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ROBBER BARONS

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ROBBER BARONS

Y bajando (o subiendo) otra vez a la tierra:

Ya desde el XVIII piratas y vendedores de negros
se juntaban en la esquina de Wall y Water Street.
Ya en 1790 tenían los financistas, se dice,
xx«una serena indiferencia ante la calamidad pública»
desde entonces tradicional en Wall Street.
Ya en el XIX los destinos de Nicaragua se jugaban
en un lugar llamado Merchant’s Exchange
entre Wall y William Street.
xxxxxxxDías de terror y otros de calma,
impredecible como el mar, Wall Street.
xx«No bebieron ni jugaron ni fueron a burdeles,
xxpasaban la noche calculando y viendo libros de cuentas
xxmientras otros bebían, y reían, y bailaban…»
xxxxxxxxxxxxxxxxx(LOS BARONES LADRONES).
xxxxDespués de la guerra con México
una orgía de especulaciones.
xxxxxxxxEsos dueños de ferrocarriles no estaban en la cárcel.
xxxxxxxxxxEl derecho divino de los millonarios.
xxxxComo aves de rapiña en las galerías del Congreso.
Las concesiones de ferrocarriles
daban gratis las tierras grandes como reinos
con carbón cobre hierro oro petróleo plata bosques
y las futuras ciudades.
xxxxAsí Huntington dejó de vender relojes.
Frío desconfiado vengativo sarcástico hipócrita despiadado.
xxxx«He pagado mucho para que pasen esas leyes»
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxescribe Huntington
ordenando quemar la carta.
Llegaban a la aldea diciendo: si pagan tanto
el tren pasará por aquí, si no
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpor otra parte.
Si no, mataban al pueblo.
xxxxxEl tren pasaría a 3 millas de allí.
Peor que el que no pasara del todo
era quedar a 3 millas del tren.
Los esqueletos junto a los rieles de la Union Pacific de Huntington…
«Un cambio como el de esa experiencia religiosa
llamada conversión»
el de Carnegie
xxxxxxxcuando vio el acero por primera vez (en Londres):
¡La edad del hierro ha pasado! gritó.
La visión del reluciente metal por todos los Estados Unidos
y él el rey absoluto de ese metal.
Aquel Carnegie tímido, «temeroso del progreso».
Cauteloso. Le repugnaba la aventura y el ser pionero.
xxxxx(No da dinero ser pionero.)
Sus ganancias oponiéndose al proceso histórico.
Resistiendo al progreso. Retardándolo.
xxxxxReduciendo la producción. Aplastando negocios.
xxxxxxxxxxxxxxxQuebrando compañías.
Rechazando el avance que proponían los técnicos, expertos, inventores,
trabajadores.
xxxxxxx«Nada se ha perdido sino el honor»
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxdijo Gould.
El Mefistófeles de Wall Street. Tuvo agentes
y no amigos. «El hombre más parecido a un buitre
que he conocido.»
xxxxxxxxxxxxxxxxRecorría el país como un buitre
buscando ferrocarriles en quiebra.
xxxxxxxxxxxDe la vida no le interesaba nada
sino dividendos.
xxxxDaniel Drew, la Esfinge de la Bolsa»,
«siempre pensaba lo peor de los hombres, igual que Vanderbilt.»
Cuando despojaba a alguien se tranquilizaba
en el oficio divino.
Se dijo que no vacilaba en sacrificar a un amigo
pero era de «piedad genuina».
Misterioso para la gente, como Vanderbilt,
por sus sutiles y oscuras especulaciones.
«¿No puedo hacer lo que yo quiera con mi dinero?»
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpreguntó Vanderbilt
—Era dueño de Nueva York, la Bolsa, las calles y los ferrocarriles
y la mayor parte de los barcos—.
xxxxxxxNunca perdió un día de interés
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxen la menor suma de dinero.
Las obras de arte que compró Vanderbilt:
xxxxxxxxxxxxxxxxxxx«dinero bien invertido»
porque los cuadros aumentan de valor con el tiempo
especialmente después de la muerte del artista.
Armour, el carnicero, se hizo millonario naturalmente
en la Guerra Civil. Vendiendo cerdo a ejércitos se hizo millonario.
xxxxxxxCook se retiró a su castillo en Filadelfia con
teatro, fuentes, conservatorios, jardines italianos.
A Morgan, no el pirata (Pierpont Morgan) la Providencia le deparó
aquella suerte de comprar armas en una Guerra. De ahí
xxxxxxsu ida a la iglesia a cantar himnos.
El secreto de su éxito fue, se dijo,
el no tener el estorbo de escrúpulos morales.
Él realizaba aquel milagro por el cual
«un hombre honrado puede convertir el papel en oro»
(y esto último en cuadros, manuscritos, antigüedades).
xxxxxY aquel cuya juventud fue de prudencia y abstinencia.
En la alcancía azul todo centavo que ganaba.
xxxxxYa desde niño comenzó a prestar (al 7%)
y daba 10 ctvs. a la Iglesia Bautista de Cleveland.
xxxxxxxxNo conoció diversiones ni amigos.
Piadoso,
xxxxxxxcomenzó a enriquecerse con la Guerra Civil.
xxxxxxxxxxxxSu alma casta de contador de libros
no temía más que a Dios
(no a jueces, senadores, competidores,
xxxxxxxxxxxni a la prensa ni a las masas).
xxxxxxx«El hombre más odiado de su época.»
El que evitó todas las regulaciones.
xxxxxxxxxLos ojos de Rockefeller eran terribles.
Entró al negocio del petróleo con un fervor evangelista.
xxxxxNo dormía de noche, cavilando, calculando.
Su voz suave. Y suaves sus pisadas. Sólo con una pasión feroz
que era el dinero
xxxxxxxxxxpero era impasible recibiéndolo.
Aborrecía, como Carnegie, ser pionero.
Aconsejando moderación, no jugar, no beber, ahorrar.
xxxxxxxxxxx«El silencio es de oro» decía,
y en silencio aplastó a todos sus competidores.
xxxxxxFraudes, asesinatos, terror, quiebras.
En 1882 su compañía
se convirtió en 40 compañías:
xxxxxxxxla Standard Oil.
Así se fue llenando de millones y de arrugas.

Ya viejo, dijo en una comida: «Yo descubrí un mundo nuevo
aunque entonces no lo sabía.»
xxxxxxx(El monopolio era el mundo nuevo.)
Creó la madre de los Trusts, la Standard Oil,
xxxxun imperio tan grande como el británico.
Después vinieron todos los otros Trusts
(whisky, acero, azúcar, carne, hierro, carbón, cobre).
Los medios de producción en «formas socialmente concentradas».
xxxxxxxxxxO «centralización»
xxxxxxxxxxxxxxxxxxx(monopolios).
Obligando a los otros a sacar menos de los pozos.
Los maquinistas de la Standard Oil
xxxxxxxpertenecían a la Standard Oil
como las máquinas. Sin más poder para pedir aumento
que las máquinas.
xxxxxxx«Dios me dio mi dinero» decía él.
xxxxxxxxxxxxSu boca sin labios como la de un escualo.
La visión de Carnegie fue
en aquella su conversión en Londres
las miles de toneladas brillantes de rieles de acero
en todos los Estados Unidos.
xxxxxxTodo fue fácil para esa gente.
xxxxxxxxxxxxxxxxEntrelazar líneas férreas.
Uniendo líneas férreas, unieron industrias y comercios,
y redes de líneas férreas, que fueron redes de industrias y comercios,
redes y más redes,
y así uno solo dueño de todo,
y con eso más dueño de todo todavía.
Comprándose y vendiéndose:
xxxxxxxxxcapitales, industrias, hombres y materias primas.
Pasaron a ser patronos de arte, benefactores de iglesias,
dueños de periódicos y de políticos.
Sus negocios todos ordenados y armónicos
pero comportándose en la Bolsa con frenesí báquico.
Las Natividades compradas como acciones y bonos.
Y los Rembrandt subiendo de precio como los ferrocarriles.

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Cardenal, Ernesto. Cántico cósmico. Madrid; Ed. Trotta, 1992.

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