CUATRO POEMAS DE TERESA MARTÍN TAFFAREL
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PERDURA la paciencia de la aurora
que no se atreve a despuntar del todo.
En la penumbra,
advierto unos ojos que laten
en mi piel derrotada.
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NO SÉ quién organizó las cosas.
No sé por qué me ha tocado este solar, este paisaje,
esta penumbra protectora,
la luz habitada de abandonos
y esta casa que respira ausencias.
No encuentro las constelaciones que guiaron mis pasos
cuando creía en los juegos del viento y en las voces del agua,
ni sé medir el tiempo de un océano.
Navego por esta corriente interminable y sé que me defienden
los ojos de vidas y de muertes que habitan en mi sangre.
Trato de ordenar los mensajes que rodean mis silencios.
Y persigo esa lágrima que no puedo llorar.
xxxxxxxxQue ya no puedo.
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Se fueron apagando los árboles del parque,
descendían pupilas como gotas congeladas
y el abrazo se detuvo detrás de los postigos.
El reinado del sol se volvió triste
y ya no pudimos grabar nombres en el viento.
Quedaban los murmullos.
La sombra enmudecida
apaciguaba soliloquios.
Hubo que improvisar
y volver a inventarse
para salvar un poco de eso que todavía.
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Dejemos que se olviden los andares
y quede este dolor de perdurar.
Que el orden de las nubes no altere la derrota
y devuelva la brújula al viajero.
No podemos renunciar
a la gota de asombro que florece en nuestros labios
cuando lo hemos dado todo.
La escarcha, las orillas, el placer de la lumbre
este retiro voluntario.
Después,
soltar ataduras
y preguntar por el camino de regreso.
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Martín Taffarel, Teresa. Del tiempo y las sombras. Barcelona; Ed. Candaya, 2009.
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