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LA RAÍZ NO ES EL PRINCIPIO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxTengo celos de la muerte
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque nos separará
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEvaristo
La raíz no es el principio
y sin embargo
a su alrededor
pequeños roedores
amasan la tierra
felicidad
es lo que buscan
entre la maleza
¿o somos nosotros?
Sí, es cierto:
hábiles domesticadores
de lo superfluo
eso somos
o animales
que se inclinan
sin deseo.
Para eso existes
o tal vez no, y lo recuerdas:
algún día este amor
que producimos
nada será
y eso
me aterra
Santamaría, Alberto. Lo superfluo y otros poemas. Madrid; Ed. La Bella Varsovia, 2020.
TRES POEMAS DE ALBERTO SANTAMARÍA
ANÉCDOTA DEL DESEO
esperamos
demasiado tiempo
su llegada
he fregado los platos
visitado a los vecinos
doblado las camisas
creído que era posible
una forma particular
de estar ante los hechos
pero las cuatro patas
del deseo
se convierten
de golpe
en toscos muebles
de época
no sabría explicarlo
de otra manera
lo siento
quizá explicar
sea el verbo
menos útil
de nuestra lengua
EL SISTEMA DEL AMOR
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA house is not a hotel
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxHellacopters
¿Qué te parece escapar de todo límite,
estar a la vez dentro y fuera como el animal que preso huye
hacia su instinto?
Me imagino que en donde tú vives nada es más parecido a la noche
que esta vaga sensación de estar atrapado. El ascensor ofrece
largas visiones del mundo donde parejas, animales, sedantes frases
que rozan el sabor eléctrico de una historia (qué poco importa
saber la verdad) te empujan como el pez que remonta su pasado.
Me has preguntado
si llegaré para la cena, que si llevo vino, que si sabré cuál es el timbre,
pero de allí de donde tú vienes (el futuro, la victoria que trabaja sus símbolos
como círculos hacia ningún horizonte)
estar atrapado significa esto: comportarse como el animal que persigue
el hipnótico aroma del deseo.
¿Qué te parece huir de todo límite? Si me lo preguntases ahora
te diría que es necesario escapar del vientre de las olas, de la arena,
(de todo lo que signifique naturaleza), de la ropa que cuelga bajo la lluvia,
caer
sobre alguna evidencia, tal vez atrapar alguna ciudad dentro y fuera
de la tierra, pero nada más, nada más.
Tal vez no te lo diría. Ahora que ya he probado esta porción de ti
que llamas sofá, calor, luz, no te lo diría. Una palabra tras otra, un golpe
sobre el tiempo exige un cuerpo que lo piense, una mente dispuesta. Una mano.
Me imagino que en donde tú vives
huir es la forma perfecta de la noche. Decirlo ya no es fácil, cariño.
Nadie promete un final
para algo que nunca ha empezado. Así funciona el mundo.
Así de simple.
(No te dejes engañar)
El placer siempre hace lo que puede por sus hijos.
EL SISTEMA DEL AMOR
(Lección de filología botánica)
Lo que yo diga no importa nada, nada. ¿Acaso le importa
xxxxxxal aire .el aleteo idiota de un pájaro? Jamás he re-
xxxxxxgado las dos plantas que me regalaste —Monstera
xxxxxxdeliciosa, Platycerium bifurcatum— y sin embargo
xxxxxxcrecen .sin .misterio hacia .lo .alto. Huyen hacia ti
xxxxxxdesde mi casa.
De mi cocina
sale humo
en un idioma
que desconozco.
Santamaría, Alberto. Pequeños círculos. Barcelona, DVD ediciones, 2009.
PEQUEÑOS CÍRCULOS
LOS CASTRATI HAN VUELTO PARA HACER DE LAS SUYAS
entre tanta niebla
su voz hecha de nylon resuena
como el roce hueco
de las castañuelas
como una boa
como músculos sin más objeto esta tarde
que saciar su bondad negra y aderezada
entre fibrosas ramas de helecho
llegan
(No se trata de placer, Febo. Eso .sería .tan .fácil como des-
tripar un kiwi o plantar con .cuidado .la .oscura .semilla del
aguacate en un vaso de .agua. Pronto .tendrías .resultados.
Se trata de eso-que-está-por-pasar. «La tonalidad básica de
la cultura del rendimiento .no .se .orienta a la obtención del
placer, .sino .al .mantenimiento .de .la .excitación». Esperar,
eso es).
llegan
(llegan camiones desde Cracovia abarrotados de madera.
xxxxxxSu corteza es ocre como tus ideas)
llegan
los castrati han vuelto
merodean
con su cabello enredado en los gruesos hilos de la niebla
han vuelto
y no preparan nada bueno
EL FILÓSOFO TRABAJANDO
(Apuntes para un ensayo sobre la belleza pasajera)
1
Imaginé que la lluvia como imagen nos serviría.
Su forma de llevarse los dedos a la boca, su inocente
silueta entre las uvas del mercado, sus dedos
como púas de un tenedor, rechonchos por la base
y afilados cerca ya de su presa,
imaginé que sería otra buena definición
de la …
déjalo, es inútil dar forma a lo que posee ya
su lenguaje definitivo.
2
(Aquí deberías añadir
algo
entonces
sobre la belleza. O cómo se derrama
torpe e impaciente sobre la mesilla
un vaso de agua. Perpetua dicha son las cosas bellas).
3
Sin embargo
parece que va a llover. Caminas
por la habitación de puntillas,
sigilosa, como si con tus pies
diminutos fueses capaz de añadir palabras
a esta búsqueda. (El lenguaje ya no cabe. Hierve el agua en un cazo).
Una camisa
pende sin músculos
del respaldo de una silla de mimbre. Estiras tu brazo.
Sacas del armario
el chubasquero rojo
como si extrajeses de tu cuerpo
un órgano muy delicado.
(Tu palabra vibre entonces como la piel de una campana).
Te sienta tan bien
ese color.
—nunca me lo habías dicho.
LA PELUCA DE LAS COSAS.
LO IGNORADO
Pero lo ignorado también existe en sus pequeños actos. Se trata
de no volver con las manos vacías, por eso traemos vino
y algo de queso para la cena; miramos el rastrillo
que junto a la puerta tienta nuestros dedos, la barba del cartero
que se espesa casi blanca a la altura de la barbilla; medimos nuestra distancia
hasta el cubo lleno de leche
sobre el que un hongo de humo asciende —niebla
que atrae al alto hocico del invierno—. Nos llevamos el vaso a la boca
que luego volveremos a colocar sobre la mesa
con la marca lechosa del sorbo en su filo. Es algo más
que la aparente variación de un músculo. En los márgenes
siempre hay vida, como ves. ¿Quién guardará entonces nuestro secreto
ahora que hemos perdido los billetes de vuelta?
Nada en este lugar nos es familiar. Ni la luz que exgera
sus límites, ni el timbre metálico del carnicero
que afila sus cuchillos alejado ya de su presa. Nada. (No te preocupes,
estás a salvo,
la ola de secuestros no te afectará a ti que comercias
con pequeñas lagartijas de cobre. Pero ¿quién es toda esta gente
que respira dentro de un enorme signo de interrogación?)
—Oye, preguntas mientras descifras el número exacto de tu asiento,
¿sabríamos vivir en una ciudad tan común como esta?
LA PELUCA DE LAS COSAS II
(AFTER NIETZSCHE)
Nada en este retrato nos es familiar. Esa camisa, tu abuelo,
la luz, el cenicero cuyo fondo ennegrecido
hace imposible todo acto visionario, son sólo
formas de decir o, mejor, de expulsar
la escasa posibilidad de salir bien parados
de esta fórmula
que llamamos mundo,
belleza en ocasiones, las menos, es cierto.
Si pudieses congelar la imagen
observarías con el zoom preciso
las estrías, la ceniza, las marcas porosas
que el deseo filtra
como una pared húmeda
entre tus cosas.
Pero pedir gratitud
es de idiotas,
igual que pedir que la lluvia
con su espíritu militar
sea selectiva. Será mejor
buscar en otra parte. Tu ciudad es un buen sitio.
La avenida estrecha,
ribeteada por gruesos y elevados plátanos,
árboles tal vez de otro mundo. Es ahí donde vivimos.
Son las ocho.
Estará a punto de cerrar la tienda.
Con un pie empujará la reja metálica
hasta el suelo. Cuenta las monedas que tiene en el bolsillo.
La imagen se deshace, su belleza
oscura es casi nieve
al borde de la carretera.
Sería inútil repetir este gesto
un millón de veces. Nada cruje a nuestro paso. Es la vida.
Volvamos al principio. Sí. Buena idea.
En el frutero brillan
de nuevo
rojas y apiladas
las manzanas.
ANÉCDOTA BARROCA
de entre mis manos
te resbalas
como este jarrón
que descubre
delicadamente
en su interior
el vacío
ANÉCDOTA DEL LAGO
(EL DÍA QUE DESPERTÓ JOHNNY CASH)
he logrado al fin
mi propia distancia frente al mundo
como el que traza círculos
sin obligación de hallar
nada perfecto en su trabajo
he llegado
hasta esta casa
junto al lago
llovía
me quedé dormido
junto a la raíz de un árbol
juncias
dientes de león
maleza
al despertar
la ondulación perfecta de sus cuerpos
frente a la brisa
su indiferencia
ante este mundo como un herida
que se desea abierta
me complace
Santamaría, Alberto. Pequeños círculos. Barcelona; DVD ediciones, 2009
REVISTA MÜSU Nº5 VERANO 2004 -poesía-
Aquí tienen una amplia selección de la sección de poesía de esta revista coordinada por Mertxe Manso y Elena Medel, ilustrada por Laia Arqueros y maquetada por labellavarsovia.
ANA MERINO
LOS SUEÑOS DEL PRISIONERO
La ciudad carcelaria ha cerrado sus puertas
y te has quedado dentro
acariciando el frío que hiela sus almenas.
Esta vez soñarás con la verdad metida
en un frasquito azul
y el abrazo vacío del que se siente solo.
Pensarás que en ti habita
la esencia del dolor
como un duende sin alas
que espera que el futuro
le deje conceder algún deseo.
La ciudad carcelaria
a veces se apodera del temblor de tus labios
cuando lloras dormido
y nadie te cobija en su regazo.
Te van a despertar
las palabras que escribes
convertidas en hormigas.
Las verás deshacer cada párrafo
y en hileras muy finas
recorrer las paredes de tu celda.
Esta vez soñarás que la ciudad no existe
y los poemas son el único lenguaje
que te queda.
A veces las palabras
anidan por si solas detrás de tu garganta
y dicen lo que piensas,
entonces se te olvida
que arrastras las cadenas
de una ciudad sin alma
donde sólo tus sueños
reconocen sus calles.
A veces nos miramos,
te apoyas en mi cuerpo
de gárgola deforme
y duermes como un ángel,
y yo que estoy despierta para siempre
te envidio cuando sueñas.
PIEDRA, PAPEL O TIJERA
Piedra
fría,
rincón silencioso
junto al regazo de los muertos.
Papel
para escribir
unas breves líneas,
la despedida apresurada
del viajero.
Tijera
para cortarle la lengua al mar
cuando suspira.
Tijera
para cortar los sueños
de los ahogados.
Papel
para escribir sus nombres.
Estrecho de piedra,
barquito de papel
arrecifes de tijera.
Un poema triste
para los que se quedaron sin aire
en las orillas.
Lágrimas de piedra
pateras de papel
y la boca del mar
con dientes de tijera.
MARÍA ELOY-GARCÍA
HIPERSUMMA
superhipermercado
tu summa teológica son los cinco caminos por los que se llega a la estática cajera
cordero degollado en bandejas reciclables
san juan lo hubiera aceptado
ascesis de barrio
grados de perfección hacia tus pulchrum detergentes
mi escolástica es tu cobijo de superficie inabarcable
movimiento primero de oferta
para la causa eficiente de nuestra demanda
mortales y solos
perfección-gobierno del mundo
ente sumo si azar no cabe
catedral de los oligoelementos
se sabe que dios eres
verum tetrabrik verum salami
es tu luz sobrenatural
el brillo que desprende un torrente de monedas
LA VIDA CÁMBRICA
he visto organismos anaerobios
en oficina sin aire con burbujas de lípidos vivos
y las fangosas comunidades de microbios
que se reproducen con la dureza antiquísima de la partición
luego medusas primigenias no muy lejos del lodo
con bocas tan antiguas
que no conocen la lengua para pronunciarse
y al fin el primer homínido
canal vertebral estrecho
tórax delgado
señales nerviosas tan limitadas que no hay control de la respiración
para decir yo mismo
estúpido bipedismo por el que abandonamos la mirada de la tierra
arduos instrumentales líticos
que nos hicieron pulimentar para siempre
con lo felices que éramos cuando la carroña
después el idioma por el que nos fuimos hablando y hablando
a repoblar las partes más distintas del planeta
hasta ahora en que la paleontología es un invento tan bien pulimentado
con departamento de humanidades primer piso quinta puerta
donde se especula la historia de lo que éramos
con el prejuicio insalvable de lo que somos
DE LO QUE CUENTAN LAS TABLILLAS EN LINEAL A
ya sé
ya sé de qué te conozco
tú eras una bacteria entonces de esas
con élitros ojazos que sorbían la orilla precámbrica
de centroeuropa
allá por el proterozoico
¿te acuerdas?
hace dos millones quinientos mil años
y estás igual
ya sé de qué te conozco
tu colectivo era el único sedentario
así que el primer bronce lo hiciste
con una simple mueca neolítica
todo tu campo era una urna
ya sé quién eres
eres el hombre
a fin de cuentas
nada nuevo
LA MEGALÓMANA
vivir en tu arriba
vecina cíclope de ojo mirilla
inscribiendo cuadrados en el círculo
qué coreografía la de tu planta
distorsionados vecinos de cabezas inmensas
lanzados cada día de sus casas
por la ley de la simple monotonía
tras ellos tu ojo de inventar conjeturas
vivir en tu arriba
gestando agujeros para mirar siempre
a qué horas de sencillas preferencias
de hipótesis empíricas de tercer piso
te lleva la tierna megalomanía
mirarte en tu arriba
más allá
grúas bestiales destrozando bloques que no sabes
con la silueta todavía
de escaleras subiendo por la pared intacta
y una puerta magritte por la que se ve el todo
ese que nunca percibieron
tus ojos sin estéreo
porque más allá del tercero
el mundo no existía
IVÁN VÉLEZ
SANGRE FRÍA
Un escuálido reptil
incubó escamas de metralla
en el colchón del turbio placer,
arañas sobre los puños cerrados.
Y la miel no ahoga el rescoldo.
Las rodillas mueren a la sombra
de huecas catedrales,
rueda el metal de la borrasca
por un pañuelo astillado.
Y la miel no ahoga el rescoldo.
EL ALQUIMISTA
Dentro de la burbuja,
carcoma mordisqueando lucidez.
Amanecer de nervios y siluetas,
mares de esfuerzos.
Mujeres negando sus suaves rasgos
al mundo.
A través de las lentes de hielo
el paranoico es ternura, belleza violenta,
y su sombra color ámbar,
engaño para el asfalto
de gorriones persiguiendo niños.
Astillas de un guiñol abarquillado
clavadas en los dedos
y nadie que pueda curarlos
pues no quedan ya costureras del delirio
para sanarlos con su hábil urdimbre.
Amanecer de cucañas envenenadas
que juegan al escondite
incordiando las miradas
en la penumbra espoleada de bombillas
de risa enferma.
La geografía incógnita del pirómano
se convierte en simulacro de lenguas
al recibir su caricia.
Simulando bienestar nos apartamos
de la espiral kamikaze
que desciende por la espalda del sueño.
LICÁNTROPO
Una gota de sangre
resbala
por el frío letal
de la bala de plata.
Plena luna,
láctea luna.
Un disparo se desvanece
entre el musgo
del caserón,
y en el parque,
el silencio se cuela
en las rendijas del chirriar
de un columpio abandonado.
Sin niña ya,
sin rodillas de mercromina
bajo sus tiernos,
deliciosos muslos.
ALBERTO SANTAMARÍA
MI CUERPO ES TU CASA
[NACE MI CUERPO DEL NOMBRE ESCONDIDO EN LOS BUZONES]
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSobre las putas / me quedo frito
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSr. Chinarro
A veces, dices, reconozco
tu voz al otro lado, reconozco el gesto de tus llaves
cerca de la puerta ‒ese ruido de cerezas metálicas
que se agolpan involuntarias en mi nombre‒,
a veces, dice, reconoces mis pasos y su instinto,
el tacto de tu mano que no acierta a elegir su orden,
‒torpe es el deseo que busco‒.
Recuerdo, dices,
el olor a ciudad en llamas,
‒es sábado, y la luz en los parques se enciende‒;
son tus labios dos cuerpos desnudos que luchan
solos en la arena. Dos cuerpos: formas del racimo
y de la voluntad, que se hunden
en el eterno impulso de un quinto sin ascensor.
‒Las parejas se asoman al lento gemir de los bancos‒.
Formas, dices, ahora que llego
sin aliento al límite de tu aliento,
y me llevas enfermo con tus ojos a la cama
y muestras heroica y débil la frontera de tu rutina.
‒Y cada paso se repite, como una señal‒
A veces, reconozco en mi casa un cuerpo
donde cada imagen que cuelga
es una guerra remota, una factura escrita
en las huertas del sueño,
y cada grieta un grito acallado en el hueso
más hondo de las manos, y cada mano
una puerta que busca ansiosa la luz en otra parte.
A veces, dices, oyes vagar un cuerpo entre nosotros,
un fantasma,
y luego desciendes de ese coche y descubres
la lejana sed de una palabra,
los hombros tallados a mordiscos,
el seco temblor de tus límites.
A veces, dices,
reconoces en otros cuerpos
el terrible sabor de mi casa.
SANSONITE A MITAD DE PRECIO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxY de repente,
xxxxxxno sé qué hacer con tanta soledad.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxKarmelo C. Iribarren
Ahora desayuno en una terraza: croissant, café, naranjas,
y observo desde estas hojas aquella lejana habitación
de mil novecientos noventa y siete.
Qué triste soledad me empuja al recuerdo
de nuestra vida en estas calles. Comprabas tabaco
en ese pequeño estanco, en esa esquina
esperabas el taxi y donde pedías pan
y fruta de temporada es ahora
una enorme tienda de maletas. Sansonite a mitad de precio.
Qué enfermedad es ésta que me hace reír
al saber que me dejaste sin dinero, sin coche,
sin hambre, y sin maletas, y lo que es peor,
sin lugares a los que viajar, sin proyectos.
Qué enfermedad es ésta que sube hasta mi lengua
y que busca tu cuerpo, una respuesta.
Qué terrible broma del tiempo es ésta.
“Su cuenta, caballero”, dice el camarero. Qué triste
soledad de me lleva a las viejas aceras conocidas,
pobladas por antiguos rostros que son yo
y van conmigo. Compraré una maleta ‒lo sabes‒,
para atravesar la ciudad y recoger fríos
restos de mi cuerpo, de tu olvido
en los portales. Recoger aquel rojo
sabor del whisky en tus labios a las doce,
mi dolorosa manía de madrugar en domingo,
el olor del autobús lleno de bañistas, tu pelo
cuando Los Reginas nos llevaban en barco hasta la playa.
Recoger sobre todo el color del humo en tus labios
al decir mi nombre,
y agarrarme la cintura al salir a la calle.
Compraré una maleta, lo sabes. Es la cuenta que he de pagar
por tanta felicidad en tu nombre. Por tanta soledad este domingo,
por mi costumbre del whisky antes de las doce.
Ya lo sabía antes de pedir croissant, café, naranjas.
Son estas terrazas en el desayuno
amargos balcones al tiempo.
LUIS BAGUÉ QUÍLEZ
GLORIA
Gena Rowlands fuma junto a la ventanilla.
Su gabardina cruda,
que tantas veces barrió el asfalto de Manhattan,
ya no es sino un jirón de antigua sombra.
De nuevo llegará tarde.
Otra vez es culpa del maldito reloj,
del tráfico imposible en Central Park,
de los charcos que deja esta lluvia
sobre la piel marchita de las avenidas.
Las volutas de humo se enredan en sus dedos.
Sigue apoyada en el viejo Ford,
que le recuerda trágicamente sus arrugas.
Está bien. No piensa esperar más.
Aplasta un cigarro con el tacón del zapato.
No sabe que detrás de la puerta
le aguarda el milagro de una vida distinta.
LAS VÍRGENES SUICIDAS
xxxxxxxxxxxxxxxxxVirgen suicida.
xxxxxxxixxxxxxxxxEs inútil seguir
xxxxxxxen ese viaje al holocausto
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCruel Crux
Yo conocí a Lux Lisbon.
Recuerdo haberla visto
mirar vestidos en los escaparates
y esperar mucho tiempo un autobús
bajo el sol declinante de noviembre.
También coincidí con sus hermanas,
y puedo decir que eran bonitas
‒pero eso es ya sabido‒,
que les gustaba el licor de melocotón
y que, entrada la noche,
resultaban incluso algo vulgares.
Sus vidas se me antojan ahora
un cristal empañado, constelado de vaho,
desde el cual las veíamos difuminarse
hasta desaparecer
como una mancha de aguarrás sobre las manos.
En la última fila de algún cine,
yo acompañé a Lux Lisbon
por el extraño limbo de nuestra adolescencia.
ANTOINE DOINEL
xxxxxxxxxxxxxxxxxQue reste-t-il
xxxxxxxxxxxxxxxde nos amours?
xxxxxxxxxxxxxxxxCharles Trenet
París era una fiesta
con lluvia y con paraguas,
con zapatos y lágrimas
perdidas en el metro.
¿Qué queda ya de nuestro amor?
Yo te buscaba entonces
en la puerta del cine;
te ponía mi bufanda
o mi mejor sonrisa,
te pintaba los ojos con un beso.
¿Qué queda ya de nuestro amor?
Sólo la Torre Eiffel,
la soledad de los parques en junio
y tantas noches consumidas
en fugas hacia ninguna parte.
Mi nombre, Antoine Doinel,
un nombre que no es nadie,
unas breves cenizas
marchitas en la piel del celuloide
y amarillas por el polen del tiempo.
¿Qué queda aún de nuestro amor?
AL CUADRO DE UNA JOVEN CON CIUDAD AL FONDO
Lejana como las aves en la noche
sospechas la ciudad a tus espaldas.
Y quisieras comprender la soledad:
el porqué de este horizonte sin aristas,
la brisa imperceptible que humedece las calles,
las lágrimas altivas de neón en los párpados.
Y no sabes que la lejanía que contemplas
es patria y margen, es destino y exilio.
Me gustaría decirte que tras esa alambrada
hay sombras que te acechan en cada jardín,
en la cola del cine,
en la respiración de los semáforos.
Si te detienes a escuchar el tibio murmullo
de unos pasos sobre el gris del asfalto,
igual que nieve enferma,
advertirás que en ciertas avenidas
también habitan labios y palomas.
Porque la ciudad no es sólo un bosque de ceniza.
A veces la ciudad tiene un alma encendida.
Pero al final la soledad no importa,
pues tu vida depende de un pincel
y el lienzo te condena
a esa rara mirada que hiere tus pupilas.
MARTA LÓPEZ VILAR
LO EXACTO
Esta vez comienza la noche
a olvidar la exacta medida del olvido.
Basta el silencio, una palabra florecida en la memoria
para que regreses.
LOS CIEN OJOS
Es la aurora quien nos observa con los cien
ojos de Argos, quien recorre
uno a uno tus cuerpos fatigados y dormidos,
tu brillo constelado entre la cama.
Dentro de ti se despierta un cauce
de olvido y de memoria
del que yo bebería cada amanecer
si no durmieras.
ENCUENTROS
Ahora, qué triste tu cuerpo tras la ropa,
rodeado de gente,
fluyendo en el silencio de los cuerpos más lejanos.
CONVERSACIÓN A SOLAS
Hablo de tu cuerpo y el mío
renaciendo de este hielo que enfurece
al saber que todo se concluye
aunque el dolor nunca termine
de calmarse en la memoria.
ALEJANDRA VANESSA
PRODUKT OF HUNGARY
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy mi gorría
hombres pequeños del mundo y mujeres altas,
no dañéis a las poetas porque ellas vendrán
a examinar vuestras necedades
con unicum y sus zapatos blancos nuevos.
MUJERES
sushi
paté pasta a la carbonara
fideos gordos con marisco estofado
para la cena
aperitivo merienda
después del desayuno
y más más cenas
‒con pata a la cuchiflé‒
de todos los gustos:
agria amarga dulce extra dulce
picante extra de extra picante
cumplida la caducidad
de todos los nombres:
alejandra elena ana
judit teresa
di modesto
y
mujeres el título mujeres
HOMBRES
mierda
mierda en los quicios
en las aceras en los árboles
en el parque
dos manzanas más abajo
en la puerta del colegio
en mis tacones
‒no los he vuelto a usar‒
de todos los colores
marrón marrón claro marrón
oscuro intermedio rojiza
parda amarillenta
ocre
de todos los nombres
paco juan javier
modesto óscar pedro
luis
y así mientras aguante tu razón
ENSAYOS PARA LEER UN POEMA
xxxxx> ¡te quiero!
xxxxx> te quiero…
xxxxx(el amante dispone su brazo izquierdo a modo de hamlet)
xxxxx> te-qui-e-rooo…
xxxxx> ¿te quiero?
xxxxx> ¡¡TE QUIERO!!
xxxxx> te quiero
Da igual cómo te lo digan.
FRACTAL 2012
El viernes y el sábado no subí nada al blog porque Cris y yo estábamos en Albacete, disfrutando de la segunda edición Festival Fractal de Poesía Joven. Es cierto que nos perdimos la presentación de la antología publicada para esta segunda edición y el primero de los recitales (el que dieron Maurice Chandler, María Moreno y Javier Temprado el jueves en el Café Época), pero asistimos a todo lo que desde Fractal estaba previsto durante el viernes y el sábado.
Una de las razones por la que fuimos al Festival Fractal fue porque el año pasado Cris y yo participamos en él y fuimos incluidos en la primera de las antologías que han publicado (una antología en la que compartíamos espacio con poetas de la talla de Pablo García Casado, Joaquín Pérez Azaústre, Elena Medel, Javier Moreno, Ben Clark, Ángel Paniagua, Alberto Chessa, Raquel Lanseros, Alberto Santamaría, Raúl Quinto, Ana Gorría o Luna Miguel); la otra razón es que uno de los organizadores y su compañera nos insistieron tanto que no pudimos negarnos a estar con ellos un par de días.
El cartel de este año, que demostraba que Fractal quería mayor fusión entre las distintas disciplinas artísticas, ha corrido a cargo de Chema Arake y era éste:
Y la antología publicada este año, y preparada por Rubén Martín Díaz, incluye a Jesús Bernal, Mercedes Díaz Villarías, Juan Andrés García Román, Sara Herrera Peralta, Javier Lorenzo Candel, Luis Martínez-Falero, José Martínez Ros, José Ignacio Montoto Mariscal, Antonio Praena, David Eloy Rodríguez, Elena Román, Basilio Sánchez, Estelle Talavera, Javier Temprado y Arturo Tendero.
Fue genial asistir a la inauguración de la exposición conjunta de fotopoesía, escultura y libros de artista albergada en el Museo Provincial de Albacete; digo que fue genial porque quedó demostrado que los políticos son iguales en cualquier parte del territorio nacional: un cúmulo de excusas baratas, tópicos y demagogia de supermercado; y fue genial porque algunas de las fotografías y las esculturas nos parecieron absolutamente geniales, así como muchos de los poemas visuales creados por alumnos de la Escuela de Arte de Albacete. Aquí tienen a Andrés García Cerdán dando paso a la inauguración de la exposición:
Por la noche, en el Viktor’s Café asistimos al recital que ofrecieron Matías Miguel Clemente y Javier Moreno. Matías Miguel Clemente fue un descubrimiento del que habíamos oído hablar y que nos impresionó con su búsqueda de los límites. De Javier Moreno, que leyó poemas de su último libro, ‘Cadenas de búsqueda‘, no puedo decir nada en este blog que no sea que Javier me parece uno de los mejores poetas que hay en este país (a la misma altura que su vertiente de escritor). Aquí los tienen en acción.
Y aquí dejo un poema de cada uno de ellos:
predolor
no quiero hablar del dolor para eso ya están las agujas y los pies
descalzos y los padres y alguna materia viscosa no quiero hablar
sino del predolor de lo anterior de la hacienda de lo pretallado
y de lo que hizo al hierro volverse amarillo y pudrirse debajo
de las manos aquellas que labraron a golpes de cuello una savia
que no absorbe y quiero hablarlo desde una silenciosa caravana
de cometas que amenace con cumplir su neura de mudanza
aleteando desde el cielo con lámparas de infierno y peregrinos
hablaré desde allí de lo que se hizo antes del dolor lo haré
y lo haré bien porque la piel desertizada sabe lo que pasa antes
lo que inaugura lo que predestina y rige la piedra y su chispa
(Matías Miguel Clemente)
LUBINA SALVAJE
Fui al mercado, caminando deprisa a través del frío
de diciembre hasta la pescadería. Allí pregunté por la lubina
y, a pesar del precio, opté por la salvaje
Me gustó la reciedumbre de sus escamas
su color oscuro, como si todavía guardase algo de la profundidad
del mar pegada a su piel. Y salí del mercado con mi lubina
bajo el brazo, y al llegar a casa me di cuenta de que no
cabría de ninguna manera en la vaporera
Así que me puse manos a la obra, tomé el cuchillo
más grande de casa y me dispuse a trocearla
Era una tarea de pescadero. Algo difícil abrirla
longitudinalmente, hacer que el filo
hendiese la carne tangente a la espina
cortar la cabeza
Tuve que ayudarme del mazo del mortero
para seccionar la enorme cola
Las escamas parecían de acero
Comenzaba a sudar, a pesar del frío
Entendí que ser salvaje era una cualidad de algunos cuerpos
una resistencia a ser atravesados por personas
que leen y hacen versos
Y entonces sentí por un momento envidia de aquella lubina
de aquel ser salvaje
(Javier Moreno)
El sábado por la mañana empezaron a torcerse las cosas (visto desde fuera por alguien que ha asistido los dos años seguidos al Festival). Y es que una de las mejores ideas del Festival, las ‘Cañas poéticas‘ –un evento en el ‘Shangri-Lá Bar’ en el que los asistentes leen poemas que no sean suyos y a ser posible que se encuentren en la antología que publica Fractal mientras se remoja todo en cerveza– fueron este año un caos organizativo, un evento deslabazado al que sólo asistió durante todo el evento uno de los organizadores…sí, lo han adivinado: Andrés García Cerdán.
Ya por la tarde, en el Café Indiano, asistimos a la presentación de tres libros premiados en el último año de tres autores albaceteños (Antonio Rodríguez, Javier Lorenzo Candel y Rubén Martín Díaz), que junto a Arturo Tendero ofrecieron una lectura poética excesivamente reposada a mi parecer. Después, una Mesa Redonda bajo el título ‘Poesía y crisis’ que moderó la poeta Cristina Morano, mostró a unos autores que se fueron demasiado por las ramas ante preguntas directas como el planteamiento de los temas clásicos en la poesía actual que los poetas de la mesa contestaron refugiándose en los autores clásicos y en la tradición y sin contestar a la pregunta de si el planteamiento debe cambiar o no.
Y casi para terminar el Festival llegó la bomba del mismo, un evento ante el que los amantes y los curiosos de la poesía deberían estar haciendo cola, un acto en el que se pudo palpar lo que cierto amigo dice que le falta a la mayoría de la poesía española actual: volar. Pues bien, si hubieran visto el recital que se llevó a cabo como penúltimo evento de este Festival Fractal, habrían escuchado, visto y sentido en cada poro de su piel cómo la poesía puede volar hasta cotas insospechadas. El recital en cuestión lo dio Juan Carlos Mestre y sé a quién se le saltaron las lágrimas viendo a este poeta que este país ignora enciclopédicamente. Joder, qué amor a la palabra, qué lucha a brazo partido ante quienes pretenden robarnos el significado de los más altos términos, qué musicalidad en la sabiduría…joder, qué gustazo haberlo visto, haberlo escuchado y haberlo disfrutado como pude hacerlo el sábado en Albacete.
La despedida definitiva se llevó a cabo en el ‘Torito Bar’ y corrió a cargo de La Cooperativa DJ. Esa es una de las mejores maneras de terminar una fiesta como Fractal Poesía (no se imaginan la sed que dan estas cosas).
Eso sí, aunque fue un placer reencontrarse con Luis Merino, con Antonio Rodríguez o con Constantino Molina, y conocer a jóvenes poetas como Javier Temprado, esperamos que el año que viene se solventen hechos como que de todos los organizadores sólo uno estuviera en todos y cada uno de los eventos (no como ocurrió el año pasado), porque si no es así, el evento podría terminar muriendo de agotamiento por culpa de muchos de los males que aquejan al mundo poético español. Desde aquí espero que todo se solucione y vaya mejor el año que viene, porque es este un festival que merece la pena.