DÉBILES Y ESTÚPIDOS
Seres estúpidos como Félix y mi hija merecen que les condenen a picar piedra, con un grillete de cien toneladas en cada pie. Él hace del amor un arma de posesión, ya que la pobreza de su espíritu no le permite saciar sus ansias de dominio, y ella justifica en él su debilidad y cobardía. Están hechos el uno para el otro; débiles y estúpidos se buscan y acaban siempre por encontrarse. Así va el mundo.
Moix, Ana María. Julia. Barcelona; Ed. Lumen, 1991.