Archivo
DE SILUETAS Y FALTA DE RESPUESTAS
.
SILUETAS
¿Para .qué .resistirse .a .la .frontera? Hay .un .desvestimiento
en .las .paredes .en .las .que .forjo .el .habla .por .extender la
lengua; .siempre .como .pequeñas .marionetas .en .un .teatro
sin hilos, abrimos nuestras cuerdas vocales .agitadas al viento.
Tu sombra .ha .iluminado .cuanto .de .mí .interpreta: la mujer
impaciente que espera el autobús, aquel adolescente que llega
tarde a clase y los .que .van .al .raso, sin abrigo, los que duer-
men .y .callan. Todo lo que se encuentra iluminado .no es más
que sombra exacta, propia .del .resplandor .de una caverna de
la que afloro .con .la .brutal violencia del sexo golpeado por la
sangre. Es a través del cuerpo .que .tira de los ojos por el que
ya el contorno .no es contorno; como un diminuto fuego fatuo
tus ojos encendidos.
.
.
.
.
.
DESPLIEGUES
Sobre xlos xcauces xde xla xmemoria, xarcos: .hilos .entre .los
vértices. La xligera .espesura .que .media xentre xel .paladar .y
los xoídos, .sonoros, .lo xque xqueda xtan xleve. Lo .que .pulsa
hacia .afuera. Como .células .que .se multiplican, metástasis del
aire. Ser .soñada .por .ojos que han soñado que sueñas. Es rapi-
dez. Abierta, una vez más, la cuenca del deseo apaga el día y la
noche. Para dejar .pequeños .surcos que se abren, que se abren,
que .se .abren. Con .la .fugacidad .del .propio .rastro, del .rostro
que se hunde sobre sí mismo, elástico.
.
.
.
.
.
Apenas escondida de mí misma, la fuga
en la orfandad, el sosiego
en que invento la niña que no fui.
.
.
.
.
.
Soy
la que nunca soy
cuando soy
yo
la sombra sin figura
el paso sin camino soy
la que nunca fui
cuando soy
yo
avanzo sin paisaje
construyo sin pilares
mi habitación
el añico
el cristal que se rompe
contra sí mismo
soy
.
.
.
.
.
En el vientre vacío
una pregunta
padre
la soledad que acuno
el óxido del tiempo el relámpago
súbito
que inventa la respuesta imaginada
una pregunta
padre
una pregunta un sueño un embrión
de la nada que se enciende en la noche
que se incendia
contra la oscuridad
del laberinto
contra la propia línea de la sombra
en el suelo
ahora y en la hora de nuestra muerte
padre
la pregunta
.
.
.
.
.
Una paloma
se introduce en la noche
ciego es el infinito
que se abre
contra el final del viento
.
.
.
.
.
La rapidez de la ciudad, su prisa cuando al anochecer
entre los rascacielos se levantan restos de las batallas
y a través de sus calles la vida se pregunta
por la vida.
Aquí pudo ser la ira de Dios.
Jamás hubo respuesta.
.
.
.
.
Gorría, Ana. De la supervivencia. Poemas 2006-2016. Madrid; Ed. Los libros de la marisma, 2018.
.
HAMBRE DE SER
.
Pasan los cuerpos rápidos contra
mi cuerpo:
solo
minuciosas estampas, hambre de ser.
Minuciosos
latidos contra el asfalto son
vacíos que se rompen en la pregunta última.
Encadenados, torpes
cadenas, unos contra otros.
.
.
.
.
.
En la extrañeza de saberme sola estás tú aquí
Me miras y te miro. Viene
entonces el látigo del reconocimiento.
La pupila se agranda
el futuro no es y
en el centro estás tú y
el pasado no fue
la aguja de la carne contra la carne,
el dardo,
la diana,
la orfandad,
la metáfora:
la grieta de la carne contra la carne.
.
.
.
.
.
Contra tu sombra
el hilo de la música en que duermes,
la música que escuchas de mis manos
y que te trae hasta mí
desde tu sueño,
desde la esclavitud,
un acorde que une y que desune
en la vigilia:
negro, blanco, negro, otro gris,
en la guerra
un acorde,
otro gris,
desde mi esclavitud
mis ojos en tus ojos.
Tu violencia.
.
.
.
.
.
Desnudos, despojados
vamos acariciando el ritmo que decrece
con la herrumbre del tiempo demorado:
el recuerdo.
Redonda, blanca, negra.
Otra clave de sol.
La imagen suspendida mientras
la música no cesa y
tu mano está en mi mano y
me acompaña lejos
se introduce
en el cuerpo
mientras la guerra no deja de sonar
¿Quién escucha la guerra?
Y nuestra esclavitud ciega
los laberintos
nos pesa sobre el cuerpo
la voz agria del día,
el temblor,
su estridencia.
.
.
.
.
.
Apenas reconozco la música que suena en nuestras manos,
larva incipiente del pasado que espera más allá
de Tannhäuser,
más allá
de lo dulce y de lo trágico
mientras la niebla espesa contra los edificios
y los cuerpos no alcanzan a saberse
voy
de vuelo.
.
.
.
.
.
En esta noche oscura te persigo incluso cuando es la noche
xxxxxya solo es
humedad extendida contra el regazo.
Incluso cuando no es más que luz de cobre que cae
disfruto de la luz porque parece la blancura del llanto que
xxxxxaún no se ha producido.
Habrá otra voz, la arista de la tarde al nivel del pantano.
El mordisco del animal que ha herido mi interior.
El amor que no pasa.
La lechuza y su vuelo
que despierta en mi lengua la posibilidad de los sentidos.
.
.
.
.
Gorría, Ana. De la supervivencia. Poemas 2006-2016. Madrid; Ed. Los libros de la marisma, 2018.
.
DE LA SUPERVIVENCIA
.
EN AUSENCIA DE SÍMBOLOS
la voz en su mediana incandescencia
así
la lejanía
leve espiral de sol
vientre
llanto
tú
decir es lo que duele
.
.
.
.
.
ENTRAÑA
golpe tras golpe
como pólvora seca
sobre la escarcha
.
.
.
.
.
[ETC]
A la altura del ojo pasan coches
semáforos
obstáculos.
Quizá la voz cansada
su descomposición
el corazón de los cansados sabe.
.
.
.
.
.
MARÍA MAGDALENA Y EL BARRO
Casi sucia la nieve va
ungiendo de alquitrán
el regazo del sueño.
Le da forma la voz
que arrasa los escombros
lenta y torpe
como el cauce que arrastra su inquietud
apenas cristalino.
La polución xxxla ruina
en el regazo
iluminado apenas.
.
.
.
.
.
LA LLUVIA
trae
otra lluvia.
Contra mis ojos ciegos la humedad
trae otra noche.
Vuelvo a esperar.
Sigue pasando el tiempo sin medida,
sigue cayendo el agua al precipicio,
sigue soñando el dios
que está dormido.
.
.
.
.
Gorría, Ana. De la supervivencia. Poemas 2006-2016. Madrid; Ed. Los libros de la marisma, 2018.
.