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DOS TEXTOS DE ‘ARTEFACTUM’, DE DAVID GONZÁLEZ LAGO
HATERS
Me fallan la forma y el fondo. Eso dicen mis haters. No soy trascendental ni tampoco entretenido. Mi obra es una mancha en un océano insondable. No pasa inadvertida mi pintura; tampoco es trending topic. Pude probar las mieles; ya solo me alimento de inmundicia. Me elevaron a un enorme pedestal, tan alto que parezco un Velázquez sin llegar ni siquiera a Pacheco. Eso dicen mis haters. Reconocen que tuve momentos brillantes. Pero ya Prometeo robó la llama de mi inspiración. No soy más que las ascuas de una antigua erupción creyéndose implacable Vesubio. Eso dicen mis haters. Y puede que en esto lleven razón. El rescoldo que soy, no obstante, aún destruye alguna que otra Pompeya de vez en cuando.
MONÓLOGO INTERIOR DE COMPRADOR EN UNA GALERÍA
La decisión está tomada: me lo llevo. No es un Picasso, pero es un lujo accesible. Le dará categoría1 a mi salón principal. Será la envidia de todas las visitas. Ni siquiera me agrada del todo, pero su autor tiene prestigio2 y resulta incluso armonioso en su composición. En mi círculo social, crearé expectación3 repitiendo —con algún adorno— las palabras de la amable galerista: una artista maldito, una infancia difícil, un trabajo distinto a todo lo demás. Inclasificable, aunque a la altura de Banksy, Basquiat o Koons. Un genio de la provocación. Nunca me atrajo este tipo de abstracción, pero creo que podré acostumbrarme a su rareza4. No; no es un Picasso, pero es un lujo irresistible. Todo el mundo verterá sus alabanzas5 sobre mi gusto exquisito. No se hable más: me lo llevo. La decisión está tomada.
1Categoría: lo que opinan los demás de tus propios caprichos. A menudo, antónimo de belleza.
2Prestigio: lo que opinan los demás del trabajo ajeno. A menudo, antónimo de valía.
3Expectación: lo que esperas que opinen los demás. A menudo, antónimo de sentido común.
4Rareza: lo que opinas de aquello que ignoras. A menudo, sinónimo de desconocimiento.
5Alabanza: lo que opinan los demás en voz alta. A menudo, antónimo de sinceridad.
González Lago, David. Artefactum. Gijón; Bajamar editores, 2020.
RESUMEN DE NOTICIAS DE 2020
Lo cierto es que no sé muy bien por dónde empezar. Me importa muy poco la pandemia como para hablar de ella aquí; hablaría en todo caso de ciertos comportamientos, pero eso me llevaría demasiado tiempo y sería inútil lo que alguien como yo pudiera comentar.
Este año no saben lo importante que es para mí dar las gracias a todos aquellos que de una u otra manera me han tenido en cuenta. Les contaré, muy por encima; no hay por qué entrar en detalles, al menos de momento: hace unas semanas, tomándome una cerveza con un amigo, me preguntaba por cuestiones laborales y al explicarle lo que necesitaría para poder hacer lo que quiero hacer terminamos hablando, cómo no, de dinero; al contarle lo que había cobrado el mes anterior y preguntarle si así había manera de ahorrar, me respondió que no sabía cómo se podía vivir así. No hay nada como dar números para que se entiendan ciertas cosas. Así que, por eso, quiero agradecer con mayor intensidad, si cabe, que otras veces, que Rubén Pozo y Lichis, Pedro Chillón, Alberto Alcalá, el Manin y Antonio de Pinto me hayan invitado a sus conciertos y/o regalado sus discos, ellos saben de mi devoción por la música. A Joan de la Vega, Luis Sánchez Martín, Joaquín Piqueras, Cristina Morano, Juan López-Carrillo, David Trashumante, Isabelle García Molina, Pepo Paz Saz, Vicente Velasco, Sandro Luna, Víctor Peña Dacosta, Alexis Díaz-Pimienta y David González Lago hayan tenido a bien aumentar la cantidad y la calidad de mi biblioteca particular.
Además, sería impensable este año sin haber tenido a mi disposición las bibliotecas particulares de josé antonio martínez muñoz, José Daniel Espejo y Cristina Morano.
De todo lo que ha caído en mis manos este año, me parece esencial haber descubierto a Marcial, a Hugo Mujica, a Jesús Aguado, a Harkaitz Cano, a Javier Salvago, haber leído a Cavafis traducido por Valente y el ‘Yosotros’ de Raúl Quinto. Léanlos si no lo han hecho (es solo una recomendación).
Gracias a todos.
Seguimos.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (114)
Acaba de llegarme a casa ‘Artefactum’, el nuevo libro de David González Lago, publicado por Bajamar editores. Gracias tanto a él como al editor por habérmelo enviado; de aquí a nada les cuento.
ANIMALICÉMONOS
POCO A POCO HUNDIREMOS EL ARCA DE NOÉ
Hay animales muertos pegados al asfalto.
Son seres despojados del latido
y del hábitat,
seres ejecutados por la prisa
de otros seres con alma de alquitrán
—poco a poco hundiremos
el arca de Noé—.
Suena un claxon estridente.
Lo ignoran los oídos saturados
de los hombres y las bestias.
xxxxxxxYa nadie escucha.
El claxon predica en el desierto.
Hubo arboleda donde hay autopista;
solo quedan carriles,
líneas continuas,
señales, prohibiciones
que recuerdan las reglas del juego
—matar no está prohibido—.
Hay animales muertos pegados al asfalto.
Son seres transmutados
en trozos de carne inerte,
xxxxxxxcarne olvidada,
xxxxxxxcarne que a nadie preocupa,
xxxxxxxcarne que nadie retira
xxxxxxxni siquiera
xxxxxxxhacia el arcén.
No queda tiempo para velatorios
—el botón de la pausa murió—.
Un olor putrefacto
emana del asfalto.
Las horas punta
se volvieron aún más
malolientes, si cabe.
Colapsos, atascos
frenando a los vehículos
pero no a lo frenético.
x
Hoy, todo es estruendoso.
Ya nadie escucha.
Ya nadie huele.
BUKOWSKI LLEVABA RAZÓN
Bukowski llevaba razón.
No somos más que ratas,
un puñado de ratas malolientes,
efímeras y grises
—igual que nubarrones—.
No somos más que ratas inquietantes,
eternamente condenadas
a malvivir en avenidas subterráneas
o a divagar perdidas sobre el asfalto
—la condena es hacer filosofía
en la cima de algún estercolero—.
Soñamos desde el ostracismo.
Comemos de la mano del verdugo
—esa misma mano que nos alimenta
con una dieta de abundante veneno—.
¡Hagan caso a vallas publicitarias!
No somos más que ratas consumistas
que buscan libertad en lo podrido.
Bukowski nunca dijo estas palabras.
Y, sin decirlas,
llevaba toda la razón.
EL ROCE QUE DESGARRA A LA SERPIENTE
Para hacer el camino, serpentear
dejándose la piel en el trayecto
y no dejar estelas polvorientas.
Jamás tener los pies sobre la tierra;
carecer de cadenas y de pies
y en ausencia de piernas, avanzar.
Detenerse a ofrecer al caminante
ácidas manzanas que alimenten
y den conocimiento.
Librarse de la piel despedazada
y seguir zigzagueando con firmeza,
desprotegidos y compactos,
heridos por el roce del pasado,
soportando el zarpazo del presente,
sabiendo con certeza que mañana
la piel que nos protege
será regenerada una vez más.
ARGUMENTARIO A FAVOR DE LA CACERÍA Y LA TAUROMAQUIA
González Lago, David. Animalicémonos. Murcia; Boria ediciones, 2019.