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LLEGADAS
Este año han llegado a casa varios libros y algunos discos, y quiero dejar constancia públicamente del agradecimiento hacia quienes han hecho que mi biblioteca y mi discoteca particulares hayan aumentado en cantidad y calidad.
Gracias por sus libros a Vicente Velasco, a Carlos Vitales, a José Luis Martínez Valero, a Ramón Bascuñana, a Natxo Vidal, a Manuel Rico, a Eugenio Sánchez Salinas, a Alfredo Rodríguez, a Sandro Luna, a Óscar Navarro, a Luis Sánchez, a Javier Sánchez Menéndez, a la editorial El Sastre de Apollinaire, a Joaquín Calderón y a Pedro Gascón.
Además, no quiero olvidarme de los regalos musicales que me han hecho Paco Cifuentes y Lichis.
Por supuesto, también a Alberto Alcalá, a Ferrán Exceso, al niño de la hipoteca, al Kanka, al Manin y a Álvaro Ruiz, por contar conmigo cada vez que pasan por Murcia y traen su música a esta ciudad.
Y, por último, quiero agradecerle a María Marín que contara conmigo para presentar su primer libro.
Gracias a todos.
PUERTO DE SOMBRA
GRISALLA
La palabra es insuficiente, torpe,
no es un color con múltiples matices,
que sobre la tela, sobre el papel,
adquiera una compleja realidad.
A menudo cuando hablo
hubiese querido decir otra cosa,
mostrar el relieve de la escena,
como esos pasos donde el escultor
ha expuesto el drama culminante.
Intento inútil por contar las horas,
pasar al otro el pensamiento justo.
Entonces pienso en el silencio
del perro, mientras contempla a su dueño.
EDWARD HOPPER
Habitación de hotel
Hay cuadros de tristeza casi humana
en estas habitaciones sordas
de hoteles familiares
que incluyen desayuno,
donde quienes duermen reposan
sobre las pesadillas de otros,
como si la ciudad oscureciera
el interior de las maletas.
Hay una mujer sentada en el borde
da le cama que cierra la pregunta
de una existencia innecesaria,
atenta a esos trenes que conducen
a la vieja estación de nuestra infancia,
principio del fracaso,
que nos trajo a este hotel perdido,
sombra de aquel pasado,
que siempre hemos desconocido.
BAJO LA DUCHA
Bajo la ducha improviso canciones
en una lengua sin sentido.
No tienen relación alguna
mi pensamiento y mis palabras.
Me entreno para el día.
VIEJO MÓVIL
Hay un misterio
para este viejo móvil en desuso,
que suena de continuo sin respuesta.
No es un mensaje de otro mundo
ni tampoco truco de magia,
sólo son recuerdos de un tiempo,
inservibles como piezas de un puzzle
ya roto.
Son llamadas perdidas
definitivamente
a las que no sabemos responder.
CONFUSO
Este lugar se pierde entre la bruma
de un pasado presente
tan real como el recuerdo mismo.
Rechazas entonces la duda
que humana parecía,
definitivamente acusas
al primer inocente
que encuentras a tu paso.
Estamos hechos de agua
y, con los años,
su turbiedad aumenta.
Ya no vemos el fondo
donde reposa aquel que fuimos.
Es nuestra memoria borrosa
oscura sombra.
MURO
La muerte como la erosión
quizá es la misma sombra de las cosas,
descubres
que no han sido sino efímera imagen.
Estábamos tendidos en la orilla,
mientras el agua
acariciaba nuestros cuerpos,
pero no era verdad, no era seguro
que esto mismo permaneciese.
¿Qué nos queda de aquellos años?
La mirada clara del padre,
extendida por toda la bahía.
Todo está quieto en el recuerdo:
tuvimos el rumor de los pinos,
el olor de los eucaliptos,
cuando volvíamos por las noches,
la luz siempre apagada
en aquella esquina
donde a menudo tropezábamos.
Alcemos la copa, hoy,
por quien supo mirar abiertamente
aquel pasado.
Martínez Valero, José Luis. Puerto de sombra. Murcia; Ed. La fea burguesía, 2017.
DOS POEMAS DE ‘PUERTO DE SOMBRA’ DE JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO
Ayer noche presentaba José Luis Martínez Valero su último libro, ‘Puerto de sombra’, publicado por la murciana editorial La Fea Burguesía.
De los poemas que pudimos escuchar me gustaría dejar aquí el doble homenaje particular del poeta aguileño a Edgar Lee Masters.
HOMENAJE A EDGAR LEE MASTERS 1915-2015
xxxxxI
Jean Louis Maritaine Gilbert
Aseguré ser hijo de un barón francés.
Por la pereza de mis compatriotas,
no indagarían sobre el origen.
Con los ahorros de mi madre compré
una vieja espada, siempre he dicho
que de mi padre la heredé.
Al ser alto, rubio y de ojos azules,
pensarían que decía verdad.
Me adscribí al partido monárquico
y en Basilea grité: ¡Viva el rey!
Mi vida ha sido la de un paria,
me abandonaron mujer e hijos,
Pedro Rodríguez es mi nombre,
soy hijo de padre desconocido,
mi madre lavaba la ropa de otros.
xxxxxII
Angustias Moreno Ruiz
Hija de Ángel Moreno, el Rojo
y de Paloma Ruiz,
que llegó a esta ciudad
cuando las bombas caían sobre Madrid
y desunieron miles de familias.
Mi padre era hombre de derechos,
mi madre una niña asustada.
Realicé el bachiller en el Saavedra Fajardo,
Instituto Nacional de Enseñanza
Media, femenino, junto a la iglesia del Carmen.
Me licencié en filología románica
fui buena alumna.
Me casé, me divorcié, no tuve hijos,
he sido profesora.
Un día olvidé la llave,
al día siguiente extravié el monedero,
más tarde estuve perdida unas horas
en el pasillo de mi casa.
Ahora por fin sí me he encontrado,
mis huesos reposan bajo esta lápida,
que dicen lleva mi nombre.
Además, quiero dejar constancia pública del detalle que tuvo el autor regalándome un ejemplar del libro, el que utilizó para la lectura (en el que iba la selección de poemas que tenía prevista leer).
ESTA NOCHE SE PRESENTA ‘PUERTO DE SOMBRA’, DE JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO
Esta noche, a las 21:30, se presenta ‘Puerto de sombra’, el nuevo libro de José Luis Martínez Valero (Águilas, 1941).
Este profesor de Lengua y Literatura, con media docena de libros a sus espaldas, además de ciclos de lecturas poéticas llevados a cabo en la ciudad de Murcia durante varios años, guionista de documentales, aguafuertista e ilustrador, presenta este ‘Puerto de sombra’, calificado de metafísico, metapoético y a veces surrealista, porque trata sobre el misterio de la sombra, a menudo más real que el objeto mismo, donde descubrimos aquella caverna, cuyo testimonio son las palabras.
Si les apetece, nos vemos en la presentación.
LIBRO ABIERTO
AGOSTO
A veces creo que estáis aún conversando
mientras tomáis el café bajo el porche,
me parece que oigo vuestras voces
cuando sopla el lebeche
y canta la cigarra.
Sonrío como si hubiese descubierto
un secreto que nunca lo fue,
entonces me apresuro a bajar
los pocos escalones que nos separan
pero cuando llego, ya os habéis marchado.
DICHO
Existe el terror de lo que se ha dicho,
esas palabras que suenan a tumba
recién hecha.
Juraríamos que nunca han salido
de nuestros labios
y provocan que todo se derrumbe.
Sin embargo, todavía es más terrible,
el terror de lo que se calla,
aquello que barrena hacia dentro
y convierte las conciencias más dulces
en un queso fétido
con el que untamos las mañanas.
BANDERA
Bajaba la bandera lentamente,
mientras la tarde caía
como una historia vieja:
tristes soldados y victorias tristes.
No aparecían los héroes,
sólo la infinita tristeza
del aire y la trompeta.
Martínez Valero, José Luis. Libro abierto. Murcia; Ed. La sierpe y el laúd, 2010.
LA ESPALDA DEL FOTÓGRAFO
INSTANTE
Somos el instante
De un espejo
Que contempla otro espejo,
Y cree que existe
Y piensa que es.
Luego, como un reflejo
En el recuerdo,
Camina hacia el olvido.
EL MAR, MIEDO DE NIÑO
El mar, miedo de niño,
Infinito que acecha ola tras ola,
Suma de temores en la memoria,
No es esa mancha azul,
Oscuro impacto contra el horizonte,
Sino ese hondo abismo,
Donde siempre la duda, pez de plata,
Se mueve entre las algas.
EL TIEMPO INDECISO
Me asomo a mi vida igual que a un pozo,
Igual que a este río ahí abajo,
Lo hago como una costumbre.
Algo me inclina a seguir
Con la mirada
Esa rama movida por la brisa,
Hasta el aire parece que se deja
Mirar y lo miro.
Tras el aire el tiempo indeciso aguarda,
Como una historia que va a ser contada.
DESCONFÍA DE LOS LUGARES
Desconfía de los lugares,
No conservan huella alguna,
Sino que, torpes y mudos,
Apenas balbucean
Ásperos o tiernos gritos,
Tan confusos que confunden
Al que ingenuo se acerca
En busca de un recuerdo.
Como el mar y el tiempo
No son sino oscura presencia.
LA ÚLTIMA PALMERA
Hay un rincón en el patio
Donde se alza
La última palmera.
Apenas asoma, gallo verde,
Por encima del muro viejo,
Recortada entre azul y vencejos.
Cuando paso,
Parece una mirada antigua,
Que recordara.
Martínez Valero, José Luis. La espalda del fotógrafo. Murcia; Editora Regional de Murcia, 2003.
LA PUERTA FALSA
BIENAVENTURADO
Bienaventurado el que elige un dios
Y ante él se reclina,
Porque es verdad su fe
Y también son verdad sus oraciones
E incluso sus obras.
Aunque sembramos luz
Cosechamos tinieblas;
Pisamos la tierra
Pero somos tiempo.
Todo está escrito, pero Todo se borra.
EL ROSTRO
Es casi seguro que el rostro
No es el espejo del alma.
Sin embargo, hay rostros como enigmas,
Otros como respuestas.
Que los que han de venir busquen
Entre los escombros de nuestras calles.
POEMA URBANO
El día, viejo bandolero
Agazapado entre las breñas,
Tras darme el alto,
Me dispara su carga de prejuicios,
Me vende todo lo que no quiero.
Más tarde en la calle lo descubro
Disfrazado de hombre honesto
Que acude a su trabajo
O lleva sus hijos al colegio.
¿Cómo voy a decirle
que es un asesino?
Sería atentar contra
Su dignidad de ciudadano.
Así, aunque sabe
Que lo he descubierto,
Provocativo, me desprecia.
Exige su sitio, toma asiento,
Y desde allí contempla el mundo
Como un inocente.
Martínez Valero, José Luis. La puerta falsa. Murcia; Servicio de publicaciones de la universidad de Murcia – Aula de poesía, 2002.
CHAPAS POÉTICAS
Cristina Morano tuvo hace unos meses, con motivo del cumpleaños de un amigo, la idea de hacer unas chapas con versos de poetas murcianos (o residentes en la región). Casi agotada la primera tirada está a punto de sacar la segunda, pero mientras aquí tienen las chapas de esa primera edición para llevar versos en la solapa, una colección en la que aparecen versos de Manuel Susarte, Katy Parra, Ángel Manuel Gómez Espada, José Alcaraz, Violeta Nicolás, José Antonio Martínez Muñoz, Antonio Marín Albalate, Sebastián Mondéjar, Vicente Cervera Salinas, Beatriz Miralles, José Luis Martínez Valero, Carmen Piqueras, Javier Moreno, José Daniel Espejo, Andrés García Cerdán, Javier Marín Ceballos, Antonio Durá, Antonio Jesús Gras Mentado, Amada García Puentes, Manuel Pujante, José Óscar López, Diego Sánchez Aguilar, Juan de Dios García, David López Sandoval y un servidor.
LECTURA DE CRISTINA MORANO EN EL MUSEO RAMÓN GAYA
Todo comenzaba el viernes, cuando Soren Peñalver publicaba el texto que pueden leer a continuación.
Así que lo de ayer –es sólo una opinión personalísima– es algo que uno se pregunta cómo los que dicen amar la poesía son capaces de perderse. Tras una acertadísima presentación a cargo de Bea Miralles, Cristina repasó sus dos últimos libros y nos deleitó con poemas inéditos de tres colecciones que ya tiene acabadas. De vez en cuando de escuchaba un ‘qué grande’ y se veían bocas abiertas ante lo afilado y lo acertado de sus poemas. Y el mejor resumen de cómo impresionaron cada uno de sus versos fue la ovación que el público le dió una vez terminado el recital, ya que si no ha sido la más larga de las que se han dado allí ha sido una de las más largas (alguien contabilizó treinta segundos de ovación). Es una pena que esta ciudad no sepa cuidar a sus poetas. Sin embargo, fue un gustazo que, entre otros, se encontraran entre el público asistente José Antonio Martínez Muñoz, Soren Peñalver, Sebastián Mondéjar, Mamen Piqueras, Antonio Marín Albalate, José Luis Martínez Valero, Ángel Manuel Gómez Espada o Manuel Pujante.
Y aquí tienen algunas de las fotos que saqué de la lectura.
En el díptico que publicó el Museo Ramón Gaya con motivo de la lectura se podía leer, además, uno de los poemas inéditos que leyó Cristina:
FIESTA
Se ha secado la tierra,
pero más nuestros huesos:
suenan como la caña
que se toca en las romerías
y los que asisten callan y beben
sin creerse del todo la bienaventuranza.
LECTURA HOMENAJE A ANTONIO GÓMEZ CANO
Este martes, en el Museo Ramón Gaya, se llevaba a cabo una lectura poética en homenaje al pintor Antonio Gómez Cano con motivo del centenario de su nacimiento. El poeta que ejerció como maestro de ceremonias del acto fue José Antonio Martínez Muñoz, que además de exigir que nuestros políticos deberían cuidar más a los artistas de su tierra (y curándose en salud añadió que si afirmaran que no tenemos a un Goya o a un Velázquez, ellos tampoco son Winston Churchill), fue dando a paso a los poetas que participaron en dicho homenaje: José Daniel Espejo, Antonio Marín Albalate, José Luis Martínez Valero, Ángel Paniagua y el propio José Antonio Martínez Muñoz.
Casi todos los poetas leyeron un poema escrito ad hoc. De esos poemas, algunos pensamos que el mejor fue el de José Daniel Espejo, que ha tenido a bien enviárnoslo. Disfrútenlo.
GÓMEZ CANO, EN LA ESTEPA
Porque somos así y solemos preguntarnos
si es posible en absoluto percibir el universo
desde la ciudad de Murcia y sin famosos al lado,
recomiendo a Gómez Cano y su poesía,
sus vistas secretas sobre espirales galácticas,
es decir, sobre una playa o una chica,
sobre la espuma de un Tiempo con grillos y cigarras.
Nunca estuvo en escenarios, ni firmó manifiestos
ni formó generación ni tuvo un color a su nombre,
fue chacal estepario, en la taiga del valor,
mas cazó cuanto quiso la belleza de su tiempo
merodeó en solitario por parajes desérticos.
Adoro a esos predadores, con nombres sin glamour:
sus obras no adornan los consejos de los bancos
ni están en colectivas con los grandes del momento.
Tampoco en su ciudad les hacen caso y sin embargo
su mirada es tan pura que enfría alrededor
su ventana se abre a las noches sin luna.
Silenciosos pero vivos, la pintura es alimento
humilde pero cósmico. Ellos acechan
y en sus manos la luz se transforma
en un fanal en la noche, una máquina del tiempo,
la brillante foto-finish del instante y el corazón.
Quién pudiera ser un artista menor,
y a cambio la valentía y la dignidad,
la paciencia y la paz del pintor solitario
que no ha venido aquí a comer carne muerta
ni a dejarse alimentar por otras manos.
De Gómez Cano aprendamos la fe,
la sublime honradez con que entra en su arte,
sigamos camino con su luz en los ojos
escojamos el lado por el que no pasa nadie.
OCTUBRE
Thader sacaba su último número en junio de 1996, un número en el que se podía leer el grito contra las instituciones murcianas que dejaban, otro año más (y no fue el último), sin convocar el Murciajoven de literatura.
En febrero aparecía en las calles otra revista, con tamaño de octavillas, que revolucionaría las ganas de publicar en Murcia. La revista en cuestión se llamaba Octubre y en ella aparecieron escritores como José Luis Martínez Valero, Vicente Muñoz Álvarez, José Luis Aguilera, Francisco Domene, Luis García Montero, Luis Muñoz, Andrés Neuman, Antonio Soler, Ferran Fernández, Dionisia García, Antonio Marín Albalate, Juan Carlos Mestre, Cristina Morano, Andrés Salom, Luis Leante, Aureliano Cañadas, Javier Egea o Ernesto Pérez Zúñiga.
Durante los próximos días voy a publicar algunos de los textos que aparecieron en aquellas, como afirmaba su director –J. Bellón– octavas de poemas (o narrativa, según el número).
CARLOS ENRÍQUEZ
No es lo mismo
sobrevivir a toda costa
que
a cualquier precio.
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO
El mar, miedo de niño,
infinito que acecha ola tras ola,
suma de temores en la memoria,
no es esta mancha azul,
oscuro impacto contra el horizonte,
sino ese hondo abismo,
donde siempre la duda, pez de plata,
se mueve entre las algas.
JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ
DEL OLVIDO
Como los viejos troncos que la tierra envía
para que sus hijos no se extravíen en la mar,
como los restos del naufragio el olvido
fue un trozo de muerte flotando a la deriva.
JOSÉ LUIS AGUILERA
de ‘CALLE ALQUILADA‘
12
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx‘Cíclope, ¿me preguntas mi célebre nombre? Te lo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxvoy a decir (…) Nadie es mi nombre, y Nadie me lla
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxman mi padre y mi madre y todos mis compañeros.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxOdisea, IX.
Desde siempre,
xxxxxo desde casi siempre,
no hay metáfora
ni árbol de la ciencia
xxxxxo de la vida.
Sólo tiempo y saber
xxxxxque has de morirte.
JOSÉ BELMONTE SERRANO
SU PROPIA HISTORIA
Fundador de una bien avenida familia.
Esposo fiel, padre modélico
y honrado trabajador por cuenta ajena.
Cumplidor de los preceptos
de una vieja Iglesia heredada.
Él, que pidió los auxilios espirituales
en la hora extrema,
quedó al fin en paz con Dios,
pero no con su propia historia.