LAS CARTAS MARCADAS
Sigo repasando mi biblioteca y llego al primer libro de Eduardo García.
A este brasileño afincado en España desde su niñez le perdí la pista durante una temporada y cuando volví a localizarlo ya no tenía posibilidad de hacerme con sus siguientes libros (pero lo intentaré en cuanto pueda, ténganlo por seguro). Lo cierto es que no recuerdo si el libro me lo compré o me lo regalaron, pero ha sido un libro que siempre me ha dado gusto leer tanto por los juegos que propone como por lo que ya apuntaba su autor en esta su ópera prima.
Dejo aquí algunos poemas del libro.
EL TAHUR
Yo, Eduardo García, propietario
de una cuenta corriente respetable-
mente breve y algunos fotogramas,
de oxidados tesoros y escondrijos
dulces como la piel que nos rehuye,
o secretos a voces y catástrofes
humildes como un vaso que se rompe,
y un enigma que estoy por descubrir,
y un niño al que traiciono y que se ríe
de esa mi seriedad de maletín
con que juego a emprender estupideces;
yo, insisto, dudoso espectador
de algún escaso fuego de artificio,
tomé la alternativa como todos
y exploré las alcobas y los nichos,
los ritos funerarios de los bares,
el incipiente vello y el experto.
Sospecho ahora, en medio del camino,
que no he parendido nada del dolor
y que a nada conduce aquella sed
profundad de verdad sin condiciones,
dolencia estéril que la edad desmiente
y la bisutería del amor.
INCIDENTE
En esta gris ciudad desangelada
aún ocurre a veces. Ten cuidado
si bajas a comprar tus cigarrillos,
si paseas sin prisa tu desgana,
si llegas con retraso a la oficina
y no se enciende nunca ese semáforo,
un ángel con tacones y ojos fríos,
su sonrisa para otro, el vuelo de esa falda
que nunca se alza más de lo decente,
una boca pintada que pregunta
dónde queda el edén, si no es molestia,
pueden dejarte seco y sin recursos,
barajar de otro modo tu deseo,
arruinarte la vida unos instantes
o elevarte sin más a las alturas,
trastornándote el juicio y para qué.
Un idilio tan breve es una ganga.
Aunque sea el desdén su triste precio.
NO VUELVAS A MIRARME DE ESE MODO
No vuelvas a mirarme de ese modo.
Tengo una agenda llena de fantasmas,
una pila de libros amarillos
que silencian el ruido de la calle,
un corazón vencido que bosteza
y esta inútil pasión de pulir versos.
Reconozco el cianuro en tus promesas.
Aquí, mis cosas, yo y algún recuerdo
llevamos una vida sin conflictos.
No hay sitio para dos en esta casa.
No vengas a estorbar mi paz o juro
no poder contenerme y arruinar
el precario equilibrio en que me alojo,
la tregua que pacté y que vence ahora.
CUESTIÓN DE PRINCIPIOS
Va siendo hora ya de que aclaremos
algunas pequeñeces importantes.
Detesto me despierten bruscamente.
Adoro sin medida tu contacto.
Podríamos llegar a algún acuerdo.
Arrojémoslo todo por la borda:
tu oficina, mis clases, los relojes,
su rencor, su codicia de las horas.
APARICIÓN
No hagamos más tragedias
que las estrictamente imprescindibles.
La vi. Es cierto. Fue un instante. Nada
más que una ilustración decolorida.
Un cuerpo que recuerda a otro cuerpo
que supo estremecerme
o acaso no existió o fue mentira.
Después de tanta angustia es una lástima.
Podría haberme dado un buen poema.
DESENGAÑO DE LOS AMIGOS
Uno se empeña siempre en defenderlos:
sus fugas sin motivo, su memoria
escasa para la hora de la cita,
la palabra infeliz que nos arrojan
con el gesto de un niño sorprendido.
Así que nos armamos de valor,
de paciencia sin límites, de olvido,
conscientes de las propias deslealtades,
minucias que nos duelen y es mejor callar.
Pues nos sabemos frágiles hacemos
que no nos enteramos, que es mentira.
Por eso vienen a beberse el whisky,
ensucian el parqué con su ceniza,
se comen nuestra cena y se molestan
si tardamos lavándoles los platos.
Compañeros de copa y confidencia,
hurgan la intimidad con manos torpes,
nos complican la vida y amenazan
con partirnos el alma cuando sufren.
–En su fragilidad reconocemos
nuestro propio dolor desfigurado.
Cada cual en sus trece y la casa por barrer,
los amigos del alma:
esos desconocidos que fingen comprendernos.
CESE DE HOSTILIDADES
¿Cómo reconciliarse con el mundo
si es tan necio, veleta, tarambana,
que es capaz de albergar al mismo tiempo
el Taj Mahal, los campos de exterminio,
la mezquindad, tu risa, la traición,
los libros, la ignorancia, un cuerpo que fascina,
el carbón y la sal, los muros y el espacio,
el cáncer y las playas tropicales?
Y sin embargo, y no obstante, y pese a todo,
acudimos al día como quien va a una cita
con una vieja amante casquivana,
la sonrisa planchada y el pañuelo
en el bolsillo izquierdo, feil, solícito,
y hacemos el amor sin credenciales,
o escribimos poemas que interpretan
la vida a su manera,
xxxxxxxxxxxxxxxxxxcomo si ésta
hubiera de aguardarnos a la vuelta
de la esquina, con su traje de novia
y su ramo de flores
funerarias.
PARADOJA DEL TAHUR
Yo deseaba ser aquel que soy.
Ahora quisiera ser quien me soñaba.
Daría estos renglones sin dudarlo
por recobrar las vidas que perdí.
García, Eduardo. Las cartas marcadas. Madrid; Ed. Libertarias, 1995.