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HUELGA DECIR

 

CUENTAS LA SUERTE A PULSO

Madrid de 2009
es una ciudad de medio millón de parados
según las últimas estadísticas.

A veces, en la noche de mi cuarto alquilado,
yo me revuelvo y me incorporo
y voy de trabajo en trabajo por días sueltos,
porque 190 pulsaciones
no son bastantes para las 200 que requería
el puesto de grabador de datos.

Desde que tenía 16
he tendido los ojos para siempre
a este hermano imbécil o santo del poema,
que dijo Raúl Núñez.

Así que descargo mobiliario escolar
en colegios tipo El club de los poetas muertos
con trofeos y jardines y mucha luz…
Y le pido cuentas, a mis 33 años, a la poesía
que me ha llevado a estar ganándome así el pan
junto con estudiantes veinteañeros.

200 pupitres a músculo en 150 minutos.

La situación —me dicen— está peor
de lo que habíamos imaginado
para que alguien de tu edad trabaje con nosotros.
Ellos fuman y hablan con optimismo
de las fiestas universitarias en Salamanca
con jóvenes y copas hasta arriba, de drogas
que probarían y de besarse
con buenas chicas en lugares
sin demasiado peligro de vida o de cansancio.

400 sillas de futuros economistas a la espalda.

Y entonces comprendo
que me pesan más los errores y la espera
de reconocimiento y jardines y mucha luz…

Hay miles de premios, por suerte,
para seguir escribiendo.

Yo pienso en ti,
en cómo tus abrazos me arman de paciencia
en las tibias e insolventes tardes otoñales,
y en cómo mi corazón es ahora un guerrero distinto
que se está ganado a pulso la eternidad contigo
en este contrato basura con el tiempo.

Donde el amor siempre cuenta.

 

 

 

 

EL ENCARGADO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxBueno, de acuerdo,mira
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxesto es lo máximo a lo que pueden aspirar
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxlos tipos como nosotros:
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxno hay más.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCharles Bukowski

Fue mi jefe en aquel almacén
de La Moraleja, aquella mañana de derrota,
quien me hizo la pregunta inesperada
cuando confesé que no me gustaba el fútbol
y que mi pasión era la escritura:

—¿Eres un hombre sensible?

—Tan sensible como cualquiera que lo sea,
pero con un detalle:
soy receptivo al mensaje oculto de la vida,
por ello me encargo de transmitir
lo que otros no pueden
a través de la función de las palabras.
Aunque no siempre funciona.

Pareció comprenderlo.
Algo brillaba en la superficie triste de sus ojos.

Uno se da cuenta,
tras empaquetar decenas de miles de relojes caros
(junto con tus emociones más profundas),
que el cliente no apreciará en el pedido
nada más que el lenguaje
de una estúpida y perfecta maquinaria.

Hay que seguir trabajando.

 

 

 

 

MALA GENTE QUE CAMINA

Se hacía llamar artista y poeta,
pero no era cierto.
El sombrero le daba más aire de inquisidor
que de Antonio Machado.

Gritaba a pelo en pecho
que Cernuda y demás poetas homosexuales
eran un círculo de locas viciosas.
Y luego se jactaba
de haber ganado un premio de poesía
con un poema titulado Generación del 27
que nos regaló a los oídos.

«Por lo visto, el jurado
no sabía toda la verdad»,
dije, sentencioso, al fin.

Se hacía llamar artista, poeta,
y no era cierto.

Hay más arte y poesía
en el padre que comprende
que su hijo o su hija
es homosexual,
cuando a la mañana siguiente
sigue su camino —y deja seguir—
para ir al trabajo silbando
y quitar mugre
y barrer suelos.
xxxxxxxxxxxxxxxLos papeles
que la mala gente que camina
va escribiendo.

 

 

 

Santos, Abel. Huelga decir. Murcia; Boria ediciones, 2019.

 

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