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Archive for abril 2018

COMO PASA EL AIRE SOBRE EL LOMO DE UNA BESTIA

 

ESTIRPE

Detesto a estos viejos severos de los retratos,
humo y cochambre,
los codos hechos a la mugre de las barras.
Creían haber llegado a alguna parte
pero eran sólo agotados, malolientes
gigantes varados en las piedras
de una playa lamida por la bruma.
Sé bien de lo que hablo,
ya casi soy uno de ellos.
Eso es el tiempo:
ir convirtiéndonos, poco a poco,
en lo que odiamos.

 

 

 

 

PASAR POR EL MUNDO

En un vaso olvidada se desmayaba una flor;
y no había más poesía en aquella habitación de hospital.
Tenía el color de las hostias de mi infancia,
pero mi padre volvió
a pesar de que los aparatos exhalaron
su aguda elegía electrónica.
Había visto el túnel oscuro y veloz
y la luz al fondo.
El viejo cabrón se enderezó en la cama
y se golpeó el pecho como un mono diciendo
joder,
hasta a la muerte
vamos los pobres en metro.
Jamás le había respetado tanto.

 

 

 

 

LOS NIETOS DE LA IRA

Yo soy el último
de una larga estirpe de bebedores de aguardiente.
Como si titánicos ríos desembocaran
en perdidos y quietos sargazos,
conmigo concluye nuestra sangre.
Que los jodan a todos, muertos de mierda,
no más el fuego glacial del hambre en los estómagos,
no más remiendos en las chaquetas
con las que nos retratábamos para reclutadores y gendarmes.
Conmigo se les acabó aquella legendaria lástima
por la que solían doblarse de conmiseración las palmeras.
He llegado hasta el final de la cetrina alfombra de piel
que tendieron sobre los siglos aquel atajo de portentosos
criadores de carcoma,
domadores de hienas,
destiladores de magma,
equilibristas sobre alambres de púas.
No prolongaré más esta sangría de lágrimas
que trasiega el tiempo como un licor barato.
Yo soy el aserrín que cubre los vómitos
cuando es de día y todos se han ido,
quedando sólo en el aire una muralla de polvo
y el rancio, aceitoso olor del olvido.

 

 

 

 

INFATIGABLES

Los pobres somos como los dientes del tiburón:
por cada uno que cae
otro ocupa su lugar en el hambre.

 

 

 

 

LA EMBOSCADA

Pasó el cartero repartiendo cartas,
pero no había nada para nosotros.
Pasó el panadero repartiendo el pan
y no había nada para nosotros.
Pasó la música convocando a la fiesta,
pero no cabía por el ojo de la cerradura.
Pasó el afilador en su motocicleta roja,
pero como pretenciosos, advenedizos y bastardos
no pudimos sacar el cuchillo de la piedra.
Rumbo a los versos de Darío
pasaron olímpicos los cisnes por el cielo
pero sus sombras esquivaron lo alto de la casa.
Pasaron los muchachos empapados
en la loción de afeitar de sus abuelos
y ni uno preguntó a la muerte por mi hermana.
Pegamos entonces los oídos a la puerta
hasta que hubo pasado el último recaudador,
el último mendigo,
hasta que todo afuera era silencio.
Y salimos en tropel desde las sombras,
fantasmales, piojosos y olvidados
para atacar la vida por la espalda.

 

 

 

 

MATERIA DE POESÍA

Yo vivo en una ciudad atestada de poetas,
una plaga de poetas que devoran en enjambre
cualquier nube que se atreva a moverse,
poetas lotófagos que comen luz y cagan olvido
cuando debiera ser justo al revés.
Envidio sus gafas gruesas, sus bufandas
y su manera de hablar de las vanguardias,
la seguridad con que aseveran
esto es o no es materia de poesía.
Por ejemplo,
la intersección entre las aristas de un acantilado
y el color del viento en el envés de las hojas
es asunto de la poesía,
pero que un hombre cuente las monedas que lleva en su bolsillo
mirando el escaparate de una tienda de regalos
no es asunto de la poesía.
El debate, de haberlo, es antiguo y fatigoso.
y bueno, al final siempre tienen razón;
el precipicio, el viento y las hojas perduran,
son parte de un arcano alfabeto más allá
de contingencias y trivialidades.
Claro que, ¿y si el hombre que se hurga los bolsillos
cansado de todo y de sí mismo
se dirige una tarde, mientras el viento desahucia a las hojas,
el acantilado cortado a puro cuchillo por los dioses
y se lanza al mar meándose de miedo en pleno vuelo?
¿Interesará el suceso a la poesía?

 

 

 

 

EL APAGÓN

Noche de amor y de saqueo.
En nueve meses se multiplica por cien
el número de nacimientos.
Debemos a las sombras
una lavadora nueva
y otro saqueador ensuciando pañales.

 

 

 

 

EFECTO MARIPOSA

Donde yo vivo las cajeras de los supermercados
regresan a casa con los pies deshechos,
como niños acribillados por drones
en una boda afgana.

 

 

 

 

SIN MONEDAS PARA LOS OJOS DEL HÉROE

Yo no tengo un triste búho que depositar sobre tus ojos.
Vendrá el barquero y tendrá que elegir
entre olvidarte para siempre en esta orilla
o dejar que hagas lo que siempre hiciste:
pagarte la muerte trabajando a bordo,
fregando de la cubierta, encorvado en la niebla,
las manchas de sangre, las huellas del miedo.

 

 

 

Flores del Rosario, Pedro. Como pasa el aire sobre el lomo de una bestia. Murcia; Ed. Tres fronteras, 2014.

 

FASHION REVOLUTION DAY

[¿Quién pone esos nombres tan absurdos en una ciudad como Murcia? ¿»Fashion Revolution Day»? ¿En serio?]

Hoy, de allí -sí, del Fashion Revolution Day-, de la sección de los libros traperos, me he traído esta joya a casa.

 

 

LA POSESIÓN DEL HUMO DE VIOLETA C. RANGEL

 

PIDO al cielo que la casa donde vives
caiga sobre ti, ¡rata piojosa!
que un matón te abra la cabeza y que tus hijos
te coman las entrañas,
e incluso así no pagarías, ¡hiena inmunda!
Me queda ese consuelo de saber que eres escoria,
pura escoria, negra escoria, sólo escoria
y que a tu muerte hace tiempo que asistí.

Brindo por ella.

 

 

 

 

PASIONES COMPARTIDAS

Es verdad, quisiera desclavarte,
descansar, hacer de tonta,
tomarme un tripi a tu salud
y luego descorchar una granada.

Volar ha sido siempre
una pasión que compartimos.

 

 

 

 

LA Guanchi es la que vino de Canarias.
Jodida y bien jodida, se quiere abrir las venas
con un simple abrelatas. Hace meses que se mete
optalidones y basura que encuentra en los derribos.
Como loca se harta de insultar a los maderos
—está en busca y captura— y al padre de una hija
que no ve desde hace cuánto.

Por los clavos de Cristo, le grito,
compórtate y olvida.

 

 

 

 

HOLLY, LA DE LAS HORAS NEGRAS

Hoy, querido, me rozan los tacones
y la luz se va en lo mejor del polvo.
La lluvia muerde un corazón.
Mi coño admite tus tarjetas.

 

 

 

 

LAS camisas no te caben en el cuerpo
la bandera te desuella (¡duérmase!),
nieva plomo y despiertas al clap-clap
de este lolailo. La vida, cada poco,
te sube sus impuestos, ¿qué creías?,
el precio del amor manda cojones
aunque siempre te puedes apañar
(y aquí estoy yo) con algo menos;

Está nevando estiércol y un fulano
va y te dice, oye nena, a ver, a ver
mueve ese culo.

 

 

 

 

SUPÓN por un momento que tu vieja por cien pavos
se lo hace en los camiones con cualquiera,
que la bofia por dos gramos te manda pal talego,
que el cabrón de tu vecino le ha metido
por dos veces fuego a tu garito,
y ese menda te ha dejado un marrón en las entrañas,

que estás viva,

tan completamente viva, que qué importa
ponerles por delante el pastelito envenenado
que guardas en los muslos,
mar adentro.

 

 

 

 

SAVOIR FAIRE

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxa Manolo Pazos, que
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxuna vez me salvó la vida.

Crees que ir de pavo en pavo es estupendo,
pero, ¿qué me dices de bregar con esos bestias
que acaban poniéndote la pipa entre las piernas
cuando les hablas del condón?,
¿soportar las babas de un fulano
que se apaña con la jefa
pa meterla caliente en tu trasero
por un maldito paquete de gauloise
y veinte francos?

 

 

 

 

POÉTICA

No, no es esta una poesía
sino la mala vida, ¡joder!,
esa costumbre de no llegar
hasta el final de nada.

 

 

 

 

NO he perdido el tiempo
y aunque haya dejado la vida
en el peor de los muelles,
de algunas noches guardo
la impaciencia de un cuerpo,
la sagrada compañía de un amigo.

 

 

 

 

NO eres la mejor por haber perdido siempre
o por perderlo todo.
Ni más justa, ni más chachi ni más nada,
apréndelo.
Si acaso más estúpida y más mema
por dejar que esos pringaos
se vuelvan de rositas a sus nubes
después de ver multiplicado
tu coño en los espejos.

 

 

 

 

CON un pie donde las malvas,
con la risa patizamba por los charcos,
en esta tarde tibia y verde
que amarga como un sueño en las encías,
sé que volveré. Cargada de legañas
y de vino, podrida como un perro en un pinar,
alumbrada por el asco y la desidia
volveré, quedad, quedad con dios.

 

 

 

C. Rangel, Violeta. La posesión del humo. Madrid; Ed. Hiperión, 1997.

 

DE METÁFORAS Y DE POLÍTICOS

 

No son los poetas quienes hacen la historia, sino la capacidad poética colectiva, escribe Emanuel Lizcano. Para que una metáfora nueva, o una constelación de metáforas, exprese o impulse un cambio en el imaginario son necesarias al menos tres condiciones: la primera es que la metáfora sea imaginable o verosímil; en segundo lugar, hace falta también que la metáfora viva, una vez concebida, encuentre un caldo de cultivo adecuado para crecer y consolidarse en un medio social, integrado al menos por algunos grupos para los que la nueva percepción tenga sentido y valga la pena; y por último, no es menos necesario que esa metáfora desbanque a otras que se le oponen y consiga ocupar su lugar, al menos en amplios espacios sociales. Así debe ser también la sucesión de los políticos. (En el autobús)

 

 

 

García, Concha. Los antiguos domicilios. Sevilla; Ed. La Isla de Siltolá, 2015.

 

PRINCIPIOS DE ASTRONOMÍA

 

LA DESAPARICIÓN DE KELLERMAN

El cosmólogo Thomas Kellermann recibió una visita inesperada la noche del tres de diciembre de 1974. Su sirvienta habló de unos bisbiseos demorados, que ella pudo oír desde su dormitorio, muy cerca de la entrada. Tras media hora oyó también que la puerta de casa se cerraba y no le dio más importancia, entendiendo que el viejo profesor regresaba a su dormitorio. Así les explicó a los investigadores del caso. Dos semanas después, el anciano seguía sin aparecer. Solo entonces, los medios empezaron a prestar atención a una carrera menor, y muchas de sus teorías empezaron a discutirse por primera vez en las universidades y en los medios.
xxxCuanto más lo hacían, más conspiraba el cosmos por adecuarse a ellas. Ahora que todos leían sus principios y teorías, por fin se entendían muchos movimientos misteriosos de la materia que no habían logrado ser explicados hasta entonces. Todo encajaba en los papeles del desaparecido Kellermann. Las estrellas y todo el universo se movían en homenaje a él.
xxxPero el investigador apareció una buena noche en un descampado a las afueras de su ciudad, sin guardar recuerdo de los meses que había sido dado por desaparecido. Parecía con buena salud. Los distintos patrones y sistematizaciones que poblaban sus libros y apuntes dejaron de encontrar reflejo en el funcionamiento de la realidad. Nuevas apreciaciones y consideraciones devolvieron sus diagramas, ecuaciones y concepciones a su diminuta condición previa.
xxxTodos abandonaron y olvidaron sus teorías. Ignorante de que durante un breve espacio de tiempo sus estudios habían determinado la gran sinfonía del universo, Kellermann vivió bastantes años más en su modesta laboriosidad y la felicidad de su vida solitaria y tranquila, inofensiva, perfectamente anónima e irrelevante.

 

 

 

 

UN SUPERHOMBRE

Cayó desde el espacio, siendo un niño. Venía de un planeta moribundo. Fue acogido por una amable pareja de granjeros. En la pubertad, y como efecto de las radiaciones de nuestro sol sobre su cuerpo alienígena, manifestó unos poderes extraordinarios. De forma que, cuando llegó a la vida adulta, se transformó en el formidable guardián de nuestro mundo.
xxxTodos lo amaban, hasta que fue descubierto su terrible secreto: no había sido el único superviviente del colapso de su planeta, sino que otros muchos niños fueron cayendo detrás de él, a lo largo de los años, en la Tierra; para continuar erigiéndose en nuestro único guardián fue buscando uno a uno a todos esos otros seres formidables y, en sus pequeños cráteres, los fue estrangulando.

 

 

 

 

LA TORRE

Querían construir una torre, la torre más alta jamás construida, una que llegara hasta el cielo. Pero apenas empezamos a trabajar en ella, comenzaron los problemas económicos. Nos pagaban cada vez menos y había meses que ni siquiera nos pagaban. No paramos de trabajar, pues hacerlo estaba castigado con la muerte; pero perdimos el miedo a desentendernos de quienes nos dirigían: no solo fingíamos no entender, sino que respondíamos al azar, frases cualesquiera y sin relación alguna con las preguntas o las órdenes de nuestros patrones.
xxxLa verdad es que empezó a parecernos divertido, tanto que jugamos a hacerlo entre nosotros. Pronto probamos a inventar palabras, y de ahí a tratar de crear idiomas nuevos había un paso. Imposible el acuerdo para un proyecto tan fenomenal, y antes de que ese monstruo de piedra crezca amorfo y en todas direcciones, hemos sido todos devueltos a nuestras casas. Un ejército de albañiles y obreros, decenas de miles, volvemos al hogar con una sola idea: enseñar a nuestras familias cada una de nuestras nuevas lenguas, únicas e intransferibles, y seguir con esta broma magnífica que supera, sin duda, en fantasía y en fenomenal al proyecto de esa torre insensata.

 

 

 

 

OTRA CREACIÓN DEL MUNDO

xxxxx1

Hubo un tiempo en el que los seres de aquel universo evolucionaron lo suficiente como para vivir en paz. Pero fue un tiempo breve, y todo regresó pronto a como estaba al principio. Muy cerca del final, un ser aficionado a las ciencias y las preguntas se preguntaba por qué el creador de todo, si lo hubo, permitió que el mal germinase de forma insistente y siempre regresara.
xxxMás que preguntarlo, lo imprecó de forma rabiosa e insultante. Fue muy cerca del fin, pronto la guerra perpetua de los otros seres llamó a su puerta para acabar con él.
xxxPero él logró acabar con ellos. Con todos ellos. Los destruyó con su ciencia. Contaba con el conocimiento y con la técnica, una derivación sofisticada de la quijada de asno con la que Abel cayera a manos de Caín; la sofisticación que le permitió a un individuo defenderse, de forma final, del resto de individuos.
xxxY así, se encontró solo. Lo estaba para siempre.
xxxEso mismo le dijo la instancia superiora y creadora, cuando se le apareció un instante. Una aparición, acaso, producto de su delirio.
xxx—Bienvenido a la soledad eterna.
xxxLe dijo. Y para que su soledad fuese aún más definitiva, dicha instancia le cedió el poder de crear nuevamente el universo.
xxx—Es tu turno, yo también debo ahora desaparecer para siempre. Quizás tu tengas más suerte —añadió con sorna antes de despedirse.

 

xxxxx2

El universo comenzaba, una vez más. Vio seres devorarse los unos a los otros, en ese mar primigenio que se agitaba, pequeñito, allí debajo de sus manos: recién creado a sus dictados.
xxxLe llevaría mucho tiempo observar cómo evolucionaba todo aquello.
xxxPero tenía tiempo, mucho tiempo, pensó con aprensión.
xxxPensó también en quien le había precedido, y sospechó que a él no le iría mucho mejor.

 

 

 

 

BIG BANG

¿Fue con un estallido, que comenzó el universo, o terminó con él y nosotros tan solo somos su demorado eco?

 

 

 

López, José Óscar. Fragmentos de un mundo acelerado. Cartagena; Ed. Balduque, 2017.

 

LA SEGURIDAD DE LO OSCURO

 

Ya pasaron los días que empujaron otros días, con viento o sin él, se fueron deslizando por la falsa almohadilla del tiempo. Aquí, detenida, quieta, sin una sola ocurrencia que me distraiga del momento presente. Abro los ojos y en ese movimiento casi imperceptible escucho el ruido de un sinfín de niños saliendo del colegio. Las batas a rayas azules y blancas, un polvillo de calle sin asfaltar en el barrio donde todavía hay grandes explanadas. Con torpeza camino por el barrizal después de una lluvia intensa y tropiezo con una lata llena de carburo. Al contacto con el agua, se convierte en algo gaseoso; un humo grisáceo intenso durante unos minutos hace que otros niños se acerquen alrededor de la lata. Saltan y gritan. Me voy del grupo que se ha formado de una manera tan insólita. Camino hasta el confín del barrio; en realidad es una pequeña caminata desde donde no veo más que hombres saliendo de sus casas apresurados, con gabardinas blancas. Ninguno es calvo. El calendario marca el año 1951. La casa de juguetes no está donde creía, tardo demasiado en llegar. Arribo a un túnel abandonado; no entro. Llego a una casa de chocolate cuyas ventanas parecen de caramelo. Me acerco a la puerta, golpeo con el aldabón, se resquebraja un trozo de madera. Abre la bruja. Hay un caldero redondo sostenido por unas cuerdas de alambre enganchadas en una viga. El burbujeante líquido expele un olor desagradable. La bruja tiene un grano en la nariz y a una de sus manos le falta un dedo. Entra un enanito que me mira con calidez. Se oscurece la habitación y me meto debajo de la cama. La seguridad de lo oscuro, eso es lo que ahora recuerdo mientras paso de una habitación a otra esperando a los invitados. (En el dormitorio)

 

 

 

García, Concha. Los antiguos domicilios. Sevilla; Ed. La Isla de Siltolá, 2015.

 

LECTURA DE LA OBRA DE ELOY SÁNCHEZ ROSILLO EN EL MUSEO ‘RAMÓN GAYA’

 

Hoy, con motivo del día del libro, se llevará a cabo una lectura de la obra de Eloy Sánchez Rosillo desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche, en el Museo ‘Ramón Gaya’.

 

6SEIS6

El viernes, tras la presentación de la última novela de Juan Soto Ivars en Murcia,Ramón Bascuñana tuvo a bien regalarme un ejemplar de su ‘6 seis 6’, el libro con el que se llevó el III Concurso Noches Poéticas Bilbao y que ha sido editado por La Única Puerta a la Izquierda.

 

 

Y aquí dejo tres poemas del libro.

 

ESTADO DE DESÁNIMO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxtoda tu vida
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpor un puñado
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde poemas
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxItziar Mínguez

hoy me levanto con el cuerpo roto
en mil pedazos
en mil palabras rotas una y mil veces rotas
de tanto repetirlas por mis sueños
y de tanto escribirlas en la arena del tiempo de una playa

hoy me levanto sin mañana cierto
y el pasado es un cajón de sastre
donde no queda casi nada
casi nada que importe al que soy ahora
y escribe este poema
después de haber escrito tantos
puede que más de mil rotos en mil pedazos
y otros tantos en libros y revistas
y en la piel clandestina de amantes de una noche
y en servilletas viejas
y me pregunto si un verso me salva
de esta suerte de estar solo
frente al mundo
si el mundo es la intemperie
un lugar que no entiendo y me molesta
un túnel sin salida
por donde corren ciegos espectros solitarios
que anhelan un abrazo de clemencia

pero yo sigo estando solo frente al mundo
solo frente a mí mismo y el espejo
que delate una imagen de mí mismo que no me gusta nada
pero es lo que soy y tengo que aceptarlo
y seguir adelante porque no queda otra

porque un día es un día y luego viene otro
y sucesivamente voy muriendo
a veinticuatro horas cada día
con esa exactitud de los relojes que nos miden
el tiempo de la muerte

hoy tengo el cuerpo roto en mil pedazos
y ya me da lo mismo cualquier cosa
porque no siento más que la tristeza de estar vivo
y el lento palpitar de un corazón cansado
que ve pasar los días los meses y los años
y no encuentras sentido a casi nada

porque la vida es siempre casi nada

 

 

 

 

GOOD TIMES

en la cafetería
el periódico anuncia
los males del presente
que no son muy distintos
de los posibles males del pasado

me bebo mi café
como si se tratara de cicuta
de arsénico de llanto

la gente no discute
la gente se resigna con esa mansedumbre
de los pueblos idiotas
que aman a sus dioses
y jamás se cuestionan
las torpes decisiones
de aquellos que gobiernan sus destinos

me indigna esta desidia
las bromas de mal gusto de los que nos gobiernan
tomándonos por tontos de remate
ver cómo nos arrancan los derechos
y encima nos advierten
que será necesario poner la otra mejilla

esta mañana estoy cansado de mí mismo
de mis conciudadanos
y de la terquedad de cuanto me rodea

esta mañana estoy confuso de tan claro
como veo el futuro
y lo que más me jode del asunto
es que siempre protesten los de siempre
porque siempre protestan los de siempre
los que no tienen nada que perder
porque no tienen nada
ni dignidad ni piso ni trabajo
solo la vida a cuestas

se anuncian buenos tiempos
desde ciertos lugares oficiales
instituciones bancos parlamentos
será para unos pocos
el resto hemos de ir
nadando en la miseria cotidiana
intentando llegar a fin de mes
para empezar de nuevo la agonía
de tener que pagar la luz el agua
el colegio del niño
la leche el pan los huevos
la factura imprevista del coche que se ha roto
el dentista las gafas la hipoteca
y la vida se vuelve irrespirable

y quiero rebelarme
por todos los que nunca se rebelan
y escribo este poema
que es como clamar en el desierto
pero mejor clamar en el desierto
y que el poder nos tema y nos rechace
que seguir escuchando indiferente
la hipótesis perfecta
de que habrán de venir los buenos tiempos

 

 

 

 

EL SUICIDA

una mujer anciana
adoración noventa años y una lengua afilada
como la guadaña de la muerte
camina como si arrastrase un peso muerto
el peso muerto de su vida muerta
como si arrastrase el peso muerto de su hijo muerto
recién muerto unos años atrás
ferozmente muerto por su propia mano
unos años atrás solamente

y sus pasos breves e inseguros
recorren y trazan la distancia del mundo
que es su mundo este barrio borroso
que ya se difumina ante sus ojos antiguos

y camina como si arrastrase el peso muerto de su hijo
del cadáver de su hijo muerto
de su único hijo
y a su paso es como si se rompieran los goznes de las puertas
los goznes de las puertas del infierno
o los huesos de los esqueletos de los perros abandonados
o como si se quebrasen ramas secas de un árbol desgajado
o como si la melancolía del porvenir no tuviese importacia
y la sangre no tuviese importancia
y la vida no tuviese importancia

y adoración arrastra su tristeza
como un perro muerto
como un peso muerto
como un hijo muerto y reciente
porque cada día que se levanta sin su hijo
sin su único hijo es como si hubiese muerto ayer
de golpe de un tiro en la cabeza
en su cuarto sin motivo aparente
para pegarse un tiro en la cabeza
a no ser la desidia del mundo
la desidia de este pequeño mundo que es un barrio borroso
y sin salida de emergencia
un barrio borroso donde todos somos fantasmas
de nosotros mismos
y la muerte entierra las ilusiones
debajo de los días perplejos
debajo de los años
debajo del hastío
y este es un lugar del que nadie saldrá vivo
pero mientras
xxxxxxxxxxxxxmientras tanto
adoración camina y camina
barrio arriba barrio abajo
como si arrastrase el peso muerto de su hijo muerto
el peso muerto de su propia vida

mientras en la memoria del olvido
el hijo suicida que no ha leído a david foster wallace
ni ha escuchado las canciones de kurt cobain
ejercita su escasa puntería con su propia cabeza
y se suicida una vez y otra vez y otra vez
y muchas veces siempre
con la esperanza de ser resarcido

 

 

 

Bascuñana, Ramón. 6SEIS6. Bizkaia; Ed. La Única Puerta a la Izquierda, 2018.

 

DESPUÉS DE LA PRESENTACIÓN DE ‘CRÍMENES DEL FUTURO’ EN MURCIA

Es un lujo ver algo como lo que sucedió ayer en una ciudad como Murcia. Que, un viernes, algunos nos tuviéramos que quedar fuera de una librería por la presentación de un libro, nos parece un milagro a unos cuantos.

Con nada de suerte que tengan, la librería ‘Colette leTRAs y TRAgos‘ puede convertirse en un lugar cultural de referencia en esta ciudad.

Pues eso, que ayer se presentaba ‘Crímenes del futuro’ de Juan Soto Ivars, que estuvo acompañado en la presentación por Leonardo Cano y por Miguel Ángel Hernández Navarro, que jugaron, discutieron y teorizaron a partir del texto que la editorial publicó para esta presentación: «En un mundo preapocalíptico al borde del cataclismo social y moral, tres mu­jeres atormentadas luchan por sobrevivir y ser dueñas de su propio destino. Julia, Margarita y Pálida son las protagonistas de Crímenes del futuro, una fábula de inquietantes signos proféticos, en la que España se parece más a los turbulentos y miserables años 40 que a lo que desearíamos que fuera el siglo XXI.
Los estados han desaparecido y las multinacionales del Ente gestionan im­placables la vida pública. La única ley vigente es la financiera, los precios de los alimentos se disparan sin control y las ciudades se convierten en arrabales separados por alambradas donde empieza a gestarse una desesperada revolu­ción, opacada por las pasiones más turbias.
Con la osadía y lucidez que le caracteriza, Juan Soto Ivars continúa enfrentan­do a los lectores a situaciones límite y a dilemas éticos esenciales (la búsque­da de la felicidad, las utopías liberadoras, la épica de la supervivencia, la lu­cha de clases, las relaciones de poder, el culto a la imagen…), lo que convierte a Crímenes del futuro en un libro imprescindible para seguir indagando en las contradicciones de la posmodernidad y en la sinrazón de nuestro tiempo.»

 

 

 

 

Luego, ya saben, las cervezas obligatorias por la sed que dan estas cosas, y unas maravillosas horas de conversación sobre Javier Gutiérrez o Alberto Olmos, Francisco Brines o José María Fonollosa.
Y a esperar a la próxima, porque fue un absoluto gustazo.

 

HOY SE PRESENTA ‘CRÍMENES DEL FUTURO’, DE JUAN SOTO IVARS, EN MURCIA

La que se puede convertir en una de las novelas de la temporada, se presenta esta tarde en Murcia.

 

 

Si les apetece, allí nos vemos.

 

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JAN SAUDEK

De vez en cuando me doy una vuelta por las secciones de Cultura Inquieta. Hace unos días descubrí esta maravilla: Jan Saudek, fotógrafo checo nacido en 1935 que hace estas maravillas que pueden ver parcialmente en este post (si les interesa, pásense por aquí a ver parte de sus obras).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LO

 

LO

La mujer
que me lo regala
el sol
que lo trae
en la red
que todo
lo retiene.

 

 

 

García, Concha. Los antiguos domicilios. Sevilla; Ed. La Isla de Siltolá, 2015.

 

JUANA CASTRO

A través de Verkami, la editorial Tigres de Papel publicó hace dos años la segunda edición de ‘Los cuerpos oscuros’, libro gracias al cual Juana Castro se alzó con el XXI Premio Jaén de Poesía y que vio su primera edición publicada en la editorial Hiperión en 2005.

Esta segunda edición, con un una maquetación y un diseño soberbios, de la mano de Cristina Morano, incluye, además, una entrevista a la autora.

En el prólogo, a cargo de Ana Mañeru, podemos comenzar leyendo: «La escritura de Juana Castro es poesía viviente, nacida de su carne y de su sangre para celebrar la vida y alumbrar el dolor, poesía ofrecida desde la hondura de un sentir que estremece. Ella escribe con la palabra limpia, sin artificio alguno, poniendo vida y arte a disposición como quien derrama una gracia, un don, el don de quien sabe decir con verdad y con belleza. Y a veces duele lo que dice, como duele la vida.
En este libro, Los cuerpos oscuros, hay un continuo querer ordenar el dolor, sin disfrazarlo, para que no se desboque y lo ocupe todo, un querer frenarlo con diques de poesía levantados para contener la pena, dejando grietas para que respire también. Es el dolor sentido mientras se acompaña y se atisba el final de «esta breve Tragedia de Carne», en palabras de otra gran poeta, Emily Dickinson, en la que Juana se inspira y de quien para mí es hermana. El dolor es sentido ante la decadencia de los cuerpos amados, de la madre, del padre que, incapaces de sostenerse como antes en carne y hueso y nervio y espíritu, muestran la cercanía ineludible de la muerte.
Estar atenta entonces y lograr escribir, ser vigía que comprueba si aletea todavía un aliento, alumbrar un poema, mirar, cuidar, rumiar palabras, vivir cada día con los cuerpos queridos que casi ya ni reconoces si no fuera por ese destello del mirar, esa palabra antigua que aún reverdece, el gesto familiar que vuelve, el recuerdo olvidado que sueña con ser de nuevo dado a luz y del que ella hace nacer palabras.»

 

 

Y aquí dejo algunos poemas del libro.

 

VERANO 36

Un prodigio de sol en mi ventana.
(Y las ropas ardiendo).
Pongo apenas un pie, voy al lavabo:
Cae sobre Bagdad la primera bomba.

Mi madre no ha dormido. Dos veces esta noche
la despertó la oscuridad, y por dos veces
me la encontré sentada, helada, temblando
con más frío. Le tomo
otra vez las dos manos y le digo «descansa, madre,
es de noche.»
Pero el mal no descansa, nos sigue por la arena
y lanza sus mirage F1 sobre Inanna, la gran diosa
que dio a luz a sus hijas, millares
de mujeres que aman,
que son hijas y madres, hermanas
de los hombres que matan
y pueblan el desierto.

Hay misiles, más misiles scud
cayendo por el ojo
de la cerradura, pero dónde
la llave. La llave para abrir
y cerrar la casquería
que vuela por las nubes,
ese cuadro de mandos
para cambiar de rumbo.

Todos estamos muertos.
Todas estamos muertas.
Y mi madre, aterrada, paralizada,
no tiene ojos más que para esa mujer
que, como ella, se ha sentado a esperar
entre las lápidas.
madre, madre, vámonos a dormir,
eso no es sangre, es zumo de tomate
con pimienta.
Y mi madre, y otra madre, y la otra
apuran ese cáliz,
el altar que esta vez
se asienta entre dos ríos
testigos de otra historia.

El miedo, los dátiles, mis hijos,
proyectiles rodando, yo nunca estuve allí,
pero era eso.
Los hombres se mataban
como lobos de azufre, las Cruzadas,
la Gran Revolución, la Reconquista,
la de los Treinta Años.
Memoria de aquel tiempo, las cavernas, su frío.
Cuando aún no había fuego.
Está la calle en llamas,
un F16 le ha volado los techos
al salón de mi casa
y ahora voy, culo al aire, mostrando mis vergüenzas.

Madrecita, mi madre…
La bajo de la cruz, aún está caliente,
y la llevo, mi niña, a la mezquita, al zoco, al templo,
mi hospital de campaña.
Poco a poco, no llores, le limpio
las heridas, le saco la metralla,
tomo en mí sus bacilos,
la reanimo con leche
y le digo este sueño.

Yo también soy culpable.
Porque extiendo un dibujo
sentada en la impudicia,
con las manos manchadas,
pisando los cadáveres.

Y el fulgor de los patriot nos levanta en el viento
y nos tira en la mesa, donde está
el desayuno. Mermelada de fresa y un cortado.
Muñones de mi madre.

Ya no se siente nada. Las palabras de siempre.

Hoy, aquí en la tierra, a veinte
de marzo, la víspera
de otra primavera.

 

 

 

 

CELADA

He atrapado bisontes, y patos y cerezos
hasta tapiar la luz del frigorífico.
Almacené manteles, calabazas y truchas,
y le puse agua fresca
al corazón de todos los relojes.

La flor de las esquinas rebosando en mi casa.

Ahora estoy bajo cero: pasó la cuenta atrás
y su relámpago. Limpias —sucias
sólo de prisa— las toallas, las sábanas.

Y yo que corro al tren, a la estación,
al barco, al bus, al metro,
a la arena de mí…

Ayuna, con todas las viandas del adiós:
mi menú de por vida
para vivir de restos.

 

 

 

 

RETORNOS

Apuntan los primeros
incisivos de azúcar
en la primera encía:
la boca es una fiesta.

Se estrenan por el aire
las piernecitas breves:
el suelo es una fiesta.

Sonidos que de pronto
forman besos, violines arrullando
temblores y sentencias:
el mundo es una fiesta.

El mundo es una fiesta.
Lo inauguran hallazgos, caracolas,
flor de carne, batir
de mariposas.

x

Pero acaba el viaje.
Y hay que ir hacia atrás
des-aprendiendo nombres,
des-conociendo pájaros y trenes,
des-memoriando calles,
rubores y palabras.

Des-acordar el gesto
infantil de sentarse.
Ignorar en los pies
su sostén y aquel ritmo
prodigioso de andar.
Des-tragar, el enigma
que venciera al instinto
del pan y de la sed.
Des-dormir, la aventura
de un vuelo de pañales, su dolor…

x

Y el mundo es una fiesta.
El mundo es esa fiesta
que nos deja desnudos,
ave-estrella
xxxxxxxxxxxo lombriz
desplumada
xxxxxxxxxxxxlatiendo,
latiendo todavía en la condena
de un amor ensañado
que en su vergüenza olvida
también la sola fiesta de morir.

 

 

 

 

PALOMA MORTAL

Es hermosa la casa y está en pie.
Tiene presencia y planta.
Es alta en la colina
de la calle, y orgullo todavía
le crece en la fachada y el balcón.
Parece que respira, que está abierta
a la luz, al tintineo
febril de cada día.
Su historia la revive, intacta en los recuerdos
felices de la piel.

Mejor que no la toques, sin embargo.
Acumula en su seno tantas huellas,
tanta capa en sus muros
de pinturas antiguas y de cal,
que si intentas pasarle
un amor o una escoba,
se te puede quedar entre las manos.

Igual que esos vampiros de película
que al clavarles la estaca en el costado
se deshacen de pronto, y se convierten,
primero en esqueleto, y luego en un puñado
de arena o polvo, o cieno o ilusión.

 

 

 

 

LACERÍA

Cuando atardece el campo
y apacigua la parra su penacho de briega,
se me confiesa madre
entre las luces malva de su duelo.

Una niña la escucha,
pero le llueven piedras, y en el pecho
le crece una maroma que la llaga.

Y otra vez y de nuevo, madre,
en este aturdimiento de las horas oscuras,
en tu empeño porfías
y me hurtas tu amparo,
y a cambiarlo me obligas por las alas
que ni tengo ni tuve
más que en aquella fábula.

Fuese locura hacerme
fingida confidente en tus afanes,
y locura es mirarme
tan huérfana de ti,
con tu locura sola.

 

 

 

 

ASECHANZA

La serpiente se enrosca como un naipe de oro
en mi memoria,
y yo le doy mi frío.

La serpiente es un dado
de seis cabezas romas
que duerme en las orillas de mis ojos
y me roba las lágrimas.

La serpiente no sabe que la espío
cuando baja en la sombra,
envuelta en la maraña de la duda
a beber en mis labios.

La serpiente es mi hija.
(Que no lo sepa nunca).

 

 

 

 

LOS OTROS

Imagínate un manco. Alguien pone
con cuchara de fuerza
sopa helada en su boca
o le pican zorzales
un hilillo de sangre
sin piedad por el pecho.

Imagínate un cojo. Como a un saco
de piedras o cristales lo transportan
de la noche a la silla,
desde un sol extraviado hasta la música
o del pozal al frío.

Imagínate un mudo. Nadie sabe
deslizar por su curva la exacta mecedora,
ni dar con las estrías
de ese largo dolor de los deseos.

Imagínate un topo. Pero un topo
paralítico y negro, enjambre terminado
en su pudor de frío.

Ese topo que es ciego,
y cojo, y manco, y mudo.
Ese topo atrapado
que muere cada día
en los brazos, el juicio, la mirada,
la ilusión y hasta el beso
terrible de los otros.

 

 

 

Castro, Juana. Los cuerpos oscuros (2ª ed.). Madrid; Ed. Tigres de papel, 2016.

 

CINCO POEMAS DE WISŁAWA SZYMBORSKA

 

EJEMPLO

La tormenta
arrancó anoche todas las hojas del árbol
menos una de ellas,
dejada
para que se columpiara sola en la rama desnuda.

En este ejemplo
la Violencia demuestra
que sí
que en ocasiones le gusta bromear.

 

 

 

 

IDENTIFICACIÓN

Qué bien que hayas venido — dice.
¿Oíste que el jueves se estrelló un avión?
Ajá, pues precisamente por ese asunto
vinieron a buscarme.
Parece que él estaba en la lista de pasajeros.
Y qué, igual se arrepintió.
Me dieron una pastilla para que no me desmayara.
Después me mostraron a alguien, no sé a quién.
Todo negro, quemado, menos un brazo.
Un jirón de la camisa, el reloj, la alianza.
Me enfurecí, porque seguro que no era él.
Nunca me haría eso, tener ese aspecto.
Y de esas camisas están llenas las tiendas.
Y ese reloj es un reloj corriente.
Y nuestros nombres en su alianza
son nombres muy comunes.
Qué bien que hayas venido. Siéntate aquí a mi lado.
Es cierto, tendría que haber vuelto el jueves.
Pero quedan muchos jueves todavía este año.
Ahora mismo pongo agua para el té.
Me lavo el pelo, y luego, y luego qué,
intentaré despertarme de todo esto.
Qué bien que hayas venido, porque allí hacía frío,
y él en ese saco de dormir de goma,
él, quiero decir, ese pobre infeliz.
Ahora mismo pongo agua para el jueves, me lavo el té,
es que claro, con lo comunes que son nuestros nombres —

 

 

 

 

NO LECTURA

A las obras de Proust
no les añaden en la librería un mando a distancia,
no podemos cambiar
a un partido de fútbol
o a un concurso donde ganar un volvo.

Vivimos más,
pero menos precisos
y con frases cortas.

Viajamos más rápido, más a menudo, más lejos,
aunque en lugar de recuerdos volvemos con fotos.
Aquí yo con un tío.
Aquel creo que es mi ex.
Aquí todos en pelotas,
así que seguramente es una playa.

Siete tomos: piedad.
¿No se podría resumir, abreviar,
o mejor mostrar en imágenes todo eso?
Una vez pasaron una serie que se titulaba La muñeca
pero mi cuñada dice que era de otro que también empezaba por P.

Además, seamos sinceros, quién es ése.
Al parecer escribió en la cama un montón de años.
Página tras página,
a una velocidad limitada.
Y nosotros con la quista puesta
y — toquemos madera — saludables.

 

 

 

 

ELLA FITZGERALD EN EL CIELO

Le rezaba a Dios,
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos, Mi Señor, mira cuánto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
Pero el misericordioso Dios dijo No.
Simplemente puso la mano en su corazón,
le miró la garganta, le acarició la cabeza.
Y cuando todo haya pasado — añadió —,
me llenarás de júbilo viniendo a mí,
mi alegría negra, mi tonel cantarín.

 

 

 

 

VERMEER

Mientras esa mujer del Rijksmuseum
con esa calma y concentración pintadas
siga vertiendo día tras día
leche de la jarra al cuenco
no merecerá el Mundo
el fin del mundo.

 

 

 

Szymborska, Wisława. Aquí (trad. Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano). Madrid; Bartleby editores, 2009.

 

HISTORIA DE LAS GRANDES IDEAS

 

LA MÁQUINA

Al final de verano, empezamos a construir una máquina. Nos sentíamos muy inspirados, quizás por el buen tiempo; tanto, que trabajamos febriles y con gran aplicación, pero sin plantearnos en ningún momento para qué podía servir. La terminamos pronto, a finales de septiembre, y una gran alegría nos embargó. Solo entonces nos preguntamos, perplejos, para qué demonios serviría. Dudamos antes de encenderla, pero había sido un trabajo apasionante y sentíamos urgencia por comprobar el resultado.
xxxEncendimos la máquina. Funcionaba a la perfección. Nos felicitamos, estábamos exultantes. Creo que con ningún otro de nuestros trabajos habíamos obtenido una satisfacción así. Pero quedaba sin resolver el problema de su finalidad. Le dimos muchas vueltas, pero nos esperaban más trabajos. Casi todos nosotros debíamos colaborar con otros equipos, cambiar de compañeros, y no sabíamos cuándo iríamos a coincidir todos de nuevo en otro proyecto. Así que decidimos guardarla —¿esconderla, olvidarla?— bajo tierra.
xxxYo aún trabajo aquí, muy cerca del lugar que elegimos para enterrarla. A veces paso sobre ella, caminando, y la sé ahí abajo: perfectamente operativa, aunque la tierra no deje escapar de su vientre su ruido, su pequeña música repetitiva y mecánica. Me basta con saber que sus motores y engranajes insisten dando vueltas, y arrastrando sus correas y los émbolos. Me basta con saber que van a hacerlo siempre. Ya no me proporciona solamente alegría, al pensarlo, sino también seguridad. De hecho, saber que esa máquina funciona todavía es lo único que me hace sentir seguro, la única garantía de que la realidad va a estar ahí cuando despierte, cada mañana.
xxxSé que los otros constructores, desde sus rincones respectivos del planeta, también piensan en ella en estos términos. Sospecho que, como yo, tienen miedo, Miedo de que, alguna vez, la máquina se pare. Que deje de funcionar. Y que el resultado sea impredecible, desastroso.

 

 

 

 

LOS MALOGRADOS

Entré en la enorme sala y vi a esos seres terribles y perfectos, observándome en silencio. Tuve miedo. Me di la vuelta hacia unos ventanales por los que pude contemplar las montañas que yo había atravesado para llegar aquí, a este lugar que había confundido con el pajar de la granja de al lado. Y vi a alguien, normal en apariencia, saliendo de la granja y acercándose.
xxx—Seres igual a dioses —dijo cuando entró—, es lo que he estado construyendo desde el albor de las eras.
xxxTraté de enfrentarme a él sin enfrentarme a esos seres. Notó mi pánico. Seguía acercándose.
xxx—Comprendo tu temor —continuó—. Son lo que tú jamás podrás llegar a ser. He logrado tan solo dos decenas, a lo largo de milenios. En cuanto a los seres fallidos…, debo contarlos por millones. Por miles de millones.
xxx—¿Y qué hace con ellos?
xxx—Los he ido soltando. Se han extendido por la Tierra —respondió mientras recogía una pala del suelo, ya junto a mí—. Al principio, los enterraba tras sacrificarlos. Pero sentía lástima y decidí dejarlos que se escaparan, que se reprodujeran lejos. Son los que tú llamas tus semejantes, ni más menos que la raza humana.
xxxHabía alzado la pala sobre su cabeza, tensando sus ancianos músculos.
xxx—Es extraño, ninguno supo hasta ahora desandar el camino de vuelta —añadió antes de golpearme.

 

 

 

 

UNA INVESTIGACIÓN EN EL TIEMPO

No era más que una, entre tantas culturas del pasado, de las que practicaban el asesinato ritual de uno de los suyos para aplacar a sus divinidades. La víctima debía elegirse al azar, un muy estricto azar, según los libros religiosos que, desde hace muchos años, un antropólogo estudia con detenimiento. Hoy, ha recibido una gran noticia. Le ha sido concedido uno de los más codiciados bienes para cualquiera que se haya especializado en los albores de la historia: un viaje en una máquina del tiempo.
xxxTras cruzar el espacio y los siglos y llegar a aquella aldea, no ha tardado en refutar todas las teorías construidas sobre ellos, así como las más terribles discusiones que a lo largo de décadas habían hecho correr ríos de tinta y de papel. Todo gracias a su rápida inmersión entre la tribu. Lo han acogido como a uno más, conoce a la perfección su lengua y sus costumbres; incluso ha oscurecido su piel y modificado sus rasgos, antes del viaje, en una clínica de cirugía morfogenética. Y ha descubierto, entre otros detalles no recogidos en aquellos libros que estudiara, que una tranquila y absoluta ociosidad se erige en la verdadera religión de esta gente.
xxxHa resuelto, en definitiva, un trabajo de inmersión admirable: todo lo que ha conseguido se lo debe a su celo profesional; y se lo debe para bien, pero también para mal. Ahora sabe que no hay motivo religioso alguno para esos sacrificios, sino que más bien los acometen por diversión. Cada año nuevo, el brujo de la tribu redacta en los anales de la comunidad una nueva e imaginativa historia al respecto, para leerla después en voz alta y entre las risas de los demás. Sabe también tan solo ahora, cuando es demasiado tarde, que la elección de la víctima no se debe a azar alguno, sino que tras una improvisada votación se decide por quien haya resultado, a lo largo de ese año, el miembro de la tribu más pesado y aburrido. Él ha pasado meses formulando preguntas y metiendo las narices en todo aquello que podía. Las llamas ascienden en torno al mástil donde su cuerpo permanece atado, entre los vítores y las crueles risas de todo el poblado.

 

 

 

 

POLICIACO

El hombre que inventará el futuro sigue en busca y captura en el pasado.

 

 

 

 

ELLA ABRE LA PUERTA

Gira varias veces la llave antes de que la puerta pueda abrirse. Y se abre: la veo envuelta en su albornoz, o es una toalla. Debajo está desnuda. Mojada todavía por el agua de la ducha. No me reconoce, al menos al principio. Ruego por que lo haga enseguida.
xxxDe dónde vengo, puedo imaginar que me pregunta, pero no que me pregunte quién soy, eso sería regresar a un inicio demasiado demorado y no tendría fuerzas para atravesar aún más tiempo, esforzándome por remontar su curso habitual, no tengo tiempo para hacerlo.
xxx—Vengo desde muy lejos —digo. Trato de hablar despacio, de una manera que resulte inteligible para ella, que ella me vea tranquilo.
xxx—Necesito que me recuerdes —continúo.
xxxElla duda, lucha por no alarmarse ante este desconocido. Forcejea disimuladamente con la laxitud de su toalla, para restablecer esa tensión que la cubre y la viste de manera precaria: me proporciona un último vistazo a esa intimidad nuestra que acaso no se repita jamás.
xxxCubre el cuerpo desnudo, hermosos, ansiado, que yo había acariciado tantas veces en el futuro.
xxxElla duda. Definitivamente, duda.
xxxY yo empiezo a desaparecer.

 

 

 

 

HISTORIA DEL BESO

Allí, en la caverna, nacía un sentimiento nuevo para la especie. Ella, queriendo protegerlo a él y solo a él de los peligros que acechaban ahí afuera —demasiados para su mala cabeza y su cortedad—, hablaba y le reconvenía sin parar. Y él, cansado aún del acto físico de ese sentimiento para el que aún no había nombre —amor, se llamaría algo más tarde—, pero cansado mucho más de la estridente voz de ella, halló una forma de callarla: fue así que nació el primer beso.
xxxOtra versión cifra ese nacimiento un poco después: la especie ya ha descubierto la cosecha de los campos, las ciudades y la plusvalía. Él come sin parar y ella añora al hombre esbelto. Es a ese hombre esbelto pero también al señor obeso que está en camino, cada vez más cerca, y para impedirle que siga comiendo, a quien estampa en su boca el primer beso.

 

 

 

 

TURBACIÓN

Trabajé durante años en un largo y terrible relato con el único fin de convertir a todos los hombres que lo leyesen en perturbados. Bastó que lo leyeran dos o tres para que me encerraran, tras juzgarme y sentenciar que yo era un perturbado.

 

 

 

 

INVISIBLE

Sus experimentos con la invisibilidad no parecían haber tenido éxito, después de todos esos años recluido y trabajando. Ni bebedizos extraños ni electrodos, tampoco la exposición a salones de espejos cuánticos: años perdidos, sí, pensó, en todas estas estrategias para burlar la luz. Su entusiasmo lo abandonó y, por primera vez, se sintió muy abatido: tan solo entonces, comprobó, su materia comenzaba a tornarse invisible.
xxxCorrió hacia la calle para cerciorarse de que, efectivamente, nadie podía verlo. Paseó inadvertido un buen rato y comprendió que, por fin, lo había conseguido. Tan solo la tristeza había obrado el milagro. Pero ahora, ¿debía alegrarse de su éxito? Hacerlo lo condenaría al regreso a la luz y a la opacidad, a que todos pudieran verlo exultante por un logro que, justo al alegrarse, se disiparía pírrico.
xxxLa paradoja lo sumió en una larga meditación triste, muy triste, mientras seguía alejándose de su laboratorio y de su hogar, perdiéndose en su noche a plena luz del día. Invisible por fin, en esa forma de triunfo y alegría que iba a ser su tristeza perpetua, de ahora en adelante.

 

 

 

López, José Óscar. Fragmentos de un mundo acelerado. Cartagena; Ed. Balduque, 2017.

 

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