ESA CHICA SE HA ENAMORADO DE TI
PRÓLOGO
Le he contado mi vida,
le he jurado mil veces
que me espera el fracaso
en más de siete frentes.
Que, por alguna causa,
mantengo con la gente
una discreta guerra.
Y dice que me quiere.
Puede que no sea ciego
el amor, pero es sordo.
(Al menos, éste).
UNO
Nos sorprendía el alba con los ojos abiertos,
después de haber dejado que hablaran nuestros cuerpos
—sin entenderse a veces, porque a veces consigo
complicarme la vida sin causa ni sentido—.
Cómo explicarle a nadie ciertas intimidades:
esa extraña manera de amar, que tú ya sabes.
DOS
Es curiosa la vida. Hace sólo unos meses
no sabía de ti ni que existías.
Ahora quién niega que te he visto siempre.
Es curiosa la vida. La exprimes, te la bebes
y cuando piensas que ya estás de vuelta
de casi todo, llega y te sorprende.
TRES
Me recosté en tu cuerpo, mientras tú preparabas
la comida. El contacto de tu piel bronceada
me despertó los tigres, dormidos un momento,
y sentí que sus uñas me arañaban por dentro.
Aunque era mediodía, nos fuimos a la cama.
Luego la casa olía a lentejas pegadas.
CINCO
Alguna vez me has dicho: «Soy como un libro abierto».
Perdona si no logro todavía
descifrar ciertas páginas del texto.
Perdona si traduzco mal o si me equivoco.
Avísame si no te va mi marcha,
si hay que frenar o acelerar a fondo.
SIETE
Desde que te marchaste no consigo que vuelva
a reír el naranjo, en cuyas ramas
ponías a secar mínimas prendas.
Pálidas las paredes del salón, aún se acuerdan
de otras tardes, de ti, de otras mañanas,
de otras noches más allá de la regla.
Desde que te marchaste se ha quedado de piedra
esta casa de campo, donde fuimos,
sin pretenderlo, escándalo de viejas.
DIEZ
Enciendo un cigarrillo.
La casa está serena.
Se ilumina el recuerdo
y revivo esa escena
cálida, en la que estamos
tú y yo, sobre la cama,
despiertos y abrazados.
Interior. Madrugada.
El campo sigue fuera
más oscuro y más vivo
quizás. Es la primera
vez que te has atrevido
a decirme te quiero.
Y aunque finja que paso,
detrás de mi silencio,
te miro emocionado.
ONCE
¿Qué tienes tú que otras, antes, no hayan tenido?
Sé que no eres más guapa que Bodil. Me imagino
que tampoco le ganas a ninguna en destreza
para amar. Sin embargo, es tu turno y tú cuentas.
Ni siquiera eres rica. Será que me has cogido
con la guardia muy baja y aún estoy sorprendido.
DOCE
Serán los nueve años que te llevo de vida
la secreta razón por la que a veces,
entre nosotros, todo se complica.
Yo andaba ya de vuelta por algunas esquinas
cuando tú todavía te peinabas,
para ir al cole, al clarear el día.
Serán los nueve años de vida que te llevo
la secreta razón por la que a veces
nos arañamos con rabia por dentro.
TRECE
Me ha picado esta noche
la mosca de los celos en la oreja
y quisiera saber si estás en casa
o con otro, corriéndote una juerga.
Aunque andes de puntillas,
se despierta la fiera
y uno que es liberal y no le importa
lo que hagan con la vida, si es la ajena,
se vuelve suspicaz, mezquino, espía,
ve visiones, se amarga y se atormenta.
—Es el amor que pasa.
Pues que llame a otra puerta.
EPÍLOGO
Cómo podría odiarte… Entre otras muchas cosas,
me has devuelto, en mi estado, alguna tarde
el gusto por la vida y por la alcoba.
Aunque mañana cambies, o cambie yo, te debo
una noche sin duda inolvidable,
diez días de incertidumbre y estos versos.
Salvago, Javier. Variaciones y reincidencias (Poesía 1977-1997). Sevilla; Ed. Renacimiento, 1997.