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LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (172)
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Hace un par de días llegó a casa el nuevo libro que ha publicado Boria ediciones. Este libro, además, es muy especial para mí porque su autor, Álvaro Bellido, me pidió que le escribiera el prólogo. Pero eso es lo menos importante, lo único que importa es que se lean el libro y que disfruten con él.
Gracias a Luis y a Álvaro por tenerme en cuenta.
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IMAGO
Hace un par de meses, cuatro años después de que saliera a la calle su primer libro, aparecía ‘Imago’. Este segundo libro de Óscar Navarro Gosálbez está prologado por Ramón Bascuñana, que nos recuerda que decir es elegir, la mirada no es inocente, la palabra tampoco, y que hablando sobre Óscar Navarro y su libro nos cuenta que en el libro encontrarán a alguien que habita donde la luz no llega y del fondo de cuya garganta surge la rabia en lugar del canto.
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Y aquí dejo los cuatro poemas que más me llamaron la atención en la primera lectura del libro.
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EN LA SOMBRA,
plegada sobre sí misma,
crisálida siquiera,
una luz en promesa.
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DESPUÉS DE LA VERDAD
no se encuentra la mentira.
Después de la verdad
comienza el regateo.
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TE GUSTA LA ARCILLA,
xxxxxsu tacto carnoso
xxxxxseno flexible.
La arcilla te interesa
porque no te contradice.
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DEL FONDO
de esa garganta
donde anidan escorpiones,
del fondo
donde la luz no llega
xxxxxxy no hay luz,
de ahí al fondo
surge una rabia
que busca pájaros
muertos, una rabia
que no entiende que
del fondo de la garganta
debe rugir
el canto solamente.
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Navarro Gosálbez, Óscar. Imago. Murcia; Boria ediciones, 2022.
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HERE’S LOOKING AT YOU
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sobre un nido de avispas
cuando las cintas de cromo
arden con los primeros rayos cuando el viento
eléctrico golpea el cristal de las horas de sueño cuando
estaciones intermedias mueren abandonadas y el vagón se
precipita siempre hacia el final de las historias resulta complicado
reparar en el paisaje cuando el miedo se instala en los zapatos cuando
bajar la guardia no parece buena alternativa cuando el pulso late en doble
fila y el motor permanece atento a todas las llamadas no es sencillo
mantener la calma cuando duelen las sonrisas los tapujos se
disuelven los minutos son basura la garganta suda tinta
en inútil lamentarse descifrar marañas comprender
silencios despejar la puerta masticar la culpa
caminar bajo bombas de racimo
despertar
sobre
un nido
de
avispas
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every little requiem
en cada giro de cuna
en cada cambio de talla
en cada corte de pelo
en cada foto velada
vivimos rodeados
de pequeñas muertes cotidianas
de infinitas despedidas
caminamos pensando en el último salto
sin reparar en que vamos dejando un rastro cada vez más lejano
los cimientos se agrietan
los lienzos se desgarran
nuestra imagen pierde brillo
y un día
xxxxxxxel menos pensado
todo salta por los aires
ponemos cara de póker
reclamamos la cuenta
pero las señales nunca dejaron de ser evidentes
te veo
y siento la punzada de miles de horas
el peso de los años
de cientos de generaciones
me reconozco
en tus silencios
en tus pasos vacilantes
y presiento que a medida que respiro
nuestros trazos tienden a ser paralelos
te observo
cuando llega la brisa húmeda
xxixxxque precede a la lluvia
es entonces cuando
se abren cajones
y aparecen títulos de crédito
en entonces cuando
viene a mi mente
cada réquiem
cada fucking little requiem
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Letras Mayúsculas
Al poco tiempo de aquello
escribí una canción
—con música de Cat Stevens—
Buscaba hablar de vuelos rasantes
de la sensación de andar en volandas
de los últimos días en esa casa.
Comencé abriendo ventanas
y acabé escupiendo sangre
sobre las cueras de acero.
Nada ocurre como lo recordamos,
imaginación y memoria
xxxxcomparten almohada.
Al poco de que nos echaran escribí una canción
xxxxxxxxxcon música de Cat Stevens.
Las estrofas se borraban
y terminé consciente de que, en realidad,
sabía muy poco de ti.
Qué pasaba por tu cabeza
xxxxxjusto antes de dormir
qué pensabas
xxxxxal mirar tu reflejo…
Recién entrado el primer otoño escribí una canción
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxcon música de Cat Stevens
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxy me estremezco al pensar
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxque nunca tuviste mis años,
que jamás te veré como un hombre viejo,
que esta parte de la letra te sorprende igual que a mí.
Nunca nada es para siempre.
Nunca nada ocurre en vano.
Siempre hay música en el fondo.
hace más de veinte años escribí una canción
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxcon música de Cat Stevens
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxy ayer volví a rescatarla
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxen un bloc de páginas gastadas.
El dolor nos orienta.
El miedo nos atrapa.
El norte nos apremia.
La muerte es una maldita hija de perra.
Sin haber vaciado las cajas,
rodeado de cristales rotos,
escribí una canción
xxxde cuero encogido
xxxxxxropa empapada
xxxxxxxxxy letras mayúsculas.
Con música de Cat Stevens.
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Townshend, Harvey. Here’s looking at you. Murcia; Boria ediciones, 2021.
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LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (133)
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Hace unos días me llegaba a casa ‘Here’s looking at you’, de Harvey Townshend, publicado por Boria ediciones. En unos cuantos días les cuento.
Ah, y gracias, Luis, por seguir teniéndome en cuenta cada vez que sacas un libro.
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GRANADA BLUES
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GRANADA BLUES
xxxA todo el mundo le gusta que escuchen su historia. A Izan le hubiera gustado que hicieran una canción con la suya. Un blues. Y que lo tocara Ben Harper. Y que lo cantara, ¿por qué no?, Evaristo Páramos. Granada blues le parecía un buen título.
xxxPorque había decidido volver a aquella ciudad un día que la saliva le supo demasiado a ceniza. Porque todo el mundo tiene un sitio al que volver, pero pocos se atreven, por miedo a que las cosas hayan cambiado. O a que no cambien nunca.
xxxA los treinta y seis, nadie es bienvenido en este lugar. A los treinta y seis ya no están los amigos. Y si tienes la mala suerte de encontrarte a algún conocido, será a los aborrecidos de antaño. A la mala hierba. La que nunca se extirpa del todo y forma parte del lugar de una manera tan arraigada que, al final, se acaba deduciendo que son un apéndice más, parte del mobiliario urbano.
xxxA todo el mundo le gusta que escuchen su historia. Pero a Izan no le apetece escuchar la supuesta historia de éxito de aquel viejo desconocido que se encuentra en calle Elvira. ¿Todo bien? Sí, sí, por supuesto. Sin más que añadir. Porque no hay más que añadir. Nuestro antihéroe lleva unos meses sin trabajo y ha vuelto a la ciudad en octubre, a arañar la pared de los recuerdos con las uñas mal cortadas, a base de mordiscos.
xxxPero resulta que sí, que es octubre y está viendo caer el sol desde la Plaza del Aljibe y las calles aún calientan, o mejor dicho, mantienen el calor como si fueran una especie de termo.
xxxLa ciudad es una antigua conocida con la que mantuvo una relación intensa. Aún conserva su olor en la ropa. Y Granada huele a cuero, a piedra mojada, a incienso, a quejío jondo, a ilusiones diluidas en té, a contaminación atmosférica y a marihuana por oleadas.
xxxIzan, tumbado en la cama, se recrea en recuerdos que tienen nombre de ciudad: Praga, Madrid, Belfast, Amsterdam, Bilbao, Nantes, Rosario… En todas y cada una se dejó centímetros de suela, algunas escamas de piel en las sábanas de sus albergues, y una porción considerable de hígado en sus bares. De todas guarda un aroma en algún pliegue de su cerebro y algún tipo de regusto a chocolate y cerveza, o a cualquier otro mix de dulce y licor que quizá sirvió de aperitivo, o de preámbulo, a torpes bailes de cortejo con mujeres que andaban tan perdidas como él.
xxxRápido, más rápido.
xxxA Izan le hubiera gustado vivir toda su vida alternando ciudades a un ritmo de una por año. Pertenecer a ninguna parte y tener un bar de costumbre en cada rincón del mundo. Regresar y que te inviten a la primera ronda. Qué bueno que aún sigues vivo y dando vueltas. ¿Tú me has visto? Pues dame un abrazo de bienvenida y dame otro, que me despido ya.
xxxRápido, más rápido. El mundo gira a una velocidad demasiado alta y, como no mantengamos el ritmo, nos podemos caer.
xxxPero por esta ciudad, como por las viejas glorias del cine, no pasa el tiempo. Mientras, tú envejeces sin remedio. Ése era su mayor temor, antes de su vuelta. La distancia que ella pone entre vosotros.
xxxGra-na-da. Paladea su nombre como Humbert Humbert hacía con el de Lolita. Pero la ciudad no es ninguna nínfula, ni una pixie girl. Ni es la luz de su vida, ni su pecado. Esta ciudad no te necesita. No está pensando en casarse. Todos están de paso en ella. Juntos, podéis cometer algunos excesos. Pero ya está. A ella eso le va. A Granada la conocen todos los camareros y todos los agentes de la ley. No puede esconderse. No tiene dónde.
xxxPasa algo de tiempo y a Granada ya se le han cicatrizado todos tus rasguños, tus arañazos, tus juramentos y el descosido emocional que le hiciste.
xxxDe hecho, ella sigue con las pupilas dilatadas y ya no se acuerda ni de tu nombre. Ella sólo sabe que esta noche hay una rave en alguna parte, y que le apetece enamorarse químicamente, y que puede que se ponga mallas, o puede que se quede en casa fumando hidropónica en pijama con las compañeras de piso, y acabe masturbándose en la cama porque no puede conciliar el sueño.
xxxLento, más lento.
xxxO sea, que ha sido llegar a Granada y tener que hacer descender las revoluciones. Frente a un escaparate, Izan advierte que su piel ha perdido brillo, es más mate. Le ha crecido la barriga. le han salido canas. Ha perdido el norte en algún cruce de caminos, y no hay ningún demonio suelto por allí para orientarle.
xxxEn ningún lugar te cala mejor la lluvia que en ese maldito Paseo de los Tristes.
xxxY, para triste, él. Aunque ahora esté facturando volutas de humo sentado a solas en un banco y se sienta estúpidamente feliz.
xxxMás feliz que otra cosa.
xxxPasa su primera tarde recorriendo aquellas calles como a la búsqueda de los mendrugos de pan emocionales que fue arrojando años atrás, convencido de que nuestros actos se quedan impresos en estos suelos, en esas paredes, en aquellos callejones.
xxxRecorre de Puerta Elvira a Plaza Nueva dejándose seducir por los relaciones públicas de los bares y las teterías, para luego negarse con una sonrisa amable. La luz dorada del ocaso le da una pátina de decadencia a todo lo que está a la vista.
xxxConoce de sobra a esta vieja sirena. A la ciudad. Sabe que puede encandilarlo y machacarlo antes de que él pueda mover un maldito dedo en la dirección adecuada.
xxxEntra en una pequeña tasca y saca un folio doblado del archivador de plástico que no ha soltado en todo el día. Extiende el currículum al brazo que asoma al otro lado de la barra.
xxx«¿Qué experiencia tienes, compadre?»
xxx«La suficiente para echar a correr y no volver a pisar este sitio», no dice.
xxx«La suficiente», dice, y nombra tres empleos que podrían ser el mismo y varias habilidades más propias de un aprendiz que de un maestro.
xxx«Ahora mismo no necesito a nadie. Pero, ¿quién no necesita a alguien alguna vez?».
xxx«¿Significa eso que empiezo mañana?».
xxx«A las ocho en punto».
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Luna, Eric. El arte de mantenerse a flote. Murcia; Boria ediciones, 2021.
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LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (126)
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La semana pasada llegaba a casa uno de los últimos libros que Boria ediciones publicará durante una temporada, ‘Teatro fantasma’, de Ismael Orcero Marín.
Vuelvo a agradecer a Luis Sánchez que cuente con este blog para dar a conocer los libros que va editando y ya saben que en cuanto pueda les cuento algo del libro.
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LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (122)
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Acaba de llegarme a casa el nuevo libro que ha publicado Boria ediciones, ‘El arte de mantenerse a flote’, de Eric Luna.
Gracias otra vez a Luis por tenerme siempre en cuenta y, ya saben, de aquí a nada les muestro algo.
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INTERMITENCIAS
INTERMITENCIAS
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx«Están a nuestro alrededor, en las
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx grietas del espacio y del tiempo»
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxStephen Hawking
xxxI
xxxDespertó sobre la acera. Alguien la había recostado con los pies en alto. Delante de ella estaba Matías, su novio, quien le hizo saber que su padre la andaba buscando por el asunto de los doscientos euros que habían desaparecido de la caja. La chica de la catequesis parroquial había robado a su propio progenitor faltando como poco a dos de los diez mandamientos. Se incorporó y le pidió a Matías que no se preocupara: ella reservaría el pasaje y se verían de nuevo en la puerta de la estación. Era entonces o no sería nunca. No era una huida: era un viaje definitivo a sus sueños. Las palabras aparentaban solidez, pero se derretían como la nieve en agosto. No supo muy bien qué ocurrió al salir a los andenes de la estación de autobuses, con un billete para el Alsa a Madrid y su guitarra al hombro. Todo era un poco más raro y el día empezaba a vaciarse de gusanos. Contra el azul nevado de la Sierra los rayos del sol la forzaban a entrecerrar los ojos.
xxxII
xxxDespertó en el asiento trasero de un coche. Su padre conducía. Unos ojos acusadores la miraban desde el retrovisor. Le dolía la cabeza. Su padre rompió el silencio y le contó cómo el yonqui de Matías le había robado los doscientos euros y el pasaje a Madrid. Jamás llegaría para la prueba. A cada rato repetía cuánto lo sentía. Que era mejor así. Que ya vería. Su estómago era una bola de rabia. Gusanos. Pidió a su padre que la dejara apearse. Regresaban los mareos. Apenas tuvo tiempo de abrir la puerta del servicio de la gasolinera. Cerró los ojos: la acidez estallaba en la garganta.
xxxIII
xxxEl universo se rehízo. Se levantó a duras penas, todavía débil por el esfuerzo. La cabeza le explotaba. Ignoraba si aquel olor nauseabundo se correspondía con sus propios vómitos o con los de su predecesor. Para colmo, no salía agua de la cañería. El intenso calor reavivaba las náuseas. Sin saber muy bien qué hacer, caminó tambaleándose hasta un surtidor y encontró que en la acera de enfrente de la Avenida la esperaba Matías. Apesadumbrado, le contaba que había un autobús aguardándola en la dársena dieciséis que debía llevarla urgentemente a Madrid. Su padre estaba ingresado en el 12 de octubre por una grave enfermedad. Ella estaba confundida: después de todo, no sabía si fiarse de Matías. Caminaron de la mano hasta la siguiente marquesina. Matías sacó dos tickets en la máquina y se subieron al treinta y ocho. Hablaron poco. Se miraron. A ella le pareció raro que él, en todo el trayecto, no le preguntase por el olor. La despidió al bajar, a unos metros de la puerta acristalada de la estación, depositando doscientos euros en su mano, en gastados billetes de cincuenta. El beso que se dieron le supo a tabaco, aunque ella no recordaba que él hubiera fumado antes. «Te dejo acá: sabés que no me va eso de decir adiós con la manito como un pelotudo… ¡Corré! ¡Dale que no llegás!». Un sonido extraño en sus labios. «Te quiero mucho, Flaca». Ella ya se había internado en el edificio. Las últimas palabras de Matías se apagaron en la oscuridad.
xxxIV
xxxCuando logró abrir los ojos, el mundo tardó aún unos minutos. La oscuridad era cálida. Palpó las paredes de aquel útero: el espacio no era muy amplio. Los mareos habían desaparecido. De repente, se encendió una luz al fondo y alguien dijo: «Es tu turno, mucha mierda». Así, sin pensarlo demasiado, agarró la guitarra y cruzó las cortinas. Del otro lado, la megafonía de la Galileo ya había anunciado su actuación. Las emociones se agolpaban hasta que, sobre todas ellas, la alegría se impuso: su padre y Matías, superando viejas rencillas, se sentaban juntos en primera fila. Interpretó una de sus canciones más viejas, lenta, profunda, desgarradora. Y todo ese tiempo no se acordó de los gusanos. Con el eco del último acorde llegaron los aplausos, que caían como gotas de lluvia sobre sus ojos cerrados.
xxxV
xxxAl despertar, ya no había aplausos ni público. Se sintió regresar de un viaje interminable por agujeros de gusano. En la habitación del hospital, su padre agarraba su mano entre lágrimas de alivio. El niño iba a llamarse Matías, como su difunto padre. Los policías no esperaron más y se lo llevaron.
Montoya, Jesús. El tiempo real. Murcia; Boria ediciones, 2020.
DOS POEMAS DE ‘ARTÍCULOS DE PRIMERA NECESIDAD’
EL BUITRE
[Sobre una foto de Kevin Carter]
Si fuese un cuento de hadas
para niños,
posiblemente el buitre
del sueño vigilase
al famélico niño
o quizás a la niña
abandonada.
No se distingue bien.
Pero la foto
trata de la vida
y de las consecuencias
del capitalismo:
del hambre y la pobreza
en un país lejano.
El buitre solo espera
la muerte que no llega
y el botín, los despojos.
Hay que saber leer
los símbolos:
el niño simboliza
el problema del hambre,
se llamaba Kong Nyong
y murió de fiebre
unos años después;
el buitre es el capitalismo
y el fotógrafo
somos todos nosotros:
los indiferentes,
los que miran,
pero nunca hacen nada.
SIN NOVEDAD EN EL FRENTE
[Homenaje a la novela de E. María Remarque]
Hay que contar los muertos.
Primera guerra púnica.
Cuatrocientos mil muertos.
Sin novedad en el frente.
Segunda guerra púnica.
Trescientos mil muertos.
Sin novedad en el frente.
Guerra de las Galias.
Entre cuatrocientos mil
y un millón de muertos.
Sin novedad en el frente.
Las Cruzadas.
Cinco millones de muertos.
Sin novedad en el frente.
Las guerras napoleónicas.
Entre cuatro y siete millones
de personas muertas.
Sin novedad en el frente.
Primera Guerra Mundial.
Entre diez y treinta y un millones
de personas muertas.
Sin novedad en el frente.
Segunda Guerra Mundial.
Entre sesenta y setenta y tres
millones de personas muertas.
Sin novedad en el frente.
Guerra de Corea.
Entre dos millones y medio
y tres millones y medio
de personas muertas.
Sin novedad en el frente.
Guerra de Vietnam.
Entre dos y seis millones
de personas muertas.
Sin novedad en el frente.
Guerra de Siria.
Entre ochenta mil
y cien mil personas muertas.
Sin novedad en el frente.
Hay que contar los muertos.
Los muertos también cuentan.
Bascuñana, Ramón. Artículos de primera necesidad. Murcia; Boria ediciones, 2020.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (117)
El responsable de Boria ediciones sigue teniendo a bien mandarme todo lo que va publicando. En la imagen pueden ver tres títulos más de Boria que en cuanto pueda les contaré qué tal.
RONDA DE SOLOS -extractos-
xxxApoyo la espalda en la pared de un negocio enrejado. Un cartel avisa tras el escaparate que se vende y muestra un número de teléfono; no me hubiera extrañado si hubiera sido el mío: yo también he cerrado el negocio, aunque sea de forma temporal. Creo que eso es lo que ocurre. Estoy distanciado de la música. Desafecto. Mi búsqueda de una tienda no es más que un movimiento de inercia.
xxxEntonces me da por pensar que, si esta separación de la música se prolonga demasiado, tal vez sea incapaz de volver a tocar como siempre. Que llegue a olvidar mis conocimientos musicales, que el solfeo se vuelva un idioma extranjero. Quizá tendría que ir a una tienda de discos y comprar los que pudiera, para aferrarme como sea a la música. Para hacer pie en algún sitio.
xxxPiensa en la última vez que fuiste ingenioso. En medio de la conversación, quizás a tres, cuatro o cinco bandas, un silencio de unos segundos se introdujo como una cuña, sin que nadie lo forzara, y tú recogiste el sedal de la última frase y lo devolviste al río con un comentario, una broma o una descripción, tan pertinente que cualquier testigo hubiera jurado que la charla no podía hilarse de otra manera. Eso son los solos de jazz, instantes encadenados de ingenio, concursos de matemáticos para televisión, ver el cronómetro correr mientras se anuncia que va a llegar tu turno. Pero no hablamos de una prueba de dos minutos, sino de dos horas en vivo, frente a una audiencia.
* * *
xxxHe explorado y vivido lo suficiente para darme cuenta de que aquí no encajo. No mientras ande sin propósito. Yo pertenezco a los lugares, como mi pecio del punto cero, no a los entornos sociales. Siento que me he vuelto un extraño, y la visión de este lugar me parece una especie de premio que no sé si merezco.
xxxSopeso la posibilidad de dar media vuelta y deshacer el camino, refugiarme en mi fonda de colores cambiantes, donde el mundo antiguo está congelado mientras fuera las Maruxas cargan con la responsabilidad del progreso.
xxxPero el pasaje me ha llevado hasta aquí —llevo un rato sin consultar mapas— y no quiero parecer descortés.
xxxLa plaza se extiende a dos niveles, unidos por unas escaleras de piedra. Desde el nivel superior, un pasillo que utiliza una terraza para extender sus sillas y mesas, se domina la zona en toda su extensión. transigiremos con lo que manda el destino.
xxxMe siento y escucho las conversaciones de los parroquianos con disimulo. Hay en la voz asturiana una combinación de suavidad e ironía, como si aquello que sucediera le estuviera pasando a otra persona. Las palabras de un castellano saben a tierra. Las de un andaluz a un vino que amplifica el sabor de los alimentos. Las asturianas calientan mis manos como castañas asadas.
xxxPienso que tal vez podría anotar sus diálogos, pero lo desestimo. Odio a los cotillas. Me conformo con seguir apuntando las citas de mis músicos favoritos. Que hablen ellos en vez de yo. No recordaré sus palabras pero sí la entonación con que se dijeron.
xxxTomo un café. Cambio de terraza y pido otro. La cafeína no me hace efecto. Me hago con un ejemplar de La Nueva España y otro de La Voz de Avilés. Desahucios, un Shakespeare en el Niemeyer, conflictos laborales que un juez debe resolver… ¿Esto ha sucedido ayer o hace diez años? Ninguna noticia parece remitir al presente.
xxxEs la tarde del sábado y al tiempo que el tiempo se esfuma, yo sigo tan perdido como ayer, cuando estaba plantado en el aeropuerto de Asturias frente a los carteles que me ofrecían escapadas a París, a Lisboa, a Londres. Viajar es un asunto comprometido: yo no quiero cambiar de escenario, quiero romper estas ataduras que me perseguirían ya estuviera en Avilés o en Dublín.
Carrasco, José Luis. Ronda de solos. Murcia; Ed. Boria, 2020.
NUEVAS ESPECIES DE ÓXIDO
Prólogo. Escenario vacío.
Entra. Respira, asiente y habla:
Vivir.
Vivir y darse cuenta de que ninguna herida está cerrada.
Levantarse.
Levantarse y morder la úlcera.
xxxxxxY mirarse.
Mirarse en el espejo con los dientes llenos de sangre
y entender que
aun siendo devorado por una nube de mariposas y polillas
existe algo malo en todo esto.
La herrumbre: lo mío o Treinta minutos de microcosmos
Media hora son treinta minutos muertos
que dan para paja y poema.
En ese orden.
Ahora bien:
nadie habla de ello.
Creo que
toda la bohème de principios de siglo
Mallarmé ante Debussy y el preludio de su fauno
Stravinski en la octotónica del Pájaro de fuego
Nijinsky desnudo mirando a Diaguilev sin parpadear
Apollinaire dando la vuelta al cuaderno
Picasso eliminando la parte trasera de su ojo.
Todos
se matarían a pajas.
Pero nadie habla de ello.
Porque no concibo a Tzara y su:
¡Dadá no significa nada!
sin antes un buen momento para sí mismo.
Y porque es divertido
y también sensato
entender toda la historia del arte como una variación de la tensión y la distensión sexual.
El poema de la paja ha de ser como esta:
un fútil intento estéril de autosatisfacción.
Inútil y pasajero.
Un poema enraizado en ese hastío
un esfuerzo de cincuenta calorías
como el soneto poco inspirado de un Lope o un Garcilaso cualquiera.
Y ahí ha de quedar.
Soriano Santacruz, Antonio. Nuevas especies de óxido. Murcia; Ed. Boria, 2020.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (111)
Acaba de llegarme a casa el nuevo libro que ha publicado Boria ediciones: Nuevas especies de óxido, del alicantino Antonio Soriano Santacruz.
En cuanto pueda subo algo al blog.
Gracias siempre al responsable de la editorial por enviarme los libros para que les dé la cancha posible.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (106)
El responsable de Boria ediciones sigue teniéndome en cuenta y acaba de enviarme el último libro que ha publicado: Ronda de solos, de José Luis Carrasco.
Gracias públicas desde aquí. Y de aquí a nada les cuento.
RAFA GARCÍA JOVER HIPOTETIZA SOBRE EL ‘PROPPED’ DE JENNY SAVILLE
HIPÓTESIS DE UN CUADRO ROBADO A JENNY SAVILLE [2]
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEl rapto de Proserpina.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxGian Lorenzo Bernini
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxThe urge to destroy is also a creative urge.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPicasso
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx[3]
[2] Jenny Saville (Cambridge, Reino Unido, 1970). Sotheby’s vendió
su cuadro Propped por 10,8 millones de euros, el precio más alto
pagado (en subasta) por una artista. Este hecho pasó desapercibido
debido a que ocurrió el mismo día de la venta/destrucción de Girl
with Balloon, de Banksy.
[3] Hay un vano intento de apropiación del símbolo
más allá de la forma.
Hay un interés suscitado por la inexistencia
del volumen. Pared blanca, o negra, masilla y yeso.
Una cartela reza que ha sido prestada
la representación
o restaurada la perspectiva
o destruida su forma.
Y un inverso síndrome de Stendhal.
La poesía también es eso.
O sólo eso: pared blanca, o negra,
pintura, masilla, yeso
o el teorema del desencanto,
o inverso el síndrome de Stendhal.
García Jover, Rafa. Introducción y notas. Murcia; Boria ediciones, 2020.