POEMAS DE ‘CUADERNO JAPONÉS Y OTROS POEMAS BREVES’, DE ESTEBAN MARTÍNEZ SERRA
.
CUADERNO JAPONÉS
xxxxxV
No renuncies,
querida Sonome,
a mirar por los ojos
del lobo
cuando yazgas conmigo.
.
.
.
xxxxxVI
Aguanto la respiración del río
para que puedas conciliar el sueño.
Sé que en él me devolverás el mío.
.
.
.
xxxxxX
Cuando te sueltas el cabello
y dejas la cinta de seda
sobre mi almohada
entiendo la dimensión del universo
y lo pequeño que es
mi mundo.
.
.
.
xxxxxXII
Has dejado tu desnudez
entre los helechos.
Mientras el río te bañaba
me he vestido con ella
sin que tú lo supieras.
.
.
.
xxxxxXIV
La ciudad ha quedado atrás.
Vuélvete ahora
para que se convierta
en duro paisaje de sal
y ya nada nos reclame.
.
.
.
xxxxxXV
¡Mira cómo se esconde
la tarde dentro de aquella flor!
—me dices—.
Yo ardo en deseo de que llegue
la noche
y me entregues la tuya.
.
.
.
xxxxxXVII
Cuando llegamos a la cueva
alguien había olvidado
devolver las estrellas
a la noche.
Las he imaginado para ti.
.
.
.
xxxxxXIX
Ayer bebimos
compulsivamente
la noche
hasta abrazarnos.
El rocío nos ofrece
una última copa.
.
.
.
xxxxxXX
Querida Sonome,
xxxxxxxxxxxxdescansemos.
Me duelen los pies
de caminar por este silencio tuyo.
.
.
.
xxxxxXXIV
Pongo los pies en agua y sal.
Desde que te has ido
ando por los márgenes,
entre ortigas y espinos.
.
.
.
xxxxxXXVIII
No logro conciliar el sueño.
Desde que no duermes a mi lado
la noche se queda en la caseta del perro.
.
.
.
xxxxxXXXVII
Tú, que leías los signos,
que conocías el dulce lenguaje
del musgo en la corteza del arce,
¿por qué no me enseñaste
a bramar desconsolado como un ciervo?
.
.
.
xxxxxLIX
Tengo la edad de tu ausencia,
Sonome.
Cuatro primaveras
de mil años.
.
.
.
.
.
PACTO
Concédeme tus ojos con todo lo que han visto.
Si te amo es porque me amas con ellos,
porque al mirarme
todos los paisajes que has amado
y todos los cuerpos que te han querido
vienen a mí como una ofrenda.
No temas. Todos
te hicieron como eres, y eso les debo.
.
.
.
.
.
¿QUÉ ES UN MONSTRUO?
Es un señor que se limpia las botas sucias
en tu miedo, que habla con la voz
de alguien que dijo querer mucho a sus hijos,
que se dirige a la gente con pulcra corrección,
que luego va a la guerra y se vuelve mina,
mortero, cuchillo, granada y bayoneta.
Se colecciona a sí mismo con gusto y con orgullo.
Un monstruo es un rincón de ti.
.
.
.
.
Martínez Serra, Esteban. Cuaderno japonés y otros poemas breves. Barcelona; Ed. La Garúa, 2023.
.