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Posts Tagged ‘vicente velasco’

RESUMEN DE NOTICIAS DE 2020

diciembre 31, 2020 Deja un comentario

 

Lo cierto es que no sé muy bien por dónde empezar. Me importa muy poco la pandemia como para hablar de ella aquí; hablaría en todo caso de ciertos comportamientos, pero eso me llevaría demasiado tiempo y sería inútil lo que alguien como yo pudiera comentar.
Este año no saben lo importante que es para mí dar las gracias a todos aquellos que de una u otra manera me han tenido en cuenta. Les contaré, muy por encima; no hay por qué entrar en detalles, al menos de momento: hace unas semanas, tomándome una cerveza con un amigo, me preguntaba por cuestiones laborales y al explicarle lo que necesitaría para poder hacer lo que quiero hacer terminamos hablando, cómo no, de dinero; al contarle lo que había cobrado el mes anterior y preguntarle si así había manera de ahorrar, me respondió que no sabía cómo se podía vivir así. No hay nada como dar números para que se entiendan ciertas cosas. Así que, por eso, quiero agradecer con mayor intensidad, si cabe, que otras veces, que Rubén Pozo y Lichis, Pedro Chillón, Alberto Alcalá, el Manin y Antonio de Pinto me hayan invitado a sus conciertos y/o regalado sus discos, ellos saben de mi devoción por la música. A Joan de la Vega, Luis Sánchez Martín, Joaquín Piqueras, Cristina Morano, Juan López-Carrillo, David Trashumante, Isabelle García Molina, Pepo Paz Saz, Vicente Velasco, Sandro Luna, Víctor Peña Dacosta, Alexis Díaz-Pimienta y David González Lago hayan tenido a bien aumentar la cantidad y la calidad de mi biblioteca particular.
Además, sería impensable este año sin haber tenido a mi disposición las bibliotecas particulares de josé antonio martínez muñoz, José Daniel Espejo y Cristina Morano.
De todo lo que ha caído en mis manos este año, me parece esencial haber descubierto a Marcial, a Hugo Mujica, a Jesús Aguado, a Harkaitz Cano, a Javier Salvago, haber leído a Cavafis traducido por Valente y el ‘Yosotros’ de Raúl Quinto. Léanlos si no lo han hecho (es solo una recomendación).
Gracias a todos.
Seguimos.

 

LLEGADAS

diciembre 31, 2018 Deja un comentario

 

Este año han llegado a casa varios libros y algunos discos, y quiero dejar constancia públicamente del agradecimiento hacia quienes han hecho que mi biblioteca y mi discoteca particulares hayan aumentado en cantidad y calidad.

Gracias por sus libros a Vicente Velasco, a Carlos Vitales, a José Luis Martínez Valero, a Ramón Bascuñana, a Natxo Vidal, a Manuel Rico, a Eugenio Sánchez Salinas, a Alfredo Rodríguez, a Sandro Luna, a Óscar Navarro, a Luis Sánchez, a Javier Sánchez Menéndez, a la editorial El Sastre de Apollinaire, a Joaquín Calderón y a Pedro Gascón.
Además, no quiero olvidarme de los regalos musicales que me han hecho Paco Cifuentes y Lichis.
Por supuesto, también a Alberto Alcalá, a Ferrán Exceso, al niño de la hipoteca, al Kanka, al Manin y a Álvaro Ruiz, por contar conmigo cada vez que pasan por Murcia y traen su música a esta ciudad.
Y, por último, quiero agradecerle a María Marín que contara conmigo para presentar su primer libro.

Gracias a todos.

 

DESPUÉS DE LA LECTURA EN LA MONTAÑA MÁGICA

Hace diez días leía en la librería ‘La Montaña Mágica’, en Cartagena. La librería que hace poco abrió el poeta Vicente Velasco.

Fue un sábado complicado para que hubiera público, así que me concentré desde el principio en las cosas que estaban a mi alcance. La primera, disfrutar del hecho de que vuelva a haber una librería en una ciudad de 220.000 habitantes, una ciudad que ha perdido las que tenía porque, seguramente, no se las merecía; esperemos que esta tenga una larga vida. La segunda, la de volver a encontrarme con algunos amigos que hace años que no veía. Y la tercera, la de disfrutar como un crío de la presentación de José Antonio Martínez Muñoz, que ha sido el primero en encontrar y hablar de una vertiente que no es la lírica en mi ‘Cantando en voz baja’.

Gracias a todos por todo.

 

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ESTE SÁBADO, EN ‘LA MONTAÑA MÁGICA’

Montaña 1

 

Este sábado estaré leyendo poemas de mi ‘Cantando en voz baja’ en ‘La Montaña Mágica’, la librería que ha abierto en Cartagena el poeta Vicente Velasco.

Ya saben: si quieren, allí nos vemos.

 

ENDECASÍLABAMENTE NUESTRO

Endecasílabamente nuestro

 

POEMA DE «MONÓLOGOS EN EL VACÍO»

Para estar en pie me levanto, solo
para eso, para seguir constatando
el vértigo de la vida ante el abismo; o
para leer Percy Shelley en el Ariel
y llorar ante la perfección de un
«da pena esta limpieza de mi cuerpo».
Y ponerme muy serio en el verso último
‒»me siento ya muy sucio, voy al baño»‒
del poema Un poeta español prevé
su muerte. Porque al igual que tú, Ángel,
dejas aquí este libro, dejo yo
estos versos míos, descalzo, blancos
versos como de andar por casa, para
‒tú lo has dicho‒ la justicia del tiempo;
sabiendo ya Navegante de Cortés que
«el dorado equipaje de los años
empieza a deshacerse por sí solo…»;
en mi caso ya deshecho del todo,
como mi mundo de nieve y de barro
donde nunca ni nadie, acaso
porque igual que en tu Sueño de Empédocles
«dije tierra y el mundo se deshizo»,
dije tristeza como algo sublime,
dije lentitud de voz en la tarde,
dije ficciones ‒todo es mentira‒,
dije yo Never more ‒tampoco es cierto‒
con el cuervo de Poe sobre mi hombro
y dije cuanto acaso nunca dije.

Para estar en pie me he levantado yo
esta mañana de un día domingo
en las claras ojeras de mis ojos,
como jamás escribiera Vallejo;
para acordarme del barco fantasma
donde tan absurdamente payaso
en noches de borrachera navego,
a la deriva y sabiéndome ya hundido,
y sin embargo todavía clara-
mente leyendo el aserto del verso
tercero de El holandés errante
cuando escribes ciertamente diciendo:
«veo sucias de barro las baldosas»;
y mucho más adentro, con un duro
«pero siguen hablando sin mirarme,
diciendo del grito que oyes, del balcón…
de la caída diciendo…
del cadáver
que es para mí el poema cubierto
con la sábana gris de la desmemoria.

Para estar en pie sigo levantado
De noche, con Vallejo y tu palabra
para contemplar, desde lo que somos,
«la soledad, la lluvia, los caminos»
y así reconciliarme con la Nada
ante tus Monólogos en el vacío;
o para sentir, en el último instante,
la caricia de la cuerda en el cuello, o
para espantarme y continuar huyendo.

Y por la costumbre esta de estar en pie.
Acaso por eso, por pura inercia;
sin acritud lo digo, puedes creerme.
Ya sabes, amigo, nadie es perfecto.

 

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxAntonio Marín Albalate

 

 

 

SI NO FUERAS TAN HAMLET

Si no fueras tan Hamlet
y tu peinado probara tu oculta
culpabilidad podría ofrecerte
la cabeza de Desdémona, bella
de ojos fríos, junto a un viejo amigo
de ojos moriscos que un día llamaste
Otelo, mientras tus versos de acento
veneciano siguen la goleta negra
que abre la herida de tu calavera.
Si fueras tempestad, gentil amigo,
no estarías ya hace tiempo, lejos
siempre de vestir el naufragio,
y la noche se hubiera despedido
con la misma bienvenida taimada
que nos brindas en cada abrazo.
Si fueras ya recuerdo, busto vago
de la memoria que nos aniquila,
recitaría como bardo
la traición y perfidia de las brujas
que acecharon tantas noches de insomnio,
tus veladas aguardando ese crimen
que despertara tu viejo puñal
para escribir el verso último, nada
y nadie Ángel, siempre
el final de un quinto acto
donde reside el odre de tus versos.

 

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxVicente Velasco

 

LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (XXXIV)

Principio de Gravedad Vicente Velasco Montoya

 

Dice Alberto Chessa, entre otras cosas, en el prólogo del libro:

«La fuerza de atracción que experimentan dos cuerpos dotados de masa -afirma Newton- es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. ¿Ah, sí? Pues entonces nos hemos equivocado de libro. Porque lo que Vicente Velasco Montoya sostiene en este es que la gravedad es «el origen de toda palabra», algo que el lector sólo descubrirá al alcanzar la última página, pero que este prólogo ha decidido en consecuencia anticiparlo en tanto que «todo estuvo escrito desde el final». Principio de gravedad es como un palimpsesto que contuviera las trazas de un discurso verdaderamente germinal, una suerte de puesta en limpio de una jam session de vagidos y balbuceos en busca de la raíz de las cosas. Para ese viaje el poeta ha cargado las alforjas con una buena provisión de sospechas y entredichos: si asoma algún método de indagación, ese no puede ser otro que el de la duda («la sed de las dudas eternas»); y ya se sabe que el que empieza desconfiando acaba en los brazos plantígrados del desengaño, más aún cuando se encara a cualquier expresión rotunda (venga este campanudo alejandrino como ejemplo: «Amor -vaya lenguaje decadente-, te adoro»). La actitud del poeta, de resultas de tamaño desafío, hace que recordemos la gravitas que late en esta gravedad, pues poco postureo frívolo o volandero vamos a encontrar en estos diecinueve poemas (numerados, por cierto, según la costumbre romana).
xx(…)El nombre de cualquier barco (Costa Concordia, es un decir) cuando se escribe en tinta de agua se translitera como Titanic. Sabemos bien que si zozobra la nave, no hay dios que salve a todo el pasaje y la tripulación, pero nos seguimos embarcando porque necesitamos no saber lo que sabemos para poder vivir o, al menos, sobrevivir; para acallar la suspicacia de que, a la hora de la verdad, no haya «botes salvavidas suficientes para tanto miedo», o para que uno sea libre -¡allá él!- de imaginarse a sí mismo «niño en un bote salvavidas».
xx(…)Quizá la clave de bóveda de todo el libro se esconda (asomándose) en un verso del poema «XVIII», ese envite por distinguir «El ser humano del ser humano».
xx(…)»Los dioses lo destruyen todo. Todo lo que ven», rabia el autor. Y sí, eso ya lo sabíamos (y quien no lo sepa, ojalá -si Dios quiere- que despierte a tiempo). Lo que no teníamos tan claro es que, de haber un único dios verdadero, según Velasco Montoya, se llamaría Ludópata: «Frío y duro enfermo del juego del azar»…»

 

Y aquí dejo algunos poemas del libro.

 

xxxxxIV

No. No soy un iluminado.
Nunca me han hablado las estrellas
cuando he mirado al claro cielo nocturno.
Soy yo el que habla con ellas
ofreciéndoles mi simpatía y soledad.
Soy el que les descubre la inercia de los cuerpos,
su algoritmo, su cadencia, su claroscuro.

Las alecciono sobre aquellos primeros objetos
que caen en la bolsa negra de la muerte.
Los zapatos, el último jersey y la ropa interior.
Aquí tiene sus objetos personales. Si quiere
podemos hacernos cargo nosotros mismos.
Palabra de enfermero. Te están echando.
Tu dolor sobra allí. Es inapropiado. Fin.
Y llegados a este punto en concreto
sus años luz de sabiduría colisionan.
Siempre van a recuperación.
Suspenso en condición humana.

Me pregunto si serán capaces de discernir
que una misma muerte es un crisol de imágenes
donde todo aparece y se desvanece fácilmente
con la misma realidad.
La muerte siempre es diferente y por ello siempre
resulta igualmente ignominiosa. Es un virus mutante.
Una pandemia de recuerdos.

La muerte es la distancia exacta,
al milímetro,
que nos aleja constantemente de las estrellas.

 

 

 

 

xxxxxVI

(SACRAMENTO TERAPÉUTICO)

xxxxxxxxxxxxxxxA Guillermo Vivero Salmerón

¿Por qué no vamos directamente
al origen del asunto?
¿Por qué no limpia la herida
desde la propia herida?
¿Por qué hablar de nuestra infancia?
¿Por qué cuestionarme el haber ido a la guerra
si ella misma es el juego en el que siempre
nos hemos imaginado vencedores desde niños?
¿Por qué no conjurarnos en el dolor, en mi dolor?
Porque si vamos a seguir hablando usted,
señor terapeuta, va a sufrir igual que yo.

Post Scriptum:
Y si alguno de los dos debe desaparecer
en esta fría estación de sentimientos,
y si usted sigue con su sonrisa burlona,
y si seguimos mordiendo el aire
como si nada ocurriese,
le voy a recitar mis vidas completas,
se las voy a dejar encima de su escritorio
y cuando vaya a leerlas con descuido
explotarán entre sus manos, y sólo usted,
repito, sólo usted, habrá tenido la culpa
de pasar a engrosar el número de bajas
en esta batalla por la que desgraciadamente
nos hemos equivocado de órbita para colisionar
en un cúmulo estelar de divanes para imbéciles.

 

 

 

 

xxxxxVII

(DIMENSIÓN PROUST)

xxxxxxxxxxxxxxxxxA Juan de Dios García

Un buen amigo poeta contó los pájaros
de mi cabeza mientras yo releía a
Hans Magnus Enzensberger y él torturaba
a sus alumnos con el Conde Lucanor.
Era un día en el que se alejaban las cosas
como repelidas por un equivocado magnetismo
y yo me sentía un astronauta en pleno vuelo
espacial. Traje blanco, gravedad cero,
respiración pausada, rodeado del vacío
como una tortuga que atraviesa la autopista
ajena a la distancia, al tiempo, a las ruedas
que el azar nos arroja como único destino.
¿Y qué destino es este, amigo mío?
Nos desplazamos por el arcén del espacio
inmutable a lo largo de las dimensiones
conocidas. Primera, segunda, tercera y el tiempo muerto.
Las restantes son nuestra memoria, el recuerdo
que vuelve a nosotros tan vívido, tan limpio,
sus sabores, toda una orgía de Marcel Proust.
Aquel francés sí fue un verdadero astronauta.
Posiblemente a la hora de morir en su habitación
se manifestaran los nenúfares más cilíndricos
que una aurora boreal pueda ser capaz de fabricar.
Posiblemente hubiese merecido morir en el Titanic
para yacer así hoy día como arqueología submarina,
objeto precioso de ladrones y funcionarios.
El mismo destino, al fin y al cabo.
Él mismo.
Pero, querido amigo, ¿cuál es el destino?
Tú allí haciendo maldecir a veinte jóvenes
el nombre sagrado de toda la literatura.
Y yo aquí con mis pájaros. Extraños seres.
Los pájaros. Vuelan pero no son ingrávidos.
Los pájaros, como yo, observan hasta el horizonte
pero nunca llegan a alcanzar el horizonte deseado.
Esos pájaros, rara avis de la creación humana,
se conforman la mayor de las tardes con una magdalena
mientras observan en el firmamento naufragar un navío
sin botes salvavidas suficientes para tanto miedo.

 

 

 

 

xxxxxX

(UN HOMBRE QUE HABLABA CON LOS ZAPATOS)

xxxxxxxxxxxxxxxxxA José María Velasco Aparicio,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxmi padre.

Si alguna vez he de buscar el verdadero centro
de la metafísica, la fuerza universal que,
dicen, lo rige todo, observaré con detenimiento
a ese hombre que sigiloso se acerca a una
estantería repleta de zapatos, los acaricia,
intercala sus posiciones, sus orientaciones
con respecto al Sol, los arcanos y las profecías.

Y esperaré, ansioso como un niño, que les hable,
les murmure unas frases antiquísimas, desveladas,
mágicas. Y que todo para él vuelva a tener sentido.

Nunca se compartirán aquellos secretos
porque es un ser pretérito. El pasado es su tierra,
la frontera última entre mi infancia y el recuerdo.

Un testamento repleto de algoritmos y pisadas.

 

 

 

Velasco Montoya, Vicente. Principio de gravedad. Cartagena; Ed. Balduqe, 2015.

 

RESUMEN DE ÚLTIMAS NOTICIAS

octubre 21, 2012 2 comentarios

La verdad es que últimamente han ocurrido muchas cosas y no sabría por dónde empezar ni cómo organizarlas para enseñárselas, así que voy a hablar de ellas y espero que alguna les interese.

La huella sonora, la oficina de management de Juan Perro, ha tenido a bien invitarnos a ver a Juan Perro dos veces en apenas tres meses. La primera fue este verano en La mar de músicas, cuando actuó justo después de Vinicio Capossela y Juan Perro nos iba mostrando su espectáculo de La Zarabanda. Aquí tienen una crítica de aquel concierto, que a algunos nos pareció, sencillamente, una fiesta, un lugar donde comulgar pagana e intelectualmente, un lugar en el que Santiago Auserón fue mostrando retazos de sabiduría, de humor inteligente y de conocimiento teórico y práctico de eso que tan bien hace y que se llama MÚSICA.

 

 

 

 

 

 

 

Pero es que hace apenas unos días nos volvían a invitar a verlo con su espectáculo ‘Casa en el aire‘, donde junto a Joan Vinyals (el dimoni del barri de Gràcia) revisitan temas viejos, nuevos e inéditos con una frescura pasmosa. Recuerdo el comienzo del concierto como uno de los mejores que haya visto nunca; sin embargo, ciertos problemas de sonido hicieron que el concierto no llegara al sobresaliente. Aun así, el concierto fue de notable alto, con Juan Perro sorteando esos problemas y regalándonos un manojo de canciones difícilmente igualables, o el detalle de cantar ‘No más lágrimas‘ a capella. Altamente recomendable, se lo aseguro.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y como banda sonora este ‘José Rasca‘ (no incluido en su maravilloso último disco ‘Río negro‘)

 

 

En las dos últimas semanas, además, hemos asistido a las lecturas de dos amigos que venían a mostrar sus versos. El primero fue Andrés García Cerdán, que vino hace un par de semanas a darle un repaso a su trayectoria poética. Andrés, que es uno de los organizadores del magnífico Festival de poesía Fractal, tuvo a bien hacernos subir a leer con él a Eugenio Sánchez Salinas, a Natxo Vidal Guardiola, a José Daniel Espejo, a Antonio Marín Albalate, a Cristina Morano, a Vicente Cervera, a Ángel Paniagua, a Antonio Aguilar y a un servidor. Y la noche fue una fiesta de versos y amigos. Y Andrés sigue siendo uno de los grandes, descúbranlo si aún no lo han hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y de propina, dos poemas de Andrés.

 

LOS BUENOS TIEMPOS

Como tú no lees, Pesca, no pongo a Bukowski,
y no pondré a Sade en este poema, ni a Dios:
diré sólo –para que me entiendas– lo que importa.
Lo único que importa es salir pronto y duchado,
sentir los ojos rotos en la parte más alta
del cuerpo, sentir vértigo de sábado inútil.
Importa el color de la camiseta que llevas,
importan tres o cuatro mil pesetas, las llaves
en el vaquero, un chivato lleno de maría.
Importa dirigirse, aún dormido, a la Iguana
y decir «buenas tardes«, decir «un café solo«,
decir «¿has visto como estoy vivo todavía?»

 
STARS
xxxxxxxxxxTenemos fe en el veneno. Sabemos dar nuestra vida entera todos los días.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxArthur Rimbaud.

Todos los días das tu vida entera.
La das como quien da
por ganado su tiempo
y no regresa ya nunca a la muerte.

Quien vive como si la vida fuera
el encuentro salvaje, el veneno
fértil de una luz nunca vista
aprende a respirar en el lenguaje
de cobre de la flor de la mañana
y en el lenguaje azul
de las alturas sobre las cabezas
y en el lenguaje puro y enigmático
de la tarde que cae –nadie sabe
desde dónde– sobre la noche.

Todos los días das tu vida entera
como quien le hace al cielo
una ofrenda de estrellas extinguidas,
un sacrificio innecesario,
un altar increíble de palabras.

 

 

Esta semana la empezábamos viendo la presentación en Murcia del primer libro de Vicente Velasco, un libro que lleva por título ‘Ningún lugar‘ y que fue merecedor este verano del XVI Certamen de Poesía Pepa Cantarero.

 

 

 

 

Y aquí tienen uno de los poemas del libro:

 

EL MERCADO

Esta mañana he ido al mercado, una calle cualquiera.

Me he detenido y observado el precio de la vida.
Leí atentamente todos los carteles
y las bocas profundas de los huérfanos.
Ellos no estaban allí. Sólo los carteles.
Se vendía el presente entre tantas cabezas
que hipotecaban su ineludible vacío.

Me miré las manos y me fui.
Miré mis manos invisibles de futuro.

 

 

 

Pero es que además nos regalaron una plaquette que surge de una idea del propio Vicente Velasco y que es un homenaje a Ángel Paniagua publicada por Huerga y Fierro y que lleva poemas de José Alcaraz, Natalia Carbajosa, Juan de Dios García, Antonio Gómez Ribelles (autor también de la portada), Antonio Marín Albalate, Joaquín Piqueras y Vicente Velasco. Dejo el primero de los poemas del libro, el magnífico poema que escribe José Alcaraz para este homenaje que lleva por título ‘Endecasílabamente nuestro‘.

 

A ÁNGEL PANIAGUA

No volverás a ser joven. Y qué,
si no has abandonado aún la escuela
de calor, los amores intrigados,
el deseo egoísta de gustar;
si tiemblas de emoción como una niña
al leer estos versos –y no puedes
engañarnos–. Agrego, entenderás,
la acostumbrada lista de atributos
en homenajes y semblanzas: ínclito
consejero, poeta de legados,
cazador de miradas, obsesivo
del orden cuando la realidad
no parece ajustarse a nuestra métrica…
Quisiera preguntarte si le falta
algo a este poema. Di que sí,
que faltan muchas cosas todavía,
y todo lo que quieras, menos tú.

 

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