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EXCUSAS AMBIGUAS
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LES RITA MITSOUKO
Nunca me traduzcas esta canción
nunca me despiertes.
Dice que hace frío, dice que amanece
dice algo de un auto, dice algo de un bosque
que hubo un diluvio, dice
que hubo algunas muertes.
Manchas rojas en la nieve
y el cielo que se lleva todo.
Nunca me traduzcas esta canción
nunca me despiertes.
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CUMPLIENDO con el rito
de animal carroñero
tiro carne muerta sobre brasas furiosas
con la excusa ambigua
de alimentarme.
Yo, otro maldito mamífero
de sangre caliente
que por eso tiene que comer
más de una vez al día
y por eso tuvo que propagarse,
prosperar
y arruinarlo todo.
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Burguez, Claudio. Perro de aeropuerto. Cáceres; Ed. Liliputienses, 2019.
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PERRO DE AEROPUERTO
Dije Finlandia porque creo que
entendemos muy bien esto de lo remoto
y porque alguien que no subió más arriba de Amsterdam
piensa que es muy posible que un finlandés
un día se emborrache, mire a su alrededor
y de la nada escriba un libro que se llame
Montevideo.
NOCTURAMA
No son muy frecuentes los eclipses por aquí
de hecho ocurren cada mucho tiempo
por eso tuvo que ser esa noche, justo ese día
que elegiste para derramar un poquito de sangre
sobre una cama improvisada y sobre mí.
Lo siguiente que recuerdo es que nos fuimos a un cerro
a terminar de ver cómo la luna se ponía delante del sol
sé que dicho así parece un mal poema
pero no se puede decir de otra forma, Cecilia.
LUCE
La chica irlandesa luce una gran sonrisa de campo
dura, seca e increíblemente bella
igual a la que vi en algún club
de un pueblito de Canelones.
La tira por todo Hyde Park
como una recién llegada.
Yo jugaba de niño en aquellos parajes
entre personas de sonrisa dura y seca
a veces bella.
y soñaba con irme, sencillamente
y me fui, sencillamente.
Me .quedo .mirando .para .arriba xcomo xperro .de .aeropuerto
mientras la chica robot anuncia, en varios idiomas, tu despegue.
Siento el hachazo en .el .exacto .momento .en .que .las .ruedas
traseras dejan la pista. Y retengo el humo .de la misma manera
que vos apretabas las piernas y retenías el gusto.
Porque es así, hay aviones que matan.
Esto no dejó nunca de ser un Castillo
y esto otro no dejó nunca,
ahora me vas a entender, de ser deseo.
Puro e indefinible impulso eléctrico.
Como hace mucho tiempo vuelvo a poner
el mismo track toda la noche
y a tomar vino con cosas que extraigo
de la base de mi cráneo.
Así de poco moderna es esta noche,
así de inmaterial y lenta.
Porque en términos generales,
nunca dejamos de hablar del hambre.
DELETE
Si llego a tener hijos me gustaría
que nos agarre una catástrofe natural
que nos obligue a subsistir en un mundo en ruinas
que de paso desaparezcan algunas tiendas
y que en la noche los pueda ver rendidos
durmiendo a mi lado
agotados pero descargados
todavía intactos de todo pasado
y sin pesadillas
sin excusas.
Las ganas de hablar en serio
y no poder, nunca más
hablar en serio.
Burguez, Claudio. Perro de aeropuerto. Cáceres; Ed. Liliputienses, 2019.