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TELEGRAMA A LA ENGAÑIFA

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TELEGRAMA A LA ENGAÑIFA

Engañifa stop acepto gustoso este premio stop gracias le doy al espíritu santo stop no será un bombón envenenado stop un poeta debe ser más útil que ningún ciudadano de su tribu stop gracias isidore ducasse por echarme una mano en la caseta de feria stop tengo miedo a los aviones stop iré por tierra en un barquito de papel stop los mares están que arden stop tengan preparado el micrófono

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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ELLAS

septiembre 28, 2022 Deja un comentario

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ELLAS

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxTodas íbamos a ser reinas…
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxGabriela Mistral

Posiblemente se acaben de levantar y oigan a lo lejos un olor a pájaros dormidos. Posiblemente todo lo que era el mundo, hierba y galaxia, aún es sueño. Saben planchar, posiblemente dan de comer a hijos que no son suyos. Vuelven insignificantes a la vida, regresan al suburbio donde pensaron algún día no estar solas, ser As de Corazones entre las manos de crupier del sábado. Quitan el polvo a libros que jamás leerán, cambian las sábanas del catre donde se amaron otros. Nadie sabe qué dios de las pequeñas cosas aún les hacen sonreír en las fotografías. Caminan hacia el metro, beatrices de Dante, julietas, lisas marias di noldo gherardini. Sobreviven sin culpa, ávidas, fervientes, despreciadas. Posiblemente odian, posiblemente sueñan.

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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CAVALO MORTO

septiembre 25, 2022 Deja un comentario

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CAVALO MORTO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Úrsula y Antonio Pereira

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un poema de Lèdo Ivo es una luciérnaga que busca una moneda perdida. Cada moneda perdida es una golondrina de espaldas, posada sobre la luz de un pararrayos. Dentro de un pararrayos hay un bullicio de abejas prehistóricas alrededor de una sandía. En Cavalo Morto las sandías son mujeres semidormidas que tienen en medio del corazón el ruido de un manojo de llaves.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Lèdo Ivo es un hombre viejo que vive en Brasil y sale en las antologías con cara de loco. En Cavalo Morto los locos tienen alas de mosca y vuelven a guardar en su caja las cerillas quemadas como si fuesen palabras rozadas por el resplandor de otro mundo. Otro mundo es el fondo de un vaso, un lugar donde lo recto tiene forma de herradura y hay una sola calle forrada con tela de gabardina.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo es un río que madruga para ir a fabricar el agua de las lágrimas, pequeñas mentiras de lluvia heridas por una púa de acacia. En Cavalo Morto los aviones atan con cintas de vapor el cielo como si las nubes fuesen un regalo de Navidad y los felices y los infelices suben directamente a los hipódromos eternos por la escalerilla del anillador de gaviotas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un poema de Lèdo Ivo es el amante de un reloj de sol que abandona de puntillas los hostales de la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse aquellos que nunca llegaron a encontrarse, los que aun así se amaron y salen del brazo con la brisa del anochecer a celebrar el cumpleaños de los árboles y escriben partituras para el timbre de las bicicletas.

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Lèdo Ivo es una escuela llena de pinzones y un timonel que canta en el platillo de leche. Lèdo Ivo es un enfermero que venda las olas y enciende con su beso las bombillas de los barcos. En Cavalo Morto todas las cosas perfectas pertenecen a otro, como pertenece la tuerca de las estrellas marinas al saqueador de las cabezas sonámbulas y el cartero de las rosas del domingo a la coronita de luz de las empleadas domésticas.

Cavalo Morto es un poema que existe en un poema de Lèdo Ivo. En Cavalo Morto cuando muere un caballo se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere un evangelista se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere Lèdo Ivo llaman al sastre de las mariposas para que lo resucite. Háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe.

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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LA CASA ROJA

septiembre 21, 2022 Deja un comentario

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A LA MEMORIA DE JOSEPH

Tomé café con Brodsky en un bar del Gianicolo
Yo no sabía inglés, él no hablaba la lengua de Cervantes
Mecachis en la mar apenas nos pudimos entender
Él pidió un sándwich de huevo duro mientras reflexionaba
Sobre la claridad innata de las ruinas de Roma
Al menos eso deduje por el modo en que desenfundaba
Sus ideas como una navaja de afeitar en la cara de un niño
Los payasos están destruyendo el circo, me dijo
A mí me pareció de mal gusto hacerle alguna matización
Si yo fuera un prerrafaelista también me hubiera enamorado de Ofelia
Si yo fuera un licenciado en ciencias exactas habría reivindicado el cero
Tampoco hay que ponerse así por unas cuantas decapitaciones
Ambos sentíamos admiración por los polígamos
Sin embargo, nuestro temperamento flemático
Era lo más parecido a un buque de guerra
Y hasta las palomas se lo pensaban dos veces antes de acercarse
Iba para Ischia, no muy lejos de donde vivió Virgilio
Haciéndole honores a sus antecedentes de vago
Se fue poniendo rígido al barajar algunos nombres
Virutas de garlopa, lágrimas de quien pica cebolla
Cambiamos de chismorreo, hablamos de las abejas
Hablamos de los accidentes aéreos y la escritura cuneiforme
De las gallinas en el barco, caravaggios contra berninis
Un tipo estupendo, lo habían echado de un manicomio
Y a mí me echaron de la Academia unos días después

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LOS APRENDICES

En el penal del Espíritu Santo están los amigos culpables de todo.
Abandonaron la escuela para entrar de aprendices en el taller de un mecánico.
He aquí lo que hicieron: hacían felices a las atrevidas y a las vergonzosas.
Algunas veces tenían razón, otras se equivocaban
y desaparecían del pueblo con muchachitas de ojos castaños.
Era digno de verlos cómo sin una pizca de maldad
le retorcían el pescuezo a quien se pasase de rosca.
A veces dormían en los vagones de mercancías,
a veces se acostaban con las mejillas de las veraneantes.
En el penal del Espíritu Santo están las manzanas caídas al suelo.
Nada en este mundo fue para ellos generoso,
a la velocidad de la luz su estrella se desvanecía en el cielo.
Regresaban silbando por las vías del ferrocarril
cuando les echaron el guante la noche del eclipse de luna.
Alguien había asaltado la gasolinera con una escopeta de cañones serrados,
alguien sin tener porque sí, alguien sin saber porque no.
He aquí lo que hicieron: hacían girar sobre un dedo la esfera terrestre,
era digno de verse cómo los querían los perros, las putillas, los niños.
En el penal del Espíritu Santo, pensando en chicas puntiagudas,
apuestan a la ruleta rusa, aunque sea domingo, los asustagallinas.

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HISTORIA DE AMOR

Érase una vez un muchacho que vendía souvenirs en el puerto
Érase una jovencita que vivía en un colegio mayor
Por aquel entonces todos los días se parecían a la revolución de los claveles.
Cada dos calles el azar hacía esquina con la avenida de las sandalias chinas.

Por el modo en que ella miraba el mar parecía haber leído a Saint-John Perse
Asunto delicado haber leído tan joven al conde de los pájaros franceses
Asunto delicado tumbarse en la hierba con alguien que no ha leído a Whitman.

Las diferencias de clase no parecían insalvables
Así que se enamoraron como suelen enamorarse las chicas
De los muchachos que venden souvenirs en el puerto.

Por historias semejantes príncipes y mendigos pasaron a las enciclopedias:
Ella le regaló Las Iluminaciones
Él tuvo la delicadeza de dejarle bajo la almohada Una temporada en el infierno.

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LO QUE LLEVA UN POETA EN LA MOCHILA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Jorge Riechmann

Lleva yogur para el camaleón
Las tijeras del equinoccio con que sí
Las tijeras del equinoccio con que no
Piedrecillas para el cementerio judío de la piedad
El bulbo del razonamiento
La Historia del Movimiento Obrero de las Hormigas
Una taza para el agua
La llave que abre el sueño de las muchachas dormidas
Los zapatos de Josephine Baker y la herradura de los ladrones
Lleva un puñado de tierra para la almohada
Y es la almohada
Un silbato para encender el brasero
Ruido de nueces para el instante de las semejanzas
Una aldea donde es feliz el calor
El pasadizo de estrellas hacia el rey del otoño
Un tintero para el himno de la desobediencia
Pan para el pan, eso lleva
Lleva la prosperidad de las repeticiones

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PLAZA DEL ÁNGEL

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(Octavio Paz)

en esta plaza los turistas alemanes beben cerveza
en esta plaza las mujeres cosían y cantaban con sus hijos
en esta plaza los dos se desnudaron y se amaron en el 36
en esta plaza hay un hotel llamado Victoria
en esta plaza está enterrado don Pedro Calderón
en esta plaza hay un bar donde nunca tocó Dizzy Gillespie
en esta plaza mean los desempleados
en esta plaza las ratas son blancas

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CANCIÓN DEL AFTER-SHAVE

las te de mi vecí son tan boní como la primavé
en el rellano sus trenzas parecen el arco de dos violines
el portal se ilumina como una margarita en combinación cuando abre la puerta
la cerradura del cuarto derecha cruza los ojos cuando va a la compra
al pasar por el segundo izquierda las expectativas de su corazón saben a kétchup
para qué decir cuando regresa cargada con frasquitos de mermelada
cantan sus sandalias como nutrias en los escalones del eucalipto
las manzanas se quitan la ropa la música se lanza tras ella
ni mencionar la pinza de sus ojos los lápices de sus piernas
mi vecina está en llamas tiene los ojos azules como una tarjeta de crédito
no conozco a mi vecina tampoco sé dónde vive
mi vecina es la merienda del mundo
mi vecina está hecha a prueba de tontos

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McSONET

Quién sabe si ya Virgilio comía espaghetis, simple curiosidad
Pound era compulsivo con la lasaña, Montale un adicto a la mortadela
para qué vamos a hablar de Neruda, casi acaba con el planeta
Borges se contentaba con un tazoncito de mala leche

de Saint-John Perse conocemos su debilidad por el pato lacado
Huidobro andaba con un par de vacas por el mundo, qué tío
Vallejo apenas con un saquito de choclos
Eliot adoraba la comida rápida lo que resolvía su falta de tiempo

Verlaine se podía pasar el día con un crepé de sirope
Pessoa almorzaba sardinhas, de eso no cabe ninguna duda,
San Juan Larrea y Gregori Corso eran espiritualmente vegetarianos

poetas de todas las condiciones se han comido a dios por los pies
Dante sigue calentando su sopa en el purgatorio
Góngora espolvorea Quevedo sobre los buñuelos de miel

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¿QUÉ SERÍA DE LOS BURGUESES SI NO EXISTIESEN POETAS?

antes los poetas maldecían a los burgueses
los poetas malditos, los malditos poetas
la poesía ya no sirve a la felicidad de los burgueses
los pequeños burgueses detestan a los poetas oficinistas
cuentan las sílabas con los dedos, roban estilográficas

antes los poetas maldecían a los burgueses
ahora los burgueses maldicen a los poetas
su multiplicación contradice la teoría de Darwin
no aciertan a cuadrar los inventarios
dan negativo en todos los balances

su propia naturaleza los hace sucesivamente inmortales
unos sobreviven con préstamos, otros creen en la reencarnación
se camuflan de profesores, se infiltran en los sindicatos
en vez de preocuparse por zurcir la capa de ozono
se lustran los zapatos con el cepillo de limpiar los dientes

hasta cierto punto es normal que la burguesía se muestre decepcionada
imprimieron sus retratos a plumilla en los billetes de banco
ahora cortan las tartas de cumpleaños con el cuchillo de comer pescado
hablan como descosidos, agotan los talonarios al médico de cabecera

pero nada es lo que parece tras la república de las estrellas
y todo parece indicar que en el fondo aún les guardan cariño

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LA CABEZA

Se me ha ido la cabeza
No soy el primero ni el último a quien de repente se le va la cabeza
Un día te levantas y no hay nadie sobre los hombros

La mayoría se aburren y marchan sin despedirse
No vuelven a acordarse de sus antiguos dueños
Las que regresan lo hacen a menudo desengañadas
Miran para otro lado como si aquí no hubiese pasado nada

Las oficinas de objetos perdidos están repletas de cabezas como la mía
Las guardan un tiempo, luego no se sabe qué hacen con ellas

No las iban a dejar allí para siempre

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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HASTA LLEGAR AL ‘RETRATO DEL LISTO’

septiembre 17, 2022 Deja un comentario

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EL ADEPTO

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEnseguida estás, señal.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxJosé-Miguel Ullán

He leído durante toda la noche el Discurso sobre la dignidad del hombre de Pico de la Mirándola,
de él se deduce que el 14 de mayo de 1486 no existe,
que la primavera y la juventud son hijas de Marsilio Ficino,
que la belleza es por derecho mitológico esposa del trípode y el camaleón.

Acepto haber leído el destino en un vaso de agua seis mil años antes de la muerte de Platón,
acepto haber alimentado a un animal de uñas curvas,
acepto la influencia de los magos persas.
No tengo hijos, ¿acaso he cometido un crimen?
Tampoco tengo energías para la épica.
Confieso adorar descalzo el triángulo de la piedad que otros llaman cubo de Zoroastro,
confieso mi creencia en la teología del número 7 y la gestación de los donantes de calor,
confieso mi fe en Timeo de Locros astrónomo de lo diverso.

He leído durante toda la noche el árbol de la conjetura,
de sus frutos he traído a mi casa la escalera circular junto a la que Jacob tuvo un sueño
y el testimonio sobre la naturaleza celeste de todas las piedras.
Asumo haber prestado atención a lo que impide,
asumo la visitación del pródigo y la música de las esferas,
asumo no haber dejado escrito nada que no me haya sucedido en el futuro.

He leído durante toda la noche el Discurso sobre la dignidad del hombre,
de él se deduce la aritmética del mar y la Ley bajo la corteza de la encina,
de él se deduce el río de la ciencia y la golondrina de los caldeos,
de él se deduce la inexistencia de la muerte y la fecundidad de lo discutible.

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ASAMBLEA

Queridos compañeros carpinteros y ebanistas,
les traigo el saludo solidario de los metafísicos.
También para nosotros la situación se ha hecho insostenible,
los afiliados se niegan a seguir pagando cuotas.
A partir de este momento la lírica no existe,
con el permiso de ustedes la poesía
ha decidido dar por terminadas sus funciones este invierno.
No lo tomen a mal,
pero aún quisiéramos pedirles una cosa,
mis viejos camaradas amigos de los árboles
acuérdense de nosotros cuando canten La Internacional.

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K

Aquella mañana, después de un sueño reparador,
Gregorio Samsa despertó sobre su cama convertido en una adorable persona.
No era un sueño, así que aceptó lo ocurrido con la discreta sonrisa
que suele acompañar los designios de la felicidad y la complacencia.
Tal era el sereno convencimiento que le producía el nuevo estado
que su rostro no mostraba gesto alguno de extrañeza.
Se levantó no como de costumbre, sino con la rara normalidad
de quien, sin saberlo, se comporta del modo que la gente suele llamar manera correcta.
Intuitivamente se dirigió hacia el espejo del cuarto de baño
y al afeitarse por primera vez tampoco dio muestra alguna de sorpresa.
Abrió el grifo como hubiera hecho cualquier persona,
y extendiendo sus aún blanquecinas y arrugadas manos
sintió correr sobre su piel la delicadeza del agua.
Tenía sed desde la noche anterior, pero alguna poderosa razón
desde su otra e interminable existencia, le impedía en ese instante beber.

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TA TUNG

Me enamoré de ti en el restaurante chino de la Plaza Mayor
Ese día bajo los dragones dorados
Tú eras todas las dinastías que ha tenido la Tierra
Tú eras el delta de los ríos y la cascada de los encantamientos
El curry que tiñe de sol el lazo de las servilletas
El día que me enamoré de ti comenzaba el año del gato
Y las nubes maullaban sobre los tejados
Celebrando la lluvia de estrellas y la cosecha de arroz
Demonios, al salir tiraste sin querer el buda de escayola
Y todos los buenos presagios se hicieron añicos
Nena, ya nada ha vuelto a ser como entonces
Cuando sabías a las bolitas de helado Familia Feliz
Y yo te acariciaba con palillos de bambú los brotes de primavera

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CARPE DIEM

Cuando el amor se termina no queda nadie que traiga flores los sábados
Las botellas de Lambrusco dejan de hacer ¡plop!
Las deliciosas películas de arte y ensayo se vuelven aburridas
Nadie te regala calcetines por Pascua, nadie te pone el termómetro
Cuando un amor se termina dan las diez un cuarto de hora antes
Las estrellas comienzan a acumular un retraso considerable
Las gatas dejan plantado al párroco en los tejados
Las luces indirectas enfocan directamente los portarretratos
Cambias los muebles de sitio, ordenas la biblioteca
Aparece la lupa, encuentras los comprobantes de la tintorería
Las cajeras del supermercado te empiezan a sonreír de otra manera
Los cuervos marinos se vuelven palomas mensajeras
Se acabó el azúcar, echas mano del edulcorante
Te paran todos los taxis, vas derecho al motel de las metáforas
Tocan el timbre, el cartero te deja un certificado para la vecina
Llaman por teléfono, otra vez la noche se ha equivocado de número

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QUO VADIS?

Me has leído las líneas de la mano pero sólo hasta la mitad
No sé cómo llegará mi imaginación hasta el apeadero siguiente
Debería llamar a un cerrajero para que me abriera el futuro
Tengo algunas inquietudes sentimentales pendientes de resolver
Inciertas emergencias intelectuales a la espera de trámite
Tiene que haber otra forma de sentarse a la mesa sin estar preocupado
Otras maneras de enamorarse sin andar a cuestas con el ángel gemelo
Da cierto vértigo ir in saber a dónde y vagar dando tumbos
Carecer de un pronóstico más fiable del tiempo
uno duda cuántas camisetas ha de meter en el equipaje
Qué partituras para mimarle los tímpanos a Gabriele D’Annunzio
O sea, Gaetano Rapagnetta, Principe di Montevenoso

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RETRATO DEL LISTO

Yo diría que habla un poco más alto que los demás
Los demás somos casi siempre estúpidos
Y tenemos un hermano gemelo también estúpido
Si nos gustan las galletas es porque nos gustan las galletas
Si calentamos agua se nos derrama la leche
No hay manera de acertarle las quinielas a un listo
Se creen la nodriza de Mallarmé
Mientras uno hace un esfuerzo para explicarse
Él ya ha hecho el gesto de que no te está comprendiendo
A lo mejor es verdad y el listo no entiende tanto como parece
Un listo te pide cigarrillos y le das cigarrillos
Al mes siguiente te pide acciones en la Tabacalera
Cuando estás como siempre el listo está siempre mejor
No hay manera de quitarle la silla a un listo
Gracias a dios la mujer de un listo
No es tan lista como el mismísimo listo
Un listo no se come las uñas, se come el cerebro
El listo no lleva papeles en el bolsillo, lleva papiros
Yo diría que por eso habla un poco más alto que los demás

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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UNA PÁGINA CON PERRO, UNA CITRONETA AZUL Y PAN DE AYER

septiembre 13, 2022 Deja un comentario

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PÁGINA CON PERRO

Los carabineros detuvieron a mis amigos,
les ataron las manos a los raíles,
me obligaron como se obliga a un extranjero
a subir a un tren y abandonar la ciudad.

Mis amigos enfermaron en el silencio,
tuvieron visiones en las cercanías de lo sagrado.

No la herida del inocente,
no la cuerda del cazador de reptiles,
en mi pensamiento la crueldad tiene nombre.

Me llamaron judío,
perro judío,
comunista judío hijo de perro.

Este no es un asunto que se pueda solucionar con tres palabras,
porque para cada uno de nosotros
esas palabras tampoco significan lo mismo.

Yo he tenido un perro,
he hablado con él,
le he dado comida.

Para alguien que ha tenido un perro
la palabra perro es fiel como la palabra amigo,
hermosa como la palabra estrella,
necesaria como la palabra martillo.

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LA CITRONETA AZUL

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Amancio Prada

En una citroneta azul
haciendo sonar el claxon de la luna
voy de regreso al pueblo donde mis amigos
salen cada noche a esperar los ovnis.

Sueñan en el cielo las estrellas
y las fugaces sombras de las niñas muertas
elevan en los prados sus cometas
con recados para los platillos voladores.

Todo esto se podría decir de otra manera
si allá tras las cortinas del espacio
existiera el silabario, el colibrí, la esfera
del vagabundo aerolito de los pájaros.

Yo no espero otra luz que la tristeza
de quien regresa a una escuela abandonada
donde aletean todavía en la pizarra
las mariposas blancas de la melancolía.

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PAN DE AYER

Por mi pueblo no pasa el Támesis ni el Rin
Nadie por aquí ha oído hablar de Heráclito
Y las casas natales se derrumban bajo la lluvia

Los pescadores regresan del río con las cestas vacías
El árbol que viste crecer de niño grita en el aserradero
Y las casas natales se derrumban bajo la lluvia

Los parroquianos discuten en la cantina sobre la redondez de la Tierra
Los vendedores ambulantes compran la lana de los colchones viejos
Y las casas natales se derrumban bajo la lluvia

Las madres siguen desgranando guisantes bajo las lápidas
Yo oiré las campanas en el centro del mundo
Mientras las casas natales se derrumban bajo la lluvia

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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ESPINA, LINCE, CONFESIÓN E INSTRUCTIVO

septiembre 8, 2022 Deja un comentario

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LAS ESPINAS DE LA MANDRÁGORA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxOjos bellos los de la belleza
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxsi los tuviera.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEduardo Milán

La noche antes del futuro, el trece de noviembre de mil novecientos uno, las estrellas fumaban Lucky Strike apoyadas en los miradores marinos. Bajo los párpados centelleaban linternas de piedra y en el horizonte flotaba una góndola con lágrimas de vaca. La mismísima muerte se quedó boquiabierta. Fíjate, Belleza, cómo se van a reír los del Departamento de Literatura Comparada cuando le requisen los cuadernos al espontáneo. Les falta levita a estos botones y las norias del aprendizaje prefieren el birrete a la raspa de espinas. Un creyente ha de demostrar de antemano sus dioses, del mismo modo que las transformaciones de un tábano merodean amigablemente la colina del camello. Qué haremos con el delirante, a qué cubeta arrojaremos las espuma impertinente del aprendiz. Se puede restaurar un himno con malaquita y ranúnculos, se puede obturar el agujero de salida de la oda eufórica, se puede achicar el agua mineral de las elegías. Pero un ojo que se ha dado la vuelta y marcha sin pagar mejor darlo por muerto. Si insistes en la desavenencia te cortan las manos, te ensartan la lengua. Para qué vamos a poner ejemplos: los niños mártires Justo y Pastor, los estructuralistas de la edad moderna en la Iglesia del Reciclaje. Primero te abrazan, luego se ensañan con el boxeador noqueado hasta el último round. Huelo las cátedras a cuarenta zancadas de platino iridiado, distingo su luto riguroso con las persianas bajadas. Preferible la Lírica y su batuta de gorjear cuando el mar se va de vacaciones y comienza el adoctrinamiento de los limpiabotas del corazón. En un poeta se da por supuesto un crítico, en un crítico se da por supuesto la Virgen María. Hasta los fisgones con sangre de loro pueden ganarse la vida como mentalistas. Está demostrado que escribir por mera gentileza es desde todo punto de luz innecesario. No hay que ser gerente de una compañía eléctrica para oscurecer más las cosas, han pasado cien años y seguimos igual, eligiendo Cardos de la Sabiduría para la Academia de los Nenúfares.

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LINCE IBÉRICO

Por Júpiter, camaradas, algo debemos haber hecho mal para que la gente sensible se aburra ya de escucharnos. ¿O es que acaso deberíamos tirar confeti en los recitales? Se acabaron los buenos tiempos cuando éramos multitudinarios. Ahora hay que ser gladiadores para salir en televisión. Nos tildan de cachivaches. Hay tanto botarate suelto. Por cierto, bien poco se nos agradece tamaño esfuerzo platónico. Se ignora que somos los inmortales en su versión resumida. Quién recuerda tantos elogios y loas, aquellos atajos al infinito cada Miércoles de Ceniza. No creo que tengamos manía persecutoria, pero aseguran que las encuestas dan ganadores a los cantantes. Adiós para siempre a las becas, good bye a los lectorados. Fastidia ver a los ciclistas corriendo más que nosotros. Nos sobra bibliografía y como simples picapedreros bordamos los epitafios. Por simple delicadeza el Consejo de Ministros nos tendría que declarar una reserva estratégica. Oye tú, deberíamos callarnos si queremos llegar a viejos. Ya sabes que a estos sitios los cuatro gatos que vienen sólo lo hacen para criticar.

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LA CONFESIÓN

Padre, sé que he prometido enmendarme, pero confieso que los ricos me siguen poniendo furioso y mi opinión sobre la timocracia es irrefutable a todas luces. Mi aprecio por los apellidos de buena familia es semejante al interés que demuestro ante un hueso de aceituna. Los nobles me dan patadas en las canillas aunque el merengue de las marquesas me hace la boca agua. Mi respeto por los títulos heráldicos es comparable al que siento por una boñiga del caballo de Troya. Preferible ser un camello ante el ojo de una aguja a tener asegurado el porvenir en Jauja. Comprenda que no es fácil pasar ante el vellocino de oro sin ponerse las botas de goma para cruzar el Éufrates. Tal vez sea un resentido de primera clase pero la comodidad no está reñida con el proletariado. Usted dirá si esto se puede arreglar con un par de alibabás y cuarenta jaculatorias. No lo olvide, su propina es mi sueldo.

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INSTRUCTIVO PARA LLAMAR AL TELÉFONO MÓVIL DE LA ETERNIDAD

Pulse asterisco. Espere a oír el evangelio de estas rosas en la nada. Marque el cero seguido de eclipse con oxígeno. Aguarde a oír su confidencia en la catedral de las ballenas. Marque luego el siete. Diga la palabra grillo y oiga al grillo. La voz del espectáculo le preguntará qué quiere. Deletree lápida para comunicarse con Bernini. Medite despacio en lo despacio, hay desierto. Apriete almohadilla para que se tumbe agosto como león de circo. Tenemos todas las líneas ocupadas. Pero responda crepúsculo si busca una psicoanalista para lágrimas. Nada, no diga nada si solicita eternidad esbelta metro setenta caja de pino. Manténgase atento al aparato. Ya no hay rosas en la academia de las rosas. Hay un reloj floreciendo en cada tiesto, nubes en las uñas, hay fracaso. Gracias por su llamada, no cuelgue. Ponga su sombrero sobre la cama, le atenderemos en ningún momento.

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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EL POETA

septiembre 3, 2022 Deja un comentario

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EL POETA

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPara Rafael Pérez Estrada

Recorrimos los suburbios,
anduvimos juntos entre la maleza,
dormimos en los cobertizos.

El poeta barba de maíz roedor de los sembrados,
el poeta bobina sin hilo de las cometas.
El que bajo los párpados de lino del verano
es la voz ronca del vendedor ambulante,
la mirada del viento que seca la tierra mojada.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la adivina,
al solitario de boina gris,
al que oye sus palabras como relato de un robo.

El poeta vidrio de los cuatro colores de la atmósfera,
el poeta oscuro llave de las alacenas.
El que está sentado a la diestra del padre
junto al jugador de baraja que lee la fortuna,
el que le dice a la muerte, oye muerte,
y se acuesta con ella.

Lo que dice el poeta,
lo que el poeta dice
al que se creyó dueño de algo,
propietario del reflejo de algo,
amo de la discordia de algo.

El que deambula de noche por los cercados,
el poeta amigo de las hormigas
que construye una casa de harina.
El que guarda en su artesa cuero de tambor
y pan nublado del sábado.

El poeta cera amarilla de las iglesias
que baila con el agua de las pecadoras,
el poeta barco de papel
que duerme con la muchacha sin labios.

Sus manos escriben el rótulo de las mercerías,
saludan en la iglesia al dueño del alambique.
El que se llama Niebla, Pelirrojo Crepúsculo,
el que no sabe a quién besarán ahora los ojos de Triste Boca de Nuez,
el que silba como el pájaro de las colinas,
el hijo del panadero que conversa con el martín pescador.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la muchacha con calcetines blancos
y pequeños ojos de colibrí.
El viejo pastor comensal del otoño,
el poeta ruido de las semillas, carpintero del Arca de los animales.
El delirante bajo el filamento de las bombillas
para el que aún tiene sentido seguir dándole vueltas.
El que vive en la patria de una mujer desnuda,
el hijo de la locura que llora médula de caballos
sumergido en el humo de su choza de adobe.

El que vino a barnizar con leche la jaula de los cantos,
aquel cuya cabeza ha rodado como una peonza
por la tarima de los burdeles
y ha recorrido todos los templos
pidiéndole favores al crucificado.
El consentido por el vínculo de las zurcidoras,
el que padece una enfermedad inmortal
y levita en los parques tumbado de espaldas.

El poeta que cruza en ambulancia los campos de girasoles,
el poeta ángel de los pesebres,
brizna de los acantilados.
El poeta reloj de lluvia de las epidemias,
vapor de los harapos hervidos contra la peste.
El que ha hipotecado la hacienda de varias generaciones
y ahora es el ánima de un bolchevique embriagado de vodka.

El patriarca que abrió una tienda de ultramarinos
y compra por cuatro centavos un ramito de sífilis,
el que conoce el comercio de especias y el tráfico de resinas,
el compadre de los anarquistas
con su escarabajo negro ante el eclipse de mar.
El que rodeado de profecías y pájaros
vive en las manos de una arpista,
el que tiene dedos de trébol y cerillas,
aquel cuyas cenizas alimentarán las carpas de los estanques.

Recorrimos los suburbios,
anduvimos juntos entre la maleza,
dormimos en los cobertizos.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la adivina,
al bisabuelo judío que dormía en la comuna
y aún vaga con su barba blanca por ahí
proclamando su consigna a las abejas:
Las estrellas para quien las trabaja.

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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ECLIPSE CON RIMBAUD

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ECLIPSE CON RIMBAUD

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Guadalupe Grande

He pasado la mitad de mi vida en la oscuridad.
He descargado camiones de oscuridad.
He bebido toda la oscuridad.
He dormido con la oscuridad.
He amado la oscuridad y me he acostado con ella.
He tocado las piedras de la oscuridad hasta herirme las manos.
He repetido tu nombre en la oscuridad.

Los pescadores cantan en la niebla de la oscuridad.
Los jóvenes sin vida están despiertos en la oscuridad.
Los músicos y las rameras guardan su corazón en la oscuridad.

He soñado con la oscuridad la mitad de mi vida.
He hospedado mi juventud en el cáñamo de la oscuridad.
He desnudado a la oscuridad y gozado con ella.
He acariciado con dedos de pastor el sexo de la oscuridad.

La oscuridad es la oración de los acordeones nublados.
La oscuridad vive en las palabras que descifran la muerte.
La oscuridad habita los suburbios de la belleza.

Dad de ladrar al perro de la oscuridad.
Oíd la lepra sagrada de la oscuridad.

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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SALMO DE LOS BIENAVENTURADOS

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SALMO DE LOS BIENAVENTURADOS

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxÁvida vena, dame tu cordel.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAntonio Gamoneda

Bienaventurado el que a los cuarenta años aún no ha conocido la
xxxxxrecompensa y llama virtud al cordón de un zapato,
el hombre sin convicción que tumbado en la hierba pasa el día
xxxxxdurmiendo y discute sobre el esfuerzo con los
xxxxxsaltamontes.

Bienaventurado el que soporta el préstamo de la verdad, el
xxxxxexcavado en piedra y el que construido en paja es
xxxxxalternativamente señor de la nada y rey de un solo vasallo.

Bienaventurado tú que sin llamarte Juan no eres otro que Juan el
xxxxxexplícito, el padre del aire cuyos hijos heredarán los
xxxxxmolinillos de viento.

Bienaventurado el que ha pasado la noche con la insignificancia,
xxxxxporque embellecido por la privación será de él alguna vez la
xxxxxausencia,
el que es vecino de dos bocas, el de la voz menuda al que le falta
xxxxxun diente, el hombre sin pretexto que tuvo un asno, una
xxxxxboina, un chivo.

Bienaventurado el que ante el argumento de la pólvora tuerce su
xxxxxhocico de linterna y habla alto, el que paga su aullido con
xxxxxla vida, el que en un instante es articulación de lobo y
xxxxxárbol de rodillas.

Bienaventurado el pájaro cuyo canto despierta el corazón de una
xxxxxmadre en las ramas de la tristeza.

Bienaventurados el manco y su violín de oxígeno, la abeja del
xxxxxazúcar que liba la corteza de los licores blancos.

Bienaventurado el viajero que vaga en lo concéntrico y traduce el
xxxxxlímite, la fertilidad del sacrificio, la teología de las medallas
xxxxxde la luna.

Bienaventurado el que emigra al borde de su amor, porque de él
xxxxxserá la extraña fruta del animal del sábado.

Bienaventurado el esqueleto de Rimbaud y su pájaro influyente,
xxxxxúnico héroe en el festín del cráneo.

Bienaventurado el que ante la alusión de los espejos se vuelve
xxxxxpensativo y amablemente azul sus lágrimas ignora.

Bienaventurado lo inmortal del muerto, la excusa del sombrero y
xxxxxsu balido, el repentinamente desahuciado en el paladar de
xxxxxtablas de la muerte.

Bienaventurada la golondrina de madera que le late al niño antes
xxxxxde conocer el sexo.

Bienaventurado el aire de la soledad del péndulo, el manso bajo el
xxxxxsol y la virtud del ciego, la esponja que da de cantar su lluvia
xxxxxa la garganta.

Bienaventurado el que apoyado en su bastón está toda la noche ahí
xxxxxy es piedra de la luz, piedra de la edad, los dos ojos del pájaro
xxxxxen el collar del cero.

Bienaventurado el astro que ignora su caballo y ha cerrado el párpado,
xxxxxla agria lepra que arde en las arterias, la sal del paraíso.

Bienaventurado el que condena lutos negros, porque de él será la
xxxxxúltima soga del relámpago, el primer peldaño en la escalera
xxxxxdel descendimiento.

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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ANTEPASADOS

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ANTEPASADOS

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx¿Dónde comienza mi memoria?
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxAmos Oz

Mis antepasados inventaron la Vía Láctea,
dieron a esa intemperie el nombre de la necesidad,
al hambre le llamaron muralla del hambre,
a la pobreza le pusieron el nombre de todo lo que no es extraño a la pobreza.
Poco es lo que puede hacer un hombre con el pensamiento del hambre,
apenas dibujar un pez en el polvo de los caminos,
apenas atravesar el mar en una cruz de palo.

Mis antepasados cruzaron el mar sobre una cruz de palo,
pero no pidieron audiencia,
así que vagaron por los legajos
como los erizos y los lagartos vagan por los senderos de las aldeas.

Y llegaron a los arenales,
en los arenales la tierra es brillante como escamas de pez,
la vida en los arenales sólo tiene largos días de lluvia y luego largos días de viento.

Poco es lo que puede hacer un hombre que sólo ha tenido en la vida estas cosas,
apenas quedarse dormido recostado en el pensamiento del hambre
mientras oye la conversación de los gorriones en el granero,
apenas sembrar leña de flor en la sábana de los huertos,
andar descalzo sobre la tierra brillante
y no enterrar en ella a sus hijos.

Mis antepasados inventaron la Vía Láctea,
dieron a esa intemperie el nombre de la necesidad,
atravesaron el mar sobre una cruz de palo.
Entonces pusieron nombre al hambre para que el amo del hambre
se llamara dueño de la casa de hambre
y vagaron por los caminos
como los erizos y los lagartos vagan por los senderos de las aldeas.

Poco es lo que puede hacer un hombre con las migas de la piedad,
comer pan mojado los días de lluvia a los que luego seguirán largos días de viento
y hablar de la necesidad,
hablar de la necesidad como se habla en las aldeas
de todas las cosas pequeñas que se pueden envolver con cuidado en un pañuelo.

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Mestre, Juan Carlos. La casa roja. Madrid; Ed. Calambur, 2008.

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