DESDE EL VIENTRE DE LA BALLENA
xxxxxIV
El mensaje en la botella era mucho
más hermoso que yo con su flotar
cadente y tan lleno de palabras de amor.
Por su culpa intenté dejarme barba
como el náufrago que desde la orilla
confía en ser mecido por las olas
confía en su papel esperanzado
y se duerme dulcemente soñando
su regreso.
El náufrago y su hermosa barba sueñan.
Y yo reconozco que sí, quise tener barba
y fracasé como un libro nunca abierto,
como un recuerdo mal inventado, una música olvidada.
Pero es que aquí dentro el tiempo no pasa
y así es imposible que algo crezca.
Pasaba el mensaje con su botella
y pasan las cosas que quiero ser
desde el vientre de la ballena.
Pasan flotando y cantando alegres
las cosas que van de la vida hacia la muerte
mis ojos las miran y me interrogan
como si yo tuviera
que darles permiso para salir a jugar
camino de la muerte.
Parece mentira que todavía
no me conozcan no sepan ya de memoria
mi cara vacía sin barba alguna
sin culpa alguna de que avergonzarme.
Si al menos tuviera barba o culpaa
seguramente escribiría algún mensaje hermoso
algún día
si al menos tuviera culpa buscaría un espejo
para mostrar la vergüenza a estos ojos.
Y algún día pasarían los días
como pasó el mensaje en la botella
con su amor y su barba
y su muerte mirando el horizonte.
xxxxxVI
Pero un día vino alguien de verdad.
Yo estaba flotando o buscando mi cabeza
cuando apareciste justo detrás de tus pasos
como hacen las personas de verdad.
Entonces quise hablar, abrir la boca
sólo para decirte cualquier cosa.
Fue hermoso verte ahí parada donde
tantos días solía yo encontrar pájaros
muertos falsas botellas sin mensaje.
Tuve mi oportunidad antes de que cruzaras
antes de que la esquina volviera a estar vacía.
Pero seamos serios:
desde dónde se puede hablar para decir qué
siendo quién.
Sí, a veces intento abrir la boca
con poca fe, por ver salir algunas palabras;
sólo por verlas decir algo tal vez de algo
que pueda ser yo o cualquier otro pronombre:
tú podría servir, aunque ya no estés.
Seamos serios podría haberte dicho
resignémonos juntos, podría haberte dicho,
a ver cómo me traviesan los coches
estos autobuses llenos de rostros
las palomas también y algunos peces
suavemente pasan por este cuerpo
que mira una esquina ahora vacía,
llena de lo que en el silencio es verdad.
xxxxxVII
Si al menos hubiera llovido
una de esas lluvias de asfalto mojado
de farolas amarillas tristeza
en serie, recuerdos de infancia.
Oh, amor mío cogido de mi mano
mi alma de lluvia mi amor tanto habría hablado
y entonces tú habrías cogido esta mano
mientras en la esquina ahora vacía
mi boca se abría y decía Amor Mío.
Si al menos la niebla hubiera envuelto este mundo
yo habría sido un hombre en la niebla y tú me estarías esperando.
Si cualquier fenómeno meteorológico pudiera
eficazmente sustituir al alma.
Oh mi alma de lluvia mi amor tanto hablaría, mi alma de niebla
tendría hasta infancia hasta manos para acariciar las tuyas
para engañar un poco el silencio de esta esquina.
xxxxxVIII
Los ascensores transportan lo que me falta de alma.
He encontrado cosas, he recorrido el vientre oscuro
lejanamente escuchando y aquí cerca respirando pero
debería haberlo sabido antes como doblando una esquina oscura
como viendo claramente la escena clave
que contiene luces y un nombre que todo lo resuelve.
Todo el tiempo estuvieron murmurando mis silencios
subiendo y bajando como una marea falsa de lo que soy.
Lo que me falta de día lo descubrí de noche,
mirando mis pies que escuchaban el ascenso y
descenso interminable.
Todo el mundo lo escuchaba menos yo
mis oídos lo escuchaban y yo respiraba demasiado para
oírlos.
Los ascensores eran columnas de verdad y yo estaba
atento a tus mentiras, tus fríos pies, tus pies pequeños,
mi infancia mojada,olvidadas músicas.
Como doblando una esquina oscura,
como un espejo de repente en un pasillo
que no lleva a ninguna parte.
Sánchez Aguilar, Diego. Desde el vientre de la ballena. Murcia; Los cuadernos portátiles, 2001.