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MURO de escribir cosas que me dicen que existo

 

TE miro cuando duermes

Velo tu suelo pélvico.
Quisiera que tu carne se acordara de mí

y me duele pensar que moriré algún día.

 

 

 

 

ALGUNAS veces vivo.

Me enamora de pronto
la calma de la lluvia cayendo en las baldosas.
Es como un simulacro
que habita en las ciudades,
las ciudades vacías
como un cuadro de Hooper.

Siempre la eternidad
y el laberinto.

 

 

 

 

LA felicidad se vuelve triste.

Triste como una tienda de chinos en las afueras de Marbella
o un descampado con condones usados,
o música de los Andes en la calle Larios
o ancianos que comen yogures caducados en pisos sin ascensor
o jardines copiados de Abu Dabi
o alguna inmobiliaria que quebró después.

 

 

 

 

LOS continentes se mueven
a la misma velocidad con que nos crecen las uñas.
La gente a veces muere sin haber llegado a vivir.

Pudrirse es el destino de todo lo que existe
y la vida es un viaje
que no termina nunca de ser nuestro,
el dolor que aún les duele
a todas las sustancias que han sido separadas,
la luz sobre la hierba,
los ángeles por dentro de sí mismos,
las telarañas de las bicicletas abandonadas,
todas las lluvias que no llovieron nunca,
pudrirse los delfines,
el alma de los pájaros,
la niebla en los estanques
y morirse las dalias en cautividad.

 

 

 

 

Y de qué sirve al fin
los peces uno a uno
los lugares sagrados
como el bosque sin senda
o la ciudad desierta.
Y de qué sirve al fin
haber leído tanto,
haber vivido tanto,
haber amado tanto
de pie sobre este mundo
sin culpa ni pecado,
igual que un cardiograma,
trozos del mismo azogue
o una sutura que une
la dulce luz del sol
y mi tristeza.

 

 

 

 

PORQUE tienen costumbre del calor nuestras almas
me abrazo un rato a la ropa limpia,
gozosamente triste,
sintiendo menos solo el corazón,
como si la vida hubiese pasado en una elipsis sin sentido
y no supiese ya sobrevivir.
Como si haber sido feliz
no me sirviese ahora
para seguir viviendo,
para seguir viviendo,
para seguir viviendo.

 

 

 

 

EN la noche sin nadie
la lluvia cae sola y para sí,
para ningunos ojos
para ninguna dicha
sobre la triste fiesta
de lo que ahora existe.

(Igual que el mar oxida lo que toca)

 

 

 

 

NOS salva cada tarde la lentitud de un beso,
la dulce gravedad con que lo damos,
pensando que la vida es un cuento de Kafka
o es un brote de cáncer que se cura.

x
(A veces vuelvo mucho
a donde nunca he sido)

 

 

 

 

ESCRIBO versos sobre las escaleras que bajan hasta el Duero
«Huele a nobleza de animal vejado»

Mujeres bellas
tienen la enfermedad de estarse quietas
y ver mucho la tele.

Las niñas tristes montan en bicicleta con los ojos cerrados.

A las seis de la mañana cantan los pájaros
y pasan los camiones de la basura.

Todo nos interroga
pero nada responde.

Y vivir es un lujo
que ha pasado de moda.
Luces que al encenderse nos dejan todavía más solos.

Solos
como el calor inútil de una lágrima.

 

 

 

 

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxRECUERDO de Mark Strand:
xxxxxxx«Donde quiera que estoy soy aquello que falta»

xxxxxxxxxxxxxxxxRecuerdo de Ledo Ivo: «Tampoco sé
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxsi Dios es el silencio o la palabra»

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxRecuerdo de Dionisia García:
xxxxx«Vamos a desaparecer sin saber qué es la Verdad
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy quién la ha encontrado»

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxY me pregunto como Elliot:
xxxxxxxixxxxxxxxxx¿Dónde está ahora el conocimiento
xxxxxxxxxxxxxxxxxque hemos perdido en información?

 

 

 

Sánchez Robles, Miguel. Muro de escribir cosas que me dicen que existo. Madrid; Ed. Huerga & Fierro, 2017.

 

LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (LXVII)

 

Anteanoche, el escritor Miguel Sánchez Robles me regaló una copia de la magnífica edición del concurso de cuentos Villa de Mazarrón – Antonio Segado del Olmo que se llevó en la edición de 2017 con el relato La vida a ciegas, y un ejemplar de ‘MURO de escribir cosas que me dicen que existo’, premio Pastora Marcela – Campo de Criptana en su edición de 2017 también. Desde aquí mi agradecimiento.

En nada les cuento.

 

ESTA NOCHE: MIGUEL SÁNCHEZ ROBLES EN ‘EL SUR’

 

Esta noche, a las 21:00 h, en el bar El Sur (C/Montijo, 7) estará leyendo Miguel Sánchez Robles. No se lo pierdan.
Allí nos vemos si les apetece.

 

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DESECACIÓN DE LA ALEGRÍA

 

SIENTO que todo es máscara
y la vida es nihilismo.

x
Siento que somos náufragos en la conformidad.

x
No hay nada sino seres desnudos en el Tiempo,

x
pulsaciones

x
subsuelo

x
escritura en el agua

x
nada salvo una paz ciudad de los idénticos:
droga para olvidar la vida para siempre
droga para calmar que ya nunca sabremos
por qué no hemos llegado a ningún sitio.

 

 

 

 

YA es el siglo XXI.

x
Me sangran las encías.

x
Llueve en mi corazón.

x
Hace frío en los sueños.

x
El mundo es una llaga
que me alquila los sesos
y estar vivo son brazos
que es menester quebrar para que quepan.

x
Debería haber odas
y un sentido de estrellas
en vez de hijosdeputa
que jamás hacen nada
y un tic tac de carbono
y esta desecación de la alegría.

 

 

 

 

EN el rostro de los derrotados
hay una dulzura que quema como el fuego.

x
De pronto nada es Dios

x
y la esperanza
es una cosa enferma
que se escurre en los ojos de cualquiera.

 

 

 

 

EN los rascacielos
las doncellas actuales
tienen nombre de perra espacial,
comen cosas transgénicas
y se lavan el coño con avena quinesia.

x
Los alumnos de letras
se aburren en sus casas
masticando bombones
o poseyendo ideas.
Por eso fotocopian sin cesar.
Fotocopian la lluvia.
Fotocopian a Shakespeare.
Fotocopian.
Fotocopian.
Fotocopian.

x
Y una parte del mundo
sólo piensa en Miami
y en área del dólar.

 

 

 

 

NI siquiera estamos cerca de nada.

x
Somos como caballos hacia ninguna parte.

x
Hay algo muy triste en nuestras vidas
y es muy difícil explicar lo que es.

x
Pero seguimos aquí
enfermos de inteligencia y de dolor,
hablando como dándonos todo lo que sabemos
y después de las Pascuas
escupiendo sangre por ahí.

x
Se nos ha ido la vida en tener miedo.

x
Se nos ha ido la vida en masturbarnos.

x
Se nos ha ido la vida en comer pan.

 

 

 

 

LOS borrachos
tienen el encanto de la desorientación de la especie.
Miran como el cadáver de una mujer hebrea
y respiran deprisa
con la boca entornada de los perros.

x
Los tenderos nos hablan
como si se preocuparan de nuestro bienestar.
No creen en Dios
pero les gusta mucho
pronunciar oraciones con las manos juntas.

x
Tías que se llaman Maika
trabajan en un ensayo
de distribución de heroína gratis en Holanda.

x
Los divorciados lloran
frente a medio pollo en un plato de papel
y los registradores de la propiedad
tienen hijos muertos en accidentes náuticos.

x
Sólo se trata de malgastar el tiempo
y eludir para siempre el tema de la vida.

 

 

 

 

EN los extrarradios
los niños se distraen,
giran golosamente
el tambor de un revólver.

x
En los extrarradios
los niños van creciendo
dispuestos a arrastrarse
hasta que alguien los drogue
o les dispare.

x
Los matrimonios duermen con sedantes
y en los bares hay hombres
que nunca más podrán vivir sin whisky.

x
Todos andan llorando en las alcobas,
cuentan gotear el tiempo
y acumulan estuches
de ampollas inyectables.

x
Es
«la pequeña vergüenza de estar vivos
y no saber exactamente para qué.»

 

 

 

 

TRAS un vacío hay otro vacío.

x
Las calles están llenas de pajarerías iguales.

x
En los décimos pisos
la Naturaleza es una tumba.

x
En los armarios de luna
la sustancia de la muerte aguarda y huele.

x
En los libros anida desesperanza escrita.

x
Borges ha muerto
y yo,
como Cioran,
veo las calles vacías
y sé que en cada casa
alguien se ahorca despacio
con soga de embalar.

 

 

 

 

LOS obreros alcohólicos
se enamoran a veces de las putas más jóvenes.

x
Las azafatas tienen muslos de llamarse Ivonne.

x
Los profesores
tienen ojos de no saber por dónde empezar a vivir.

x
Y los notarios
muestran signos de querer quitarse la vida.

x
Apesta a muerte lenta
y a visillos untados con el flint de las moscas.

x
Existen los demás
pero da pena verlos.

x
Telemadrid repone Heidi.

x
Llueve con poca fuerza
y es ayer de nuevo.

x
Una vez más es ayer de nuevo.

 

 

 

 

LOS ministros ofrecen perfiles al magnesio.

x
Los teólogos
usan conversaciones
que parecen estar saliendo de una máquina.

x
Los juzgados están llenos
de «esposas de magnates de electrodomésticos
cuyos maridos
las han abandonado por mujeres más jóvenes».

x
La muchedumbre toda
es una charca que croa para huir.

x
No hay mensaje.

x
Tan sólo hay mensajeros.
Mensajeros que llegan sin mensaje.

x
No queda qué decir.

x
Hemos perdido.

x
Se amontona la lluvia.

x
Podríamos haber muerto.

x
Brilla el neón
y sólo pasa el Tiempo.

 

 

 

 

TODO es mucho más claro
y menos importante
y estar vivo consiste en realizar
actos mínimos de voluntad ridícula
Estar vivo consiste en bocas que no besamos
en praderas en las que no estuvimos
en que a los minutos preciosos
les suceda la vulgaridad
y muchas veces la vida consiste también
en no ser más que una sencilla, buena
y pobre chica banal
que tiene megatetas
y vello por el rostro
y es hija de un taxista que se ahorcó.

 

 

 

 

LAS personas profundas
tienen ojos sumisos de perro híbrido y triste

x
El pensamiento simple de los izquierdistas triviales
le ha hecho cierto daño a la Humanidad

x
Hay una parálisis de la Filosofía

x
Los espejos reflejan cadáveres futuros
y ninguna importancia

x
El pensamiento único nos drena el corazón

x
y ante las mismas moscas en la misma mierda
uno ha aprendido a odiar como los siervos.

 

 

 

 

LA mentira nos educa
nos enseña
una cierta manera
de vivir sin causa:
conscientes de saber
que hemos amado algo
que nunca estuvo aquí.

x
La mentira nos hace seguir vivos.

x
La mentira nos hace tontos útiles
que nunca llegarán a ser apóstatas.

 

 

 

 

TODO el mundo tiene algo roto
y los muchachos dicen:
que te follen!

x
Vivimos
como si algo decisivo
se estuviese apagando en nuestro interior:
como si «todo lo que está ahí
jamás estuviese enteramente ahí».

x
Los atardeceres están formados
de una sustancia espesa
que dan ganas de llevarse a la boca
y la poesía
es la única demostración de que estamos vivos:
vivos en esta especie de normalidad monstruosa
en la que sólo nos gustan
las tetas puntiagudas de las muchachas ricas.

 

 

 

 

LA Historia ha ido llenándose
de tontos tenebrosos
y de hijos de puta repletos de palabras.

x
Odio a esos hijos de puta con mucho vocabulario
que mientras hablan parecen tener mucha razón,
pero después se callan y ya no parecen tener tanta.

x
Su mensaje es este:
Dios o quien sea
no para de crear problemas y lanzarlos al mundo.

x
Hablan
como si no formasen parte
de esa horrible Humanidad
que votó a Hitler
no entendió a Van Gogh
y asesinó a Jesucristo.

 

 

 

 

LA vida es contar cosas así:
«Era bonito sólo que no follábamos».

x
La vida es hacer frío,
que los columpios estén llenos
y haya gente con perros.

x
Y la vida es también
ser sólo un animal lisiado de esperanza
y hechos que se recuerdan
sin vicio ni alegría.

x
Vivir es sólo eso:
dejar sombras menudas,
tristes sombras menudas para nadie
en la espuma de un sueño inexistente.

 

 

 

 

NO pasa nada.

x
Nunca pasa nada.

x
Pasa sólo esta sed
en los ojos de todos
y al efecto abrasivo
del tiempo en las postales
y en las tapias.

 

 

 

 

ESTÁN calmando con electricidad a la gente.

x
Voces en off fingen ser la vida.

x
Tal vez es que no haya sobre qué preguntarnos.

x
Un relámpago de algo nos trastorna.

x
Hemos puesto los labios en el frío de un iceberg.

x
El alma tiene cáncer
y llueve daño
en los relojes que nos mintieron tanto.

 

 

 

 

NUESTRA vida ha adoptado
las maneras de un nudo.

x
No hay salida.
No hay yo me largo.
No hay escapatoria.

x
Todo es tenderse y esperar
hablar de los trastornos de las glándulas
y asesinar el interés de los porqués.

 

 

 

 

EL tiempo no existe.
Sólo existe esta ludopatía general.
Sólo copias y copias desesperadas de algo
y máquinas y máquinas que engullen la tristeza.
Sólo existe chuparle en películas porno
y alguna vieja idea como reúma en el alma
y el gusano que roe la ilusión de vivir.

 

 

 

 

VIVIR duele:
Vivir es una herida
pero algunos se curan
haciendo sólo esto:
ser viejos
y por dentro estar secos.

 

 

 

 

Y TODO porque odiamos,
todo esto porque odiamos,
porque en el fondo odiamos
la maldita y horrenda vida verdadera,
este mundo real y obligatorio,
este mundo sin labios de Ava Gardner,
nuestra humana desidia,
morir como terneros,
la puta realidad.

 

 

 

Sánchez Robles, Miguel. Desecación de la alegría. Ferrol; Sociedad de Cultura Valle-Inclán, 2004.

 

PALABRAS PARA UN TIEMPO SIN RESPUESTA

 

QUERIDA Pal:

Son las tres de la tarde en Pest.

A orillas del Danubio hoy estoy triste.

Imagino besarte.

Me canso de ser hombre.

Va cayendo la lluvia.

Quiero decirlo todo.

Escribirte la vida en una carta.

Decirte por ejemplo:

En las cárceles mecen ángeles de bronce.

Siempre la claridad viene del cielo.

Sobre la mar un peine.

Brilla lo que se quema
y sólo brilla así lo que se quema.

 

 

 

 

POR las noches respiro,
me abrazo a Maiakoski y a Vallejo,
muerdo manzanas agrias
y me bebo el yogurt de la nevera.

Recuerdo la viveza de la luz de Segovia.

Tomábamos apuntes de Saussure.

Los días dieciséis te regalaba rosas.

Y era hermosa la sed frente a nosotros.

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

Va pasando la vida
y no estamos cogidos de la mano.

Haber vivido así:
hermanos de Saturno,
viendo venir el tiempo
y devorándolo.

Escribirte me llena de tristeza.

Un día
nos volverá a dar sueño
como cuando éramos niños,
pero ahora no queda qué vivir
y recuerdo con asco
las grandes teorías
que explicaron el mundo
sin acordarse de los hombres.

 

 

 

 

MAÑANA mismo
me compraré una aguja
para coser reflexiones.

Por las noches busco algo,
algo que me recuerde
que existe el corazón
y la lujuria.

Siempre sabe a pecado
y entender lo que ocurre
tiene el sentido práctico de pentotal común.

 

 

 

 

VEO gente pasar y no tiene sentido.

Veo relojes públicos y no tienen sentido.

Un horizonte lleno
de damas circunspectas que no tienen sentido.

Salchichón de caballo que no tiene sentido.

Mendigos que se ponen una gorra de capitán de fragata
y no tienen sentido.

Otros hombres que están
y no tiene sentido que estén y que respiren.

Entonces yo me salvo
escribiendo en los folios
tarántula
y orquídea
y anaconda.

 

 

 

 

(SI supieras, mi amor,
cómo cansan las tardes
y los números pares,
desde el puente de Europa,
cómo cansan las tardes
y los números pares!)

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

Esta mañana me he comprado
diecinueve florines de tinta Pelikan.

Lloro en silencio mirando tus postales.

Esta quietud me mata.

Me acuerdo de tus bucles
y pronuncio en voz alta
la diéresis sencilla de tu nombre.

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

Mándame alguna foto de tus hombros desnudos.

Dime si se han abierto las gardenias,
si Edurne y Cleofás
siguen bailando acid
bajo un rayo láser los días viernes.

x
Cálmame con palabras
este desasosiego de estar vivo
en un hotel tan triste
desnudo ante mi propia poquedad.

x
Dime qué es esta cosa
pequeña y nauseabunda
que se ha instalado aquí
junto a los años.

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

Todo es demolición,
el vacío de Dios
o elegir un sombrero.

Seguirás aborreciendo las bragas grandes
que venden a granel
en los hipermercados más baratos.
Quemarás como siempre
con cerillas de palo los prospectos.
Tomarás tu café con la prosa de Borges
y besarás despacio,
si estás sola,
esas cosas terribles que llamamos espejos.

 

 

 

 

Y YO,
fumo como Pessoa
ante este abismo de existir un abismo
y me gusta creer
que todos los muertos
puede ser que estén vivos
en alguna otra parte de la vida.

 

 

 

 

LOS poetas famosos escriben desde Glasgow
y se las dan de estar allí,
o en Atenas
o en Roma
o en Venecia
y veneran con pose
el último gargajo de Espronceda.

Ahora pasan turistas
embebidos en sus propias abstracciones,
indiferentes como sátrapas
a la gente común
que almuerza en los hangares.

 

 

 

 

EN los colegios
hay profesores lánguidos,
sonrosados y bobos
hablando para nada de metaevaluación.

Los niños se aprenden los alveolos
y el nombre de los cuarenta músculos
que mueves en la cara si te ríes.

La aventura se esconde en la ginebra
y la gente no corre,
nunca corre la gente en Budapest.

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

Casi nada de lo que hacemos
nos sirve para no morirnos.

Nuestros ojos de hambriento
desenfocan el mundo.

Odiamos como en el siglo diez.
Amamos como en el siglo diez.
Eructamos como en el siglo diez.

Y nos gusta estar vivos
porque existen las fiestas
y el tabaco,
simplemente por eso:
las fiestas y el tabaco.

 

 

 

 

LA Historia
es una verdad en la que no tenemos parte.

Recuerdo con angustia
como un frío en el cuerpo.

Querida Pal:

Yo también
tengo el cansancio anticipado
de lo que no encontramos nunca.

Algunas veces pienso
en si podremos llevarnos al otro mundo
aquello que olvidamos de soñar en éste.
Sólo eso nos salva.
Sólo eso.

 

 

 

 

SOY la última criatura pensativa del mundo.

Amor mío,
soy yo,
te escribo desde Hungría.

No soy feliz y escribo.

Si yo fuese feliz
saldría por ahí,
chuparía algún helado,
me compraría chucherías.

 

 

 

 

LOS posavasos con nombres de los bares
me traen muchos recuerdos de domingos muertos.

La esperanza la recuerdo tísica.

La angustia la recuerdo una noche
sentada solitaria y húmeda
en una estación de metro.

La pena la recuerdo adiposa y burócrata

y ya no sé qué más,
y ya no sé qué más.

 

 

 

 

(LA manía de ladrar.
Escribo para quitarme
el deseo de ladrar)

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

Muchas veces me acuerdo
de cuando me operaron
de anginas a lo vivo.

Ya ves, querida Pal,
hoy estoy triste.

Tengo culpa de ser superviviente de algo
y un enorme rencor hacia la vida.

Yo siempre he sido isla.

Nacer.
Callar.
Vivir.
Leer mucho.
Llorar.
Sendas perdidas.
Tecnología.
Confort.
Y game over.

Ese es el proceso.

 

 

 

 

QUERIDA Pal;

Disimulo la angustia masturbándome.

Fumo muchos malboros.

Me duele la costumbre.

Sueño como Celan
que el mundo se ha ido
y yo tengo que llevarte en brazos.

x

Un año más y negaré la vida.

 

 

 

 

A VECES me pregunto:
¿qué nos ha sucedido?
¿por qué hay un cansancio
que siempre lamentamos?
¿por qué mueren los días,
los años,
las semanas
y nunca pasa nada
y alguien llora en la calle
y no me importa?

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

Sólo soy eso:

Un soltero que fuma en Budapest.

Un idiota de izquierdas
que no molesta a nadie
y sin ninguna gana de fusilar.

Un anacrónico.

Un eterno desubicado.

Soy ese lastre
que es necesario soltar desde los globos.

 

 

 

 

ALGO se está perdiendo para siempre.

Ni importa el sol que haga.

Todo parece usado o entornado.

Una atmósfera de mausoleo.

Todo es anfractuoso

Quebrado

Desigual.

Vivir.
pensar sin rumbo.

El mundo es tan inútil
que no me parece que pueda hacer otra cosa
salvo fumar muchísimo.

 

 

 

 

QUERIDA Pal:

x
Todo esto no es más
que una mezcla confusa
de algo ya visto
y dadaísmo.

x
Somos esclavos de una idea sucia del mundo.

x
Escribir es a veces
como un sueño muy profundo,
se parece también
a esconderse a morir
como los animales e esconden a morir.

 

 

 

Sánchez Robles, Miguel. Palabras para un tiempo sin respuesta. Ferrol; Sociedad de Cultura Valle-Inclán, 1998.

 

COMO LA NOCHE QUE NUNCA AMANECIESE

 

¿ESTÁS ahí, Job?
Soy yo:
Lola López.

Hablo contigo, Job.
Estoy aquí.
Trago saliva, Job,
estoy muriendo.

Soy yo:
Lola López,
tragando saliva
emparedada y sola,
muerta a caballo,
Job:
muerta a caballo.

Entablillada y muerta
y con ganas de hablar
de mi cansancio.
Carcomida en los bordes.
Arrodillada en la desesperanza.
¡Tiesa!
Ciega de vodka
y paz sin esperanza.

Traigo los ojos
que el tiempo me ha dejado.
Estos ojos desnudos
como un cielo vacío,
hundidos en las cosas
como un calor sin sangre,
picoteados deprisa
por la desolación.

Traigo estos ojos sucios
que no comprendo,
ni amo,
ni me gustan.
Votivos,
para que tú los veas
y me escuches por ellos,
me ayudes a morir
y me acompañes, Job,
y me acompañes.

Soy yo:
Lola López llorando para nadie.

 

 

 

 

ME ha matado la vida
y es que no hay nada, Job,
sólo esta grieta pútrida
que ha abierto el tiempo en mí,
tempranamente en mí,
tempranamente.

Yo nunca estuve.
Tardé mucho en saberme,
en descubrir quién era,
dónde estaba.
Por las noches dormía
y un hombre triste
—ahora lo intuyo quieta
aquí llorando—
se fumaba cigarros junto a mí.
Era mi padre muerto,
que todavía me amaba
y venía hasta mi cama
para llorar por mí
y el hijo que no tuve.

 

 

 

 

AQUÍ estoy, Job,
lánguida y sin fe,
revolcándome entera
en el sucio saber
de los adultos,
proyectando palabras para ti,
como tipos de úlcera,
construyendo lasamente las frases,
restregándome, Job,
en el desinterés,
la imbecilidad
y esta nada común,
silenciosa y doméstica
de días porque sí,
irme gastando
en este acabamiento,
palpándome la parte más cansada,
hurgándome esta herida
que crece en los motivos,
oyéndose ambulancias y sirenas
y palomas zurear en el alféizar.

 

 

 

 

VEO la vida y el mundo
como si estuviesen detrás de un cristal,
verdes, quietos,
húmedos, fríos,
más fríos de lo debido.

Veo siempre
la misma pobre luz,
siempre gangrena.
Estoy acostumbrada
a ver morir despacio mis pedazos,
a presentir un enorme tumor
en medio del presente,
acampado y moviéndose
con ritmo de babosa
por mis labios.

Se me ha acabado el hambre por la vida,
Job,
por eso estoy aquí,
hablo contigo,
me quiebro en las palabras que pronuncio
y me desangro, Job,
y me desangro
despacio en esta ruta
sin orillas.

 

 

 

 

CADA uno fabrica su papel
y éste es el mío
y lo juego sin gracia,
bajo el envejecimiento
y la costumbre,
lo juego, Job,
sin ganas de jugarlo.
Equivocadamente,
de una vez para siempre,
sin revancha,
como aquella gitana
que me dijo:
Tendrás hijos raquíticos
y ciegos…

 

 

 

 

AQUÍ,
convertida en mentira,
con los ojos muy próximos
de un Cristo que me mira en majestad
desde un cuadro barato
hecho de un almanaque
de Espigas y Azucenas.

Aquí,
junto al olor de pasto
que emanan las despensas,
cerca de la ceniza,
con la saliva llenándome la boca,
solitaria en Madrid
en un décimo piso
de cuatro habitaciones
del que puedo tirarme libremente,
libremente morir contra el asfalto.

Aquí,
siendo tan sólo
una triste presencia,
para el mundo
y los hombres
y las estadísticas.

 

 

 

 

NO soy:
huyo.
Bajo las bóvedas y el miedo
cierro los ojos
y huyo para siempre
apilada en la nada
sin un resto de amor
ni de conciencia.

 

 

 

 

AHORA me lavo, Job,
y lavo un muerto.
Tengo la sensación
mientras me lavo,
de estar lavando un muerto
con paciencia.

la vida se acabó.
No queda nada.
Es una polvareda
partir yéndose,
arrastrando recuerdos
y cristales,
como un chorro de angustia
partir yéndose,
cayendo
haciendo charco
en los espejos,
llevándose consigo
sin perdón
los otros porque sí
que nunca tuve.

 

 

 

 

TODO es siempre un lugar
que se derrumba
y eso soy yo:
yedra que se desploma,
carne blanca en el suelo,
empachada de tardes amarillas,
harta de iguales diálogos
en iguales sitios,
de iguales risas,
en iguales sitios,
de iguales vicios,
en iguales sitios,
todo igual
siempre igual
y yo en el suelo
como un gran animal
paciendo su vacío.

 

 

 

 

EL sabor de la angustia
se alimenta en mis ojos
y me apaga los días.

Es más dulce el suicidio
que esta diaria gangrena,
esta melancolía
dentro del corazón
queriendo reventarlo,
o esta cosa innombrable
que me hace casi aullar
cuando estoy sola
y pienso
que tuve dieciocho años.

 

 

 

 

LO que nos rodea
está tan etiquetado
que quisiera escupir.
Luego lleno otro vaso,
pienso,
deduzco que estoy viva
y siento una tristeza
de peces desovando
herrumbre sobre mí
y sobre las cosas.
Delante de mis ojos
así es la Vida, Job:
días interminables
como la vejez,
afasia
y cáncer.
Premorir,
sonámbula sin causa
premorir;
en mitad de timbales
y graznidos
como un remo en el fango
estoy muriendo.

 

 

 

 

SIENTO cerca cuajarse
los desperdicios mismos
de mi respiración
y esa eterna tristeza
de mis dedos tocando
el rostro del cansancio.
Todas las ratas
comiéndose mi nombre,
el tedio de mi nombre
y su sonido.
Me anida una gangrena
de carne y amargura.
Oh tiempo de suicidio,
tiempo pastoso,
cruel,
estar aquí bulléndome
como los doce mil ojos
de la avispa.
Quiero alargar la mano
hasta tocar un pájaro.
Quiero dormir cansada
de algo que no sea
esta nada pastosa de los días,
de días silenciosos y vacíos
cada vez más monótonos
y muertos.

 

 

 

 

SOY Lola López,
adicta a la tristeza,
embarrizada
y tiesa,
masticando recuerdos
como sogas,
esos recuerdos densos
que nos devuelve el Tiempo
como cadáveres ahogados
a la orilla venir
de una playa
sin pájaros
ni espuma.

Lola López,
padeciendo domingos
como orugas,
bebiendo tragos largos,
añorando en secreto
otro contexto
o comprender acaso
qué cosa fue la vida,
dónde estuve.

 

 

 

 

(ME recuerdo lamiéndome.
Enloquecida en los vientos disipados
de mi juventud
aceptando monedas
y besos con alcohol.)

 

 

 

 

SOY yo, Job,
Lola López,
cansada de ser
todo el tiempo yo misma,
como una inflamación,
como un tormento,
todo el tiempo yo misma
aquí encerrada
en este cuerpo mío
canceroso
y estólido,
repleto de varices
y de llagas.
Todo el tiempo yo misma,
disecada,
enorme y verde,
como una aparición
enorme y verde,
todo el tiempo yo misma
como una letanía aborrecible.
Todo el tiempo yo misma Lola López
víctima de un degüello general.

 

 

 

 

LOLA López,
Estabulada
y muerta,
al cabo de los años
perramente llorándose
a sí misma.

Lola López
borracha,
emborrachada,
con el alma agredida
por el vodka
y una laja de piedra
en cada ojo.

Lola López
cadáver insepulto
viendo las calles, Job,
quedarse solas
y un gran montón
de luces para qué.

 

 

 

 

MI porvenir
se aloja en la gangrena
es un puñado de hastío
creciendo,
introduciéndose
adentro de mi boca.

 

 

 

 

TODA mi vida he estado
esperando, Job, que algo sucediera.
No ha sucedido nada.
El suicidio y el asco
planean sobre mí
como la sombra trágica
de un pájaro gigante,
porque decir mañana
es decir sólo
una vana palabra
de seis letras.

 

 

 

 

¿ADÓNDE lleva, dime,
esa escalera, Job, de la paciencia?
¿Alguien muere
y nace una amapola?
¿Sientes tú también, Job,
la muerte estar aquí,
verla,
sentirla,
tocarla con las manos
y la lengua?
¿Mientras duró el encanto,
dónde estuvimos, Job,
dime qué hicimos?

 

 

 

 

SIENTO el azufre
gastándose en mis labios
y el caballo del ansia
perdiéndose a lo lejos
llevándose el sentido de mi vida.
La vida, Job,
ese trozo que pasa
con andar de elefante
y fondo de penumbra.
El mar quiere vencernos
y no podemos, no,
no podemos drogar
todos los actos.

 

 

 

Sánchez Robles, Miguel. Como la noche que nunca amaneciese. Alicante; Ed. Aguaclara, 1995.

 

SÍNDROME DE TANTO ESPERAR TANTO

 

VIVIR es este triste
exceso de escasez,
esta arbitrariedad desparramada,
estos tantos minutos
charlando y masticando,
tiempo y más tiempo
la sed de más y más,
el síndrome rotundo
de tanto hedor por dentro,
de tanto esperar tanto.

 

 

 

 

ESTAMOS fecundando el bacilo de Koch,
el tigre bengalí de los sueños borgianos,
el sabor de la sed
y el hábito común de la nostalgia.
Hemos sido felices estos años
pero la vida cansa,
entre absurdos deseos
y sonrisas huidizas,
la vida nos derrota
desagüando la música
y el fuego.

También mueren las cosas.
La muerte de por sí es expansiva.
Nada se salva del paso de los años,
el tiempo decepciona
y un vapor de qué hacer
embabosa la atmósfera
y nos daña.

 

 

 

 

NADA nos desvincula de tanta soledad.
Somos la angustia de la sombra sin cuerpo,
la fatiga vital de un animal huyendo,
el volumen de un hábito cuya esencia es morirnos.

Nada queda que ya no sea turbio
y alrededor de cero
jugamos a existir
bajo el flujo imperfecto de la melancolía.

Huyen y vuelven
los lobos del hastío,
ese abejeo meticuloso y frío
de la ansiedad.
Estallan los minutos como pompas monótonas
y el reloj mismo acaba succionando la vida
y yo siento un cuchillo pasar en lo profundo.

Y a medida que vivo
la pasión se desgrana como pétalo a pétalo
y el tiempo se corrompe
y en los ojos, más tristes,
se va vaciando el mundo de ternura
y sin embargo
la vida sigue siendo hermosa y triste
dejando manchas tristes en las manos,
ofreciendo narcóticos extraños
a cambio del dolor con que la pierdo.

 

 

 

 

LA tarde sin piedad
se extiende hasta el abuso
como un pan que imitara
el dominio del mundo.
De nuevo esta abrasión de lo imposible,
de nuevo los timbales de la monotonía,
de nuevo ya no hay miel
y derrapo en la tarde
mi finitud efímera
soportando el fracaso
posarse poco a poco
sobre el casquijo abstracto
del recuerdo.

 

 

 

 

¡BEBED soñadores!
No hay rumbo.
Ha llegado el diluvio,
como arena en la boca
ha llegado el diluvio.

Vivid sin reflexión.
Masticad la ternura
de un tiempo ya caído.
Bebed la inmensa herida
de un mundo ensimismado.
Fingid.
Fingid el silencio
de una estrella que cae
y el amor mismo
imposible y mentira.

¿No veis que ya no queda
más carne en estos huesos?
¿No os duele el cerebro?

Gozad vuestro apetito
de alcohol
de náusea
y semen.
Sujetad con alambre
la tristeza profunda
de una vida que cae.
En las calles sólo hay gente,
pájaros moribundos
y algún triste payaso
y gente
mucha gente.

 

 

 

 

DEBEMOS aceptar esta vida encallada
entre el tiempo y la nada
y algún viernes o martes
emborracharnos educadamente
olvidando despacio
una infancia decrépita,
derrochada y hostil.
Somos el tiempo,
palabras poco a poco
y tiempo mucho tiempo
y todo el desamparo de nuestro porvenir.

 

 

 

 

BESARÍA tus ojos
y dormiría despacio en tu silencio fácil.
Lamería vertiginosamente tu rostro prematuro
tu rostro casi trágico
muchacha turbia que bebes frente a mí
una mezcla marrón de alcohol y soledades.
Pero somos la víctima
y el azar juguetea
en contra de nosotros
en este espacio triste
donde tomamos copas los últimos mohicanos
de un martes de noviembre
donde usamos sin ganas
este lento delito de vivir.

 

 

 

 

LA mañana promete palabras manoseadas,
cócteles derramados cobre un plato con fruta,
ojos abiertos,
una fe que se pudre cada quince minutos,
hélices triturando la solidez del Tiempo,
intrascendencias sucias,
centímetros de alcohol,
un aroma de infartos,
hermosos antibióticos
y frío.

 

 

 

 

INÚTILES mis ojos a solas con las cosas,
inútiles los vínculos,
inútil la presencia cansada del reloj,
inútil el sentido de un perro que me escarba.
Rotundamente llueve
y nada significo parado aquí en el Tiempo.

 

 

 

 

LOS hijos de los obreros
danzan alrededor de una osamenta.
Es hermoso observar
las ganas con que engullen alimentos.
Ellos saben también
que la muerte es sencilla
y está siempre muy cerca.

 

 

 

 

MIENTRAS tristes obreros analizan la Biblia
los atletas se cuidan para morir menos.
Los agentes de bolsa huronean los night-club,
hablan sin énfasis
buscando desolados
heridas carmesí donde acercar sus labios.
Las magnolias se atreven a nacer
y en los décimos pisos
puede escucharse un crepitar de sueños para siempre.

 

 

 

 

EN ciertas ocasiones
uno sale a la calle y no comprende.
La soledad incendia las aceras.
Una pléyade enferma
descorcha un nuevo afán por empezar de nuevo.
Llueve la vida
su herrumbre monosílaba y opaca.
La ciudad es entonces
una especie de obesidad durmiente
en cuyo vientre el hambre se propaga
y a fuerza de coñac
ciertos seres estrenan
música de fagot en sus arterias.

 

 

 

 

QUÉ dolor en la sangre
transportan estos jóvenes desnutridos y pálidos,
rotos bajo la luz sencilla del invierno.
No puede despertarlos la belleza,
el quebranto del tiempo los detuvo aquí mismo
en esta gran ciudad
sin opio
ni palomas,
los condujo a un horario
de cadáveres vivos
y sufren en sus venas
el tropezón tristísimo del asco,
de los bares cerrados,
de las oficinas definitivamente vacías,
del ritmo sucesivo de sus vértigos fijos
y consumen su falsa vocación de la muerte
y el hambre de los cuervos
apostados y quietos debajo de las lámparas.
Fuman la vida,
ejercen mansedad
y otras veces violencia,
aspiran locamente
un perfume global de cielo y agonía.
Intuyen pánico,
sufren la desazón de estar aún vivos
y convierten sus actos
en un mundo sin dioses.

 

 

 

Sánchez Robles, Miguel. Síndrome de tanto esperar tanto. Irun; Fundación social y cultural Kutxa, 1993.

 

¿DÓNDE ANDARÁ LA VIDA?

 

ERA.
xxxEra el júbilo ardiendo en nuestros cuerpos.
La hermosura del mundo como un bálsamo dulce,

xxxxxxxxxxxnombrar con hambre el pan,
nombrar con hambre
xxxxxxxxxxxxxxxxxxlas antiguas palabras
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy los hechos felices.

 

 

 

 

ERA no detenerse
xxxxxxxxxxxxdispuestos a morir por algo grande
como si el mundo fuera un tigre agradecido
xxxxxxxxxxxxhabitado por ninfas
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy metáforas.

Pero las cosas,
xxxxxxxxxxxx¡ah, las cosas!,
derrotan cuando crecen
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy se estiran.

 

 

 

 

CON pupilas de plástico
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxdecoraba relojes
y sus dulces minutos
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxduplicaban la vida.

Javier me rompía dientes
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy me robaba chicas
cuyas bocas debiese yo besar
xxxxxxxxxxxxcon los ojos brillantes
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde versos de Neruda.

 

 

 

 

ÉRAMOS jóvenes
xxxxxxxxxxxxxxy estábamos de paso
xxxxxxxxxxxxxxsuccionando bebidas
xxxxxxxxxxxxxxy un aroma feliz de convicciones.

Hermosos como un ídolo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxnos dábamos a un rito
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde alcohol
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy de macumba.

(Galopaban intensos
xxxxxxxxxxxxxxxxxlos caballos del ansia)

Y entre tanto desorden
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxun principio de angustia
xxxxxxxxnos hacía envejecer
xxxxxxxxxxxxcomo un golpe de ocaso
y nació la ebriedad
xxxxxxxxxxxxxxxxxxy una melancolía
que pronto llegó a ser una costumbre.

 

 

 

 

ME gustaba la vida como un vicio.

xxxxxxxTodo el verano volaba la alegría
xxxxxxxy las horas pasaban como un cuento.

xxxxxxHablábamos con énfasis
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy góticos y núbiles
xxxxxxxnos echábamos novias
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque luego compartíamos
xxxxxxxxxxxxxxbajo una tensión dulce.

xxxxxAhora miro una foto
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxen la que estamos todos
xxxxxxxparados en la risa
xxxxxxxxxxxxxxxxxde aquel once de julio
xxxxxxxxxxxy me digo a mí mismo:

Me gustaba la vida como un vicio.

 

 

 

 

x¡QUÉ pequeña es la vida!

xxNos amábamos tarde
xxxxxxsin saber qué decirnos
xxxxxxxxxxxy con vino en las ropas.

xxVivimos tantas horas
xxxxperdidas tontamente
xxxxxxque sólo nos quedó
xxxxxxxuna triste resaca
xxxxxxxxxxxxxxxxde arte pop
xxxxxxxxxxxxxxxxy carmín

y un pudor que se pierde

xxxxxxxxxxmatemáticamente.

 

 

 

 

Y a medida que vivo
xxxxxxxxxxxxxxxxxla pasión se desgrana
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcomo pétalo a pétalo

y el tiempo se corrompe
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxy en los ojos,
xxxxxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxxmás tristes,
se va vaciando el mundo de ternura

y sin embargo
xxxxxxxxxla vida sigue siendo hermosa y rara,
dejando manchas lacias en el ánimo,
xxxxxxxxxxxxxxofreciendo propósitos extraños
a cambio del dolor con que la pierdo.

 

 

 

 

NO volverán ya nunca
xxxxel manojo blanquísimo de días
xxxxxxxxxxxde minutos radiantes
xxxxxxxxxxxxxxxxy radiantes palabras.

Ante el espejo,
xxxxxxxxxxxxxhoy,
un catorce de octubre
xxxxxxxxixxxxxxxxxxde fin de siglo XX,
xxxxxxxxxxtoman cuerpo las sombras
xxxxxxxxxxxxxxxdel tiempo y el olvido.

 

 

 

 

SOPORTO estoicamente cómo pasa la vida
xxxxxxxxxixxxxxxxxxy comprendo su trampa.

Nada puede volver
xxxxxxxxxixxxxxxxy mientras tanto sufro
xxxxxxxxixxxxxxxxy la culpa me aprieta,
me aprieta hasta que escupo.

Yo soy el dueño de toda esa incoherencia,
de todo este fracaso
xxxxxxxxxxxxxxxxxxque ni siquiera existe.

Vivo,
xxixxsin dirección alguna
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxvivo
e ingiero barbitúricos
xxxxxxxxxxxxxxxcontra la insuficiencia
xxxxxxxxxxxxxxxdesnuda de la vida.

 

 

 

 

SE ha acabado el festín
xxxxxxxxxxxxxxxy un pequeño dolor
a pesar de la música
xxxxxxxxxxxxxxxnos unta de epidemia.

Nos ofrece la vida
xxxxxxxxxxxxxxxsu tendencia de perro,
xxxxxxxxxxxxxxxun barato tic tac,
unas virutas de risa y deporte,
xxxxxxxxxxxxxxxnenúfares cerrándose,
xxxxxxxMozart y coches bomba,
un poco más de sueño
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy de tabaco.

 

 

 

 

LA vida nos derrota
xxxxxxxxxxxxxxxxxdesaguando la música
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy el fuego,

x
su seducción se cumple
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy ya no es nada

x
Ahora vemos el mundo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxen pasiva refleja,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcomo fruta estallada,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxcomo trenes que salen
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxdesde el fondo de un ojo,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxcomo un hilo de sed
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxdesde el fondo de un ojo.

x
Se impone el predominio
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxde una mancha borrosa
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxconforme caen los años,
xxxxxxxesa mancha que nubla
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxlo que no pudo ser,
xxxxxxxxxxaquello que se sueña y nadie vive.

 

 

 

Sánchez Robles, Miguel. ¿Dónde andará la vida? Murcia; Editora Regional de Murcia, 1993.

 

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