FRAGMENTOS DE NUEVA YORK
dos preguntas y una respuesta
¿Cuál es el lugar de la escritura? ¿Cuál es el lugar del corazón? Un pájaro cuyo nombre desconozco me respondió: «Escribe en cualquier lugar de la corteza del mundo lo que no escribirías ni en el corazón de tu peor enemigo con la punta de una navaja».
la lengua
Sólo quien oye la resonancia de su lengua entre las calles de Manhattan puede decir que ha vivido en Nueva York; su lengua, la de Nueva York, no la lengua de su país natal.
el abandono
Sé que me han amado porque sé que me han abandonado. Lo mismo ocurre con Nueva York, cuando queremos abandonarla nos damos cuenta de que la hemos amado mucho, de que ha sido muy importante en nuestra vida.
la máscara
Nueva York, como el poder, desenmascara a las personas y las enfrenta a su rostro desnudo. Nueva York, como el poder, no corrompe o hace mejores a las personas, sino que les saca la corrupción o la grandeza que llevaban dentro.
el poeta como recién llegado
Vivir en Nueva York no es igual que llegara a ella recién casado (como Juan Ramón Jiménez), recién abandonado (como Federico García Lorca) o recién enamorado (como José Hierro). Yo me miro en ellos, aunque nunca podré ser como ellos, no sólo porque son tres grandes poetas, sino porque nunca podré tener la experiencia de Nueva York que ellos tuvieron: la del recién llegado que ya viene como poeta hecho y derecho; yo me hice poeta en Nueva York.
magnetismo
Nueva York es un imán, un centro de gravitación, que atrae a todos aquellos que creen que con sólo por estar pegado a él sus vidas y sus obras van a adquirir un aura especial, diferente. Pero Nueva York es también una trituradora implacable: todos aquellos o aquellas que en su país natal eran una mediocridad la ciudad los despedaza, los arranca de raíz, pronto se dan cuenta de que si en sus países de origen no eran nada, en Nueva York se convierten en menos que nada, en menos que nadie, aunque ellos y ellas se sigan mintiendo a sí mismos diciéndose que por el mero hecho de estar en Nueva York valen más que cualquiera que no viva en esta ciudad.
gasolina
«Toda perspectiva de la realidad debe incluir una gasolinera», decía yo en un poema. No se trataba sólo de un juego de palabras sino que en verdad es difícil pensar en el siglo veintiuno sin que por medio no haya un viaje en automóvil a algún lugar.
esqueletos
No es igual ver en medio de un paisaje el esqueleto de un caballo que ha muerto de muerte natural que ver la carcasa de un automóvil abandonado, pero el sentimiento de desolación es el mismo; nos recuerda la muerte.
estética
La estética del consumo ya nos la dio el Arte Pop, a nosotros nos toca crear la estética de la basura.
los poetas de la basura
No nos falta un lenguaje para ser los bardos de la basura, sino que creemos que con hablar del maleficio de la publicidad y del consumismo nuestra tarea de poetas se ha cumplido. ¡No tan deprisa! Sólo los que hagan una mística del desperdicio, de la desposesión urbana podrán levemente aproximarse al problema de esta abundancia egoísta en la que vivimos.