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FÉLIX GRANDE
Mérida, 4 de febrero de 1937 – Madrid, 30 de enero de 2014.
Ayer se fue uno de los poetas más grandes que ha dado este país en el siglo XX. Ayer fue un día de mierda. Eso sí, siempre quedarán en mi memoria las tres tardes que pasé con él en Murcia junto al poeta José Antonio Martínez Muñoz. Una de ellas, además, fue consecuencia de un ciclo que José Antonio Martínez Muñoz y un servidor organizamos en Murcia hace unos años, un ciclo por el que pasaron Carlos Vitale, Cristina Morano, Concha García, Rosa Lentini, León Molina, Ramon Dachs, Javier Moreno y Ferran Fernández, y que tuvimos la suerte y el honor de que le pusieran el cierre Félix Grande, Francisca Aguirre y Guadalupe Grande. Sí, los tres juntos, en un recital que nunca se había llevado a cabo en España. Un recital que se terminó llevando a cabo gracias a la mediación del Aula de Poesía de la universidad de Murcia. Ese día quedará grabado en mi memoria a fuerza de clase y conocimiento.
Ahora no me vengan con que nos quedará su obra y demás tópicos típicos. Como escribía ayer Ben Clark: «no voy a decir aquí que ahora queda su obra y tal y cual y lo demás. Claro que queda. Pero yo quería que me quedara Félix Grande, también, y poder volver a verlo (…) y oírle hablar»…
LA GALLA CIENCIA
Desde hace unas cuantas semanas están avisando de que se avecina nueva revista de literatura en Murcia, se llaman ‘La galla ciencia‘ y colaboran con ellos, entre otros, Cristina Morano, Pedro Medina, José Daniel Espejo, Ángel Manuel Gómez Espada o Luna Miguel.
Hoy es el último día que tienen abierto el crowdfounding para ayudarles a sacar los dos primeros números de la revista en papel, así que échenles una mano.
EL ÚTLIMO DESEO DE DON ROBERTO
xxDos pares de pisadas se alternaban rítmicamente sobre el soleado pavimento de la Calle Mayor. El primero era propio de un profesor de Filología o un maestro de esgrima: pausado, elegante, clásico. El segundo contenía pisadas jóvenes y nerviosas, altamente musicales.
xxPaseaban, hasta que las pisadas jóvenes se detuvieron; las clásicas hicieron cortésmente lo propio.
xx–Entonces, me abandonas…
xx–Sí– contestó la dueña de las pisadas nerviosas. –Lo siento–.
xxCuando se rompe un corazón puede sonar de muy diferentes maneras, la más frecuente es el húmedo chasquido de una sandía madura arrojada con fuerza al suelo, es un ruido sorprendente y en cierto modo agridulce. Un corazón también puede gemir como un papel rasgado poco a poco, dolorosamente, o como cristales rotos, como hachazos sobre madera húmeda (preferentemente en octubre), o simplemente no sonar.
xxEl atípico corazón de don Roberto se rompió a su manera, con un cristalino tintineo de diminutos cascabeles.
xx–Pues me acabas de romper el corazón–. Dijo con la seneridad de un viejo caballero. Entonces sucedió algo, se puso pálido y llevó una mano al pecho. Le dolía.
xx–No seas dramático–. Dijo ella –Estas cosas no duelen físicamente y menos a un degenerado como tú–.
xx–¡Ni estas cosas ni leches! ¡¡Creo que me está dando un infarto..!!
xxLa ambulancia gemía como cuando le pisas el rabo a un gato gigante (aunque no recuerdo haber pisado nunca a un gato gigante).
xxElla tomó su mano.
xxYa no tengo edad para estas cosas –pensaba Roberto.
xxA sus sesenta años, su delirante vida sexual era la envidia de todos sus alumnos de la Facultad. Con su pinta de galán caduco había seducido a Eva Montes, una joven profesora de baile, la dueña de las pisadas nerviosas y vivas que había decidido poner fin a su relación con el portador de neoclásicos andares.
xxLa mente de don Roberto se columpió sobre viejas canciones; ignorando los destemplados gritos de la ambulancia, se detuvo su alma en una que recordaba de Javier Krahe que escuchó no hace mucho en un bar del centro. Sonrió levemente y con ojos de moribundo susurró:
xx–Me muero, Eva… ¿Me concederás un último deseo?
xxElla enarcó una ceja. –¿Qué clase de deseo?–.
xx–Siempre quise morir… en fin…
xx–¿Un polvo?– Atajó ella.
xxÉl asintió con fingido pudor.
xx–Eres un sátiro y un viejo verde.
xxRoberto sonrió. –Sabía que aceptarías–.
xxAl llegar al hospital, el conductor abrió la puerta de la ambulancia y dos médicos se acercaron corriendo.
xxRoberto fumaba sentado junto a Eva, que dormía exhausta en la camilla. Uno de los médicos estaba perplejo, el otro sonreía.
xx–¿Otro infarto, don Roberto?
xx–Pues sí, hijo… ¡Qué mala es la vejez!
xxLentamente se levantó de la camilla, palmeó afectuosamente la espalda del médico y se alejó de la ambulancia con las manos en los bolsillos y un leve tintineo de cascabeles al compás de sus viejas pisadas.
Wandossell, Alfredo. Inédito.
LAS LEYES DE NEWTON
xxAlgunos pueden pensar que mi vida es efímera y desafortunada. Yo creo que no, aunque he de reconocer que es demasiado corta.
xxSoy una gota de sudor cristalino y salado humor de tu cuerpo. Nací una madrugada azul de febrero y pienso disfrutar de tu compañía hasta el alba.
xxMis primeros pasos los di en tu sien, cerca del cabello, y la verdad, desde aquí arriba me siento el amo del mundo, de mi mundo…tu cuerpo y todo lo que ello conlleva; tu cuerpo desnudo, suave, rotundo.
xxLa Luna nos mira a través de la ventana y yo me dejo resbalar con fingida pereza; suavemente fluyo acariciándote la mejilla, dejando tras de mí un sendero húmedo y salado. Casi rozo la comisura de tus labios. Vendería mi alma al Diablo por tocarlos, aunque no tengo alma…tan sólo soy una gota de sudor.
xxTe hago cosquillas en el cuello, sé que eso te agrada. Avanzo por el valle que forman tus senos, tibios y desafiantes, y cabalgo feliz por tu vientre hasta llegar al ombligo. Debería quedarme allí cómodamente instalado, pero el afán de descubrir desconocidas maravillas me hace seguir explorando… Bueno, por eso y por las leyes de Newton.
xxCreo que he tenido mucha suerte: podría haber nacido en la axila de un legionario haciendo la instrucción en Melilla, en pleno agosto, pero estoy contigo y eso no me lo podrá quitar nadie, ni la muerte por evaporación borrará de mí tu recuerdo.
xxA veces envidio un poco a mis parientes, las gotas de agua, ellas son libres y vuelan alborozadas cortando el aire. No están sujetas a nada, sólo a las leyes de Newton. Pero están frías y caen al vacío. Mueren solas en la acera mojada, en la fosa común de un charco. ¡Que se jodan! Yo prefiero estar contigo.
xxSigo mi camino, el fin se acerca, termino de resbalar cintura abajo. No quisiera seguir bajando porque sé lo que se avecina, nuestro tiempo se acaba. Intento aferrarme a ti; si tuviera dientes mordería tu piel, si tuviera voz gritaría tu nombre al viento, pero no tengo nada de eso…sólo soy una gota de sudor…
xxFinalmente, caigo al vacío. Es muy desagradable, pero tiene que ser así. Newton me ha jugado una mala pasada. Muero contra el suelo de la habitación, así de simple, sin duelo ni mis primas las lágrimas. Mi vida ha sido corta, pero infinitamente más intensa que la de James Dean.
x
xxPero tan sólo soy una gota de sudor
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxen fin, lo era…
Wandossell, Alfredo. Inédito.
CANTOS DE LA MATERIA VIVA
COMO SI TAL COSA
Sentir
la aterradora
algarabía del
musgo
su obstinado
fervor de
filamentos
desgañitados
Y proseguir
el camino
como si tal cosa
xxxxxFRENTE al
edificio
un árbol
desnudo:
acaso una
metáfora
del invierno que perdura.
UNA CHARCA
Una charca
al borde
del camino
pútrida
rebosante de
fango
oliváceo
También en
ella como en
los más hermosos
lagos
se refleja
el cielo.
HIEDRA SANGRIENTA
xxxxxxxxxxHiedra roja
sangrienta
sobre el amarillo
demacrado
del hospital.
xxxxxxxxxxHiedra trepadora
vertiginosa
voraz
como cuernos
de toros
bravíos
o de lunas
ancestrales
como tentáculos
de crustáceos
enfebrecidos
xxxxxxxxxxComo mi propio
xxxxxxxxxxclamor
Pérez-Espejo Kroner, Isabel. Cantos de la materia viva. Murcia; Editora Regional de Murcia, 2005.
TERRITORIO INTERIOR
ATRÁS HE DEJADO UNA VIGILIA
Alborea el canto inquieto de los pájaros
en los vértices lejanos del parque
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxaún vencido en su sueño.
La ciudad alza de nuevo sus cúpulas dormidas
bajo los tenues brillos de la luz primera,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpresagio
del amanecer en su estallido cercano.
Aún el ruido diligente de la mañana en su mediodía
gozoso
xxxxxxes el eco viejo del ayer
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxya sepultado.
A mi lado duermes ajena
buscando el tibio hueco de las sábanas.
Abandonas un brazo sobre mi costado
y resbalo un beso insomne por la pendiente
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde tu hombro.
Atrás he dejado una vigilia
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcondenada al olvido,
una batalla sin tregua
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxcontra un ejército de abismos
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy simas sin fondo.
Todavía permanecen desordenados sobre la mesilla
los despojos de la batalla:
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxla luz ya exhausta
del candil, la alerta de los sentidos
los batallones aciagos
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde mariposas ciegas
que asediaron toda la noche
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxla guardia contra mí.
xxxxxxxxxxxxxSé, sin embargo, que he vencido;
sé que al menos hoy he vencido
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxporque a mi costado
el reposo tranquilo de tu cuerpo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxme fortalecía en la batalla.
Descanso ahora exhausto y sereno,
mientras la amanecida filtra
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpor las rendijas de la ventana
sus primeros hilos de albor
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque clarean
nuestra presencia adormecida, mar en calma:
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxte miro
xxxxxxxxxxxxxy ya eres la aurora.
Presencia alentadora de la mañana
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxaún por nacer
en ese hilo de aurora que trepa
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy juega
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy estalla
xxxxxxxxxxxxxcontra tu hombro desnudo.
DE VITA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxNo hay nostalgia peor
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque añorar lo que nunca jamás sucedió.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxJoaquín Sabina
¿Quién
ha vivido por mí
las vidas que yo no he vivido?
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxMiro
mis manos y no están llenas.
A mis pies caen mansamente
las hojas amariilas de los plátanos del bulevar.
MOTÍN EN LOS SENTIDOS
¿Qué somos hoy
sino
dos cuerpos amotinados?
Vive y destrona tu pasado:
mañana la costumbre volverá a nosotros.
VUELO
Pavor de la hoja
xxxxxxxxxxxxxxxque cae
tardía de su rama
y, en el penúltimo temblor,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxsiente
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxsilente
cómo se agolpa
xxxxxxxxxxxxxxfuriosa
la savia en el vértice de su aire perdido;
xxxxxpor qué tanto vértigo,
ese exceso de vuelo para tan poca distancia
xxxxxantes de rozar el suelo.
CLAMOR DE ALMA
Discurre el día tranquilo y apacible.
Estás en la casa
xxxxxxxxxxxxxxy deambulas
por ti mismo y entre las cosas.
Una aparente serenidad anuda tu ánimo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy sin embargo
una cierta desazón acude a tus palabras
y sin saber porqué escribes:
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxclama
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxmi alma
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcontra mí.
EJERCICIO DE EXORCISMO
xxxxxI
Te amé con la triste desposesión de los vencidos.
Luego la tarde huida nos devolvió
(como un espejo roto en fragmentos infinitos)
la imagen opaca de las sombras
urdiendo adioses tardíos sobre nuestros cuerpos.
x
x
xxxxxII
Y ahora qué, me pregunto,
ahora qué cuando las pálidas urgencias del deseo
sólo son las tibias cenizas del incendio
xxxxxxxxxxxque nos alumbró.
Y ahora qué cuando de nuevo te nombro, te busco
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy no te encuentro.
HORAS DEL TIEMPO ACIAGO
xxxxxI
(enseñanzas de la edad)
Tiritan sobre sí estos momentos
como un gorrión perdido en el invierno.
No son horas propicias para ti
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy no hallarás
letras de oro
xxxxxxxxxxxxen los libros que acaricias.
(Improbable pasa rasante una gaviota
sobre los tejados de la ciudad
y no tendrás noticia
xxxxxxxxxxxxxxxxxxde su vuelo)
La herrumbre del tiempo, el hilo de la costumbre
se clavan como esquirlas de hielo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxen la tibieza
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde la piel.
Pero aprenderás en estas horas aciagas
tanto como de los momentos de gozo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque ahora
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxañoras.
López Precioso, Juan Luis. Territorio interior. Cartagena; Fundación Emma Egea, 1999
LUMINARIA
XIII
(¿ascua o ceniza?)
QUEDA el hombre solo
Mira sus manos vacías
Siente frío y se acerca
a la chimenea
Afuera los perros
ladran a la luna
y contra su pavor
Medita en su tiempo
consumido
¿Qué fue de su destino?
¿Dónde su desmesurado amor
su energía de vivir deprisa?
Se acerca a la lumbre
única luz de la cocina
El badil remueve
¿ascua o ceniza?
XV
(aliento aún del sueño)
INTENSA germina
en ti la mañana
Desorden de lino
tras el consumado amor
Aliento aún del sueño
Adormecidas miradas
Cuerpo aterido en desperezo
obedeces sin oposición
los dictados del día
que aguarda impaciente
la amanecida
de tu risa clara
como ropa limpia
tendida bajo los dominios
del primer sol.
López Precioso, Juan Luis. Luminaria. Murcia; Editora Regional de Murcia, 1998.
NOCILLA DREAM
13
Hace mucho tiempo [tanto que parecen siglos] hubo un escritor muy importante y famoso llamado Italo Calvino que nos invitó a pensar una ciudad muy bella constituida únicamente por sus canalizaciones de agua. Una maraña de tuberías que [según Italo Calvino] partiendo del suelo suben verticales por lo que serían los edificios, para ramificarse horizontalmente en cada planta en la que se hallaría cada piso. Al final de las tuberías pueden verse lavabos blancos, duchas y bañeras donde inocentemente mujeres disfrutan porque sí del agua. La explicación [según Italo Calvino] es que esas mujeres son ninfas que encontraron en estas tuberías el medio óptimo para desplazarse y así vivir sin obstáculos en su natural acuático medio. A lo que no nos invitó fue a pensar que dentro de cada uno de nosotros existe otra ciudad si cabe aún más compleja; el sistema de venas, vasos y arterias por las que circula el torrente sanguíneo, una ciudad que no posee ni grifos, ni aberturas, ni desagües, sólo un canal sin fin cuya circularidad y constante retorno consolida un «yo» con el que salvarnos de la fatal dispersión de nuestra identidad en el Universo. Un desierto que no avanza, un tiempo mineralizado y detenido llevamos dentro. De ahí que el «yo» consista en una hipótesis inamovible que al nacer se nos asigna y que hasta el final sin éxito intentamos demostrar.
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No tienen mucho que ver las palabras organización y organismo. Organismo es un ente, sea mineral, animal, vegetal o socio-cultural, que vive y se desarrolla por sí mismo, siguiendo únicamente dictados casi siempre espontáneos, complejos e internos; puede considerarse en todos los casos como un ser vivo. Una organización es una entidad burocrática, sea mineral, animal, vegetal o socio-cultural, dependiente de otras que le dictan su desarrollo desde el exterior; en ningún caso puede llegar a considerarse como un ser vivo.
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Como no pasaba ningún coche, Falconetti extendió el mantel en mitad de la carretera en vez de en la cuneta, justo al lado de un bache de gran diámetro que utilizó para estabilizar el macuto. Es como tener una mesa de 418 kilómetros de longitud, se dijo. En el ejército le habían enseñado a hacer estas cosas: redefinir lo absurdo en su beneficio. Sabía perfectamente que era ésa la base de la supervivencia. Después de preparar los liofilizados permaneció sentado, tomando el sol en el centro de aquel rombo que dibujaban el Este y el Oeste en sus respectivos puntos de fuga. Pensó en las Nike que había dejado colgando. En qué sería de ellas. En qué pensarían los habitantes de la Tierra cuando las encontraran 2.000 años más tarde; quizá, se dirían, «restos de una civilización anterior», que es lo que él piensa siempre que se sienta a la mesa de una cafetería y aún hay restos del último cliente. Extrajo del macuto un libro, La increíble historia de Cristóbal Colón contada a los niños, que había sustraído en la biblioteca del cuartel de Apple Fork. Allí leyó que para llegar a saber que la Tierra es redonda no hace falta dar la vuelta. Basta con quedarse sentado en un punto fijo y ver cómo son los otros quienes dan vueltas. Comenzó a llover.
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Pero entre los estados de Albacete y Almería, España, conectando 2 desiertos de piedra beige, casi blanca, a los cuales separa un río caudaloso que viene del norte, hay una carretera muy poco transitada en la que sólo existe una gasolinera que permutó el letrero de Campsa por el de Cepsa aprovechando el cambio de ubicación, allá en el 85, de todo aquel pueblo que quedó cubierto por las aguas del pantano. Acaba de entrar una furgoneta; la tasa es de un vehículo por semana. Fernando, con el pelo a la taza, Adidas Saigon, y pantalón de tergal, se acerca, ¿Cuánto? Pero confunden dólares con euros y no contestan nada comprensible. Son 3 rubias norteamericanas, las tablas de surf van en el techo. Fernando les da conversación y ellas en un español-chicano le cuentan que van al Campeonato Internacional de Surf de Tapia, un pueblo que, señalado en el mapa por el dedo de Christina, está en el sur de la Península porque tiene el mapa al revés. ¡Ah, no, está en Asturias, pegado a Galicia!, les dice Fernando girándolo, y sonríe. Queremos cumplir el último sueño de nuestra amiga, Kelly, competir contra los Chinos. ¿Los chinos?, pregunta Fernando. Sí, vienen del sureste de China, son los mejores del mundo. Ah, bueno, contesta, y mete la manguera en el surtidor que a su vez le contesta, Buen viaje, gracias. Apoyado en el cartel de Wynn’s, con la mano izquierda de visera, las ve alejarse en una nube de polvo. De golpe frenan y dan marcha atrás, la nube ahora va en sentido contrario, y él piensa, ¡Kitt, te necesito! Acodada en la ventanilla, la copiloto señala con el índice de la otra mano el estampado de la camiseta de Fernando, SURFIN’ BICHOS. Ya a la venta su LP El Fotógrafo del Cielo, y dice, ¿Nos la vendes? Y él sin pensarlo: Os la doy, tengo más. Ahora sí que las ve alejarse. La misma nube de polvo alcanza su pecho desnudo y beige como el desierto. Se sienta en la cabina y coge de nuevo la guitarra, una Les Paul negra con raspador blanco. Juguetea con las cuerdas, piensa en que las surferas ahora estarán bordeando el pantano, donde en estas fechas de sequía siempre asoma la punta del campanario, donde en los árboles de la calle principal según dicen los buceadores cuelgan algas y anidan peces, donde los surtidores de la gasolinera contendrán aún el plomo de aquella Super tan espesa, el brillo en el ADN del chapapote que le fascina, la proteína del planeta. Salen unos cuantos acordes de la caseta que no encuentran en el llano obstáculo que los amortigüe. A esta canción la llamaré Los Diarios de Petróleo, piensa. Sonríe cuando ve rodar a lo lejos un grupo de bolas de papel de periódico del tamaño de un balón de playa. Las sigue con la mirada.
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Faltaba un poco de energía para que el modelo propuesto como explicación a la reacción nuclear de la desintegración beta fuera exacto. Nadie sabía dónde iba a parar esa energía. Pero los científicos poseen una creatividad demasiado fantástica como para detenerse en menudencias, y así, en 1925, el físico teórico Wolfgang Pauli postuló la existencia de una nueva partícula casi fantasma llamada neutrino, sin masa y sin carga eléctrica, que sería la que se llevaría la misteriosa energía que faltaba. Se pusieron a buscarla. Inicialmente se construyó un detector de neutrinos en Dakota del Sur, y hace 5 años otro en las cercanías de Pekín, siempre en las profundidades de alguna mina para evitar contaminaciones de otras partículas que llegan del sol. Consiste en un grandísimo estanque de agua, como un edificio de 6 pisos, en el cual cualquier impureza que se colase, animal, vegetal o mineral, arruinaría el proyecto, y que, efectivamente, detecta 1 o 2 neutrinos por año. Visto de un golpe, su color es azulado, más azul que cualquier playa marina que se haya visto. Hace tiempo que a Chii-Teen, el físico al cargo, dentro de ese búnker de purísima agua le parece ver racimos de algas que después desaparecen. Pero hoy ha visto la cola de una sirena.
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Madrid. Un barrio céntrico. Es un cuarto ppiso de un edificio en algunas zonas apuntalado y en un claro estado de abandono. En su interior, desde hace 8 años, permanecen 120 cuadros de la pintora norteamericana surrealista Margaret Marley Modlin. Murió en 1998; su marido lo hizo 2 años después y el único hijo de ambos 2 años más tarde que el padre. El último trabajo de Margaret está en el mismo lugar y punto inacabado en el cual lo dejó. Cuando ella murió, su marido, Elmer, entró en un bucle de melancólica descomposición y quiso dejarlo todo tal y como estaba cuando ella vivía. Él había sido actor en Hollywood, y ella profesora de Bellas Artes en la Universidad de Santa Bárbara, California. Él, tras haber participado activamente en la culminación de la bomba de Nagasaki, renegó de su pasado encabezando actos de protesta contra la policía militar norteamericana por todo el país; ya no obtuvo ni un solo papel más en Hollywood. Aconsejados por Henry Miller, íntimo de la familia, eligieron España para refugiarse. 1972. Ella se encierra en el piso de Madrid a pintar y sólo sale 3 veces hasta el momento de su muerte: cuando expuso, 2 veces, y en su propio entierro. El marido y el hijo hacen las tareas domésticas, las relaciones sociales y se ganan la vida como pueden a fin de que ella continúe pintando. Sus cuadros tienen una clara tendencia al surrealismo de Chirico, espacios amplios que no juegan con la escala sino con los puntos de fuga de lo inanimado, y ahí ella inserta, no a personas, sino arquetipos de personas, y eso, más que surreal, es pura mística: el ser humano y el punto en que desaparece. Como ella, que murió sin dejar rastro. Sólo en uno de sus cuadros hay un árbol.
70
Detrás del acúmulo de casetas de obra, a unos 100 metros más o menos de la de Peter y 120 de la de Françoise, existen unos bloques de edificios de 4 o 5 plantas cuyas fachadas han sido tomadas por estudiantes de arquitectura de la Escuela de París 7. Peter observa cada día cómo estos estudiantes van conformando lo que constituye su proyecto fin de carrera. Se trata también de casetas de obra, como las de su campamento, pero nuevas, de chapa y colores vivos, que están siendo apoyadas sobre unas pequeñas plataformas puestas a tal efecto en las fachadas de los edificios. Parecen incrustadas, comenta Louise, una ex alcohólica de las casetas de la zona sur. O como si flotaran, dice Françoise, mientras se mira las imperfecciones de sus pies. Peter está fascinado ante una hibridación de tal magnitud y osadía; permanece en silencio mientras mira ese enjambre de cubos sobresalientes que le da a aquellos bloques de pisos una nueva configuración como de videojuego Tetris. Ante esto, no hay galería ni Louvre que valga, le comenta el director del proyecto a un vecino, Esto es puro urbanismo genéticamente modificado. Los estudiantes lo plantean como una acción que sintetiza el riesgo creativo que supone proponer nuevas formas de habitar la ciudad creando espacios tangenciales, que emergen como a otra dimensión agujereando el vertical mapa, y la denuncia por reducción al absurdo de la imposibilidad de adquirir una vivienda hoy por hoy en París. Excusándose en tal espectáculo, Louise ha vuelto a beber. Lo hizo la otra noche, ante la fogata que encienden en mitad del campamento, donde han improvisado un ágora en la que espontáneamente se reúnen desde hace años grupos de las ciento y pico casetas. Como los estudiantes están a pie de obra, a veces se les hace tarde y de vez en cuando son invitados a cenar y beber alrededor de la hoguera. Hablan mucho y desglosan el proyecto ante la mirada atenta e incrédula de los veteranos casetistas. Varios platos de sopa y vino de mesa van pasando hasta las tantas. Un hombre mayor llamado Tierry, dice, Qué bonito, ahora las casas, con esas cosas colgando, parecen cajas de regalos. Y otro dice otra cosa aún más atrevida, y así. Y tú qué dices, Peter, le pregunta Françoise. Nada, responde mirando la caduca verticalidad de las llamas. Pero lo que en realidad piensa es que hace 46 años las viviendas eran muy diferentes a como lo son hoy en día, y sin embargo su caseta, de una antigüedad de 46 años, y las que hoy están poniendo estos chicos apenas se diferencian en nada.
Fernández Mallo, Agustín. Nocilla dream. Barcelona; Ed. Círculo de lectores, 2007.
LIBRO CIUDAD
14
xxxxxAquí un día lunes uno de enero del tercer milenio
un hombre hecho añicos se desangra
xxxxxxxxxxxxiiixxxxxxxxse desangra por dentro mientras muda de piel y de sombrero
y emerge con el corazón o con el índice
tras el vaho anónimo de su ademán vencido
o tal vez saluda obscenamente a su reflejo obsceno en la luna blindada de un cajero automático
poco a poco este hombre emerge y se desangra
y recoge sus tripas poco a poco
y como en un mal sueño contagiado de invierno las acuna en sus manos
sucias de metamorfosis las manos y las tripas
amarillas de vómitos entrambas en el objetivo adyacente de un fotógrafo miope aficionado
ahora el hombre xxxxx este hombre que mira el rostro propio y se desangra
se incorpora lentamente xxxxx lentamente
len x ta x men x te x limpia su puñal con un kleenex
len
ta
men
te xxxxx comienza a desandar su cansada peripecia de flores mutiladas y ojos en abismo
por una calle negra
xxxxxxxxxixxnegra
xxxxxxxxxixxnegra
xxxxxxxxxixxnegra calle de insomnio y pesadilla conjurados
camina hacia sí mismo y no lo sabe
o no lo sabe aún xxxxx este hombre
no sabe que no sabe que camina errabundo hacia su encuentro
12
xxxxxLas camareras de las terrazas del centro
son las camareras que mejor nos inspiran
ellas contribuyen al deseo sin pretensiones de ser puro deseo
es decir se suman a la contradictio in terminis de serlo cuando
vienen de frente xxxxx interrogantes
y muerden el labio y toman nota y vanse de cadera entre las mesas y en bandeja nos sirven un simple cappuccino del tipo delizioso
el cielo abre sus puertas a un pecado agridulce
y entonces esa sangre cumple un rito de muslos que recorre la espalda respira odor di femina desliza manos diestras
y entonces esa trama dichosa deletrea en su idioma la orfandad camarera de un pacto delizioso
ellas son las camareras del poeta sentado
versión de mariposa que muerde el verbo y dicta su albedrío de recompensa
amas
xxxxxamo
amamos a las camareras todas de todas las terrazas entoldadas del centro de firenze
amas
xxxxxamo
amamos como un whitman trasterrado que de su alforja cósmica sustrae el eco integrador del canto de sí mismo
26
xxxxxYo no sé tocar una guitarra
ni tengo una guitarra que tocar
mis dedos no saben repetir un cristo de dalí en la baldosa
yo escribo pájaros que nadie lee
para que las palomas de esta plaza del sur no se sientan tan solas
dan pena las palomas de esta plaza
dan pena y sin embargo
siempre se esfuerzan las palomas en ser siempre palomas
día tras día perdonan las palomas a los niños que acuden a espantarlas
y a los vagabundos que en la siesta asesinan sus vuelos en rasante
y a las viudas dementes que ceban su crepúsculo con diarias sobredosis de panizo rancio
la muchacha más bella interpreta su versión de imagine a la guitarra
el muchacho más tardo de la tarde renueva en la baldosa su cristo de dalí con tizas de colores
y mientras yo escribo pájaros que nadie lee
nadie nadie nadie
ni las palomas de esta plaza del sur han leído nunca mis pájaros
3
xxxxxCada mañana se les ve pasar planchados de arriba abajo
corgan con su maletín xxxxx lo agarran fuerte
se nota que se les nota la presión al cuello del nudo de la corbata
si sonríen al pasar o es que pasan sonriendo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxnadie lo sabe aún
he aquí la enigma que soporta el nudo de las responsabilidades sin excusa
pero se advierte que el amletín es negro y que el lazo aprieta
y la leve sonrisa concluye siendo apenas el principio de una mueca que tira de su nudo
una mueca así que ni sabe ni saluda cuando parece que saluda y dice
buenos días y adiós
de arriba abajo xxxxx de oreja a oreja
cuando observamos que el maletín es negro como un féretro negro que proyecta en el asfalto su ruta irrefutable
pero el nudo prosigue a eso de las 10.00 en el café
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxa eso de la hora sin hora de un martini con mensaje de móvil
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxa eso de las 15.30 en lo que llaman almuerzo de trabajo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxa eso de las tantas en la fe menopáusica de un local con fervor de karaoke
el rastro necio del cadáver planchado ya busca madriguera como cada noche
sin aflojar el nudo
11
xxxxxÉl
cierra los párpados con tristeza de naipe
y cruza helado de lado a lado de la nada entre semáforos en ámbar
él se sabe pasajero ocioso de jardín en jardín
xxxxxxxxxxxxxxxxiixxxxxxde luna en luna
mientras neones de azúcar amenizan las alamedas dormidas de su alma dormida
y rectifica en el espejo los rasgos que no volverá a ver
él sueña o recuerda que ya no va a morirse a los quince ni a los veintiuno ni a los treinta y tres
y exhala el artificio vegetal que la ciudad erige en medio del desdén
y maldice el abyecto desafío de gorriones en los intersticios de un convento de monjas de clausura
de repente todo es como lluvia que salpica en otro patio
él
entonces
abre los ojos con angustia de lunes y se encara conmigo
López Martínez, Pedro. Libro ciudad. Sevilla; Editorial Renacimiento, 2006.
NECEDARIUS, VICEVERSAS, ETC.
1.
Una moneda al viento
Es fe
xxxxxSuperstición
Mas decantado el vértigo que oficia
1.12
Hay ganas de quedarse
César
xxxxxxPlantado en este verso
Cual vallejo
1.21
Autopoetas
De
La
Autoexperiencia
Ah umbilical misterio
Ah melindrosa proeza
Ah mistérica diarrea
2.
El arte es compromiso y es sigilo
2.3
Ebria adolescencia
Hecha añicos
A ras de la promesa
En tu ovación de antaño
Como el eco
Persisto
3.211
Del naufragio perfecto
Que procuras
Búscame entre los restos
3.212
Rumbo a dónde
xxxxxxxxxxxxxxxPreguntas
Y te respondes
Tú
xxxBrújula y norte
3.2121
Porque me ahoga
El mar
xxxxxxxPresentimiento
Nado al fui
Desde el soy
3.311
Acaparo del beso su pereza
3.42
Como un balcón
Tu espalda
López Martínez, Pedro. Necedarius, Viceversas, etc. Murcia; Servicio de publicaciones de la universidad de Murcia – Aula de poesía, 1999.
LOS MUERTOS NO VAN AL CINE
APERITIVO
Qué mala suerte
la de las aceitunas
que no te comes.
NOSTALGIA
También decía (Freud) que copular es un intento del hombre
por volver al útero, único sitio donde hemos vivido en paz.
Xabier Rubert de Ventós, La Vanguardia
Soy un hombre
que desea por encima de todo
la paz mundial.
Soy un hombre
que por debajo de la paz mundial
desea la paz interior.
Soy un hombre
que está en continua guerra
consigo mismo.
Soy un hombre pacifista
que necesita con urgencia
un armisticio.
Soy un hombre nostálgico
y ya no sé cómo decírtelo.
BAJA LABORAL
Un ruido seco en la persiana me hace girar la cabeza
y observo que una abeja enorme o abejorro pequeño
o insecto fiero que permanece aturdido en el suelo
empieza a batir las alas para volver de nuevo a volar,
pero mi inmovilidad, la torsión torpe del cuerpo,
la mano que agarra el diccionario de la Academia
y el contacto presuroso de los vocablos y los élitros,
reducen al abstracto mis escasos saberes de entomólogo:
nada como el peso firme de un idioma
contra la angustia, la duda y la temerosa ignorancia.
ÚNICAS ALEGRÍAS (1)
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA los poetas
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde solemnes esquelas de poesía.
Ponzoña
Esta mañana me dicen
que no fuiste a trabajar
por encontrarte muy enfermo.
Como un alacrán suicida
que se putrefacta y muere
por su propio veneno,
sufre ahora las consecuencias
por leer tus propios versos.
AMISTAD AUTÉNTICA
Soy un poeta deprimido,
un poeta melancólico y seriamente enfermo,
un poeta que está más que harto y cansado
de escribir amargos poemas de amor,
y sería la persona más feliz de este mundo
si esta noche me llamaras, aparecieras al poco por mi casa
y rápida y benéfica
me llevaras a cenar al mejor de los restaurantes
y, pasadas unas horas, fin se le diera a la noche en la hospitalidad de tu cálido apartamento.
Yo sería, no lo dudes, la persona más feliz,
la más agradecida y optimista del mundo,
un poeta que se cansó de vivir amargos poemas de amor
y que esta noche con premura suplica la venida de tu cuerpo milagroso:
quedarnos, con sana alegría y en la gloria de tu casa, veinticuatro horas seguidas follando.
ÚNICAS ALEGRÍAS (2)
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA los poetas
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxelevados de purines.
«Punch» lírico
Era un poeta tan apasionado,
sus golpes de inspiración
eran tan intensos y fuertes que,
a punto de escribir su obra maestra,
quedó sonado para siempre.
CASQUERÍA
Fuera de tu corazón,
busco refugio en un coño.
AMENAZA
Si no me llamas
para volver a vernos,
te escribiré un poema de amor,
le dije al despedirme.
Y al día siguiente
el contestador apareció
con múltiples
y precisas indicaciones
para nuestro próximo encuentro.
ORAL
Cinefórum
Después de ver
El cartero (y Pablo Neruda)
me haces una gloriosa mamada.
No para agradecerme
el que yo también te escriba,
te piense y te celebre en mis versos,
sino para evitar, una vez más,
un discurso poético y amoroso
que a ti te fastidia, te agobia y te harta.
Bendita sea por siempre
la forma que tienes de callarme.
YO ME QUEDO EN LA CAMA IGUAL
Nacionalismo
La frontera de mi patria
es el borde de mi plato.
López-Carrillo, Juan. Los muertos no van al cine. Barcelona; Editorial Candaya, 2006.
ANIMAL FABULOSO DE VEINTISIETE LETRAS
CUANDO FUI POETA
Así diré que
sobreviví a aquel verano
viendo tan sólo a los amables
fantasmas de las hortalizas.
E imaginé, como solía,
el resto de mi vida ahí tumbado,
entre mis aficiones y un puro aburrimiento
puramente aficionado,
tratando de escarbar también en dirección
a lo que no me gusta,
aunque no me gustase,
y aunque tampoco me gustase
aquel calor tan pegajoso,
pero, chico, es lo que había
y siempre es bueno prevenir.
Los gatos a lo suyo y tú también,
mientras recoges.
¿Cuántas veces te demostré que mis capacidades
son superiores a la fe que en mí malgastas?
Chico, el señor te ama
y el demonio también.
Mientras tanto, el agnóstico
trata de imaginarlo.
Quiero decir que va a pensárselo despacio.
Días para leer
y días para caminar.
Siempre estamos a tiempo
para volver a ser los raros de la fiesta.
Te lo diré de otra forma:
¿Dónde están los amigos
de los que no tienen amigos?
Qué bonito es tener
bonitos sentimientos.
Pon tus moléculas al aire.
Sigue camino abajo, atravesando
aquello que se trenza.
A ti se te ha acabado la paciencia,
la mía no ha hecho más que comenzar.
En esos horizontes de campaña
hay un arcón donde ancianos chinos conversan
desde hace tres milenios.
Será la tumba, amor,
de mi locuacidad.
En una narración perfectamente china, que no basta
para hacerme dudar, signo insoluble,
gigantes de colores balancean
sus enormes zapatones
mientras todo decide
crecer, hostil a la renuncia.
Ven con nosotros, me decían
mientras un chorro de aire fresco delataba
una trampilla ahí debajo
de todo ese sopor.
Sí, ya lo supe.
Sobreviví a aquel jardín.
Sigo pensando así:
vendría un día como hoy y, aquí, lo contaría.
SEPTIEMBRE
Las ruedas desinfladas en la verja,
unos niños jugando a la pelota,
un viaje que no haremos,
promesas de septiembre.
La bolsa preparada, las maletas
en la puerta del patio
esperando que llames,
que deshagas tu cola
e inundes el pasillo con olor a champú.
Que brilles, pelirroja.
Busqué señales en el cielo,
la tarde detenida
y un reloj.
Dormir a pierna suelta junto al agua.
López, José Óscar. Animal fabuloso de veintisiete letras. Murcia; Colectivo iletrados, 2012.
AGUJEROS
LA VENGANZA DEL LLANERO SOLITARIO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx18 & over,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxaihoo, Silver!
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEl Artista Antes Conocido
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxComo Prince
La menta pestilente en su garganta,
su padre que te daba clase
con los ojos nublados del alcohol
por las mañanas, y era un hijo puta
y que te mira ahora, algo más joven
en una foto con bigote desde la mesita de noche.
«Te importa que le dé la vuelta».
«No. Quiero que nos vea».
Porque tu adolescencia consistió en todo ese desprecio
y en todo ese miedo. En Dylan respondiéndole
a Billy The Kid en aquella película: «Esa sí que es
una buena pregunta. Una buena pregunta»
cuando Billy le preguntaba: «¿Y quién diablos eres
tú?».
Vestíamos flamantes petos azules
y a lomos de monturas blancas avanzábamos
costase lo que costase, qué me dices,
preciosa, qué me estás diciendo ahora.
Te enseña el coño bajo el culo
mientras se agacha para poner música
y ella quisiera otra cosa, seguro, Ricky Martin
o algo así, y es
Neil Young. Y no entiende tu sonrisa,
esta perenne forma de imbecilidad
pero tira su chicle y te la chupa
y luego se coloca encima.
Y te cabalga hasta el amanecer.
THE DAY AFTER
Terrible, gritaba, terrible.
Las botellas de aguardiente y los paisajes del salón.
Mi madre que estrella el teléfono.
Mi padre se muere de risa,
de risa nerviosa.
Los vecinos por qué corren a través del pasillo
y yo que recuerdo tu culo abierto en canal
y que me decías que te embistiera.
Toda la noche bailando y de pastillas
y qué bella serpiente amorosa.
Sabes decirme de qué se trata ahora.
BREVE HISTORIA DEL ROCK’N’ROLL
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCarolina El rock ha muerto
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxJavier Orrico
El treinta aniversario de la muerte de Lennon
se festeja en los telediarios de medio mundo.
A Harrison lo acuchilla un demente
y Harrison responde OM, oh, bendito Harrison,
cuánto amé tu réplica en dos dimensiones
y colores planos en el Yellow Submarine.
Los niños bien se pretenden Sid Vicious
y por la noche cuelgan sus cadenas
de las mesas camillas de mamá.
Prince graba obras maestras a la espalda del mundo
y el mundo en vías de desarrollo se ve inundado
por nuevas recopilaciones de Jimi Hendrix
o de Sly & The Family Stone.
Jagger jurando junto a Bowie
no llegar nunca a los setenta,
Richards prefiere el reggae y Watts prefiere el jazz.
Patti Smith ya no quiere ver a nadie
y Dylan finge ver a todo el mundo.
Hemos jurado no volver a probar la hierba
ni confundir a Elvis Presley con Tennesse Williams,
pero tú sigues siendo incapaz de discernir
entre Cleopatra y Marianne Faithful.
Nos hacemos viejos, cariño, pienso en secreto
mientras hacemos el amor, y ambos corremos el peligro
de convertirnos, así entrelazados,
como febriles ángeles de cuero, en preciadas
figuras de coleccionista.
López, José Óscar. Agujeros. Murcia; Editora Regional de Murcia, 2002.
JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
WONDER WOMAN HACE EL AMOR CON UN MORTAL Y ÉSTE QUEMA ACCIDENTALMENTE, CON LA BRASA DE UN CIGARRILLO, SU UNIFORME DE PARECIDO TAN RAZONABLE A LA BANDERA DE LOS ESTADOS UNIDOS
Desde que trabajo en este museo arqueológico, parapetada en mi identidad secreta, mi vida ha cambiado bastante.
Explico la historia que se puede explicar del gran pueblo de las amazonas, que son mi hogar y mi familia y donde mi corazón estará siempre
a partir de absurdas ruinas y toscos tapices de artistas griegos muertos hace un milenio y que no sabían de él más que leyendas y mixtificaciones absurdas.
Los niños de secundaria que me escuchan sé que no me escuchan en realidad y que les aburre esta fantasía que nada les revela en absoluto de su vida real en esta problemática y caótica ciudad tan real,
y a mí me gustaría hacerles ver qué poco de realidad tiene esta ciudad, pero no podría porque seguirían sin escucharme
y además ya no sé ni yo misma donde está exactamente la realidad, quiero decir,
no lo sé cuando hace tanto tiempo que no tengo noticias de Clark, no lo sé cuando firmamos aquel pacto de no intervención o injerencia con respecto a los asuntos de los dioses de la guerra en la sombra de Washington o el Pentágono.
Y son tantos, madre, son tantos.
No lo sé cuando veo a todas esas niñas vestidas como payasos y delgadas como cadáveres, queriendo imitarnos. Queriendo resultar deseosas. Y sólo la muerte acude hasta sus lechos.
No lo sé algunas noches en que la nieve y el miedo y los cuchillos se acumulan en el alféizar de mi ventana.
y ni siquiera los gatos de la calle ascienden por la escalera de incendios hasta mi cuarto donde siempre hay un plato rebosante de leche caliente para ellos.
López, José Óscar. Los nuevos dioses. Murcia; Los cuadernos portátiles, 2001.