(I CAN’T GET NO) SATISFACTION
(I CAN’T GET NO) SATISFACTION
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxEbrios de sequía
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxClaudio Rodríguez
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxTime takes its crazy toll
xxxxxxxxxxxxxxixxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSonic Youth
NO HEMOS conseguido nada aún,
amigos,
nada de que podamos
sentirnos orgullosos. Ha ido el tiempo
colándose en los sueños
como una mala víbora
y aquí están ahora, hechos mierda,
descompuestos de ira y de rencor
a nuestros pies.
xxxxxxxxxxxxxxxNada, por tanto.
Es el resultado final
de una suma muy larga, pero inútil.
Si quisimos ser padres,
vilmente morirá en nosotros
esta línea de sangre
desheredada. Si quisimos
ser héroes —quién lo diría:
¿nosotros, héroes?—,
apenas hemos conseguido el gesto patético
de la ridiculez extrema,
impropia incluso del lenguaje.
Si alguna vez quisimos decir algo
verdadero, tocar la gloria,
ser buenos, nada hemos conseguido
aún. Y ya parece tarde
y con blanda avaricia nos engulle el vacío.
La verdad nos apunta con su dedo.
A pesar de todo, pervive
en su mustio esplendor la terca luz amarillenta
que nadie ha podido apagar.
Todavía, al fondo de la ciudad,
donde todo se pierde
en llanuras, abrojos y edificios
a medio construir,
con toda ternura se muestra
nuestra dulce desolación, calada
hasta los huesos,
hundida hasta el fondo del tuétano,
más allá: escrita
en el confuso extravío de la sangre
que nos recorre para nada. Ah,
la desolación, la única forma
de no morir del todo, de resistir un poco más
aunque ya sea para nada,
y aguantar como aguanta el sol
a la caída de la tarde
entre los cerros,
antes de derrumbarse finalmente
sobre la mugre rosa del último horizonte.
Aguantamos a duras penas,
amigos,
poniendo el poco
corazon que nos queda, desquiciados,
y hay
en esta férrea determinación
de no moverse en falso, de no caer rendidos
antes de tiempo,
un hermoso acto de amor.
Consumamos nuestra futilidad, esta triste
habitación sin ventanas,
en cada golpe de respiración
y en cada poema escrito.
Del aire es nuestra vida.
Y de las nubes, que no han querido llover
para nosotros
ni limpiar las heridas
ni arrastrarnos en su corriente desbocada.
Muy pronto serán nuestros
tantos años perdidos y aquel tiempo
que ganamos sin darnos cuenta
y luego
echamos a los cocodrilos
sin reparar en gastos o en derroche,
sin que importara lo más mínimo
perder esta partida
que, de todas maneras, teníamos perdida
desde el principio.
García Cerdán, Andrés. Puntos de no retorno. Madrid; Los versos de Cordelia, 2017.