DOS POEMAS DE ‘AURELIA’, DE ROGER SANTIVÁÑEZ
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SANTUARIO
1
El primer encuentro fue un milagro
Tantos años desterrados se hicieron polvo
En el viento que corría por el Santuario
Aquella tarde del invierno apareciste
En blue-jean & una suelta blusita de seda
Cubierta por una chompa ligera azul
O negra sobre los hombros &
Abierta dejaba traslucir tus pechos
Adolescentes entre los dulces botones
Desprendidos de tu blusa a rayas de
Vivos colores verticales & el sostén
Feliz de la primera vez habían
Pasado algunos años desde la última
Vez & aún en tu suma delgadez
De aquel instante te encontré más
Hermosa que nunca a la luz del
Atardecer que nos reunía para
Iniciar el amor que Dios nos
Tenía reservado desde hacía
xxxxxTantísimo tiempo
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2
Cuando comienza el crepúsculo del día
Siento una especie de tierna melancolía
Por la luz del mundo que se va sola
Como muere una ola en la playa
Olvidada de tu amor, aquel que
Nadie —ni tú ni yo— pudo com
Prender en la pasión tan demente
Que abrigó nuestras almas por espacio
De estos años inmiscuidos en el
Deseo más feroz & más delicado
Que ninguna pareja de amantes
Soñó en todo el confín de la
Historia pero ahora contemplo
El cielo blanco & vacío de este
Atardecer que agoniza con la
Suave manera que tú tenías
De ofrecerme tu belleza como
Un inédito libro para mi soledad
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3
& esa noche las estrellas del cielo de
Lima brillaron como jamás antes su
Mágico esplendor estaba en el brillo
De tus ojos cuando aceptaste viajar
Al aposento sagrado donde fuiste
La santa devota del amor profano
Poseída por mi deseo purísimo subiste
A la cima de la plenitud divina so
Lo tocada en tus partes por la de
Licadeza íntima de las más perfecta
& soñada caricia sutil como la
Pluma del ave en el jardín de
La manzana prohibida que tú me
Diste sólo con un toque irreversible
Mientras tu sexy ropa interior queda
Ba en tu silueta prendada de la luz
Plateada fluyendo de tu cuerpo so
Bre el lecho donde ardiera lo
xxxxxxxSoñado
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CANCIÓN DE OTOÑO
1
Cuando es otoño & el viento remueve
Los árboles hablándome en un idioma
Que solo yo conozco debo recuperar
Mi canción. Otra vez el viento
Susurra & las banderolas flamean solitarias.
No cesa el susurro entre las altas copas
& algunas hojas dispersas corretean
Por veredas & pistas desahuciadas
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2
Ahora el tiempo ha enfriado. La atmósfera
Hiela las siluetas esperando no sé
Qué inusitado mensaje desde el cielo
Solo risas de muchachas advienen
En la corta distancia del poema. Hay
Claridad. Las hojas mustias sin embargo
Presentan su coloración sepia como si
Fuera un brillo de otro mundo en este
Otoño. O puede ser un amarillo azul
Quién sabe por qué la luz se refracta
Inmóvilmente tornasol bajo la fresca
Pesadumbre de árboles frondosos
Irredentos. Nadie acude al llamado desta
Sonrisa al mediodía. La tierra tiene
Sus motivos. & yo escribo por ellos
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3
El clima me gusta. Su suave apariencia
Reina en los cristales. Voces de muchachas
Alegran la distancia que hacia el fondo
Alcanzan rojas luces de autos en la
Niebla.
Pero ahora está despejado.
El mediodía nítido aunque sin sol. Respiro
Una limpidez enfriándose en el calor
Extrañado del verano.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxUn ritmo
Cadencioso de cadera de mujer
Distrae la construcción del poema
& se transforma en él.
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4
El viento arrastra infinidad de hojas
Muertas. Un viento frío, anuncio del
Invierno & canciones oscuras, quizá
Abrigo de inigualable candor. Alegría
De Alana escuchándome.
Pureza
De su rostro inmaculado haciéndole
Un coqueto mohín al destino.
Ella
Sería este otoño, sino fuera el propio
Viento estremeciendo las copas
De los árboles, hablándome al oído
Secreto corazón tornasolado
Las líneas puras del poema
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Santiváñez, Roger. Aurelia. Madrid; Cartonera del escorpión azul, 2012.
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