OBRAS INCOMPLETAS
LOS PÁJAROS ANIDAN
Los pájaros anidan en mis brazos,
en mis hombros, detrás de mis rodillas,
entre los senos tengo codornices,
los pájaros se creen que soy un árbol.
bajan y beben todos cuando hablo.
Las ovejas me pisan cuando pasan
y comen en mis dedos los gorriones,
se creen que yo soy tierra las hormigas
y los hombres se creen que no soy nada.
MAL SUEÑO
Yo,
con estas manos que pueden hacer hijos,
que pueden portar almas,
que pueden pastar flores,
que pueden zurcir telas,
que pueden mover lápices
y escribir crisantemos.
Yo,
que detesto la pena de muerte,
no sé lo que haría, no sé lo que haría.
Sí,
media humanidad es la que sobra:
Los fríos,
los Samueles,
los sabuesos,
los adustos,
los contables,
los machos,
los guerreros,
los pedantes,
los que dicen:
—la mujer mi esclava.
Yo,
los miraría
por los rayos esos que he inventado
para el pecho,
y a todos los con manchas,
con cavernas,
los iría a gusto eliminando,
para nada nos sirven los perversos,
los canijos,
—son los envidiosos!
Yo,
que prefiero
monja morir
antes que asesinar un simple pájaro.
Yo, con estas manos blancas y callosas,
yo,
que detesto la pena de muerte,
no sé lo que haría.
ORACIONES GRAMATICALES
Yo tengo esperanza.
El perro tiene hambre.
El banco del jardín respira mal.
La niña se peina.
La vaca se lame.
Las cosas me miran,
es peor si me hablan.
En el suburbio hay flores maleantes.
Las macetas son botes,
los hombres son tigres,
los niños son viejos,
los gatos se comen,
las mondas también.
Los huérfanos huelen a madre.
Los pobres a humo.
Los ricos a brea.
LA IDA DEL HOMBRE
Setenta años es mucho,
muero viejo,
cansado de trabajar,
dieciséis horas últimamente,
y no he ganado en toda mi vida
lo que gana un jugador en una tarde
dando patadas a un balón.
Por este bienestar, y esta armonía,
que me sube del pie a la garganta
sé que muero,
y esta tonta mujer anda llorando,
nunca tuvo idea de los acontecimientos.
Buena vida para los dos se abre.
Noto empiezo a encogerme;
he de nacer de nuevo parido de esta madre que es la muerte;
ya no te despertará mi tos de madrugada,
ya no pasaré más frío en la obra,
se cicatrizarán mis sabañones,
podrás desempeñar las mantas
con lo que te dé el Montepío,
mujer, hazte cargo, no es motivo que llores por tan poca cosa.
NO DEJAN ESCRIBIR
Trabajo en un periódico
pude ser secretaria del jefe
y soy sólo mujer de la limpieza.
Sé escribir, pero en mi pueblo,
no dejan escribir a las mujeres.
Mi vida es sin sustancia,
no hago nada malo.
Vivo pobre.
Duermo en casa.
Viajo en Metro.
Ceno un caldo
y un huevo frito, para que luego digan.
Compro libros de viejo,
me meto en las tabernas,
también en los tranvías,
me cuelo en los teatros
y en los saldos me visto.
Hago una vida extraña.
CUESTIONES FÚNEBRES
¿Quién regará mis huesos con su llanto?
¿Quién tocará mi pelo, seco y rubio?
¿Quién irá a ver caer las paletadas
sobre mi caja de tercera?
¿Quién de vosotros cantará mis líneas?
¿Quién por la noche me arderá una vela?
Quién pudiera saber con adelanto,
quién coserá mis senos entre tanto.
LA ÚLTIMA VISITA
Yo la vi vestida de cuervos
La Muerte
iba por el hospital
afilando narices,
hundiendo ojos,
secando pechos,
poniendo al bueno malo,
haciendo al malo bueno.
La Muerte,
matando muertos.
NO SABEMOS QUÉ HACER
A veces el poeta
no sabe si coger la hoja de acero,
sacar punta a su lápiz y hacerse un verso
o sacarse una vena
y hacerse un muerto.
Fuertes, Gloria. Obras incompletas. Madrid; Ed. Cátedra, 1975.