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LÓGICA DE LOS ACCIDENTES
DEL AIRE NO SE TIENE MEMORIA PERO DE LA FALTA SÍ
No aprendí a respirar
de la manera correcta;
me queda el gesto
de acapararlo todo
en una sola bocanada.
No conocí
la forma del límite.
Todavía me resuena
una frase de mi abuelo
con ese complejo de guerra:
comete todo el plato
la comida no se tira.
El miedo siempre
que en el futuro falte.
QUÍMICA DE LAS ESPORAS
Cuando la ausencia
se vuelve orgánica
me convierto en espora
si entro en contacto con algo vivo
cambio de estado:
reacciono químicamente.
No me sirve entender
no me sirve
la palabra consuelo
necesito creer en cosas menores.
COMBINACIÓN EN SANTIAGO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEl pasado es una criatura tan extraña
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEmily Dickinson
Se me aparecía tu imagen.
En el chico de adelante de la micro
creía ver
tu nuca;
bajando las escaleras del metro
imaginaba
tu cara
atada al cuello de otro. Recé
para que fuera mi imaginación
y no los hechos, el miedo
puede empequeñecer. Todavía
no puedo explicar el pasado.
La imagen deforme se agranda,
me deja otra vez
turbada ante lo mismo.
LÓGICA DE LOS ACCIDENTES
Si pudiera entender el orden
que lleva a los accidentes,
la pérdida de lo dado, la distribución
desigual de la angustia,
escribir una palabra como crave,
anhelar, ansiar, necesitar con urgencia,
pero no tiene traducción
no tiene lógica
sólo en el cuerpo.
Kasztelan, Nurit. Lógica de los accidentes. Cáceres; Ed. Liliputienses, 2015.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (112)
DÍAS ENTEROS A MITAD DE CAMINO EN TODAS PARTES
Días enteros en las ramas
Haber sabido que no había pájaros
que lo inhóspito estaba en las ramas
que nos íbamos a perder en ese bosque
que no era el infinito
sino el límite.
El uso de un condicional
para un presente
que se diluía.
Todo iba a venir, después.
A mitad de camino
El olor ácido de las minas de azufre,
un lago a cuatro mil metros de altura,
cien vacas pastando
al costado de la ruta.
Todavía admiro
cómo sucede una formación de lava,
me dan miedo las despedidas
y me parecen ásperas las sábanas
en los cuartos de los hostales.
Espero grandes acontecimientos.
El agua en todas partes
Esto es real:
llueve adentro de la casa.
Las junturas mal selladas,
el agua que gotea del vidrio,
los trapos, los baldes, las palanganas,
baldear, un mínimo acto
para que desagüe.
Recién mudada
entre cajas a medio desembalar
pero no me quejo,
estoy en la edad en la que una
camina hacia sus mitos.
Espero una revelación
que venga del agua.
La vara
Insisto en que el jazmín
se trepe a la vara
y crezca
usándola de apoyo.
Pero necia
como toda planta trepadora
se suelta
y ya invadió el cedrón, la cretona
y el palo borracho.
Delicadamente los separo
con cuidado de que no se rompan
pero es inútil
soy lenta para aprender
las penas de las plantas.
Recuerdos que solo funcionan en formato polaroid
Me nubla el exceso de paisaje, lo visual
funciona como un grafismo.
Hay una sensación de ajenidad
no en mí
sino en las cosas.
El presente es un todavía incierto
y me imagino un futuro
lleno de caballos galopando.
Salimos del amor
Las langostas son pequeñas
pero de repente
por algo que no se explica
crecen tanto
que tienen que cambiar
el caparazón que las cubre.
Entonces se esconden unos días
debajo de una roca
hasta que su cuerpo
produce un caparazón nuevo
para poder volver a la arena
con otro envoltorio.
Y eso que les ocurre es tan natural
que lo realizan varias veces en su vida.
Así está mi corazón hoy
ensanchándose
debajo de la roca.
Kasztelan, Nurit. Después. Cáceres; Ed. Liliputienses, 2019.
LA REGLA DE QUE LO NECESARIO LLEGARÁ DESPUÉS
Como si fuese necesario
Ahí estás vos
con esa necesidad de pertenecer a algo
y no a alguien.
Te miro desnudo
y veo que me sobra
el mundo que a vos te falta
usamos el sexo como herramienta de duración
y después ¿qué?
Cosas que no me importaría olvidar.
Puede que el amor llegue, después
Pasamos el momento en que el cuerpo
empieza a tener memoria:
uno de los dos volvía de un viaje y
nos abrazábamos callados en el sillón
un rato largo, no era necesario decir nada
los cuerpos se movían solos
los besos y el ir corriendo al cuarto
el pan con manteca,
después, el anecdotario de vivencias,
después, los abrazos torpes, después
el sueño interrumpido, después
los días por venir,
después, el dolor también,
después.
Una sola regla
No enamorarse.
Lo sabíamos y jugábamos
a creer en otra cosa. La irrealidad
también se mide
en los excesos de la casa:
cigarrillos en el piso,
botellas vacías sobre la mesa,
resistir una semana
con tres horas de sueño.
Todavía no lavo las sábanas.
«El amor llegará con maletas»
me había dicho el I Ching.
Kasztelan, Nurit. Después. Cáceres; Ed. Liliputienses, 2019.
‘DESPUÉS’, DE NURIT KASZTELAN
El amor era otra cosa
Las cosas en su lugar: cierto orden,
una sensación falsa de bienestar,
una tarde en la que suceda algo.
La manía doméstica de convertir
deseos en hechos productivos.
Esa tarde perdida ordenando
fotos viejas. Saltearse la siesta.
Decido vivir
menos intensamente las escenas,
una manera disléxica de soportar
el presente. Escucho
insistentemente el mismo disco,
la misma canción
como si repetir lo mismo encerrase
un significado oculto.
Saber retirarse a tiempo
me repito como mantra.
La narrativa de los otros
Leo en la borra del café
una revelación que me da miedo:
«no podés dejar de lado lo que querés
por un futuro imaginario».
No anticipé que como adulta
iba a tener que encontrar
un lugar real donde encajar.
Al final
todo se reduce aun juego de encastre
y la casualidad decide
qué piezas quedan fuera
y cuáles dentro.
Hay una escenografía
pero no es real
lo que escucho es una música
pero me olvido de que la música
como todo, cambia.
Es como si leyera sobre lo que no me pasa
siempre el mismo libro
abierto en la misma página.
Tiempo de poda
Intentás retener un gesto.
Lo vas a llamar el gesto de la despedida
pero después sabrás que no es así.
Ese fue solo el comienzo
de las idas y las vueltas:
vos
y tu antiguo yo
retándose a duelo.
Algo
Dejá algo a qué aferrarte
una creencia, tal vez
la cola de un gato
la toalla que un ex amor dejó en tu casa
dejá siempre en la heladera un frasco casi vacío
ese que otra persona ya hubiera tirado
no des vuelta la página
tan rápido de los libros
leé dos veces el mismo párrafo
no des vuelta tan rápido las historias
diversificá tus pasiones
recordá que mucha agua en las plantas
no sirve de nada
las vas a terminar ahogando
es más útil que las pongas
en un espacio intermedio entre el sol
y la sombra
es más útil que las podes de los yuyos
desmalezá también las cosas de tu casa
tirá ropa, objetos viejos
pero igual, dejá siempre algo a qué aferrarte
una remera aunque solo sea de recuerdo
esa que no vas a usar pero está ahí
mostrando la que fuiste
esa que aunque quieras ocultar
con capas de otras cosas
sigue ahí, dentro tuyo
esperando que cualquier señal
la haga asomarse de vuelta.
No cierres las historias
los amores van y vienen
no trates de buscarle una explicación a todo
entregate al devenir de las cosas
a desandar el camino de tu cabeza
sé lenta para desaprender.
Y ahí donde no hay, corré.
Kasztelan, Nurit. Después. Cáceres; Ed. Liliputienses, 2019.