APLICACIONES DE LA LÓGICA DE LEWIS CARROL
APLICACIONES DE LA LÓGICA DE LEWIS CARROLL
xxxxxI
1. Ningún fósil puede estar traspasado de amor.
2. Una ostra puede estar traspasada de amor.
xxElla dulcemente depositaba el fósil
xxde la ostra que se había llevado a la boca
xxen el borde del plato. Lo contemplaba después,
xxmelancólica, con cierta ternura.
xx—¿Es que acaso te dan pena?
xx—Amo su constitución, su textura, la frescura de su piel,
xxsu áspero y antiguo sabor a mar.
3. Ninguna mujer que coma ostras puede estar traspasada de
xxamor.
xxxxxII
Algunos ánades están desprovistos de poesía
xxxxno su ánade rosada,
xxxxno su ánade escondida,
xxxxno su ánade recóndita
xxxxno el gorjeo de su ánade por las noches
xxxxentre sábanas púrpura
xxxxy alfombras carmesí.
xNo su grito de ánade
xxxxcuando se siente penetrada.
xxxxxIII
Lewis Carroll fotografiaba niñas vestidas
y a veces fotografiaba niñas desnudas
por afición a la fotografía,
por afición a las niñas
a las cuales dedicó un libro terrible
Alicia en el país de los espejos,
libro que desagrada a todos los niños
y despierta la curiosidad de aquellos adultos
que quisieran fotografiar niñas vestidas
niñas a veces desnudas
pero no se animan a hacerlo por carecer de espejo.
xxxxxIV
Lewis Carroll era un presbítero llamado
Charles Dodgson
que durante un paseo por un parque
se enamoró de una niña
llamada Alicia
por lo cual escribió un libro para niños
cuya protagonista es una irritante mujer
disfrazada de niña y llamada Alicia.
La Iglesia había prohibido el estupro
a los sacerdotes jóvenes,
pero no la escritura.
xxxxxV
Si Charles Dodgson no hubiera sido Lewis Carroll
seguramente hubiera sido el Estrangulador de Boston.
xxxxxVI
Lewis Carroll inventó las maravillas
porque cuando nació ya se habían inventado los espejos,
por lo cual no pudo inventar ni la literatura
ni la matemática ni la lógica
xxxxni la violación de niñas.
xxxxxVII
El reverendo Charles Dodgson
abandonó la Iglesia
cuando encontró en un espejo
una inscripción que decía
«Al viejo Charles Dodgson
le gustan las niñas».
Nunca supo si esa frase la había escrito
Lewis Carroll
o una muchachita, alumna suya,
llamada Alicia.
De todos modos, como el reverendo Charles Dodgson
era un hombre muy piadoso,
ese mismo día eliminó los espejos de su casa,
colgó los hábitos
y se dedicó a la fotografía.
Alicia escribió un libro
que se llama Las maravillas de Lewis Carroll.
xxxxxVIII
El viejo presbítero Charles Dodgson
amaba a Alicia, que amaba a Lewis Carroll,
que estaba enamorado de la lógica,
que no amaba a nadie,
porque carecía de espejo.
Peri Rossi, Cristina. Poesía reunida. Barcelona; Ed. Lumen, 2005