LAS VARAS DEL ZAHORÍ – POEMAS DE LA SED
Invocar esas palabras
caídas desde azoteas que tiemblan
precipitadas con furia
de compuerta abierta con retraso
esas que rompen
la compostura
de los rellanos el maleficio
de las vidas a media asta
Rebuscar más alto
más hondo
en la rama que no se alcanza
sin exiliar las palmas del suelo
Esas palabras
que sólo se revelan
cuando los pies se impacientan
junto al precipicio
[Esas palabras]
Niñez tiempo de asombro: levantar una piedra y descubrir
vida blanda proliferando en su bajocielo en una resistencia
silenciosa, invisible.
El revés de las piedras se ha hecho páramo, mutismo de
vientos que se desataban desde dentro.
Hacen falta unos seis años y ojos australes contando estrellas
que caen, hacen falta huesos más livianos y las rodillas
heridas de hierba.
¿Qué viento fue alisando el sueño hasta el umbral de la
cordura, abrochando las suelas al suelo, el latido al madero
de lo convenido?
Desde entonces ha sido caminar sobre la nieve sucia.
Desde entonces, ver al perro moribundo en la cuneta, esquivarlo
y acelerar para llegar pronto a casa.