HIEROFANÍAS
Como se podía leer aquí, Alfredo Rodríguez reivindica en su nuevo libro, Hierofanías, la poesía como “experiencia casi mística” y “casi metafísica”, dueña de un “espíritu trascendente” que resulta excepcional “en estos tiempos de desacralización”. Publicado por Chaman Ediciones, el poemario abunda en el mensaje de fondo que Rodríguez imprime a todos sus trabajos: “la celebración del misterio de la creación poética, el deseo de la poesía, y la propia conciencia de la misma”. Y va un poco más allá, ya que en este libro es vista “como alimento espiritual, como una especie de salvación”. Lo sagrado está muy presente en esta propuesta; pero no en su acepción religiosa o clerical. “Lo sagrado es lo secreto, lo más íntimo que a veces se presiente, lo real, lo que uno vive aquí y ahora, algo genuino e irreductible, algo que está en la experiencia interior, que es la más profunda e inexpresable de las experiencias”. En ese sentido, lo que quiere plasmar en estas páginas es “la actitud sagrada del poeta ante ese instante mágico en el que se dispone a crear”, y su objetivo último es, quizá, “dar fe de la inconsciencia maravillosa y terrible de escribir poesía”.
PANTH
Cómo transcribir para la memoria
versos tan antiquísimos
si se dispersan hasta disiparse
para vengar afrentas que han sufrido.
Qué textos valiosísimos
y todo a cambio de fama y fortuna,
oro sobre la hoja de bronce de una daga.
Aprender a leer e interpretar
en un mensaje astral
sus signos escritos sobre tablillas
de arcilla en pictogramas.
Esos versos conocían la esencia
porque eran capaces de transformarla en vida.
Son de un tiempo largamente olvidado,
nos han estado acompañando y seguirán haciéndolo.
II
Esta cita secreta que me lleva hasta ti
me reintegra en el Todo por condición divina,
como un héroe dorio caído derrotado.
En dependencia y apego es eterna
esta danza y unión, su antigua ceremonia
caballo de las olas, un séquito de ángeles.
Es el libro de piedra que indica los caminos,
mi conciencia del amor absoluto
desechando la vieja idea de la muerte,
árbol sagrado de lo Femenino
sacralizando el Mundo.
VI
Como el candente metal es tu cuerpo,
tiene a veces la índole del fuego,
el fulgor de un relámpago.
Cubierto con un sudario de nubes
al tiempo que inflige dolor
se deja dominar por deseos.
Energía que de la tierra sube
y que del sol baja, confluye en ti.
Oleada de vida tu fluido nervioso,
el pensamiento, la respiración,
emisión seminal en la cadena kármica.
IX
Se reconocían, se comprendían
incluso sin hablar, bajaban a la tierra
a través de la experiencia vivida.
Fue gozar de la vida y de la juventud,
luego amar la perfección de las formas.
El Espíritu estaba enterrado en nosotros
como en una gruta, pero no muerto
sino solo escondido
como si no se nos hubiese dado.
XII
No tengo miedo si su gracia pueda faltarme
ni deseo alguno de que aumente,
solo me recela su materia y su semilla:
se modela y aplica
con las Leyes eternas de la vida
a la forma y medida de mi alma.
Acechando hasta el último día para hacer
gala de su poder, destruyendo en momentos
lo que en todos mis años había construido.
XIV
Bañarás a la amada
igual que se baña la imagen de una diosa
viva en su reino alquímico,
lo mismo que adoras el lugar en que se sienta,
participando de iguales placeres.
La llevabas en brazos
y la depositabas sobre el lecho
pero no la podías conocer.
Aquella a la que creías haber
dicho que amabas en su desnudez
y de la que seguías sabiendo aún muy poco.
Poseías el don de la palabra
bendiciendo cosechas, recitando los mitos.
Tú nombrabas el agua y era agua,
tú nombrabas el viento y era viento.
Solo aquel que te escuchaba sentía
recibir las palabras verdaderas.
Tu vida era como un fuerte cerrojo
tras de la puerta de entrada del Hálito.
XVI
Todo esto es Babel. Y la guerra o la poesía
tu forma de vida más hermosa y honorable.
Nada turban tu peculiar equilibrio
disputas de poder.
Entregado a estudios y defensor
de sabios y artistas,
escribe con diligencia y pasión
por conocimiento o por instinto.
Descansa en las fronteras, piensa que cada día
te ha amanecido como el último,
que no sabemos dónde nos espera
el último acto de esta comedia.
Retírate sereno de la vida
como de un teatro cuando no nos agrada.
XXIII
Espléndida máscara funeraria
con la uniforme apariencia del Tao.
Tu vida dura el tiempo de un incienso,
el diamantino verso
que se nos ha ofrecido a manos llenas,
plenitud de los sentidos del cuerpo,
el último verano de nuestra juventud.
XXIX
No sentimos ninguna sacudida
cuando mueres, juventud, en nosotros.
Qué nos importa el sentido del fin
del mundo. Ceremonia de purificación,
semilla de nuestros padres, del juicio
y de la virtud de donde tú bebes
como las danaides. La vibración
en el aire, la espera de la muerte
no nos resta atrevimiento y valor.
En el rostro apacible con los ojos vivísimos
el arte, la poesía, la música y el amor carnal
son vientos de locura,
las puertas de los cielos, sus montañas de Arcadia.
Enfrentas el destino, la leyenda
que tantas veces acompaña triste
a la historia, la línea de belleza.
Los Sin par, los amantes sin igual,
rinden Alejandría.
XLI
La increada, la nonata y eterna
energía de la Naturaleza
en esa nada oscura con la que se hizo el mundo.
Rodríguez, Alfredo. Hierofanías. Albacete; Chamán ediciones, 2016.