CANSANCIO
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CANSANCIO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx«Estoy hasta los cojones de todos nosotros».
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEstanislao Figueras, presidente I República
Cansancio de ser alguien,
de ser algo,
de llegar a algún sitio,
a la cumbre,
a la meta.
Cansancio de los elogios,
de los honores,
del reconocimiento,
de la fama,
de la gloria,
de los premios,
de los galardones,
de los escalafones,
del éxito,
de los aplausos
y las ovaciones.
De los monstruos sagrados,
de los genios,
de las figuras
y los figurones.
Cansancio de los héroes,
de los mitos,
de las leyendas vivas
y las muertas,
de los divos,
de las estrellas,
de los triunfadores,
de los que se creen
mejores que los otros,
superiores,
divinos,
llamados y elegidos
y con derecho a todo
porque tienen
poder,
riqueza,
fama,
fuerza,
belleza,
talento
—o simplemente
la cara de cemento—.
Porque cantan,
pintan,
interpretan,
escriben,
le dan patadas a un balón,
explotan a los otros,
mienten,
roban mejor
—maestros de la estafa
y de la usura—,
mandan y ordenan,
dicen representar
a Dios en la tierra,
tienen la sangre azul
o negra,
trafican sin pudor
con lo que sea,
arruinan países,
envenenan el planeta,
decretan guerras,
etcétera.
Cansancio
de los que se endiosan
y mucho más
de los que endiosan:
de los fans,
de los hinchas,
de los adeptos,
de los fervientes
admiradores,
de los seguidores
incondicionales,
de los partidarios,
de los secuaces;
de los gregarios,
en suma,
que se sienten rebaño,
borregos
y necesitan pastores,
guías,
faros que los alumbren
e iluminen,
espejos en los que mirarse,
pequeños dioses
a los que adorar
y por los que morir
y matar,
llegado el caso.
Ellos son,
con su babosa
mitomanía,
con su papanatismo,
con su obediencia
ciega,
con su suicida
lealtad
a los caudillos,
a los colores,
a las siglas,
a los credos,
a las banderas,
a las fronteras,
los culpables,
los que mantienen
y permiten
la división del mundo
en clases,
castas,
categorías,
mundos de primera
y de tercera:
los elegidos
y la chusma,
los que mandan
y los que obedecen,
los que viven
y los que malviven,
los triunfadores
y los perdedores,
los protagonistas
y los extras,
los comparsas,
la masa,
el bulto,
la plebe,
la carne de cañón,
el populacho
ávido
de sangre
y emociones fuertes…
Cansancio de los tronos,
de las potestades,
de los principados,
de las dominaciones,
de las abominaciones…
Del que se cree algo,
del que se cree alguien,
de los que necesitan
—sumisos,
zalameros,
aduladores serviles
y rastreros—
adorar a alguien,
adorar algo…
Cansancio
de todo aquel que olvida,
como dijo el poeta,
que, a debida distancia,
cualquier vida
es de pena.
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Salvago, Javier. Variaciones y reincidencias (Poesía 1978-2018). Sevilla; Editorial Renacimiento, 2019.
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