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Posts Tagged ‘josé luis martínez valero’

LLEGADAS

diciembre 31, 2018 Deja un comentario

 

Este año han llegado a casa varios libros y algunos discos, y quiero dejar constancia públicamente del agradecimiento hacia quienes han hecho que mi biblioteca y mi discoteca particulares hayan aumentado en cantidad y calidad.

Gracias por sus libros a Vicente Velasco, a Carlos Vitales, a José Luis Martínez Valero, a Ramón Bascuñana, a Natxo Vidal, a Manuel Rico, a Eugenio Sánchez Salinas, a Alfredo Rodríguez, a Sandro Luna, a Óscar Navarro, a Luis Sánchez, a Javier Sánchez Menéndez, a la editorial El Sastre de Apollinaire, a Joaquín Calderón y a Pedro Gascón.
Además, no quiero olvidarme de los regalos musicales que me han hecho Paco Cifuentes y Lichis.
Por supuesto, también a Alberto Alcalá, a Ferrán Exceso, al niño de la hipoteca, al Kanka, al Manin y a Álvaro Ruiz, por contar conmigo cada vez que pasan por Murcia y traen su música a esta ciudad.
Y, por último, quiero agradecerle a María Marín que contara conmigo para presentar su primer libro.

Gracias a todos.

 

PUERTO DE SOMBRA

 

GRISALLA

La palabra es insuficiente, torpe,
no es un color con múltiples matices,
que sobre la tela, sobre el papel,
adquiera una compleja realidad.

A menudo cuando hablo
hubiese querido decir otra cosa,
mostrar el relieve de la escena,
como esos pasos donde el escultor
ha expuesto el drama culminante.

Intento inútil por contar las horas,
pasar al otro el pensamiento justo.

Entonces pienso en el silencio
del perro, mientras contempla a su dueño.

 

 

 

 

EDWARD HOPPER
Habitación de hotel

Hay cuadros de tristeza casi humana
en estas habitaciones sordas
de hoteles familiares
que incluyen desayuno,
donde quienes duermen reposan
sobre las pesadillas de otros,
como si la ciudad oscureciera
el interior de las maletas.

Hay una mujer sentada en el borde
da le cama que cierra la pregunta
de una existencia innecesaria,
atenta a esos trenes que conducen
a la vieja estación de nuestra infancia,
principio del fracaso,
que nos trajo a este hotel perdido,
sombra de aquel pasado,
que siempre hemos desconocido.

 

 

 

 

BAJO LA DUCHA

Bajo la ducha improviso canciones
en una lengua sin sentido.

No tienen relación alguna
mi pensamiento y mis palabras.

Me entreno para el día.

 

 

 

 

VIEJO MÓVIL

Hay un misterio
para este viejo móvil en desuso,
que suena de continuo sin respuesta.

No es un mensaje de otro mundo
ni tampoco truco de magia,
sólo son recuerdos de un tiempo,
inservibles como piezas de un puzzle
ya roto.

Son llamadas perdidas
definitivamente
a las que no sabemos responder.

 

 

 

 

CONFUSO

Este lugar se pierde entre la bruma
de un pasado presente
tan real como el recuerdo mismo.

Rechazas entonces la duda
que humana parecía,
definitivamente acusas
al primer inocente
que encuentras a tu paso.

Estamos hechos de agua
y, con los años,
su turbiedad aumenta.

Ya no vemos el fondo
donde reposa aquel que fuimos.
Es nuestra memoria borrosa
oscura sombra.

 

 

 

 

MURO

La muerte como la erosión
quizá es la misma sombra de las cosas,
descubres
que no han sido sino efímera imagen.

Estábamos tendidos en la orilla,
mientras el agua
acariciaba nuestros cuerpos,
pero no era verdad, no era seguro
que esto mismo permaneciese.

¿Qué nos queda de aquellos años?
La mirada clara del padre,
extendida por toda la bahía.

Todo está quieto en el recuerdo:
tuvimos el rumor de los pinos,
el olor de los eucaliptos,
cuando volvíamos por las noches,
la luz siempre apagada
en aquella esquina
donde a menudo tropezábamos.

Alcemos la copa, hoy,
por quien supo mirar abiertamente
aquel pasado.

 

 

 

Martínez Valero, José Luis. Puerto de sombra. Murcia; Ed. La fea burguesía, 2017.

 

DOS POEMAS DE ‘PUERTO DE SOMBRA’ DE JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO

 

Ayer noche presentaba José Luis Martínez Valero su último libro, ‘Puerto de sombra’, publicado por la murciana editorial La Fea Burguesía.

 

 

De los poemas que pudimos escuchar me gustaría dejar aquí el doble homenaje particular del poeta aguileño a Edgar Lee Masters.

 

 

HOMENAJE A EDGAR LEE MASTERS 1915-2015

xxxxxI
Jean Louis Maritaine Gilbert

Aseguré ser hijo de un barón francés.
Por la pereza de mis compatriotas,
no indagarían sobre el origen.

Con los ahorros de mi madre compré
una vieja espada, siempre he dicho
que de mi padre la heredé.

Al ser alto, rubio y de ojos azules,
pensarían que decía verdad.

Me adscribí al partido monárquico
y en Basilea grité: ¡Viva el rey!

Mi vida ha sido la de un paria,
me abandonaron mujer e hijos,
Pedro Rodríguez es mi nombre,
soy hijo de padre desconocido,
mi madre lavaba la ropa de otros.

 

 

xxxxxII
Angustias Moreno Ruiz

Hija de Ángel Moreno, el Rojo
y de Paloma Ruiz,
que llegó a esta ciudad
cuando las bombas caían sobre Madrid
y desunieron miles de familias.

Mi padre era hombre de derechos,
mi madre una niña asustada.

Realicé el bachiller en el Saavedra Fajardo,
Instituto Nacional de Enseñanza
Media, femenino, junto a la iglesia del Carmen.

Me licencié en filología románica
fui buena alumna.

Me casé, me divorcié, no tuve hijos,
he sido profesora.

Un día olvidé la llave,
al día siguiente extravié el monedero,
más tarde estuve perdida unas horas
en el pasillo de mi casa.

Ahora por fin sí me he encontrado,
mis huesos reposan bajo esta lápida,
que dicen lleva mi nombre.

 

 

 

Además, quiero dejar constancia pública del detalle que tuvo el autor regalándome un ejemplar del libro, el que utilizó para la lectura (en el que iba la selección de poemas que tenía prevista leer).

 

 

ESTA NOCHE SE PRESENTA ‘PUERTO DE SOMBRA’, DE JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO

 

Esta noche, a las 21:30, se presenta ‘Puerto de sombra’, el nuevo libro de José Luis Martínez Valero (Águilas, 1941).

Este profesor de Lengua y Literatura, con media docena de libros a sus espaldas, además de ciclos de lecturas poéticas llevados a cabo en la ciudad de Murcia durante varios años, guionista de documentales, aguafuertista e ilustrador, presenta este ‘Puerto de sombra’, calificado de metafísico, metapoético y a veces surrealista, porque trata sobre el misterio de la sombra, a menudo más real que el objeto mismo, donde descubrimos aquella caverna, cuyo testimonio son las palabras.

 

Si les apetece, nos vemos en la presentación.

 

PLAZA DE BELLUGA & LA ISLA

noviembre 15, 2014 Deja un comentario

Libros de José Luis Martínez Valero

 

 

De ‘Plaza de Belluga’

 

La escritura como los pasos
requiere a alguien que la guíe.
Nada está escrito, todo se borra
en la plaza, mientras caminas.
¿Cómo sabré de los que han sido?
Apenas sombras en la noche
que caminaron entre sombras.
Las piedras no tienen memoria,
la carne no tiene memoria,
huesos son y ceniza aquellas sombras,
sólo la luz que de tan clara dice
sostiene la palabra.
¿Dónde la claridad aquella?
El pasado por un instante se acerca,
va a surgir de entre la niebla,
luego se desvanece,
no ha sido sino un reflejo
sobre el estanque quieto de las horas.
De su fondo vuelve la sombra
como única respuesta.

 

 

 

 

No siempre el grito es de todos,
a veces ocurre que alguien,
especialmente dotado, clama
al cielo o a los hombres
y hace un recorrido por el infierno,
o bien, bajo palio, formula
insostenibles argumentos,
porque como buen orador vence
a los enemigos de un país imaginario
al que llama por su nombre,
aunque, sólo los otros son el pecado,
la mentira, la falsedad…
Otra vez el grito, otra vez el silencio.

 

 

 

 

Estanque de piedra,
muralla que defiende frente al tiempo,
siempre a punto de ser vencida,
te tambaleas, pero no caes.
Te mantienes erguida como una joven
que bailara en medio de la plaza.
Y no es la piedra, no el conjuro
de los santos, ni el número
que dejó escrito el arquitecto,
no la esperanza en otro mundo,
sino el resuelto deseo de permanecer,
porque estás,
nube reflejada en la piedra
como imagen del hombre, vacía.

 

 

 

 

El paraíso no tiene puertas,
es una plaza.
El paraíso es sólo una esperanza
de trabajo.
Pero sin papeles no hay paraíso,
sin papeles, sólo albergue,
ropero y comedor.
No te dejaremos morir,
pero tampoco vivir.
‒¡Policía, identifíquese!
‒Playa Paraíso,
vengo de playa Paraíso.

 

 

 

 

De ‘La isla’

 

LA ISLA

Imagínate que, de pronto,
tu país se hace isla,
y tú quedas en medio del océano,
a merced de las olas.
Imagínate que tu país,
ahora isla, es sólo acantilado,
farallón gigante,
siempre cercado por las aguas,
y que, desde allí,
en lo más alto de la roca,
todos sus habitantes
sueñan románticos sueños,
y en ellos se dejan caer,
resbalando lentos al abismo,
mientras ven, instante último,
la espuma entre las rocas
y el latido verde de la ola.
Imagínate días después:
la soledad de la isla,
el acantilado,
su sueño y el suicida.

 

 

 

 

CALA DORADA

Hay una playa de arenas doradas
apenas visitada por turistas,
alejada de toda
comodidad,
cubierta por los despojos que arrojan
los barcos.
Restos de viejas
pateras sobresalen de la arena,
testigos de tiempos mejores,
cuando esta tierra fue un paraíso
para algunos desheredados.
La cercan montes,
que impasibles contemplan la espuma
del agua sobre la arena,
entre tanto crecen romeros,
palmitos y el esparto
sobre sus lomas abiertas
por cientos de pozos,
que recuerdan el trabajo penoso
de miles de hombres.

 

 

 

 

AGUA

Aunque esta isla carece de ríos,
sin embargo, conserva la huella
del agua que durante siglos
ha caído
desgastando rocas, abriendo fosas,
arrasando fértiles tierras.
Los hombres siempre tienen sed
y al cielo levantan la cabeza
para preguntar por una lluvia,
que nunca llega.
La isla, expuesta al sol,
tiene ese color amarillento
de esponja gigante y reseca
que un día volverá al mismo mar
de donde la sacó aquel dios,
torpe y borracho.

 

 

 

 

CREENCIAS

Unos rindieron culto al caballo,
otros al sol y a la luna, también a las montañas,
más tarde fue al Crucificado,
aunque no todos comprendieron
aquello de la hermandad y la pobreza,
el reino de éste o el otro mundo,
luego fue Alá y su profeta,
para después continuar
aquellas disputas que terminaban
con algún creyente a la parrilla.
Es natural que esta isla
conserve cierto fanatismo,
fueron muchos sus inquisidores.

 

 

 

 

EXTRANJERO

Dialogo con los isleños a veces,
gente amable en contraste con la tierra
donde han nacido,
gustan de la palabra
y aman las fiestas populares,
se aferran a creencias entrañables,
educan a sus hijos
y cuidan los escasos árboles,
los pequeños huertos,
las alegres casas
que heredaron de sus antepasados.
Me siento uno de ellos,
paseo por los caminos polvorientos,
poblados de matas espinosas,
contemplo el mar oscuro de la tarde
y vuelvo a casa triste
sin que conozca bien por qué.
Esta tierra convierte en extranjeros
a quienes han nacido en ella.

 

 

 

 

SILENCIO

Los padres callaron demasiado
tiempo, sobre todo las madres
No se recordaba un silencio
tan prolongado.
Algunos afirmaban:
es la fuerza de la costumbre,
para que se olvidase la causa,
y así atravesamos aquel tiempo
de espaldas a los tiempos.

 

 

 

 

ADOLESCENTE

Escapas como un adolescente
para que no te aplasten
los últimos pétalos de la tarde,
para que no te atrapen
las primeras sombras de este bosque.
Como si estuvieses perdido,
gritas y sin sentido
atacas lo que tienes a tu alcance.
Tú siempre quieres la primera vez,
por eso protestas, por eso huyes,
y te hundes en el parque
o desesperadamente bebes,
porque has deseado mucho,
porque ahora es de noche
y todo va quedando vacío.

 

 

 

 

UN BARCO

Ayer un barco
encalló sobre la roca,
se han perdido muchas vidas,
otras se han salvado.
Los isleños se lanzaron al agua
en sus pequeñas embarcaciones
para rescatarlos,
unos volvieron con ropas,
otros con relojes y anillos.
Todos tenían el mismo gesto
de ahogados
cuando despertaron a la mañana
siguiente.

 

 

 

 

GRITO

Pese a que Bécquer
fuera partidario del susurro,
aquí siempre predominó el grito.
Para ello no se necesita
azar la voz,
basta un cierto matiz de rabia,
dejar a un lado la cabeza,
de modo que la angustia
interior que a todos nos habita
pueda manejarse con facilidad
y, una vez en la mano,
impulsarla con toda nuestra fuerza
contra aquel otro,
que ajeno en su exterior descansa plácido.

 

 

 

 

PASADO

La conversación gira
sobre el pasado,
nunca especulan sobre el futuro,
si acaso trata de los hijos.
Conocer a alguien
es conocer su pasado.
A menudo cuentan sobre la guerra,
un pasado sin guerra sería insólito.
Aunque no lo confiesen
todos están marcados
por ese cataclismo
que dejaba a los muertos
apresuradamente en las cunetas.

 

 

 

 

PALABRAS

Al final permanece
sobre la lengua una palabra amarga,
destila sabor agrio,
extendida sobre la acera
semeja la sombra cansada,
aún caliente, de la multitud
que vuelve a casa,
tras una jornada sin trabajo.
Sin duda es un aviso,
me preguntas cuál es esa palabra,
pero es imposible saberlo,
sé que tiene el color de algunas dudas,
y ese tedio que impide
a la sorpresa alumbrar la mañana.
He abierto la ventana
por si descubriese la primera
letra sobre el paisaje,
pero es tarde oscura lo que veo,
también la lluvia apaga mis sentidos
y se adormecen en los diccionarios
sílabas sin sentido.

 

LIBRO ABIERTO

Biblioteca

 

 

AGOSTO

A veces creo que estáis aún conversando
mientras tomáis el café bajo el porche,
me parece que oigo vuestras voces
cuando sopla el lebeche
y canta la cigarra.
Sonrío como si hubiese descubierto
un secreto que nunca lo fue,
entonces me apresuro a bajar
los pocos escalones que nos separan
pero cuando llego, ya os habéis marchado.

 

 

 

 

DICHO

Existe el terror de lo que se ha dicho,
esas palabras que suenan a tumba
recién hecha.
Juraríamos que nunca han salido
de nuestros labios
y provocan que todo se derrumbe.
Sin embargo, todavía es más terrible,
el terror de lo que se calla,
aquello que barrena hacia dentro
y convierte las conciencias más dulces
en un queso fétido
con el que untamos las mañanas.

 

 

 

 

BANDERA

Bajaba la bandera lentamente,
mientras la tarde caía
como una historia vieja:
tristes soldados y victorias tristes.
No aparecían los héroes,
sólo la infinita tristeza
del aire y la trompeta.

 

 

 

Martínez Valero, José Luis. Libro abierto. Murcia; Ed. La sierpe y el laúd, 2010.

 

LA ESPALDA DEL FOTÓGRAFO

Tango

 

 

INSTANTE

Somos el instante
De un espejo
Que contempla otro espejo,
Y cree que existe
Y piensa que es.
Luego, como un reflejo
En el recuerdo,
Camina hacia el olvido.

 

 

 

 

EL MAR, MIEDO DE NIÑO

El mar, miedo de niño,
Infinito que acecha ola tras ola,
Suma de temores en la memoria,
No es esa mancha azul,
Oscuro impacto contra el horizonte,
Sino ese hondo abismo,
Donde siempre la duda, pez de plata,
Se mueve entre las algas.

 

 

 

 

EL TIEMPO INDECISO

Me asomo a mi vida igual que a un pozo,
Igual que a este río ahí abajo,
Lo hago como una costumbre.
Algo me inclina a seguir
Con la mirada
Esa rama movida por la brisa,
Hasta el aire parece que se deja
Mirar y lo miro.
Tras el aire el tiempo indeciso aguarda,
Como una historia que va a ser contada.

 

 

 

 

DESCONFÍA DE LOS LUGARES

Desconfía de los lugares,
No conservan huella alguna,
Sino que, torpes y mudos,
Apenas balbucean
Ásperos o tiernos gritos,
Tan confusos que confunden
Al que ingenuo se acerca
En busca de un recuerdo.
Como el mar y el tiempo
No son sino oscura presencia.

 

 

 

 

LA ÚLTIMA PALMERA

Hay un rincón en el patio
Donde se alza
La última palmera.
Apenas asoma, gallo verde,
Por encima del muro viejo,
Recortada entre azul y vencejos.
Cuando paso,
Parece una mirada antigua,
Que recordara.

 

 

 

Martínez Valero, José Luis. La espalda del fotógrafo. Murcia; Editora Regional de Murcia, 2003.

 

LA PUERTA FALSA

F.O.D.

 

 

BIENAVENTURADO

Bienaventurado el que elige un dios
Y ante él se reclina,
Porque es verdad su fe
Y también son verdad sus oraciones
E incluso sus obras.
Aunque sembramos luz
Cosechamos tinieblas;
Pisamos la tierra
Pero somos tiempo.
Todo está escrito, pero Todo se borra.

 

 

 

 

EL ROSTRO

Es casi seguro que el rostro
No es el espejo del alma.
Sin embargo, hay rostros como enigmas,
Otros como respuestas.
Que los que han de venir busquen
Entre los escombros de nuestras calles.

 

 

 

POEMA URBANO

El día, viejo bandolero
Agazapado entre las breñas,
Tras darme el alto,
Me dispara su carga de prejuicios,
Me vende todo lo que no quiero.
Más tarde en la calle lo descubro
Disfrazado de hombre honesto
Que acude a su trabajo
O lleva sus hijos al colegio.
¿Cómo voy a decirle
que es un asesino?
Sería atentar contra
Su dignidad de ciudadano.
Así, aunque sabe
Que lo he descubierto,
Provocativo, me desprecia.
Exige su sitio, toma asiento,
Y desde allí contempla el mundo
Como un inocente.

 

 

 

Martínez Valero, José Luis. La puerta falsa. Murcia; Servicio de publicaciones de la universidad de Murcia – Aula de poesía, 2002.

 

CHAPAS POÉTICAS

Cristina Morano tuvo hace unos meses, con motivo del cumpleaños de un amigo, la idea de hacer unas chapas con versos de poetas murcianos (o residentes en la región). Casi agotada la primera tirada está a punto de sacar la segunda, pero mientras aquí tienen las chapas de esa primera edición para llevar versos en la solapa, una colección en la que aparecen versos de Manuel Susarte, Katy Parra, Ángel Manuel Gómez Espada, José Alcaraz, Violeta Nicolás, José Antonio Martínez Muñoz, Antonio Marín Albalate, Sebastián Mondéjar, Vicente Cervera Salinas, Beatriz Miralles, José Luis Martínez Valero, Carmen Piqueras, Javier Moreno, José Daniel Espejo, Andrés García Cerdán, Javier Marín Ceballos, Antonio Durá, Antonio Jesús Gras Mentado, Amada García Puentes, Manuel Pujante, José Óscar López, Diego Sánchez Aguilar, Juan de Dios García, David López Sandoval y un servidor.

 

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LECTURA DE CRISTINA MORANO EN EL MUSEO RAMÓN GAYA

abril 10, 2013 4 comentarios

Todo comenzaba el viernes, cuando Soren Peñalver publicaba el texto que pueden leer a continuación.

 

Soren Peñalver - Cristina Morano

 

Así que lo de ayer –es sólo una opinión personalísima– es algo que uno se pregunta cómo los que dicen amar la poesía son capaces de perderse. Tras una acertadísima presentación a cargo de Bea Miralles, Cristina repasó sus dos últimos libros y nos deleitó con poemas inéditos de tres colecciones que ya tiene acabadas. De vez en cuando de escuchaba un ‘qué grande’ y se veían bocas abiertas ante lo afilado y lo acertado de sus poemas. Y el mejor resumen de cómo impresionaron cada uno de sus versos fue la ovación que el público le dió una vez terminado el recital, ya que si no ha sido la más larga de las que se han dado allí ha sido una de las más largas (alguien contabilizó treinta segundos de ovación). Es una pena que esta ciudad no sepa cuidar a sus poetas. Sin embargo, fue un gustazo que, entre otros, se encontraran entre el público asistente José Antonio Martínez Muñoz, Soren Peñalver, Sebastián Mondéjar, Mamen Piqueras, Antonio Marín Albalate, José Luis Martínez Valero, Ángel Manuel Gómez Espada o Manuel Pujante.

Y aquí tienen algunas de las fotos que saqué de la lectura.

 

Cris Gaya 1

 

Cris Gaya 2

 

Cris Gaya 3

 

Cris Gaya 5

 

Cris Gaya 4

 

Cris Gaya 6

 

En el díptico que publicó el Museo Ramón Gaya con motivo de la lectura se podía leer, además, uno de los poemas inéditos que leyó Cristina:

 

FIESTA

Se ha secado la tierra,
pero más nuestros huesos:
suenan como la caña
que se toca en las romerías
y los que asisten callan y beben
sin creerse del todo la bienaventuranza.

 

LECTURA HOMENAJE A ANTONIO GÓMEZ CANO

 

Este martes, en el Museo Ramón Gaya, se llevaba a cabo una lectura poética en homenaje al pintor Antonio Gómez Cano con motivo del centenario de su nacimiento. El poeta que ejerció como maestro de ceremonias del acto fue José Antonio Martínez Muñoz, que además de exigir que nuestros políticos deberían cuidar más a los artistas de su tierra (y curándose en salud añadió que si afirmaran que no tenemos a un Goya o a un Velázquez, ellos tampoco son Winston Churchill), fue dando a paso a los poetas que participaron en dicho homenaje: José Daniel Espejo, Antonio Marín Albalate, José Luis Martínez Valero, Ángel Paniagua y el propio José Antonio Martínez Muñoz.

 

 

 

 

 

 

Casi todos los poetas leyeron un poema escrito ad hoc. De esos poemas, algunos pensamos que el mejor fue el de José Daniel Espejo, que ha tenido a bien enviárnoslo. Disfrútenlo.

 
GÓMEZ CANO, EN LA ESTEPA

Porque somos así y solemos preguntarnos
si es posible en absoluto percibir el universo
desde la ciudad de Murcia y sin famosos al lado,
recomiendo a Gómez Cano y su poesía,
sus vistas secretas sobre espirales galácticas,
es decir, sobre una playa o una chica,
sobre la espuma de un Tiempo con grillos y cigarras.

Nunca estuvo en escenarios, ni firmó manifiestos
ni formó generación ni tuvo un color a su nombre,
fue chacal estepario, en la taiga del valor,
mas cazó cuanto quiso la belleza de su tiempo
merodeó en solitario por parajes desérticos.

Adoro a esos predadores, con nombres sin glamour:
sus obras no adornan los consejos de los bancos
ni están en colectivas con los grandes del momento.
Tampoco en su ciudad les hacen caso y sin embargo
su mirada es tan pura que enfría alrededor
su ventana se abre a las noches sin luna.

Silenciosos pero vivos, la pintura es alimento
humilde pero cósmico. Ellos acechan
y en sus manos la luz se transforma
en un fanal en la noche, una máquina del tiempo,
la brillante foto-finish del instante y el corazón.

Quién pudiera ser un artista menor,
y a cambio la valentía y la dignidad,
la paciencia y la paz del pintor solitario
que no ha venido aquí a comer carne muerta
ni a dejarse alimentar por otras manos.

De Gómez Cano aprendamos la fe,
la sublime honradez con que entra en su arte,
sigamos camino con su luz en los ojos
escojamos el lado por el que no pasa nadie.

 

OCTUBRE

Thader sacaba su último número en junio de 1996, un número en el que se podía leer el grito contra las instituciones murcianas que dejaban, otro año más (y no fue el último), sin convocar el Murciajoven de literatura.

En febrero aparecía en las calles otra revista, con tamaño de octavillas, que revolucionaría las ganas de publicar en Murcia. La revista en cuestión se llamaba Octubre y en ella aparecieron escritores como José Luis Martínez Valero, Vicente Muñoz Álvarez, José Luis Aguilera, Francisco Domene, Luis García Montero, Luis Muñoz, Andrés Neuman, Antonio Soler, Ferran Fernández, Dionisia García, Antonio Marín Albalate, Juan Carlos Mestre, Cristina Morano, Andrés Salom, Luis Leante, Aureliano Cañadas, Javier Egea o Ernesto Pérez Zúñiga.

Durante los próximos días voy a publicar algunos de los textos que aparecieron en aquellas, como afirmaba su director –J. Bellón– octavas de poemas (o narrativa, según el número).

 

 

 

CARLOS ENRÍQUEZ

 

No es lo mismo
sobrevivir a toda costa
que
a cualquier precio.

 

 

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO

 

El mar, miedo de niño,
infinito que acecha ola tras ola,
suma de temores en la memoria,
no es esta mancha azul,
oscuro impacto contra el horizonte,
sino ese hondo abismo,
donde siempre la duda, pez de plata,
se mueve entre las algas.

 

 

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ

 

DEL OLVIDO

Como los viejos troncos que la tierra envía
para que sus hijos no se extravíen en la mar,
como los restos del naufragio el olvido
fue un trozo de muerte flotando a la deriva.

 

 

JOSÉ LUIS AGUILERA

 

de ‘CALLE ALQUILADA

12
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx‘Cíclope, ¿me preguntas mi célebre nombre? Te lo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxvoy a decir (…) Nadie es mi nombre, y Nadie me lla
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxman mi padre y mi madre y todos mis compañeros.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxOdisea, IX.

Desde siempre,
xxxxxo desde casi siempre,
no hay metáfora
ni árbol de la ciencia
xxxxxo de la vida.

Sólo tiempo y saber
xxxxxque has de morirte.

 

 

JOSÉ BELMONTE SERRANO

 

SU PROPIA HISTORIA
Fundador de una bien avenida familia.
Esposo fiel, padre modélico
y honrado trabajador por cuenta ajena.
Cumplidor de los preceptos
de una vieja Iglesia heredada.
Él, que pidió los auxilios espirituales
en la hora extrema,
quedó al fin en paz con Dios,
pero no con su propia historia.

 

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