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LAZARUS
LAZARUS
xxxxxxxxxxxxxxxLook up here, I’m in heaven
xxxxxxxxxxiixxxxxxxxxxxxxxxxxDavid Bowie
SI TE FASCINA, léelo en mis venas.
Para ti sangran todavía.
Qué haya dentro de la luz,
qué dentro
de este caos transparente,
qué esquirlas sean estas, que el espacio
negro, todo eso
que flota
léelo en mis venas.
Lo he escrito para ti con letras
que solo tú, oh Lázaro, sabrás leer.
Delante de ti pongo todo
lo que he aprendido
y todo lo que ni siquiera sé
aún,
lo que no está.
De tu boca depende
que al fin tenga sentido
lo que no ha estado nunca en mí
pero insisto, a pesar de todo,
en decir
para que resucites.
Que esta invocación,
que esta hermosa ignorancia y la lujuria
que salpica en mis venas sepas tú
leerlas.
Y no haya noche
más allá de esta noche.
García Cerdán, Andrés. Puntos de no retorno. Madrid; Los versos de Cordelia, 2017.
TIGRECITOS POR DOQUIER
los zapatos de Sam,
el de la casa de putas,
crujen
y se pasea por todo
el patio
crujiendo y hablando con
los gatos.
pesa 165 kilos,
es un asesino
y habla con los gatos.
se ve con las mujeres del salón
de masajes pero no tiene novia
ni coche
no bebe ni se droga
sus mayores vicios son
mascar puros y
dar de comer a todos los gatos
del vecindario.
algunas gatas se quedan
preñadas
y cada vez hay
más gatos por todas partes
y cuando abro la puerta
se cuelan uno o dos
gatos y a veces se me olvida y
se cagan debajo de la cama
o por la noche oigo ruidos
me despierto
y me levanto de un salto navaja en mano
entro en la cocina con sigilo y
veo a uno de los gatos de Sam, el de la
casa de putas, paseándose por
el fregadero o sentado encima
de la nevera.
Sam regenta la casa de citas
de la esquina
y sus chicas esperan en la
entrada bajo el sol
y los semáforos cambian de color,
del rojo al verde, del rojo al verde
y todos los gatos de Sam
tienen tanto sentido
como los días y las noches.
Bukowski, Charles. Gatos. Madrid; Ed. Visor, 2016.
EL CENZONTLE
el cenzontle se había pasado todo el verano
persiguiendo al gato
imita que te imita
provocando, seguro de sí mismo;
el gato se metía debajo de las mecedoras de los porches
dejando entrever la cola
y encolerizado le decía al cenzontle algo
que yo no entendía.
ayer el gato iba sin prisas por el callejón de entrada
con el cenzontle vivo en la boca,
las alas abiertas en abanico, las hermosas alas abiertas e inertes,
con las plumas separadas como las piernas de una mujer,
y el pájaro ya no le imitaba,
rogaba, suplicaba
pero el gato
con el saber de los siglos
no le hacía caso.
lo vi meterse debajo de un coche amarillo
con el pájaro
para rematarlo.
el verano había acabado.
Bukowski, Charles. Gatos. Madrid; Ed. Visor, 2016.
UN FOTÓGRAFO CIEGO
DECONSTRUCCIÓN
Como ocurre a políticos
y otras celebridades,
tú también tienes una hemeroteca
que te desdice cuando se le antoja.
Nunca podrás quemarla.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxVive en ti.
Y morirá contigo.
PLANTA DE ONCOLOGÍA [SALIDA]
Camino muy deprisa.
Voy buscando mi cara entre los muertos
de batallas perdidas.
Las gitanas me ofrecen su romero,
lo rechazo, me insultan, me maldicen,
pero su juramento no conmueve
a quien le acaban de asignar verdugo.
No saben del temblor ante un diagnóstico,
lo que ya me dijo el espejo ayer,
la analítica de hace unas semanas.
Me consuelo con la vieja verdad:
todo es cuestión de tiempo,
todo arde y es inútil.
El miedo cuelga de mi cuello como
la correa de un perro extraviado.
SÍSIFO
Bebe con ansia y dolor.
Escribe en una servilleta y termina su cerveza.
Es un fantasma entre la neblina y los transeúntes.
Pocos saben de él.
No hay pretensión de ser nadie.
Solamente vive su camino a la muerte.
ROMANA
Esa estudiante —no llega a veintiuno—
está sorbiendo un gajo de naranja
tras una exposición al aire libre,
descansando en cuclillas sobre un banco,
ciñendo el pantalón por esa grieta antigua.
Una donna limpiándose el sudor
del cuello en un tranvía hacia el Trastévere
acaba de admirar
la estatua de Laocoonte
torciendo su cintura milenaria.
La has perseguido, por eso lo sabes.
Compraste antes manzanas verdes en el mercado
y has buscado ejemplares de Calasso
en los estantes de la Tombolini,
aroma de eucalipto en el escote
de esa anciana librera, pechos evaporados,
leves como mentiras infantiles.
Tu móvil vibra. Cógelo.
Te excitaría ver este mensaje
de una desconocida:
«los escritores no sabéis follar».
VOLUNTAD
No he conocido el hambre ni el terror.
No he estado solo, ni preso, ni loco.
No conozco Calcuta, sólo en documentales.
No me avergüenzo, sino que agradezco.
Sí, tengo por misión agradecer
para jamás pasar al otro lado.
Algo sé del dolor, amor y alrededores.
Poco, si comparamos. Y sin embargo, no
nos conviene olvidarlo. El dolor, digo.
ÚLTIMO CLIENTE
—La historia sagrada es del todo falsa.
La última paloma que liberó Noé
veinte días después de cesar el diluvio
no regresó jamás.
Se quedó al otro lado de la tierra
picoteando cadáveres,
arañando sus ojos con las patas,
comiéndose sus lenguas,
órganos de pecado.
—No me ha dicho aún su nombre, caballero.
—Todos me llaman Sísifo.
LOCUTOR
Cualquier economista lo asegura:
«Todo lo que Aristóteles Onassis
sacrificó fue en vano».
Los teólogos concluyen:
«Los dioses nunca lloran».
Y un sociólogo dice:
«Estamos vivos porque nos mentimos»
—¿qué coño es un sociólogo, por cierto?—.
Un profesor de métrica protesta:
«Nos convendría que regresase otro
Calígula y quemara a los poetas
que yerran en un verso».
Por último, el filósofo vuelve a hacer que asintamos:
«Nuestro cuerpo es un modo de existir».
Y ahora, las noticias.
PIGMALIÓN
Chupas un helado a cámara lenta.
Me has leído unos versos de Rimbaud.
Ahora tus dedos hacen
ceder mi cremallera.
Estoy a punto de asaltar tu vientre.
El corazón se rompe desde dentro.
Desnúdate,
xxxxxxxxxxxniña.
MUBAM
Miro en una exposición
los rostros humillados de mujeres
musulmanas.
Hay algunas ciegas, con las mejillas quemadas,
calvas, con un ojo vacío.
Ellas
aún no se atreven a levantar el mentón
hacia la cámara.
Probablemente no se atreverán nunca.
Yo
veo su dolor
infinito.
Mi libertad de gusanos en el estómago
se abraza a su cárcel de pozo seco.
Salgo llorando.
Ha vencido el fotógrafo.
¿DÓNDE ESTABAS TÚ?
El día en que murió David Bowie yo estaba
preparando un examen sobre el Renacimiento
mientras hacía guardia en el trabajo,
a las ocho en punto, en la biblioteca.
Entró la limpiadora y lo anunció
con la inercia de la curiosidad:
«Lo he escuchado en la radio.
Esta mañana ha muerto David Bowie».
Un tiro en la cabeza. Por la espalda.
Seguimos conversando de política
local y nacional, de estrellas negras,
saxofones abstractos, nuestros hijos,
sus notas, cómo crecen,
look up here, I’m in heaven.
Y cada uno volvió a sus asuntos.
En el aula, después, repartí los exámenes
y me coloqué aposta en una esquina
durante las dos horas que duró.
Dejé que se copiasen los alumnos.
No quería que me viesen llorar
por una tontería.
VICTORIA
Elige:
ríndete
todos los días
o ríndete ya.
Piénsalo bien.
Ya no queda más cobijo
que una burbuja
o una pistola.
García, Juan de Dios. Un fotógrafo ciego. Cartagena; Ed. Balduque, 2017.
ÁRTICO
BENJAMÍN
Venimos de la nada
y a la nada llegamos,
eso dijo mi madre en el entierro.
No lo leí en Albert Camus ni en Sartre,
lo dijo madre, negro riguroso,
mirando un crucifijo tachonado
en el ataúd blanco de mi hermano.
FOOTBALL IS OVER
El secuestro de Quini por la tele,
pan, aceitunas, queso, mortadela,
los cromos de la liga con olores,
plastilina, cacao, sudor, viruta,
N’Kono en el España 82,
Rincón en el 12-1 contra Malta.
Regresando del pueblo en el Ibiza
mientras un locutor pierde salud,
vapor en los cristales del domingo,
pasan semanas, cursos y partidos,
Camus y el Deportivo Montpensier,
la bufanda culé, la milanesa,
elegir entre un derbi y esa rubia,
entre la Supercopa y el examen
de Crítica Moderna y Comparada,
cabeza de cerdo a los pies de Figo,
papá llorando porque baja el Cádiz
en la sala de espera para quimio.
I’LL BE YOUR MIRROR
El hombre que se mira demasiado
en el espejo está buscando muertos.
MEMORIA
Memoria es el país
de donde llega siempre la tristeza.
No lo esperas y vuelve el bumerán,
golpea por la espalda, caes al suelo,
te giras. Aún no hay nadie.
Miras atravesando a gente, buscas
algo que no te dan.
Sueño con flores,
pero despierto amontonando hojas secas.
García, Juan de Dios. Ártico. Alzira; Ed. Germanía, 2014.
LA MIRADA INSISTENTE
xxxxx16
La esperanza no es una fórmula mágica, sino preferir que no se rompa todo.
xxxxx21
Alcanzar ciertas formas de verdad no está reservado a mentes preclaras, sino a quienes lo intentan con honradez y perseverancia.
xxxxx33
La muerte, otra verdad que hemos de admitir sin entenderla.
xxxxx34
Motivo de suicidio: que el mundo fuera, sin más, lo que se ve.
xxxxx45
No desfallezcamos. El mundo sigue siendo hermoso por la otra cara.
xxxxx59
Para encontrar el sentido de la vida hay que escarbar.
xxxxx61
La naturaleza clama si le hacemos preguntas.
xxxxx65
Hemos venido a poco a este mundo. Esperemos, algún día, saber para qué.
xxxxx84
De las humanas limitaciones: ¿«Quién me dará alas de paloma, de modo que me levante y despegue de la tierra»? Exclama Petrarca.
xxxxx89
Admiro a quienes pueden llegar al alto pensamiento, y a la vez son cotidianos.
xxxxx93
Amemos el silencio, y algo se oirá.
xxxxx94
La lluvia me parece un milagro, y no quiero que me lo expliquen.
xxxxx103
La utopía de por vida, sean buenos o malos tiempos.
xxxxx105
Si fuéramos eternos no habría quien nos aguantase.
xxxxx129
Pasaban las voces y las he detenido para saber qué dicen. No sé si ha merecido la pena.
García, Dionisia. Voces detenidas. Sevilla; Editorial Renacimiento, 2004.
EN TORNO A LA ESCRITURA
xxxxx1
Ya lo decía Boileau: antes de escribir aprender a pensar.
xxxxx3
Todas las palabras pueden contar con un lugar en la escritura, el problema es encontrarlo.
xxxxx4
Si el poema roza demasiado la anécdota puede convertirse en otra cosa.
xxxxx7
Los textos de Simone Weil atraen como seda y golpean como piedra.
xxxxx8
Traducir un poema es cambiarlo de sitio, a veces para mejorar.
xxxxx20
El poeta que mucho tiene que decir suele expresarlo despacio.
xxxxx26
Enaltecer en exceso a un poeta que comienza es contribuir a su óbito.
xxxxx27
Un libro puede ser nuestro yo multiplicado.
xxxxx28
Poetas que se desprenden de libros, y referencias propias prescindibles para verse más claros, y presentarse ordenados a la posteridad.
xxxxx35
Obviedad: De no conseguir en la escritura iluminar la realidad, mejor abandonar el intento.
xxxxx44
Un libro puede ayudar a vivir.
xxxxx47
A Empédocles se le desconoce en Agrigento, y pretendemos los recién llegados que se nos califique.
xxxxx51
En un mundo tan acumulado, el poeta tiene que afilar la mirada.
xxxxx64
Todavía se considera que la novela «da la talla» y no otro género literario. Eso quisieran.
xxxxx65
Dudosos los poetas que eligen tema, y son fieles a él y a su «oficio» en cada uno de los poemas del libro proyectado.
xxxxx71
Por más que nos empeñemos, al escribir no salimos de nosotros mismos.
xxxxx72
Sabe el creador que tiene los días contados, y que sólo el oficio le permitirá sobrevivir.
xxxxx74
Desear que el que aspire a la fama la alcance y disfrute. Otra posibilidad es conformarse con un lector bueno.
xxxxx75
Demasiados poetas, y el poema tan solo.
xxxxx76
Cuando el poeta sale de su casa, llena la mochila de vanidades, ¡y a mucha honra!
xxxxx77
La obra artística, si consigue serlo, es más libre que las épocas.
xxxxx79
Sorprenden los escritores que se miran en su propio espejo, y no quieren más.
xxxxx80
El artista no verdadero suele gritar para que se le oiga. La excelencia de una obra no precisa clamores.
xxxxx81
El poema difícilmente podrá sustentarse desde la emoción, si ésta no pasa por la reflexión.
xxxxx87
«Un poeta que no se entiende carece de interés para mí». ¿No sería conveniente la prudencia ante las variables del Arte?
xxxxx88
Temblorosamente se abre por primera vez un libro propio (experiencia).
xxxxx91
Escribir es un proceso de averigüación.
xxxxx93
En la escritura la memoria necesita de la imaginación, entre otras cosas, para llenar los huecos cegados por el tiempo.
xxxxx96
Si el escritor está de acuerdo con su época, malo.
xxxxx97
Algunos poetas jóvenes dicen desentenderse de la tradición, y me echo las manos a la cabeza.
xxxxx98
Novelistas que no tienen reparo en pasarse de páginas.
xxxxx100
No nos asustemos de lo mucho que se publica; algo quedará.
xxxxx101
Cuando un poeta pone el dedo en la llaga hasta puede curar.
xxxxx103
Un escritor que al leerse, satisfecho, se complace, está en peligro.
xxxxx106
Siempre he apreciado la palabra corta, y múltiple la sugerencia.
xxxxx107
Páginas excelentes y olvidadas hasta que les llegue el turno, o no.
xxxxx110
La escritura no perdona: a más libros más riesgo.
xxxxx111
No hay que ir contra el escritor soberbio; con él lleva la penitencia.
xxxxx116
El poema es a veces descreído con su autor, sobre todo, si éste titubea.
xxxxx117
Se acusa a poetas de trabajar a cincel los poemas, acusación vana porque sólo cuentan los resultados.
xxxxx118
Si el poema no alumbra, mejor dejarlo apagado.
xxxxx119
En los últimos tiempos algunos poetas jóvenes, y menos jóvenes, se han aplicado, y quieren llegar pronto a cualquier parte.
xxxxx121
Amar es dar la llave… Escribe Kathleen Raine.
xxxxx122
La transcripción real de un acontecimiento no se vincula al hecho literario, obviamente.
xxxxx124
El crítico se quejaba de un autor que siempre estaba a vueltas con el pasado. Me rebelo.
xxxxx130
El chasquido de una palabra puede anunciar que el discurso se tambalea.
xxxxx131
Narradores adosados a la cibernética, sin dar tiempo al tiempo de la imaginación.
García, Dionisia. Voces detenidas. Sevilla; Editorial Renacimiento, 2004.
AL COMPÁS DEL TIEMPO
xxxxx1
Pensar no es creerse cierto sino estar capacitado para perseguir certezas.
xxxxx2
Los malvados afinan sus herramientas constantemente, no duermen ni sosiegan, se miran en el espejo antes de actuar, y éste no les devuelve la imagen.
xxxxx3
Un inmortal es el que se sale de la fila.
xxxxx4
Si la fama no es otra cosa que «ser olvidados un poco después» ¿por qué gastar la vida en un empeño inútil?
xxxxx5
Seguro que Homero era el muchacho de su barrio que cantaba siempre la misma historia.
xxxxx6
La guerra debería ser impedimento para seguir hablando de otras cosas.
xxxxx9
La parquedad es medida que solo molesta al escaso.
xxxxx10
Más de temer a quienes tienen ideas cojuelas que a los sin ideas.
xxxxx17
¿Quién recuerda la última noche de juventud?
xxxxx19
Qué obsesión de estadística, cuando sólo importa que somos uno.
xxxxx25
El progreso nos beneficia y nos hace pedazos.
xxxxx27
La palabra puede ser el dardo más feroz, a veces, afecta físicamente, y quienes son maestros, en esa manera de utilizarla, ni lo advierten.
xxxxx34
«Convivimos» con quienes partieron de este mundo; el olvido nos llevaría a menospreciar parte de nuestra vida, de esa vida que va siendo equipaje.
xxxxx46
La esclavitud está vigente: servidores y servidos. La sociedad lo impone, y se acepta de buen grado. Para que unos brillen, otros han de encender la candela.
xxxxx47
El pensamiento reflexivo requiere quietud. Imaginemos a un pensador emitiendo sus postulados mientras danza, corre o se traslada.
xxxxx49
Asoman ideas a la mente que no llegan a cuajar, de ahí que a veces se funcione a medio gas.
xxxxx50
El suicida suele hacer bien cuanto antecede al paso decisivo.
xxxxx53
Los simples sólo perciben el primer plano.
xxxxx54
De amores múltiples, coincidentes, alguien sale mal parado.
xxxxx57
Marguérite Yourcenar obliga: para leerla hay que contar con la necesaria lucidez, y un afilado instinto.
xxxxx59
Las siglas son palabras transeúntes, sin embargo, se graban en el cerebro como signos de primera.
xxxxx63
Quien se instala en el silencio tiene asegurado el propio beneficio.
xxxxx64
Vivimos de milagro, y todavía nos parece poco.
xxxxx65
La vejez, esa dama irrespetuosa que entra sin llamar, invade las estancias, y cada día alerta con novedades insospechadas.
xxxxx66
Quien guarda demasiadas distancias está bien provisto de inseguridades.
xxxxx69
Precisa la amistad dosificar los encuentros, de lo contrario, tarde o temprano se tambaleará.
xxxxx73
La envidia es a veces tan sutil y escondidiza, que el afectado parece que nos quiere.
xxxxx80
Quienes reciben el día de mal humor son más propensos a cometer villanías.
xxxxx92
El envidioso, en el mejor de los casos, no celebra el bien ajeno.
xxxxx96
Confiar en los otros supone gratificación; si no responden, allá ellos.
xxxxx104
Dar la razón no es dejar de tenerla, sino aceptar las razones del otro y renunciar al turno de exponer las propias. Ejercicio saludable que no viene mal.
xxxxx109
Mirar a los anteriores no es desandar el camino, sino saber por dónde andamos.
xxxxx113
Los necios suelen ser osados, y a veces les sale bien.
xxxxx116
El humano tiende a agruparse; el problema es atinar con quién.
xxxxx126
Para avanzar, mirar de soslayo el mundo en el que estamos inmersos, y escuchar el propio.
xxxxx127
Con la melancolía nos llevamos bien; la tristeza nos derrota.
xxxxx128
Llegar a nuestro interior es tan difícil que podemos dejar este mundo sin haberlo conseguido.
xxxxx129
El olvido es inherente al ser humano, de lo contrario pereceríamos por acumulación.
xxxxx131
Cuando queremos rectificar lo andado ya no hay camino; cuando lo había no caíamos en la cuenta.
xxxxx132
A veces las personas y las cosas precisan de secreto; al desvelar, la intensidad decae, ya sea en el discurso o en la convivencia de cada día.
xxxxx135
A pesar de las dificultades para conseguirlo, ya sé como soy, pero no piensen ustedes que lo voy a contar.
xxxxx137
Lo inesperado en el poema, lo inesperado en el amor y en la amistad. El encanto de las cosas que no han sido y llegan sin llamar.
xxxxx144
En ocasiones, nuestras renuncias son motivo de aprecio, como si se nos estimara por lo que no hacemos.
xxxxx146
El tiempo no selecciona, su levedad pasa arrasando.
xxxxx147
Si alguien dice que es feliz lo miro con sospecha.
xxxxx151
Tan rica es la vida en matices y sugerencias, que hemos de conformarnos con las aproximaciones.
xxxxx154
Inventemos cómo ser libres. Nunca es tarde.
xxxxx155
Desde que las cancelas desaparecieron, el horror puede estar detrás de cada puerta.
xxxxx158
En el acto de adquirir un libro puede observarse si el libro va a ser leído, o sólo se pretende su posesión.
xxxxx161
La contradicción nos salva de nosotros mismos, de lo contrario seríamos insoportables.
xxxxx175
No se avergüenza la realeza de las fórmulas reverenciales, ni quien se inclina. El dato está tomado del S. XXI.
xxxxx176
El hombre quiere perdurar, caiga quien caiga.
xxxxx177
La lucidez nos capacita para la lucha, lo único fiable.
xxxxx182
P. R. Picasso devoraba la vida. Su genialidad no se nutría de lo invisible.
xxxxx185
Auschwitz: una voz mantenida, por si acaso.
xxxxx188
Sí, sí, somos agua, pero menos claros.
xxxxx194
Si atendemos a cuanto se emite, la capacidad de discernimiento será casi imposible, y nos meteremos en la boca del lobo.
xxxxx195
La fuerza de gravedad nos mantiene medio arreglados.
xxxxx200
Al morir un poeta su voz queda en el aire.
xxxxx201
La ironía se pone de fiesta si el talento del interlocutor lo merece.
xxxxx202
Hablar de personas (no siempre para bien) en lugar de elegir pequeños o grandes temas, es costumbre que nos empobrece.
xxxxx203
Si el padre Brown, de nuestro mal recordado Chesterton, se asomara a la realidad presente, se precipitaría de nuevo a sus páginas, al no poder aclararse entre tanta barbarie.
xxxxx205
En cualquier situación acompaño al que pierde.
xxxxx206
Seamos serios: la mujer sigue siendo silenciada en muchas listas.
xxxxx210
Le huyo a los «pelmazos», sin saber si lo soy.
xxxxx211
El rostro de los desfavorecidos parece interrogar ¿por qué?
xxxxx221
Llueva o truene, los desamparados siempre son los mismos.
xxxxx234
Tras decir adiós a nuestro yo, podemos encontrarnos con gratas sorpresas.
xxxxx259
Aislados somos menos peligrosos.
García, Dionisia. Voces detenidas. Sevilla; Editorial Renacimiento, 2004.
MIÉRCOLES, 17
xxEl invierno, Rimbaud, tú lo recuerdas, ha sido aquel café con música de jazz y con cianóticos, el muchacho que se sacaba la cabeza, la ponía a un lado, y tenía otra debajo y seguía hablando, el anciano de harapos y conceptos que se dejaba presidir por el reloj socrático del lunes, la luz de las tortillas, la pipa de Magritte aún no especificada por Foucault, homosexuales de jersey muy rojo, con el vello asqueroso, nemoroso, por el mentón infiel, tan inseguro, o la larga noche de café irlandés, que nos rebordeaba el corazón de espuma y nos llenaba la memoria de nata y amargor. El invierno, Rimbaud.
xxLa flamboyante claridad de media noche, cada cual en su globo, cada cual con su mono, un vendedor de cabezas cortadas, sangre de acuarela, anilinas proféticas de una bohemia ya con otro nombre, el que dice unos versos de amor sin convicción, y la pamela negra, de gran fieltro, de la muchacha bella, armoniosa de ignorancias, y el que estaba en el retrete, con el pantalón ni subido ni bajado, escribiendo hijo de puta, estás cojonuda, Celia, políticos de mierda, y la A de acracia, que metía en un redondel insuficiente, encerrando su noche, su destino, el mal pulso ya eterno de su corta vida, en ese redondel definitivo, del que la A se le escapaba como una mariposa que se vuela del cazamariposas del más tonto.
xxMariposas de tiempo en torno del frondor de los relojes, que orientaban la noche como brújulas equivocadas, el que tenía una pierna sobre el mostrador, descoyuntada, para cogerla luego a la salida, como si fuese una muleta, y el jazz en la tarima, naciendo muerto del piano hueco, de la trompeta ciega, del gran violón que un funcionario tocaba sin quitarle la funda, pasándole el arco, adivinatoriamente, por encima. Qué música enfundada, qué música tan a oscuras daba el cello, o como eso se llame.
xxEl invierno, Rimbaud, amor, tú lo recuerdas, ha sido ese café, ese patio con guardias y con drogas, esa plaza de maderamen de oro, ese refugio lento en que cupimos, tú tan llena de música y de miedo, yo tan sordo a la música, pero escuchando musicalmente el miedo, que nacía del piano, de la hora, de la pipa/Magritte, del Foucault no leído, en el bolsillo de los guardias, el invierno, Rimbaud, fue todo eso, nuestras manos cogidas debajo del sarcófago azul de la cerveza.
Umbral, Francisco. La bestia rosa. Barcelona; Libros y Publicaciones Periódicas 1984, S. A., 1984.