Archivo
LA IMPEDIMENTA
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NUNCA REAL Y SIEMPRE VERDADERO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Antonio Aguilar
Siempre pensé que el cielo estaría vacío.
Entré al fin en el cielo
Y no estaba vacío.
Pero aquello que vi a mí me vació.
Fue un mediodía sin agujas,
El momento en que puede verse
A las palabras
Alejarse de sus significados.
Tenía peces por todo el cuerpo
Y restos de grava en el arco ciliar.
Recordé lo que dijo Baudelaire:
El niño rompe los juguetes
Para buscar su alma dentro.
No supe, sin embargo, su de quién, qué alma busca:
¿La del juguete o bien la suya propia?
El sueño más perfecto es el desgarro,
Dije yo para quien tuviera entendederas.
Pero allí nadie hablaba endecasílabos
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SINOPSIS DE LA HIPNOSIS
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Miguel Ataz
¿He escrito ya que las amistades envejcen?
Lo más triste
de que nos visite un fantasma
es que no nos reconozca.
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POEMA DE LOS ESCOMBROS
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Isabel Navarro
Pensaba que me habían abatido,
que un pulgar uñicorto me hacía en la frente la señal de la cruz
mientras dos zepelines ardían en el cielo.
Cuando supe que no era así
me levanté y anduve por la calle
besando a enfermas y enfermeras,
a traicionados y traidores,
a los que en un retablo nos miran a la cara,
a los que son tan hombres que ahogan su dolor en agua fresca,
a los que aman las ruinas y a los que reconstruyen ruinas,
a la madre y al hijo,
al hijo muerto y a la madre:
xxxxxSí, conocí a su hijo, señora.
xxxxxFue valiente y cobarde,
xxxxxbueno y malo.
xxxxxFue un hombre.
xxxxxLa vida se hace tarde,
xxxxxla vida se hace años y más años,
xxxxxy se hace viento y frío.
xxxxxY la única manera de no morir de frío,
xxxxxla única manera de no morir de vida
xxxxxes nombrándolo todo con las manos.
xxxxxMe dijo cuando lo besé: no me beses a mí,
xxxxxbesa a mi madre.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxY todo lo demás no importa
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EL RAPTO DE EUROPA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Kepa Fenollar
Cuando un día escribí: Hay barcos que se hunden en la orilla, aún
no había encallado en las costas de Giglio el crucero Concordia,
esa fatamorgana e días de calina, ese monstruo derrengado,
varado en plena costa; más que semihundido, como asomando
desde la profundidad, a la manera que se erigía o deserigía la
estatua de la Libertad en aquella película: tal si perteneciera de
suyo a aquel lugar, y esa y no otra fuese su natural fisionomía.
Cuando una vez escribí aquello, el capitán no había aún aban-
donado a todos a su suerte, ni el cadáver de la nave seguía su
proceso de inmersión, dejando ver (en fin) que las piscinas de
cubierta son siempre el último lugar al que agrieta el salitre; ni
la rapiña de cabezas jibarizadas había convertido el domicilio
social del trasatlántico en darwinismo social.
Cuando escribí que hay barcos que se hunden en la orilla, to-
davía ignoraba que las fotos digitales también amarillean. Que
a esta Europa, que se derrite como Groenlandia, se le están
cayendo todas las metáforas.
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EL CASTIGO SIN VENGANZA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Felipe Cabrerizo
Una sola secuencia, y como extra.
Un minuto en pantalla, o tal vez menos.
Pero era mi oportunidad, lo supe:
nadie que viera luego la película
olvidaría jamás aquella cara.
Soldado roto de aquel mismo tercio
en que Lope de Vega malanduvo,
tenía que arrastrare en formación,
flojas las piernas, de regreso a España,
sudor y sangre seca, ojos ardiendo,
alegría no obstante por volver.
…Y nadie me olvidó, bien es verdad.
Aunque tampoco pudo recordarme.
Mi minuto de gloria, claramente
sobreactuado, en el cajón sin fondo
de fotogramas sin positivar.
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A VIEW FROM THE BRIDGE
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Ramón Asunción
tiró la foto desde el puente
la ciudad
como cualquier paisaje
es un rostro
y ese día mostraba arrugas
ojeras
niebla en las mejillas
…y dos torres
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxgemelas
y ominosas como cualquier fantasma
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EL CANT DE LA SIBIL·LA
el día del fin del mundo
terminé de leer la prensa
robé la impedimenta a los soldados
vendí mi muerte a cambio de unas chanclas
y me arrullé con mi hijo musitando
todos los nombres que no le había puesto
si el mundo se acabó yo no lo sé
soñaba con el fin del mundo
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PANTA REI
Se me llenan de piedra los ojos
cuando miro el mar.
¿Cuánto silencio cabe en un vistazo?
La fachada murmura
mientras vuelvo a trazar en mi mente
el lento discurrir de la fachada.
El reloj de este mar no da las horas:
las esconde
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HASTA AYER
Hasta ayer no sabía que un fantasma sangraba.
Hasta ayer la memoria era una fiesta
de disfraces en la que yo fungía de arlequín.
La vida hoy destiñe sobre el verso que se ensoñaba puro
y, al asomarse al blanco del papel,
sólo pregunta: pero, ¿quién anda ahí?
Hay veces que un color quisiera ser volumen,
que no nos da pudor escribir del otoño,
que nos vemos venir desde muy lejos
y nuestros pasos suenan a campanas
y los muñecos juegan con nosotros.
Sin memoria no hay sueño, hoy lo he sabido.
Por eso hoy pienso tanto en la felicidad,
porque la ignoro. Porque dejó tan solo un coágulo de sangre.
Hasta ayer no sabía que un fantasma sangraba.
Hasta ayer ignoraba que un nonato,
cuando desnace, esculpe en los espejos
las letras del desnombre
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Chessa, Alberto. La impedimenta. Madrid; Ed. Huerga & Fierro, 2017.
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UN ÁRBOL EN OTROS
ROSA DE REUS
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEl padre despierta, observa un resplan-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxdor que viene de la habitación vecina, se
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxprecipita hasta allí y encuentra al ancia-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxno guardián adormecido, y la mortaja y
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxel brazo del cadáver querido quemados
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpor una vela que le ha caído encima.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSigmund Freud
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Ángel González de la Fuente
Rosa de Reus, más de ochenta años.
Quizá convenga repetirlo: más de ochenta años.
No he querido saber mucho ni poco de su vida.
Solo sé que su casa estaba en Reus.
No sé en qué trabajó, si trabajó.
No sé si maldormía sola.
(Seguro que a esa edad
otra vez maldormía. Y sola)
¿Por qué no me interesa leer los testimonios de vecinos,
familia, conocidos… si es que los hubo?
Nada va a ser más relevantes: era Rosa de Reus,
ochenta años cumplidos y un cuerpo calcinado.
Se alumbraba con velas.
Era invierno, era el frío.
Perdón, sí que he leído en la noticia
un dato relevante, otro:
La misma compañía eléctrica
promete que este mes no aplicará más cortes.
Escribo esto a años luz.
Ni siquiera recuerdo cómo se encendía una vela.
LUZBELIA POÉTICA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxLa razón por la que Milton escribió con grilletes
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxacerca de los ángeles y de Dios, y en libertad
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxcuando lo hizo sobre Demonios y sobre el In-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxfierno, es que era un verdadero Poeta y estaba
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxdel lado del Demonio sin saberlo.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxWilliam Blake
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Andrés de la Orden
No, ya es difícil que seamos
esos poetas que soñamos ser.
El que no tiene hijos tiene años
y algunos los tenemos a los dos.
No seremos ni un nombre,
no cantarán ni un verso nuestro.
Nuestros libros son pasto del olvido.
Nadie sabrá qué fuimos y mucho menos quiénes.
Puede que todavía dure un tiempo
(a lo sumo una década, no le aventuro más)
el hechizo de vernos como ángeles sin trono,
ignífugos luzbeles que aguardan su desquite.
Y, mientras nos armamos para aquella batalla,
y maldecimos uno a uno
a todos los que hoy se sientan a la diestra
de antología, premios, festivales
y editoriales que jamás nos llamarán
(huelga aclarar que todos, uno a uno,
corruptos, paniaguados, vendeversos
y resto de improperios que los carga el diablo),
qué coño, nos ponemos otra copa.
Bebemos hoy para olvidar
que somos ya lo que seremos.
Bebemos para no acordarnos
del día que pasó sin darnos cuenta.
Por no ser, no seremos
los que esta noche lloran el fracaso
ni los que despertaron del ensueño.
Ya ni siquiera moriremos jóvenes.
SELECCIÓN NATURAL
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxes una fuerza tan inconmensurable-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxmente superior a los débiles esfuer-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxzos del hombre como las obras de
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxla Naturaleza lo son a las del Arte.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCharles Darwin
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA José Daniel Espejo
Al menos, nos dejaban divertirnos.
Me refiero a nosotros. A ti y a mí.
A los que nunca fuimos buenos con la pelota,
pero saltábamos al campo como
si nos fuera la vida en ello.
¡Ay, cuánto tiempo sin jugar al fútbol!
Cuando crecimos dejaron de llamarnos.
A los cuarenta solo juegan los que en verdad
tenían talento, aquellos para quienes el fútbol
es como un nacedero de su alma.
Nosotros (sí, tú y yo) nos contentamos
—es un decir— abriendo otra cerveza
frente al televisor cuando hay partido.
Nos contentamos (sí, puede ser) con tal cosa…
…y con ese fatal resarcimiento
que nos supone no haber visto nunca
(¡pero nunca!) sudar la camiseta
al otro lado de la pantalla a ninguno
de aquellos cabronazos que se creían algo.
NIETO DE COMUNISTA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxDigo bosque y he perdido
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxla geometría de un árbol.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxMarcos Ana
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Gonzalo Gómez Montoro
Sí, claro, hoy es fácil.
Qué fácil hoy hablar de «Totalitarismos
sin distinción de signo, credo o ideología».
Pero había que estar ahí y entonces.
Porque no, ¡qué carajo! Aquellos comunistas
de España no lucharon por Stalin,
sino por una cosa más austera
llamada dignidad. Y fracasaron.
¿Ni siquiera el honor de la derrota
vamos a respetarlas?
De uno de ellos soy nieto,
de uno de aquellos comunistas de España.
Y no, no lo idealizo. Ni siquiera
lo tenía en demasiada estima. Apenas
lo conocí. Charlamos pocas veces.
Pero yo estoy hablando de otra cosa,
no exactamente de él. Estoy hablando
de algo que nunca han de entender aquellos
que riman sin parar fascista
con comunista, porque ignoran lo que es.
Estoy hablando de decencia,
de decencia debida,
y de esa canallada que consiste
en subyugar ahora la memoria
de los que fueron ya subyugados en vida.
Luego las cárceles, las noches ovillados
en míseros jergones, los camaradas muertos,
los camaradas vivos pero muertos.
El pundonor, después, del clandestino,
la ingratitud de tanto cebón de democracia,
la consunción de un cuerpo
al que antes ya le habían extirpado la voz.
x
Nieto de comunista, sí.
Y de ese comunismo, a mucha honra.
Chessa, Alberto. Un árbol en otros. Cartagena; Ed. La estética del fracaso, 2019.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (XCI)
Acaba de llegarme hace nada a casa el nuevo libro de Alberto Chessa, ‘Un árbol en otros’, publicado por la recién nacida editorial La estética del fracaso, que seguro que dará que hablar.
Mil gracias, Alberto, por el regalo.
LGC1
Hoy dejo aquí algunos poemas que aparecieron en el primer número de la ya extinta revista de poesía La Galla Ciencia.
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ
COMO ASEGURABA KARL KRAUS, PUEDE QUE LA MUJER
SEA UN SATISFACTORIO SUCEDÁNEO DE LA MASTURBACIÓN,
PERO ESO REQUIERE UNA IMAGINACIÓN DESBORDANTE
Y COMO DICE SAINT-SIMON —AUNQUE CREO QUE ÉL
SE REFIERE A LA DUQUESA DE BERRY—, ERA LA SIRENA
DE LOS POETAS, CON TODOS SUS ENCANTOS Y TODOS
XXXXXXXXXXXxxXXXXXSUS PELIGROS
Devórame, hija de la gran puta.
Mientras me corro sentir tus dientes de odio
y esos ojos obscuros como topacios fríos.
Chúpamela con esos labios
párpados de la Muerte.
Que sea lo último que vea.
Devórame así,
sin quitarte esa falda
viciosa, esa bisutería infernal.
Besar tus ojos, oler tu pelo,
esas axilas donde sombrea un vello mal rasurado,
morder ese vientre omnipotente,
esos muslos ambiciosos.
Así, como estás.
Entrar en tu coño
como debieron adentrarse
en la luz de Asia los caballos de Alejandro.
Y entonces te das cuenta:
No le hablas a nadie. Estás hablando
solo. Ella no te escucha.
No huele, no respira, su carne no se estremece.
Es una fotografía.
El cartel de una película.
Pero hay algo en esa fotografía…
Como una mano de hielo que te estrujara
las tripas.
Una belleza nueva. La Belleza de este
siglo.
Brutal. Pero te excita.
Despreciable. Pero la
deseas.
Y ahí está. Esperándote.
Para que te encanalles en la vulgaridad,
busques a ese que también eres tú
en el sabor de lo sucio, lo turbio, lo bestial.
Diosa de polígono
industrial, ninfa de hamburguesería, sirena
de botellón.
Dido de grandes superficies
y parkings monstruosos.
Tan brutalmente hembra te deseo.
Esa Nada de su mirada es hermosa,
sin futuro ni pasado.
Pero Helena de Troya cuando brillan
sus muslos
en la luz de un water de discoteca,
sobre el capó de un coche bajo la Luna.
Ah la Echegui en esa fotografía.
Su talento de actriz
+ el rugido de su cuerpo
+ mise en scène por Bigas Luna
+ eso que los arrastraba
más allá de ellos mismos; esa fuerza
letal
de la sexualidad nueva, ese insecto atrapado en ámbar.
Ah la Echegui en ese cartel.
Hija del photoshop que para siempre
así la entrega a nuestros sueños más lascivos.
Neón en vena.
Esa Diosa asesina.
Una fotografía ante la que soñar
con placeres feroces.
Y masturbarse, masturbarse, masturbarse.
Oh sagrado sightseeing.
ROGER WOLFE
MONÓLOGO DE JOHN DILLINGER,
xxxxxATRACADOR DE BANCOS
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCuando salga de aquí voy a ser el hijoputa más malo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxque hayáis visto nunca.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxJohn Dillinger
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx(al ser recluido en la cárcel estatal de Indiana)
Si me jalo un par de cajas de pastillas y la palmo aquí dentro,
¿quién le da agua y comida al chuquel
hasta que llegue alguien y me encuentren tieso?
Ni espicharla me deja el perro.
Casa por la ventana, vaciar cuentas bancarias,
o dar un palo gordo. Alguien me habló de Australia.
Pero no dejan fumar ni en el váter. Y además…
El perro, claro. El perro.
Casa por la ventana, vaciar cuentas bancarias,
tiros en la calle, un camino lleno de polvo.
Me llevo conmigo al perro. Dillinger en Villadiego.
Nos veremos en el infierno.
Me gusta hacerle frente al subidón del miedo.
Trepa por el plexo solar comiéndote por dentro
como un atracón de anfetas. Mil veces mejor que un orgasmo,
¡y mucho más intenso!
Abrazar la locura. Puede pasar cualquier cosa.
Da igual, porque es el fin, es el final del mundo.
Ascuas de ira y mala hostia, mala hostia llevo dentro.
Esto acaba de empezar.
Hacedme más daño. ¡Hacedme mucho más daño!
¡Hacedme mucho más daño! ¡Seguro que podéis!
Para que me jodáis y CREZCA LA ESTATURA DE MI ODIO
la estatura de mi odio.
QUERÉIS hijos de puta. ¡Lo pedís a gritos!
No entendéis otro palique. OS GUSTA el horror.
Siempre que no salpique, no salpique demasiado;
ésa es la jodienda conmigo.
El mundo está lleno de enanos que por su cara bonita
creen tener el dominio de la palabra «no».
Pero eso no dura, no dura toda la vida.
Es un mortífero bumerán.
Os lo voy a meter por el recto y enderezarlo.
KATY PARRA
EL ÚLTIMO DISCURSO DE LOS PÁJAROS
Dejarás que se quede sin nombrarla
entre tus soledades y tus libros.
Voy recorriendo calles,
rutas que amortajaron a otros hombres
con el mismo fusil,
contra el triste sudario que heredé
de mi hermano.
Esta ciudad será, posiblemente,
un hermoso lugar para quedarse
a descubrir el mundo,
a explorar su belleza más indómita
bajo la insuficiencia de un paraguas,
sin otra pretensión que resistir
el último discurso de los pájaros.
He llegado hasta aquí para salvarme
—no sé si de morir o seguir vivo—.
La muerte es una amante desquiciada,
adicta a sorprender a su adversario
y sé bien que me aguarda rigurosa
en cada tentación de este otoño afligido,
sobre un papel sin patria.
Ha llegado con tiempo suficiente,
para expoliar la noche con sus ojos
y ser imprescindible,
hermosa, como el beso prometido.
Comienza a ser inútil esta tregua.
Sus buitres, como intrépidos vasallos,
siguen embalsamando la lluvia que no cesa,
la lluvia que envilece a la cigarra
y enciende entre otros muertos la hora de volver.
Voy recorriendo calles, y su sombra
avanza como un hijo bastardo tras de mí,
aullando como un perro.
Me acorrala y después
me deja respirar. Sabe que así
podrá seguir jugando conmigo a la ruleta.
CRISTINA MORANO
EL CORTE INGLÉS
xxxxx1
No todo era perfecto, a veces
no sabíamos qué decir,
se nos quedaban cosas colgando entre los ojos
como cuerdas de ropa puesta al sol.
Otras veces comprábamos comida
en El Corte Inglés los fines de semana
y sus radiantes avenidas
parecían medirse en nuestros pasos.
xxxxx2
Al Corte Inglés yo le he robado
unas gafas de sol color castaño,
libros, una docena de cucharillas.
Todo a las diez de la mañana
cuando los dependientes están de mala hostia,
y aún medio dormidos recorren los pasillos.
Es el mejor momento, más tarde la decencia
o la costumbre del trabajo
convertirán a todos —a ellos y a nosotros—
en perros adiestrados, pero por la mañana,
aún somos, en ayunas,
esas maldescansadas ratas sucias,
libres que todavía saben
descolocar estanterías.
xxxxx3
Cuando mi esposo y yo, el uno junto al otro,
aunque yo levemente adelantada
pues él entre la gente se aturulla,
vamos a hacer la compra al Corte Inglés,
sin rumbo por las caudalosas
arterias de sus plantas, yo le digo:
El aire está lleno de esperanzas.
xxxxx4
El Corte Inglés abarca al mundo,
lo dispersa en sí, lo desfigura,
engulle sus contornos
en sus inabarcables sucursales
con el poder astral de sus muestrarios.
Pero yo soy mayor que él,
mi pobreza es mayor que sus ofertas,
y mi soledad seguirá
perforándose a sí misma
en donde brille el légamo
del fondo del pozo de sus beneficios.
ANA PÉREZ CAÑAMARES
NO soy esta que veis palidecer
bajo el fémur tibio del fluorescente.
Tampoco la mujer que oye dar las tres
como el gong del martillo absolutorio
o la bala de un fusil encasquillado.
Ni la que escribe frases sin amor
y firma igual que quien mata una mosca.
Ocupo mi silla antes de que el sol
me bendiga la frente con un beso
y salgo a la calle infiel y huérfana.
Toso el virus de la resignación
cuando el mar es un rumor clandestino
y los lirios burlas del carcelero.
Soy quien sueña llegar a la vejez
para dejarse adoptar por gallinas
y vivir en la luz de las mañanas
que ahora abandono en la casa de empeños.
ANTONIO PRAENA
COMEBOLSAS
Tampoco en estas cosas es lo mismo:
los ricos, sola y buena;
los pobres, con alcohol y muy mezclada.
Las comebolsas lo saben:
te miran el reloj y los zapatos
y, si encima conduces un buen coche,
se te pegan al cuerpo y no te dejan
hasta que las invitas a unas rayas.
De pasta andan muy cortas,
por eso dejan a los tíos
más chulos en la pista
y se vienen contigo.
Las he visto muy jóvenes
montarse con un viejo en un Mercedes
camino de una noche más oscura.
A mí, concretamente,
las que visten peor me ponen mucho.
Un hotel de extrarradio les parece gran cosa.
Jamás se han visto en otra y es la tuya;
medio gramo y ya vuelan
dos gramos y te dejan medio muerto.
Las puedes encontrar siempre los viernes.
El sábado en la noche y el domingo
lo pasan en el barrio, con su novio,
curándose la culpa y la tristeza.
ANTONIO LUCAS
FUERA DE SITIO
Imagina que el tiempo sólo es lo que amas:
unas pocas palabras, unos seres exactos,
unas horas muy lisas, una playa (quizá)
donde el daño no acecha.
Imagina la vida como no es ahora,
no quiero decir como algo perfecto,
sino un resplandor, cierto abril de muy lejos,
un tributo al azar sin otro destino
que el confín fugitivo de un eco sin rostro.
Y después cualquier cosa.
Con qué precisión va la edad hilvanando el espino.
Y qué extraña la urgencia de ir en pie hasta la ola,
celebrar lentamente que aniquile mi huella,
mi escritura de hombre, mi certeza de surco,
ser la alta misión de lo que nunca concluye
como no cierra el mar su recado en la orilla.
Pero no es estar quieto la razón ni la meta,
sino un querer más pequeño, una conquista más clara:
ver la vida llegar de su noche a tu noche
en un cuerpo ajeno,
pronunciar su silencio,
abrazar su alambrada,
desear su vacío,
delirar sin camino, sin mapa, sin fuego,
hasta el tiempo sin tiempo
del país que no haremos.
ALBERTO CHESSA
TRAS EL ESCAPARATE
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Carlos Martín
El maniquí leía Fuga de la muerte tras el escaparate.
Aunque me reconcomen los escaparates, me paré.
Lo observé. Era alto y rubio, atlético. Vestido
A la moda primaveral. Elegante a la fuerza.
De pronto, dejó de leer y me miró él a mí.
Primero despertó mi compasión, aunque tan frágil
Que al instante sentía más bien un cierto terror libidinoso.
Me encontraba a la vez seducido y cautivo.
Con el valor que no tenía, me giré, le di la espalda.
Iba ya a reanudar mi camino cuando un ruido me detuvo.
El ruido propio de los pelotones de fusilamiento.
No quise darme otra vez la vuelta.
No quise mirar de frente.
Tan sólo recordé que era invierno y que el maniquí
(Qué cosas) es probable que tuviera frío.
JOSÉ ALCARAZ
LAS MÁSCARAS DEL VIAJERO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxA Alejandro Hermosilla
Sólo quien se desnuda está viajando,
quien arroja sus máscaras al suelo
y, al contrario, parece llevar más,
porque al final de sí descubre a todos
y de todos arrastra las facciones,
de todos, desvestido ya, los pliegues.
Son las máscaras las que se refugian
tras él, ojos ajenos los que cubren,
nublados, su semblante, mientras mira
cómo el viento lo empuja, de qué forma
levanta polvaredas, escondiéndolo
del resto, despejando los caminos.
ELENA MEDEL
UN CUERVO EN LA VENTANA DE RAYMOND CARVER
Nadie se posa en el alféizar —son veintiocho años
de espacio adolescente—,
pero qué ocurriría si el pájaro sobre el que he leído
en todos los poemas
se colara por el patio de luces y asomara
por el alféizar de mis veintiocho años,
un pájaro,
mi habitación adolescente.
Y qué ocurriría si yo escribiese aún
—si me preguntan, respondo que ya no—
y un pájaro cualquiera, ninguno de los pájaros sobre
los que haya leído en todos los poemas,
un cuervo o una de las palomas negras que asoman en la
oficina,
interrumpiese en la escritura
como el que se posó en la ventana de Carver.
¿Ganaría su lugar en el poema?
¿Dejaría de ser pájaro?
Alza el vuelo. Ya no hay
habitación en el alféizar.
BEATRIZ MIRALLES
EN ESTE POEMA mi cuerpo será la orilla
de tu cuerpo. La desnudez sobre mi piel
cubrirá tu piel, el tacto y la memoria.
Así ocurrirás dentro de mis manos,
lo anoto,
como si al fin pudieras sucederme.
TINO MOLINA
PUZLE INACABADO
Aquel torrente
cesó con tan inocente arma.
Como niños, en el suelo buscábamos
el color acertado, la misma curva
en cada pieza. Nada más había.
Tú lo compraste
esa misma mañana en la que el tedio
nos vino a visitar
y, ya cumplida su función,
no volvimos a distraernos
con su inocente juego.
Quedó tendido sobre el tapiz verde.
Con las piezas extendidas, ahí sigue,
todavía, esperando
las manos que atrapen su contorno.
Extraño dios de la tristeza,
a veces no lo vemos,
pero qué ligero es tu afán
entre los hombres,
qué vanos son tus negocios
si con un puzle nos basta
para firmar el armisticio.
GÜNTER EICH (Traducido por Jorge de Arco)
PRUDENCIA
Los castaños ya florecen.
Lo tengo en cuenta,
pero me abstengo de opinar.
C. K. WILIAMS (Traducido por Miguel Merino)
OLMOS
Llevan los tres hombres la mañana entera derribando los olmos
xxxxxenfermos que bordean las amplias aceras.
Las despiadadas sierras mecánicas plañen tenazmente variaciones de
xxxxxsus lacerantes escalas operísticas
y en la calle las cuchillas a gasoil despedazan los desbrozos
xxxxxresoplando febrilmente y sin cesar.
Uno tras otro cargan los camiones con los someros despojos,
xxxxxuniformados e inertes, de duramen,
de pequeñas ramas y hojarasca, y pronto queda el tronco desbrozado.
xxxxxEs como si hubieran cercenado el espejismo de la realidad.
Las filas de desnudos edificios de enfrente lo observan pensativos, sus
xxxxxdivagaciones más acuciantes de lo habitual:
«La espiral del tiempo», piensan, cargado el misterio de una tímida
xxxxxclaridad. «Es la espiral del tiempo…»
Toda la tarde, hasta entrada la desolada noche, las agitadas mentes
xxxxxrumian: «Es la insolente y desmesurada espiral del tiempo…»
PAULO LEMINSKI (Traducido por Aníbal Cristobo)
NADA tan común
que no pueda llamarle
mío
nada tan mío
que no pueda decirle
nuestro
nada tan blando
que no pueda decirle
hueso
nada tan duro
que no pueda decir
puedo
PRESENTACIÓN DE ‘YO SOY EL POEMA DE LA TIERRA’ EN MURCIA
Este viernes se presenta en Murcia ‘Yo soy el poema de la Tierra’, selección de la poesía sobre naturaleza de Whitman. La recopilación, espléndidamente traducida por Eduardo Moga, incluye una introducción a cargo del propio Moga y un emotivo prólogo —»W.W., el poeta piel roja»— de Manuel Rivas.
En la presentación estaremos unos cuantos para leer poemas del libro en cuestión. ¿Se animan?
ESTA TARDE, PRESENTACIÓN DEL NUEVO LIBRO DE JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
Esta tarde, a las 20:00 h, en la librería Colette Letras Y Tragos, estará José Óscar López presentando su nuevo libro, ‘Animal fabuloso’ acompañado por Alberto Chessa.
Si pueden, vayan a verlos.
MANIFIESTO AZUL 18
A principios del mes pasado se publicó el número 18 de Manifiesto azul. Aquí dejo los tres poemas que me parece que se comen al resto de textos de la revista.
JOSÉ DANIEL ESPEJO
POLILLA & LUCIÉRNAGA
La falta de sueño te impide siquiera
plantearte leer. Tus ojos secos
a duras penas siguen el ascenso
de la cinta de Moebius de las redes sociales
en la pantalla del móvil Bostezas
mas sabes que aletea por ahí dentro
la polilla de la ansiedad Calculas
sin pensarlo demasiado esa ecuación
que equilibra el dolor de cabeza
las molestias estomacales
y la angustia existencial y te dice
en cada momento
qué pasti te vas a tomar
si sales o mejor te quedas
llamas a tu madre o escribes un poema
depresión o zozobra cerveza
o polen de hachís Te concentras
en las superficies Solo existe una
profundidad y es la tuya
pozo
tal vez trastero combate
de insectos voladores y nocturnos
salta al ring la luciérnaga
del deseo
sonada como un sparring Tú podrías
estar en un mall
estar en un mall
Qué haces aquí
cuando podrías tú podrías
estar en un mall
ahora.
AURORA SAURA
«N’Y TOUCHEZ PAS. / IL EST BRISÉ» *
xxxxxxx(Sully-Prudhomme)
El recuerdo se oscurece,
cada vez más lejano,
más extraño.
Lo perderé:
No puedo preservarlo
de la distancia, del cansancio,
del feroz olvido.
No sabrá nadie nada.
La vida sigue,
en apariencia intacta.
Pero el agua se escapa,
sin que pueda advertirse,
paso a paso:
El vaso está quebrado.
*(«No lo toquéis,/ está roto»)
(Inédito. De la serie «Variaciones»)
ALBERTO CHESSA
UNA ESPINA CLAVADA
Rosa ¿qué más? Las feas, las gordas, gordifeas
no teníais derecho siquiera al apellido.
Si no recuerdo mal, tampoco nos cebábamos
contigo casi nunca: se diría que, por
no tener, carecíais incluso del honor
de la mofa en el patio y el escarnio en el aula.
Sin embargo, aquel día fue distinto: votábamos
por el guapo y la guapa de la clase. El maestro
instó —cándido el hombre— un sufragio secreto
y, así, la urna de la miss de 6ºA
rebosó con tu nombre, Rosa la gorda, fea,
fea y gorda la Rosa tan desapellidada.
No, yo no te voté (estaba tan colado
por Marina…, Marina Hernández Casanova),
y hasta puedo alegar —podría— en mi favor
que todo aquello, Rosa: el recuento, tu nombre,
Rosa, Rosa, sonando, resonando con su
mayoría absoluta entre las carcajadas,
esa inopia impostada del maestro, esa otra
indignación fingida de las guapas —más viles
en aquellos abrazos de consuelo que el resto
de cretinos en su jactancia miserable—,
tu cara, Rosa, de desconcierto al principio
(¿es que te lo llegaste a creer, estuviste
a punto de firmar la paz con el espejo?),
tu cara, Rosa, Rosa, tu cara del final,
esa mezcla de rabia, desolación, vergüenza,
deshonra, infamia, lacha, obscenidad, estigma,
agravio, punición, escarmiento, venganza,
todo, Rosa, te juro que todo lo que vi
aquel día en la clase me pareció algo más
que repugnante, un metro por encima de lo
cruel y nauseabundo, la semilla —pienso hoy—
de un árbol con los frutos podridos que ya no hay
manera de arrancar de raíz. Rosa, Rosa
la gordifea, miss 6ºA del colegio
Nicolás de las Peñas del año 88,
perdóname si puedes: no, no ganaste con
mi voto, pero yo también reí, me uní
también yo al coro, y fui —y soy— culpable.
HOY: ALBERTO CHESSA EN ‘MURSIYA POÉTICA’
Esta noche será la de la tercera de las lecturas del ‘Mursiya poética’ de este año. Hoy le toca el turno a Alberto Chessa, y vuelvo a recomendar que vayan a verlo. Alberto Chessa, autor de poemas como estos:
DE NOCHE
De noche,
Cuando todas las luces han cesado,
Me asomo para comprobar
Que en las casas de enfrente
Hay siempre iluminadas tres o cuatro ventanas.
Observo de reojo, como en teatro de sombras,
Siluetas de otras vidas
Carentes de atractivo y atributo mayor.
A veces les construyo diálogos imposibles,
Alguna riña destemplada,
Algún verso de amor redondeado
Por el haz que desprende a pocos metros
El aparato de televisión.
Y aunque sé que no es cierto,
Acabo dando vueltas en la cama
Pensando
Que ellos sí son felices.
ESCOMBRERAS LADY
En fecha que no sé, y me da pereza indagar, el poblado
conocido como Valle de Escombreras acabó haciendo
honor a su nombre. Quiero decir reducido a escombros.
Mi primera novia era de ahí.
¿Qué hacíamos montados en un coche mi amigo Carlos
y yo recorriendo aquella fantasmagoría, mientras King
Crimson nos alegraba la desvergüenza de vivir?
Calle Este, número 10. (Creo que luego su familia y
ella se mudaron a otra tal calle Ebro, número 2). Era la
primera vez que yo pisaba aquella pompeya colindante
a un paisaje lunar. También, por tanto, la primera vez
que no lo hacía.
Mi primera novia nunca me conminó a visitar su
poblado. Nuestro amor, o lo que fuera, transcurrió en
otros lugares. Pero cuántas veces soñé con sus casas, sus
tiendas, sus farolas, con la arbólbola de sus gentes en
día de verbena, mientras pasaba los días como un hurón
en mi cuarto jugando con las fechas de un calendario
perpetuo.
Estaba por entonces tan lleno de palabras por decir,
que casi no me cabía un adjetivo más en el cuerpo. Me
parece que ya en aquellos días intuía que el poeta es un
invento sin futuro.
Puede que ella (mi primera novia, he de recordar) no
tuviera más remedio que arrojar nuestro amor —o lo que
fuera— por la ventana. Pero yo me corté con cada uno de
los cristales rotos.
Está bien. Cualquier pasado es siempre incierto. No
voy a descubrir ahora que las cicatrices existen solo
para recordarnos que hay muchas formas de acceder
a un cadáver. Pero sigo sin saber qué coño hacíamos
mi amigo Carlos y yo dando vueltas en coche por un
yermo, mientras sonaba Formentera Lady y yo solo
podía pensar que haber dejado de ser lo que fuimos no
significa que hoy tengamos que ser eso que somos.
Sigo sin saber por qué siempre que la tocaba (a ella,
sí, a mi primera novia) me sentía igual que si metiera
la mano en una madriguera. Ni por qué, al dejar el
poblado, en el espejo me seguía esperando la imagen
que borré para siempre antes de no encontrar su casa
EL LABERINTO DE LA LÍNEA RECTA
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCol sporcar, si trova
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxxPiranesi
¿Cómo es que se dibuja un hombre?
Dos palitos en forma de cruz, puede.
Puede que un globo encima por cabeza
—Y esperar a que un día eche a volar.
El hombre que ahora soy
Es evidente que es el que ha creado
Al niño que no fui. Escribo —yo también—
Y dibujo trasuntos de uno mismo
Para mejor desconocerme, para
Cegar la vida que dejamos
Tan poco atrás, que estraga cada fruto
(Y fruto, pronunciado lento, suena a futuro).
¿Adónde miro cuando dejo la mente en blanco?
¿A cuándo miro? ¿A cuándo pertenece este instante?
¿Y cuántos años hay en 39 años?
El camastrón que mira por mis ojos,
Y que aún no sé quién es,
También nació un abril del mes de abril
Y anda de cabildeos con la noche
En plena bisectriz. ¿Qué parte de su cuerpo
No comprende que ayer es ya tan solo un día?
Nadie se allega al borde de la vida
Si no es para asomarse de soslayo
Y echar una moneda. Hay que mirar
Para no comprender. ¿No es acaso el silencio,
Antes que nada, una interpretación?
Porque solo se es en plenitud
Cuando olvidamos la conjugación de hollar,
Un día leeré mi necrológica
Justo antes de empezar el crucigrama.
MURSIYA POÉTICA 2016
Ya está disponible el cartel del Mursiya Poética de este año. Si vives en Murcia y te gusta la poesía (no si dices que te gusta, si te gusta de verdad) es obligatorio asistir a las tres primeras lecturas. De la última no puedo pronunciarme, pero las tres primeras son, lo repito, o-bli-ga-to-rias.
AUTOPROMOCIÓN
Comienza septiembre y ahora que parece que el mundo vuelve a ponerse en marcha en este país, agradezco a aquellos que durante estos primeros meses de andadura se han hecho eco en mayor o menor medida del libro que me ha publicado la editorial Balduque.
Todo comenzó con la entrevista que me hizo José Antonio Martínez Muñoz en ORM. Él mismo, unos días después, en un viaje que hizo a Madrid, me envió esta impresionante fotografía de mi libro en la librería La Central de Callao (en Madrid).
Poco después, Javier Moreno subía a facebook el poema de la página 24 del libro y afirmaba que ‘Cantando en voz baja’ es «un libro lleno de dolor y de belleza, esa extraña mezcla que conmueve y que no se sube a la cabeza«.
Casi al mismo tiempo, Alberto Chessa me mandaba un mensaje que no dejaré de agradecerle lo suficiente, porque decía de ‘Cantando en voz baja’ que es un libro en el que «la apuesta por el poema conciso, directo, contundente, hace que te juegues el todo por el todo en casi cada verso, y la mayor parte de las veces sales más que airoso gracias a una expresión precisa, afinada y afilada, abierta al neologismo cabrón cuando la cosa se pone fea (como ese «pluscuamputrefacto», que convoca el humor sardónico, tan provechoso siempre) o a la imagen perturbadora («medusas en la boca»). Lo pienso mientras leo, por ejemplo, «Otra vulgar victoria de provincias», «Ella usa las palabras» o «Existen los demás», en los que, amigo, ninguna puñetera línea tiene desperdicio. Me gusta ese personaje baudelaireano que deambula por estas páginas (que «flanea», por tanto), con un pie en la bohemia de absenta y luz de gas y otro en el hoy menos épico, tras haber hecho alguna que otra escala en un par de «aceras salvajes». Sigue afirmando:»Eres honesto (¡y se agradece!) al reconocer con bastante explicitud tus, digamos, guías de lectura y audición, bien sea por las citas, por las alusiones directas dentro del poema o ni que decir tiene por el reconocimiento a las claras del final. (…) Quizá lo que más he celebrado al respecto es el eco de Anastasio el Bizantino (aka Álvarez) dentro de «Cae, sin término»: en los versos «y todos tienen / un puñado de cosas / a las que llaman su vida», me parece escuchar la música de uno de los poemas que más aplaudo de tu paisano: «Todos tienen un sitio que pueden llamar suyo. / Solo yo, el poeta, soy ceniza en el viento». Y terminaba afirmando «Pienso, Héctor, en definitiva, que has escrito un cancionero al mayor infierno (mejor que «a la mayor gloria») del malditismo, porque maldita la gracia que tiene la soledad, el amor embarrancado o no llegar a fin de mes. Una suerte de canzoniere del siglo XXI, en el que se trasluce que (¿también tú?) la destrucción fue tu Beatriz (o tu Laura, al caso). A mí estas canciones me llegan como pecios salvados de un discurso errático y lisérgico (pero, ojo: puesto en limpio con lucidez y maestría), a medio camino entre el susurro nihilista y el llanto mudo (todo es en voz baja, sí). Un libro cojonudo«.
Algunos días después, Antonio Arco me entrevistaba para ‘La verdad’, donde aparecía esta entrevista.
También en facebook, Andrés García Cerdán afirmaba que ‘Cantando en voz baja’ «se alza como una selección vibrante de takes e improvisaciones directas sobre el glamour del desarraigo y las bellezas desoladas del que huye de la esclavitud«.
La primera crítica que apareció del libro fue la que publicó Cristina Morano en El coloquio de los perros.
La penúltima mención en facebook sobre el libro fue la que hizo Joan Lluis Sagués, que decía: «Llevo días dándole vueltas a los poemas de Héctor Castilla. De tan sencillos te lees el libro de corrido con final feliz incluido, pero NO, no es que no entiendas el fondo del vaso, es que se te queda una avellana en la nuez y relees. Relees sobre la perdida disfrazada de esperanza, la facilidad de los camareros, unos senos, unas piernas.
Vuelvo. ¿Unos versos, una canción? Otro NO, todo el Balduque es un poema y cada poema…
Y vuelvo a estar en la 27, el famoso ego de los poetas, pero aquí asoma el yo de los otros, con sus otras rayas de coca, canciones de meta literatura llenas.
Total que abro el tomo al azar, un viernes por la noche…
(…)»-sin esperanza, sin futuro,
pero con mucha clase-.«.
Una de las mayores sorpresas que me ha dado el libro ha sido que David González dedicara a ‘Cantando en voz baja’ tres entradas en su blog. Una, dos y tres.
En otro blog, en el de Antonio Parra Sanz, apareció esta otra crítica sobre el libro.
Y la última mención en facebook ha corrido a cargo de Librerantes, que hace unos días subían parte del mismo poema que en su momento subió Javier Moreno. Librerantes, además, tiene aquí en su web el poema que también se puede leer en la web de Balduque; y aquí la lista de librerías en las que se puede encontrar ‘Cantando en voz baja’.
Muchísimas gracias a todos por dedicarle un rato al libro y por escribir sobre él.
LOS REGALOS DE LOS AMIGOS (XXXIV)
Dice Alberto Chessa, entre otras cosas, en el prólogo del libro:
«La fuerza de atracción que experimentan dos cuerpos dotados de masa -afirma Newton- es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. ¿Ah, sí? Pues entonces nos hemos equivocado de libro. Porque lo que Vicente Velasco Montoya sostiene en este es que la gravedad es «el origen de toda palabra», algo que el lector sólo descubrirá al alcanzar la última página, pero que este prólogo ha decidido en consecuencia anticiparlo en tanto que «todo estuvo escrito desde el final». Principio de gravedad es como un palimpsesto que contuviera las trazas de un discurso verdaderamente germinal, una suerte de puesta en limpio de una jam session de vagidos y balbuceos en busca de la raíz de las cosas. Para ese viaje el poeta ha cargado las alforjas con una buena provisión de sospechas y entredichos: si asoma algún método de indagación, ese no puede ser otro que el de la duda («la sed de las dudas eternas»); y ya se sabe que el que empieza desconfiando acaba en los brazos plantígrados del desengaño, más aún cuando se encara a cualquier expresión rotunda (venga este campanudo alejandrino como ejemplo: «Amor -vaya lenguaje decadente-, te adoro»). La actitud del poeta, de resultas de tamaño desafío, hace que recordemos la gravitas que late en esta gravedad, pues poco postureo frívolo o volandero vamos a encontrar en estos diecinueve poemas (numerados, por cierto, según la costumbre romana).
xx(…)El nombre de cualquier barco (Costa Concordia, es un decir) cuando se escribe en tinta de agua se translitera como Titanic. Sabemos bien que si zozobra la nave, no hay dios que salve a todo el pasaje y la tripulación, pero nos seguimos embarcando porque necesitamos no saber lo que sabemos para poder vivir o, al menos, sobrevivir; para acallar la suspicacia de que, a la hora de la verdad, no haya «botes salvavidas suficientes para tanto miedo», o para que uno sea libre -¡allá él!- de imaginarse a sí mismo «niño en un bote salvavidas».
xx(…)Quizá la clave de bóveda de todo el libro se esconda (asomándose) en un verso del poema «XVIII», ese envite por distinguir «El ser humano del ser humano».
xx(…)»Los dioses lo destruyen todo. Todo lo que ven», rabia el autor. Y sí, eso ya lo sabíamos (y quien no lo sepa, ojalá -si Dios quiere- que despierte a tiempo). Lo que no teníamos tan claro es que, de haber un único dios verdadero, según Velasco Montoya, se llamaría Ludópata: «Frío y duro enfermo del juego del azar»…»
Y aquí dejo algunos poemas del libro.
xxxxxIV
No. No soy un iluminado.
Nunca me han hablado las estrellas
cuando he mirado al claro cielo nocturno.
Soy yo el que habla con ellas
ofreciéndoles mi simpatía y soledad.
Soy el que les descubre la inercia de los cuerpos,
su algoritmo, su cadencia, su claroscuro.
Las alecciono sobre aquellos primeros objetos
que caen en la bolsa negra de la muerte.
Los zapatos, el último jersey y la ropa interior.
Aquí tiene sus objetos personales. Si quiere
podemos hacernos cargo nosotros mismos.
Palabra de enfermero. Te están echando.
Tu dolor sobra allí. Es inapropiado. Fin.
Y llegados a este punto en concreto
sus años luz de sabiduría colisionan.
Siempre van a recuperación.
Suspenso en condición humana.
Me pregunto si serán capaces de discernir
que una misma muerte es un crisol de imágenes
donde todo aparece y se desvanece fácilmente
con la misma realidad.
La muerte siempre es diferente y por ello siempre
resulta igualmente ignominiosa. Es un virus mutante.
Una pandemia de recuerdos.
La muerte es la distancia exacta,
al milímetro,
que nos aleja constantemente de las estrellas.
xxxxxVI
(SACRAMENTO TERAPÉUTICO)
xxxxxxxxxxxxxxxA Guillermo Vivero Salmerón
¿Por qué no vamos directamente
al origen del asunto?
¿Por qué no limpia la herida
desde la propia herida?
¿Por qué hablar de nuestra infancia?
¿Por qué cuestionarme el haber ido a la guerra
si ella misma es el juego en el que siempre
nos hemos imaginado vencedores desde niños?
¿Por qué no conjurarnos en el dolor, en mi dolor?
Porque si vamos a seguir hablando usted,
señor terapeuta, va a sufrir igual que yo.
Post Scriptum:
Y si alguno de los dos debe desaparecer
en esta fría estación de sentimientos,
y si usted sigue con su sonrisa burlona,
y si seguimos mordiendo el aire
como si nada ocurriese,
le voy a recitar mis vidas completas,
se las voy a dejar encima de su escritorio
y cuando vaya a leerlas con descuido
explotarán entre sus manos, y sólo usted,
repito, sólo usted, habrá tenido la culpa
de pasar a engrosar el número de bajas
en esta batalla por la que desgraciadamente
nos hemos equivocado de órbita para colisionar
en un cúmulo estelar de divanes para imbéciles.
xxxxxVII
(DIMENSIÓN PROUST)
xxxxxxxxxxxxxxxxxA Juan de Dios García
Un buen amigo poeta contó los pájaros
de mi cabeza mientras yo releía a
Hans Magnus Enzensberger y él torturaba
a sus alumnos con el Conde Lucanor.
Era un día en el que se alejaban las cosas
como repelidas por un equivocado magnetismo
y yo me sentía un astronauta en pleno vuelo
espacial. Traje blanco, gravedad cero,
respiración pausada, rodeado del vacío
como una tortuga que atraviesa la autopista
ajena a la distancia, al tiempo, a las ruedas
que el azar nos arroja como único destino.
¿Y qué destino es este, amigo mío?
Nos desplazamos por el arcén del espacio
inmutable a lo largo de las dimensiones
conocidas. Primera, segunda, tercera y el tiempo muerto.
Las restantes son nuestra memoria, el recuerdo
que vuelve a nosotros tan vívido, tan limpio,
sus sabores, toda una orgía de Marcel Proust.
Aquel francés sí fue un verdadero astronauta.
Posiblemente a la hora de morir en su habitación
se manifestaran los nenúfares más cilíndricos
que una aurora boreal pueda ser capaz de fabricar.
Posiblemente hubiese merecido morir en el Titanic
para yacer así hoy día como arqueología submarina,
objeto precioso de ladrones y funcionarios.
El mismo destino, al fin y al cabo.
Él mismo.
Pero, querido amigo, ¿cuál es el destino?
Tú allí haciendo maldecir a veinte jóvenes
el nombre sagrado de toda la literatura.
Y yo aquí con mis pájaros. Extraños seres.
Los pájaros. Vuelan pero no son ingrávidos.
Los pájaros, como yo, observan hasta el horizonte
pero nunca llegan a alcanzar el horizonte deseado.
Esos pájaros, rara avis de la creación humana,
se conforman la mayor de las tardes con una magdalena
mientras observan en el firmamento naufragar un navío
sin botes salvavidas suficientes para tanto miedo.
xxxxxX
(UN HOMBRE QUE HABLABA CON LOS ZAPATOS)
xxxxxxxxxxxxxxxxxA José María Velasco Aparicio,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxmi padre.
Si alguna vez he de buscar el verdadero centro
de la metafísica, la fuerza universal que,
dicen, lo rige todo, observaré con detenimiento
a ese hombre que sigiloso se acerca a una
estantería repleta de zapatos, los acaricia,
intercala sus posiciones, sus orientaciones
con respecto al Sol, los arcanos y las profecías.
Y esperaré, ansioso como un niño, que les hable,
les murmure unas frases antiquísimas, desveladas,
mágicas. Y que todo para él vuelva a tener sentido.
Nunca se compartirán aquellos secretos
porque es un ser pretérito. El pasado es su tierra,
la frontera última entre mi infancia y el recuerdo.
Un testamento repleto de algoritmos y pisadas.
Velasco Montoya, Vicente. Principio de gravedad. Cartagena; Ed. Balduqe, 2015.
FRACTAL 2012
El viernes y el sábado no subí nada al blog porque Cris y yo estábamos en Albacete, disfrutando de la segunda edición Festival Fractal de Poesía Joven. Es cierto que nos perdimos la presentación de la antología publicada para esta segunda edición y el primero de los recitales (el que dieron Maurice Chandler, María Moreno y Javier Temprado el jueves en el Café Época), pero asistimos a todo lo que desde Fractal estaba previsto durante el viernes y el sábado.
Una de las razones por la que fuimos al Festival Fractal fue porque el año pasado Cris y yo participamos en él y fuimos incluidos en la primera de las antologías que han publicado (una antología en la que compartíamos espacio con poetas de la talla de Pablo García Casado, Joaquín Pérez Azaústre, Elena Medel, Javier Moreno, Ben Clark, Ángel Paniagua, Alberto Chessa, Raquel Lanseros, Alberto Santamaría, Raúl Quinto, Ana Gorría o Luna Miguel); la otra razón es que uno de los organizadores y su compañera nos insistieron tanto que no pudimos negarnos a estar con ellos un par de días.
El cartel de este año, que demostraba que Fractal quería mayor fusión entre las distintas disciplinas artísticas, ha corrido a cargo de Chema Arake y era éste:
Y la antología publicada este año, y preparada por Rubén Martín Díaz, incluye a Jesús Bernal, Mercedes Díaz Villarías, Juan Andrés García Román, Sara Herrera Peralta, Javier Lorenzo Candel, Luis Martínez-Falero, José Martínez Ros, José Ignacio Montoto Mariscal, Antonio Praena, David Eloy Rodríguez, Elena Román, Basilio Sánchez, Estelle Talavera, Javier Temprado y Arturo Tendero.
Fue genial asistir a la inauguración de la exposición conjunta de fotopoesía, escultura y libros de artista albergada en el Museo Provincial de Albacete; digo que fue genial porque quedó demostrado que los políticos son iguales en cualquier parte del territorio nacional: un cúmulo de excusas baratas, tópicos y demagogia de supermercado; y fue genial porque algunas de las fotografías y las esculturas nos parecieron absolutamente geniales, así como muchos de los poemas visuales creados por alumnos de la Escuela de Arte de Albacete. Aquí tienen a Andrés García Cerdán dando paso a la inauguración de la exposición:
Por la noche, en el Viktor’s Café asistimos al recital que ofrecieron Matías Miguel Clemente y Javier Moreno. Matías Miguel Clemente fue un descubrimiento del que habíamos oído hablar y que nos impresionó con su búsqueda de los límites. De Javier Moreno, que leyó poemas de su último libro, ‘Cadenas de búsqueda‘, no puedo decir nada en este blog que no sea que Javier me parece uno de los mejores poetas que hay en este país (a la misma altura que su vertiente de escritor). Aquí los tienen en acción.
Y aquí dejo un poema de cada uno de ellos:
predolor
no quiero hablar del dolor para eso ya están las agujas y los pies
descalzos y los padres y alguna materia viscosa no quiero hablar
sino del predolor de lo anterior de la hacienda de lo pretallado
y de lo que hizo al hierro volverse amarillo y pudrirse debajo
de las manos aquellas que labraron a golpes de cuello una savia
que no absorbe y quiero hablarlo desde una silenciosa caravana
de cometas que amenace con cumplir su neura de mudanza
aleteando desde el cielo con lámparas de infierno y peregrinos
hablaré desde allí de lo que se hizo antes del dolor lo haré
y lo haré bien porque la piel desertizada sabe lo que pasa antes
lo que inaugura lo que predestina y rige la piedra y su chispa
(Matías Miguel Clemente)
LUBINA SALVAJE
Fui al mercado, caminando deprisa a través del frío
de diciembre hasta la pescadería. Allí pregunté por la lubina
y, a pesar del precio, opté por la salvaje
Me gustó la reciedumbre de sus escamas
su color oscuro, como si todavía guardase algo de la profundidad
del mar pegada a su piel. Y salí del mercado con mi lubina
bajo el brazo, y al llegar a casa me di cuenta de que no
cabría de ninguna manera en la vaporera
Así que me puse manos a la obra, tomé el cuchillo
más grande de casa y me dispuse a trocearla
Era una tarea de pescadero. Algo difícil abrirla
longitudinalmente, hacer que el filo
hendiese la carne tangente a la espina
cortar la cabeza
Tuve que ayudarme del mazo del mortero
para seccionar la enorme cola
Las escamas parecían de acero
Comenzaba a sudar, a pesar del frío
Entendí que ser salvaje era una cualidad de algunos cuerpos
una resistencia a ser atravesados por personas
que leen y hacen versos
Y entonces sentí por un momento envidia de aquella lubina
de aquel ser salvaje
(Javier Moreno)
El sábado por la mañana empezaron a torcerse las cosas (visto desde fuera por alguien que ha asistido los dos años seguidos al Festival). Y es que una de las mejores ideas del Festival, las ‘Cañas poéticas‘ –un evento en el ‘Shangri-Lá Bar’ en el que los asistentes leen poemas que no sean suyos y a ser posible que se encuentren en la antología que publica Fractal mientras se remoja todo en cerveza– fueron este año un caos organizativo, un evento deslabazado al que sólo asistió durante todo el evento uno de los organizadores…sí, lo han adivinado: Andrés García Cerdán.
Ya por la tarde, en el Café Indiano, asistimos a la presentación de tres libros premiados en el último año de tres autores albaceteños (Antonio Rodríguez, Javier Lorenzo Candel y Rubén Martín Díaz), que junto a Arturo Tendero ofrecieron una lectura poética excesivamente reposada a mi parecer. Después, una Mesa Redonda bajo el título ‘Poesía y crisis’ que moderó la poeta Cristina Morano, mostró a unos autores que se fueron demasiado por las ramas ante preguntas directas como el planteamiento de los temas clásicos en la poesía actual que los poetas de la mesa contestaron refugiándose en los autores clásicos y en la tradición y sin contestar a la pregunta de si el planteamiento debe cambiar o no.
Y casi para terminar el Festival llegó la bomba del mismo, un evento ante el que los amantes y los curiosos de la poesía deberían estar haciendo cola, un acto en el que se pudo palpar lo que cierto amigo dice que le falta a la mayoría de la poesía española actual: volar. Pues bien, si hubieran visto el recital que se llevó a cabo como penúltimo evento de este Festival Fractal, habrían escuchado, visto y sentido en cada poro de su piel cómo la poesía puede volar hasta cotas insospechadas. El recital en cuestión lo dio Juan Carlos Mestre y sé a quién se le saltaron las lágrimas viendo a este poeta que este país ignora enciclopédicamente. Joder, qué amor a la palabra, qué lucha a brazo partido ante quienes pretenden robarnos el significado de los más altos términos, qué musicalidad en la sabiduría…joder, qué gustazo haberlo visto, haberlo escuchado y haberlo disfrutado como pude hacerlo el sábado en Albacete.
La despedida definitiva se llevó a cabo en el ‘Torito Bar’ y corrió a cargo de La Cooperativa DJ. Esa es una de las mejores maneras de terminar una fiesta como Fractal Poesía (no se imaginan la sed que dan estas cosas).
Eso sí, aunque fue un placer reencontrarse con Luis Merino, con Antonio Rodríguez o con Constantino Molina, y conocer a jóvenes poetas como Javier Temprado, esperamos que el año que viene se solventen hechos como que de todos los organizadores sólo uno estuviera en todos y cada uno de los eventos (no como ocurrió el año pasado), porque si no es así, el evento podría terminar muriendo de agotamiento por culpa de muchos de los males que aquejan al mundo poético español. Desde aquí espero que todo se solucione y vaya mejor el año que viene, porque es este un festival que merece la pena.