el pico del Serantes, había árboles y ahora sólo hay hierba seca. Al puerto bajábamos por las rocas a bañarnos, ahora no se puede acceder ni a la orilla, lo han destrozado todo. Me gustaba el deporte, el fútbol, también estuve remando en las traineras del pueblo, subíamos al monte, se podía vivir. Pensaba que las cosas podían ser mejores, lo creía de verdad. Tenía muchas ilusiones, pocas esperanzas pero muchas ilusiones. Pero luego la heroína está al alcance de la mano, en cualquier esquina tienes un camello. Creíamos que todo sería diferente. Al principio estuvo bien, pero yo personalmente no aconsejaría que se metieran, de verdad, no aconsejaría. No hay futuro para ti ni futuro para mí en este mundo. Y en la música quizás sí hicimos algos, nosotros hemos dejado un legado donde demostramos que todo está podrido y nadie afronta nada. Todos quieren asegurar su futuro donde ni siquiera hay presente y así la juventud se hace despreciable. Hartos de mentiras, a gritos, y con la verdad por silencio, hemos recorrido nuestro camino, ¿…que no tenemos razón?, ¡qué importa! El tiempo nos dará la razón, mañana todo estará viejo y nosotros estaremos muertos. En mis labios ya no hay sonrisa y mis ojos en el espejo reflejan la losa. No hemos hecho nada de lo que tengamos que arrepentirnos ni nos hemos arrepentido después por no haberlo hecho. Tonterías sí, muchas, pero en su momento tuvo que ser así. Yo era muy gamberro, me refiero al rock y a la manera de vivirlo, casi como una religión, y aquello lo veo ahora y me doy cuenta de que fue la única verdad. Te hablan de libertades, te juzgan según sus leyes, quisieron engañarnos, nos trataron como si fuéramos una mierda. Lo hemos pagado, cualquier otro grupo en nuestro lugar lo habría dejado. Es duro pero es la vida que hemos elegido, hemos seguido adelante con honestidad y mucha gente lo ha entendido. Creo que el rock es algo serio, tuvimos la oportunidad de cambiar algo; la juventud siempre tiene razón porque es vitalidad, es vida. Ahora estamos cansados, simplemente con existir ya es suficiente, ahora estamos verdaderamente agotados. Somos muy de la calle, ¿entiendes?, y la calle quema, sólo con existir ya es mucho. ¿Qué diría a quien me escuche?: que no se deje manejar, que no se venda nunca, que su ilusión vale más que cualquier cosa que le puedan ofrecer. Ahora hay muchos chavales a los que les gusta Eskorbuto, son como un ejército, yo los llamo eskorbutines, son niñatos, lo digo en plan cariñoso, son niños de trece a dieciocho años, ellos no pintan nada, no tienen el poder de los mayores, nosotros tampoco pintamos nada, no tenemos ningún poder político, pero esos chavales tienen cojones y eso es lo que importa. ¿Qué diría a quien me escuche?: dejad que los niños se acerquen a Eskorbuto.
Arginzoniz, Beñat. Pasión y muerte de Iosu Expósito. Bilbao; Ediciones El Gallo de Oro, 2014.
TALLE DEL AIRE
TALLE DEL AIRE
RONDA
La noche busca,
toda la noche, el blanco
de tu ventana.
PACIENCIA
Tan lento el mar
de aquel día lejano,
acaba de llegar.
DIANA
xxxxxxxxxxxxA Manuel Ulacia
Grillo, sílaba negra:
bajo la mata verde
cantan los astros.
OLLÍN
(Variación sobre Gilberto Owen)
Tan grande el mar
y tan sonoro,
en breve caracol
dejó escrito
la sola línea de su grito.
VIENTO
El viento suena,
caracol de papel
la tarde entera.
FÉNIX
Sobre las aguas
donde yace tu nombre,
alzóse un pájaro.
CENIZAS DE UN DIARIO
Veloz grafía,
páginas de una vida:
rastros del fuego.
La palabra muerte
y la palabra amor
y la palabra.
Caja cerrada,
ni Pandora ni Sísifo,
y sopla el viento.
Verdad a solas,
escritura de la noche,
disipaciones.
También el fuego
para todas mis páginas.
Aquí se queman.
Esto que arde
¿tan sólo es el reflejo
de una sombra?
Malpartida, Juan. Huellas (Poesía 1990-2012). Barcelona; Ed. La Garúa, 2015.
JUAN MALPARTIDA
LA POLILLA
Mientras camino por el cuarto,
una polilla roe la madera.
Yo persigo palabras
xxxxxxxxxxxxxxxxxxen silencio,
persigo en el silencio, la palabra,
la oscura a lomos de la nada.
Ciega en la madera del techo,
su voluntad, al fin y al cabo,
es tan extraña como mi designio.
Hoy, el mismo espacio nos acoge.
Yo limo palabras, y en su hueco
me contemplo. A veces ella calla
y, en su reverso, oigo
los pulsos de la sangre royendo sin descanso
la madera del tiempo.
APRENDIZAJE
Las cosas son más claras en la sombra;
y ahora que el sol es menos altivo
las plantas del jardín parecen más
lo que son, sin la tiranía
de una luz demasiado ufana.
Mis propios sentimientos
se agrupan en el teatro de la tarde
mientras se apaga el sol
sobre sus huesos.
Y no está mal, me digo, si consideramos
que, aunque llegue la noche, la palabra,
hija de reinos en discordia,
encenderá la casa que habitamos.
EL POZO
xxxxxI
El tiempo, voz que cae en la memoria,
alcanza un horizonte que me ignora
y deja, sobre la tarde ósea,
una dura materia oscurecida.
Lo que miro se desvanece, lo que miro:
el mar retrocedido a sus orígenes,
vuelto una sola hoja sin rumor.
Oscuro rodar de las horas,
el recuerdo de tus palabras
aliado a la tarde insondable,
la ausencia de tus palabras labrando
la otra cara del ser.
Anclada en el jardín, la marejada
ruge toda la noche
mientras camino por los cienos
circulares de los nombres y hago recuento
en las cumbres peladas del insomnio:
pasillos de otra casa, calles de una ciudad
devorada e inventada cada día,
conversaciones como el pan tangibles
ahora ya reflejos,
metamorfosis del instante
más allá de los cuerpos.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxNo es tiempo,
tiempo es el agua que toda la tarde
mientras escribo,
horada la acequia, inunda mi oído,
las raíces aéreas del lenguaje
y mi mano bajo la lámpara.
Pero mi mano piensa
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy sus sombras tibias
se derraman, se vuelven,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxven
el mundo inmarcesible,
la hora que no vuelve.
xxxxxII
Desde el campus a la Gran Vía
aquella manifestación del setenta y cinco
contra el general y los generales,
en la que caíste bajo las patas
de los caballos, es un ejército de sombras
tragado por la boca de la historia,
sus voces, sus consignas,
las ilusiones, plenas de bilis e inocencia
rodaban, como rueda la tarde ahora,
buscando no sé qué y nada nunca,
buscaban la vida, tan grande como ajena,
vida que un solo día no tolera
en sus ansias de ser el puro instante,
quimera palpitante sobre una mañana
violenta a la búsqueda de sí.
Cada noche, en los errantes cuartos de hotel,
voraz sobre las páginas del libro,
soñabas con cambiar la vida:
una semilla de infierno plantada
en el corazón sin medida de la adolescencia,
ángel caído entre dos fechas a la deriva;
el muchacho que ve en su nombre
‒incierto, como todos los nombres y sus rostros‒
el desplazamiento tectónico del ser,
una falla entre tu frente y la mía,
una caída sin fondo en mí mismo.
De niño, en el pozo de casa,
echaba el cubo al círculo de agua y su golpe
en lo oscuro abría mis oídos
a una existencia intacta, todavía cercana
y ya al otro lado para siempre
(¿o quizás ese lado es el punto
donde giran los cuerpos en la noche,
la piedra en la que el tiempo se detiene,
aquí, aquí, aquí: ahora, nunca, siempre?).
Las palabras también bajan al pozo
por las columnas de los días,
por espirales de aire (cometas
abatidos de pronto sobre el polvo),
a una oscuridad sin ojos:
bajan y ya no oigo salvo el eco
confuso de una voz
que ya nunca será del todo mía.
Frágil hilo de sangre,
la maroma de entonces es la misma de ahora.
Las manos girando en la boca oscura,
puerta de la nada,
y el rumor del agua que cae
mientras sube el cilindro bamboleante
al brocal del pozo:
horizonte de luz que se derrama.
A veces, con temor y sigilo, me asomaba
y veía al otro, la mano de sombra
que desde más allá de mí
mantenía en tensión la cuerda
por la que aún camino. La soltará un día,
sin saberlo, y me iré,
como se fueron todos.
xxxxxIII
No cambiamos la vida
‒apenas mareé mi conciencia desvivida‒,
pero la vida, siendo la misma fue diversa,
un rostro que se busca y que se inventa,
elusivo, alusivo, paradoja andante.
Ah, la vida, palabra apenas dicha
que yo engordaba en las conversaciones
inacabables de los bares,
y l llegar a mi cuarto
tenía que dejar fuera, fantasma
de jergas habitadas por el viento.
Las palabras: relámpagos sobre la mesa
apresados en consignas y fórmulas,
los ojos encendidos, dialécticos,
rigurosos como el honor
en una comedia barroca,
abstractas palabras, ensangrentadas,
siempre por nuestra propia sangre
diluida en alcoholes dudosos.
Si tanta pasión puse en la política
fue porque tú frecuentabas las asambleas.
Si escribí en el muro de la comisaría
«muera la muerte» fue porque en tus ojos vi
la irrepetible herida del tiempo,
la siempre esquiva, la resurrecta,
la de cada cual, la manoseada,
la que tiene tu cara:
la vida misteriosa, viva, muerta,
la vida pensada con los sentidos,
la que habla cuando tú te callas,
la que no eres tú y te da la vida,
la que no palpita bajo mi piel
y alimenta mis horas.
Más allá de los libros, eras
respiración mecida
a cuya sombra la memoria se impregnaba
de un remoto saber hecho tacto.
Por el camino de ir yo regreso
al presente tenaz del mediodía:
escalera de pasos inventados,
a cada paso
xxxxxxxxxxxel peso de ser,
la gravitación del deseo
mientras en el jardín tu cuerpo,
tendido al sol sobre la hierba,
teje el espacio sin saberlo:
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxun hilo
por el que voy y vengo de este mundo al otro.
Regreso al presente: el niño sube del pozo
entre espirales de ecos y reflejos
a un pleno día corporal.
El muchacho, intocable pero audible,
habla con el hombre maduro que,
con paciente impaciencia, escribe
y arroja, sobre la tarde de agosto,
un cubo de agua fresca.
El tiempo toca la puerta.
PIEDRA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Jordi Doce
«Dormíamos. Al fondo, el fanal de la luna
y, de pronto, rajada por un hacha
de luz, se abrió la noche.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxMis oídos
oyeron lo inaudible, lo sin nombre,
una gota ebria de sangre, los latidos
y el chasquido de los cuerpos envueltos
en metales, vidrios y gelatinas:
fragmentos que mi fiebre
reúne vanamente.
Yo colectaba rosas en verano.
Sólo un año antes, mis padres y mis hermanas
bailaron en mi boda.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxContra el muro,
los huesos triturados de mi esposo.
Envuelto en barro y en astillas,
la carne de mi carne,
apenas una sílaba que subrayaba
la sorda querencia de ser.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLa historia
cubrirá con palabras a mis muertos,
olvidará las manos que cortaban el pan
y la boca que en la noche narraba
el cuento sin fin de la infancia;
o tal vez no fue historia
tu mirada sin tiempo en la ventana.
Vinieron a matarnos o a salvarnos.
¿Quiénes? ¿En nombre de qué Dios,
de qué Lengua o Frontera? El fanal de la luna
cayó en nuestra casa, su luz
brilló sobre los cuerpos,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxyesca del ser
que la tierra consume.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLa inocencia
de quién en los hogares de anestesia,
de quién la culpa, la estadística, el recuento,
de quién la tesis cum laude y la mano de tierra.
Han pasado los años desde entonces.
En lo que fue mi casa erigieron, los vecinos,
el monumento epónimo de los ausentes:
la piedra que habla sola. Yo presido
la Fundación de Drina contra la Guerra. ¿Quién?
es la pregunta que el tiempo despliega
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy arrastra
bajo los puentes. ‘Yo misma’, me digo,
mientras afirmo mi inocencia».
RUEGO
Le pido que me de la mano,
que ponga ojos a la piedra,
que diga lo que a nadie dice,
que no haga, en tantos momentos,
como si no me conociera,
le pido sol y pan y agua,
le pido que encienda la lámpara,
que al tiempo roce su presencia,
que me haga ver en este lado
el otro lado donde canta
la rima errante que nos sueña;
ante las palabras de vidrio,
otro saber que reconcilie;
en este cuarto de cemento,
el rumor lento de los pinos,
y frente al mar, el mar le pido
para el desierto de mi frente.
No siendo fórmula ni cielo,
no siendo ley ni sustento,
a ti, tan próxima y lejana,
te pido siempre lo imposible,
este minuto que no pasa.
PESADILLA
El hielo es un recuerdo poderoso;
inmóviles presencias de la nada
en un sueño de fiebre inacabable.
REMEDIO
Sonora enredadera,
la risa que canta en el patio
ya corona mi frente.
REFLEJO
Este día, ya hundido en las sombras,
el rumor de los pasos en la calle,
y mi espera sembrada de ventisca
¿le suceden a alguien o es el recuerdo
de otro lugar y otra tarde pasada
que en mi presente vive su nostalgia?
A UN MAR FUTURO
xxxxx8
xxCuesta a veces pensar que uno se hace viejo. Y no sólo por la monserga escatológica que alía cuna y sepultura, sino porque es fácil distraerse.
xxLa distracción abre la puerta cuántica de las edades.
xxViajaba hoy en el Metro, desde la estación de Moncloa, como un jovenzuelo cargado de libros escolares, suspendido entre los graffiti y las voces del vagón,
xxy al llegar a Antón Martín,
xxunos ojos que al mirarlos me miraban me devolvieron más de cincuenta años.
xxSabemos algo de lo que hace el tiempo con nosotros. Sin embargo, ignoramos qué hacemos en el tiempo. Nuestra pequeña contribución, cuyo arco inmenso es el deseo, es un enigma. Le dibujamos un rostro, y él lo borra.
xxEl tiempo tiene sus manías. Avanza llevándoselo todo por delante, es la principal. Enamorado de las cifras altas, le pone mala cara a nuestras restas positivas. Nos busca hasta encontrarnos cuando nos distraemos y respiramos ingrávidos por los veinte. Nos sitúa ante una empinada cuesta o frente a unos ojos tan bellos, tan crueles, que al mirarlos mirarte descifras el número exacto de tus días.
xxxxx15 (NARCISO)
xxA ver, a ver, me digo, mientras subo las escaleras de mi casa o mientras bajo las escaleras para salir a la calle, a ver, a ver, me digo al sentarme en esta mesa a escribir, al abrir un nuevo o viejo libro. Ah, aquella vieja bacteria, o aquella célula eucariota, tan lejana y sin embargo aquí mismo tras unos millones de años de evolución y ardua contabilidad de artísticas sumas y restas. Y ahora, miren el ojo, desde la retina compuesta de calcita del trilobites, al de la mosca: barroca catedral en cuyo centro baila un delicioso grano de azúcar. Y dicen que es sólo por vivir, complejidades del gen para mantener su élan afirmativo pese a quien pese, aunque bach y el tiempo que proust recobró en la ebullición de los signos… A ver, me digo mientras cierro los ojos y caigo en los brazos de la primera muchacha, en el paleolítico. A ver, esta tarde en la que decido no hacer nada, salvo reírme de Buda, de Sócrates, de Cristo, del progreso y de la nostalgia, de las mañanas de domingo del franquismo, de los libros que he coleccionado como si fueran la eternidad en pedazos, sabiendo que la eternidad es opuesta al tiempo, que es el vivir. Y luego sufro por el pájaro que se posa en mi balcón, y por el buey cuyo fragmento he devorado al mediodía, y por el hambre de los animales y el hambre del hombre. Un día los árboles, cansados de nuestras aceras y asfaltos nos ahogarán: se confabularán para no producir oxígeno, ese detritus que respiramos a pleno pulmón. Los árboles y las plantas suspenderán un rato su vieja tarea de fotosíntesis, y al fin se quedarán solos, sin los animales, cierto, sin el hombre, verdísimos al fin de clorofila, ocupando los nichos que antes hemos explotado. Alguna flor echará de menos al insecto, a la boca que traga y defeca donde nuevamente germina, pero a cambio se extenderán por el planeta, ya sin tráfico, ni ruidos, ni cortadoras de césped. A ver, a ver, me digo. Pero me compadezco mientras bajo a la calle a buscar una botella de vino y un poco de jamón, me compadezco porque los genes se han empeñado en dotarnos de una laringe más baja, con ese huesito hioides, en fin, para que hablemos y así, de unos a otros nos pasemos la información, sujeta a la memoria y al error, a las lenguas y a las mutaciones, las correcciones, las notas a pie de página, los diálogos y sus comentarios ergotistas, el verso yámbico, el juglaresco, la boba admiración de los conceptos, la música que recrea y enamora, la energía igual a la masa por el cuadrado de la velocidad de la luz, la dilatación del tiempo, en fin: ¿sabe el gen que con una cierta organización de la materia y del lenguaje, con nuestros dos pares de veintitrés cromosomas, se está contemplando en las fluidas aguas del tiempo? Ah, qué tarde tan melancólica.
ARENA
Y este viento que pasa,
que vuelve y me rodea,
que busca mis raíces
para desenterrarme.
ORILLA
El amargo sabor de no saber
si este mar que se aleja
lo hace para volver.
CUATRO POEMAS
xxALQUILER
Entras en una casa con muebles extraños,
y ese olor del pariente fallecido
mientras el heredero te pide credenciales
que la usura ignoraba.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAtrás, los tuyos:
tu ex mujer, el niño como una herida
que agrandará la noche,
los numerosos libros y sus sombras.
Cuando te quedas solo,
con el mudo contrato entre las manos,
piensas en todo aquello que ha sido tu vida,
como quien frente al mar se desmemoria.
Cada imagen que surge
contra la extensa tarde de ceniza,
socava tu presente.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxEn el mismo lugar,
el rumor circular de tus pasos:
absorto en la mecánica
de levantar las cosas para hundirlas.
SINCERIDAD
Así, sin conocernos mucho,
sostenidos en la red de breves encuentros
en un bar, en el parque,
o en aquella playa, un poco bebidos,
en la que hablamos a medias de todo.
Nunca te hice preguntas
suponiendo que había una verdad
de fondo, ni tú confesaste nada.
La música, la historia y los perros
recorrieron nuestras conversaciones.
Tras meses de tu ausencia creo comprender
que nada quedó sin ser dicho,
y los límites ‒tan sutiles‒
sólo fueron la forma de decir
lo que sabías,
tu difícil poética
de que nada en el fondo permanece,
de que la verdad reside
en la manera
de agavillar el tiempo
para soltarlo así, y que perdure,
en la memoria.
Y el convencimiento de que la soledad
acompaña, rige las efusiones,
rima con la fatal conciencia
de ser uno, de ser dos, y ninguno.
HISTORIA, 1936
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Fernando Lafuente
«Un día sin horas,
julio del treinta y seis,
mi hermano y yo girábamos,
subidos en la noria.
Más aire el aire,
en la rotonda azul de nuestra infancia.
De pronto se paró la rueda
y desde arriba
miramos el bullir inquieto de la gente,
la estampida radial de la locura,
y los cuerpos sordamente caídos,
como tocados por la nada.
Horas más tarde nos bajaron,
y por primera vez
vi en tus ojos un miedo indescifrable.
Pegados a las sombras anduvimos
por la oscura trama de la historia,
buscando desde entonces
una casa redonda
mecida por el aire.»
Malpartida, Juan. Huellas (Poesía 1990-2012). Barcelona; Ed. La Garúa, 2015.