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LOS HIJOS DE ULISES (de Ángel Manuel Gómez Espada)

noviembre 16, 2015 Deja un comentario

Hace algo más de un mes se presentaba en Murcia ‘Los hijos de Ulises’, de Ángel Manuel Gómez Espada.

Dice Pilar Adón en el prólogo del libro que ‘Los hijos de Ulises’ es un poemario de esta época, del aquí y el ahora, en el que cada verso es un reflejo del atropello y la indefensión que salpican el paisaje de seres perdidos que lo recorren. Un poemario que es el fruto maduro de un tiempo de sometimientos pero también de rebeliones. De reveses y de descubrimientos. De aplastamientos y de reinvenciones. Que alza la voz para reclamar lo prometido. Para protestar y reivindicar lo que nos fue ofrecido años atrás a cambio de empeño, de sacrificios y renuncias, aunciando que ya se recorrió ese sendero, el del esfuerzo, pero que la recompensa anunciada no ha llegado.
Añade que en el libro nos podemos encontrar con una visión que se recrea en los escenarios de la realidad y que se ve impulsada por ellos, por la cotidianidad más cercana, matizada por la enérgica voz de una queja que surge de lo más profundo. De lo más visceral. Y que nos recuerda que estamos en la hora de llorar. En la hora de mentir a los padres para que no sufran por los infortunios de sus hijos. En la hora de la precariedad. La hora del desengaño.

 

Si esto no les pareciera suficiente, aquí tienen lo que publicó José Daniel Espejo sobre el libro.

 

La presentación del libro fue uno de esos acontecimientos a los que, si uno está interesado en la poesía, no debería faltar.

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Y aquí dejo algunos poemas del libro.

 

Ángel Manuel

 

LAS NIETAS DE LAS COSTURERAS

Como solo ellos saben hacerlo, nos fueron usurpando cualquier poder.

Con la misma pauta que cuando aprenden a pedirnos la sal con un golpe de mirada seco.

Nos taparon la boca, de nuevo.

Eran los tiempos nuevos, había que plegarse.

Cedimos.

Siempre acabamos cediendo para sostener el equilibrio del Mundo.

Cedimos para que no se fuera todo al carajo.

A su manera, nos castigaron por habernos atrevido a quitarnos el velo.

Nos castigaban por empuñar las palabras como antaño ellos empuñaron las cimitarras.

O las espadas.

O las ballestas.

O el arco.

O la piedra afilada.

Por la noche, Penélope nos leía historias ancestrales.

Nos enseñaba el arte de la costura, la estrategia del paciente.

Mientras nos íbamos limpiando la sangre.

Mientras mirábamos cómo cauterizaban las heridas.

No era para tanto.

Morderse los labios un poco más fuerte y ya.

Era lo primero que nos enseñaban nuestras abuelas.

A cantar mientras cosías.

A cantar mientras llorabas.

A cantar mientras sangrabas.

La Historia de la Humanidad se sostiene por los cantos de las nietas de las costureras.

Si todo esto sigue en pie, al fin y al cabo, es porque nosotras aprendimos a coser.

Por mucho que les duela.

Por mucho que nos duela.

 

 

 

 

CURRÍCULUM VITAE

Tres másteres.

Dos en lenguas eslavas y uno en psicología criminalística.

Un doctorado en Teoría de la Lengua.

Dos licenciaturas.

Cinco idiomas con fluidez.

Doce artículos en publicaciones internacionales especializadas.

Simposios por toda el ala oeste de la geografía nacional.

Ponencias y congresos en tres continentes.

En definitiva, mano de obra barata.

Cambiar de país cada tres o cuatro años para probar fortuna.

Mentiras a la familia cada vez que te llama.

Todo va perfectamente, mamá.

Ya sabes, papá, de aquí para allá, como un tunante.

Soy culo de mal asiento, siempre me lo habéis dicho.

No, mamá, me las apaño.

No me hace falta dinero.

Recordad que sé decir bigmac, chips y coca-cola en cinco idiomas diferentes.

Recordad también que he pasado por diecisiete McDonald’s distintos, con cuatro franjas horarias entre alguno de ellos.

 

Aunque esto último nunca se lo dije.

 

 

 

 

FUMADORES DE OPIO

Somos los fumadores de opio.

Vivimos en las cavernas que horadaron con sus uñas nuestros ancestros en busca de agua.

El Ministerio nos proporcionó una paga vitalicia para que no saliéramos de esta isla en cien años.

La Oposición tampoco vio nunca con buenos ojos nuestra presencia por las calles de la Metrópolis.

También nos puso un embarcadero y canoas.

Accedimos a todo esto a cambio de no ultrapasar nunca las boyas.

Las boyas, límite amarillo reflectante de nuestra frontera.

 

Pero llegó la crisis.

Y las presiones de las multinacionales.

Y adentraron las boyas quinientos metros hacia nuestra costa.

Una noche de invierno vinieron a por las canoas.

Dejaron inservible el embarcadero.

 

Ahora somos los olvidados.

El último peldaño de la sociedad, muy por debajo del umbral de la pobreza.

En algunos medios locales comienza tímidamente a escucharse la palabra «genocidio».

En la isla calculamos que en unas semanas se acabarán las provisiones.

Mucho nos tememos que se abrirá entonces la veda para el canibalismo.

Desde el otro lado del mar solo nos llega hedor y silencio.

Se lleva peor lo primero.

Pero el silencio asusta más, aunque nadie se atreva a decirlo.

 

 

 

 

BENEFICIOS DE LAS CICATRICES

Hay cicatrices que son obras maestras de la literatura.

Si posas los dedos sobre ellas, podrás leer

La cara oculta de las estrellas, el misterio,

La ideología de las tormentas, las culpas

De los dioses, la tetralogía de la hiel;

Podrás saber dónde se encuentra

Todo aquello que siempre quisiste.

Cicatrices que valen su peso en oro.

Que muestran el camino interestelar,

Que nos obligan a no mirar atras.

 

Los hombres que se pierden en su laberinto,

Consiguen cruzar el bosque, atraviesan

La noche más negra y fría de cualquier hemisferio.

No lamentan el esfuerzo.

No reniegan nunca de la hendidura.

Bendicen el momento del tajo.

 

Bienaventurados los cicatrizados.

Porque tendrán todo de su parte,

Porque nunca tendrán miedo a las sombras.

 

 

 

 

SOLILOQUIO DE UN JOVEN VOTANTE DE LA DEMOCRACIA

A veces me pregunto si no estaríamos mejor bajo el gobierno de Darth Vader.

Él infundía respeto y daba miedo, pero no tenía la sonrisa permanente de la hiena.

No ejecutaba las hipotecas de los inocentes.

Si ideaba algo, era para darle un uso determinado y bien definido.

Como la Estrella de la Muerte, por ejemplo.

Y no para abandonarlo como a un Resort o a una autopista de peaje tras haberse llenado las alforjas de la capa con comisiones millonarias.

Sus seguidores le temían, sí.

Pero al menos sabían de qué palo iban.

No como estos.

Que da lo mismo que les bailes el agua o les des coba como que le tires un zapato en una rueda de prensa.

Ni se les inmuta la sonrisa cínica.

 

Él, al menos, nunca habló de democracias ni de salvar a nadie.

Iba a lo suyo.

Conquistaba planetas.

Según corriera el viento, los colonizaba o los destruía.

Si estabas con él, sobrevivías.

Si te ponías contra él, eras destruido por la Fuerza.

Pero no te prometía nada y luego te dejaba tirado en la cuneta.

No te engatusaba para acompañarle en la victoria y luego te quitaba el trabajo y la morfina.

De hacerlo, al menos te daba la oportunidad de defenderte con una espada láser.

No como estas hienas, que esperan pacientemente a que termines de desangrarte para rebuscar entre los restos de tus fauces.

Pero es una pena. Darth Vader no se presenta en estas elecciones.

Tenemos que conformarnos con lo que tenemos.

Pero algún día.

Y entonces.

 

 

 

 

THE OTHER SIDE IS THE SAME SHIT

xxxxxxxxxxxxxxxxxxx«El que derrota al monstruo / y ocupa
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxsu lugar / se vuelve el monstruo»
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxJosé Emilio Pacheco

Entonces, dígame.

Estamos de acuerdo en eso, al menos.

Todo lo que usted me reprocha es a lo que aspira.

Forma mi patrimonio parte de sus sueños.

Repítame de nuevo, pues, si es usted tan amable,

En qué nos diferenciamos.

 

Eso mismo me había parecido a mí.

 

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